"Y volveré a buscarte
allí hasta donde estés,
tan sólo quiero amarte
y poder tener
alguien en que apoyarme
alguien en quien volcar
todo el amor que cercenó el qué dirán..."MÄGO DE OZ
NTS- en este capítulo y ahora en adelante habrá escenas de cama, NC-17, yo aviso para que luego nadie se asuste y me envíe tomates a través de e- mails, ok? Q lo disfrutéis.
**** Los primeros en acercarse son mis compañeros de casa encabezados por Hermione y los hermanos pelirrojos, me abrazan y con algo de timidez sonríen a Snape. Luego se acercan los demás. Hagrid me abraza sollozando.
Pasamos una agradable velada con una suculenta cena que casi no probé, los nervios aún me carcomen. Estoy sentado en la mesa principal del Gran Comedor rodeado por mesas más pequeñas ocupadas por los alumnos y profesores.
- ¿No comes Harry?- me pregunta el maestro que esta a mi lado.
- No tengo mucha hambre señor.
- Te comprendo- y por el rabillo del ojo veo que él tampoco ha probado muchas cosas.
Luego hay baile y sorprendido me veo en brazos del maestro bailando una melodía romántica. Con sus manos en mi cintura me dejé llevar y apoyé mi cabeza en su pecho sintiendo su corazón palpitar. Cerré los ojos.
- ¿Deseas ir a mi... nuestro dormitorio?- me susurra- ya es medianoche y desearía estar un rato a solas contigo.
Me sonrojé, una parte porque había dicho "nuestros aposentos" dándome una alegría enorme y otra, por lo de estar a solas. Ahora que estábamos casados querría... bueno, profundizar la relación y yo pues, que no tengo ni idea.
- Si señor.
Cogiéndome de la mano se acercó al director, le susurró algo y éste asintió sonriendo.
- Que duermas bien Harry- me dijo.
Bajamos a las mazmorras, por primera vez entré en los aposentos del jefe de los serpientes y me quedé asombrado.
Una gran sala de estar estaba delante mía, tan grande como la sala común de mi casa, con dos sofás verdes oscuro, una mesa con sillas, estanterías y un terrario con una serpiente negra.
- Allí esta el baño, una pequeña cocina y el dormitorio- me señaló diferentes puertas- quiero que te sientas como en casa.
- Si señor.
Nos sentamos en uno de los sofás y me pregunto si deseaba algo.
- No señor.
- Harry.
- ¿Si?
- Acércate- y abrió un brazo para que me posase a su lado, lo hice.
Acarició mi espalda y con una mano me acarició la mejilla con ternura, recorriendo mi rostro por cada centímetro, como si quisiera mentalizar cada fracción. Inclinó el rostro quedando casi rozando mis labios con los suyos y susurró.
- Haré lo posible para que en ningún momento te sientas solo, quiero que seas feliz Harry, muy feliz- y acabó de juntar sus labios.
Sentí como me besaba con ternura, con cuidado y no pude hacer más que poner mis manos en sus hombros y corresponder lo mejor que podía.
Su lengua entró en mi boca y me estremecí ante el nuevo contacto, pero me gustó. Empecé a necesitar más y, al querer juntarme, le di un leve mordisco al labio inferior.
- Lo- lo lamento- me disculpé pasando un dedo por la zona.
- No hay nada que lamentar, me ha gustado- y sonriendo volvió a besarme.
Con la mano en la espalda me recostó en el sofá posándose sobre mí, cubriendo mi cuerpo con el suyo y pasó de mis labios a mi cuello dejando un rastro de besos.
Mi cuerpo fue respondiendo a las caricias y me sonrojé pero lo culminé aún más al notar la excitación del hombre rozándome. Poco a poco me fue desabrochando los botones y el miedo me hizo ponerme lívido y que dejara de acariciar su espalda. Lo notó.
**** (Severus)
Su inocente mordisco me había gustado, debería repetirlo más veces.
Volví a besar a esos rojos labios que pedían a gritos más contacto. Lo recosté en el sofá, sintiendo su cuerpecito bajo el mío, notando sus pequeñas manos recorrer mi espalda y su excitación.
Decidido a desvelar más de él le desabroché algunos botones cuando deja de tocarme y se pone lívido. Extrañado me separé un poco y lo mire.
- ¿Te ocurre algo Harry?
- No... si- dijo intentando no mirarme a los ojos.
- ¿Qué tienes?
- Es que... no sé... que hacer- dice en un hilo de voz.
- ¿Cómo que no sabes?- me quedé perplejo, ¿no sería lo que me imaginaba.
- Bueno, ya sabe- miro hacía otro lado- yo, nunca ....
- Harry, ¿me estas diciendo que nunca ...?- negó con la cabeza.
Lo observé y una gran ternura me invadió al saber que sería el primero en descubrirlo. El niño dorado de Gryffindor no había sido poseído antes conservando la inocencia hasta legado el momento, peor ¿sería éste el momento?
- No haré nada que no quieras pequeño, si deseas esperar lo entenderé- asintió y, tras darle un beso, me fui a levantar.
- Pero yo quiero.
Fijé mis ojos en los suyos y acercó su rostro al mío y por primera vez me besó él, con timidez, pero lo hizo.
Volví a acariciarlo pero decidí que allí no era el mejor lugar así que lo cogí en brazos y lo llevé a la habitación depositándolo con cuidado en la cama.
Se aferraba a mí con todo su ser y al ver que yo seguía quitándole botones él hizo lo mismo conmigo. Una a una nos desprendemos de la ropa aunque la interior me la quito yo ya que Harry se sonroja aún más, es comprensible al ser su primera vez. Ya desnudos contemplo su belleza.
- No me equivoqué, eres un preciosos ángel- y con cuidado le quito las gafas para poder ver mejor esos ojos verdes que tanto me gustan.
Con una mano voy acariciando su cuello, su pecho, su estómago, sus piernas y por último acaricio su entrepierna. Ante el contacto se arquea buscando mayor contacto y se lo ofrezco. Con suaves movimientos acompasados le voy dando placer mientras él cierra los ojos dejando escapar pequeños gemidos, al notar que llegaba el momento aumento la velocidad y con un gemido perfectamente audible culmina el acto. Vuelvo a besarlo, no puedo dejar a esos sabrosos labios, son mi obsesión.
- Sabes a canela- le susurro.
**** (Harry)
Sonrío un poco ante el comentario, me atrevo a pasar una mano por el pecho de mi maestro para sentir cada fibra perfectamente formada. Me siento en una nube tras esa explosión de placer, nunca antes pensé que podía llegar a tanto.
Su mano se desliza más adentro de mis muslos y siento un dedo surcar mi abertura trasera hasta entrar. Me agarro a sus hombros, duele.
- Ssshhh, relájate, es solo un instante.
Le hago caso, poco a poco el dolor desaparece y me va preparando para la unión total, cerca del oído me dice que me abrace a él cuando me duela. Me asusto pero quiero seguir.
El hombre levanta mis caderas y mirándome fijamente se va introduciendo. Ahogo un grito en el hueco de su cuello y me aferro a él.
- ¿Quieres que pare?
- No, continúe por favor- le ruego.
Comprobando que no me hacía más daño del necesario acaba de entrar y empieza a moverse. Mis músculos se van adaptando a él y en minutos me veo deseado más.
Mi vello se eriza solo al oír su respiración agitada. Esta disfrutando conmigo y es lo que deseo. Va aumentando las embestidas más y más hasta que siento su ser en mi interior. Se deja caer sobre mí y le beso la mandíbula.
- Eres lo mejor que me ha podido pasar- me dice y me siento desfallecer ante eso.
Ya más tranquilos nos echa un hechizo limpiador y abrazados nos quedamos dormidos.
Notas- espero q os haya gustado este capi, contestaré a los rewies en el próximo, adie.
allí hasta donde estés,
tan sólo quiero amarte
y poder tener
alguien en que apoyarme
alguien en quien volcar
todo el amor que cercenó el qué dirán..."MÄGO DE OZ
NTS- en este capítulo y ahora en adelante habrá escenas de cama, NC-17, yo aviso para que luego nadie se asuste y me envíe tomates a través de e- mails, ok? Q lo disfrutéis.
**** Los primeros en acercarse son mis compañeros de casa encabezados por Hermione y los hermanos pelirrojos, me abrazan y con algo de timidez sonríen a Snape. Luego se acercan los demás. Hagrid me abraza sollozando.
Pasamos una agradable velada con una suculenta cena que casi no probé, los nervios aún me carcomen. Estoy sentado en la mesa principal del Gran Comedor rodeado por mesas más pequeñas ocupadas por los alumnos y profesores.
- ¿No comes Harry?- me pregunta el maestro que esta a mi lado.
- No tengo mucha hambre señor.
- Te comprendo- y por el rabillo del ojo veo que él tampoco ha probado muchas cosas.
Luego hay baile y sorprendido me veo en brazos del maestro bailando una melodía romántica. Con sus manos en mi cintura me dejé llevar y apoyé mi cabeza en su pecho sintiendo su corazón palpitar. Cerré los ojos.
- ¿Deseas ir a mi... nuestro dormitorio?- me susurra- ya es medianoche y desearía estar un rato a solas contigo.
Me sonrojé, una parte porque había dicho "nuestros aposentos" dándome una alegría enorme y otra, por lo de estar a solas. Ahora que estábamos casados querría... bueno, profundizar la relación y yo pues, que no tengo ni idea.
- Si señor.
Cogiéndome de la mano se acercó al director, le susurró algo y éste asintió sonriendo.
- Que duermas bien Harry- me dijo.
Bajamos a las mazmorras, por primera vez entré en los aposentos del jefe de los serpientes y me quedé asombrado.
Una gran sala de estar estaba delante mía, tan grande como la sala común de mi casa, con dos sofás verdes oscuro, una mesa con sillas, estanterías y un terrario con una serpiente negra.
- Allí esta el baño, una pequeña cocina y el dormitorio- me señaló diferentes puertas- quiero que te sientas como en casa.
- Si señor.
Nos sentamos en uno de los sofás y me pregunto si deseaba algo.
- No señor.
- Harry.
- ¿Si?
- Acércate- y abrió un brazo para que me posase a su lado, lo hice.
Acarició mi espalda y con una mano me acarició la mejilla con ternura, recorriendo mi rostro por cada centímetro, como si quisiera mentalizar cada fracción. Inclinó el rostro quedando casi rozando mis labios con los suyos y susurró.
- Haré lo posible para que en ningún momento te sientas solo, quiero que seas feliz Harry, muy feliz- y acabó de juntar sus labios.
Sentí como me besaba con ternura, con cuidado y no pude hacer más que poner mis manos en sus hombros y corresponder lo mejor que podía.
Su lengua entró en mi boca y me estremecí ante el nuevo contacto, pero me gustó. Empecé a necesitar más y, al querer juntarme, le di un leve mordisco al labio inferior.
- Lo- lo lamento- me disculpé pasando un dedo por la zona.
- No hay nada que lamentar, me ha gustado- y sonriendo volvió a besarme.
Con la mano en la espalda me recostó en el sofá posándose sobre mí, cubriendo mi cuerpo con el suyo y pasó de mis labios a mi cuello dejando un rastro de besos.
Mi cuerpo fue respondiendo a las caricias y me sonrojé pero lo culminé aún más al notar la excitación del hombre rozándome. Poco a poco me fue desabrochando los botones y el miedo me hizo ponerme lívido y que dejara de acariciar su espalda. Lo notó.
**** (Severus)
Su inocente mordisco me había gustado, debería repetirlo más veces.
Volví a besar a esos rojos labios que pedían a gritos más contacto. Lo recosté en el sofá, sintiendo su cuerpecito bajo el mío, notando sus pequeñas manos recorrer mi espalda y su excitación.
Decidido a desvelar más de él le desabroché algunos botones cuando deja de tocarme y se pone lívido. Extrañado me separé un poco y lo mire.
- ¿Te ocurre algo Harry?
- No... si- dijo intentando no mirarme a los ojos.
- ¿Qué tienes?
- Es que... no sé... que hacer- dice en un hilo de voz.
- ¿Cómo que no sabes?- me quedé perplejo, ¿no sería lo que me imaginaba.
- Bueno, ya sabe- miro hacía otro lado- yo, nunca ....
- Harry, ¿me estas diciendo que nunca ...?- negó con la cabeza.
Lo observé y una gran ternura me invadió al saber que sería el primero en descubrirlo. El niño dorado de Gryffindor no había sido poseído antes conservando la inocencia hasta legado el momento, peor ¿sería éste el momento?
- No haré nada que no quieras pequeño, si deseas esperar lo entenderé- asintió y, tras darle un beso, me fui a levantar.
- Pero yo quiero.
Fijé mis ojos en los suyos y acercó su rostro al mío y por primera vez me besó él, con timidez, pero lo hizo.
Volví a acariciarlo pero decidí que allí no era el mejor lugar así que lo cogí en brazos y lo llevé a la habitación depositándolo con cuidado en la cama.
Se aferraba a mí con todo su ser y al ver que yo seguía quitándole botones él hizo lo mismo conmigo. Una a una nos desprendemos de la ropa aunque la interior me la quito yo ya que Harry se sonroja aún más, es comprensible al ser su primera vez. Ya desnudos contemplo su belleza.
- No me equivoqué, eres un preciosos ángel- y con cuidado le quito las gafas para poder ver mejor esos ojos verdes que tanto me gustan.
Con una mano voy acariciando su cuello, su pecho, su estómago, sus piernas y por último acaricio su entrepierna. Ante el contacto se arquea buscando mayor contacto y se lo ofrezco. Con suaves movimientos acompasados le voy dando placer mientras él cierra los ojos dejando escapar pequeños gemidos, al notar que llegaba el momento aumento la velocidad y con un gemido perfectamente audible culmina el acto. Vuelvo a besarlo, no puedo dejar a esos sabrosos labios, son mi obsesión.
- Sabes a canela- le susurro.
**** (Harry)
Sonrío un poco ante el comentario, me atrevo a pasar una mano por el pecho de mi maestro para sentir cada fibra perfectamente formada. Me siento en una nube tras esa explosión de placer, nunca antes pensé que podía llegar a tanto.
Su mano se desliza más adentro de mis muslos y siento un dedo surcar mi abertura trasera hasta entrar. Me agarro a sus hombros, duele.
- Ssshhh, relájate, es solo un instante.
Le hago caso, poco a poco el dolor desaparece y me va preparando para la unión total, cerca del oído me dice que me abrace a él cuando me duela. Me asusto pero quiero seguir.
El hombre levanta mis caderas y mirándome fijamente se va introduciendo. Ahogo un grito en el hueco de su cuello y me aferro a él.
- ¿Quieres que pare?
- No, continúe por favor- le ruego.
Comprobando que no me hacía más daño del necesario acaba de entrar y empieza a moverse. Mis músculos se van adaptando a él y en minutos me veo deseado más.
Mi vello se eriza solo al oír su respiración agitada. Esta disfrutando conmigo y es lo que deseo. Va aumentando las embestidas más y más hasta que siento su ser en mi interior. Se deja caer sobre mí y le beso la mandíbula.
- Eres lo mejor que me ha podido pasar- me dice y me siento desfallecer ante eso.
Ya más tranquilos nos echa un hechizo limpiador y abrazados nos quedamos dormidos.
Notas- espero q os haya gustado este capi, contestaré a los rewies en el próximo, adie.
