//DOS CAPÍTULOS UUUOOO//

El sueño iba desapareciendo en mí y abrí los ojos. Tras acostumbrarme a la luz mire a mi lado. Aún dormido se encontraba Snape, yo reposaba en su pecho y me sentí muy bien tras los acontecimientos ocurridos hacía unas horas.

Ya que estaba despierto eche un vistazo a la habitación desde mi lugar de entre los brazos del hombre.

Un gran armario de cuatro puertas estaba a nuestra derecha, más allá había un mueble bajo, una cómoda, había estanterías, un sillón verde, la puerta que daba directamente con el baño y un baúl negro. La cama era enorme con el emblema de los serpientes en el cabezal pero una sonrisa surgió en mis labios al ver junto a éste otro de Gryffindor. Me honraba eso.

Volví a mirar al hombre y levanté la mano derecha para apartarle un mechón de la cara cuando me fijé en algo que anoche no estaba.

- ¿Qué es esto?

Ante mi pregunta el hombre se fue despertando y me miro bostezando.

- ¿Pasa algo Harry?

- Si, mire señor, esto no lo tenía anoche- y le enseñé la mano.

En ella, en el dedo central, se veía un anillo de oro blanco con un grabado que se enroscaba en la joya.

- ¿Cómo ha llegado allí?- y mire la mano del adulto- usted también la tiene profesor.

Snape se miro y verificó que tenía el mismo anillo, nos lo quitamos y vimos que dentro estaban escritas nuestras iniciales y la fecha de la unión, nos lo volvimos a poner.

- Pensaba que esto era un cuento- dijo de repente Snape, lo mire sin entender- los antiguos magos decían que aquellas parejas cuya noche de bodas se entreguen tanto en cuerpo y alma, su amor surgirá en forma de anillos idénticos que durarán para siempre, sellando el pacto, pero nunca se había llegado a tal grado de pasión... hasta ahora.

Me sonrojé ante la mirada lujuriosa del hombre que se posó sobre mí.

- ¿Me has entregado tu alma?

- Si

- Yo también lo he hecho, tú eres mío y yo tuyo- me besó

Más tarde fui a ver a mis amigos mientras mi marido iba a hablar con el director. Entré en la sala común de Gryffindor y busqué entre la gente hasta encontrarlos frente al fuego jugando una partida de ajedrez.

- Hola- les saludé.

- ¡Ey! Hola- dijo Ron.

- Hola Harry- sonrió Herm palpando a su lado en el sillón. Me senté.

- ¿Qué tal estáis?

- Bien, pero tenemos que ser nosotros quien preguntemos- y el pelirrojo sonrío con picardía- ¿cómo ha ido la noche de bodas?

- Bien- respondí.

- ¿Bien o... muy bien?

- Muy bien- dije algo azorado.

Los dos se rieron y yo me tapé la cara con una mano, no era plan de hablar de mi intimidad con ellos.

- Ahora a lo serio, ¿me dejáis ver El Profeta de ayer?, me gustaría ver lo que pusieron de mi.

- Claro- y la joven fue a buscarlo volviendo de su dormitorio- ten.

- Gracias.

Lo abrí y allí estaba, en primera plana,

El enlace del niño que vivió

Esta misma mañana, desde el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería nos ha llegado una carta del director Albus Dumbledore comunicándonos que Harry Potter, el chico de oro del mundo mágico, se iba a unir en matrimonio esa misma tarde con uno de sus maestros, el señor Severus Snape, profesor de
Pociones y jefe de Slytherin. Según decía la carta había dos motivos para tal enlace, uno de ellos por el
amor que sienten los dos hombres y el otro que no ha querido revelar. Todos nos preguntamos si el señor Snape soportará la fama que lo rodeará a partir de ahora, aunque Potter, como bien nos ha dicho infinitas veces, no
es lo que busca.
Por otra parte entendemos que la gente cambia pero, ¿Severus Snape ha dejado definitivamente el lado Oscuro?, todos sabemos que en su juventud fue seguidor de quien-ustedes-saben pero siempre queda la duda de que si
nos traicionará y volverá al lado del Lord entregándole al chico.
Esperemos que no y que sean delices.

Tras esto había una foto mía y otra de Snape. Me he quedado un poco consternado por como habían denominado al hombre al quien me he unido.

- Él ya no es un mortífago, no entiendo porque lo han tenido que poner.

- Harry, sabes que mucha gentes les temen- dijo Herm.

- Si pero él... no es como los demás, no sería capaz de matar si no fuera para protegernos a todos nosotros.

- Tienes que tener en cuenta que no deben saber que fue un espía para nuestro bando- opinó Ron- Dumbledore no lo dijo nunca, ni siquiera ahora que esta en peligro como tu por enseñarle a quien-tu-sabes que de verdad era un traidor.

- Cierto Harry- mi amiga me cogió una mano- no escuches a los demás sino a ti mismo, si lo quieres y él a ti, ¿qué importa lo que digan?, nadie es un santo.

- Tienes razón, gracias a los dos- y les sonreí.

- De nada

- Harry... ¿una gragea?- me ofreció el pelirrojo.

A la hora de comer fui con ellos al Gran Comedor donde muchos alumnos me felicitaron de nuevo y me senté en mi sitio de siempre. Eché una ojeada a la mesa alta y vi como Snape me miraba. Me avergoncé un poco pero me atreví a sonreírle y empecé a comer.

Al cabo de una hora me levanto y diciéndole a mis amigos que estoy cansado me voy hacía las mazmorras, entro y bostezando me echo en el sofá, no había dormido mucho esa noche.

- ¿Estás cansado pequeño?

Miro hacía arriba y veo al hombre, me habrá seguido pienso. Asiento con la cabeza y me incorporo un poco para dejarle sitio. Se sienta y me abraza para que me pueda apoyar mi cabeza en su pecho.

- Profesor, he leído El Profesor de ayer y... no me agrada lo que dicen de usted.

- No le des importancia.

- Pero usted no es un asesino y ellos piensan...

- Harry- me interrumpe- tu sabes que no soy como ellos y es lo único que me importa- me levanta el rostro para besarme- descansa.

Me acerco más a su lado y me duermo.

Mi mente empieza a proyectar imágenes y se van aclarando hasta distinguir una especie de mazmorra o sala subterránea. Esta iluminada por antorchas y en las paredes danzan sombras terroríficas.

- Traedlo- se oye una voz.

Mi ángulo de perspectiva cambia y mi posición era lo de los ojos del que ha hablado. Reconozco la voz y la manera de actuar. Demasiadas veces ha ocurrido y oído que sabría que es él aún siendo ciego.

- Voldemort-digo

- Vaya pequeño vibrón, tu por aquí, me honra tu visita.

- Pues la tuya me aburre.

- Tú y tus modales- noto como si sonriese- tengo una sorpresita para ti.

- No tengo ganas de saber que es.

- ¿A no?, yo creo que si- y sabiendo que veo a través de él enfoca los ojos al frente y veo a dos encapuchados que tienen a otro y lo echan al suelo sin compasión.

- Levanta el rostro... Severus.

Mi corazón se para al ver el mago del suelo levantar la cara y ver al hombre con golpes y sangre saliendo de sus labios.

-Ves Harry, él me separó de ti y yo te separo de él, un mago traidor se merece morir.

- No- musito.

- Pero es mejor lentamente, que sufra y grite piedad.

-Por favor.

- Me pides un favor... no creo que deba concedértelo, no después de unirte a otro robándome tu custodia.

- Tom por favor, déjalo- le supliqué.

- Veremos como sufre tu amado- se levanta y con rapidez saca la varita y lo apunta- Crucio.

La sala se llena por los gritos de Snape que intenta soportar el dolor con los puños cerrados sobre el suelo hasta que el Lord para.

- A ver este... Incendio.

La ropa oscura del maestro empieza a quemarse y vuelve a gritar al notar la piel adherida a la ropa chamuscada. Para.

- ¿Una barbacoa Harry?- le echa tres Crucios más.

Las lágrimas salen de mis ojos al ver eso y no poder hacer nada. Snape esta echado en el suelo, con la piel al rojo vivo, sangre saliendo de su boca y respirando entrecortadamente.

- Creo que ya ha llegado el momento.

- No Tom, no lo hagas, te lo suplico, haré lo que me pidas- sollozo.

- Ya no puedes hacer nada, lo único que quería me lo has quitado... dile adiós, Avada Kedavra.

- NOOO- abro los ojos asustado y noto el rostro bañado por las lágrimas. Ha sido un sueño.

Miro a mi lado y me asusto. No esta el profesor. Me levanto de un brinco y lo busco por el dormitorio.

No esta, acaso... ¿no ha sido un sueño?