(*Duerme, duerme, aquí estaré, las nubes serán tu colchón, que ni el viento ni la brisa te dejen de acariciar, pues tu eres mi Don* ,canción de cuna, Mägo de Oz)

Capítulo 19

Así pasamos los dos meses y medio de vacaciones. Los mejores de toda mi vida. Cada día hacemos algo diferente, incluso vamos a navegar con una pequeño velero que nos prestan en el puerto con Dory, que le ha tomado muchísimo cariño al chico.

Decoramos la casa al gusto de los dos y me hace prometer que, cuando tengamos algún día libre, volveremos.

Ya se donde viviremos de ahora en adelante, no puedo pasarme todo el año dentro del castillo.

La última noche allí llega ya que, al día siguiente, debo volver al castillo para preparar de dentro de una semana. Quiero que sea especial le digo a la elfina que puede volver a Hogwarts que ya nos ocuparemos de todo.

Al atardecer, aprovechando que Harry se da su último chapuzón hasta el verano que viene, preparo una suculenta cena y, en la terraza, pongo una mesa con velas y una rosa azul, una de las más bellas del mundo.

Hago entrar al chico por otra parte.

-Dúchate y luego baja a la terraza.

-¿Ocurre algo?- pregunta.

-No, no, tu hazlo por favor.

Me mira como si me hubiera vuelto loco y sube al baño y yo termino de prepararlo todo.

A los quince minutos baja y le tapo los ojos con una mano guiándolo a la terraza.

-Sev, estas un poco raro esta tarde.

-Siempre he sido raro- le digo alegremente, ya delante de la pequeña sorpresa le destapo los ojos- feliz aniversario.

Sus ojos se abren al ver la mesa, la rosa y una suave luz que nos rodea.

-Oh, Severus, como te quiero- se gira para besarme tiernamente. Al separarse me mira a los ojos- feliz aniversario.

Nos sonreímos. Se que los aniversarios son cada año pero no he podido esperar, hace ya nueve meses de nuestro enlace y aún me pregunto como puede amarlo aún más por cada día que pasa.

Le retiro la silla y luego me siento yo, hago aparecer la cena y brindamos con un champán sin alcohol (porque él aún es menor y yo estoy en estado) y pasamos una bella velada.

-Como me gustaría quedarme aquí- dice ya cenados- adoro Hogwarts pero esto es tan diferente, tan tranquilo- suspira- me encanta.

-¿Damos un paseo hasta la orilla?- le propongo.

Sin zapatos recorremos la distancia de la casa a la orilla y miramos el reflejo de la luna sobre el mar. Nos sentamos y Harry apoya su cabeza en mi hombro.

-Harry.

-¿Si?

-Esto es para ti- le tiendo una cajita- espero que te guste, lo he pedido exclusivamente para ti.

Coge la caja contento y, con entusiasmo, la abre. Saca un colgante de plata con una gema en medio. Al tocarla ésta brilla dando destellos azulados y sus verdosos ojos aún se abren más al poder ver dentro el mar y sus suaves olas, se que en su interior oye el romper de las olas y el aroma salado, como si estuviera de verdad en frente de éste y no en cualquier otro lugar.

-Por Merlín ¡es precioso!- se lo pongo y observo como cae con gracia por su pecho- Severus no deberías haberte molestado.

-¿Te gusta?

-Si, es... es que no tengo palabras- sus ojos lo dicen todo.

-Pues no hables- le acaricio las mejillas y lo beso.

-Espera- se aparta un poco- yo no tengo nada para ti- hace una mueca de enfado para si mismo- lo lamento.

-No hace falta Hary, solo estar aquí junto a mí me parece suficiente.

-Ya pero me sabe mal- me mira unos instantes hasta que, una picara sonrisa surge en su rostro- tal vez pueda darte algo a cambio.

-¿Qué?

Con una mano en mi pecho me hace acostarme sobre la arena y susurra.

-Déjame hacer a mí.

Y con sensuales movimientos empieza a desvestirme. Me sorprende pero dejo paso a la excitación al notar sus besos y caricias por las zonas ya desnudas. Roza con la mano cierta parte arrancándome un gemido. De nuevo sonríe.

-Hace tiempo que quiero probar esto.

Levanto un poco la cabeza para ver lo que hace. Me besa y, con la sensualidad que lo caracteriza, va lamiendo mi cuerpo hasta llegar a la parte baja del ombligo. Allí me besa y, mordiéndose el labio inferior con inocencia, se dirige a mi entrepierna. La mira con deseo y, como nunca antes ha hecho, pasa la lengua por al zona.

-Por dios Harry- dejo salir en un gemido arqueándome de placer.

Sabiendo de mi disfrute empieza a lamer, besar y mordisquear mi virilidad. Aún siendo la primera vez sabe hacerlo dulce pero apasionadamente. Le coloco una mano en el pelo siguiendo su vaivén de arriba abajo mientras la otra aprieta la arena como queriendo controlarme. Cierro los ojos y me humedezco los labios con placer.

-Te gusta- me susurra parando un segundo.

-Mucho pero sigue... sigue Harry.

Y así lo hace. Sus movimientos aumentan según nota mi endurecimiento y, al explota, me introduce aún más en su boca conteniendo todo mi ser.

-Eres un dios Harry, el ser más sensual y excitante que existe- consigo decir entre jadeos recuperando la respiración.

**** (Harry)

Solo de ver a Severus jadeando y sudoroso aumenta mi propia pasión, él lo nota y sabe como aliviarme.

Ya bien entrada la noche volvemos a casa y nos acostamos.

Con pocas ganas el día siguiente volvemos al colegio donde el director y casi todo el profesorado, están allí. Remus es el primero en venir a recibirme con una gran abrazo.

-Harry, has crecido- comenta ya separándose.

Y es verdad, la buena vida empieza a notarse en mí, soy unos centímetros más bajo que él pero no mucho, estoy delgado pero no raquítico como antes y mi cabello esta más largo, casi apunto fe podérmelo recoger. Tal vez me lo deje como Severus. Además, mi piel luce tostada, incluso mi marido tiene algo de color.

Saludo a todos y me voy a volar un rato mientras hablan del curso.

Y así pasa la semana y las clases están apunto de dar comienzo. Los alumnos llegan a la noche y probamos la exquisita cena del castillo tras la Selección y la charla del director.

Ron esta eufórico a mi lado porque, según él, somos los mayores.

-Tal vez algún nuevo me haga las tareas- dice contento.

-Si lo haces te la cargas- comenta Hermione con tono amenazador y mirada fría que hace sonrojar al pelirrojo.

A la mañana empiezan las tan esperadas clases así que los horarios son entregados y veo las nuevas asignaturas elegidas un mes antes por carta. (nta- se q s eligen en sexto pero bueno)

-Interesante- digo- ni una hora de Adivinación, solo una de Historia y... cada día cinco de Pociones, cuatro de Defensa y Transformaciones y tres de Encantamientos.

-¿Cinco de Pociones?- me pregunta Ron y Ginny con cara de asco.

-Tres de superiores y dos normales y, mmm, lo tengo ahora- comento feliz pero, al mirarles a ellos, los fulmino por su gesto de desprecio hacía la asignatura- ¿pasa algo con la asignatura de MI marido?

-No, no- dice enseguida la menor de los Weasley.

-No pero es que... ya sabes... no es lo mejor del mundo- dice Ron avergonzado.

-Pues para mi si y espero que no os metáis tanto con Pociones- mi voz es fría por lo tanto se estremecen.

-No hace falta que muerdas a tus amigos.

Nos giramos y veo a mi marido, las caras de los dos hermanos es casi tan roja como su cabello al saber que han sido oídos, yo solo le sonrío y Hermione no se molesta en hablar porque ya anda con un libro ante los ojos.

-No los muerdo- digo inocentemente.

-¿Me acompañas a clase ya?

-Por supuesto- y me marcho con él a las mazmorras.

Estamos un rato hablando y algún que otro beso cuando toca el timbre y Severus abre la puerta para dar paso a los alumnos. Me sorprendo al ver tan pocos, el hombre ya me lo había dicho pero no lo creí del todo. Al fin y al cabo las pociones se necesitan mucho.

Hay dos de Huffelpuff, tres de Ravenclaw, cuatro de Slytherin y yo de Gryffindor.

Draco se acerca para saludarme.

-¿Cómo os han ido las vacaciones?- me susurra tomando sitio en la mesa de al lado ya que son individuales.

-Magníficamente, hemos ido a la casa de la playa, ¿y a ti?

-Bueno ahora sin mi padre muchísimo mejor.

Me entristezco un poco al recordar que en la última lucha con Voldemort cogieron a casi todos los mortífagos, entre ellos a Lucius, encerrándolo en Azkaban. Pero me alegro por otra parte al saber que sin él, Draco esta mejor, por fin, después de años, puede vivir su vida con total libertad.

-Todos vosotros estáis aquí por voluntad propia- Severus hace una mueca como dudándolo- o porque os obliga vuestro futuro. Sabéis lo que habéis elegido, por lo tanto, no tolero ningún comportamiento indebido, al primer incidente os sacaré de la asignatura y ya os buscaréis la vida al salir de Hogwarts- el silencio reina en la estancia- ya tenéis o tendréis diecisiete años, sois concientes de lo que se manejará aquí, lo aprendido en clase es una tontería con lo que os enseñaré, habrá pociones sanadoras pero también pociones oscuras, capaces de matar a un ser humano en tres segundos. Sin antídoto. Sin escapatoria. Sin vuelta atrás a la vida. La más dolorosa y rápida muerte que hay aparte del Kedavra. Si no sois capaces de aguantar esto, pido que salgáis ahora del aula, no es una clase especialmente agradable- nadie se mueve y parece satisfacer a Severus que prosigue- esta bien, empecemos... ¿quién me podría decir que hace exactamente la poción de la Ilusión.

Draco levanta la mano.

-Señor Malfoy- le da la palabra.

-La poción de la Ilusión, llamada también la Visión del Ciego, es una mezcla de los alucinógenos más potentes que se conocen. Esta mezcla se le añaden unas gotas de rocío de luciérnaga y nos permite confundir hasta la locura al enemigo- toma aire- es tan potente que de allí le surge su nombre de Visión del Ciego ya que, hasta una persona sin visión, ve en su mente imágenes de terror, torturas y todo aquello que más teme... era una de...las pociones más usadas en el bando del Señor Oscuro y....perdone profesor pero, ¿se encuentra bien?

Ante aquello levanto la vista hacía mi marido que esta pálido, más de lo habitual, con el rostro sudoroso y apoyado en su mesa con las manos sobre el vientre. (nta- cm m gusta interrumpir las clases ^-^)

**** (Severus)

Mientras el rubio de mi casa habla me doy cuenta que, desde esta mañana, el vientre esta más duro de lo normal y unos pequeños dolores empiezan. Me apoyo en la mesa y oigo la definición de la poción pero los dolores aumentan a más. Empiezo a sudar y me tengo que agarrar la tripa para menguar el dolor sin resultado, aumentaban a más y más. Draco pregunta si me siento bien, levanto la vista del suelo para fijarla en unos verdes que me observan preocupados.

-Joder- susurro doblándome por el dolor.

-Profesor.... Severus- dice mi marido acercándose.

-Harry, creo que estoy de parto- susurro de nuevo.

Se queda mirándome algo asustado.

-¿De...de parto?, ¿ya?- asiento- de parto....POR DIOS QUE ESTAS DE PARTO.

Y de repente empieza a pasarse la mano por el pelo muy nervioso.

-¿Qué hago?, ¿dónde te llevo?, ¿qué digo?

-Harry tranquilízate, solo llévame a la enfermería.

-Si...enfermería...llevar.

La verdad es que el chico no se aguanta por los nervios, esta como histérico. Si hubiera sido en otro momento me hubiera reído pero no es el caso.

-Oye Harry, yo de ti me movería sino quieres que tu hijo nazca en las mazmorras- dice la sensata voz de mi ahijado.

-Tienes razón- dice el chico- y veo como se va casi corriendo solo, sale del aula para volver a entrar- esto... creo que te dejaba aquí.

-Harry- aprieto los dientes por, lo que supongo, una contracción- por la chimenea.

-Eso, eso.

Y respirando profundamente aclarándose él y sus ideas, echa polvos flu en el fuego y nos trasladamos allí donde Poppy me atiende enseguida. Harry, muy nervioso pero más sereno avisa al director, a Minerva y a Remus.

Mientras me pongo una bata, la enfermera llama por la Red a un medimago de San Mungo que aparece en segundos por el fuego.

-Empecemos- dice mirándome.

En ese momento rompo aguas y hago una mueca de dolor.

-Salgan todos por favor- dice el hombre.

-Harry, quédate por favor- le digo casi suplicando mientras me subo a la camilla.

-Si, si, si- se acerca.

El medimago se prepara y la enfermera de la el atuendo apropiado a mi marido que se posa a mi lado y, con cariño, me toma la mano besándola.

-Tranquilo cariño- me dice.

Y en sus ojos veo que el pánico a desaparecido dejando paso a una emoción nueva para él y para mí, para que engañarnos.

-¿Sabéis lo que es?- pregunta el hombre colocando mis piernas flexionadas comprobando la abertura mágica para el parto.

-No- digo intentando controlar las contracciones- queremos que sea sorpresa hasta que nazca.

-Entiendo- se queda callado unos instantes- Severus.

-¿Si?

-A llegado el momento.

Abro los ojos aterrado, lo que no han conseguido las luchas de antaño ahora lo hace el parto.

-Cuanto te diga ya, empuja, ¿entendido?

-Si

-Venga Sev- siento aún más la mano de Harry y me siento preparado.

-Empuja Severus, toma aire y aprieta- me dice el medimago.

Y así lo hago, con toda la fuerza que tengo empiezo a empujar. El dolor es mucho pero vale la pena ¿o no?

-Vale Severus, toma aire- lo hago- ahora relájate y vuelve a empujar.

De nuevo lo hago, dos veces más hasta que oigo al medimago que dice que no pare ya que ve la cabecita.

-La medre que me trajo- gruño- duele como nada que haya probado.

-Severus...-susurra Harry.

-Empuja.

-Se-Severus- jadea el chico.

-Diiiooos, Harry no me tocarás en tu vida- digo por el dolor con voz de ultratumba. (nta- jejeje eso le dijo mi madre a mi padre cuando nací)

-De acuerdo, no te toco más pero afloja por favor, afloja.

Sudoroso giro la cara y lo veo retorcido al tener su mano apretujada entre la mía, aflojo un poco.

-Escucha Severus, es el último ¿entendido?, coge fuerzas que ya sale....ahora.

Empujo dejando salir un gruñido y es entonces que se oye el llanto de la nueva vida recién nacida.

-Es una niña, una preciosa niñita- dice el medimago dándosela a Poppy.

La mujer la limpia un poco y, envuelta en una mantita, se acerca entregándomela en brazos y, por fin yo y Harry la vemos tras nueve meses esperándola.

-Mi pequeña- susurro con ternura.

-Nuestra hija- dice el chico que deja escapar unas lágrimas al ver como la pequeña le coge un dedo en su diminuta manita.

Es lo más bello que he visto, se nota que su padre es Harry, solo él es capaz de darme algo tan puro y angelical como esa niña.

-Enhorabuena papás- nos felicita el hombre.

Me siento realmente cansado y dejo que Harry coja a la niña. Los ojos se me cierran mientras el medimago y Poppy me acaban de limpiar.

-Descansa cariño- me susurra el ojiverde y me dejo ir hasta los brazos de Morfeo.

Al volver al mundo real la habitación esta casi en penumbras por la hora que es, el color rojo anaranjado abunda. Oigo susurros y giro la cabeza para ver una escena celestial.

Harry esta en un sillón al lado de la ventana con la niña en brazos dándole el biberón. El color del atardecer los rodea.

-Mi pequeña, eres lo más grande de mi vida, ¿cómo puedo quererte tanto si hace tan poco que te tengo en mis brazos?- besa su cabecita y veo como la niña da un bostezo y se duerme en sus brazos.

-Serás un buen padre- le digo y me mira.

-Y tu también- vuelve a besar a la pequeña y, con cuidado, la deja en una cunita que el medimago nos ha traído seguramente- ¿cómo te encuentras?- se sienta a mi lado en la cama.

-Bien- le acaricio la mejilla atrayéndolo para besarlo- gracias.

-¿Por?

-Por todo, por darme tanto en poco tiempo, nunca me cansaré de decirlo, eres lo mejor que ha pasado en mi vida, un regalo de los dioses.

**** (Harry)

Tres días después podemos llevarnos a la pequeña a las mazmorras donde, me he encargado de hacerlas cálidas con hechizos para que no se enfríe la nueva habitante.

Pongo junto a la nuestra cama la cuna que tiene colgados unos animalitos que, al accionarlos, empiezan a moverse y se oye una dulce melodía para dormir.

Esa tarde el director con medio clauso de profesores, vienen para conocerla.

-¡Ooohhh, es preciosa!- es la exclamación de todas las mujeres.

-Buen trabajo chicos, buen trabajo- dice Flitwich que esta encima de una silla.

La pequeña tiene los ojos bien abiertos, con ese azul intenso de los bebés. Al poco rato empieza a llorar y Severus la coge para darle el biberón. La verdad es que es todo un padrazo.

-Uy Severus, no sabía esa faceta tuya, ¿desde cuándo sabes cuidar tan bien de un bebé?- pregunta Sinistra al ver como se las apaña con total perfección.

-Desde hace tres días.

-Por cierto, ¿cómo se llama?- pregunta el mago más anciano.

Mi marido y yo nos miramos, la verdad es que no hemos pensado mucho en ese asunto.

-Pues... no lo sabemos aún- digo.

-Albus, ¿te gustaría elegir uno?, eres como su abuelo- opina Sev.

-Si señor, elija uno- digo con entusiasmo.

-De acuerdo, me honra mucho el gesto- sonríe para quedarse serio pasándose la mano por la barba pensando.

Todos estamos en silencio esperando la respuesta. Solo se oye las succiones de leche de la niña.

-Dafne... Dafne Snape-Potter- dice al final.

-¿Dafne?- nos quedamos mirando los dos y sonreímos asintiendo- es precioso.

Ya el nombre elegido la jefa de mi casa hace la pregunta fatídica.

-¿Cómo la cuidaréis si uno debe dar clases y el otro recibirlas?

-Pues...

-Eeeee...

De nuevo en silencio.

-Yo tengo horas libres- dice Severus.

-Y yo las clases de la tarde las acabo temprano.

-Pero,¿y en esas horas qué no tenéis libre?

Ponemos nuestros cerebros en funcionamiento para sacar una solución.

-Yo puedo cuidarla.

Miramos al director que tiene a la niña en brazos y le hace carantoñas como un abuelo a su nieta.

-Señor, no quisiera molestarlo, ya le es suficiente con trabajo.

-Si Albus, no queremos estorbarte.

-Nada, nada, que molestias ni que pamplinas, ahora sin el Lord ya no estoy tan ocupado, además, la pequeña Dafne es todo un angelito, será todo un orgullo poder cuidar a mi nietecita....¿adoptiva?

Al final aceptamos ya que no nos queda ninguna otra alternativa. Estará en buenas manos.

Ya pasada la "euforia" todos se marchan dejándonos con una agradable paz sin ruido. Mañana ya veremos la estampida en el Gran Comedor al llevar la niña para que los demás puedan conocerla.

Pero tenemos otra visita. Draco viene a conocer a la niña antes que sus compañeros, además, tiene "derecho" al ser el ahijado de Severus.

-La verdad es que es muy mona, no ha salido a ti padrino- al ver el adulto entrecerrar los ojos entalla en carcajadas.

-¿Quieres cogerla?- le digo.

Acaba con su risa y me mira como asustado.

-No, no hace falta.

-Venga no muerde- se la tiendo.

-Que no- retrocede.

-¿Por qué no?- quiere saber el hombre al ver su actitud.

-Es que... bueno... ¿y si se me cae o la rompo?

Nos quedamos mirándolo hasta que reímos a carcajada pura.

-Draquito, no es un juguete, es una niña- dice Severus divertido- no se rompe y si la coges bien no se car.

-Venga pruébalo..

Se la vuelvo a tender y, con miedo, la toma en sus brazos. Poco a poco se va relajando hasta tenerla perfectamente acomodada en sus brazos acunándola.

-No es tan difícil- dice orgulloso.

Entonces la pequeña empieza a llorar y el rubio, asustado, se la tiende a Severus.

-No he hecho nada, lo juro- intenta defenderse.

Volvemos a reírnos con cariño.

**************************************************************************** **************************************************************************** *********************************************nts- bueno mensajes en el próximo ya q m escribís en slashfiction. Ya ha habido parto juajuajua la niña una monada. Y draco tan adorable él cn eso d "s m puede romper", hasta el próximo