CAPÍTULO 21-
-Veo que te acuerdas de mí.
Las imágenes de mi captura por el mago son refrescadas, recuerdo sus manos sobre mí, su mirada lujuriosa, su deseo de tenerme par él, de mi entrega al Lord por última vez.
-Te creí muerto o en Azkaban- digo retrocediendo sujetando a la niña contra mi pecho.
-Ya ves, uno tiene sus trucos para seguir libre- se acerca- te ves más hermoso que el año anterior, creí que no podía ser pero...me equivoqué.
Retrocedo hasta topar con una pared, ¿qué hacer?, no puedo luchar o Dafne resultará herida.
-¿Qué deseas ahora de mí?, Voldemort ya no esta, no existe para el mundo.
-Si pero, yo no te quiero para nada malo solo... para cumplir mi deseo de tenerte, ¿te acuerdas de eso?
Asiento incapaz de hacer nada más y, asustado, veo como se acerca acorralándome entre él y la pared. Aferro a la niña aún más, la cual no deja se observar "al hombre desconocido"
-Tranquilo Harry, no le haré nada a la niña si tu no haces ninguna tontería.
-No te atreverás a tocarme y menos delante de mi hija- gruño.
-No soy tan idiota de hacerlo en el colegio- acerca su rostro al mío- te quiero mañana al anochecer detrás de los invernaderos.
-No pienso ir.
-¿Ah no?- y con rapidez tiene la varita sobre Daf, intento protegerla con mi cuerpo pero la otra mano me lo impide cogiéndome del cuello- si aprecias su vida más vale que vengas o serás el culpable de su muerte.
Una lágrima de rabia resbala por mi mejilla.
-No llores mi joven fantasía, ya verás como te haré disfrutar, me implorarás más y más, me necesitarás- y, aprovechando la cercanía, me besa con dureza haciéndome daño.
De nuevo ese sabor familiar pero desconocido a la vez.
-Hasta mañana a las ocho y...ven solo, supongo que lo sabes- con un movimiento de capa se pierde por la oscuridad del pasillo.
Aún apoyado en la pared me dejo caer hasta el suelo donde lloro. Dafne, al verme así, me abraza por el cuello dándome un dulce beso.
-No es nada pequeña, no es nada- susurro.
Más tarde prefiero cenar en el aposento, no deseo tener otra "sorpresa", Severus lo encuentra raro pero no lo comenta.
Me siento frente al fuego a pesar de no hacer mucho frío, la niña gatea a mi alrededor y ríe cada vez que su padre le lanza por el suelo suavemente una pelotita que deja a su paso unas imágenes de conejitos y mariposas.
-¿Te ocurre algo Harry?- me mira- cuando te sientas así es porque estas preocupado.
-No es nada importante, solo cosas de clase.
-¿Te puedo ayudar?
-No hace falta, pero gracias- vuelvo mi atención a las llamas.
Esa noche apenas duermo y, en más de una ocasión, me giro para contárselo todo a mi marido peor me cayo. Soy idiota, lo sé, pero también soy protector. Todo es por Daf, no quiero que le pase nada.
¿Qué pasaría si en un descuido mío y de Severus el loco de Alfred la hiere?
Eso si que nunca me lo perdonaría, aún matándolo con mis propias manos, aún sabiendo que nunca volvería, no me lo perdonaría.
A la madrugada, cansado de estar tumbado, me voy a la sala donde vuelvo delante de las llamas apenas encendidas y, las viejas dudas, vuelven.
Es alguien del colegio, pienso, alguien de dentro, es imposible que entre sin ser visto, no, es alguien de Hogwarts... ¿pero quién?. Es un adulto, eso esta claro, pero su semblante no concuerda con ningún profesor y menos con Filch. ¿Un disfraz?, tal vez... y ese aroma, ese sabor, ¿a qué me suena?, es de una poción, seguro... piensa Harry, piensa.
Me levanto para pasearme por al sala, me concentro en cada bote de las estanterías, incluso entro en el pequeño cuartito que tiene Sev para sus cosas y observo. Me acerco a los ingredientes más comunes y los huelo. Ninguno.
Tal vez...
Voy a un armario y lo abro, con cuidado voy examinado todos los frascos. Polvo de unicornio... no. Corazón de águila... no. Saliva de banshee... no. Veneno de serpiente... no. Corraza de dragón... no. Centinodia...no.
¡Un momento!
Lo acerco más a mi nariz.
-Si, es esto- susurro contento al tener una pista pero bufo al pensar que este ingrediente se utiliza en bastantes pociones, ¿pero cuál lleva tanta cantidad que deja su sabor y olor en boca del que lo ha tomado?
**** (Severus)
Siento como Harry vuelve a la cama y, con cuidado, lo observo en la oscuridad. Su respiración es algo más agitada de lo normal. No esta bien, algo le preocupa, ¿el qué?
Se que me lo cuenta todo pero si es algo muy grave, que pueda dañarme a mí se lo guarda dentro, ya lo ha hecho otras veces.
¿Debe pasar algo conmigo?, mañana lo vigilaré sin que se dé cuenta, no quiero que nada lo perturbe.
Ya dormido se acurruca a mi lado inconscientemente, se siente protegido a mi lado, entonces, ¿por qué aún no confía del todo en mí?
En la mañana lo encuentro ya despierto saliendo del baño vestido. Esta algo pálido y le vuelvo a preguntar como se encuentra. De nuevo afirma que no es nada.
Me estas engañando Harry, pienso, ¿qué te ocurre pequeño?
**** (Harry)
Faltan diez minutos para las ocho y me dirijo a mi "cita" con Alfred detrás de los invernaderos. Esta vez la varita esta en mi manga derecha, dispuesta a la lucha. No permitiré que me deshonre por un puro capricho, lo mataré si es preciso. Demasiado daño me ha hecho ya.
Por el camino me encuentro con Draco que me pregunta por Dafne, con amabilidad me excuso diciendo que tengo prisa y sigo la marcha hasta salir del castillo comprobando que nadie me sigue. Respiro hondo y me voy a los invernaderos.
Todo esta oscuro salvo unas tenues luces que hay por los jardines y allí veo su figura alta y robusta, parece nervioso, solo mira su reloj.
-¿Me esperabas?- digo con frialdad.
-Diez minutos tarde Harry- chasquea la lengua- no tienes muy en cuenta la vida de tu hija pero... te perdono por ser tú.
-Un privilegio- bromeo sin dejar el sarcasmo- he venido a luchar, no permitiré que me toques, ya me entregaste una vez al Lord, ahora ya no dejaré que te acerques ni un pelo, si es preciso acabaré con tu vida, no temo ir a Azkaban, al menos sabré que estas bajo tierra.
Tiene su mirada fija en mi semblante serio, solo dedicada a aquel que destruyó mi vida al hacerme la marca de la frente. Parece titubear pero acaba sonriendo.
-Tu valentía es admirable, me enloqueces ángel- aprieto los dientes al oír como me llama, es así como lo hace Severus.
-Ojalá tu locura te haga acabar contigo mismo.
-Tal vez un día lo haga- se ríe.
No aguanto más eso, no puedo tenerlo frente mía sin hacer nada más que esperar su ataque o su agresión así que, dejo resbalar la varita por mi mano y lo apunto.
-Expelliarmus.
Su risa es parada por el hechizo que lo hace volar varios metros atrás pero ante mí lo veo desaparecer antes de impactar contra el suelo.
-Pero que...- miro a mi alrededor.
-Te olvidas de algo... se magia oscura.
Su voz resuena por todos lados, no consigo saber donde esta. Agudizo el oído pero nada.
-No ha sido muy honrado de tu parte Harry.
-No usaré la honradez en alguien que no sabe ni siquiera el significado de ello.
Sigo en guardia, intentando ver en la oscuridad de la noche, la tenue luz no ayuda mucho.
Siento un aliento en mi nuca pero es demasiado tarde. Alfred aparece pegándose a mi cuerpo arrebatándome la varita y cerrando sus brazos en mi pecho quedando como un abrazo pero de inmovilidad.
-No bajes la guardia nunca- me susurra.
De nuevo compruebo su mayor fuerza, no puedo moverme.
-Te haré mío Harry, ya no hay amabilidad, la has perdido.
Y con brusquedad besa mi cuello y oreja, hago una mueca de dolor ante un mordisco que me da.
-Hazme lo que quieras pero juro que te buscaré, te torturaré y oiré tus súplicas de clemencia...no la tendrás- gruño intentando zafarme.
-Búscame.
Se pega más dejando notar la dureza de su entrepierna, me da náuseas. Con un pie me desestabiliza haciéndome caer en el pasto, inmóvil y en el suelo me levanta la túnica.
-Déjame, no me toques sucio mortífago.
-Quieto- me ordena volviendo a mi cuello.
Se levanta su propia túnica y siento como se acaricia para estar más preparado para la penetración. Me quedo quieto, notando su respiración agitarse y, como la fuerza disminuye.
¡AHORA!me digo.
Apoyo los pies en el suelo y, de un golpe de cadera, lo hago caer de mi espalda y me pongo en pie. Corro hacía el castillo.
-HARRY, VEN, VEN O LO LAMENTARÁS.
Lo oigo correr tras mía y, al ver unos arbustos, tengo una idea porque se que no llegaré al castillo sin que me alcance. Miro atrás y lo veo acercarse, concentro mi poder en la mano y echo un hechizo de oscuridad. Toda visibilidad desaparece unos segundos, segundos que aprovecho para esconderme tras los arbustos.
Ya pasado el hechizo lo veo que me busca por todo desesperado y furioso. Sin hacer ruido voy hacía el castillo pero sin salir de mi escondite.
-Harry- me llama- venga ven, ¿no querrás que vaya a por Dafne?
Me desplazo más, la entrada esta cerca pero lejos a la vez.
-Haaarrryyy.
Es otra voz, me giro igual que Alfred y veo a Severus acercarse. El mago desaparece como antes.
-Harry, ¿dónde estas?
-Severus- y salgo de detrás de los matorrales.
-¿Qué haces allí?
-Solo...- pero mis ojos se fijan en la puerta del castillo y veo al mago entrar aprovechando las sombras, ¿qué intentará?
-Venga vamos, he dejado a Daf dormida.
-¿QUÉ?- mis ojos se abren- ¿la has dejado sola en el dormitorio?
-Si tranquilo, no le pasará nada.
-Si le pasará- empiezo a correr- la matará.
Y sin dar más explicaciones corro. Por el camino casi arroyo a algunos alumnos pero no me importa, sigo corriendo con la imagen de mi hija en la mente.
Bajo los escalones de cuatro en cuatro y me dirijo a los aposentos, veo a alguien en la puerta y aumento la velocidad aún no teniendo aire.
-NOOO- grito y me lanzo hacía el mago.
De un empujón lo empotro contra la pared agarrándolo del cuello.
-Deja...a...la...niña- digo sin respiración.
-¿Ha-Harry?
Un aterrorizado Anthony me mira. Severus llega un segundo después.
-¿Qué te ocurre Harry?- me pregunta mi marido.
-Anthony, ¿qué haces aquí?- digo recuperando el aliento.
-He venido a ver a la niña, para saber como esta y... preguntarte si me podrías explicar unas cosas de Defensa.
-La niña- susurro y entro en el dormitorio para comprobar que no hay nadie, la pequeña esta durmiendo tranquilamente y no hay sospechosos a la vista.
Al minuto entra Severus, de seguro ha despachado al Ravenclaw y ase acerca a mí que permanezco sentado en el sofá. Se coloca a mi lado y me mira.
-Harry- lo miro- ¿qué ha ocurrido?, primero te encuentro escondido en los terrenos, luego dices no se que de que matarán a Dafne y ahora te pones a correr como alma que lleva la diablo.
-Es que... había un mago en el terreno y... me ha intentado atacar- miento a medias.
-¿Qué hacías tu en los terrenos a esa hora?
-He ido a pasear, necesita aire fresco.
-¿Y qué mago era?- me mira con los ojos entornados, creo que ha notado mis mentiras.
-Creo que era el mismo que me secuestró.
-Eso es imposible Harry, ese hombre debe estar en Azkaban o muerto, además, no hubiera podido entrar en Hogwarts.
-Pero.. así ha sido, me ha atacado y me amenazado en dañar a nuestra hija.
-Harry- se sienta y tomas mis manos entre las suyas- no te preocupes, aquí tu y Daf estáis a salvo, nada ni nadie os podrás hacer daño, el castillo es el lugar más seguro del mundo y mientras yo este, no dejaré que nadie se os acerque.
Fijo mis ojos en los suyos y lo beso.
-Lo se- susurro.
**** (Severus)
Le preparo un té para que se tranquilice y, mientras se lo toma, lo observo.
De verdad ha sido mucha la tensión que ha sufrido los últimos meses, por no hablar de los años. Tal vez todo ese estrés lo ha afectado un poco y el miedo se ha apoderado de él. Puede que haya confundido algún alumno o profesor que estuviera en los jardines con ese mago. No lo sé.
-Vamos a la cama, es algo tarde- le recomiendo.
Nos vamos allí y me aseguro que la niña esta bien arropada y que esta dormida. Me pongo el pijama y entro en la cama a esperar al chico que acabe de ducharse.
A los pocos minutos sale con la toalla alrededor de su estrecha cintura y mis ojos recorren su abdomen bien formado. Es hermoso.
Me levanto de la cama y me acerco mientras él busca su pijama en la cómoda, me sitúo detrás y le pongo las manos a cada lado de las caderas y lo enderezo para abrazarlo.
-Sev- susurra y se gira para quedar cara a cara- ¿has visto mi pijama?
-¿Para qué lo quieres?, tanta roba estorba.
Me mira con una ceja levantada pero enseguida entiende al besarlo y atraerlo a mí.
Empezamos a besarnos sin prisa pero pronto se convierte en pura pasión. Me saca la camisa por el cuello y la arroja mientras le llevo hacía la cama u lo dejo sobre ésta.
-Espera- dice- ¿y la peque?
-Esta dormida, muy dormida. Le susurro con picardía.
Volvemos a besarnos y pronto le arrebato lo único que lleva sobre él, la toalla.
Pronto mis pantalones y boxers acaban en el suelo a su lado.
Entrelaza sus piernas con las mías rozando nuestras partes más sensibles haciendo que me excite en segundos.
-Severus- gime mi nombre.
Mis labios recorren su mandíbula dándole casuales mordisquitos que le encantan y entierra sus manos en mi cabello. Las mías recorren toda su piel, paso a su cuello donde beso.
-Aaarrr- gime de nuevo.
Solo con oírlo y sus roces estoy cerca de no controla mi cuerpo pero...
-Harry- digo parando.
-¿Qué?- dice mordiéndose los labios.
-¿Qué es eso?
Abre los ojos por la pregunta y me mira.
-¿El qué?
-Ese mordisco- lo señalo.
-Tu sabrás- sonríe sexualmente.
-Yo no he sido, nunca te he mordido tan fuerte.
Poco a poco su sonrisa desaparece, como si se acordara de algo y yo me levanto de encima suya. Toda mi excitación se ha esfumado.
-Pues Sev... has tenido que ser tu.
-Yo digo que no.
Su rostro me deja ver que esta nervioso. Yo estoy seguro que esa marca no esta producida por mí, nunca, en lo que llevamos de relación, le he mordido con tal brusquedad. Además, parece muy reciente, como de pocas horas.
-Un momento- susurro y lo miro- Harry, ¿has estado con otro?
**** (Harry)
Al mencionar el mordisco viene a mi cabeza el verdadero culpable.
El mortífago.
Intento disimular pero Severus sabe cada gesto de mi rostro pero sus palabras caen como un cubo de agua helada sobre mí.
-¿Has estado con otro?
Mi respiración se agita y mis pupilas se dilatan por querer impedir las lágrimas, él solo me observa.
-Harry... has estado con otro- no es una pregunta, es una afirmación.
-No- digo.
-Tu cara te delata más que esa marca- se levanta y se empieza a vestir- además- me mira- tu cuartada del ataque no tiene mucho sentido, has estado con el otro o la otra, estoy seguro.
-No Severus, no es lo que piensas- me coloco la toalla y me acerco, intento tocarle pero rehuye.
-Nunca creí que me harías esto- y por primera vez veo lágrimas en sus oscuros ojos- yo te quiero Harry pero veo que tu a mi no.
Y sin decir nada más, con una lágrima recorriendo su rostro, se marcha de la habitación y oigo como cierra la puerta que da a las mazmorras.
Se ha ido.
-Severus- susurro sollozando- por favor, vuelve.
Mi voz es tenue por el nudo en la garganta.
-Vuelve.
Me dejo caer al suelo y, con las manos en mi rostro, lloro amargamente.
-Veo que te acuerdas de mí.
Las imágenes de mi captura por el mago son refrescadas, recuerdo sus manos sobre mí, su mirada lujuriosa, su deseo de tenerme par él, de mi entrega al Lord por última vez.
-Te creí muerto o en Azkaban- digo retrocediendo sujetando a la niña contra mi pecho.
-Ya ves, uno tiene sus trucos para seguir libre- se acerca- te ves más hermoso que el año anterior, creí que no podía ser pero...me equivoqué.
Retrocedo hasta topar con una pared, ¿qué hacer?, no puedo luchar o Dafne resultará herida.
-¿Qué deseas ahora de mí?, Voldemort ya no esta, no existe para el mundo.
-Si pero, yo no te quiero para nada malo solo... para cumplir mi deseo de tenerte, ¿te acuerdas de eso?
Asiento incapaz de hacer nada más y, asustado, veo como se acerca acorralándome entre él y la pared. Aferro a la niña aún más, la cual no deja se observar "al hombre desconocido"
-Tranquilo Harry, no le haré nada a la niña si tu no haces ninguna tontería.
-No te atreverás a tocarme y menos delante de mi hija- gruño.
-No soy tan idiota de hacerlo en el colegio- acerca su rostro al mío- te quiero mañana al anochecer detrás de los invernaderos.
-No pienso ir.
-¿Ah no?- y con rapidez tiene la varita sobre Daf, intento protegerla con mi cuerpo pero la otra mano me lo impide cogiéndome del cuello- si aprecias su vida más vale que vengas o serás el culpable de su muerte.
Una lágrima de rabia resbala por mi mejilla.
-No llores mi joven fantasía, ya verás como te haré disfrutar, me implorarás más y más, me necesitarás- y, aprovechando la cercanía, me besa con dureza haciéndome daño.
De nuevo ese sabor familiar pero desconocido a la vez.
-Hasta mañana a las ocho y...ven solo, supongo que lo sabes- con un movimiento de capa se pierde por la oscuridad del pasillo.
Aún apoyado en la pared me dejo caer hasta el suelo donde lloro. Dafne, al verme así, me abraza por el cuello dándome un dulce beso.
-No es nada pequeña, no es nada- susurro.
Más tarde prefiero cenar en el aposento, no deseo tener otra "sorpresa", Severus lo encuentra raro pero no lo comenta.
Me siento frente al fuego a pesar de no hacer mucho frío, la niña gatea a mi alrededor y ríe cada vez que su padre le lanza por el suelo suavemente una pelotita que deja a su paso unas imágenes de conejitos y mariposas.
-¿Te ocurre algo Harry?- me mira- cuando te sientas así es porque estas preocupado.
-No es nada importante, solo cosas de clase.
-¿Te puedo ayudar?
-No hace falta, pero gracias- vuelvo mi atención a las llamas.
Esa noche apenas duermo y, en más de una ocasión, me giro para contárselo todo a mi marido peor me cayo. Soy idiota, lo sé, pero también soy protector. Todo es por Daf, no quiero que le pase nada.
¿Qué pasaría si en un descuido mío y de Severus el loco de Alfred la hiere?
Eso si que nunca me lo perdonaría, aún matándolo con mis propias manos, aún sabiendo que nunca volvería, no me lo perdonaría.
A la madrugada, cansado de estar tumbado, me voy a la sala donde vuelvo delante de las llamas apenas encendidas y, las viejas dudas, vuelven.
Es alguien del colegio, pienso, alguien de dentro, es imposible que entre sin ser visto, no, es alguien de Hogwarts... ¿pero quién?. Es un adulto, eso esta claro, pero su semblante no concuerda con ningún profesor y menos con Filch. ¿Un disfraz?, tal vez... y ese aroma, ese sabor, ¿a qué me suena?, es de una poción, seguro... piensa Harry, piensa.
Me levanto para pasearme por al sala, me concentro en cada bote de las estanterías, incluso entro en el pequeño cuartito que tiene Sev para sus cosas y observo. Me acerco a los ingredientes más comunes y los huelo. Ninguno.
Tal vez...
Voy a un armario y lo abro, con cuidado voy examinado todos los frascos. Polvo de unicornio... no. Corazón de águila... no. Saliva de banshee... no. Veneno de serpiente... no. Corraza de dragón... no. Centinodia...no.
¡Un momento!
Lo acerco más a mi nariz.
-Si, es esto- susurro contento al tener una pista pero bufo al pensar que este ingrediente se utiliza en bastantes pociones, ¿pero cuál lleva tanta cantidad que deja su sabor y olor en boca del que lo ha tomado?
**** (Severus)
Siento como Harry vuelve a la cama y, con cuidado, lo observo en la oscuridad. Su respiración es algo más agitada de lo normal. No esta bien, algo le preocupa, ¿el qué?
Se que me lo cuenta todo pero si es algo muy grave, que pueda dañarme a mí se lo guarda dentro, ya lo ha hecho otras veces.
¿Debe pasar algo conmigo?, mañana lo vigilaré sin que se dé cuenta, no quiero que nada lo perturbe.
Ya dormido se acurruca a mi lado inconscientemente, se siente protegido a mi lado, entonces, ¿por qué aún no confía del todo en mí?
En la mañana lo encuentro ya despierto saliendo del baño vestido. Esta algo pálido y le vuelvo a preguntar como se encuentra. De nuevo afirma que no es nada.
Me estas engañando Harry, pienso, ¿qué te ocurre pequeño?
**** (Harry)
Faltan diez minutos para las ocho y me dirijo a mi "cita" con Alfred detrás de los invernaderos. Esta vez la varita esta en mi manga derecha, dispuesta a la lucha. No permitiré que me deshonre por un puro capricho, lo mataré si es preciso. Demasiado daño me ha hecho ya.
Por el camino me encuentro con Draco que me pregunta por Dafne, con amabilidad me excuso diciendo que tengo prisa y sigo la marcha hasta salir del castillo comprobando que nadie me sigue. Respiro hondo y me voy a los invernaderos.
Todo esta oscuro salvo unas tenues luces que hay por los jardines y allí veo su figura alta y robusta, parece nervioso, solo mira su reloj.
-¿Me esperabas?- digo con frialdad.
-Diez minutos tarde Harry- chasquea la lengua- no tienes muy en cuenta la vida de tu hija pero... te perdono por ser tú.
-Un privilegio- bromeo sin dejar el sarcasmo- he venido a luchar, no permitiré que me toques, ya me entregaste una vez al Lord, ahora ya no dejaré que te acerques ni un pelo, si es preciso acabaré con tu vida, no temo ir a Azkaban, al menos sabré que estas bajo tierra.
Tiene su mirada fija en mi semblante serio, solo dedicada a aquel que destruyó mi vida al hacerme la marca de la frente. Parece titubear pero acaba sonriendo.
-Tu valentía es admirable, me enloqueces ángel- aprieto los dientes al oír como me llama, es así como lo hace Severus.
-Ojalá tu locura te haga acabar contigo mismo.
-Tal vez un día lo haga- se ríe.
No aguanto más eso, no puedo tenerlo frente mía sin hacer nada más que esperar su ataque o su agresión así que, dejo resbalar la varita por mi mano y lo apunto.
-Expelliarmus.
Su risa es parada por el hechizo que lo hace volar varios metros atrás pero ante mí lo veo desaparecer antes de impactar contra el suelo.
-Pero que...- miro a mi alrededor.
-Te olvidas de algo... se magia oscura.
Su voz resuena por todos lados, no consigo saber donde esta. Agudizo el oído pero nada.
-No ha sido muy honrado de tu parte Harry.
-No usaré la honradez en alguien que no sabe ni siquiera el significado de ello.
Sigo en guardia, intentando ver en la oscuridad de la noche, la tenue luz no ayuda mucho.
Siento un aliento en mi nuca pero es demasiado tarde. Alfred aparece pegándose a mi cuerpo arrebatándome la varita y cerrando sus brazos en mi pecho quedando como un abrazo pero de inmovilidad.
-No bajes la guardia nunca- me susurra.
De nuevo compruebo su mayor fuerza, no puedo moverme.
-Te haré mío Harry, ya no hay amabilidad, la has perdido.
Y con brusquedad besa mi cuello y oreja, hago una mueca de dolor ante un mordisco que me da.
-Hazme lo que quieras pero juro que te buscaré, te torturaré y oiré tus súplicas de clemencia...no la tendrás- gruño intentando zafarme.
-Búscame.
Se pega más dejando notar la dureza de su entrepierna, me da náuseas. Con un pie me desestabiliza haciéndome caer en el pasto, inmóvil y en el suelo me levanta la túnica.
-Déjame, no me toques sucio mortífago.
-Quieto- me ordena volviendo a mi cuello.
Se levanta su propia túnica y siento como se acaricia para estar más preparado para la penetración. Me quedo quieto, notando su respiración agitarse y, como la fuerza disminuye.
¡AHORA!me digo.
Apoyo los pies en el suelo y, de un golpe de cadera, lo hago caer de mi espalda y me pongo en pie. Corro hacía el castillo.
-HARRY, VEN, VEN O LO LAMENTARÁS.
Lo oigo correr tras mía y, al ver unos arbustos, tengo una idea porque se que no llegaré al castillo sin que me alcance. Miro atrás y lo veo acercarse, concentro mi poder en la mano y echo un hechizo de oscuridad. Toda visibilidad desaparece unos segundos, segundos que aprovecho para esconderme tras los arbustos.
Ya pasado el hechizo lo veo que me busca por todo desesperado y furioso. Sin hacer ruido voy hacía el castillo pero sin salir de mi escondite.
-Harry- me llama- venga ven, ¿no querrás que vaya a por Dafne?
Me desplazo más, la entrada esta cerca pero lejos a la vez.
-Haaarrryyy.
Es otra voz, me giro igual que Alfred y veo a Severus acercarse. El mago desaparece como antes.
-Harry, ¿dónde estas?
-Severus- y salgo de detrás de los matorrales.
-¿Qué haces allí?
-Solo...- pero mis ojos se fijan en la puerta del castillo y veo al mago entrar aprovechando las sombras, ¿qué intentará?
-Venga vamos, he dejado a Daf dormida.
-¿QUÉ?- mis ojos se abren- ¿la has dejado sola en el dormitorio?
-Si tranquilo, no le pasará nada.
-Si le pasará- empiezo a correr- la matará.
Y sin dar más explicaciones corro. Por el camino casi arroyo a algunos alumnos pero no me importa, sigo corriendo con la imagen de mi hija en la mente.
Bajo los escalones de cuatro en cuatro y me dirijo a los aposentos, veo a alguien en la puerta y aumento la velocidad aún no teniendo aire.
-NOOO- grito y me lanzo hacía el mago.
De un empujón lo empotro contra la pared agarrándolo del cuello.
-Deja...a...la...niña- digo sin respiración.
-¿Ha-Harry?
Un aterrorizado Anthony me mira. Severus llega un segundo después.
-¿Qué te ocurre Harry?- me pregunta mi marido.
-Anthony, ¿qué haces aquí?- digo recuperando el aliento.
-He venido a ver a la niña, para saber como esta y... preguntarte si me podrías explicar unas cosas de Defensa.
-La niña- susurro y entro en el dormitorio para comprobar que no hay nadie, la pequeña esta durmiendo tranquilamente y no hay sospechosos a la vista.
Al minuto entra Severus, de seguro ha despachado al Ravenclaw y ase acerca a mí que permanezco sentado en el sofá. Se coloca a mi lado y me mira.
-Harry- lo miro- ¿qué ha ocurrido?, primero te encuentro escondido en los terrenos, luego dices no se que de que matarán a Dafne y ahora te pones a correr como alma que lleva la diablo.
-Es que... había un mago en el terreno y... me ha intentado atacar- miento a medias.
-¿Qué hacías tu en los terrenos a esa hora?
-He ido a pasear, necesita aire fresco.
-¿Y qué mago era?- me mira con los ojos entornados, creo que ha notado mis mentiras.
-Creo que era el mismo que me secuestró.
-Eso es imposible Harry, ese hombre debe estar en Azkaban o muerto, además, no hubiera podido entrar en Hogwarts.
-Pero.. así ha sido, me ha atacado y me amenazado en dañar a nuestra hija.
-Harry- se sienta y tomas mis manos entre las suyas- no te preocupes, aquí tu y Daf estáis a salvo, nada ni nadie os podrás hacer daño, el castillo es el lugar más seguro del mundo y mientras yo este, no dejaré que nadie se os acerque.
Fijo mis ojos en los suyos y lo beso.
-Lo se- susurro.
**** (Severus)
Le preparo un té para que se tranquilice y, mientras se lo toma, lo observo.
De verdad ha sido mucha la tensión que ha sufrido los últimos meses, por no hablar de los años. Tal vez todo ese estrés lo ha afectado un poco y el miedo se ha apoderado de él. Puede que haya confundido algún alumno o profesor que estuviera en los jardines con ese mago. No lo sé.
-Vamos a la cama, es algo tarde- le recomiendo.
Nos vamos allí y me aseguro que la niña esta bien arropada y que esta dormida. Me pongo el pijama y entro en la cama a esperar al chico que acabe de ducharse.
A los pocos minutos sale con la toalla alrededor de su estrecha cintura y mis ojos recorren su abdomen bien formado. Es hermoso.
Me levanto de la cama y me acerco mientras él busca su pijama en la cómoda, me sitúo detrás y le pongo las manos a cada lado de las caderas y lo enderezo para abrazarlo.
-Sev- susurra y se gira para quedar cara a cara- ¿has visto mi pijama?
-¿Para qué lo quieres?, tanta roba estorba.
Me mira con una ceja levantada pero enseguida entiende al besarlo y atraerlo a mí.
Empezamos a besarnos sin prisa pero pronto se convierte en pura pasión. Me saca la camisa por el cuello y la arroja mientras le llevo hacía la cama u lo dejo sobre ésta.
-Espera- dice- ¿y la peque?
-Esta dormida, muy dormida. Le susurro con picardía.
Volvemos a besarnos y pronto le arrebato lo único que lleva sobre él, la toalla.
Pronto mis pantalones y boxers acaban en el suelo a su lado.
Entrelaza sus piernas con las mías rozando nuestras partes más sensibles haciendo que me excite en segundos.
-Severus- gime mi nombre.
Mis labios recorren su mandíbula dándole casuales mordisquitos que le encantan y entierra sus manos en mi cabello. Las mías recorren toda su piel, paso a su cuello donde beso.
-Aaarrr- gime de nuevo.
Solo con oírlo y sus roces estoy cerca de no controla mi cuerpo pero...
-Harry- digo parando.
-¿Qué?- dice mordiéndose los labios.
-¿Qué es eso?
Abre los ojos por la pregunta y me mira.
-¿El qué?
-Ese mordisco- lo señalo.
-Tu sabrás- sonríe sexualmente.
-Yo no he sido, nunca te he mordido tan fuerte.
Poco a poco su sonrisa desaparece, como si se acordara de algo y yo me levanto de encima suya. Toda mi excitación se ha esfumado.
-Pues Sev... has tenido que ser tu.
-Yo digo que no.
Su rostro me deja ver que esta nervioso. Yo estoy seguro que esa marca no esta producida por mí, nunca, en lo que llevamos de relación, le he mordido con tal brusquedad. Además, parece muy reciente, como de pocas horas.
-Un momento- susurro y lo miro- Harry, ¿has estado con otro?
**** (Harry)
Al mencionar el mordisco viene a mi cabeza el verdadero culpable.
El mortífago.
Intento disimular pero Severus sabe cada gesto de mi rostro pero sus palabras caen como un cubo de agua helada sobre mí.
-¿Has estado con otro?
Mi respiración se agita y mis pupilas se dilatan por querer impedir las lágrimas, él solo me observa.
-Harry... has estado con otro- no es una pregunta, es una afirmación.
-No- digo.
-Tu cara te delata más que esa marca- se levanta y se empieza a vestir- además- me mira- tu cuartada del ataque no tiene mucho sentido, has estado con el otro o la otra, estoy seguro.
-No Severus, no es lo que piensas- me coloco la toalla y me acerco, intento tocarle pero rehuye.
-Nunca creí que me harías esto- y por primera vez veo lágrimas en sus oscuros ojos- yo te quiero Harry pero veo que tu a mi no.
Y sin decir nada más, con una lágrima recorriendo su rostro, se marcha de la habitación y oigo como cierra la puerta que da a las mazmorras.
Se ha ido.
-Severus- susurro sollozando- por favor, vuelve.
Mi voz es tenue por el nudo en la garganta.
-Vuelve.
Me dejo caer al suelo y, con las manos en mi rostro, lloro amargamente.
