CAPÍTULO 22-
Me despierto a la mañana y lo primero que hago es palmear a mi lado pero Severus no esta, no ha venido en toda la noche porque su lado esta frío y casi impecable.
Me levanto y voy a al cuna para despertar a Daf pero no esta. En vez de la peque hay una nota.
"Me he llevado a la niña conmigo, permaneceré en mi Casa hasta que madures Harry y me cuentes la verdad. Elige entre yo y Dafne o el otro.
Severus"
Dejo caer el papel pero no lloro, esta noche he gastado toda lágrima.
Diez minutos después estoy en la puerta del Comedor esperando a mi marido que siempre sale antes de que toque la campana y así lo hace.
-Severus.
Me mira con esa mirada fría de antes y me estremezco, agacho la mirada paa que no vea mi dolor.
-No hace falta que te vayas de tus aposentos, y ame iré yo a la hora de la comida.
-¿Algo más?
-No- susurro.
Se marcha a su aula y me quedo allí un rato hasta que suena el timbre y me voy a Historia.
-¡¡Te has peleado con Snape!!- susurra Ron en la clase de Binns.
-Si, bueno...-no se como explicarlo.
-Y Harry, en vez de venir de nuevo a Gryffindor, ¿no sería mejor qué volvieras a hablar con él?- dice sabiamente Hermione que toma apuntes.
-Lo he intentado pero no puedo, no me ha creido.
-¿Qué ha pasado?
Se lo cuento todo sin rodeos, no voy a mentir más. A cada palabras se sorprenden más hasta que termino.
-Uff, en que lío te has metido- opina el pelirrojo- con lo celoso que es Snape.
-Lo se- me paso la mano por el pelo.
Ese día se me pasa volando pero con más tristeza que nunca. Casi no he visto al hombre y menos a mi niña.
No se que hacer para reparar lo echo así que, tras llevar algo de mi ropa a la torre, cojo la Saeta y me voy a volar. Eso siempre ayuda.
Permanezco volando casi una hora hasta que anochece, me dirijo al lago para sentarme un rato.
-Te he estado mirando mientras volabas.
Me sobresalto y veo que es Anthony que se sienta a mi lado.
-¿Ocurre algo Harry?, te veo muy triste.
-No es nada.
-Me lo puedes contar soy una tumba, además, a veces desahogarse es bueno.
-Es que...- suspiro- Severus y yo hemos discutido y no se como arreglarlo.
-¿Qué ha pasado?, tal vez pueda ayudarte.
-Él cree que...me he estado..viendo con otro.
-¿En serio?- dice sorprendido.
-Es mentira pero no me cree- me tapo la cara con ambas manos.
-Bueno tranquilo- pasa un brazo por mis hombros- ya verás como todo se arregla.
-Eso espero.
**** (Severus)
Barro la mesa Gryffindor y no veo a Harry, no ha venido a cenar. Suspiro ante el plato intacto ya que lo hecho de menos, mucho.
Sus palabras a la mañana me han dolido, quería decirle que no se fuera, abrazarlo, besarlo para calmarlo y perdonarlo pero me he retenido, debe aprender, madurar. Es marido y padre de familia, ya no hay juegos de seducción con otros, creí que nunca me haría esto pero...me he equivocado.
Además, no entiendo ese relato del ataque, no me encaja.
-Severus.
-¿Si Albus?- lo miro.
-Creo que sería mejor que fueras a descansar, verás como mañana todo se resuelve y Harry vuelve.
-Si Albus- cojo a la niña y me dirijo a los aposentos pero casi al entrar oigo pasos procedentes de los terrenos y me giro.
Mi ojiverde entra con su escoba con la cabeza gacha. Se me encoge el corazón pero...
-Espera Harry.
Detrás suya entra el chico Ravenclaw y entrecierro los ojos. Ese chiquillo nunca me ha gustado. Escucho.
-No te preocupes más por Snape, ¿vale?, no me gusta verte triste- Harry asiente- venga, tu tranquilo- y ante mis ojos veo como el niño lo abraza.
Una oleada de furia me rodea y, sin querer ver más, me adentro a las mazmorras. Todo esta claro, no hay confusión ni ha habido ataque, Harry esta con Jackers.
No duermo nada esta noche ni las dos siguientes. Temprano me voy al Comedor donde solo hay algún profesor y dos o tres alumnos.
De repente Daf empieza a sollozar y estirar los bracitos, sigo la dirección y veo a Harry.
Él me mira fijamente y se acerca con temor pero le habla a la niña que llora.
-Hola mi reina, no llores.
Intentando no tocarme mucho coge a la pequeña y la acurruca en sus brazos acunándola y besando su cabeza. Poco a poco la niña se calma.
Se que lo echa de menos, es su padre y, verla así, me duele.
-Yo...me gustaría llevarme a la niña mientras desayuno- dice casi sin mirarme.
-De acuerdo.
Y con ella se va a la mesa de los leones. Yo me siento al lado de Albus que ha visto la escena.
-Por lo que veo aún no habéis hablado.
-No- de reojo lo miro, tiene una triste sonrisa mientras le da de comer a nuestra hija.
-Severus, ¿por qué no le perdonas?- me aconseja el anciano.
-Debe aprender a ser maduro.
-Tal vez es ese su problema- lo miro- Harry apenas tiene diecisiete años y desde su nacimiento a albergado más de lo que ha podido, Severus, ponte en su lugar. Es un chiquillo aún y de repente se ve siendo marido y padre de una familia- suspira- ve a sus compañeros que aún pueden hacer lo que les plazca, cambiar de pareja cada semana, elegir su futuro, pero él no.
-Yo no le he obligado a nada- me defiendo.
-Lo se y también se que te quiere a ti y a Dafne con locura pero su juventud le ha traicionado, nunca os haría daño.
-Pues lo ha hecho al mentirme.
-¿Has pensado qué hubieras echo ti en su lugar?- me mira y se marcha dejándome con la pregunta.
Yo también me voy pero a mi clase para pensar solo. Lo necesito.
A la campana abro la puerta y los alumnos de cuarto entran, entre ellos esta Jackers que sonríe con un compañero.
-Hoy haremos una poción del olvido- les gruño- estarán hoy y mañana para realizarla, espero que no haya problemas, a la primera explosión se quitarán cincuenta puntos.
Una mano es levantada, es Jackers y con recelo le doy la palabra.
-No es por hacerle la contraria señor pero...eso es una poción de sexto curso.
-¿Y qué ocurre?- me acerco peligrosamente-¿no se ve capaz de juntar unos ingredientes en un caldero?
-S-si señor- baja la cabeza.
-Empezad-y con un movimiento de varita los ingredientes y pautas aparecen en la pizarra.
Por supuesto que la dificultad es mucha pero es un castigo para...ya sabemos para quien y sin con él arrastra el resto de clase pues que lo haga. No les irá mal un poco de guerra.
Me paseo por el aula criticando a unos y a otros o, si me parece que se lo merece, explicándole alguna cosa.
-Saber Peter, la otra noche quedé con Harry de nuevo- oigo a Jackers y, disimuladamente me acerco por detrás.
-¿De nuevo?- pregunta el compañero.
-Si, se ve que esta triste y necesita mi hombro- sonríe con picardía- bueno ya entiendes.
-Eres un fenómeno Anthony, te has caramelado al famoso Potter.
-Uno que sabe.
La rabia me invade de nuevo y, cogiendo de un estante un frasquito, paso por su lado con el sigilo y disimulo que me envuelve, echo el contenido en la poción.
En segundos el líquido empieza a burbujear peligrosamente mientras el chico intenta hacer que pare pero...es demasiado tarde.
Una fuerte explosión se oye en toda la mazmorra seguido de un chillido.
-SEÑOR JACKERS, ¿QUÉ CREE QUE ESTA HACIENDO?- grito acercándome.
-Me abraso- solloza.
Sus manos, su ropa y parte de su cara se esta poniendo roja mientras un humo blanquecino sale de su rojiza piel.
-Es un inepto, cincuenta puntos menos para Ravenclaw y otros cincuenta por ensuciar el aula.
-Pero...me abraso- vuelve a repetir.
Y otros cuarenta por escándalo en clase.
Va abrir la boca pero su amigo estira de él para callarlo.
-Señor,¿puedo llevarlo a la enfermería?- me pregunta.
-No, siga con su poción.
Y con una cínica sonrisa me voy a mi asiento.
**** (Harry)
-Harry
Estoy por los pasillos en cambio de clases cuando me llaman. Al girar veo al director con Dafne en brazos que mira todo con interés.
-Señor director, ¿ocurre algo?
-No, lo que ocurre es que tengo que irme por unas horas del castillo y no me puedo encargar de la niña, es urgente.
-No se preocupe, yo me encargo- cojo a la pequeña en brazos- que pase un buen día señor.
-Igualmente.
Me marcho con Daf sin ver una gran sonrisa del anciano.
Ron y Herm le hacen carantoñas para que ría y es mi amiga quien dice:
-Oye Harry, en diez minutos tenemos examen de Transformaciones, ¿qué harás con la niña?
Es verdad, no pensaba en eso. A mi no me molesta pero tal vez a McGonagall si. ¿Qué hacer?
-Llévala a Snape- dice al chica como última alternativa.
Así que, con coraje, me dirijo a las mazmorras con la pequeña. Toco a la puerta y oigo la fría voz de Severus dándome paso.
Al entrar un poco muchas miradas se dirigen a mí pero el más sorprendido es el adulto.
-¿Puedo pasar señor?
-Si
Me acerco a él y veo que se sorprende aún más al ver a la niña en mis brazos, bajo la voz para que solo me oiga él.
-Perdón si molesto ero Dumbledore ha tenido que irse y me ha dado a la niña y...es que ahora tengo un examen con McGonagall.
-¿Quieres qué me la quede yo?- pregunta.
-Te lo agradecería, después vendré a buscarla para que sigas las clases.
-De acuerdo, ve tranquilo a clase- dice sin frialdad.
-Gracias.
Le tiendo a la pequeña que balbucea cualquier cosa. En un momento nuestras manos se tocan y me estremezco. Lo miro fijamente con un leve rubor y una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
-Profesor, por favor, ¿puedo ir a la enfermería?
Rompemos el contacto y veo a Anthony casi al rojo vivo con la túnica algo quemada, levanto una ceja.
-Vaya- dice Severus.
No se porque pero me da que le ha dado permiso porque estoy yo aquí y, por mal que estemos, es incapaz de ser tan frío como antes en mi presencia y la de Dafne. El chico se marcha enseguida.
-Bueno yo debo irme- le doy un beso a la niña- hasta luego.
-Hasta luego- me mira- y Harry... suerte en el examen.
-Gracias- y con timidez le doy un delicado beso en la mejilla.
Algo avergonzado me marcho a Transformaciones a hacer el examen que me sale bastante bien.
-Enhorabuena señor Potter- me dice la profesora al ver mi examen y mi gato que antaño era una pluma- espléndida transformación.
Sonrío un poco y vuelvo a mi asiento.
Al tocar el timbre me dirijo a las mazmorras donde ya no hay alumnos, llamo a la puerta del despacho de Severus y me da paso.
-Hola, vengo a buscar a Daf.
-Ahora mismo se ha dormido- me dice- esta en la sala de al lado.
-Ah, bueno pues...me la llevo igualmente si quieres.
-No, déjala que duerma un poco más- me observa- harry ¿quieres merendar conmigo aquí?
-Me gustaría- le sonrío.
Me indica que pase a la sala donde veo a nuestra pequeñina en su cuna durmiendo placidamente.
**** (Severus)
La verdad es que merendar con Harry es lo que más deseo, quiero volver a estar junto a él, lo necesito.
Nos sentamos en la mesa y unos paltos con la comida aparecen, nos servimos y en silencio comenzamos.
-¿Qué tal te ha ido el examen?
-Bastante bien- me responde- ¿y a ti las clases?
-Bien- digo recordando a Jakers medio quemado.
Volvemos a quedar en silencio hasta que acabamos y nos sentamos en el sofá para hacer tiempo hasta la próxima clase. Sentir a Harry cerca me hace olvidarlo todo y solo recordar su tacto a terciopelo.
-Severus- elevo la mirada y veo como se muerde el labio inferior- ¿qué será de nosotros?- no respondo- yo...yo te quiero mucho Sev, muchísimo, no sabes el daño que esto me hace.
-A mí también me duele tenerte lejos- me sincero.
-Yo nunca te he mentido- sus ojos se bañan en lágrimas- te juro que no he estado con nadie más, no podría, eres lo más importante para mí junto a Daf, Severus...no me dejes por favor, no me saques de tu corazón, no me alejes de ti porque no podría soportarlo- su rostro esta empapado y, cogiendo mis manos entre las suyas, me las besa- te quiero.
Sus palabras son sinceras y me estremezco al contacto de sus labios en mis manos.
-Harry, cuéntame al verdad- es lo único que le digo.
Y sin dudarlo me lo cuenta todo, sin esconder nada. Y no más mentiras por intentar protegernos.
Llora al llegar a la última parte donde le mortífago intentó poseerlo.
-Lamento haberte escondido todo- susurra- lo siento.
-Mírame Harry...mírame- le levanto al cara con suavidad- prométeme que nunca más me mentirás, prométeme que no me ocultarás algo que pueda ser peligroso para ti, prométeme que... volverás a mi lado.
-Lo prometo.
Y, como hace días, lo beso muy dulcemente percibiendo su sabor a canela junto al salado de las lágrimas.
-Yo también te quiero- le digo antes de volver a besarlo y reposarlo poco a poco en el sofá.
Mis manos recorren su joven cuerpo y, como si un milagro fuera, siento sus estremecimientos y sus suspiros al sentir mis labios por su pecho ya desnudo.
Con timidez me desnuda entre besos, como si fuera la primera vez y eso me enloquece.
Admiro su morena piel, sus ojos cerrados, su sonrojo en las mejillas y su boca entreabierta que deja escapar pequeños gemidos por las caricias tenues que le proporciono en su paste más sensible.
La verdad es que no se como he podido dudar de él.
-Severus- suspira mi nombre al poseerlo.
Me sorprendo al notar la estrechez de su cuerpo, siempre a sido muy delicado, pero me alegro al "comprobar" que, verdaderamente, no ha estado con nadie.
Mi mano se mueve en su entrepierna al mismo compás que las embestidas.
Esconde su rostro en mi cuello donde besa, lame y muerde mi piel.
Primero llega él al climax y, al poco, lo sigo. Reposo sobre él hasta que nuestras respiraciones se normalizan y, cogiendo mi varita del suelo, nos echo un hechizo limpiador.
Y así permanecemos, yo sobre su cuerpo enterrando mis dedos en su revuelto cabello hasta que se oye el llanto de Dafne.
-Mmm- protesto ya que estaba medio dormido.
-Ya voy yo- dice el chico que se pone mi camisa que le va algo grande.
Y o me pongo los pantalones y me incorporo para dejar sitio al chico que viene con un biberón y la niña.
-Sev, creo que nos hemos perdido unas clases.
-No importa, esto ha merecido la pena- sonrío.
La niña nos mira a los dos con sus ojazos negros veteados de verde como decir que ha presenciado "la reconciliación". Incluso muestra una pequeña sonrisa.
-Come- le digo algo sonrojado pensando que su curiosidad va siendo como la de Albus.
Pasamos la tarde los tres juntos jugando y riendo y me siento feliz que Harry hablará primero ya que de no ser así no se si hubiéramos echo las paces.
A la hora de la cena el anciano nos observa desde la mesa alta y me sonríe al acercarme.
-Buenas noches Albus, ¿ya has llegado?
-Si- de nuevo sonríe- según se ve ni tu ni Harry habéis hecho acto de presencia en toda al tarde.
-No.
-Os habéis reconciliado ¿verdad?- asiento- ya lo sabía yo, es que mi plan era perfecto.
-¿Plan?, ¿qué plan?- levanto una ceja.
-Os he dejado a al niña a propósito, yo he estado paseando todo el día. Sabía que Daf os juntaría de nuevo.
-Sabes que no me convencen tus planes pero esta vez te lo agradezco.
-Nada, nada, un placer.
Como adoro este mago.
Me despierto a la mañana y lo primero que hago es palmear a mi lado pero Severus no esta, no ha venido en toda la noche porque su lado esta frío y casi impecable.
Me levanto y voy a al cuna para despertar a Daf pero no esta. En vez de la peque hay una nota.
"Me he llevado a la niña conmigo, permaneceré en mi Casa hasta que madures Harry y me cuentes la verdad. Elige entre yo y Dafne o el otro.
Severus"
Dejo caer el papel pero no lloro, esta noche he gastado toda lágrima.
Diez minutos después estoy en la puerta del Comedor esperando a mi marido que siempre sale antes de que toque la campana y así lo hace.
-Severus.
Me mira con esa mirada fría de antes y me estremezco, agacho la mirada paa que no vea mi dolor.
-No hace falta que te vayas de tus aposentos, y ame iré yo a la hora de la comida.
-¿Algo más?
-No- susurro.
Se marcha a su aula y me quedo allí un rato hasta que suena el timbre y me voy a Historia.
-¡¡Te has peleado con Snape!!- susurra Ron en la clase de Binns.
-Si, bueno...-no se como explicarlo.
-Y Harry, en vez de venir de nuevo a Gryffindor, ¿no sería mejor qué volvieras a hablar con él?- dice sabiamente Hermione que toma apuntes.
-Lo he intentado pero no puedo, no me ha creido.
-¿Qué ha pasado?
Se lo cuento todo sin rodeos, no voy a mentir más. A cada palabras se sorprenden más hasta que termino.
-Uff, en que lío te has metido- opina el pelirrojo- con lo celoso que es Snape.
-Lo se- me paso la mano por el pelo.
Ese día se me pasa volando pero con más tristeza que nunca. Casi no he visto al hombre y menos a mi niña.
No se que hacer para reparar lo echo así que, tras llevar algo de mi ropa a la torre, cojo la Saeta y me voy a volar. Eso siempre ayuda.
Permanezco volando casi una hora hasta que anochece, me dirijo al lago para sentarme un rato.
-Te he estado mirando mientras volabas.
Me sobresalto y veo que es Anthony que se sienta a mi lado.
-¿Ocurre algo Harry?, te veo muy triste.
-No es nada.
-Me lo puedes contar soy una tumba, además, a veces desahogarse es bueno.
-Es que...- suspiro- Severus y yo hemos discutido y no se como arreglarlo.
-¿Qué ha pasado?, tal vez pueda ayudarte.
-Él cree que...me he estado..viendo con otro.
-¿En serio?- dice sorprendido.
-Es mentira pero no me cree- me tapo la cara con ambas manos.
-Bueno tranquilo- pasa un brazo por mis hombros- ya verás como todo se arregla.
-Eso espero.
**** (Severus)
Barro la mesa Gryffindor y no veo a Harry, no ha venido a cenar. Suspiro ante el plato intacto ya que lo hecho de menos, mucho.
Sus palabras a la mañana me han dolido, quería decirle que no se fuera, abrazarlo, besarlo para calmarlo y perdonarlo pero me he retenido, debe aprender, madurar. Es marido y padre de familia, ya no hay juegos de seducción con otros, creí que nunca me haría esto pero...me he equivocado.
Además, no entiendo ese relato del ataque, no me encaja.
-Severus.
-¿Si Albus?- lo miro.
-Creo que sería mejor que fueras a descansar, verás como mañana todo se resuelve y Harry vuelve.
-Si Albus- cojo a la niña y me dirijo a los aposentos pero casi al entrar oigo pasos procedentes de los terrenos y me giro.
Mi ojiverde entra con su escoba con la cabeza gacha. Se me encoge el corazón pero...
-Espera Harry.
Detrás suya entra el chico Ravenclaw y entrecierro los ojos. Ese chiquillo nunca me ha gustado. Escucho.
-No te preocupes más por Snape, ¿vale?, no me gusta verte triste- Harry asiente- venga, tu tranquilo- y ante mis ojos veo como el niño lo abraza.
Una oleada de furia me rodea y, sin querer ver más, me adentro a las mazmorras. Todo esta claro, no hay confusión ni ha habido ataque, Harry esta con Jackers.
No duermo nada esta noche ni las dos siguientes. Temprano me voy al Comedor donde solo hay algún profesor y dos o tres alumnos.
De repente Daf empieza a sollozar y estirar los bracitos, sigo la dirección y veo a Harry.
Él me mira fijamente y se acerca con temor pero le habla a la niña que llora.
-Hola mi reina, no llores.
Intentando no tocarme mucho coge a la pequeña y la acurruca en sus brazos acunándola y besando su cabeza. Poco a poco la niña se calma.
Se que lo echa de menos, es su padre y, verla así, me duele.
-Yo...me gustaría llevarme a la niña mientras desayuno- dice casi sin mirarme.
-De acuerdo.
Y con ella se va a la mesa de los leones. Yo me siento al lado de Albus que ha visto la escena.
-Por lo que veo aún no habéis hablado.
-No- de reojo lo miro, tiene una triste sonrisa mientras le da de comer a nuestra hija.
-Severus, ¿por qué no le perdonas?- me aconseja el anciano.
-Debe aprender a ser maduro.
-Tal vez es ese su problema- lo miro- Harry apenas tiene diecisiete años y desde su nacimiento a albergado más de lo que ha podido, Severus, ponte en su lugar. Es un chiquillo aún y de repente se ve siendo marido y padre de una familia- suspira- ve a sus compañeros que aún pueden hacer lo que les plazca, cambiar de pareja cada semana, elegir su futuro, pero él no.
-Yo no le he obligado a nada- me defiendo.
-Lo se y también se que te quiere a ti y a Dafne con locura pero su juventud le ha traicionado, nunca os haría daño.
-Pues lo ha hecho al mentirme.
-¿Has pensado qué hubieras echo ti en su lugar?- me mira y se marcha dejándome con la pregunta.
Yo también me voy pero a mi clase para pensar solo. Lo necesito.
A la campana abro la puerta y los alumnos de cuarto entran, entre ellos esta Jackers que sonríe con un compañero.
-Hoy haremos una poción del olvido- les gruño- estarán hoy y mañana para realizarla, espero que no haya problemas, a la primera explosión se quitarán cincuenta puntos.
Una mano es levantada, es Jackers y con recelo le doy la palabra.
-No es por hacerle la contraria señor pero...eso es una poción de sexto curso.
-¿Y qué ocurre?- me acerco peligrosamente-¿no se ve capaz de juntar unos ingredientes en un caldero?
-S-si señor- baja la cabeza.
-Empezad-y con un movimiento de varita los ingredientes y pautas aparecen en la pizarra.
Por supuesto que la dificultad es mucha pero es un castigo para...ya sabemos para quien y sin con él arrastra el resto de clase pues que lo haga. No les irá mal un poco de guerra.
Me paseo por el aula criticando a unos y a otros o, si me parece que se lo merece, explicándole alguna cosa.
-Saber Peter, la otra noche quedé con Harry de nuevo- oigo a Jackers y, disimuladamente me acerco por detrás.
-¿De nuevo?- pregunta el compañero.
-Si, se ve que esta triste y necesita mi hombro- sonríe con picardía- bueno ya entiendes.
-Eres un fenómeno Anthony, te has caramelado al famoso Potter.
-Uno que sabe.
La rabia me invade de nuevo y, cogiendo de un estante un frasquito, paso por su lado con el sigilo y disimulo que me envuelve, echo el contenido en la poción.
En segundos el líquido empieza a burbujear peligrosamente mientras el chico intenta hacer que pare pero...es demasiado tarde.
Una fuerte explosión se oye en toda la mazmorra seguido de un chillido.
-SEÑOR JACKERS, ¿QUÉ CREE QUE ESTA HACIENDO?- grito acercándome.
-Me abraso- solloza.
Sus manos, su ropa y parte de su cara se esta poniendo roja mientras un humo blanquecino sale de su rojiza piel.
-Es un inepto, cincuenta puntos menos para Ravenclaw y otros cincuenta por ensuciar el aula.
-Pero...me abraso- vuelve a repetir.
Y otros cuarenta por escándalo en clase.
Va abrir la boca pero su amigo estira de él para callarlo.
-Señor,¿puedo llevarlo a la enfermería?- me pregunta.
-No, siga con su poción.
Y con una cínica sonrisa me voy a mi asiento.
**** (Harry)
-Harry
Estoy por los pasillos en cambio de clases cuando me llaman. Al girar veo al director con Dafne en brazos que mira todo con interés.
-Señor director, ¿ocurre algo?
-No, lo que ocurre es que tengo que irme por unas horas del castillo y no me puedo encargar de la niña, es urgente.
-No se preocupe, yo me encargo- cojo a la pequeña en brazos- que pase un buen día señor.
-Igualmente.
Me marcho con Daf sin ver una gran sonrisa del anciano.
Ron y Herm le hacen carantoñas para que ría y es mi amiga quien dice:
-Oye Harry, en diez minutos tenemos examen de Transformaciones, ¿qué harás con la niña?
Es verdad, no pensaba en eso. A mi no me molesta pero tal vez a McGonagall si. ¿Qué hacer?
-Llévala a Snape- dice al chica como última alternativa.
Así que, con coraje, me dirijo a las mazmorras con la pequeña. Toco a la puerta y oigo la fría voz de Severus dándome paso.
Al entrar un poco muchas miradas se dirigen a mí pero el más sorprendido es el adulto.
-¿Puedo pasar señor?
-Si
Me acerco a él y veo que se sorprende aún más al ver a la niña en mis brazos, bajo la voz para que solo me oiga él.
-Perdón si molesto ero Dumbledore ha tenido que irse y me ha dado a la niña y...es que ahora tengo un examen con McGonagall.
-¿Quieres qué me la quede yo?- pregunta.
-Te lo agradecería, después vendré a buscarla para que sigas las clases.
-De acuerdo, ve tranquilo a clase- dice sin frialdad.
-Gracias.
Le tiendo a la pequeña que balbucea cualquier cosa. En un momento nuestras manos se tocan y me estremezco. Lo miro fijamente con un leve rubor y una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
-Profesor, por favor, ¿puedo ir a la enfermería?
Rompemos el contacto y veo a Anthony casi al rojo vivo con la túnica algo quemada, levanto una ceja.
-Vaya- dice Severus.
No se porque pero me da que le ha dado permiso porque estoy yo aquí y, por mal que estemos, es incapaz de ser tan frío como antes en mi presencia y la de Dafne. El chico se marcha enseguida.
-Bueno yo debo irme- le doy un beso a la niña- hasta luego.
-Hasta luego- me mira- y Harry... suerte en el examen.
-Gracias- y con timidez le doy un delicado beso en la mejilla.
Algo avergonzado me marcho a Transformaciones a hacer el examen que me sale bastante bien.
-Enhorabuena señor Potter- me dice la profesora al ver mi examen y mi gato que antaño era una pluma- espléndida transformación.
Sonrío un poco y vuelvo a mi asiento.
Al tocar el timbre me dirijo a las mazmorras donde ya no hay alumnos, llamo a la puerta del despacho de Severus y me da paso.
-Hola, vengo a buscar a Daf.
-Ahora mismo se ha dormido- me dice- esta en la sala de al lado.
-Ah, bueno pues...me la llevo igualmente si quieres.
-No, déjala que duerma un poco más- me observa- harry ¿quieres merendar conmigo aquí?
-Me gustaría- le sonrío.
Me indica que pase a la sala donde veo a nuestra pequeñina en su cuna durmiendo placidamente.
**** (Severus)
La verdad es que merendar con Harry es lo que más deseo, quiero volver a estar junto a él, lo necesito.
Nos sentamos en la mesa y unos paltos con la comida aparecen, nos servimos y en silencio comenzamos.
-¿Qué tal te ha ido el examen?
-Bastante bien- me responde- ¿y a ti las clases?
-Bien- digo recordando a Jakers medio quemado.
Volvemos a quedar en silencio hasta que acabamos y nos sentamos en el sofá para hacer tiempo hasta la próxima clase. Sentir a Harry cerca me hace olvidarlo todo y solo recordar su tacto a terciopelo.
-Severus- elevo la mirada y veo como se muerde el labio inferior- ¿qué será de nosotros?- no respondo- yo...yo te quiero mucho Sev, muchísimo, no sabes el daño que esto me hace.
-A mí también me duele tenerte lejos- me sincero.
-Yo nunca te he mentido- sus ojos se bañan en lágrimas- te juro que no he estado con nadie más, no podría, eres lo más importante para mí junto a Daf, Severus...no me dejes por favor, no me saques de tu corazón, no me alejes de ti porque no podría soportarlo- su rostro esta empapado y, cogiendo mis manos entre las suyas, me las besa- te quiero.
Sus palabras son sinceras y me estremezco al contacto de sus labios en mis manos.
-Harry, cuéntame al verdad- es lo único que le digo.
Y sin dudarlo me lo cuenta todo, sin esconder nada. Y no más mentiras por intentar protegernos.
Llora al llegar a la última parte donde le mortífago intentó poseerlo.
-Lamento haberte escondido todo- susurra- lo siento.
-Mírame Harry...mírame- le levanto al cara con suavidad- prométeme que nunca más me mentirás, prométeme que no me ocultarás algo que pueda ser peligroso para ti, prométeme que... volverás a mi lado.
-Lo prometo.
Y, como hace días, lo beso muy dulcemente percibiendo su sabor a canela junto al salado de las lágrimas.
-Yo también te quiero- le digo antes de volver a besarlo y reposarlo poco a poco en el sofá.
Mis manos recorren su joven cuerpo y, como si un milagro fuera, siento sus estremecimientos y sus suspiros al sentir mis labios por su pecho ya desnudo.
Con timidez me desnuda entre besos, como si fuera la primera vez y eso me enloquece.
Admiro su morena piel, sus ojos cerrados, su sonrojo en las mejillas y su boca entreabierta que deja escapar pequeños gemidos por las caricias tenues que le proporciono en su paste más sensible.
La verdad es que no se como he podido dudar de él.
-Severus- suspira mi nombre al poseerlo.
Me sorprendo al notar la estrechez de su cuerpo, siempre a sido muy delicado, pero me alegro al "comprobar" que, verdaderamente, no ha estado con nadie.
Mi mano se mueve en su entrepierna al mismo compás que las embestidas.
Esconde su rostro en mi cuello donde besa, lame y muerde mi piel.
Primero llega él al climax y, al poco, lo sigo. Reposo sobre él hasta que nuestras respiraciones se normalizan y, cogiendo mi varita del suelo, nos echo un hechizo limpiador.
Y así permanecemos, yo sobre su cuerpo enterrando mis dedos en su revuelto cabello hasta que se oye el llanto de Dafne.
-Mmm- protesto ya que estaba medio dormido.
-Ya voy yo- dice el chico que se pone mi camisa que le va algo grande.
Y o me pongo los pantalones y me incorporo para dejar sitio al chico que viene con un biberón y la niña.
-Sev, creo que nos hemos perdido unas clases.
-No importa, esto ha merecido la pena- sonrío.
La niña nos mira a los dos con sus ojazos negros veteados de verde como decir que ha presenciado "la reconciliación". Incluso muestra una pequeña sonrisa.
-Come- le digo algo sonrojado pensando que su curiosidad va siendo como la de Albus.
Pasamos la tarde los tres juntos jugando y riendo y me siento feliz que Harry hablará primero ya que de no ser así no se si hubiéramos echo las paces.
A la hora de la cena el anciano nos observa desde la mesa alta y me sonríe al acercarme.
-Buenas noches Albus, ¿ya has llegado?
-Si- de nuevo sonríe- según se ve ni tu ni Harry habéis hecho acto de presencia en toda al tarde.
-No.
-Os habéis reconciliado ¿verdad?- asiento- ya lo sabía yo, es que mi plan era perfecto.
-¿Plan?, ¿qué plan?- levanto una ceja.
-Os he dejado a al niña a propósito, yo he estado paseando todo el día. Sabía que Daf os juntaría de nuevo.
-Sabes que no me convencen tus planes pero esta vez te lo agradezco.
-Nada, nada, un placer.
Como adoro este mago.
