Típico: Algunos personajes pertenecen a J. K. Rowling, y el resto son míos.
Summary: Después de la caída de Voldemort, las familias de mortífagos se han convertido en mafias que se matan entre ellos para tener el poder absoluto. Este fic contendrá acción, romance, magia, fiestas…
mayumi(): Aquí tienes la continuación, jeje ella es otro personaje que mi imaginación ha creado jaja. Espero que te guste, tengo ya escritos hasta el sexto capítulo de esta historia, pero bueno creo que los repasaré porque aún no sé si cambiar algunas cosas de la historia.
EL CÍRCULO DE LAS MAFIAS
2. Estrellas
En ese momento algo en su interior le dijo que tuviese confianza y que hiciese lo que el corazón le decía. ¿Confianza en esos momentos? ¿corazón? Él nunca se había dejado llevar por su corazón, no sabía escucharle, pero algo le dijo que no utilizase la varita, que muriese como un hombre de bien, dejando aparte su orgullo el último instante de vida que tendría.
Por lo tanto, Draco bajó la varita y se la entregó al señor Sigor mientras decía:
- Prefiero que me mate la persona a la que he estado apuntando – y así se quedó fijamente mirando a los ojos azules confundidos del señor Sigor.
Una figura menuda salió de detrás del cuerpo de Malfoy y se puso a su vista al lado del señor Sigor, Draco giró la vista y la posó en la joven que instantes atrás le había estado apuntando, no debía ser mayor que él, tenía el pelo de color castaño claro, rizado, que caía como una cascada más allá de su espalda, vestía un traje de fiesta corto de color negro, por un lado le llegaba muy por encima del muslo y bajaba hacia la otra pierna hasta situarse algo más largo, dejaba ver un escote discreto que resaltaba su fino cuello pálido, ella era de una palidez extrema y su cara estaba adornada con unos ojos grandes de un color marrón muy profundo, que contrastaban notablemente con el blanco inmaculado de los ojos y daba la impresión de que conseguía leer tus pensamientos, te hacían que apartases la vista de ellos, para bajar a unos labios carnosos y rojizos que sonreían irónicamente.
Cuando el señor Sigor se dispuso a formular las palabras que acabarían con la vida de Draco, la chica que mantenía firmemente la fría mirada gris del joven rubio, se adelantó y agarró la mano del señor Sigor, el cual la miró confundido pero asintió y bajó la varita lentamente.
- Eres muy joven para estar al servicio de alguien –dijo el señor Sigor- ¿Cómo te llamas?
- Mi nombre es Draco Malfoy, señor –el señor Sigor abrió desmesuradamente los ojos.
- ¿Draco? ¿Malfoy? ¿El hijo de Lucius y Narcisa Malfoy? –Draco asintió con la cabeza- pero yo pensé que te habían matado.
- De hecho iba a ser así –Malfoy se perdió levemente en sus pensamientos y una mueca agria adornó su cara- pero prefirieron utilizarme para proteger al estúpido de Zabini.
- Ese hombre está mejor muerto –dijo el señor Sigor tendiéndole la mano a Draco, que la estrechó fuertemente- yo soy Ville Sigor y ella –señaló a la bella joven que había a su lado- es mi hija Syla Sigor.
Draco miró sorprendido a Syla, había arriesgado la vida de su padre con una sangre fría alucinante, Syla le sonrió y Draco notó como se sonrojaba levemente, lo que intentó evitar por todos los medios, él no se solía poner rojo con una chica, de hecho siempre era al revés. El señor Sigor se giró hacia su hija y le dijo:
- ¡Me podrían haber matado Syla! –dijo el señor Sigor esta vez frunciendo el ceño.
- Y habría heredado yo todo –dijo riéndose la chica. Draco miraba asombrado mientras el señor Sigor observaba con recelo a su hija- tranquilo, no iba a utilizar la varita – el señor Sigor asintió como si supiese que su hija tenía razón y Draco se preguntó cómo lo iba a poder saber ella.
Ville Sigor estuvo meditando un rato hasta que finalmente se dirigió a Draco.
- Joven Malfoy, te voy a hacer una propuesta, si no recuerdo mal, tienes aún 17 años y no eres mayor de edad, además ahora estás solo –dejo un breve espacio de tiempo para continuar- yo puedo ejercer de padre adoptivo o tutor, seguro que tu padre me lo habría agradecido, y te enseñaré y te educaré como a mi hija, y cuando cumplas 18 años puedes elegir si ser uno de mis hombres o hacer tu vida por tu lado, ¿qué te parece?
- Acepto –dijo Malfoy mirando sus propios intereses, al fin y al cabo aún no entendía la suerte que había tenido ese día.
- Me alegro –dijo sonriendo abiertamente- Syla, llévale a una habitación y vístele para bajar a la fiesta.
- Joder, que estaba con el americano –dijo Syla poniendo cara de enfadada, aunque realmente se estaba metiendo con su padre, que escandalizado hizo gestos con las manos para que se fuesen los dos.
Draco siguió silenciosamente a Syla, que se movía elegantemente y no se paró para ver si la estaban siguiendo. Caminaron por pasillos largos, decorados con multitud de objetos caros y elegantes. El final de uno de los pasillos más largos acababa en dos puertas de madera, grandes y pulidas, Syla abrió la de la derecha e hizo pasar a Draco. Le enseñó su nueva habitación a un Draco consternado después de haber estado privado ese tiempo de los lujos a los que estaba acostumbrado, era un cuarto amplio, con unos ventanales enormes al final de la sala, en un lado había unos sillones de color negro con una mesita pequeña, al otro lado estaba la cama de matrimonio, con doseles verdes trasparentes.
Syla se quedó mirando a Draco, el cual no le quitaba ojo de encima, la chica se acercó a Malfoy y de un movimiento rápido le quitó la túnica, Draco abrió mucho los ojos pero no intentó esconder nada, sabía que tenía un buen cuerpo cosa que vio que la mirada de Syla también había captado. Syla recorrió con la vista los abdominales blancos como el mármol, pero bien formados de Draco, y fue bajando la vista hacia unos boxers color gris clarito, Syla sonrió y subió la vista para fijarse en los fríos ojos de Draco que la miraban con curiosidad.
La chica se dio la vuelta y abrió una puerta que daba a una pequeña habitación que servía como vestidor, revolvió unas túnicas y finalmente sacó una de color gris clarito, se acercó nuevamente a Draco y se la coló delicadamente por la cabeza. Las manos frías Syla rozaron la piel de Draco, que agradeció que la túnica hubiese bajado del todo para que la joven no viese lo que ese contacto había provocado en él.
Syla sonrió después de comprobar lo bien que le quedaba la túnica, se acercó a él y puso su cabeza sobre el hombro de Draco para susurrarle "estás muy guapo", Draco sintió como un cosquilleo recorría su oreja y como un escalofrío bajaba por todo su cuerpo. La chica se dio la vuelta y se encaminó hacia el pasillo, Draco siguió silencioso sus pasos, él siempre había tenido respuesta para todo, pero después de la muerte de sus padres, su capacidad de hablar había sido relevada a sólo cuando se lo pedían así que se había convertido en un chico silencioso, pero cuando seguían por el camino hacia la fiesta, la curiosidad de Draco pudo más.
- ¿Cómo estabas tan segura de que no iba a utilizar la varita? –dijo poniendo una sonrisa enigmática cuando Syla le miró brevemente.
- Tengo la facilidad de sentir algunas emociones de la gente, y tú no tenías muchas ganas de matarle, también noté que en tu interior estaban debatiéndose muchas cosas, así que te ayude a que tomases una decisión haciendo que tu interior te hablase diciendo lo que realmente tu corazón creía que era conveniente –Draco abrió mucho los ojos ante esa explicación- además, nunca has matado a nadie.
Continuaron su recorrido sin que ninguno de los dos se dirigiese al otro, y en la cabeza de Draco los pensamientos se movían agitados después de la confesión de la joven. Él seguía despistado cuando llegaron a una puerta ancha de madera oscura en la que había un guardia que al ver a Syla comenzó a abrir a puerta para dejarla pasar. Syla se colgó delicadamente del brazo de Draco, que comenzó a recordar los tiempos en los que él iba a fiestas de ese tipo, así que con porte elegante, ambos jóvenes entraron en una sala muy espaciosa, las mujeres lucían vestidos elegantes y de todos los colores, los hombres estaba ataviados con túnicas de todas las tonalidades y todos reían, bailaban, comían, bebían alegremente.
Syla miró a Draco y le guiñó un ojo mientras le decía que le iba a presentar a algunos de su edad que alomejor le convendría para sus intereses tener amistad con ellos. Draco asintió sonriendo para sus adentros al ver que Syla era en cierto modo muy parecida a él. Se acercaron a un grupo en el que estaba hablando un chico de unos 19 años, rubio y con los ojos azules oscuros, con pinta de americano, y unos tres chicos, dos de ellos morenos y el otro castaño, que tendrían entre 18 y 20 años.
El joven rubio dejó de hablar cuando vio que Syla se acercaba agarrada del brazo de Draco, al que miró con una mezcla de amenaza en sus ojos. Los demás chicos se giraron y sonrieron con cordialidad a la joven, mirando sin ninguna expresión en sus caras a Draco. Syla le presentó al rubio americano llamado Tim que apretó con demasiada fuerza la mano de Draco, y luego fue por los hermanos gemelos morenos que se llamaban Mario y Martín y eran españoles, el chico castaño era de Londres y se llamaba Henry.
Henry le ofreció una copa a Draco, que aceptó, bebió un sorbo, whisky con cocacola, se rió para sus adentros al pensar en cuándo aprenderían los jóvenes a no mezclar esas bebidas tan ricas. Syla por su parte rechazó la copa que le ofrecía Tim, pero aceptó el baile que le propuso el muchacho, se perdieron entre la multitud, mientras Draco miraba como se movía el perfecto cuerpo de Syla cerca del estúpido ese de Tim. Las risas de los otros tres acompañantes le sacaron de su ensimismamiento.
- Tu que apuestas Draco, que Tim acaba esta noche en la habitación de Syla, ¿si o no? –Draco se sorprendió de la pregunta y mientras pensaba qué decir Henry añadió- Tim se ha apostado una pasta a que hoy comparten cama –en la cara de Draco se pintó una sonrisa irónica y a la vez peligrosa.
- Yo apuesto a que no –los demás chicos le miraron asombrados y Henry fue el primero que sonrió.
- Jaja, muchachos creo que va a haber que hacer otra apuesta –Henry guiñó disimuladamente el ojo a Draco sin que los demás se diesen cuenta y así pudo ver el joven que el inglés no le tenía mucho aprecio al americano. Henry agarró el dinero que Draco le había pasado para la apuesta y lo guardó junto a las otras cantidades.
Draco se alejó de los jóvenes y se acercó a una chica de unos 20 años que estaba hablando con unas muchachas de la misma edad y después de cruzar un par de sonrisas conquistadoras, una de las chicas accedió a bailar con él y se adentraron en la multitud que bailaba justo cuando sonaba una canción en la que se intercambiaban las parejas. Draco bailó con las chicas que le hacían acercarse más a donde estaba Syla, que no había cambiado de pareja aunque en su cara se veía que le gustaría divertirse como todo el mundo lo estaba haciendo.
Finalmente cerca de un balcón por el que entraba una corriente que movía las túnicas, Draco alcanzó a Syla, cuando la joven sintió una manos en la cintura y vio la mirada amenazante de Tim, se giró y se encontró con Draco, que tenía el cuello de la túnica desatado y su flequillo caía sensualmente sobre su cara al estar mojado por el sudor de haber bailado tanto, ese aspecto desarreglado hizo que Syla tragase saliva con dificultad.
- Perdona Tim, te la voy a quitar un ratito –Draco estaba divirtiéndose al ver la cara con que Tim vio como Syla se giraba hacia Draco- ¿me permites este baile? –dijo con cierto aire pomposo pero a la vez se notaba su ironía en la voz. Syla soltó una leve carcajada y pasó los brazos alrededor de Draco, mientras éste la atraía delicadamente hacia él.
Draco miró con cara de triunfo a un Tim furioso, que se dio la vuelta y se dirigió a donde estaban los chicos con los que le vio al principio. Draco notó la mirada de Henry que le sonrió cuando sus ojos se cruzaron. La música cambió en ese instante, y Draco y Syla comenzaron a bailar una canción movidita por lo que ambos acabaron cansados y algo sudorosos.
Draco fue llevando disimuladamente a Syla, mientras bailaban, hacia el balcón que tenía detrás y luego la ofreció salir a tomar un poco el aire, Syla aceptó de buena gana con los mofletes colorados por el calor, y Draco ofreció el brazo caballerosamente a la chica.
Los dos agradecieron el aire fresco que les azotaba, Syla se encaminó hacia la barandilla de mármol y después de mirar las estrellas y la Luna, se subió en la barandilla y se sentó peligrosamente a una altura bastante grande, Draco se acercó a su lado y miró disimuladamente la caída. Syla vio que miraba hacia abajo y comenzó a hablar.
- A lo mejor no crees que tengo vértigo –Draco miró hacia abajo y luego a ella y se rió sarcásticamente- no te rías, es verdad, pero mi madre me dijo una vez que para superar tus miedos debes enfrentarte a ellos –Draco se quedó silencioso fijando su mirada en las estrellas que Syla recorría felizmente- ¿Cómo pueden ser tan bellas?
- Siendo estrellas –contesto Draco sin darse cuenta de que había dicho lo que pensaba en alto. Syla posó sus penetrantes ojos en los fríos de Draco y sonrió.
- Tu eres más bella que una estrella querida –Tim acababa de pasar por la puerta del balcón. Se acercó a donde estaba Syla y la cogió en brazos para sentarla en un banco que había en la pared, y luego se sentó a su lado y pidió a los gemelos españoles que le diesen algo para fumar.
Draco se quedó sin moverse en el mismo sitio, Henry se acercó a su lado y le posó sin que nadie se diese cuenta una mano en el hombro, Draco miró sin comprender cómo una persona podía preocuparse por él sin que tuviese ningún interés detrás de esas emociones que él consideraba estúpidas, pero agradeció silenciosamente el apoyo del joven inglés, al fin y al cabo, acababa de perder todo el dinero que tenía en una apuesta estúpida, se maldijo a sí mismo y su orgullo herido le dijo que Tim lo pagaría caro.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Hola, bueno no sé si os estará gustando esta historia, espero que sí.
Bueno por favor, sugerencias, críticas y todo para los reviews!!
Gracias por leer.
