NémesisVH: No te preocupes, tengo un par en mente, pero para la segunda necesito algo de material fresco de la saga de Hades, así que todavía ni la empecé, la primera estoy en eso, pero no tengo tiempo para escribir por ahora, demasiado estudio. De todas maneras espero que te guste la precuela. Gracias por tu review!

DarkLady-Iria: Muchas gracias, espero que te guste la precuela.

Misao CG: Bueno, que más quieres, y no te deprimas tanto, escribiré alguna otra cosa... cuando tenga tiempo.

Abby: Gracias Abby! Espero que te guste la precuela también ^_^

Hora hora: gracias ^_^ Hyoga siempre busca molestar a Seiya, por eso me encanta. Gracias por tu review!

Kasumi-the-secret-agent: No Problem, con respecto a mi otro fic, bueno, van a ser víctimas inventadas, ya verás porque. ¿Qué no te quedó muy claro? No sé que deseas que te explique. Gracias por tu review!

Declaimer: Los personajes de saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de M. Kurumada y Sueisha Co.

Moonlight Shadows: The Beginning

By Goddess Rhiannon 26/2/04

Parte I

En una fría tarde de invierno, en un pueblo de Rusia, un joven muchacho y un niño habían llegado esa mañana. El muchacho de unos 17 años, tenía cabello negro con reflejos azulados, lo llevaba bastante corto, no sobrepasaba sus hombros, sus ojos eran de un intenso azul cobalto. Su tranquila mirada se paseó por el lugar sin demasiado interés. El niño en cambio miraba todo con grandes ojos celestes, el pequeño que no sobrepasaría los ocho años, tenía cabello rubio.

"Vaya, maestro, este lugar es mucho más grande que el anterior pueblo" Dijo el pequeño, el otro le miró y le sonrió.

"Sí, Hyoga, pero la verdad es que prefiero los lugares más pequeños, pero nos enviaron aquí y no podemos desobedecer. Nuestra cabaña está alejada del pueblo por seguridad… gracias a Dios" Dijo Camus, por lo bajo

Ambos caminaron por la calle principal, en donde se veían casas imponentes, pero no tanto como la mansión por la que pasaron en última instancia.

"Esta es la más grande ¿a quién pertenecerá?" Dijo Hyoga, observando con interés la enorme mansión.

"A alguien muy rico supongo" Dijo Camus, continuando con su camino después de echarle una última mirada al caserón.

"¡Kamily, apresúrate o llegaremos tarde a la escuela!" Dijo una chica de largo cabello castaño claro que formaba extensos bucles que enmarcaban un rostro de hermosas facciones, ojos celestes y labios rosados. Su hermana menor, no por mucho más que año y medio, tenía facciones parecidas a las de su hermana, pero aún no se vislumbraba la belleza en la que se convertiría en unos años, su cabello, aún con más bucles que los de su hermana, si eso era posible, era más corto.

"¡Ya voy! Deberíamos usar el auto, no me gusta correr" Le dijo Kamily, Crystal puso los ojos en blanco y tomó a su hermana menor del antebrazo.

"Tenemos que correr un poco todas las mañanas, así entrenamos de paso" Le dijo Crystal, muy alegre, Kamily iba tras ella protestando, no correría.

Crystal corrió por un trecho y luego se dio vuelta para ver si su hermana la seguía, pero no detuvo su carrera, al ver que Kamily la saludaba de lejos, Crystal alzó una mano para indicarle que se apresurara. Como iba haciendo esto, no vio al muchacho que venía hablando con un niño y no la había visto venir, ambos se chocaron el uno en contra del otro, pero el muchacho atajó a la chica, logrando que ella cayera sobre él y no a la inversa.

"¡Lo siento, disculpa, no te vi!" Dijo Crystal, realmente avergonzada de su descuido.

"No hay problema ¿está bien?" Preguntó el muchacho, Crystal abrió la boca para decir que sí, pero quedó hipnotizada por los hermosos ojos azules que la miraban con curiosidad.

"S-sí, estoy bien, gracias" Dijo ella, consiguiendo articular palabra de milagro. Él la ayudó a levantarse y le dio su bolso que se había caído al suelo, Kamily llegó corriendo al ver que Crystal había chocado con alguien, al menos su hermana mayor había conseguido hacerla correr.

"¡Están bien?" Preguntó Kamily, preocupada.

"Si, no hay problema. Debe tener cuidado al correr, madmoiselle" Le dijo él, y luego siguió su camino con el niño a la saga. Crystal le vio irse hasta que desapareció de la vista, y aún así se había quedado como de piedra en el mismo lugar.

"Holaaaaa, Tierra a Crystal ¡Llegaremos tarde!" Le dijo Kamily, tomando a su hermana y caminando, más bien, medio corriendo el trecho hasta su escuela.

Crystal estaba como estupidizada, sus compañeras de curso la miraban raro, pero ella nada, ni se daba cuenta.

"Oye, Crystal ¿te pasa algo?" Dijo una de ellas. Crystal todavía no reaccionaba, ni la escuchaba. La chica en cuestión, movió una mano enfrente de sus ojos, pero nada.

"¡Crystal!" Dijo ella, más fuerte, Crystal pareció volver por un segundo a la realidad.

"¿Qué pasa? Ya llegó la profesora" Dijo ella.

"La clase ya terminó hace diez minutos ¡Ya deja de volar por todas las galaxias conocidas que viene la de matemáticas y sabes lo malvada que es!" Le dijo otra chica. Crystal asintió, pero luego volvió a su estado de ensoñación.

La profesora entró y todos se pararon, excepto por Crystal, a la cual pararon sus dos compañeras. La clase se desarrolló con tranquilidad, pero eso se iba a acabar pronto.

"Srta. Navratilovska, haga el siguiente ejercicio" Dijo la profesora, con tono autoritario, pero Crystal nada, parecía atender pero en realidad estaba soñando con dos hermosos ojos azul cobalto.

"¡Señorita, no me escuchó acaso, pase a hacer el ejercicio!" Dijo la profesora, aún más exasperada.

"Pss, Crystal será mejor que vayas" Le dijo Rebecca, una de sus compañeras. Crystal se despabiló otra vez y miró con horror el pizarrón.

"P-perdón, no estaba prestando atención" Dijo Crystal, avergonzada por segunda vez en el día.

"¡Pues queda castigada, ahora fuera del aula!" Le dijo su profesora, Crystal se levantó de su asiento y salió afuera.

"Que rayos me pasa, no puedo quitarme a ese chico de la cabeza..." Decía Crystal para sí misma.

Luego que la clase terminó, sus dos amigas se le acercaron. Crystal agarró sus cosas y los apuntes de todas las clases del día, pues sino se retrasaría. Las tres se quedaron esperando a la hermana de Crystal, cuando Kamily apareció, las cuatro enfilaron hacia sus casas, que quedaban en el mismo barrio.

"¿Oye, Kamily, qué bicho le picó a Crystal?" Preguntó Anya, la otra amiga de Crystal. Kamily miró a su hermana, que caminaba como entre nubes.

"Hoy se chocó por accidente con un muchacho muy guapo, y a estado así desde entonces" Dijo Kamily, suspirando trágicamente. Las otras dos chicas se rieron tontamente, así que era eso ¡Crystal estaba enamorada!

"Vaya, y nosotras que pensábamos que Mark te conquistaría tarde o temprano" Dijo Rebecca, a la mención de este sujeto, Crystal frunció el ceño.

"No soporto a Mark Konstantin y ustedes lo saben bien" Dijo Crystal, enfadada.

"Pero él te cortejó todo el año pasado y este año hará lo mismo" Dijo Anya, muy convencida de eso. Crystal hizo una mueca, y enseguida volvió a pensar en ojos azul cobalto.

Después de ese día, Crystal siempre iba por el mismo camino, esperanzada de encontrar al muchacho que le había quitado el sueño, pero sin suerte por ahora. Su hermana se reía de ella, pero la seguía de todas maneras. Uno de esos días, Crystal tuvo suerte.

Camus venía caminando solo esta vez, tenía que comprar provisiones, parecía que pronto habría una tormenta de nieve bastante grande. Se sorprendió al ver a la chica que se había tropezado el otro día, era muy bonita, pero de seguro era niña rica si vivía por aquí. Ella sonrió al verlo de lejos y corrió a hablar con él.

"¡Hola!" Saludó Crystal, feliz de por fin encontrarlo. Camus la miró interrogante y se dio vuelta a responderle.

"Bonsoir, madmoiselle (buenas tardes, señorita)" Le dijo Camus, Crystal le sonrió ampliamente, el chico era francés.

"¿Cómo estás? Me preguntaba si algún día pasarías por aquí otra vez" Dijo Crystal, había estado ensayando que decir por horas.

"Vivo en las afueras del pueblo con mi dicípulo, así que supongo que nos veremos de vez en cuando" Dijo Camus.

"¿Eres nuevo? ¡Pues bienvenido! Mi nombre es Crystal, vivo unas calles más abajo" Dijo ella.

"Mi nombre es Camus, gusto en conocerla, y disculpe, pero debo irme" Dijo Camus y se despidió, Crystal le saludó con una mano y siguió camino a su casa, la mansión con la que el pequeño Hyoga había quedado impresionado la primera vez. Crystal iba tarareando feliz de poder saber su nombre, él era aún más guapo de cuando se había tropezado, tenía una voz profunda y agradable, su acento francés lo hacía irresistible.

"Camus..." Dijo Crystal, nada podría arruinar su día hoy... bueno, casi nada.

"Dobryden, Crystal (Buenas tardes)" Dijo una voz detrás de ella, Crystal puso los ojos en blanco, todo menos ÉL. Ella se dio vuelta, tratando de no mandarlo al diablo por seguirla. Mark se le acercó, era el muchacho más guapo de la escuela, pero Crystal ni le daba la hora.

"Dobryden, Mark ¿Qué haces aquí?" Le dijo Crystal, con la voz más neutra que podía poner, no quería gritarle que la dejara en paz, además, Camus era por mucho, el más guapo de todo el pueblo ahora.

"Te estaba esperando, siempre te me escapas en el colegio, voy a pensar que no te agrada mi compañía" Le dijo Mark, tan arrogante y confianzudo como siempre.

"Que comes que adivinas" Dijo Crystal por lo bajo, Mark sonreía de oreja a oreja por el supuesto nerviosismo de ella.

"¿Qué?" Preguntó él, no habiendo escuchado lo que ella había dicho.

"Nada, que lindo día, tengo que irme, adiós" Dijo Crystal y se dio media vuelta.

"Espera, yo te acompañaré" Dijo Mark, tomándola del brazo. Crystal resopló, se estaba cansando de hacer de niña buena y educada. Lo peor era que el idiota era hijo de uno de los socios de su padre.

"Lo siento, pero estoy con prisa" Dijo ella, zafando su brazo.

"Vamos, Crys, no tengo nada más que hacer, además tu y yo somos casi familia, seguramente nuestros padres estarán felices cuando nos casemos" Dijo él, Crystal lo miró, incrédula ¡Pero que sujeto tan arrogante, ella nunca se casaría con él!

"Yo no voy a casarme contigo, ni tengo planes de hacerlo con nadie más por ahora, así que suéltame" Dijo Crystal, ya exasperada hasta el límite. Camus que regresaba con las provisiones, vio que Crystal estaba siendo molestada por un sujeto que a Camus personalmente no le cayó muy bien de entrada. Camus frunció el ceño y se acercó a la pareja.

"La está molestando" Dijo Camus, con voz fría, Mark se dio vuelta a observar al sujeto que había hablado, no parecía gran cosa, era más bajo que él mismo y su físico no era tan impresionante, él tenía más músculos que el muchacho.

"Ella está conmigo, así que no te metas, extranjero" Le dijo Mark, arrogantemente, Camus ni le miró.

"No te pregunté a ti" Contestó Camus, sin mirarlo aún.

"No, no me está molestando todavía, suéltame Mark, demuéstrale que tienes modales y déjame tranquila" Dijo Crystal, enfadada, no quería meter a Camus en esto, pero Mark no pensaba igual de todas maneras la soltó.

Camus se iba a quedar hasta que el sujeto se fuera, pero Mark, sólo amagó que se marchaba para darse vuelta y darle un puñetazo a Camus. Más grande fue su sorpresa al ver que Camus detenía su puño con una mano, sin siquiera alterar su rostro impasible.

"Te aconsejaría que no subestimaras a tu contrincante, no podrías vencerme ni con toda tu fuerza, así que vete y deja a la señorita tranquila" Le dijo él, aún calmo.

"Esto no se quedará así" Dijo enfurecido Mark y se marchó, Crystal soltó el aire que había estado conteniendo inconscientemente y le sonrió a su salvador.

"Gracias, Camus, siempre está molestándome, pero hoy se pasó de la raya" Le dijo ella, Camus asintió y se ofreció acompañarla hasta su casa, Crystal aceptó encantada.

Cuando llegaron, Camus miró con asombro en donde vivía su actual compañera de caminata.

"¿Vives aquí?" Dijo él, aún sorprendido,

"Sí, pero no es que me guste ser la niña rica del lugar, me gustaría más vivir en una casa pequeña, no tendría que caminar kilómetros para llegar a alguna parte de la casa" Dijo Crystal no quería que él se espantara por ser ella hija de Ivan Navratilovska, sabía que había dos clases de reacciones. Una, el chico en cuestión se sentía demasiado abrumado y

"¡Señorita, no me escuchó acaso, pase a hacer el ejercicio!" Dijo la profesora, aún más exasperada.

"Pss, Crystal será mejor que vayas" Le dijo Rebecca, una de sus compañeras. Crystal se despabiló otra vez y miró con horror el pizarrón.

"P-perdón, no estaba prestando atención" Dijo Crystal, avergonzada por segunda vez en el día.

"¡Pues queda castigada, ahora fuera del aula!" Le dijo su profesora, Crystal se levantó de su asiento y salió afuera.

"Que rayos me pasa, no puedo quitarme a ese chico de la cabeza..." Decía Crystal para sí misma.

Luego que la clase terminó, sus dos amigas se le acercaron. Crystal agarró sus cosas y los apuntes de todas las clases del día, pues sino se retrasaría. Las tres se quedaron esperando a la hermana de Crystal, cuando Kamily apareció, las cuatro enfilaron hacia sus casas, que quedaban en el mismo barrio.

"¿Oye, Kamily, qué bicho le picó a Crystal?" Preguntó Anya, la otra amiga de Crystal. Kamily miró a su hermana, que caminaba como entre nubes.

"Hoy se chocó por accidente con un muchacho muy guapo, y a estado así desde entonces" Dijo Kamily, suspirando trágicamente. Las otras dos chicas se rieron tontamente, así que era eso ¡Crystal estaba enamorada!

"Vaya, y nosotras que pensábamos que Mark te conquistaría tarde o temprano" Dijo Rebecca, a la mención de este sujeto, Crystal frunció el ceño.

"No soporto a Mark Konstantin y ustedes lo saben bien" Dijo Crystal, enfadada.

"Pero él te cortejó todo el año pasado y este año hará lo mismo" Dijo Anya, muy convencida de eso. Crystal hizo una mueca, y enseguida volvió a pensar en ojos azul cobalto.

Después de ese día, Crystal siempre iba por el mismo camino, esperanzada de encontrar al muchacho que le había quitado el sueño, pero sin suerte por ahora. Su hermana se reía de ella, pero la seguía de todas maneras. Uno de esos días, Crystal tuvo suerte.

Camus venía caminando solo esta vez, tenía que comprar provisiones, parecía que pronto habría una tormenta de nieve bastante grande. Se sorprendió al ver a la chica que se había tropezado el otro día, era muy bonita, pero de seguro era niña rica si vivía por aquí. Ella sonrió al verlo de lejos y corrió a hablar con él.

"¡Hola!" Saludó Crystal, feliz de por fin encontrarlo. Camus la miró interrogante y se dio vuelta a responderle.

"Bonsoir, madmoiselle (buenas tardes, señorita)" Le dijo Camus, Crystal le sonrió ampliamente, el chico era francés.

"¿Cómo estás? Me preguntaba si algún día pasarías por aquí otra vez" Dijo Crystal, había estado ensayando que decir por horas.

"Vivo en las afueras del pueblo con mi dicípulo, así que supongo que nos veremos de vez en cuando" Dijo Camus.

"¿Eres nuevo? ¡Pues bienvenido! Mi nombre es Crystal, vivo unas calles más abajo" Dijo ella.

"Mi nombre es Camus, gusto en conocerla, y disculpe, pero debo irme" Dijo Camus y se despidió, Crystal le saludó con una mano y siguió camino a su casa, la mansión con la que el pequeño Hyoga había quedado impresionado la primera vez. Crystal iba tarareando feliz de poder saber su nombre, él era aún más guapo de cuando se había tropezado, tenía una voz profunda y agradable, su acento francés lo hacía irresistible.

"Camus..." Dijo Crystal, nada podría arruinar su día hoy... bueno, casi nada.

"Dobryden, Crystal (Buenas tardes)" Dijo una voz detrás de ella, Crystal puso los ojos en blanco, todo menos ÉL. Ella se dio vuelta, tratando de no mandarlo al diablo por seguirla. Mark se le acercó, era el muchacho más guapo de la escuela, pero Crystal ni le daba la hora.

"Dobryden, Mark ¿Qué haces aquí?" Le dijo Crystal, con la voz más neutra que podía poner, no quería gritarle que la dejara en paz, además, Camus era por mucho, el más guapo de todo el pueblo ahora.

"Te estaba esperando, siempre te me escapas en el colegio, voy a pensar que no te agrada mi compañía" Le dijo Mark, tan arrogante y confianzudo como siempre.

"Que comes que adivinas" Dijo Crystal por lo bajo, Mark sonreía de oreja a oreja por el supuesto nerviosismo de ella.

"¿Qué?" Preguntó él, no habiendo escuchado lo que ella había dicho.

"Nada, que lindo día, tengo que irme, adiós" Dijo Crystal y se dio media vuelta.

"Espera, yo te acompañaré" Dijo Mark, tomándola del brazo. Crystal resopló, se estaba cansando de hacer de niña buena y educada. Lo peor era que el idiota era hijo de uno de los socios de su padre.

"Lo siento, pero estoy con prisa" Dijo ella, zafando su brazo.

"Vamos, Crys, no tengo nada más que hacer, además tu y yo somos casi familia, seguramente nuestros padres estarán felices cuando nos casemos" Dijo él, Crystal lo miró, incrédula ¡Pero que sujeto tan arrogante, ella nunca se casaría con él!

"Yo no voy a casarme contigo, ni tengo planes de hacerlo con nadie más por ahora, así que suéltame" Dijo Crystal, ya exasperada hasta el límite. Camus que regresaba con las provisiones, vio que Crystal estaba siendo molestada por un sujeto que a Camus personalmente no le cayó muy bien de entrada. Camus frunció el ceño y se acercó a la pareja.

"La está molestando" Dijo Camus, con voz fría, Mark se dio vuelta a observar al sujeto que había hablado, no parecía gran cosa, era más bajo que él mismo y su físico no era tan impresionante, él tenía más músculos que el muchacho.

"Ella está conmigo, así que no te metas, extranjero" Le dijo Mark, arrogantemente, Camus ni le miró.

"No te pregunté a ti" Contestó Camus, sin mirarlo aún.

"No, no me está molestando todavía, suéltame Mark, demuéstrale que tienes modales y déjame tranquila" Dijo Crystal, enfadada, no quería meter a Camus en esto, pero Mark no pensaba igual de todas maneras la soltó.

Camus se iba a quedar hasta que el sujeto se fuera, pero Mark, sólo amagó que se marchaba para darse vuelta y darle un puñetazo a Camus. Más grande fue su sorpresa al ver que Camus detenía su puño con una mano, sin siquiera alterar su rostro impasible.

"Te aconsejaría que no subestimaras a tu contrincante, no podrías vencerme ni con toda tu fuerza, así que vete y deja a la señorita tranquila" Le dijo él, aún calmo.

"Esto no se quedará así" Dijo enfurecido Mark y se marchó, Crystal soltó el aire que había estado conteniendo inconscientemente y le sonrió a su salvador.

"Gracias, Camus, siempre está molestándome, pero hoy se pasó de la raya" Le dijo ella, Camus asintió y se ofreció acompañarla hasta su casa, Crystal aceptó encantada.

Cuando llegaron, Camus miró con asombro en donde vivía su actual compañera de caminata.

"¿Vives aquí?" Dijo él, aún sorprendido,

"Sí, pero no es que me guste ser la niña rica del lugar, me gustaría más vivir en una casa pequeña, no tendría que caminar kilómetros para llegar a alguna parte de la casa" Dijo Crystal no quería que él se espantara por ser ella hija de Ivan Navratilovska, sabía que había dos clases de reacciones. Una, el chico en cuestión se sentía demasiado abrumado y

prefería evitar cualquier otro contacto con ella, dos, el chico veía que ella tenía mucho dinero y trataría de conquistarla por eso. Pero Camus no parecía corresponder a ninguna de esas reacciones, más bien, era difícil saber que era lo que estaba pensando.

"Linda casa, pero la verdad estoy de acuerdo con una más pequeña para vivir, esta debería ser un museo" Dijo Camus, Crystal se rió de ese comentario, nunca se le hubiera ocurrido convertir su mansión en museo histórico. Camus sonrió también, le caía bien esta chica, no se adaptaba al prototipo de las niñas ricas comunes, sino más bien parecía fuera de lugar en ese mundo.

"Bien, tengo que irme, si el sujeto en cuestión te vuelve a molestar, dile que no le va a gustar lo que tengo planeado para él" Le dijo Camus.

"¡Espera! Me... me gustaría volver a verte, suelo ir a practicar patinaje en el único club que tenemos aquí, mañana tengo práctica, si tienes tiempo, podrías venir" Dijo Crystal, rogando que aceptara, Camus lo pensó un segundo y luego aceptó. Después siguió su camino. Crystal entró a su casa y en cuanto llegó a su habitación, se puso a saltar por todas partes de felicidad.

Kamily entró justo en medio del lío que armaba su hermana, se preguntó si estaba ebria o algo.

"¿Te pasa algo, Crys?" Preguntó Kamily.

"¡Sí, soy la chica más feliz del mundo! Ven que te cuento lo que me pasó" Le contestó Crystal. Y le relató lo sucedido. Kamily no salía de su estupor, realmente le había dado fuerte a su hermana, era la primera vez que se interesaba por un muchacho.

"Que bien por ti, Crys, pero a papá no le va a gustar que andes con un extranjero por ahí" Le dijo Kamily, medio preocupada.

"Pero, Kami, no te preocupes, tú no se lo dirás, yo no se lo diré, y todo el mundo en paz ¿cierto?" Le dijo Crystal a su no muy convencida hermana, pero aceptó después de todo.

Camus enfiló al club que Crystal había mencionado, la verdad era que no sabía porque había aceptado, pero lo hecho, hecho estaba, y tenía que cumplir con la cita. Hyoga había ido con él, ya que le interesaba ver patinar sobre hielo a las chicas.

Camus entró y se encontró con una enorme pista de hielo, donde por lo menos media docena de chicas patinaban, ellos dos estaban en una especie de tribuna, por lo que estaban mucho más alto y tenían una vista panorámica del lugar. Camus descendió hasta abajo con Hyoga detrás, ambos se sentaron a esperar que la clase terminara, Camus identificó a Crystal enseguida, se la veía realmente preciosa en su traje de entrenamiento, ella era, por mucho, la criatura más grácil patinando en el hielo que Camus hubiera visto jamás.

"Maestro, ella es la chica del otro día ¿verdad?" Preguntó Hyoga, Camus asintió, sin dejar de mirar los movimientos de Crystal.

"Sí que parece un cisne danzando" Le dijo Hyoga, el niño estaba tan encantado como Camus de lo que veía.

La clase se pasó normal y cuando todas se separaron, Crystal escaneó el lugar para ver si veía a Camus. Cuando le vio, le sonrió, Camus le sonrió también, Kamily se acercó a su hermana y vio al muchacho con el niño. Habían venido, Kamily no lo podía creer.

"¡Hola, Camus!" Saludó Crystal, sentándose en el borde de la pista para quitarse los patines, Kamily la imitó y ambas caminaron hacia ellos.

"Hola, Crystal" Dijo Camus, mientras ella se sentaba a su lado, Kamily se sentó al lado de Hyoga, que le sonrió.

"Ella es mi hermana Kamily, practica patinaje como yo" Dijo Crystal, presentando a su hermana.

"Él es Hyoga, mi discípulo" Dijo a su vez Camus, presentando a Hyoga.

"¿Qué es lo que enseñas?" Preguntó Kamily.

"Pues estoy entrenándolo para caballero, yo soy un caballero dorado del Santuario en Grecia" Dijo Camus, Crystal le miró asombrada, era por eso que había podido detener a Mark como si nada.

"¿Qué tal si vamos a tomar algo caliente? Kamily y yo nos cambiaremos en un instante" Propuso Crystal, Camus aceptó y ambas hermanas desaparecieron hacia los cambiadores.

Los días se pasaban entre entrenar, ir a la escuela y ver a Camus y Hyoga, Kamily y Crystal iban siempre que podían a ver el entrenamiento de Hyoga y a alentarlo.

A Camus no le molestaba en absoluto, es más, cada vez gustaba más y más de la compañía de las hermanas, especialmente la de Crystal, la chica siempre estaba atenta a ellos.

Mark veía con profundo desagrado la creciente relación entre Camus y Crystal, tenía que deshacerse del francés antes de que le quitara a Crystal del todo. Así que fue a decirle al padre de las chicas en donde estaban sus hijas.

Ivan al enterarse casi le da un ataque así que citó a sus hijas para hablar seriamente. Klara, la madre de las chicas, no estaba de acuerdo con el proceder de su esposo, pero no dijo nada.

"¿Deseabas hablar con nosotras, papá?" Le dijo Crystal sentada junto a su hermana en un amplio sofá.

"Por cierto que sí, me enteré de fuentes confiables que ustedes andan paseando con un extranjero que quien sabe que quiere de ustedes y no me habían dicho nada" les dijo Ivan, bastante enfadado.

"No es cualquier persona, papá, Camus es un caballero dorado del Santuario que está aquí entrenando a su discípulo, nos hicimos buenos amigos y ya, nada más pasa y él nunca nos haría daño. Es más, estoy segura de que tu confiable fuente es Mark Konstantin, él es el peligroso aquí, no hace mucho fue Camus el que salió en mi defensa porque tu querido Mark me estaba tomando del brazo con fuerza, obligándome a caminar con él, cosa que yo no quería. Así que antes de juzgar, entérate" Le explicó Crystal, Ivan aún no estaba convencido pero abdicó por ahora.

"Crystal, no creo que Mark se haya comportado de forma grosera contigo, pero debes entender que tienes que buscar un buen futuro, y no lo vas a encontrar saliendo con amigos como ese" Le dijo su padre, Crystal le miró con enfado, su padre no tenía derecho a elegir por ella. Kamily, que hasta ahora había permanecido callada, decidió salir en defensa de Camus.

"Papá, Camus es nustro amigo y ya, no tienes porque juzgarlo de esa manera, la riqueza no hace mejor a nadie" Dijo Kamily. Ivan las miró sin convencerse nada, pero mientras no pasara de amistad.

"Más les vale que sólo sea 'amigo', especialmente tú, Crystal, porque si no pobre de él" Dijo Ivan y se retiró, ambas hermanas soltaron el aire que estaban conteniendo, Klara las miró con una sonrisa y se fue tras su marido.

En la habitación de Crystal, Kamily se había echado arriba de la cama, abrazando uno de los osos de peluche de Crystal.

"Crys ¿qué vas a hacer? Ya escuchaste a papá, nunca te dejará tener una realción de otra clase con Camus" Dijo Kamily.

"Pues no me importa, Kami, es la primera vez que un hombre me hace sentir así, no puedo dejar de pensar en él un segundo; me gustaría pasar a su lado las 24 horas del día ¿cómo explicas eso?" Le dijo Crystal, suspirando. Kamily miraba el techo, no sabía como responder a su hermana, ya que ella nunca se había enamorado.

Camus estaba sentado en uan colina cubierta de nieve, estaba pensando en Crystal, no sabía como ni porque, pero la chica se le había metido bajo la piel sin que él se diera cuenta, ahora no pensaba más que en abrazarla y besarla cada vez que la tenía cerca, y esto no

podía seguir así. Mañana la invitaría a salir a solas con él y le diría lo que sentía, era mejor que ella supiera lo que le provocaba estar cerca de ella.

Hyoga, viendo a su maestro tan pensativo, se sentó a su lado, Camus suspiró y le revolvió el rubio cabello al niño.

"Sabes, Hyoga, puedes llegar a entender mucho misterios en la vida, puedes entender como formar hielo de la nada y utilizarlo como ataque... pero es imposible entender un sentimiento tal como el amor por una mujer, criaturas tan hermosas como complicadas" Dijo Camus, Hyoga le miró interrogante ¿qué se había tomado su maestro? Lo que fuera le había dado fuerte, pues no entendía ni una palabra de lo que le estaba diciendo... cuando creciera, se acordaría de esa misma frase cuando él mismo se viera atrapado por las redes de ese poderoso sentimiento, capaz de hacer a un caballero el doble de fuerte o volver al más arisco de ellos en una criatura mansa y tranquila.

Al otro día, Crystal había ido a patinar sola al club, ya que a la mañana y en sábado no había nadie, tenía la pista toda para ella. Camus había decidido ire a buscarla, Kamily le dijo que estaba en el club, así que hacia allí se dirigió.

Crystal estaba patinando hacía unos minutos, cuando vio a Camus sentarse en la primera grada, la más cercana a la pista, ella le sonrió feliz de tenerlo para ella solita, por un rato al menos. Camus le devolvió la sonrisa y se le acercó.

"¿Cómo supiste que estaba aquí?" Le dijo ella.

"Kamily me dijo donde encontrarte, quería verte" Le dijo Camus, Crystal no podía haber escuchado palabras más dulces que esas, y le tomó de la mano, hasta donde podía.

"¿Sabes patinar?" Le preguntó Crystal, rogando que él supiera al menos mantenerse en pie.

"Algo, aunque no soy tú" Le contestó él, sonriendo ella le indicó que fuera al casillero que estaba del otro lado y sacara un par de patines para él, Camus asintió y buscó unos de su talla, enseguida se los puso y entró a la pista. Crystal, se le acercó y le tomó de la mano otra vez, Camus se dejó llevar por ella por un rato, luego empezó a tomar un poco más de velocidad, Crystal iba un poco más adelante, y Camus le soltó el cabello, llevándose la pañoleta azul de Crystal.

"¡Oye! Dame eso, Camus" Le dijo ella, pero él le sonrió astutamente.

"Quítamela" le contestó él, Crystal enseguida trató de darle alcance, pero Camus la esquivaba como el mejor.

"¡Camus, que malo eres, no se vale!" Dijo ella, tratando de alcanzar su prenda cuando Camus la sostenía en alto, como ella era bastante más baja, no le alcanzaba. Camus le sonrió.

"Te la daré a cambio de que tú me des algo a mí" Le dijo él, Crystal le miró con desconfianza y luego aceptó.

"Bien ¿que quieres?" Le preguntó ella.

"Un beso" Le dijo él. Crystal lo miró con ojos desorbitados ¡Qué descarado era Camus cuando quería!

"¿Y bien?" La instó él. Crystal suspiró, no era que no le encantara la idea, pero se preguntaba a que clase de beso apuntaba Camus.

"Muy bien, tú ganas" le dijo ella y le dio un beso pequeño en la mejilla.

"Ay, por favor, ¿a eso llamas beso? no voy a darte esto con un beso tan pequeño" Le dijo Camus, Crystal puso los brazos en jarra y le miró desconcertada.

"Muy bien" Dijo Crystal, dándole un beso más sonoro en la mejilla. Camus le sonrió pero aún no pensaba darle la pañoleta.

"Estás empezando a convencerme, pero aún creo que ese beso no te devolverá la pañoleta" Le dijo él, Crystal ahora sí que le miraba asombrada ¿qué pretendía él?

"Entonces dime tú que clase de beso quieres" Le dijo Crystal, ya no sabiendo que más hacer, Camus la miró con un destello de astucia en su mirada, eso era justo lo que quería que ella preguntara.

"Quiero esta clase de beso" Dijo él, y la tomó de la cintura, atrayendo su cuerpo al de él, y unió sus labios al los de ella en un tierno beso, Crystal sentía que se derretiría en ese lugar, ahora podía morir feliz. Cuando Camus la soltó, ella aún parecía en shock, pero reaccionó y se quedó mirándolo sorprendida.

"Camus, no debes besar a una chica en los labios si no lo sientes de verdad" Le dijo ella, dándole la espalda, Camus le ató su pañoleta en una coleta baja y la abrazó.

"¿Quién dijo que no lo sentí así?" Murmuró él en su oído, Crystal se dio la vuelta y quedó frente a frente con él, ambos sólo atinaron a mirarse por un rato, Camus le acarició el rostro con una mano, corriendo los bucles que el moño no sostenía, Crystal también acarició su rostro con una mano, Camus giró su rostro en contra de su mano, no queriendo terminar la caricia. Crystal le echó ambos brazos al cuello y Camus volvió a besarla, esta vez Crystal también respondió a su beso con la misma intensidad, con todo el amor que sentía por Camus en su corazón.