Adam Crow era un adolescente normal en un mundo normal hasta que un accidente de laboratorio que costaría la vida de su padre lo dotó de extrañas habilidades. Ahora la oscuridad es su aliada y él su protector y protector de los inocentes que están perdidos en ella. Un hijo de la Noche... la oscuridad es parte de él y él es parte de ella. Ahora, Adam Crow es ... Nocturno.
NOCTURNO
HIJO DE LA NOCHE: CAPÍTULO 4
¿Nunca habeis tenido esa sensación de necesitar contar algo? Ya sabeis de que hablo.
Yo necesito contar muchas cosas, ahora mismo tengo demasiados secretos. Demasiados secretos para mantenerlos guardados bajo llave dentro de mi.
Seguro que acabó loco si no se lo cuento a alguien. Pero... ¿a quién?
Tiene que ser alguien en que confie. En quien confie mucho.
De repente se quien es ese alguien.
Kate.
* * *
Residencia de la familia Carter
Kate acababa de entrar en su habitación cuando sonó su teléfono móvil.
- ¿Si?
- Kate, soy Adam.
- ¡Adam! Vaya... ¿como estás?
- Necesito hablar contigo, es importante.
- Bueno, para eso has llamado ¿no?
- No es algo que pueda hablar por teléfono ¿Puedes encontrarte conmigo en el centro?
- Bueno, es algo tarde, pero si, supongo que si.
- Bien, estaré cerca de esa discoteca en la que nos reunimos todos los de la clase el curso pasado al acabar las clases ¿recuerdas el sitio?
- Si, lo recuerdo... estaré allí dentro de una hora.
- Gracias.
Y colgó.
Kate se recostó en su cama con la mirada fija en el techo. Estaba preocupada por Adam desde lo de su padre. El joven parecía haberlo superado pero en los últimos dos días se encontraba inquieto y había faltado a algunas clases. Y eso no era algo muy normal en Adam.
* * *
El local se llamaba 'Paradise', y era la clásica discoteca en la que si a los porteros les parecías tener mala pinta podías ir olvidandote de entrar. El lugar en el que se encontraba no era uno de los mejores del centro, la discoteca se encontraba situada entre dos callejones. A Kate no le gustaban los callejones.
Además, Adam se estaba retrasando.
La chica volvió a mirar el reloj, ya faltaba poco para las once y si tardaba en volver a casa sus padres se pondrían nerviosos al no ser Viernes. Fue entonces cuando se dió cuenta de que algo se movía en el callejón, una figura humana oculta en la oscuridad.
- ¿Qu... quién anda ahí?
La figura saltó de entre las sombras hacía ella. Kate se dispuso a gritar, pero el extraño tapó su boca, la agarró por la cintura y dió un enorme salto. Kate tardo unos instantes en darse cuenta de lo lejos que estaba del suelo en aquel momento.
Y en menos tiempo del esperado, el extraño la soltó. Estaban en una azotea.
Kate lo miró. No era un hombre muy alto, y no parecía muy corpulento. Su rostro se encontraba oculto bajo un pasamontañas negro que solo dejaba ver sus ojos... que parecían brillar en la oscuridad "Como los de un gato", pensó Kate. Vestía totalmente de negro, desde las botas hasta la larga gabardina que ondeaba al viento como una capa.
- Oiga amigo... no se lo que quiere, no llevo dinero encima- dijo. "Con estos locos disfrazados hay que tener cuidado"
- Kate...
"¡Genial! Se sabe mi nombre, ahora si que estoy en un lio"
- Kate, soy yo. Soy Adam.
Al principio a Kate le costó asimilar lo que acababa de oir, pero cuando el extraño se sacó el pasamontañas, que hacía las veces de máscara, pudo ver el rostro del joven que era su amigo desde los tiempos del parvulario. El miedo desapareció poco a poco, siendo substituido por la sorpresa.
- Pero... pero... ¿como?
- Tengo mucho que contarte... ¿has leido los periodicos estos últimos días?
Unos treinta minutos después
- Cielos... entonces ¿fuiste tu? ¿tu eras "la bestia salvaje" de la que hablaban esos terroristas cuando los encontró la policia? - preguntó Kate. Al principio le costó creer lo que le contaba su amigo, todo eso del suero de su padre, los cambios metabólicos... pero poco a poco las piezas fueron encajando. "Recuerda que lanzó a ese imbécil de Dolan a dios sabe cuantos metros... y con una mano"
- Ajá... era yo- Adam se encontraba sentado sobre la cornisa, peligrosamente cerca del borde de la azotea. Más que sentado parecía estar agazapado. A Kate le recordó a una gárgola o algo similar.
- ¿Y qué vas a hacer ahora? Si tienes todos esos... dones ¿qué harás con ellos?
- No lo se... esperaba que tu pudieras ayudarme.
- Me temo que no soy la más indicada para hablar de... ¡ouuch! - Kate se llevó las manos a la cabeza, su rostro se contrajo en una mueca de dolor.
- ¡Kate! ¿Qué pasa? ¿Estas bien?- preguntó Adam, alarmado.
- Si... solo fue una de mis 'jaquecas', por llamarlas de alguna forma. Pero esta vez me ha dado muy fuerte, creo que estoy algo mareada.
- ¿Te llevo a tu casa?
- Me basta con que me dejes de nuevo en el suelo, luego cogeré un taxi y... Adam, no puedo decirte que has de hacer con eso que tienes ahora, pero estoy segura de que harás lo que debes.
- Espero que tengas razón... en verdad lo espero.
* * *
Acabo de llegar a casa, entrando por la ventana de mi habitación. En ese momento me doy cuenta de que el tio Jer está sentado en mi escritorio mirándome. Aun no se como no pude darme cuenta de que estaba ahí... se supone que tengo supersentidos. Me ha pillado in fraganti... con el 'traje' puesto. Sonrie (esa sonrisa zorruna que tiene) y levanta un periodico, el periodico de ayer, con la noticia sobre los Neo-ludistas en primera plana.
- Espero que no te sientas muy orgulloso de esto.
- La verdad... no. ¿Cómo... supiste que...?
- ¿Cómo supe que mi sobrino había sufrido una mutación y que se había lanzado a vengar la muerte de su padre? Soy escritor Adam, no lo olvides. Todo fue cuestión de atar cabos: Primero, tu comportamiento; Segundo, tu cura milagrosa en el hospital y los cambios físicos producidos por esa mierda química de tu padre; Tercero, hace dos noches -la noche en que esos terroristas sufrieron una gran paliza- saliste de aqui como alma que lleva el diablo al verlos en la TV y con la misma ropa que llevas ahora. Y por último, para asegurarme de que mis sospechas eran algo mas que sospechas, está última comprobación de pillarte en el momento justo, entrando por la ventana de un ático de un edificio de dieciocho pisos.
No se si reirme o llorar. ¿Los superheroes tendrán esta clase de problemas para esconder sus identidades? Claro que no creo que haya muchos superheroes que tengán familiares como Jeremiah Crow. Me dejo caer en el suelo, me sacó el pasamontañas -es ridiculo llevarlo puesto ahora- y miró a mi tio.
- ¿Y ahora qué?
- Temía que con lo que puedes hacer ahora cometieras alguna tontería. Entiendo lo de los Neo-ludistas, yo habría hecho lo mismo. Pero el poder hacer una cosa no te da derecho a hacerla.
- Creo que dadas las circunstancias yo tenía todo el derecho del mundo a darles una lección a esos tipos.
- No, no lo tenias... ninguno de nosotros lo tiene. Para darle una lección a esos tipos ya estaban las leyes y los que hacen cumplirlas, un día te presentaré a un abogado amigo mio que puede darte una buena charla sobre eso. El problema Adam es que en tu cabeza llegaste a la conclusión de que tenías 'poder'... y lo confundiste con 'derecho'.
- Creo que no entiendo que...
- Alguien me dijo una vez que el poder no te da derecho a hacer las cosas que quieres aunque puedas. Tener poder, poder de verdad, implica deberes. Deberes y responsabilidades para contigo y para con los demás.
Por un momento recuerdo al rostro del lider de los Neo-ludistas cuando estuve a punto de dejarle caer. Como impulsadas por un resorte surgen otra vez imágenes de mi padre, justo antes de morir. Como un torbellino, unas y otras se mezclan hasta superponerse los dos rostros... Sin darme cuenta, una pocas lágrimas resbalan por mis mejillas. Es la primera vez que lloro desde el día del accidente.
- Lo echo de menos tio Jer...
- Yo también muchacho, yo también... pero lo que hiciste no va a ayudarle a volver.
Se acerca a mi y me ayuda a levantarme. Salimos de mi habitación y entramos en el salón de la casa, donde la luz permanece encendidad. De repente siento el impulso de preguntarle una cosa a mi tío, quizás porque intuyo la respuesta...
- Tio Jer... ¿Quién fue él que te dijo eso del poder y los deberes que conlleva?
Sonrie... pero parece cansado, muy cansado. Nunca lo había visto así en todos estos años.
- Me lo dijo tu padre. Fue tu padre.
* * *
Algún edificio del centro de Manhattan
- El sr. Carter y sus investigaciones comienzan a ser irritantes, parece decidico a hundirnos.
- ¿Qué piensa Kingpin de esto?
- Lo que piense mi amigo Wilson no nos incumbe caballeros, el sr. Carter es problema nuestro y su trabajo en la policia está centrado en ir a por nosotros.
- Pero va a relacionarnos con las actividades irregulares de la factoría de Roxxon, sr. Stonehouse, eso puede perjudicarnos.
- Lo se... lo se... Bien, amigos mios, creo que este tema ha sido pospuesto demasiado tiempo. Tenemos que 'convencer' a Carter de que nos entregue las pruebas que tiene contra nosotros.
- ¿Y como?
- Bueno, es policia. Esa gente siempre se preocupa mucho por su familia. Tiene una hija ¿no? No hay nada mejor para hacer razonar a una persona.
En su palacio de cristal y acero, Arthur Stonehouse, uno de los principales líderes mafiosos de NY sonrió mientras encendía un cigarro y observaba la ciudad a sus pies... una ciudad que algún día sería suya.
CONTINUARÁ
NOCTURNO
HIJO DE LA NOCHE: CAPÍTULO 4
¿Nunca habeis tenido esa sensación de necesitar contar algo? Ya sabeis de que hablo.
Yo necesito contar muchas cosas, ahora mismo tengo demasiados secretos. Demasiados secretos para mantenerlos guardados bajo llave dentro de mi.
Seguro que acabó loco si no se lo cuento a alguien. Pero... ¿a quién?
Tiene que ser alguien en que confie. En quien confie mucho.
De repente se quien es ese alguien.
Kate.
* * *
Residencia de la familia Carter
Kate acababa de entrar en su habitación cuando sonó su teléfono móvil.
- ¿Si?
- Kate, soy Adam.
- ¡Adam! Vaya... ¿como estás?
- Necesito hablar contigo, es importante.
- Bueno, para eso has llamado ¿no?
- No es algo que pueda hablar por teléfono ¿Puedes encontrarte conmigo en el centro?
- Bueno, es algo tarde, pero si, supongo que si.
- Bien, estaré cerca de esa discoteca en la que nos reunimos todos los de la clase el curso pasado al acabar las clases ¿recuerdas el sitio?
- Si, lo recuerdo... estaré allí dentro de una hora.
- Gracias.
Y colgó.
Kate se recostó en su cama con la mirada fija en el techo. Estaba preocupada por Adam desde lo de su padre. El joven parecía haberlo superado pero en los últimos dos días se encontraba inquieto y había faltado a algunas clases. Y eso no era algo muy normal en Adam.
* * *
El local se llamaba 'Paradise', y era la clásica discoteca en la que si a los porteros les parecías tener mala pinta podías ir olvidandote de entrar. El lugar en el que se encontraba no era uno de los mejores del centro, la discoteca se encontraba situada entre dos callejones. A Kate no le gustaban los callejones.
Además, Adam se estaba retrasando.
La chica volvió a mirar el reloj, ya faltaba poco para las once y si tardaba en volver a casa sus padres se pondrían nerviosos al no ser Viernes. Fue entonces cuando se dió cuenta de que algo se movía en el callejón, una figura humana oculta en la oscuridad.
- ¿Qu... quién anda ahí?
La figura saltó de entre las sombras hacía ella. Kate se dispuso a gritar, pero el extraño tapó su boca, la agarró por la cintura y dió un enorme salto. Kate tardo unos instantes en darse cuenta de lo lejos que estaba del suelo en aquel momento.
Y en menos tiempo del esperado, el extraño la soltó. Estaban en una azotea.
Kate lo miró. No era un hombre muy alto, y no parecía muy corpulento. Su rostro se encontraba oculto bajo un pasamontañas negro que solo dejaba ver sus ojos... que parecían brillar en la oscuridad "Como los de un gato", pensó Kate. Vestía totalmente de negro, desde las botas hasta la larga gabardina que ondeaba al viento como una capa.
- Oiga amigo... no se lo que quiere, no llevo dinero encima- dijo. "Con estos locos disfrazados hay que tener cuidado"
- Kate...
"¡Genial! Se sabe mi nombre, ahora si que estoy en un lio"
- Kate, soy yo. Soy Adam.
Al principio a Kate le costó asimilar lo que acababa de oir, pero cuando el extraño se sacó el pasamontañas, que hacía las veces de máscara, pudo ver el rostro del joven que era su amigo desde los tiempos del parvulario. El miedo desapareció poco a poco, siendo substituido por la sorpresa.
- Pero... pero... ¿como?
- Tengo mucho que contarte... ¿has leido los periodicos estos últimos días?
Unos treinta minutos después
- Cielos... entonces ¿fuiste tu? ¿tu eras "la bestia salvaje" de la que hablaban esos terroristas cuando los encontró la policia? - preguntó Kate. Al principio le costó creer lo que le contaba su amigo, todo eso del suero de su padre, los cambios metabólicos... pero poco a poco las piezas fueron encajando. "Recuerda que lanzó a ese imbécil de Dolan a dios sabe cuantos metros... y con una mano"
- Ajá... era yo- Adam se encontraba sentado sobre la cornisa, peligrosamente cerca del borde de la azotea. Más que sentado parecía estar agazapado. A Kate le recordó a una gárgola o algo similar.
- ¿Y qué vas a hacer ahora? Si tienes todos esos... dones ¿qué harás con ellos?
- No lo se... esperaba que tu pudieras ayudarme.
- Me temo que no soy la más indicada para hablar de... ¡ouuch! - Kate se llevó las manos a la cabeza, su rostro se contrajo en una mueca de dolor.
- ¡Kate! ¿Qué pasa? ¿Estas bien?- preguntó Adam, alarmado.
- Si... solo fue una de mis 'jaquecas', por llamarlas de alguna forma. Pero esta vez me ha dado muy fuerte, creo que estoy algo mareada.
- ¿Te llevo a tu casa?
- Me basta con que me dejes de nuevo en el suelo, luego cogeré un taxi y... Adam, no puedo decirte que has de hacer con eso que tienes ahora, pero estoy segura de que harás lo que debes.
- Espero que tengas razón... en verdad lo espero.
* * *
Acabo de llegar a casa, entrando por la ventana de mi habitación. En ese momento me doy cuenta de que el tio Jer está sentado en mi escritorio mirándome. Aun no se como no pude darme cuenta de que estaba ahí... se supone que tengo supersentidos. Me ha pillado in fraganti... con el 'traje' puesto. Sonrie (esa sonrisa zorruna que tiene) y levanta un periodico, el periodico de ayer, con la noticia sobre los Neo-ludistas en primera plana.
- Espero que no te sientas muy orgulloso de esto.
- La verdad... no. ¿Cómo... supiste que...?
- ¿Cómo supe que mi sobrino había sufrido una mutación y que se había lanzado a vengar la muerte de su padre? Soy escritor Adam, no lo olvides. Todo fue cuestión de atar cabos: Primero, tu comportamiento; Segundo, tu cura milagrosa en el hospital y los cambios físicos producidos por esa mierda química de tu padre; Tercero, hace dos noches -la noche en que esos terroristas sufrieron una gran paliza- saliste de aqui como alma que lleva el diablo al verlos en la TV y con la misma ropa que llevas ahora. Y por último, para asegurarme de que mis sospechas eran algo mas que sospechas, está última comprobación de pillarte en el momento justo, entrando por la ventana de un ático de un edificio de dieciocho pisos.
No se si reirme o llorar. ¿Los superheroes tendrán esta clase de problemas para esconder sus identidades? Claro que no creo que haya muchos superheroes que tengán familiares como Jeremiah Crow. Me dejo caer en el suelo, me sacó el pasamontañas -es ridiculo llevarlo puesto ahora- y miró a mi tio.
- ¿Y ahora qué?
- Temía que con lo que puedes hacer ahora cometieras alguna tontería. Entiendo lo de los Neo-ludistas, yo habría hecho lo mismo. Pero el poder hacer una cosa no te da derecho a hacerla.
- Creo que dadas las circunstancias yo tenía todo el derecho del mundo a darles una lección a esos tipos.
- No, no lo tenias... ninguno de nosotros lo tiene. Para darle una lección a esos tipos ya estaban las leyes y los que hacen cumplirlas, un día te presentaré a un abogado amigo mio que puede darte una buena charla sobre eso. El problema Adam es que en tu cabeza llegaste a la conclusión de que tenías 'poder'... y lo confundiste con 'derecho'.
- Creo que no entiendo que...
- Alguien me dijo una vez que el poder no te da derecho a hacer las cosas que quieres aunque puedas. Tener poder, poder de verdad, implica deberes. Deberes y responsabilidades para contigo y para con los demás.
Por un momento recuerdo al rostro del lider de los Neo-ludistas cuando estuve a punto de dejarle caer. Como impulsadas por un resorte surgen otra vez imágenes de mi padre, justo antes de morir. Como un torbellino, unas y otras se mezclan hasta superponerse los dos rostros... Sin darme cuenta, una pocas lágrimas resbalan por mis mejillas. Es la primera vez que lloro desde el día del accidente.
- Lo echo de menos tio Jer...
- Yo también muchacho, yo también... pero lo que hiciste no va a ayudarle a volver.
Se acerca a mi y me ayuda a levantarme. Salimos de mi habitación y entramos en el salón de la casa, donde la luz permanece encendidad. De repente siento el impulso de preguntarle una cosa a mi tío, quizás porque intuyo la respuesta...
- Tio Jer... ¿Quién fue él que te dijo eso del poder y los deberes que conlleva?
Sonrie... pero parece cansado, muy cansado. Nunca lo había visto así en todos estos años.
- Me lo dijo tu padre. Fue tu padre.
* * *
Algún edificio del centro de Manhattan
- El sr. Carter y sus investigaciones comienzan a ser irritantes, parece decidico a hundirnos.
- ¿Qué piensa Kingpin de esto?
- Lo que piense mi amigo Wilson no nos incumbe caballeros, el sr. Carter es problema nuestro y su trabajo en la policia está centrado en ir a por nosotros.
- Pero va a relacionarnos con las actividades irregulares de la factoría de Roxxon, sr. Stonehouse, eso puede perjudicarnos.
- Lo se... lo se... Bien, amigos mios, creo que este tema ha sido pospuesto demasiado tiempo. Tenemos que 'convencer' a Carter de que nos entregue las pruebas que tiene contra nosotros.
- ¿Y como?
- Bueno, es policia. Esa gente siempre se preocupa mucho por su familia. Tiene una hija ¿no? No hay nada mejor para hacer razonar a una persona.
En su palacio de cristal y acero, Arthur Stonehouse, uno de los principales líderes mafiosos de NY sonrió mientras encendía un cigarro y observaba la ciudad a sus pies... una ciudad que algún día sería suya.
CONTINUARÁ
