Adam Crow era un adolescente normal en un mundo normal hasta que un accidente de laboratorio que costaría la vida de su padre lo dotó de extrañas habilidades. Ahora la oscuridad es su aliada y él su protector y protector de los inocentes que están perdidos en ella. Un hijo de la Noche... la oscuridad es parte de él y él es parte de ella. Ahora, Adam Crow es ... Nocturno.
NOCTURNO
HIJO DE LA NOCHE: CAPÍTULO 5
Ocurre rápido, pueden verlo pero no pueden hacer nada para impedirlo. Quizá no quieran impedirlo, quizá no quieran problemas. Una actitud típicamente neoyorquina. La chica camina por la calle, es alta y morena, de piel pálida. Camina aparentemente tranquila, pero su mente está en ebullición, piensa en muchas cosas. Hace unas horas llamó a un amigo pero no parecía estar en casa.
Y entonces, una punzada en la cabeza. Dolor.
Es en ese momento cuando ve al coche. Amenazador y oscuro, avanza hacía ella a toda velocidad. Cree que van a atropellarla, pero frenan en seco. Dos hombres salen del vehículo y la agarran, intentan arrastrarla al interior. Ella grita, pero tapan su boca con un paño. Forjecea, lucha, intenta respirar hondo. No vale de nada.
No cuando el cloroformo del paño empieza a actuar.
La meten dentro del coche, inconsciente. Arracan y salen de allí. Fue a plena luz del día, en una calle concurrida de Chelsea. Como mínimo debió haber veinte testigos. Pero nadie hizo nada, nadie dijo nada.
* * *
Residencia de la familia Carter
Teléfono.
- ¿Si?
- Supongo que ya habrá recibido la carta y las fotos sr. Carter. Si quiere que su hija siga viva tendrá que hacer lo que Stonehouse diga. Y Stonehouse dice que quiere verle a usted, esta noche, y que lleve las pruebas consigo.
- Pero... yo...
- Piense en su hija Carter. Las pruebas, esta noche. Le llamaremos dentro de una hora para indicarle el lugar en que le recogeremos.
Cuelga. John Carter mira hacia arriba sintiendo como el sudor perla su frente. Su mujer está al lado, con los ojos enrojecidos por las lagrimas. Hace una hora que recibieron la nota y las fotos. Las fotos en las que vió a su hija atada a una silla, inconsciente. La nota en la que amenazaban con matarla si el no obedecía. John miró la enorme carpeta que había sobre la mesa: las pruebas que había reunido a lo largo de los años para detener a Stonehouse. Pruebas de su implicación en negocios de armas, tráfico de estupefacientes, asesinatos, juego ilegal... por si solas eran algo inconexo pero entre todas conformaban un gigantesco puzzle que apuntaba a una sola persona.
Allan Stonehouse.
John Carter estaba a un paso de detenerle, pero es cuando estás a un paso del objetivo cuando el suelo desaparece bajo tus pies.
* * *
Nueva York es una ciudad prodigiosa en muchos sentidos. Si algún día la visitas no solo podras admirar esos titanes de acero, cristal y metal más semejantes a hormigueros que a edificios. Quizá veas a los Campeones de la ciudad. O a alguno de los Monstruos con los que se enfrentan. Y a veces puedes ver cosas extraordinarias que no tienen en absoluto nada que ver.
Como la figura agazapada en lo alto del Empire State. Su nombre es Adam Crow y lleva toda la noche pensando en su futuro. De momento lo único que tiene claro es que nunca podrá llevar una vida normal.
"Será mejor que vuelva a casa... comienza a hacerse tarde"
Uno, dos... tres saltos y ya está en otra azotea, en otra mole de hormigón. Y así, hasta llegar a su casa, un ático en el centro. Adam entró en su habitación por la ventana, asegurándose de que no hubiera nadie mirando. En el interior de la casa solo estaba su tio, Jeremiah Crow, sentado sobre el sofa, haciendo garabatos en un bloc de dibujo. Cuando Adam entró, Jer alzó la cabeza.
- Ha llamado Kate, quería hablar contigo.
- ¿Kate?
- Si, por cierto... ¿ella sabe lo de...? ¿lo sabe?
- Si , lo sabe - dijo Adam a la vez que se ponía otra vez el pasamontañas - Voy a su casa, no queda lejos.
* * *
Kate también vivía en el centro, por lo que Adam no tardó mucho en llegar al edificio. Desde la azotea, bajó por el hueco del ascensor y salió al pasillo del piso correcto tras asegurarse que no había nadie. Kate vivía en el...
"Diablos... ¿era en el 6ª Derecha o en el Izquierda?"
Izquierda. Adam tocó el timbre, esperando no haberse equivocado. La puerta se abrió y al otro lado pudo ver a John Carter. El hombre parecía estar más pálido que de costumbre, ojeroso... el cansancio marcaba todo su rostro.
- ¿Quién? Ah... eres Adam ¿Qué quieres muchacho?
- Yo... quisiera hablar con Kate, señor.
- Me temo que Kate no está chico, se ha... ha ido a casa de una de sus amigas. Vuelve mañana.
Y cerró, dejando a Adam solo.
Y Adam supo que mentía.
Él era el único amigo de Kate, la chica no tenía a nadie más en el instituto.
* * *
El teléfono sonó. John Carter lo cogió como si su vida dependiera de ello.
- ¿Sr. Carter?
- Si
- En Jackson Heights, dentro de una hora. Lleve los papeles.
- Si.
John Carter colgó el teléfono y miró a su esposa: - Quizá no vuelva cariño...
La Sra. Carter abrazó a su marido y comenzó a llorar. Él la estrecho entre sus brazos.
- ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué? - dijo ella.
- Por que si... estamos solos en esto, nadie nos va a ayudar.
John Carter se equivocaba. Arriba, en el exterior, en la azotea del edificio, una figura agazapada como una gargola lo había oido todo. Adam lo había oido todo... y sabía que hacer.
* * *
Recogieron al Sr. Carter donde habían acordado. Era una limusina enorme, negra. No me costó seguirlos. Yo no sabía mucho de aquel Stonehouse, algo había leido en los periódicos, pero poco más. Cuando uno tiene dieciseis años no se interesa mucho por los capos mafiosos de la ciudad. Solo sabía que nunca se habían reunido pruebas contra él, al menos nada especialmente incriminatorio. El padre de Kate fue el primero en conseguirlo. Stonehouse se había enterado.
Y ahora él y su hija podrían morir.
En poco tiempo llegamos a la residencia de Stonehouse, aunque sería más correcto hablar de una fortaleza. El edificio es una mole de acero y cristal que en sus últimas plantas parecía la replica de una enorme mansión.
Y el plan es entrar ahí, encontrar a Kate y a su padre, sacarlos, y quizá enfrentarme a un ejercito de hombres armados...
Me siento como el jódido John McClane.
* * *
- Es un placer verle cara a cara, Sr. Carter.
- Me temo que no puedo decir lo mismo, Stonehouse.
- Señor Stonehouse para ti, amigo - dijo uno de los hombres que rodeaban al mafioso.
- Albert, Albert... tranquilo. El Sr. Carter es un amigo, puede llamarme como quiera.
Stonehouse hizo una señal a otro hombre que se encontraba a un lado del lujoso despacho para que abriera una puerta. Tras abrirla entró Kate, amordazada y atada, llevada por un hombre alto de aspecto oriental que portaba una espada en su espalda.
-Kazuya es muy disciplinado, ha cuidado bien de su hija sr. Carter, no se preocupe- dijo, y acto seguido se sentó en su silla. Se inclinó hacia delante y sonrió- Y ahora, hablemos de 'sus' pruebas.
* * *
Dos guardias salen del ascensor y otros dos suben a él. Está oscuro, las luces del interior del edificio están apagadas.
- Estoy nervioso- dijo el más joven
- Es tu primer día aqui, ¿verdad chaval?
- Si...
- Tranquilo chaval, esto es la choza de Stonehouse, aqui nunca pasa nada. Te lo dice el viejo Smitty, este lugar a veces parece una tumba...
De repente el ascensor se paró. La luz de su interior se apagó, dejándolos sumidos en la oscuridad.
- ¿Pero qué...?
- Tranquilo chico, seguramente un simple bajón en la tensión. Lo arreglarán enseguida, te lo dice el viejo Smitt...
Silencio.
- ¿Smitty? ¿Sr. Smith? - el joven guarda había comenzado a temblar mientras el nerviosismo se transformaba en pánico. Llevó su mano derecha a la linterna que colgaba de su pantalón y la encendió... y vió a Smitty en el suelo del ascensor, inconsciente. Y también vió al otro, no muy alto, vestido totalmente de negro, con un pasamontañas cubriéndole el rostro, con garras en las manos... y colgando de arriba cabeza abajo.
- Hola
- ¡Oh Dios! ¡Aaah! ¡Dios! ¡Aaaaaaah!
THUMP!!
- Estás mejor callado.
* * *
Stonehouse cerró la carpeta con las pruebas, la dejó sobre la mesa y miró fijamente a John Carter. Kate había comprendido lo que sucedía desde hacía horas pero eso no la consolaba, pues no tenía ni idea de como podría acabar. Además, su cabeza seguía doliéndole... aquellas jaquecas comenzaban a ser preocupantes.
- ¿Seguro qué no hay copias de esto Carter?- preguntó Stonehouse.
- No hay copias.
- No me mienta Carter.
- Ya le he dicho que no hay copias ¿Cree qué estaría dispuesto a arriesgar así la vida de mi hija?
Stonehouse sonrió, todo estaba saliendo como él quería. Tendría las pruebas, y dentro de poco los dos Carter, padre e hija, estarían en el fondo del rió Hudson, con algún que otro peso extra. De la esposa de Carter se ocuparían más tarde. Si, todo estaba saliendo bien...
... y entonces se produjo el apagón.
- ¿Qué demonios? Kazuya, ¿quieres ir a ver que pasa?
Kazuya se dispusó a obedecer la orden de su jefe cuando se oyeron los ruidos de disparos en el piso inferior. Estuvieron sin moverse y escuchando hasta pasados unos minutos... hasta que alguien entró corriendo en el despacho.
- ¡Sr. Stonehouse! ¡Sr. Stonehouse!
- Por Dios Santo, ¿Qué está ocurriendo ahí abajo Jenkins? - preguntó el lider mafioso, manteniendo la sangre fría.
- Un... un ataque señor... es solo un tipo. Nos ha dejado sin luz, él... nos...
Fue lo último que dijo antes de desmayarse. Cayó hacía delante y todos vieron la chaqueta y camisa desgarradas y las rojizas y sangrantes marcas de garras en la espalda. Ni siquiera Stonehouse pudo reprimir su nerviosismo, su coraza de frialdad comenzaba a resquebrajarse. Kate quedó mirando fijamente al hombre caido, con las emociones revolviéndose en su interior entre la sorpresa y el miedo.
"Oh Dios Mio", pensó "¡Adam!"
* * *
Había sido un estúpido.
Primero, al salir del ascensor y encontrarse a aquellos dos tipos de frente, tan sorprendidos como él. Consiguió noquearlos pero se dió cuenta demasiado tarde de que un tercero le había visto desde el otro lado del pasillo y había corrido a dar la alarma.
Estúpido, estúpido, estúpido.
Pudo oir los pasos en los demás pisos de varias personas, más de treinta, todas amartillando pistolas y supo que podrían matarlo. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea, la oportunidad que él tendría de aventajarles: la oscuridad. Tenia que dejarlos a oscuras, no podrían ver, pero él si.
Justo en el momento en que dos hombres armados llegaba a ese piso, Adam corrió en busca de la primera caja de fusibles que no tardó en encontrar... hundió sus garras en ella, golpeándola brutalmente. Sintió un pequeño calambre y un olor a quemado justo en el momento que la oscuridad lo cubría todo. Los dos hombres que iban tras él se pararon sorprendidos...
- ¿Se ha ido la luz?
- Eso parec...
Un golpe en el pecho, el segundo hombre sale lanzado a tres metros y su compañero solo oye un pequeño ruido.
- ¿Miles? ¿Estás ahí Miles?
- Miles no está.
Los que llegaron después solo oiron los gritos y los disparos, que se cortaron abruptamente. Dos se adelantaron y encendieron un par de linternas, mientras otro daba ordenes de que alguién intentará restablecer la electricidad en el edificio. Los dos de las linternas avanzaron hasta ver algo saltando sobre ellos... entonces comenzó el tiroteo
* * *
- Kazuya.
- Si señor.
- Ve ahí abajo y acaba con todo este circo... estoy rodeado de inútiles.
- Si señor.
Kazuya salió de la habitación seguido de unos pocos hombres. Stonehouse se quedó con unos pocos. El mafioso se volvió hacia John Carter, sacando lentamente una pistola y apuntando al policía y a su hija.
- Y ustedes van a venir conmigo... arriba.
* * *
No se como, pero lo he conseguido.
He tumbado a casi treinta tipos armados, asesinos profesionales. Y lo he hecho yo solo, casi me siento intocable, invencible... Y entonces la luz se enciende y quedo ciego. Mis ojos son pillados por sorpresa y todo se convierte en una mancha clara llena de lagrimas y de dolor. Dolor que aumenta cuando soy golpeado y siento como mi cuerpo es lanzado como un muñeco de trapo.
Poco a poco comienzo a ver y me doy cuenta de que estoy rodeado de tipos armados que apuntan a mi cabeza. Destaca uno de ellos, alto, de rasgos orientales, que lleva una espada.
- Matadlo
Me muevo antes de que aprieten el gatillo y salto, es mi única opción. Los pillo por sorpresa y eso me da ventaja. Caigo al suelo apoyándome con las manos y golpeo a dos con las piernas en sus espaldas. Oigo sus vertebras crujir... mucho me temo que las he roto. Me doy la vuelta y veo a tres corriendo hacia mi, uno lo suficientemente listo para amartillar su arma. Es el primero al que ataco, saltando sobre él como un animal salvaje. Agarro su pistola y aprieto, desmenuzándola, convirtiéndola en pedazos. El tipo me mira con incredulidad mientras lo mantengo inmovilizado y con una sola pierna, sin girarme siquiera, noqueo a sus dos compañeros. Luego lo golpeo con mi cabeza y cae al suelo inconsciente.
Ahora solo quedamos el tipo de la espada y yo.
* * *
Justo cuando Stonehouse sacó la pistola, algo se rompió dentro de John Carter.
El policia, olvidando toda prudencia, tiró a su hija al suelo, con la esperanza de que no sufriera daños y saltó sobre Stonehouse, intentando desarmarlo... pero él mafioso fue más rápido y efectuo tres disparos.
Uno falló.
Otro mató a uno de los dos matones que quedaban en la habitación.
El otro dió a John Carter en el bajovientre.
- ¡¡Papá!!
Los gritos de Kate no consiguieron distraer a Stonehouse. El mafioso guardó el arma y se dirigió al hombre que había con él en la habitación: - Coge a la chica y llévala a la azotea. Avisa al piloto... yo me quedaré esperando a ese hijo de perra.
- Pero señor...
- ¡¡Haz lo que te digo!!
* * *
Kazuya había observado atentamente a su oponente mientras derrotaba a los hombres que le habían acompañado: Era rápido, ágil y muy fuerte, pero joven, indisciplinado, y con una forma de luchar que, aparentemente, parecía basada únicamente en la improvisación y la suerte, sin técnica definida... pero aún así su variedad de movimientos era limitada y la mente fotográfica de Kazuya -una variante de la habilidad de su maestro, el Supervisor- ya los había captado todos.
Desenvainó su katana y atacó.
Adam esquivó su ataque moviéndose hacía la derecha. Kazuya ya lo había previsto, y su pierna se extendió en esa dirección, acertando de lleno a Adam en las costillas, lanzándolo por los aires. Kazuya creyó dar un golpe definitivo, por eso se sorprendió al ver a su rival levantarse.
- Eso ha dolido...
Intentaba no aparentarlo, pero Adam se moría de miedo. Estaba claro que aquel tipo no era normal, no era un cualquiera. El joven extendió sus brazos y abrió sus manos, estirando los dedos. Se oyó un ruido similar al cuero cuando se corta y entre la sangre y la piel cortada de sus dedos, surgieron sus garras. Adam saltó directamente contra el asesino, intentando desgarrarle en el pecho, pero Kazuya se adelantó y se agachó, girando hacia la izquierda mientras levantaba su katana, provocando un profundo corte a Adam desde el pecho hasta el vientre.
El muchacho cayó al suelo, reprimiendo un grito. Se llevó las manos al pecho y sintió la calidez de su sangre... bajó la vista y vió el corte que ya había matado a alguien normal: largo y profundo. De repente notó una punzada y sintió disminuir levemente el dolor... La herida no se cerró, no desapareció dejando una limpia cicatriz... pero vió como la sangre se coagulaba en segundos, formando una dura costra. Y el dolor casi había desaparecido.
La hemorragia ya no existía y Adam se levantó. Kazuya no daba crédito a lo que acababa de suceder ¡El golpe había sido mortal! ¡Tenía que haber muerto! ¡Tenía que...! Pero ya no era tiempo de lamentaciones y el asesino atacó al rival que le daba la espalda.
Pero un cambio se había operado en Adam. Algo dentro de él bullía como un animal enjaulado, y sus sentidos se habían agudizado aún más, hasta el extremo de sentir la vibración en el aire provocada por el movimiento de Kazuya. El chico se volvió y el mundo se volvió rojo para Kazuya cuando unas garras se clavaron en sus ojos en pleno vuelo.
- ¡Yaaaaaaaaaargh!
El dolor era insoportable, inhumano. Podía oir a su oponente alejándose rápido, como si estuviera asustado. Poco a poco, lo rojo se volvió negro y Kazuya cayó en la inconsciencia.
* * *
Stonehouse estaba de pie, cerca de la puerta que lo llevaría a su ascensor privado.
John Carter, herido de gravedad en el vientre, pero vivo y consciente, estaba sentado en el suelo, observándolo todo.
Y Adam acababa de entrar en la habitación.
- Asi que... - dijo Stonehouse, apuntando a Adam con su pistola- Asi que tu eres quien me ha fastidiado en unas horas el trabajo y la organización de años ¿me equivoco?
- Seguro que aun le quedan muchos matones.
- Repartidos por toda la ciudad... estamos tu y yo solos. Y me ocuparé de ti personalmente, como se hacía en los viejos tiempos.
- ¿Quién se cree qué es? ¿Kingpin?
- No metas al viejo Wilson en esto - dijo Stonehouse sonriendo- Él ya tiene sus propios problemas.
Stonehouse cayó... y disparó. Adam se agachó y dió una voltereta cubriéndose bajo la mesa. Stonehouse siguió disparando hasta que se le acabaron las balas, momento que Adam aprovechó para levantar el mueble y arrojarlo al mafioso, que lo esquivó a duras penas y comenzó a correr hacia su ascensor. Adam fue tras él pero no pudo ganar terreno en un espacio tan corto. Stonehouse se le escabulló en el último momento. El muchacho comenzó a abrir la puerta cuando oyó que le llamaban.
- Escuche... ¡coff!... yo
Adam se dió la vuelta: - ¡Sr. Carter!
- ¿Cómo... como sabe mi nombre?
- Eso no importa ahora... Santo Cielo, está herido.
- No es nada... duele, pero sobreviviré. Ve a por mi hija mientras yo llamo a mis compañeros - dijo alcanzando el teléfono - Los chicos de azul tardarán un poco en llegar... rescata a Kate, por favor.
Adam se levantó y volvió al ascensor, pero antes de eso, volvió a mirar a John Carter.
- ¿Eres...?- preguntó el policia - Eres ese animal nocturno de los periódicos ¿verdad?
- Si... Nocturno. Podría decirse que si.
* * *
Stonehouse llegó a la azotea justo cuando su helicóptero privado se ponía en marcha. Kate y el piloto eran los únicos que había dentro. La chica continuaba maniatada.
El lider criminal habló con su otro hombre, el que había llevado allí a Kate: - Coge tu arma y cubre esa puerta ¿entendido?- dijo señalando a la entrada del ascensor por la que acababa de salir - No quiero que nadie la traspase ¡Nadie!
Tras decir esas palabras, el mafioso se encaminó hacia el helicóptero y subió. Kate se le quedó mirando, aterrorizada: - ¿Qué va a hacer conmigo?
- Eres mi seguro, querida. Nada más. En cuanto no sirvas... serás como un pañuelo de papel usado, ya sabes que quiero decir.
* * *
La puerta del ascensor no se abrió.
Voló.
La plancha de metal golpeó al guarda, abriéndole el craneo. El pobre diablo cayó muerto al instante. Al otro lado, Adam se descolgaba del techo del ascensor, desde el que se había balanceado para propinar la fuerte patada que abrió la puerta. Cuando vió el cadaver del hombre casi vomitó...
"Iré al infierno por esto..."
Entonces oyó el ruido del motor y vió como el helicóptero comenzaba a elevarse poco a poco en el cielo nocturno de New York. Comenzó a correr apresuradamente hacia el transporte, que ya estaba lejos de la azotea. Cuando el suelo se acabó sobre sus pies, Adam tensó sus músculos al máximo y saltó.
El helicóptero debía estar a diez metros de alto y veinte de largo respecto a él... y aún así lo alcanzó.
Agarrándose a la parte inferior del aparato, Adam se balanceó y entró de un salto en el interior, golpeando al piloto. El giro provocado fue brusco e hizo perder el equilibrio a todos los que estaban dentro. Stonehouse disparó a bocajarro contra la cabina, en ningún momento acertó a Adam, pero estaba claro que el piloto no volvería a ver la luz del sol.
- ¡Maldito cerdo! ¡Hijo de puta! - Stonehouse había caido presa de la histeria, toda su máscara de frialdad se había deshecho en pedazos. De repente algo le golpeó y Adam apareció a su lado.
- Tranquilícese... hay menores delante, ese lenguaje no es apropiado.
- ¡Raaaaaaaaaar! - Stonehouse, enloquecido, saltó sobre el muchacho, pero perdió el equilibrio. Él, y Adam, y Kate. El helicóptero estaba inclinándose peligrosamente hacia la derecha, cayendo en diagonal. Adam, sirviendose de sus garras, desató a Kate y le susurró al oido: - Agarrate a mi. No te sueltes.
La chica se pegó a él como una lapa. Adam abrió al puerta del helicóptero, bajo ellos los edificios pasaban a una velocidad vertiginosa. A sus espaldas, Stonehouse vociferaba a la vez que intentaba ponerse en pie:
- ¡¡No tienes ni idea mocoso!! ¡No tienes idea de lo que has hecho! ¡Te mataré! ¡Te mataré!
Pero Adam y Kate no escuchaban. El chico saltó con su amiga en brazos hacía una azotea. Había calculado bien y en el aire la rodeo con sus brazos y comenzó a girar sobre si mismo. Cayó sobre el edificio rodando hasta que se frenó, con unas pocas contusiones. Kate parecía mareada.
- ¿Estamos...?
- Estamos vivos.
De repente, a lo lejos, Adam percibió un resplandor. Los dos pudieron ver la bola de fuego en el centro del lago de Central Park... el destino final de Stonehouse.
- Se acabó... por fin se acabó.
* * *
La noticia ocupó las primeras páginas de todos los periodicos. El Goble, el Bugle, el Star... todos se hacían eco de la muerte del segundo señor del crimen de Manhattan.
¿Y quien había sido el responsable?
Uno de los testigos, el agente de policia John Carter, describió a un hombre enmascarado, vestido de negro con una larga gabardina, y que se hacía llamar Nocturno.
¿Otro superheroe? ¿Otro vigilante enmascarado? Eso parecía, y cada ciudadano reaccionó ante la noticia de la forma correspondiente. Algunos con indiferencia, otros con alegria, y alguno que otro, como cierto editor periodístico, con odio.
* * *
Kate y su familia se fueron de la ciudad hace dos días.
Ya han pasado cinco desde aquella noche, la más larga de mi vida.
Recuerdo la vuelta a casa, el abrazo de mi tío... la única vez que lo vi expresar de forma tan abierta sus sentimientos. Estaba orgulloso, supongo.
Y ahora estoy solo, otra vez.
Pero el vacio dentro de mi ya no está. El miedo ya no está.
Ahora todo se ha abierto ante mi, como un camino claro que seguir. Supongo que es lo que tu querrías papá.
Tengo un poder enorme... y he de aceptar los deberes y las responsabilidades que implica.
De pequeño tenía miedo a la oscuridad, ahora formo parte de ella.
Ahora se quién soy.
Se qué soy.
Soy Nocturno.
FIN
NOCTURNO
HIJO DE LA NOCHE: CAPÍTULO 5
Ocurre rápido, pueden verlo pero no pueden hacer nada para impedirlo. Quizá no quieran impedirlo, quizá no quieran problemas. Una actitud típicamente neoyorquina. La chica camina por la calle, es alta y morena, de piel pálida. Camina aparentemente tranquila, pero su mente está en ebullición, piensa en muchas cosas. Hace unas horas llamó a un amigo pero no parecía estar en casa.
Y entonces, una punzada en la cabeza. Dolor.
Es en ese momento cuando ve al coche. Amenazador y oscuro, avanza hacía ella a toda velocidad. Cree que van a atropellarla, pero frenan en seco. Dos hombres salen del vehículo y la agarran, intentan arrastrarla al interior. Ella grita, pero tapan su boca con un paño. Forjecea, lucha, intenta respirar hondo. No vale de nada.
No cuando el cloroformo del paño empieza a actuar.
La meten dentro del coche, inconsciente. Arracan y salen de allí. Fue a plena luz del día, en una calle concurrida de Chelsea. Como mínimo debió haber veinte testigos. Pero nadie hizo nada, nadie dijo nada.
* * *
Residencia de la familia Carter
Teléfono.
- ¿Si?
- Supongo que ya habrá recibido la carta y las fotos sr. Carter. Si quiere que su hija siga viva tendrá que hacer lo que Stonehouse diga. Y Stonehouse dice que quiere verle a usted, esta noche, y que lleve las pruebas consigo.
- Pero... yo...
- Piense en su hija Carter. Las pruebas, esta noche. Le llamaremos dentro de una hora para indicarle el lugar en que le recogeremos.
Cuelga. John Carter mira hacia arriba sintiendo como el sudor perla su frente. Su mujer está al lado, con los ojos enrojecidos por las lagrimas. Hace una hora que recibieron la nota y las fotos. Las fotos en las que vió a su hija atada a una silla, inconsciente. La nota en la que amenazaban con matarla si el no obedecía. John miró la enorme carpeta que había sobre la mesa: las pruebas que había reunido a lo largo de los años para detener a Stonehouse. Pruebas de su implicación en negocios de armas, tráfico de estupefacientes, asesinatos, juego ilegal... por si solas eran algo inconexo pero entre todas conformaban un gigantesco puzzle que apuntaba a una sola persona.
Allan Stonehouse.
John Carter estaba a un paso de detenerle, pero es cuando estás a un paso del objetivo cuando el suelo desaparece bajo tus pies.
* * *
Nueva York es una ciudad prodigiosa en muchos sentidos. Si algún día la visitas no solo podras admirar esos titanes de acero, cristal y metal más semejantes a hormigueros que a edificios. Quizá veas a los Campeones de la ciudad. O a alguno de los Monstruos con los que se enfrentan. Y a veces puedes ver cosas extraordinarias que no tienen en absoluto nada que ver.
Como la figura agazapada en lo alto del Empire State. Su nombre es Adam Crow y lleva toda la noche pensando en su futuro. De momento lo único que tiene claro es que nunca podrá llevar una vida normal.
"Será mejor que vuelva a casa... comienza a hacerse tarde"
Uno, dos... tres saltos y ya está en otra azotea, en otra mole de hormigón. Y así, hasta llegar a su casa, un ático en el centro. Adam entró en su habitación por la ventana, asegurándose de que no hubiera nadie mirando. En el interior de la casa solo estaba su tio, Jeremiah Crow, sentado sobre el sofa, haciendo garabatos en un bloc de dibujo. Cuando Adam entró, Jer alzó la cabeza.
- Ha llamado Kate, quería hablar contigo.
- ¿Kate?
- Si, por cierto... ¿ella sabe lo de...? ¿lo sabe?
- Si , lo sabe - dijo Adam a la vez que se ponía otra vez el pasamontañas - Voy a su casa, no queda lejos.
* * *
Kate también vivía en el centro, por lo que Adam no tardó mucho en llegar al edificio. Desde la azotea, bajó por el hueco del ascensor y salió al pasillo del piso correcto tras asegurarse que no había nadie. Kate vivía en el...
"Diablos... ¿era en el 6ª Derecha o en el Izquierda?"
Izquierda. Adam tocó el timbre, esperando no haberse equivocado. La puerta se abrió y al otro lado pudo ver a John Carter. El hombre parecía estar más pálido que de costumbre, ojeroso... el cansancio marcaba todo su rostro.
- ¿Quién? Ah... eres Adam ¿Qué quieres muchacho?
- Yo... quisiera hablar con Kate, señor.
- Me temo que Kate no está chico, se ha... ha ido a casa de una de sus amigas. Vuelve mañana.
Y cerró, dejando a Adam solo.
Y Adam supo que mentía.
Él era el único amigo de Kate, la chica no tenía a nadie más en el instituto.
* * *
El teléfono sonó. John Carter lo cogió como si su vida dependiera de ello.
- ¿Sr. Carter?
- Si
- En Jackson Heights, dentro de una hora. Lleve los papeles.
- Si.
John Carter colgó el teléfono y miró a su esposa: - Quizá no vuelva cariño...
La Sra. Carter abrazó a su marido y comenzó a llorar. Él la estrecho entre sus brazos.
- ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué? - dijo ella.
- Por que si... estamos solos en esto, nadie nos va a ayudar.
John Carter se equivocaba. Arriba, en el exterior, en la azotea del edificio, una figura agazapada como una gargola lo había oido todo. Adam lo había oido todo... y sabía que hacer.
* * *
Recogieron al Sr. Carter donde habían acordado. Era una limusina enorme, negra. No me costó seguirlos. Yo no sabía mucho de aquel Stonehouse, algo había leido en los periódicos, pero poco más. Cuando uno tiene dieciseis años no se interesa mucho por los capos mafiosos de la ciudad. Solo sabía que nunca se habían reunido pruebas contra él, al menos nada especialmente incriminatorio. El padre de Kate fue el primero en conseguirlo. Stonehouse se había enterado.
Y ahora él y su hija podrían morir.
En poco tiempo llegamos a la residencia de Stonehouse, aunque sería más correcto hablar de una fortaleza. El edificio es una mole de acero y cristal que en sus últimas plantas parecía la replica de una enorme mansión.
Y el plan es entrar ahí, encontrar a Kate y a su padre, sacarlos, y quizá enfrentarme a un ejercito de hombres armados...
Me siento como el jódido John McClane.
* * *
- Es un placer verle cara a cara, Sr. Carter.
- Me temo que no puedo decir lo mismo, Stonehouse.
- Señor Stonehouse para ti, amigo - dijo uno de los hombres que rodeaban al mafioso.
- Albert, Albert... tranquilo. El Sr. Carter es un amigo, puede llamarme como quiera.
Stonehouse hizo una señal a otro hombre que se encontraba a un lado del lujoso despacho para que abriera una puerta. Tras abrirla entró Kate, amordazada y atada, llevada por un hombre alto de aspecto oriental que portaba una espada en su espalda.
-Kazuya es muy disciplinado, ha cuidado bien de su hija sr. Carter, no se preocupe- dijo, y acto seguido se sentó en su silla. Se inclinó hacia delante y sonrió- Y ahora, hablemos de 'sus' pruebas.
* * *
Dos guardias salen del ascensor y otros dos suben a él. Está oscuro, las luces del interior del edificio están apagadas.
- Estoy nervioso- dijo el más joven
- Es tu primer día aqui, ¿verdad chaval?
- Si...
- Tranquilo chaval, esto es la choza de Stonehouse, aqui nunca pasa nada. Te lo dice el viejo Smitty, este lugar a veces parece una tumba...
De repente el ascensor se paró. La luz de su interior se apagó, dejándolos sumidos en la oscuridad.
- ¿Pero qué...?
- Tranquilo chico, seguramente un simple bajón en la tensión. Lo arreglarán enseguida, te lo dice el viejo Smitt...
Silencio.
- ¿Smitty? ¿Sr. Smith? - el joven guarda había comenzado a temblar mientras el nerviosismo se transformaba en pánico. Llevó su mano derecha a la linterna que colgaba de su pantalón y la encendió... y vió a Smitty en el suelo del ascensor, inconsciente. Y también vió al otro, no muy alto, vestido totalmente de negro, con un pasamontañas cubriéndole el rostro, con garras en las manos... y colgando de arriba cabeza abajo.
- Hola
- ¡Oh Dios! ¡Aaah! ¡Dios! ¡Aaaaaaah!
THUMP!!
- Estás mejor callado.
* * *
Stonehouse cerró la carpeta con las pruebas, la dejó sobre la mesa y miró fijamente a John Carter. Kate había comprendido lo que sucedía desde hacía horas pero eso no la consolaba, pues no tenía ni idea de como podría acabar. Además, su cabeza seguía doliéndole... aquellas jaquecas comenzaban a ser preocupantes.
- ¿Seguro qué no hay copias de esto Carter?- preguntó Stonehouse.
- No hay copias.
- No me mienta Carter.
- Ya le he dicho que no hay copias ¿Cree qué estaría dispuesto a arriesgar así la vida de mi hija?
Stonehouse sonrió, todo estaba saliendo como él quería. Tendría las pruebas, y dentro de poco los dos Carter, padre e hija, estarían en el fondo del rió Hudson, con algún que otro peso extra. De la esposa de Carter se ocuparían más tarde. Si, todo estaba saliendo bien...
... y entonces se produjo el apagón.
- ¿Qué demonios? Kazuya, ¿quieres ir a ver que pasa?
Kazuya se dispusó a obedecer la orden de su jefe cuando se oyeron los ruidos de disparos en el piso inferior. Estuvieron sin moverse y escuchando hasta pasados unos minutos... hasta que alguien entró corriendo en el despacho.
- ¡Sr. Stonehouse! ¡Sr. Stonehouse!
- Por Dios Santo, ¿Qué está ocurriendo ahí abajo Jenkins? - preguntó el lider mafioso, manteniendo la sangre fría.
- Un... un ataque señor... es solo un tipo. Nos ha dejado sin luz, él... nos...
Fue lo último que dijo antes de desmayarse. Cayó hacía delante y todos vieron la chaqueta y camisa desgarradas y las rojizas y sangrantes marcas de garras en la espalda. Ni siquiera Stonehouse pudo reprimir su nerviosismo, su coraza de frialdad comenzaba a resquebrajarse. Kate quedó mirando fijamente al hombre caido, con las emociones revolviéndose en su interior entre la sorpresa y el miedo.
"Oh Dios Mio", pensó "¡Adam!"
* * *
Había sido un estúpido.
Primero, al salir del ascensor y encontrarse a aquellos dos tipos de frente, tan sorprendidos como él. Consiguió noquearlos pero se dió cuenta demasiado tarde de que un tercero le había visto desde el otro lado del pasillo y había corrido a dar la alarma.
Estúpido, estúpido, estúpido.
Pudo oir los pasos en los demás pisos de varias personas, más de treinta, todas amartillando pistolas y supo que podrían matarlo. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea, la oportunidad que él tendría de aventajarles: la oscuridad. Tenia que dejarlos a oscuras, no podrían ver, pero él si.
Justo en el momento en que dos hombres armados llegaba a ese piso, Adam corrió en busca de la primera caja de fusibles que no tardó en encontrar... hundió sus garras en ella, golpeándola brutalmente. Sintió un pequeño calambre y un olor a quemado justo en el momento que la oscuridad lo cubría todo. Los dos hombres que iban tras él se pararon sorprendidos...
- ¿Se ha ido la luz?
- Eso parec...
Un golpe en el pecho, el segundo hombre sale lanzado a tres metros y su compañero solo oye un pequeño ruido.
- ¿Miles? ¿Estás ahí Miles?
- Miles no está.
Los que llegaron después solo oiron los gritos y los disparos, que se cortaron abruptamente. Dos se adelantaron y encendieron un par de linternas, mientras otro daba ordenes de que alguién intentará restablecer la electricidad en el edificio. Los dos de las linternas avanzaron hasta ver algo saltando sobre ellos... entonces comenzó el tiroteo
* * *
- Kazuya.
- Si señor.
- Ve ahí abajo y acaba con todo este circo... estoy rodeado de inútiles.
- Si señor.
Kazuya salió de la habitación seguido de unos pocos hombres. Stonehouse se quedó con unos pocos. El mafioso se volvió hacia John Carter, sacando lentamente una pistola y apuntando al policía y a su hija.
- Y ustedes van a venir conmigo... arriba.
* * *
No se como, pero lo he conseguido.
He tumbado a casi treinta tipos armados, asesinos profesionales. Y lo he hecho yo solo, casi me siento intocable, invencible... Y entonces la luz se enciende y quedo ciego. Mis ojos son pillados por sorpresa y todo se convierte en una mancha clara llena de lagrimas y de dolor. Dolor que aumenta cuando soy golpeado y siento como mi cuerpo es lanzado como un muñeco de trapo.
Poco a poco comienzo a ver y me doy cuenta de que estoy rodeado de tipos armados que apuntan a mi cabeza. Destaca uno de ellos, alto, de rasgos orientales, que lleva una espada.
- Matadlo
Me muevo antes de que aprieten el gatillo y salto, es mi única opción. Los pillo por sorpresa y eso me da ventaja. Caigo al suelo apoyándome con las manos y golpeo a dos con las piernas en sus espaldas. Oigo sus vertebras crujir... mucho me temo que las he roto. Me doy la vuelta y veo a tres corriendo hacia mi, uno lo suficientemente listo para amartillar su arma. Es el primero al que ataco, saltando sobre él como un animal salvaje. Agarro su pistola y aprieto, desmenuzándola, convirtiéndola en pedazos. El tipo me mira con incredulidad mientras lo mantengo inmovilizado y con una sola pierna, sin girarme siquiera, noqueo a sus dos compañeros. Luego lo golpeo con mi cabeza y cae al suelo inconsciente.
Ahora solo quedamos el tipo de la espada y yo.
* * *
Justo cuando Stonehouse sacó la pistola, algo se rompió dentro de John Carter.
El policia, olvidando toda prudencia, tiró a su hija al suelo, con la esperanza de que no sufriera daños y saltó sobre Stonehouse, intentando desarmarlo... pero él mafioso fue más rápido y efectuo tres disparos.
Uno falló.
Otro mató a uno de los dos matones que quedaban en la habitación.
El otro dió a John Carter en el bajovientre.
- ¡¡Papá!!
Los gritos de Kate no consiguieron distraer a Stonehouse. El mafioso guardó el arma y se dirigió al hombre que había con él en la habitación: - Coge a la chica y llévala a la azotea. Avisa al piloto... yo me quedaré esperando a ese hijo de perra.
- Pero señor...
- ¡¡Haz lo que te digo!!
* * *
Kazuya había observado atentamente a su oponente mientras derrotaba a los hombres que le habían acompañado: Era rápido, ágil y muy fuerte, pero joven, indisciplinado, y con una forma de luchar que, aparentemente, parecía basada únicamente en la improvisación y la suerte, sin técnica definida... pero aún así su variedad de movimientos era limitada y la mente fotográfica de Kazuya -una variante de la habilidad de su maestro, el Supervisor- ya los había captado todos.
Desenvainó su katana y atacó.
Adam esquivó su ataque moviéndose hacía la derecha. Kazuya ya lo había previsto, y su pierna se extendió en esa dirección, acertando de lleno a Adam en las costillas, lanzándolo por los aires. Kazuya creyó dar un golpe definitivo, por eso se sorprendió al ver a su rival levantarse.
- Eso ha dolido...
Intentaba no aparentarlo, pero Adam se moría de miedo. Estaba claro que aquel tipo no era normal, no era un cualquiera. El joven extendió sus brazos y abrió sus manos, estirando los dedos. Se oyó un ruido similar al cuero cuando se corta y entre la sangre y la piel cortada de sus dedos, surgieron sus garras. Adam saltó directamente contra el asesino, intentando desgarrarle en el pecho, pero Kazuya se adelantó y se agachó, girando hacia la izquierda mientras levantaba su katana, provocando un profundo corte a Adam desde el pecho hasta el vientre.
El muchacho cayó al suelo, reprimiendo un grito. Se llevó las manos al pecho y sintió la calidez de su sangre... bajó la vista y vió el corte que ya había matado a alguien normal: largo y profundo. De repente notó una punzada y sintió disminuir levemente el dolor... La herida no se cerró, no desapareció dejando una limpia cicatriz... pero vió como la sangre se coagulaba en segundos, formando una dura costra. Y el dolor casi había desaparecido.
La hemorragia ya no existía y Adam se levantó. Kazuya no daba crédito a lo que acababa de suceder ¡El golpe había sido mortal! ¡Tenía que haber muerto! ¡Tenía que...! Pero ya no era tiempo de lamentaciones y el asesino atacó al rival que le daba la espalda.
Pero un cambio se había operado en Adam. Algo dentro de él bullía como un animal enjaulado, y sus sentidos se habían agudizado aún más, hasta el extremo de sentir la vibración en el aire provocada por el movimiento de Kazuya. El chico se volvió y el mundo se volvió rojo para Kazuya cuando unas garras se clavaron en sus ojos en pleno vuelo.
- ¡Yaaaaaaaaaargh!
El dolor era insoportable, inhumano. Podía oir a su oponente alejándose rápido, como si estuviera asustado. Poco a poco, lo rojo se volvió negro y Kazuya cayó en la inconsciencia.
* * *
Stonehouse estaba de pie, cerca de la puerta que lo llevaría a su ascensor privado.
John Carter, herido de gravedad en el vientre, pero vivo y consciente, estaba sentado en el suelo, observándolo todo.
Y Adam acababa de entrar en la habitación.
- Asi que... - dijo Stonehouse, apuntando a Adam con su pistola- Asi que tu eres quien me ha fastidiado en unas horas el trabajo y la organización de años ¿me equivoco?
- Seguro que aun le quedan muchos matones.
- Repartidos por toda la ciudad... estamos tu y yo solos. Y me ocuparé de ti personalmente, como se hacía en los viejos tiempos.
- ¿Quién se cree qué es? ¿Kingpin?
- No metas al viejo Wilson en esto - dijo Stonehouse sonriendo- Él ya tiene sus propios problemas.
Stonehouse cayó... y disparó. Adam se agachó y dió una voltereta cubriéndose bajo la mesa. Stonehouse siguió disparando hasta que se le acabaron las balas, momento que Adam aprovechó para levantar el mueble y arrojarlo al mafioso, que lo esquivó a duras penas y comenzó a correr hacia su ascensor. Adam fue tras él pero no pudo ganar terreno en un espacio tan corto. Stonehouse se le escabulló en el último momento. El muchacho comenzó a abrir la puerta cuando oyó que le llamaban.
- Escuche... ¡coff!... yo
Adam se dió la vuelta: - ¡Sr. Carter!
- ¿Cómo... como sabe mi nombre?
- Eso no importa ahora... Santo Cielo, está herido.
- No es nada... duele, pero sobreviviré. Ve a por mi hija mientras yo llamo a mis compañeros - dijo alcanzando el teléfono - Los chicos de azul tardarán un poco en llegar... rescata a Kate, por favor.
Adam se levantó y volvió al ascensor, pero antes de eso, volvió a mirar a John Carter.
- ¿Eres...?- preguntó el policia - Eres ese animal nocturno de los periódicos ¿verdad?
- Si... Nocturno. Podría decirse que si.
* * *
Stonehouse llegó a la azotea justo cuando su helicóptero privado se ponía en marcha. Kate y el piloto eran los únicos que había dentro. La chica continuaba maniatada.
El lider criminal habló con su otro hombre, el que había llevado allí a Kate: - Coge tu arma y cubre esa puerta ¿entendido?- dijo señalando a la entrada del ascensor por la que acababa de salir - No quiero que nadie la traspase ¡Nadie!
Tras decir esas palabras, el mafioso se encaminó hacia el helicóptero y subió. Kate se le quedó mirando, aterrorizada: - ¿Qué va a hacer conmigo?
- Eres mi seguro, querida. Nada más. En cuanto no sirvas... serás como un pañuelo de papel usado, ya sabes que quiero decir.
* * *
La puerta del ascensor no se abrió.
Voló.
La plancha de metal golpeó al guarda, abriéndole el craneo. El pobre diablo cayó muerto al instante. Al otro lado, Adam se descolgaba del techo del ascensor, desde el que se había balanceado para propinar la fuerte patada que abrió la puerta. Cuando vió el cadaver del hombre casi vomitó...
"Iré al infierno por esto..."
Entonces oyó el ruido del motor y vió como el helicóptero comenzaba a elevarse poco a poco en el cielo nocturno de New York. Comenzó a correr apresuradamente hacia el transporte, que ya estaba lejos de la azotea. Cuando el suelo se acabó sobre sus pies, Adam tensó sus músculos al máximo y saltó.
El helicóptero debía estar a diez metros de alto y veinte de largo respecto a él... y aún así lo alcanzó.
Agarrándose a la parte inferior del aparato, Adam se balanceó y entró de un salto en el interior, golpeando al piloto. El giro provocado fue brusco e hizo perder el equilibrio a todos los que estaban dentro. Stonehouse disparó a bocajarro contra la cabina, en ningún momento acertó a Adam, pero estaba claro que el piloto no volvería a ver la luz del sol.
- ¡Maldito cerdo! ¡Hijo de puta! - Stonehouse había caido presa de la histeria, toda su máscara de frialdad se había deshecho en pedazos. De repente algo le golpeó y Adam apareció a su lado.
- Tranquilícese... hay menores delante, ese lenguaje no es apropiado.
- ¡Raaaaaaaaaar! - Stonehouse, enloquecido, saltó sobre el muchacho, pero perdió el equilibrio. Él, y Adam, y Kate. El helicóptero estaba inclinándose peligrosamente hacia la derecha, cayendo en diagonal. Adam, sirviendose de sus garras, desató a Kate y le susurró al oido: - Agarrate a mi. No te sueltes.
La chica se pegó a él como una lapa. Adam abrió al puerta del helicóptero, bajo ellos los edificios pasaban a una velocidad vertiginosa. A sus espaldas, Stonehouse vociferaba a la vez que intentaba ponerse en pie:
- ¡¡No tienes ni idea mocoso!! ¡No tienes idea de lo que has hecho! ¡Te mataré! ¡Te mataré!
Pero Adam y Kate no escuchaban. El chico saltó con su amiga en brazos hacía una azotea. Había calculado bien y en el aire la rodeo con sus brazos y comenzó a girar sobre si mismo. Cayó sobre el edificio rodando hasta que se frenó, con unas pocas contusiones. Kate parecía mareada.
- ¿Estamos...?
- Estamos vivos.
De repente, a lo lejos, Adam percibió un resplandor. Los dos pudieron ver la bola de fuego en el centro del lago de Central Park... el destino final de Stonehouse.
- Se acabó... por fin se acabó.
* * *
La noticia ocupó las primeras páginas de todos los periodicos. El Goble, el Bugle, el Star... todos se hacían eco de la muerte del segundo señor del crimen de Manhattan.
¿Y quien había sido el responsable?
Uno de los testigos, el agente de policia John Carter, describió a un hombre enmascarado, vestido de negro con una larga gabardina, y que se hacía llamar Nocturno.
¿Otro superheroe? ¿Otro vigilante enmascarado? Eso parecía, y cada ciudadano reaccionó ante la noticia de la forma correspondiente. Algunos con indiferencia, otros con alegria, y alguno que otro, como cierto editor periodístico, con odio.
* * *
Kate y su familia se fueron de la ciudad hace dos días.
Ya han pasado cinco desde aquella noche, la más larga de mi vida.
Recuerdo la vuelta a casa, el abrazo de mi tío... la única vez que lo vi expresar de forma tan abierta sus sentimientos. Estaba orgulloso, supongo.
Y ahora estoy solo, otra vez.
Pero el vacio dentro de mi ya no está. El miedo ya no está.
Ahora todo se ha abierto ante mi, como un camino claro que seguir. Supongo que es lo que tu querrías papá.
Tengo un poder enorme... y he de aceptar los deberes y las responsabilidades que implica.
De pequeño tenía miedo a la oscuridad, ahora formo parte de ella.
Ahora se quién soy.
Se qué soy.
Soy Nocturno.
FIN
