POR FAVOR PERDÓNENME! Ya se que me tarde SIGLOS en actualizar pero han pasado TANTAS COSAS! No tienen idea pero bueno esto es para decirles que regreso con el siguiente capítulo. Se que no es muy largo pero revela algo (jeje Inu hmm Ya ehem sha) Pero si no es hoy o mañana mismo subo el siguiente, La verdad este capítulo lleva meses ya escrito porque pensaba agregarle mas pero fue irresistible tube que dejarlo ahí! Otra cosa, necesito de su apoyo estoy escribiendo dos historias que se encuentran en fictionpress (.com) SI PUEDEN LEERLAS Y DEJARME UN REVIEW SE LOS AGRADECERIA INFINITAMENTE! Lo que paso es que últimamente habia recibido tan pocos reviews en esas dos historias que me deprimi y se me quitaron las ganas de escribir por completo! Asi que si alguien decide apoyarme y leerlas búsquenme en fictionpress mi nick es el mismo (Zari de Larion) ok? Nueno yo los dejo con el siguiente capi de...

El Poder de una Melodía

Capítulo: 11

Lagrimas brotaban de sus mejillas, tan suave y silenciosamente, que uno no se percataría del llanto de la joven. Bueno, todos, excepto su mejor amiga. Sango se levanto y con cuidado se acercó a la cama de Kagome.

-...Kagome...-la llamó suavemente. Pero al parecer, ella se encontraba dormida.-Kag..-volvió a llamar pero la interrumpió su voz.

-Inuyasha...no me dejes, no te vayas...¡no!- decía su voz, ya llorando incontrolablemente- por favor..regresaaaaa...¡INUYASHA!-gritando, Kagome se despertó sobresaltadamente.

-¡Kagome!

-Sa..Sango.

-¿Kagome, que te sucede?

-Sango, yo...

-¿Es Inuyasha verdad?...- Kagome asintió.-Kagome,-dijo Sango abrazando a su amiga.-no sufras, yo se que Inuyasha esta vivo en algún lugar, seguramente buscándote.- Kagome dejó de llorar un poco. Y volvió a dormir-Además, Inuyasha debe cumplir la promesa que nos hizo, antes de que se fuera...-susurró Sango.

Flashback...

Era una noche fría...un hanyou, algo deprimido, se encontraba sentado en el rincón de una cabaña admirando tres fragmentos de una hermosa perla, la perla que comenzó todo...Habiendo ya tomado su decisión el joven se dirigió hacía sus compañeros.

-Sango, Miroku...¿podría hablar con ustedes?

Sango y Miroku notaron la tristeza en la voz de su amigo,-Claro Inuyasha, ¿qué necesitas?

-Bueno en realidad, solo quiero despedirme...

-¿¡QUÉ!?- gritó Sango

-Si, como dije, a despedirme, porque debo irme a...buscar a Kagome...

-Pero...-Miroku trató de recordarle que no podría pasar por el pozo pero no pudo.

-Si, se que el pozo esta sellado, pero créanme, yo se que la encontraré. No pregunten como, solo confíen en mi.- los dos asintieron.-Tomen.-dijo pasándole a ambos un fragmento de Shikon.-Cuídenlo como su vida, tal como Kagome lo hizo. Yo les prometo que encontraré a mi Kagome, y cuando todo se solucione la perla se volverá a unir.

-Esta bien, Inuyasha, tu sabes que confiamos en ti.- le aseguró Miroku.

-Inuyasha..-dijo una pequeña voz.-¡Inuyasha yo quiero ir contigo a buscar a Kagome!- era Shippo con lágrimas en sus pequeños ojos.

Inuyasha le sonrió tiernamente al pequeño mientras lo tomaba entre sus brazos. -¿Seguro que quieres venir?- le susurró suavemente. El kitsune asintió, lágrimas aun brotando de sus ojos. –Entonces, ven conmigo.-le dijo el hanyou. Shippo sonrió y abrazó al hanyou, que ya desde hace tiempo había tomado como ejemplo de padre. Sango y Miroku habían quedado tan asombrados por el demuestro de cariño paternal que Inuyasha le mostraba a Shippo, sin duda el hanyou había madurado.

-Bueno, nos retiramos, hasta pronto...amigos.- y con eso el hanyou y el kitsune se perdieron en la oscuridad de la noche.

Fin del Flashback.

Sango volvió a mirar a Kagome quien ahora dormía tranquilamente. La taijiya no pudo volver a dormir, así que decidió dar un pequeño paseo por la casa. Bajo a la cocina por un vaso de agua. La joven suspiro y se dejo caer en un sillón.

-¡Ah!

-¿Qué?...¡Ah, lo siento Miroku!- Sango se había dejado caer en el sillón sin darse cuenta de que Miroku se encontraba dormido en el.

-No, no hay problema Sango.- le aseguro el monje acomodándose para que Sango se pudiera sentar.

Sango lo miró con desconciertes. ¿Qué pasaba? Conociendo a Miroku el se habría aprovechado de la situación para decir algo pervertido. Pero no, solo se movió para dejarle espacio, sin decir ni una sola palabra.-Miroku,¿qué te sucede? ¿Tienes fiebre?-dijo Sango poniendo su mano en su frente.-¿Estas algo caliente, seguro que te sientes bien?- Miroku no escucho nada de lo que dijo, ya que el se había sonrojado profundamente al tener la cara de Sango tan cerca.

'¿Qué me pasa?! Puedo sentir como mi corazón late cada vez más fuerte y me sonrojo cada vez que ella se me acerca...Sango...'

-Miroku...-dijo ella tratando de llamar su atención, puesto a que se había quedado como en trance. Por el otro lado el joven monje no podía poner atención en lo absoluto. Se encontraba perdido en los hermosos ojos de la taiyija. Sango noto la forma en la que Miroku la miraba y no pudo evitar sonrojarse.-Miro...-no pudo terminar porque sintió como los suaves labios del monje se unían con los suyos. 'Miroku...'