CAPITULO SEIS: Namarië Valhalla
Ohtarwen abrió lentamente los ojos, Erunis ya no estaba. Recordaba a Erunis gritarle para que se levantara pero la había ignorado...había algo importante que tenía que hacer hoy pero no se acordaba que era, decidió que podía dormir otro rato mas y volvió a cerrar los ojos.
Unos golpes insistentes en la puerta la despertaron de nuevo, se levanto furiosa dispuesta a castigar a quien osara despertarla de esa forma. Abrió la puerta y ahí se encontraba una elfa vestida de armadura color cobre, Ohtarwen la miró de mala manera.
"se puede saber porque me despiertas de esa forma?"- preguntó Ohtarwen irritada.
"disculpe, mi señora Ohtarwen...pero me han enviado a hablarle, el consejo con los visitantes ha empezado hace media hora"- Ohtarwen palideció ¿cómo había podido olvidarse? Maldita Erunis ¿por qué no le había despertado? Eh...si...lo había hecho pero ella había jurado que se pararía y cuando Erunis se marcho volvió a dormirse. Ohtarwen maldijo su suerte.
"iré enseguida"- dijo despidiendo a la elfa y corriendo a bañarse y vestirse.
Unos minutos después Ohtarwen salió de su habitación a toda prisa, cuando llegó al salón donde la reunión acontecía tuvo que detenerse unos instantes a recuperar el aliento mientras los presentes la miraban asombrados.
"disculpa Helkawen....yo....eh.....tuve algo que hacer"- dijo esperando que creyeran su mentirilla.
"te quedaste dormida de nuevo, no es así?"- preguntó Helkawen peligrosamente tranquila
"Este....bueno...yo...."- Erunis se llevó una mano a la cara maldiciendo por las ocurrencias de Ohtarwen y suplicando a Erú que Helkawen no la mandara de nuevo a prisión.
"siéntate de una vez a menos que quieras pasar en prisión el tiempo que te queda en Valhalla"- ordenó tajante Helkawen
Los miembros de la comunidad miraban la escena incrédulos, ver a esas grandes guerreras discutir no era algo que esperaran. Legolas y Frodo lamentaban la suerte de Ohtarwen pero entendían la molestia de Helkawen.
"los he reunido para darles una noticia"- empezó Helkawen a hablar – "como saben nosotras acompañaremos a la compañía en lo que resta de su travesía"- prosigui
"¿a que se debe esa decisión? No es que me moleste, al contrario me sentiré honrado de que ustedes vengan"- preguntó Aragorn quien sospechaba que las elfas ocultaban algo.
"he sido desterrada"- respondió Helkawen ante el asombro de todos los presentes salvo de Erunis y Ohtarwen – "las que han decidido seguirme estarán listas en algún tiempo mas y entonces nos alcanzarán, las valkyrias pelearán en esta guerra"- dijo enérgicamente
"será un honor que nos acompañen, princesa Helkawen"- dijo Frodo poniéndose de pie y haciendo una ligera reverencia a las elfas.
"bien, mi madre los recibirá durante la cena que se hará en su honor, nosotras no hemos sido invitadas pero no tengan cuidado. Estarán bien"- agregó la princesa.
"ahora vayamos a divertirnos!!"- gritó Erunis feliz, olvidando su papel de guerrera seria
"siiiii y a comer!!!"- la secundó Pippin feliz de apoyar a la doncella. Todos rieron
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"he aquí el campo de entrenamiento"- dijo Ohtarwen señalando un extenso patio donde varias guerreras practicaban
"listo para nuestra pelea?"- preguntó la elfa a Boromir
"por supuesto"- respondió este
Todos habían venido a ver la pelea, los hobbits a excepción de Frodo animaban a Boromir y Erunis incitaba a Ohtarwen a que acabara con ese
humano.
"gracias por el apoyo, dama Erunis"- comentó Boromir provocando que la elfa se ruborizara.
"deja de coquetear con Erunis y pelea"- gritó Ohtarwen poniéndose en posición de batalla
"no te pongas celosa, dama Ohtarwen. Tengo suficiente para ambas"- rió Boromir alegre de poder fastidiar a la elfa.
"patéalo!!!"- gritó Erunis molesta por el último comentario
"oh ahí vamos de nuevo, da..."- Boromir no pudo terminar la frase porque Ohtarwen lo había atacado y por esquivar su espada casi había caído de bruces.
Todos empezaron a reír de ver el apuro del hijo del senescal, Ohtarwen continuaba atacando y Boromir esquivando. La pelea se extendía y ninguno de los dos tenía una clara ventaja, Ohtarwen estaba cansándose del juego pero se rehusaba a perder en su propia ciudad así que decidió poner en práctica una estrategia que Erunis le había enseñado.
Ohtarwen continuó atacando pero asegurándose de las partes de su cuerpo sin armadura rozarán con el cuerpo de Boromir, este naturalmente con el tiempo comenzó a ponerse nervioso. Ohtarwen se colocó de tal forma que en el primer ataque de Boromir la parte alta de su armadura cayera dejando solo el pequeñísimo top de cuero que las valkyrias usaban bajo la armadura.
Boromir atacó sin darse cuenta en la trampa que estaba a punto de caer y como Ohtarwen esperaba la armadura cayó. Boromir se paró en seco mientras observaba a Ohtarwen, los hombres presentes también se congelaron y Erunis comenzó a reír mientras Helkawen se cubría la cara con las manos resignada.
Boromir se distrajo así que no pudo esquivar el ataque de Ohtarwen, pocos minutos después este estaba en el suelo inmovilizado con la espada de Ohtarwen en su yugular.
"parece que he ganado de nuevo, señor Boromir"-dijo Ohtarwen sonriendo mientras acomodaba la parte de su armadura que había caído en su lugar.
"eso no es justo, me distraje"- reclamó el humano
"lo siento pero ese no es mi problema, he ganado por las buenas o no es cierto?"- agregó ella preguntando a los demás quienes inmediatamente la apoyaron.
"tramposos...como ella es mujer quieren quedar bien"- reclamó indignado Boromir mientras Ohtarwen le sacaba la lengua burlona.
"bueno....con tal de ver a una dama tan hermosa con tan poca ropa vale la pena morir"- agregó Boromir, sabiendo que el comentario molestaría a Ohtarwen pero Frodo salió en su rescate comenzando a discutir con Boromir.
"y bien Legolas, aún deseas que te lleve a conocer la ciudad?"- preguntó la elfa acercándose al príncipe dejando a Boromir y Frodo discutiendo.
"por supuesto Ohtarwen"- dijo este con una sonrisa- "bien, vamonos"- agregó ella sonriente y se marcharon del lugar.
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Ohtarwen y Legolas caminaban por la ciudad, ella le mostraba todo lo hermoso que había que ver. Algunas guerreras miraban de mala manera a Ohtarwen por intimar con un hombre pero esta procuraba ignorarlas y hacer sentir a Legolas lo mas cómodo posible en tal situación. Legolas caminaba feliz a lado de la guerrera, ella resplandecía cuando se trataba de mostrar su magnifico hogar; pasaron varias horas caminando por todos lados. Legolas miraba impresionado a los magníficos pegasos, Ohtarwen le había explicado que al nacer cada madre le regalaba un pegaso macho a su hija, era una forma de las valkyrias para sustituir al padre que perdían, el pegaso estaba con ellas por el resto de su vida; si la doncella era una elfa pasaban la eternidad haciéndole compañía aunque si esta moría en la batalla el pegaso muy comúnmente se lanzaba contra el enemigo buscando el mismo fin; para las guerreras que eran humanas y morían por su condición de mortal, los pegasos velaban sus tumbas hasta que con el pasar del tiempo terminaban muriendo de tristeza.
Legolas miró pesaroso a un hermoso pegaso blanco que acompañaba a una pequeña humana, se lamentó por el futuro que aguardaba al valeroso corcel. Ohtarwen lo notó.
"no temas Legolas, él no sufre. Ama a esa pequeña con el mas tierno amor que solo un padre podría darle a su hijo, es feliz durante el tiempo que pasan juntos....ellos aceptaron el pacto con nosotras, somos uno."- agregó la elfa con una media sonrisa
"aún así...es triste..."- respondió él
Ohtarwen se sintió impresionada de la sensibilidad del elfo rubio, sabía que los elfos no eran como los hombres pero nunca creyó que la diferencia pudiera ser tan radical. Por primera vez se atrevió a examinar al príncipe, su belleza era extraordinaria como para describirse con simples palabras, su aspecto delicado ocultaba una fortaleza que pocas veces la doncella había visto, su cabello rubio brillaba como el mismo sol y sus ojos tan azules como el mismo cielo de un día de verano.
Él volteó a verla al sentirse observado por lo que Ohtarwen bajo la mirada avergonzada, Legolas se limitó a sonreír complacido del interés que la elfa había mostrado en él.
"es hora de ir a los jardines, después habrás de alistarte para la cena con la reina y mañana en la noche hemos de partir"- dijo Ohtarwen mientras caminaban rumbo al palacio.
"me alegra que nos acompañen pero siento profundamente la situación que las ha orillado a partir"- comentó Legolas intentando confortar a la elfa, esta simplemente le sonrió cálidamente y le tomo el brazo atrayéndolo hacía si.
"también me alegro de ir"- fue todo lo que dijo.
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Los miembros de la comunidad habían llegado al grandioso comedor y habían tomado asiento, el silencio reinaba en el recinto hasta que las grandes puertas de ébano se abrieron. Majestuosa entro la grandiosa reina de las valkyrias, todos no pudieron sino reverenciar a tan espléndida visión.
"bienvenidos sean a mi reino"- dijo la reina solemnemente – "soy la reina Hirassë y ella es mi sobrina Celtissë, heredera al trono de Valhalla"- agregó la reina.
Tal anuncio sorprendió a los visitantes pero al recordar el destierro del que les había hablado Helkawen se guardaron de hacer algún comentario.
"es un placer estar aquí, su majestad"- dijo Aragorn con voz suave pero firme.
"No lo es para nuestro reino, mas sin embargo son bienvenidos, Aragorn, hijo de Arathorn"- respondió la princesa Celtissë. Los presentes le lanzaron una mirada fulminante que la princesa ignoro.
"Celtissë habla acertadamente, esta cena no es mas que mero protocolo no lo olviden"- continuó la reina. Los miembros de la comunidad asintieron.
La cena trascurrió tranquila, la reina y Celtissë cenaban sin prestar atención a los visitantes. Estos incómodos se limitaban a comer en silencio, cuando la reina terminó se levantó seguida de su sobrina.
"entre mas rápido salgan de mi reino, será mejor para todos"- dijo fríamente y se marchó.
La reina salió del comedor seguida de su sobrina, en la puerta se encontró con Helkawen quien lucía preocupada, la reina le dirigió una mirada de reproche y se marchó a sus aposentos.
Todos habían permanecido sentados sin saber si retirarse o no, la reina les había dejado claro que el único motivo por el que estaban ahí era por Helkawen. Ella entró enseguida con gesto de preocupación.
"están todos bien? No envió a nadie a prisión? Por los Valar respondan!"- Helkawen preguntaba desesperada lo que provocó una ligera sonrisa en algunos de los presentes.
"estamos bien, Helkawen. No debes preocuparte, anda niña acércate debes comer algo o te desvanecerás"- dijo Gandalf paternalmente. Helkawen sonrió aliviada y obedeció.
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El bullicio de la ciudad se había detenido, numerosas antorchas señalando el camino que habrían de seguir los visitantes, la princesa y sus guerreras, fueron encendidas. Estos caminaban incómodos de la atención recibida de las valkyrias, algunas miraban pasar a su princesa y le sonreían en muestra de apoyo, otras le daban la espalda renegando de su condición.
Helkawen volteó una última vez hacia el palacio, ahí en el balcón real estaba su madre; esta veía partir a su única y muy amada hija probablemente hacia la muerte. Ahora se arrepentía de su decisión de no dejarla volver, lo había hecho con la esperanza de que ella desistiera y se quedara a su lado donde estaría a salvo pero su hija poseía el corazón indómito de su padre. Hacia mucho la reina no había pensado en el hermoso señor elfo que conociera en su juventud, había escuchado que ahora residía en los puertos grises pero estaba segura que con los últimos acontecimientos él habría partido. Lo amaba aún, lo amaba y lo amó como nunca había amado a nadie antes y sabía que él la amaba a ella, él le había jurado que sin importar cuanto tiempo pasara siempre la esperaría a lado del mar para viajar juntos a Valinor pero las guerreras de su raza jamás habían partido hacía las tierras imperecederas a pesar de que algunas tenían el derecho.
Había tenido que renunciar a su amor, él había partido sin saber que ella esperaba el fruto de su amor. Su amada hija a la que ahora también renunciaba, las lágrimas comenzaron a resbalar por el rostro de la hermosa reina. Celtissë estaba a su lado, la doncella amaba profundamente a su tía y a su prima, mas sin embargo creía firmemente que Helkawen cometía un error. Desde que su madre muriera a manos de los orcos, su tía Hirassë la había cuidado; se decía entre las valkyrias que ella tenía derecho al trono porque su padre era hermano del padre de Helkawen pero su madre desde muy joven había desmentido ese rumor. Hirassë y su madre habían sido amigas, hermanas si no por sangre por amor; se habían amado profundamente y Hirassë juró en la tumba de su hermana guerrera que cuidaría de ella y que la trataría como a su hija.
Celtissë abrazó a su tía y la reina al ver que nadie la veía devolvió el abrazo comenzando a sollozar desconsolada, el destino de una reina era solitario y doloroso. Su sobrina miró a su prima partir con las lágrimas luchando por escapar de sus ojos.
"Namarië, hermana mía"- susurró cuando la perdió de vista.
Erunis miró atrás por última vez al que fue su hogar cuando las grandes puertas de roca se cerraban, tenía ganas de llorar pero aún era una valkyria y no se daría ese lujo frente a los hombres de la compañía. Su princesa y Ohtarwen caminaban mas adelante, deseosas de alejarse lo mas posible esperando que el dolor que sentían disminuyera. Erunis bajo la vista y comenzó a caminar lentamente, su querido pegaso Ekee venía siguiéndola; una mano en su hombro la distrajo de sus lamentaciones, volteó hacia el dueño de esa mano y se sorprendió de ver al humano Boromir sonriéndole dulcemente.
"no sufras, dama Erunis. El destino nos espera a la vuelta de la esquina, ya verás como algún día volverás a tu hogar cubierta de gloria"- dijo él en casi un susurro. Erunis sonrió agradecida.
"hemos de darnos prisa, el paso de Rohan esta bloqueado tendremos que aventurarnos por el paso de Caradhras y si no es posible, hemos de cruzar las minas de Moria"- dijo Gandalf comenzando a caminar mas rápido.
"aquí vamos"- dijo Boromir sonriente apresurando el paso
"todo sea por la gloria"- susurró para si Erunis con un suspiro.
