EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...
Después de hablar con el profesor Agasa y Haibara por teléfono, Conan entra en la habitación que comprate con Heiji de nuevo, esta vez su compañero de Osaka se estaba incorporado en la cama, vistiéndose.
- ¡Eh, Kudo! ¿A qué viene esa cara?
- Pues... que a lo mejor mis problemas se resuelven de una vez por todas -se señaló Conan a sí mismo poniendo una amplia sonrisa- Haibara ha encontrado algo, una pista sobre la nueva localización de la Organización... está segura de que es ahí, o que por lo menos allí encontraremos pistas, iremos esta tarde a ver. ¿Querrás ayudarme?
- ¡Por supuesto! ¿Acaso lo dudabas? -dijo Heiji poniéndose en pie y guiñándole el ojo a su colega.
- Supongo que no -volvió a sonreír Conan dejando a Heiji que le tocara la cabeza en señal de apoyo y aprovechándose de su corta altura.
CAPÍTULO 4: FUEGO
Los dos salieron de la habitación. Heiji se acercó al cuarto de Kazuha para despertarla.
- Kazuha -llamó- ¡¡Kazuha!! -no hubo respuesta- ¿Kazuha? -iba a abrir la puerta cuando se abrió la de la habitación contigua.
- ¿Qué pasa Heiji? -preguntó ésta frotándose los ojos y cerrando la puerta tras de si.
- Ah, nada, era para despertaros. Ya son casi las 11, tenemos cosas que hacer, ¿no?
- Sí, iré a despertar a Ran, la pobre no ha dormido nada bien esta noche -y entró de nuevo, cerrando la puerta.
Heiji se sentó junto a Conan. Deseaba ayudar a su amigo pero no creía que pudiera encontrar a la Organización tan facilmente, seguramente seguirían una pista falsa hacia ningún lado después de lo cual Shinichi se sentiría abatido y desanimado... pero tenía plena confianza en él a pesar del poco tiempo, relativamente, que había transcurrido desde que se conocían. Sus mentes muchas veces parecían estar coordinadas a la perfección, y esto lo había sorprendido la primera vez.
- ¡¡Buenos días!! -saludó Kazuha ya más despierta y animada que antes- ¿Qué haremos hoy? Me apetece acercarme a Shibuya a comprar los últimos regalos de Navidad... ¡¡podíamos ir allí esta tarde!!
- Yo tengo que hacer unas cosas... Hattori puede acompañarme, así vosotras estaréis tranquilas -dijo Conan alegremente mirando a Ran salir de la habitación.
- Buenos días -saludó Ran- ¿Qué decíais?
- Les estaba contando que podíamos ir a Shibuya, ¿a que si? -le explicó Kazuha asintiendo.
- A mí me parece buena idea, lo pasaremos genial -dijo Ran.
- Pero yo... -empezó Conan- estoy ocupado, no puedo ir con vosotras.
- ¿Por qué? -preguntó Ran.
- Es que Haibara tiene que enseñarme un juguete nuevo -mintió Conan un poco nervioso.
- ¿Y tú Hattori? -dijo Ran intentando controlar su sorpresa y a la vez su tristeza.
- Yo acompaño al crio, para que no le pase nada -dijo Heiji cruzando los brazos sobre la cabeza sin darle importancia.
- Si no quieres acompañarnos dínoslo pero no fingas que prefieres ir con un niño a jugar antes que estar con nosotras... -dijo Kazuha enfadada hechándole una mirada fulminante a Heiji.
- Yo... esto... ¡¡no quise decir eso!! -se disculpó algo molesto.
- Da igual, puedo ir yo solo -comentó Conan decidiendo de antemano que no le ocurriría nada- Ir los tres de compras.
Finalmente quedaron así, irían Ran, Kazuha y Heiji de compras a Shibuya, mientras, Conan visitaría a Ai para saber lo que ella había descubierto sobre la Organización. Se despidieron en la puerta de la oficina.
- ¡Hasta luego! -dijo Conan moviendo la mano mientras echaba a correr en la dirección contraria a la que los demás iban.
- ¡¡Oye!! -gritó Heiji, haciendo que Conan parase en seco y se girase para mirarlos- Ten mucho cuidado -dijo muy serio guiñándole el ojo, cosa que sorprendió a Kazuha. A Ran en cambio le recorrió un escalofrío por la espalda y dio un paso como si quisiera seguir a Conan pero Kazuha, sin darse cuenta de esto, la tomó del brazo y comenzó a caminar en dirección opuesta.
Ran estuvo callada un buen rato pensando en lo que podrían haber significado las palabras de Hattori "Ten mucho cuidado" no podía quitárselas de la cabeza. ¿Qué era lo importante que tenían que hacer Haibara y él... ?
- ¿Ran? -la llamó Kazuha quitándola de sus pensamientos- ¿Por dónde vamos ahora?
- Ah, si, es por aquí -dijo ella señalando por la calle de la derecha.
El resto del trayecto estuvieron hablando los tres de cosas sin importancia, pero Ran y Heiji no se quitaban a Conan de la cabeza... por razones muy distintas. Kazuha era la única que estaba disfrutando realmente de la tarde.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Conan llegó rápido a casa del profesor, llamó al timbre y enseguida le abrió él mismo, en pocas palabras Haibara le contó todo lo que había descubierto la noche anterior. Había estado en internet contrastando los datos que tenía guardados con los de un mapa de la ciudad y se dio cuenta de dónde podían estar escondidos.
- Y eso es todo -finalizó Haibara- Es muy posible que estén allí, les había oído mencionar el lugar pero no sabía exactamente dónde estaba... hasta ayer. Podemos ir ahora mismo, no creo que haya ningún problema. A fin de cuentas cuando me lo contó mi compañero me dijo que no todos los miembros de la organización sabáin de la existencia del pasadizo y que además ese lugar es normalmente utilizado como almacén.
- Tened mucho cuidado, os buscan a los dos... especialmente a ti -dijo Agase mirando a Conan, que parecía revolverse dentro de su propio cuerpo- Llevad los intercomunicadores conectados y avisadme si pasa algo. Vendré enseguida. ¿Seguro que no queréis que os acompañe?
- No, no queremos arriesgarnos a que te vean a ti también... en el peor de los casos. No te preocupes, tendremos cuidado -le dijo Conan guiñándole el ojo y saliendo por la puerta del coche detrás de Ai, que miraba en todas direcciones, buscando la casa.
Media hora más tarde Conan y Ai estaban justo al lado de un enorme edificio prácticamente derrumbado, ocultos tras unos arbustos, casi frente a la puerta principal. Dieron varias vueltas alrededor de la casa, encontraron una trampilla a unos metros de la casa pero fueron incapaces de abrirla. Allí parecía no haber nadie. Entraron una hora más tarde, era un caserón parecido a la casa de los Kudo, pensó Haibara, pero mucho más sombrío y frío, allí todo parecía superficial y apenas había muebles o adornos. Llegaron a la conclusión de que habitada no podía estar. Los primero que les llamó la atención al entrar fue que casi en cada esquina de las habitaciones había una botella de plástico llena de lo que parecía gasolina, intentaron establecer un modus operanti pero no lo consiguieron... Recorrieron toda la parte inferior, lo que les costó mucho tiempo pues apenas penetraba luz y sus linternas eran poco potentes para la ocasión. Subieron las escaleras, hacia el segundo piso, y decidieron separarse pues así tardarían mucho menos. Como llevaban los intercomunicadores si pasaba algo o veían alguna cosa extraña podrían avisarse.
Conan comenzó por las habitaciones de la parte norte pero no encontró nada que diferenciara a esa casa de una normal deshabitada. No había ni trampillas ni nada por el estilo. Salió de allí muy decepcionado y aguardó a Haibara en la entrada principal. Mientras pensó en los posibles lugares. Se levantó y observó el entorno, no se escuchaba absolutamente nada, ni pájaros ni otros animales, parecía demasiado tranquilo para ser un monte algo aislado, allí tenía que haber alguien viviendo, o por lo menos ocultándose... Ya había anocheciendo casi por completo y el frío era cada vez mayor cuando Ai salió de la casa, venía fatigada y nerviosa, pero se tranquilizó al ver a Conan esperándola.
- He encontrado algo, es un pasadizo que va del piso superior a algún otro lugar, no sé dónde exactamente pero me resulta sospechoso. Intenté avisarte pero allí los intercomunicadores no funcionan -explicó Haibara mientras Conan la seguía hacia el interior de la casa.
Subieron al piso superior y entraron en la zona donde Ai había estado investigando. Se metieron por una serie de habitaciones y fueron a dar a una enorme biblioteca antigüa con inscripciones en cada uno de los arcos de las puertas, estaban en latín. Aquella biblioteca eran tan grande que a penas podían orientarse pero Ai parecía saber al lugar exacto a donde se dirigían. Entraron en una sala llamada "Nocte petrae flamagem" con un espejo en el interior que la diferenciaba del resto. Haibara se detuvo frente al espejo y pulsando las letras correspondientes el espejo se movió y les abrió el camino. Conan la miró asombrado.
- Me habían dicho la contraseña y al verlo la recordé -le dijo entrando cuidadosamente en el pasadizo que se les mostraba ante ellos ((esto queda un poco forzado, no¿? ^.^u)).
Conan se adelantó a ella unos pasos. El pasadizo no pertenecía a la casa, era una especie de cueva que llevaba a algún sitio en particular, en lugar de ser artificial parecía natural pues las paredes eran casi de arcilla y continuaban bajando, casi en la oscuridad. Al fondo Conan creyó dislumbrar una luz, justo donde el túnel giraba. Bajaron unos metros más y se encontraron con una sala que, justo al entrar...
- ¡¡¡¡¡Ha... Haibara, corre!!!!! -gritó Conan empujándola de nuevo hacia el túnel y justo antes de que una puerta metálica los separase, quedando Haibara en el túnel y Conan en el interior de la habitación, encerrado...
******************************************************************************
Ya habían llegado a casa hacía casi dos horas y Conan todavía no habían llegado. Cuando Ran iba a llamar a casa de Agasa sonó el teléfono. Era él.
- ¿Ran? -dijo el profesor- Mira, Conan se va a quedar en mi casa hoy, así que no te preocupes -le dijo algo nervioso- ¿Puede ponerse Hattori? -le preguntó antes de que la muchacha le replicase.
- ¿Hattori? -dijo Ran extrañada mirando hacia el detective que estaba junto a ella, y le pasó el auricular.
- ¿Si? Soy Hattori.
- ¿Eres Heiji Hattori, verdad? -se aseguró el profesor- Me dijo Shinichi que te avisara si pasaba algo... el caso es que fue esta tarde con Haibara a una casa y... ahora no puedo contactar con ellos...
- Está bien -dijo Heiji sin darle importancia para no preocupar a las chicas, que aguardaban impacientes junto a él- No se preocupe -forzó una leve sonrisa.
- Supongo que no puedes hablar... no le digas nada a Ran, sal de ahí tan pronto como puedas, te espero bajo la oficina en quince minutos -resolvió Agasa.
- De acuerdo -dijo Heiji antes de colgar e ignorando a Ran, que parecía querer volver a hablar por el teléfono.
- ¿Qué quería el profesor? -le dijo curiosa.
- Oh, nada en especial, quería hablar conmigo para conocerme -comentó sonriendo para que no se preocuparan y cogiendo su abrigo dispuesto a marcharse- Vamos a ir a cenar a algún sitio para poder hablar más facilmente.
Kazuha lo miró desconfiada, lo conocía muy bien y notaba que pasaba algo raro... y grave. No era propio de él esa actitud.
- Heiji -comenzó poniéndose entre la puerta y él- No nos mientas, sabemos que pasa algo, esta tarde estabas muy pensativo y ahora esta llamada sin sentido... ¿Qué es lo que ocurre? ¿Ha pasado algo?
- ¿Le ha pasado algo a Shini... a Conan? -se corrigió Ran temiendo lo peor y agarrando a Heiji por el brazo para que la mirara.
- No ¡¡no es eso!! -mintió, ahora estaba entre la espada y la pared.
- Seguro que sí, voy a llamar al profesor, quiero hablar con él -dijo Ran temerosa marcando los números.
- Ran, no -dijo Heiji sin saber qué decirle, su rápida mente estaba fallando en un momento crítico- Ya habrá salido de casa, estará de camino.
- Bueno, pues ya que Conan no va a venir, vamos nosotras también -resolvió Ran mirando para Kazuha, que le daba su aprobación con la cabeza.
- No -dijo simplemente Heiji esquivando a Kazuha y saliendo corriendo por la puerta de la oficina, cerrando tras de sí.
Ran y Kazuha lo siguieron escaleras abajo pero ya no vieron a Heiji. Subieron rapidamente a coger sus abrigos y se escondieron en el portal, aguardando a ver algo. Al poco apareció Heiji, que subía a un coche, el de Agasa... Ran y Kazuha vieron la oportunidad y echaron a correr también, lograron entrar en el coche, no sin antes darles un susto a sus dos ocupantes.
- ¿¡¡¡Pero qué hacéis aquí!!!? -gritó Heiji enfadadísimo reprochándoles su comportamiento.
- ¿Tú que crees? -le dijo Kazuha, cruzándose de brazos y acomodándose en el asiento trasero, junto a Ran.
- Bajad ahora mismo las dos -ordenó Heiji, no quería ponerlas en peligro- Tenemos mucha prisa.
- ¿Qué es lo que pasa? -preguntó Ran preocupada y con un hilillo de voz apenas audible.
- Ran... -comenzó el profesor.
- ¿Tan grave es para que no podamos ir? ¿Qué le ha sucedido a Shinichi? -dijo mirándolos a los dos casi llorando.
- No lo sabemos -contestó Agasa poniendo el coche en marcha y saliendo de la ciudad a toda prisa, sabiendo de antemano que no lograrían hacer bajar a las chicas del coche.
El resto del trayecto fue en silencio, cada uno sumergido en sus pensamientos. Ran lloraba mientras Kazuha la abrazaba y le decía que no era nada, que se tranquilizase que así iba a ser peor pero por la cara que llevaban el profesor y Heiji... dudaba.
- Nos estamos acercando -dijo Agasa mirando de frente e intentando controlar el coche pese a las ráfagas de aire que lo azotaban.
Heiji bajó la ventanilla y sacó la cabeza por ella, había algo extraño en el aire.
- Dese prisa, pero pare cuando estemos cerca, no podemos dejar que nos vean a nosotros también. Iré yo solo, vosotros os quedaréis aquí, si no he vuelto en media hora, llamad a la policía -dijo Heiji poniéndose en su papel de detective.
- No, iremos contigo -presionó Ran sin importarle lo que le pudiera pasar a ella- Es de noche, no nos verán.
- De eso ni hablar, si Kudo se entera de que te dejé venir conmigo no sé lo que me haría.
- ¿Y yo? -preguntó Kazuha entrando en la conversación y tocándole el ombro a Heiji.
- Tú tampoco vas.
- ¿Y porqué? -quiso saber ella.
- Porque lo digo yo. No te vas a poner en peligro innecesariamente. Y basta de tonterías -dijo para zanjar el tema, algo colorado, por suerte para él nadie lo notó- Profesor, que no salgan del coche.
- ¡¡¡Mirad!!! -dijo Kazuha mirando por la ventana y señalando hacia la derecha- ¡¡¡Fuego!!!
Todos se quedaron perplejos, de pronto había aparecido una montaña de humo desde detrás de una montaña.
- Me temo chicos, que era ahí dónde íbamos -dijo Agase apretando el acelerador mientras se le pasaba por la cabeza Shinichi y Haibara.
- No puede ser, no puede ser -decía Ran una y otra vez, llorando.
En el momento en que pararon el coche, justo al borde del camino, la casa estaba ardiendo totalmente, una enorme humareda se elevaba unos 40 metros por encima de sus cabezas y se escuchaban pequeñas explosiones. ¿Cómo no la habían visto antes?
- Ya decía yo que me olía raro -comentó Heiji echando a correr hacia la casa para buscar a Shinichi.
Ran estaba paralizada, no sabía lo que hacer, Kazuha tampoco, pero el profesor se acercó a toda prisa.
- Ran, ten confianza, Shinichi no dejaría que le pasase nada malo -le dijo a la muchacha mientras la reconfortaba rondeándola con el brazo.
Heiji volvió con la mano en la boca y la cara manchada, tosiendo.
- Es imposible entrar ahí dentro, todo está en llamas -les informó desesperado pensando en otra posible entrada.
Una sombra empezó a dibujarse frente a ellos, casi venía arrastrándose, pero era de una persona, de un niño...
A Ran se le salía el corazón del pecho, y sin poder resistirse corrió hacia la sombra, agarrando el cuerpo antes de que cayera, venía envuelto en una manta y al apartar las dobleces vio a Haibara. Todos los demás se pusieron a su alrededor. Heiji dio órdenes de que la dejaran respirar y de que se apartasen un poco, pero Ran no le hizo caso.
- ¿¡¡Dónde está Shinichi!!? -le preguntó casi zarandeándola. Ella no contestó- Haibara... ¿dónde está? -entonces ella, luchando por la consciencia, señaló hacia la casa.
- Está encerrado -dijo mirando fijamente a los ojos llenos de tristeza de Ran, antes de cerrar los suyos- Es imposible que escape...
Ran quedó de piedra, como todos, pero se levantó de un impulso y echó a correr hacia el interior de la casa gritando su nombre. Justo antes de que entrara y se quemara, Heiji la detuvo, cogiéndola bruscamente del brazo.
- ¡¡Ran!! -gritó, pero la muchacha parecía no escucharle, tan solo lo empujaba y le golpeaba para que la dejara libre- ¡¡¡¡¡RAN!!!!! -ella lo miró, deteniendo sus golpes- ¿Quieres morir tú tambien? -le preguntó Heiji clavándole la mirada.
Ella sin saber qué decir se tiró al suelo, entre espasmos, con una vacío en el pecho que cada vez se hacía más y más profundo, se sentía como si estuviera cayendo a la nada y lo único en que pensaba era en Shinichi, sus ojos ahora parecían pozos sin fondo de los que brotaban lágrimas de tristeza y entre el humo casi no podía respirar, estaba comenzando a marearse... hasta que todo se volvió negro de golpe.
NOTAS: Jeje, qué¿? xD Ha estado emocionante¿? :P Espero que sí!! ^.^ Aquí también van 2 capítulos y parte de un tercero, como este fic ya lo tengo terminado me da igual poneros un poco más ^.~ Jojojo... dejad R/R con vuestras opiniones, sean malas o buenas. A lo mejor no os gusta alguna parte o cosas así, y eso también ayuda a mejorar!!! n.n En fin, por esta vez ya me despido... un beso a tod@s!!
Fdo: Táigrïn Dido
Después de hablar con el profesor Agasa y Haibara por teléfono, Conan entra en la habitación que comprate con Heiji de nuevo, esta vez su compañero de Osaka se estaba incorporado en la cama, vistiéndose.
- ¡Eh, Kudo! ¿A qué viene esa cara?
- Pues... que a lo mejor mis problemas se resuelven de una vez por todas -se señaló Conan a sí mismo poniendo una amplia sonrisa- Haibara ha encontrado algo, una pista sobre la nueva localización de la Organización... está segura de que es ahí, o que por lo menos allí encontraremos pistas, iremos esta tarde a ver. ¿Querrás ayudarme?
- ¡Por supuesto! ¿Acaso lo dudabas? -dijo Heiji poniéndose en pie y guiñándole el ojo a su colega.
- Supongo que no -volvió a sonreír Conan dejando a Heiji que le tocara la cabeza en señal de apoyo y aprovechándose de su corta altura.
CAPÍTULO 4: FUEGO
Los dos salieron de la habitación. Heiji se acercó al cuarto de Kazuha para despertarla.
- Kazuha -llamó- ¡¡Kazuha!! -no hubo respuesta- ¿Kazuha? -iba a abrir la puerta cuando se abrió la de la habitación contigua.
- ¿Qué pasa Heiji? -preguntó ésta frotándose los ojos y cerrando la puerta tras de si.
- Ah, nada, era para despertaros. Ya son casi las 11, tenemos cosas que hacer, ¿no?
- Sí, iré a despertar a Ran, la pobre no ha dormido nada bien esta noche -y entró de nuevo, cerrando la puerta.
Heiji se sentó junto a Conan. Deseaba ayudar a su amigo pero no creía que pudiera encontrar a la Organización tan facilmente, seguramente seguirían una pista falsa hacia ningún lado después de lo cual Shinichi se sentiría abatido y desanimado... pero tenía plena confianza en él a pesar del poco tiempo, relativamente, que había transcurrido desde que se conocían. Sus mentes muchas veces parecían estar coordinadas a la perfección, y esto lo había sorprendido la primera vez.
- ¡¡Buenos días!! -saludó Kazuha ya más despierta y animada que antes- ¿Qué haremos hoy? Me apetece acercarme a Shibuya a comprar los últimos regalos de Navidad... ¡¡podíamos ir allí esta tarde!!
- Yo tengo que hacer unas cosas... Hattori puede acompañarme, así vosotras estaréis tranquilas -dijo Conan alegremente mirando a Ran salir de la habitación.
- Buenos días -saludó Ran- ¿Qué decíais?
- Les estaba contando que podíamos ir a Shibuya, ¿a que si? -le explicó Kazuha asintiendo.
- A mí me parece buena idea, lo pasaremos genial -dijo Ran.
- Pero yo... -empezó Conan- estoy ocupado, no puedo ir con vosotras.
- ¿Por qué? -preguntó Ran.
- Es que Haibara tiene que enseñarme un juguete nuevo -mintió Conan un poco nervioso.
- ¿Y tú Hattori? -dijo Ran intentando controlar su sorpresa y a la vez su tristeza.
- Yo acompaño al crio, para que no le pase nada -dijo Heiji cruzando los brazos sobre la cabeza sin darle importancia.
- Si no quieres acompañarnos dínoslo pero no fingas que prefieres ir con un niño a jugar antes que estar con nosotras... -dijo Kazuha enfadada hechándole una mirada fulminante a Heiji.
- Yo... esto... ¡¡no quise decir eso!! -se disculpó algo molesto.
- Da igual, puedo ir yo solo -comentó Conan decidiendo de antemano que no le ocurriría nada- Ir los tres de compras.
Finalmente quedaron así, irían Ran, Kazuha y Heiji de compras a Shibuya, mientras, Conan visitaría a Ai para saber lo que ella había descubierto sobre la Organización. Se despidieron en la puerta de la oficina.
- ¡Hasta luego! -dijo Conan moviendo la mano mientras echaba a correr en la dirección contraria a la que los demás iban.
- ¡¡Oye!! -gritó Heiji, haciendo que Conan parase en seco y se girase para mirarlos- Ten mucho cuidado -dijo muy serio guiñándole el ojo, cosa que sorprendió a Kazuha. A Ran en cambio le recorrió un escalofrío por la espalda y dio un paso como si quisiera seguir a Conan pero Kazuha, sin darse cuenta de esto, la tomó del brazo y comenzó a caminar en dirección opuesta.
Ran estuvo callada un buen rato pensando en lo que podrían haber significado las palabras de Hattori "Ten mucho cuidado" no podía quitárselas de la cabeza. ¿Qué era lo importante que tenían que hacer Haibara y él... ?
- ¿Ran? -la llamó Kazuha quitándola de sus pensamientos- ¿Por dónde vamos ahora?
- Ah, si, es por aquí -dijo ella señalando por la calle de la derecha.
El resto del trayecto estuvieron hablando los tres de cosas sin importancia, pero Ran y Heiji no se quitaban a Conan de la cabeza... por razones muy distintas. Kazuha era la única que estaba disfrutando realmente de la tarde.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Conan llegó rápido a casa del profesor, llamó al timbre y enseguida le abrió él mismo, en pocas palabras Haibara le contó todo lo que había descubierto la noche anterior. Había estado en internet contrastando los datos que tenía guardados con los de un mapa de la ciudad y se dio cuenta de dónde podían estar escondidos.
- Y eso es todo -finalizó Haibara- Es muy posible que estén allí, les había oído mencionar el lugar pero no sabía exactamente dónde estaba... hasta ayer. Podemos ir ahora mismo, no creo que haya ningún problema. A fin de cuentas cuando me lo contó mi compañero me dijo que no todos los miembros de la organización sabáin de la existencia del pasadizo y que además ese lugar es normalmente utilizado como almacén.
- Tened mucho cuidado, os buscan a los dos... especialmente a ti -dijo Agase mirando a Conan, que parecía revolverse dentro de su propio cuerpo- Llevad los intercomunicadores conectados y avisadme si pasa algo. Vendré enseguida. ¿Seguro que no queréis que os acompañe?
- No, no queremos arriesgarnos a que te vean a ti también... en el peor de los casos. No te preocupes, tendremos cuidado -le dijo Conan guiñándole el ojo y saliendo por la puerta del coche detrás de Ai, que miraba en todas direcciones, buscando la casa.
Media hora más tarde Conan y Ai estaban justo al lado de un enorme edificio prácticamente derrumbado, ocultos tras unos arbustos, casi frente a la puerta principal. Dieron varias vueltas alrededor de la casa, encontraron una trampilla a unos metros de la casa pero fueron incapaces de abrirla. Allí parecía no haber nadie. Entraron una hora más tarde, era un caserón parecido a la casa de los Kudo, pensó Haibara, pero mucho más sombrío y frío, allí todo parecía superficial y apenas había muebles o adornos. Llegaron a la conclusión de que habitada no podía estar. Los primero que les llamó la atención al entrar fue que casi en cada esquina de las habitaciones había una botella de plástico llena de lo que parecía gasolina, intentaron establecer un modus operanti pero no lo consiguieron... Recorrieron toda la parte inferior, lo que les costó mucho tiempo pues apenas penetraba luz y sus linternas eran poco potentes para la ocasión. Subieron las escaleras, hacia el segundo piso, y decidieron separarse pues así tardarían mucho menos. Como llevaban los intercomunicadores si pasaba algo o veían alguna cosa extraña podrían avisarse.
Conan comenzó por las habitaciones de la parte norte pero no encontró nada que diferenciara a esa casa de una normal deshabitada. No había ni trampillas ni nada por el estilo. Salió de allí muy decepcionado y aguardó a Haibara en la entrada principal. Mientras pensó en los posibles lugares. Se levantó y observó el entorno, no se escuchaba absolutamente nada, ni pájaros ni otros animales, parecía demasiado tranquilo para ser un monte algo aislado, allí tenía que haber alguien viviendo, o por lo menos ocultándose... Ya había anocheciendo casi por completo y el frío era cada vez mayor cuando Ai salió de la casa, venía fatigada y nerviosa, pero se tranquilizó al ver a Conan esperándola.
- He encontrado algo, es un pasadizo que va del piso superior a algún otro lugar, no sé dónde exactamente pero me resulta sospechoso. Intenté avisarte pero allí los intercomunicadores no funcionan -explicó Haibara mientras Conan la seguía hacia el interior de la casa.
Subieron al piso superior y entraron en la zona donde Ai había estado investigando. Se metieron por una serie de habitaciones y fueron a dar a una enorme biblioteca antigüa con inscripciones en cada uno de los arcos de las puertas, estaban en latín. Aquella biblioteca eran tan grande que a penas podían orientarse pero Ai parecía saber al lugar exacto a donde se dirigían. Entraron en una sala llamada "Nocte petrae flamagem" con un espejo en el interior que la diferenciaba del resto. Haibara se detuvo frente al espejo y pulsando las letras correspondientes el espejo se movió y les abrió el camino. Conan la miró asombrado.
- Me habían dicho la contraseña y al verlo la recordé -le dijo entrando cuidadosamente en el pasadizo que se les mostraba ante ellos ((esto queda un poco forzado, no¿? ^.^u)).
Conan se adelantó a ella unos pasos. El pasadizo no pertenecía a la casa, era una especie de cueva que llevaba a algún sitio en particular, en lugar de ser artificial parecía natural pues las paredes eran casi de arcilla y continuaban bajando, casi en la oscuridad. Al fondo Conan creyó dislumbrar una luz, justo donde el túnel giraba. Bajaron unos metros más y se encontraron con una sala que, justo al entrar...
- ¡¡¡¡¡Ha... Haibara, corre!!!!! -gritó Conan empujándola de nuevo hacia el túnel y justo antes de que una puerta metálica los separase, quedando Haibara en el túnel y Conan en el interior de la habitación, encerrado...
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Ya habían llegado a casa hacía casi dos horas y Conan todavía no habían llegado. Cuando Ran iba a llamar a casa de Agasa sonó el teléfono. Era él.
- ¿Ran? -dijo el profesor- Mira, Conan se va a quedar en mi casa hoy, así que no te preocupes -le dijo algo nervioso- ¿Puede ponerse Hattori? -le preguntó antes de que la muchacha le replicase.
- ¿Hattori? -dijo Ran extrañada mirando hacia el detective que estaba junto a ella, y le pasó el auricular.
- ¿Si? Soy Hattori.
- ¿Eres Heiji Hattori, verdad? -se aseguró el profesor- Me dijo Shinichi que te avisara si pasaba algo... el caso es que fue esta tarde con Haibara a una casa y... ahora no puedo contactar con ellos...
- Está bien -dijo Heiji sin darle importancia para no preocupar a las chicas, que aguardaban impacientes junto a él- No se preocupe -forzó una leve sonrisa.
- Supongo que no puedes hablar... no le digas nada a Ran, sal de ahí tan pronto como puedas, te espero bajo la oficina en quince minutos -resolvió Agasa.
- De acuerdo -dijo Heiji antes de colgar e ignorando a Ran, que parecía querer volver a hablar por el teléfono.
- ¿Qué quería el profesor? -le dijo curiosa.
- Oh, nada en especial, quería hablar conmigo para conocerme -comentó sonriendo para que no se preocuparan y cogiendo su abrigo dispuesto a marcharse- Vamos a ir a cenar a algún sitio para poder hablar más facilmente.
Kazuha lo miró desconfiada, lo conocía muy bien y notaba que pasaba algo raro... y grave. No era propio de él esa actitud.
- Heiji -comenzó poniéndose entre la puerta y él- No nos mientas, sabemos que pasa algo, esta tarde estabas muy pensativo y ahora esta llamada sin sentido... ¿Qué es lo que ocurre? ¿Ha pasado algo?
- ¿Le ha pasado algo a Shini... a Conan? -se corrigió Ran temiendo lo peor y agarrando a Heiji por el brazo para que la mirara.
- No ¡¡no es eso!! -mintió, ahora estaba entre la espada y la pared.
- Seguro que sí, voy a llamar al profesor, quiero hablar con él -dijo Ran temerosa marcando los números.
- Ran, no -dijo Heiji sin saber qué decirle, su rápida mente estaba fallando en un momento crítico- Ya habrá salido de casa, estará de camino.
- Bueno, pues ya que Conan no va a venir, vamos nosotras también -resolvió Ran mirando para Kazuha, que le daba su aprobación con la cabeza.
- No -dijo simplemente Heiji esquivando a Kazuha y saliendo corriendo por la puerta de la oficina, cerrando tras de sí.
Ran y Kazuha lo siguieron escaleras abajo pero ya no vieron a Heiji. Subieron rapidamente a coger sus abrigos y se escondieron en el portal, aguardando a ver algo. Al poco apareció Heiji, que subía a un coche, el de Agasa... Ran y Kazuha vieron la oportunidad y echaron a correr también, lograron entrar en el coche, no sin antes darles un susto a sus dos ocupantes.
- ¿¡¡¡Pero qué hacéis aquí!!!? -gritó Heiji enfadadísimo reprochándoles su comportamiento.
- ¿Tú que crees? -le dijo Kazuha, cruzándose de brazos y acomodándose en el asiento trasero, junto a Ran.
- Bajad ahora mismo las dos -ordenó Heiji, no quería ponerlas en peligro- Tenemos mucha prisa.
- ¿Qué es lo que pasa? -preguntó Ran preocupada y con un hilillo de voz apenas audible.
- Ran... -comenzó el profesor.
- ¿Tan grave es para que no podamos ir? ¿Qué le ha sucedido a Shinichi? -dijo mirándolos a los dos casi llorando.
- No lo sabemos -contestó Agasa poniendo el coche en marcha y saliendo de la ciudad a toda prisa, sabiendo de antemano que no lograrían hacer bajar a las chicas del coche.
El resto del trayecto fue en silencio, cada uno sumergido en sus pensamientos. Ran lloraba mientras Kazuha la abrazaba y le decía que no era nada, que se tranquilizase que así iba a ser peor pero por la cara que llevaban el profesor y Heiji... dudaba.
- Nos estamos acercando -dijo Agasa mirando de frente e intentando controlar el coche pese a las ráfagas de aire que lo azotaban.
Heiji bajó la ventanilla y sacó la cabeza por ella, había algo extraño en el aire.
- Dese prisa, pero pare cuando estemos cerca, no podemos dejar que nos vean a nosotros también. Iré yo solo, vosotros os quedaréis aquí, si no he vuelto en media hora, llamad a la policía -dijo Heiji poniéndose en su papel de detective.
- No, iremos contigo -presionó Ran sin importarle lo que le pudiera pasar a ella- Es de noche, no nos verán.
- De eso ni hablar, si Kudo se entera de que te dejé venir conmigo no sé lo que me haría.
- ¿Y yo? -preguntó Kazuha entrando en la conversación y tocándole el ombro a Heiji.
- Tú tampoco vas.
- ¿Y porqué? -quiso saber ella.
- Porque lo digo yo. No te vas a poner en peligro innecesariamente. Y basta de tonterías -dijo para zanjar el tema, algo colorado, por suerte para él nadie lo notó- Profesor, que no salgan del coche.
- ¡¡¡Mirad!!! -dijo Kazuha mirando por la ventana y señalando hacia la derecha- ¡¡¡Fuego!!!
Todos se quedaron perplejos, de pronto había aparecido una montaña de humo desde detrás de una montaña.
- Me temo chicos, que era ahí dónde íbamos -dijo Agase apretando el acelerador mientras se le pasaba por la cabeza Shinichi y Haibara.
- No puede ser, no puede ser -decía Ran una y otra vez, llorando.
En el momento en que pararon el coche, justo al borde del camino, la casa estaba ardiendo totalmente, una enorme humareda se elevaba unos 40 metros por encima de sus cabezas y se escuchaban pequeñas explosiones. ¿Cómo no la habían visto antes?
- Ya decía yo que me olía raro -comentó Heiji echando a correr hacia la casa para buscar a Shinichi.
Ran estaba paralizada, no sabía lo que hacer, Kazuha tampoco, pero el profesor se acercó a toda prisa.
- Ran, ten confianza, Shinichi no dejaría que le pasase nada malo -le dijo a la muchacha mientras la reconfortaba rondeándola con el brazo.
Heiji volvió con la mano en la boca y la cara manchada, tosiendo.
- Es imposible entrar ahí dentro, todo está en llamas -les informó desesperado pensando en otra posible entrada.
Una sombra empezó a dibujarse frente a ellos, casi venía arrastrándose, pero era de una persona, de un niño...
A Ran se le salía el corazón del pecho, y sin poder resistirse corrió hacia la sombra, agarrando el cuerpo antes de que cayera, venía envuelto en una manta y al apartar las dobleces vio a Haibara. Todos los demás se pusieron a su alrededor. Heiji dio órdenes de que la dejaran respirar y de que se apartasen un poco, pero Ran no le hizo caso.
- ¿¡¡Dónde está Shinichi!!? -le preguntó casi zarandeándola. Ella no contestó- Haibara... ¿dónde está? -entonces ella, luchando por la consciencia, señaló hacia la casa.
- Está encerrado -dijo mirando fijamente a los ojos llenos de tristeza de Ran, antes de cerrar los suyos- Es imposible que escape...
Ran quedó de piedra, como todos, pero se levantó de un impulso y echó a correr hacia el interior de la casa gritando su nombre. Justo antes de que entrara y se quemara, Heiji la detuvo, cogiéndola bruscamente del brazo.
- ¡¡Ran!! -gritó, pero la muchacha parecía no escucharle, tan solo lo empujaba y le golpeaba para que la dejara libre- ¡¡¡¡¡RAN!!!!! -ella lo miró, deteniendo sus golpes- ¿Quieres morir tú tambien? -le preguntó Heiji clavándole la mirada.
Ella sin saber qué decir se tiró al suelo, entre espasmos, con una vacío en el pecho que cada vez se hacía más y más profundo, se sentía como si estuviera cayendo a la nada y lo único en que pensaba era en Shinichi, sus ojos ahora parecían pozos sin fondo de los que brotaban lágrimas de tristeza y entre el humo casi no podía respirar, estaba comenzando a marearse... hasta que todo se volvió negro de golpe.
NOTAS: Jeje, qué¿? xD Ha estado emocionante¿? :P Espero que sí!! ^.^ Aquí también van 2 capítulos y parte de un tercero, como este fic ya lo tengo terminado me da igual poneros un poco más ^.~ Jojojo... dejad R/R con vuestras opiniones, sean malas o buenas. A lo mejor no os gusta alguna parte o cosas así, y eso también ayuda a mejorar!!! n.n En fin, por esta vez ya me despido... un beso a tod@s!!
Fdo: Táigrïn Dido
