Capítulo 3: Sorpresas, peleas e incertidumbre
Querido diario:
El mundo es una #@~%$& conmigo. Realmente… y perdonáme si soy maleducada con vos, pero necesito descargarme con alguien. Hace casi un mes que Lyserg se fue, y todavía me duele la manera en que me miró esa noche que me dijo adiós. ¿Acaso no lo amé lo suficiente? ¿Acaso yo no le dije que lo amaba con toda mi alma? Acaso…¿acaso la venganza es más importante que el amor? ¿Acaso mi amor le molestaba porque no le permitía vengarse de Hao?
¡Basta, Nadia, basta! ¡Si seguís así vas a terminar odiándolo por algo que no te hizo! Aunque…bueno, mejor me callo.
De acuerdo. No puedo odiarlo, no. No podría, ¡si lo amé tanto! Pero él es así, después de todo: el amor que nos profesábamos en cada beso, cada palabra, cada gesto suyo, me hizo sentir la persona más feliz del Universo. Y ahora, todo lo que queda de aquel amor es mi corazón hecho pedazos. No sé si él sentirá lo mismo que yo, no lo creo, pero aún así…tengo que seguir. No vine acá para desarmarme en lágrimas cada noche, vine para ser la Shaman King y traer la justicia que tanto clama mi pueblo. Tengo que entrenar, hacerme más fuerte. No por nada está Alicia acá. Es verdad, todavía no te la presenté. Bueno, lo voy a hacer ahora.
Alicia es la hermana de Andy, o sea, que ella también es mi prima. No la conozco muy bien, ya que ella estuvo casi toda su vida en pleno contacto con diferentes tribus y comunidades indígenas de nuestro país. Ella se dedicó a aprender la mayor cantidad de técnicas de cada región que visitaba, para luego aplicar sus conocimientos en nosotros. T-T Lo que nos espera…
Terminé de escribir. Es cierto todo lo que está ahí, en mi diario: no te amo, pero tampoco te odio. Tengo ganas de escribirte una carta, aunque sea para descargarme de todo lo que me atormenta en sueños. Si, tengo que admitirlo, a veces me siento culpable por todo esto.
En ese momento, vi una luz tenue iluminando mi ventana. Me asomé, y simplemente no creí lo que estaba viendo.
– ¿Morphin?–pregunté. Era imposible. ¡Si Morphin estaba siempre con Lyserg! Me quedé viéndola un segundo, muda, pero luego me apuré a abrirle mi ventana.
– ¿Estás bien?–le pregunté.
Cuando miré mejor, pude ver que ella estaba llorando. Algo andaba mal, seguro. ¡Morphin jamás lloraría! Me asomé y miré a ambos lados. No había nadie ¡Ella jamás dejaría solo a Lyserg! A menos que…a menos que él… No. No podía ser tan desgraciado. Sino, ¿con qué participaría en el torneo?
–Tomá–le dije. Se escurrió las lágrimas con mi pañuelo, que para ella era como una capa pequeña.
Me vino a la cabeza la imagen de los ángeles, los espíritus acompañantes de los X-Laws. Todos eran iguales, con muy pocas diferencias entre sí. Un momento. Si esos ángeles eran tan iguales…entonces… esos tipos abandonaron a sus espíritus acompañantes primero, para así poder tener un ángel a su cargo.
El entendimiento me vino de golpe. Morphin estaba aquí no era porque Lyserg se lo había ordenado, todo lo contrario: él la había echado. Pero mejor era estar segura, preguntárselo. ¿Cómo?
– ¿Quién fue?–le dije, abrazándola con delicadeza– ¿Quién lo obligó?
Ella se puso a mi altura y tocó mi cabeza con sus manos. Inmediatamente aparecí en un descampado. A lo lejos pude ver a aquel hombre, con cara de superado. De verlo nomás me dieron ganas de pegarle y hacerlo sufrir hasta matarlo. Me contuve y me acerqué lo más silenciosamente posible hacia ellos. Entonces pude ver a Lyserg y a Morphin, no muy lejos de mí. Lyserg le estaba diciendo algo parecido a que él tenía ganas de tener su propio ángel, a lo que el superado creído se volteó para encararlo. "¿Eres capaz de abandonar a tu hada Morphin?", le dijo.
Todo se hizo borroso y sentí como que estaba suspendida en medio de la nada. ¿Qué pasa? ¿No estaré en la memoria de Morphin? Entonces sentí que todo se volvía más definido, y aparecí en otro lugar.
Era una especie de iglesia. En la parte más alta de ese edificio estaba Lyserg, sentado. ¿Qué estaba haciendo él allá? Ni tuve que pensarlo otra vez, cuando mis pies se elevaron del suelo y me acerqué flotando hacia él. Era obvio que, si estaba en la memoria de alguien, las personas de ahí no pudieran verme. Sin embargo, me mantuve a una distancia segura de él, mirándolo. Su rostro mostraba que estaba muy pensativo. "En qué" ahora era mi pregunta. De repente saltó de dónde estaba, aterrizando milagrosamente sano, y empezó a correr, sin una razón visible. Me apresuré a seguirle, tal y como Morphin también hacía. En un momento el chico se dio vuelta y miró a su hada. Me quedé de piedra al ver la fría manera en que miraba a la pobre Morphin. No, definitivamente ése no era el Lyserg Diethel que yo había conocido alguna vez. El hada se quedó de piedra, luego reaccionó y se fue volando en dirección opuesta. Seguirla era lo único que podía hacer, ya que estaba en sus recuerdos. Mis pies se elevaron de la tierra e, ingrávida, me dispuse a ir donde mi alada amiga fuera.
Ella fue volando hacia la aldea, más específicamente hacia una de las casas. Ella se hizo más brillante al llegar, y lanzó ahí una especie de lluvia de estrellitas. La puerta se abrió y pronto reconocí a quienes salieron de ahí. Yoh, Ryuu, Horo, Ren y dos personas que yo no conocía salieron acudieron al llamado de la pequeña Morphin, quien les indicó el camino hacia Lyserg. Cuando llegamos de vuelta a la iglesia (el cuartel general de los X-Laws, sin duda) vimos que algunos estaban peleando, el creído rubio entre ellos. Me llamó la atención una mujer de mediana edad, que también vestía el uniforme del grupo. ¿Ella era también estaba con ellos? Hasta ahora sólo había oído rumores acerca que la única mujer entre todo el grupo era la líder, una niñita que debía ser de mi edad. Lyserg estaba parado ahí, pero no hacía nada (claro, si Morphin estaba con nosotros). Los enemigos eran tres hombres de negro, los cuales reconocí con facilidad. Esos hombres habían derrotado, en partidos anteriores que Alicia nos había obligado a ver, sin piedad a sus contrincantes.
Todos los presentes se quedaron en silencio. Los X-Laws miraban a Yoh y cía con seriedad (y superioridad, en el caso del rubio) y mis amigos les devolvían la mirada. Entonces Lyserg, sorprendiendo a todos, reprendió con dureza a Morphin. Me quedé dura… ¿Acaso pedir ayuda era avergonzarlo? Ryuu estaba pasando lo mismo que yo, pensé, al ver el horror plasmado en su rostro. En ese momento Lyserg se dio vuelta y, para nuestra sorpresa, se quitó el precioso regalo de sus padres.
Todo volvió a ser borroso de nuevo. Sentí que volvía a la normalidad, y abrí los ojos, ligeramente mareada. Morphin me miró a los ojos.
–Así que fue ése…–murmuré. Ella volvió a llorar. –Está bien, flaca, vos no tenés la culpa. ¡Fue ese creído! ¡Ya va a ver lo que es bueno! ¡Le voy a dar un tortazo que lo va a dejar estampado contra su maldito ángel!–dije, mientras que hacía como que le daba una piña a alguien invisible. Como no cambiaba de opinión, intenté de nuevo. –De acuerdo. El Lyserg que conocimos ya no existe más…está muerto.
Se volteó y asintió en silencio, dándome la razón.
–Pero eso no significa que no podamos resucitarlo, ¿no?–le dije, guiñándole un ojo.
Se secó las lágrimas que le quedaban y se me acercó.
– ¿Qué decís? ¿Trato?–le pregunté, extendiéndole mi mano.
Agarró mi dedo meñique y lo estrechó, sonriendo.
Sí, trato hecho, Morphin.
***
– ¡Se me ponen ya mismo a correr 50 kilómetros! ¡Y no vuelvan hasta la tarde! ¡YA!
Andy y Mari empezaron a correr. Antes de que me fuera, Alicia me recordó que hoy era mi turno de hacer la cena.
–Si que Alicia está en estricta… ¡Es un demonio!–dijo Andy, a quien no me costó alcanzar.
–Ja, ya no es más la "dulce hermanita", ¿no?–le dije en broma.
–Mírenlo del lado bueno, vamos a estar en línea para el verano…–opinó Mari.
– ¡Entonces prefiero ser gorda para siempre!–chillé– ¡Cualquier cosa menos esto!
–Me voy a morir de cansancio–dijo Andy.
Trotamos cinco minutos sin hablar. Doblamos una curva y nos encontramos con que el camino se dividía en tres más pequeños.
–Bueno–dije yo, señalando al del medio–yo me voy por este.
Mari eligió el de la derecha, y Andy no tuvo otra que irse por el de la izquierda. Yo seguí trotando por las calles de la aldea. En un momento me pareció escuchar una voz conocida.
–No, Annita, por favor… ¡Te lo ruego!
–NO.
Paré de trotar y me asomé. Estaba en el mismo lugar que había visto en la memoria de Morphin. Yoh Asakura estaba sosteniendo una gran pila de ladrillos con las manos, aguantando apenas y lloriqueando de vez en cuando.
– ¿Qué te pasa Yoh?–le pregunté, acercándome.
– ¡Ah! Hola, Nadia–me dijo–Estoy en entrenamiento.
–Yo también–respondí–. 50 kilómetros o si no la muerte. ¿Y los demás?
–Horo-horo también está entrenando, Ren fue a dar una vuelta y Ryuu está llorando a lágrima viva. –me comentó. Miró a todos lados– ¿Hay alguien?
–No–dije, sin entender nada.
– ¡Uf, que suerte!–suspiró– ¿Me ayudás a sacarme esto?–dijo, señalando con la cabeza los ladrillos.
– ¿Qué le pasó a Ryuu?–le pregunté, mientras le daba una mano. – ¿Por qué está así?
Iba a contestarme, cuando una voz nos sorprendió.
–Después del almuerzo quiero que corras 50 kilómetros, Yoh. –dijo una chica rubia, con una cara que me hizo acordar a Alicia. – ¿Y quién eres tú?–me preguntó, mirándome de una manera que me congeló.
– ¡Ah! Ella es Nadia…–me presentó Yoh, con una sonrisita.
–Tú eres del equipo Trimarán, ¿no?–me preguntó la chica.
–Sip–respondí. Wow, ¿cómo sabía tanto de mí?
–Yo soy Anna Kyouyama–dijo la chica rubia–la futura esposa de Yoh, el próximo Shaman King.
–Mucho gusto–dije yo. Traté de obviar el hecho de que la Anna estuviera segurísima de que Yoh iba a ganar. Primero iba a tener que vérselas con nosotros tres, pensé.
–Oye, Nadia, ¿no quieres quedarte a almorzar?–me preguntó Yoh.
–Bueno, yo…–El rugido feroz de mis tripas me interrumpió. ¡El almuerzo!
–JIJIJI–dijo Yoh, riéndose–Me parece que si…
Cinco minutos después estábamos comiendo todos juntos. Horo se puso muy contento de verme, tal como yo. El tiburonazo me saludó muy secamente, a lo que yo respondí sacándole la lengua. ¿Ryuu? No lo vi. Los chicos me presentaron a otras personas: Jun, la hermana mayor de Ren (una chica muuy educada), Pirika, la hermana de Horito (una piba medio hiperactiva) y Tamao, una chica algo tímida que me cayó bastante bien. También conocí a Manta Oyamada, el mejor amigo de Yoh, Fausto y Chocolove, un flaquito simpático.
– ¿Y Ryuu?–preguntó Manta a nadie en especial.
–Sigue encerrado…–dijo Horo-horo, mientras atacaba a una hamburguesa colosal.
–A propósito, ¿qué le pasó?–pregunté yo.
Todos se quedaron mirando el suelo, sin saber qué decrime.
–Lyserg–dijo Yoh, mirándome a los ojos.
– ¿Qué pasó ahora con él?–dije yo.
– ¿No te enteraste?–me dijo Ren, con una cara tan seria que me asustó.
– ¿Si me enteré de qué?–dije.
–Abandonó a Morphin–respondió Yoh.
–Ah, si. Eso ya lo sabía–dije más tranquila–. Está con nosotros.
– ¿En serio?–me preguntó Manta.
–Sip. Vino hace como una semana. Me mostró todo lo que pasó. Me dio lástima verla así, llorando...
–Ese chico está muy cambiado–opinó Horo–Desde que se fue con los X-Laws no es el mismo.
–Seguro que le hicieron algo–dije yo–Todavía no puedo creer que haya tratado así a Morphin…
–Probablemente le lavaron el cerebro–arriesgó Anna, después de beber un sorbo de té.
–Creí que quería sentirse parte de un grupo, por eso lo dejé irse con los X-Laws. –Dijo Yoh. –Pero esto es diferente.
–Es cierto, incluso casi mató a sus oponentes una vez. –dijo Manta– ¿Se acuerdan?
–Ah, ¡cuando conocimos a esos tipos de Fríolandia, pue'!–dijo Chocolove. Inmediatamente Horo y Ren le atestaron sendos golpes al chico.
– ¡No sean así!–dije yo. –Pobreshito.
–Si lo tuvieras todo el tiempo así, con esos chistecitos estúpidos, ya estarías harta–dijo Ren.
–Ay, si, mirá quién habla…si vos no te aguantás nada…–le respondí al tiburón. Ja, ¡cómo me moría por decirle esto!
– ¿Quieres pelea?–me retó Ren.
–Bueno, si querés tanto te doy el gusto, tiburonazo–le dije.
– ¿Qué dijiste, cuatro ojos?–repitó enfadado.
–T-I-B-U-R-O-N-A-Z-O–dije, letra por letra.
– ¡Repítelo!
–Tiburonazo, tiburonazo, tiburonazo…–repetí. Simplemente no puedo evitarlo, ¡es tan gracioso cuando está enojado! Es algo más fuerte que yo.
–Como te habrás dado cuenta, Chocolove, ellos dos también son buenos amigos…–dijo Yoh al Choco. No pude evitarlo más, empecé a reírme como loca. En poco tiempo todos estábamos riendo, salvo Ren.
Después nos quedamos un rato en silencio. Traté de digerir las cosas que me estaban contando. Así que ellos también se habían dado cuenta de que él estaba cambiado…
–La verdad, ¿qué quieren que les diga? Me da la impresión de que no está feliz…–murmuré, volviendo al tema principal.
– ¿Qué?–me preguntó Fausto– ¿Lo has visto?
Miré a mi lado y luego dije en voz muy baja.
–No estoy nada segura, pero creo que le mandaron espiarme.
–No me digas, no es posible–intervino Jun.
–Conociéndolos a ésos, no me sorprendería. –dije yo.
–Cambiando de tema–dijo Yoh–vimos su última batalla. ¡Estuvieron geniales!
– ¿Pero por qué se cambiaron el nombre?–me preguntó Manta– ¿No eran "El equipo de la Patagonia"?
–Sip, pero como Mari no es de ahí, decidimos cambiar el nombre. –respondí. –Ahora somos "el equipo Trimarán".
– ¿Trimarán?
–Sip. Tri(nidad)Mar(iana)An(drés)–expliqué. –Si dejan las primeras letras de nuestros nombres…
–Jijijijijiji! Ya entiendo. –dijo Yoh con una risita.
– ¿Y la "tri" de quién es?–preguntó Horo.
–Es por tu primer nombre, ¿no?–dijo Anna, mirándome.
–Sip. Era un poco largo "Trinidad Nadia Obarrio"–dije yo. –Además, no me gusta mi primer nombre…–Mejor dicho, me trae malos recuerdos de los tiempos en los que vivía en Buenos Aires.
Pasé una tarde muy agradable. Luego del almuerzo, corrí con Yoh los 50 kilómetros. Aproveché para correr de más, cosa que me haría bien. Le di el gusto a Ren y estuvimos peleando un buen rato; además charlé muuucho con las chicas. Hacia las cinco y media de la tarde me despedí de los chicos, diciéndoles que hoy me tocaba hacer la cena. Yoh y Horo se ofrecieron a acompañarme, ya que tenían que comprar algunas cosas.
– ¿Podés con todo?–le pregunté a Horo, que cargaba las bolsas más pesadas.
–Sí, no te preocupes.
– ¿Pero en serio no querés que te ayude?–le dije–No me molesta llevar algunas…
– ¡Que no!–me dijo, fingiendo estar enojado.
–Señorita Nadia, ¿Qué piensa cocinar?–me preguntó Elal, en su forma de Hitodama.
–No, no. ¡Sorpresa!–dije yo.
–Hace mucho que no tenemos una batalla, señorita, ¿cree que eso sea normal?–me preguntó Elal.
–Seguro. Además es mejor para nosotros, tenemos más tiempo para mejorar… ¿no te parece bueno eso?–le respondí.
–Es cierto–murmuró Horo–a nosotros nos pasa lo mismo…
–No hay que preocuparse, todo está bien, ¿no?–nos dijo Yoh.
– ¡Ahá!–asentí–Los oficiales tienen mucho trabajo, como hay tantos participantes…
–Con que aquí estás…te estábamos buscando–dijo una voz. Todos nos dimos vuelta, para encontrarnos con las personas que menos quería ver en este momento: Lyserg y el rubio superado.
–Nadia…tranquizate–me dijo Yoh–Nosotros nos encargamos de esto.
–Esta vez no es con ustedes–dijo el rubio–. Esto es algo entre ella y nosotros.
– ¿Con Nadia?–murmuró Horo.
–Señorita…–comenzó Elal.
–No, quédense acá. –le respondí. Ignoré los comentarios los chicos y di un paso adelante.
–Hasta que aparecen–dije yo. –Ya me estaban empezando a pudrir. ¿No saben que es de mala educación espiar a las personas? A veces son molestos como moscas.
El rubio miró de manera fulminante a Lyserg, pero antes de que le golpeara intervine yo.
–No culpes al chico, hizo un trabajo impecable. Lo descubrí yo solita, mejor dicho, lo sentí. ¿Y para qué vienen? Vamos, bajen. ¿Qué? ¿Me tienen miedo?
El rubio se adelantó. De un salto estuvo en el suelo. Lyserg lo imitó y me miró de esa manera tan fría que me daba lástima. Realmente estaba cambiado. Ya no era él mismo, pensé. Mantenía mucha distancia.
–La doncella Jeanne está realmente interesada en traer la paz tanto como tú, Nadia. Ella es la enviada de Dios, la personificación de la justicia divina en este mundo. ¿No te parece maravilloso?–me dijo. El tono que usó me dio a entender que me estaba casi obligando. –Nos serías muy útil en la lucha contra Hao.
–Te memorizaste bien el discurso. Muy bien, pero tenés dos errores: primero, sabés bien que no creo ni en Dios ni en los enviados, y segundo, no soy ninguna herramienta. –Para eso me iba con Hao, pensé. Por lo menos él era más educado que estos patéticos X-Laws. –Además, sos la persona menos indicada para hablar de justicia. ¿Te parece justo todas esas muertes que causaron tus compañeros? ¿Te parece justo habernos abandonado así, sin palabras? ¿Te parece justo hacer sufrir a tu compañera de casi toda la vida? Me das lástima. Creí que me eras inteligente, pero veo que me equivoqué.
–A veces la justicia tiene que mostrar su lado más cruel–me respondió el rubio, mientras se acomodaba sus lentes y me miraba con sorna.
–Entonces no es justicia–respondí yo.
Nos quedamos un rato mirándonos con una mezcla de odio, rabia e insolencia. Atrás mío, Yoh y Horo se preparaban por las dudas. Si Lyserg pensaba que haría todo lo que él me dijera, estaba muy equivocado… En ese momento sonó mi oráculo virtual. Miré y me quedé durita como piedra: nuestro equipo tenía que pelear contra los X-Laws, pasado mañana a la tarde. Entonces me di cuenta de que ellos estaban haciendo lo mismo que yo.
–Vaya, vaya… Parece que tendré que pelear contigo…–dijo el rubio.
–Entonces, ¿por qué no arreglamos esto ahí?–le ofrecí yo. –Entonces vamos a ver quién tiene la razón.
Los Lyserg y el rubio pasaron delante de nosotros dos sin inmutarse. Cuando el chico pasó delante de mí le solté algo que hacía mucho que moría por decirle.
–Sos un reverendo idiota.
El rubio y Lyserg se alejaron. Horo e Yoh me miraron con la sorpresa reflejada en sus ojos.
–Nadia…
– ¿Qué?–le pregunté yo.
– ¿Estás segura de lo que vas a hacer?–dijo Horo–No será fácil ganarles…
Intenté contestarle, pero no pude. Empecé a sentir cansancio, como si me hubiera invadido una acometida de sueño. Decididamente no me sentía mal, pero tampoco comprendía que me estaba pasando. Y cuando menos me lo esperé, me dormí.
***
Estaba flotando. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en un bosque. Escuché unas voces y, movida por la curiosidad, me acerqué hacia donde me parecía que provenían. Lo que vi me dejó helada.
Lyserg tenía atrapado al pequeño Manta. Ryuu intentaba convencerlo de que soltara al chiquitín, pero el peliverdoso se alejó. Le dijo algo parecido a "dile a Yoh que si quiere ver a su amigo…", en fin. No recordé mucho más, porque entonces tuve como otro flash. Una niña de pelo largísimo estaba… ¿cómo decirlo? Parecía estar abriendo con su propio poder una especie de puerta gigante. Abajo, estaban Yoh y los demás. ¿Qué significaba eso? Todo volvió a ser borroso, y entonces pude ver al espíritu del fuego, que tenía atrapada en sus manazas a la chica de recién. La quemaba, la iba a matar… No pude ver más, ya que unas voces me bajaron a la realidad.
–Atrás–dijo una chica.
– ¿Va a estar bien, Anna?–preguntó una voz vagamente conocida.
–Sí, no es nada. Parece que entró en una especie de trance.
– ¡Eso es imposible!–dijo un chico–Jamás mostró signos de…
– ¡Silencio! Está despertando.
Abrí los ojos. Miré y me di cuenta de que me habían quitado los anteojos. Haciendo un esfuerzo considerable (no sólo era la miopía, sino también el cansancio), vi que todos estaban al lado mío. Alicia, Mari y Andy me miraban asustados.
– ¿Qué pasó?–pregunté.
–Te desmayaste–dijo Mari.
– ¿Qué me desmayé?–repetí. ¡No entendía nada!
–Ahá. Después de la "visita" de, bueno…de ésos te desmayaste. –me dijo Horo– ¿No te acuerdas de nada?
–Maso.
–Nos tenías preocupada, Na. Ya era muy tarde cuando vino Elal a avisarnos…–dijo Alicia.
–Sip. Morphin salió disparada hacia acá, y nosotros la seguimos…–relató Andy.
– ¿Morphin? ¿Está acá?–pregunté. Ni tuve que decirlo dos veces, que ella se acercó a mí. Sus ojos me decían que ella también estaba preocupada.
–Me gustaría preguntarte algo, Nadia–me dijo Annita. – ¿Es la primera vez que te pasa esto?
–Sí.
– ¿No sentiste algo raro antes de desmayarte?–me preguntó Alicia.
–Bueno…me pareció que alguien me estaba llamando, pero nada más–respondí.
–Ya veo…–Murmuró ella.
– ¿Pasa algo malo?–le preguntó Mari.
– ¿Soñaste algo raro?–me dijo Anna.
–Bueno, sí. Pero no recuerdo muy bien qué fue. –respondí.
– ¡Digan que pasa!–chilló Horo, que estaba más perdido que yo.
–Bueno, me parece que algo o alguien le despertó una especie de poder a Nadia–dijo Alicia, con cara de captar la idea.
–Exacto–dijo Anna–. Pueden haber sido varias cosas, no sé…
–Pero el hecho de que haya estado en trance es curioso…–murmuró Alicia.
– ¡Bueno, basta!–chillé. –Vamos, tengo que entrenar.
–Nadia, por lo de pasado mañana no te preocupes. –Dijo Andy.
–Es cierto, si no te sentís bien vamos a pelear por vos–me advirtió Mari
–No. Chicos, voy a pelear yo sola–dije, dejando sorprendida a medio mundo.
– ¿Por qué?–preguntó Alicia.
–Tengo que arreglar cuentas con un rubio imbécil, creído, insoportable, abusador de menores…–murmuré.
–Se refiere a Marco–dijo Yoh, mientras entraba a la habitación. En sus manos tenía… ¿tenía mis anteojos?
– ¿Marco?–repitió Mari– ¿Y ése quién es?
–Es uno de los X-Laws–dijo Fausto.
– ¿QUÉ?–repitió Andy. –Nadia… ¿viste a los X-Laws?
–Algo así–dije– ¿Te acordás que te dije que me parecía que me estaban vigilando?–Andy asintió–Bueno, eran ellos.
– ¿Pero por qué?–Preguntó Mari.
–Tres palabras: lucha contra Hao. Me quieren para eso. –respondí.
– ¿Pero por qué te peleaste con ese tal Marco?–me preguntó Alicia.
–Me hartó. Cuánto te apuesto que ése le lavó el cerebro a Lyserg.
–Puede ser–me dijo Anna.
Mientras nos dirigíamos a la pensión donde estábamos viviendo, los cuatro no paramos de discutir. Al final pude convencer a mis otros dos compañeros de no intervenir en la próxima pelea, diciéndoles que esto era un asunto entre el odioso Marco y yo.
Yoh me había limpiado mis anteojos, no sin antes contarme de que tenía suerte de que no se hubieran roto. Los miré.
– ¿Vas a usarlos en la pelea?–me preguntó Alicia.
–No. No quiero que se rompan–le respondí–. Además, por una vez que no los use no me voy a morir. Igual, no hay mucha diferencia. Lo que si quiero que me saquen son estos molestos aparatos…
–Dale, aguantá un poco más–me dijo Andy. –Supongo que la próxima vez que vayas con la dentista te los sacan.
–Ojalá–suspiré–.No soporto tener que estar cinco minutos lavándome los dientes…
***
(Mariana POV)
Mañana es la pelea contra los X-Laws y Nadia no se dio ni un mísero descanso en todo lo que va del día. Está muy nerviosa, porque no dejó ni un segundo de practicar. Andy y Alicia están tan preocupados por ella como yo. Ahora está internada en la profundidad del bosque, practicando puntería con Elal.
Yoh Asakura y los demás nos vinieron a visitar recién. Nos comentaron que van a ir mañana a verla. Les dije que desde la llegada de Morphin Nadia está muy pensativa. Yoh me respondió que es normal, que después de tanto tiempo sin ver a Lyserg, recibir una noticia suya de ese tipo era algo chocante para alguien como ella.
Sin embargo, hay algo que todavía no entiendo: ¿por qué tanto interés en Nadia? Primero Hao, ahora los X-Laws. ¿Qué hay en ella que les importe tanto? Estoy segura de que Alicia lo sabe, pero no sé por qué no me lo quiere decir. ¿Acaso es algo muy importante? La verdad es que me gustaría saberlo.
Bueno, con esto termina el capítulo nº3. La verdad que al principio iba a ser 99% la amistad Morphin-Nadia, pero después me entró la inspiración y terminé haciendo algo totalmente distinto…cosas que pasan. En el próximo capítulo se viene mi parte favorita del fic (por lo menos para mí): la pelea Marco-Nadia!!! JIJIJI, como miembra del club Anti-Marco, prometo despedazarlo y humillarlo hasta volverlo loco… MUAHAHAHAHA!!! *La super risa diabólica de Nadilius Weasley* Ahora es tiempo de contestar rewiews.
AngelShikonExpectra1 (antes Expectra): ¡Por fin Nadia conoció a Annita! Aunque, como ya viste, Nadia ya tiene una especie de "Anna" que aguantar… T-T ¡Pobres chicos! Mínima participación de Tamao (la tengo reservada para otro fic) y poquísimo Ren-Nadia, pero no te preocupes… ¡esto no terminó! *_* Lo prometo. ^^
Keiko-sk: lo mismo que a Expectra (poco humor y muucho angst). Acá le sigo con otro capítulo, espero que te guste.
Nos vemos en el próximo chap!
Nadilius Weasley
~*Soy Nadilius Weasley, una Tamao que quiere ser como Yoh, cuyo espíritu acompañante es Morphin. Hana, Hoshi, Sora es la canción que me representa, y mi tipo de chico es uno como Lyserg!!!*~
