HOLA!! Cómo 'tan? Acá dejo un nuevo capítulo, el nº4. ¡ATENCIÓN! Si eres fanático/a de Marco, te invito a no leer este capítulo y esperar al próximo. Sip? Entendido? Bueno, entonces vamos a otras cosas.
Este capítulo está dedicado a la gente del club anti-Marco de los foros de SL (no, este fic no es por el concurso, sólo se lo dedico a uds!!) y a cualquiera que lea este fic. También agradezco a Keiko-sk por su rewiew ¡me hace TAN feliz! T-T
Capítulo 4: Nadia vs. Marco
Hoy era el "Día D", como lo había llamado Andy en broma. El despertador sonó puntualmente a las seis de la mañana. Me vestí en silencio, tomé mis armas y salí de la habitación.
–Elal–dije.
– ¿Me llamó, señorita?– me preguntó.
–Vamos. Nos están esperando–lo apuré.
Emprendimos silenciosos el camino hacia el bosque cercano a la aldea. En un momento Elal me hizo una pregunta.
–Señorita, ¿está segura de que ese hombre es una buena persona?–preguntó–. Recuerde que su madre le dijo…
–… que no confíe en desconocidos, lo sé. –completé. –Está bien, sé que ese hombre es bueno…tengo el presentimiento.
Seguimos caminando. Cuando menos lo esperé me había hundido en el pozo sin final de mis pensamientos.
En ese momento algo me pasó rozando.
– ¡Elal!–grité automáticamente– ¡Posesión de objetos!
¡La arquera Nadia estaba lista! Fui esquivando cada uno de los ataques, cosa que me costó bastante. No pude hacerlo por mucho tiempo más, ya que un segundo enemigo invisible se sumó. Pegué un salto y me alejé momentáneamente de mis invisibles oponentes.
–Señorita, ¿qué piensa hacer?
–Voy a intentar algo–murmuré. Cerré los ojos.
"Concentrate y tratá de buscar la fuente", me había dicho una vez Alicia, mientras entrenábamos. "La fuente es el lugar donde hay mayor concentración de poder, en este caso, espiritual. Si buscás el lugar donde hay más poder vas a encontrar la fuente."
Donde el poder se concentra…eso es la fuente. Hay tres. Dos grandes concentraciones, y una menor. Pero, ¿dónde? Concentrate, Trini, concentrate…
– ¡Lo tengo!
Bajé de donde estaba. Tiré una flecha para un lado y las boleadoras a otro. Entonces escuché dos ruidos sordos. Silencio y luego…
– ¡YA ME LAS PAGARÁS, CUATRO OJOS!!
– ¿Estás bien, Koloro?
– ¿'Tan bien, chicos?–les pregunté, acercándome. Horo-horo y Ren habían sido mis atacantes, ¿por qué?
–Yo sí–dijo Horito. Koloro me saludó, alegre.
–No me toques–advirtió Ren, rechazando a toda costa mi ayuda.
–Amargado…–le respondí.
–Lo hiciste muy bien, pero necesitas más práctica–dijo una voz. Nos dimos vuelta.
La persona que había hablado era un hombre, de mediana edad. Una máscara cubría su rostro, y vestía ropas que me indicaron que debía de ser japonés.
– ¡Ah! Muy buenos días, señor–saludé.
– ¿Lo conoces?–preguntó Horo-horo.
–Sip. Me dijo que me quería ayudar con lo de hoy… y yo acepté. –respondí.
–Deberías ser un poco más desconfiada–me espetó Ren.
–Me gusta confiar en mi instinto pero…Muchias gracias, tiburón–respondí con una sonrisa–. ¿Sabés qué? Lo voy a tener en cuenta.
– ¿Estás lista?–me preguntó el hombre. –Tenemos mucho tiempo…
–Muchas gracias–dije primero yo–no debería haberse molestado…
–No es nada. –respondió el hombre. –Ahora bien, ¿te gustaría pelear con un equipo entero? ¿O prefieres contra alguien de mayor nivel espiritual?
–Lo más difícil. –respondí.
Así comenzó el arduo entrenamiento… Pero ya estoy decidida: amigo, te voy a resucitar…aunque tenga que entregar mi vida. Preparate, depravado…acá llegó tu peor pesadilla.
***
–Dale. –me dijo Alicia. –Tomate otro.
17.00 Faltaba tan sólo una hora y estaba cumpliendo con las misteriosas cábalas de Alicia, las cuales eran infaltables antes de cualquier pelea por las eliminatorias. Ahora estaba con la del mate, y después vendría…
– ¡Basta!–dije yo–Uno más y voy a terminar viviendo en el baño.
–Bueno–aceptó Alicia. –Entonces…vayan vistiéndose.
–Yochi, nos podemos cambiar en el estadio–le dijo Andy.
Esa es la cábala más grande que tiene Alicia: nuestra vestimenta. Que Mari quiera usar la ropa tradicional de su comunidad, vaya y pase…pero lo que Alicia nos hace a Andy y a mí... no tiene comparación: nos usa como maniquíes humanos. Tenemos que usar los trajes que ella misma nos diseñó.
17.10 Salimos de nuestro departamento, con rumbo al estadio. Morphin quiso venir con nosotros a ver la pelea, aunque yo le dije que no. No quiero verla triste cuando vea a Lyserg… Aunque, después de todo, no hay nada de malo en eso; el que tiene que estar triste es Lyserg, no Morphin.
17.30 Llegamos al estadio. Saqué de mi mochila la ropa que usaba para estos momentos. No es que no me guste, es que usar un traje al mejor estilo The Matrix a veces es…incómodo (especialmente cuando salto). Pero no me puedo quejar de los colores, ¡es tan alegre! Me vestí con movimientos increíblemente torpes.
–Nadia, tranqui–me dijo Mari, cuando salí. –No te preocupes.
– ¡Todo se solucionará!–dije yo, recordando a Yoh y su frase favorita.
–Eso es cierto, ¡JIJIJIJI!–Dijo alguien. Me di vuelta y me encontré con…
– ¡Yoh!–Dije, contenta. También estaba el resto del Funbari Onsen Team, el equipo del tiburonazo, Anna y las demás chicas.
– ¿Pensaste que te íbamos a dejar sola?–Dijo Horo.
–Es cierto, Lyserg también es nuestro amigo–dijo Ryuu. –Tenía ganas de gastarlo a Ryuu, ya que él quería algo más que la amistad del peliverdoso.
17.45
–Nadia, ¡mucha suerte!–dijo una niña pequeña miré bien…
– ¡Mily! ¿Qué hacés acá?–Pregunté.
–Mily insistió en venir–dijo Shalona.
–Ya casi es la hora–dijo Alicia.
–Sip.
17.55 Llegó el momento. En sólo cinco minutos le daría al peliverdoso la lección de su vida…Y de paso, me sacaría a esos inútiles, debiluchos, cobardes X-Laws de encima. No tengo nada de que preocuparme, porque todo va a estar bien.
***
–Conocen las reglas. El primero que pierda su posesión perderá. ¿Entendido?
Nadia asintió. Marco hizo lo mismo.
–Entonces… ¡EMPIEZEN!
–Sacálos a ellos de esto–dijo Nadia, señalando con la cabeza a la mujer y a Lyserg –Marco, ¡esto es algo entre vos y yo!
El mencionado se limitó a sonreír socarronamente
– ¿Cómo averiguaste mi nombre?–preguntó, mientras se acomodaba los anteojos.
–De la misma manera que supiste el mío–respondió la chica–. Contactos.
– ¿Y entonces, que pasará si yo gano?
–Si vos ganás, yo me uno a su grupete–respondió Nadia, como dando por sentado que no sería así. –Y si yo gano, ustedes dejarán de joder a mi grupo y a mí. ¿Qué te parece?
–Perfecto. Ve despidiéndote de tus amigos, porque serás uno de los nuestros–dijo el rubio.
–No estés tan seguro–le advirtió la chica–. Yo no te voy a hacer las cosas fáciles.
–Lyserg, presta atención–dijo Marco al chico–así hay que comportarse.
–Eso, chiquitín, obedecé a tu maestro–dijo la chica con ironía–. A ver si podés aprender algo más importante que el chamuyo de este creído.
Lyserg tragó saliva. ¿Chiquitín? ¿Pero quién se creía ella para llamarlo así? Bueno, ya Marco le daría su merecido por haberlos insultado de esa manera.
– ¿Por qué no ataca?–se dijo Horo-horo.
–Hay muchas maneras de atacar a tu enemigo–dijo Alicia–. No sólo físicamente.
– ¿Creen que Nadia esté haciendo lo correcto?–preguntó Manta. –Provocarlo sólo hará todo más difícil…
–Al contrario–dijo Anna–es una táctica muy ingeniosa.
– ¡Miren!–dijo Pilika. Todos se precipitaron a mirar.
Nadia ya había hecho su posesión de objetos, y Marco había invocado a su arcángel. La monstruosa posesión del rubio se avalanzó sobre la minúscula arquera, que era una hormiguita si se la comparaba con ese coloso…
BOOOOOOOM!!! El golpe levantó una polvareda enorme. Durante unos minutos ninguno pudo ver absolutamente nada.
– ¿Ya está? ¿Gané? ¡Fue tan fácil!–se jactó el rubio
– ¡Señorita Nadia!–murmuró Tamao, mientras se tapaba los ojos.
–No se preocupen, ¡miren!–dijo Yoh.
Tamao abrió los ojos y se quedó sin habla. Horo-horo y Ren coincidieron por primera vez en algo: los dos chillaron a la vez un "¡Vamos, Nadia!" bien aludible. Luego se miraron con odio. Anna y Alicia se sonrieron, cómplices. Manta murmuró un "wow". Ryuu se puso a vitorear como loco.
Nadia estaba diez metros arriba del arcángel, literalmente flotando en el aire.
– ¿Cómo puede ser?–murmuró el rubio.
– ¡Frío, frío! ¡Gélido!–dijo Nadia, gastándolo. – ¿Este es todo tu poder?
– ¡Cállate!
Marco no pudo ni decir nada, cuando una lluvia de flechas arreció con fuerza. Él y su arcángel se mantuvieron indiferentes al ataque
– ¿Esto es todo lo que puedes hacer?–le preguntó, mientras se acomodaba los anteojos.
Nadia aterrizó suavemente en el suelo. Encaró a su oponente con decisión.
– ¿Qué? ¿Ya te cansaste? ¡Si esto es para entrar en calor!–dijo la chica.
Lyserg se adelantó, pero algo lo tenía fuertemente amarrado. Miró al frente y se encontró con Andy, impidiendo moverse ni un centímetro.
–No te metas. –le dijo el chico–Si querés pelear acá estoy yo.
–De acuerdo. Pero después no llores–le advirtió el inglés.
–Lo mismo te digo a vos, puercoespín verde–respondió Andy.
Lyserg disparó su escuadra (N/A: esa es la pistolita que le dio la @#$&%€~! Jeanne) y su ángel, Sergel, apareció de inmediato.
–Así que este es el "famoso" Sergel… –Esto va a ser más fácil de lo que esperé, pensó Andy. El chico se preparó y lanzó un ataque fuerte– ¡RÁFAGA HELADA!
Sergel se tambaleó peligrosamente y cayó con un ruido sordo, dejando a Lyserg fuera de combate (y muerto de frío también). El inglés hervía de rabia, ¡jamás nadie lo había vencido de esa manera! ¡Tan rápido!
Mientras tanto, Mari estaba peleando con la única mujer del equipo.
– ¡Ríndete!–le dijo la mujer de cabello y ojos aceituna (N/A: ¿quién es? Sip!!! Meene!! JIJIJIJI!!)
–Nunca… ¡nunca!–dijo Mari. Su posesión se incrementó muchísimo, tomando la forma de un gran Felino-chica– ¡GARGANTA DEL DIABLO!
Una catarata de agua la bañó literalmente. Cuando el ataque se disipó, ella seguía ahí.
–Por eso te ofrecí rendirte–dijo ella–. Ahora tendré que eliminarte.
–Adelante entonces–dijo Mari–No te tengo miedo.
–Ni yo–respondió la otra.
– ¡Andrés!–llamó Mariana
– ¡Sí!–Andy entendió lo que significaba. – ¡RÁFAGA HELADA!
– ¡GARGANTA DEL DIABLO!
Los ataques se combinaron de forma tal que fueron hacia los dos X-Laws. Cuando se quisieron acordar, una capa gruesa de hielo los estaba cubriendo. Ahora sí no podrían hacer nada, estaban completamente inmovilizados.
– ¡EXCELENTE!–Gritó Pilika que, como todos, seguía la batalla con increíble devoción.
–Claro, ¡combinando el agua y el viento frío formaron hielo!–exclamó Horo-horo, que estaba sorprendido por el formidable trabajo de equipo que dos de los tres integrantes del grupo estaban haciendo.
– ¿Y Nadia?–preguntó Ryuu– ¿Dónde está?
– ¡Arriba!–dijo Manta. Nadia estaba esquivando los zarpazos (porque ni siquiera eran manotones) de Miguel Ángel con una increíble agilidad.
– ¿Pero qué cree que está haciendo?–murmuró Alicia entre dientes. –Tanto rodeo la va a agotar…
–No te preocupes–le dijo Yoh–Ella sabe lo que hace.
Entonces sucedió. El zarpazo del ángel tocó a Nadia, hiriéndole en la pierna. La chica porfirió un gemido de dolor, pero luego lo reprimió. Ella perdió el equilibrio y comenzó a caer…Tamao se volvió a tapar los ojos, asustada.
Por un momento, mientras caía, creyó que este era el fin del camino. Pero entonces le vino a la mente la imagen de su padre, los indigentes, los discriminados, de la gente por la que ella luchaba… todos ellos tenían algo en común: la injusticia había destrozado sus vidas, condenándolos a permanecer en el olvido de la sociedad en general. No, ¡no dejaría que las cosas terminaran así! No había llegado hasta ahí en vano, no se dejaría ganar…lucharía, haría todo lo posible por salvarlos. No sólo a ellos, sino también a él, a esa persona tan especial para ella que ahora intentaba rescatar. ¡ESE ERA SU VERDADERO SUEÑO!
(N/A: a partir de este momento empieza a sonar "Brave Heart", de SK ¿Le suena?)
Una luz increíblemente fuerte cegó por unos instantes a todo el auditorio. Cuando pudieron ver de vuelta, Nadia estaba de pie. Su posesión había cambiado por completo: el antaño arco había desaparecido, dejando paso a un cóndor gigante. Nadia estaba montada encima de tamaño animal
– ¿¡Cómo puede ser!?–murmuró Marco, atónito.
– ¡DALE DURO, NADIA!–Gritó Horo-horo. – ¡HACELO PURÉ!
– ¡IMPRESIONANTE!–Exclamó Pilika
–Así que por fin despertó–murmuró Alicia.
–Es una bonita posesión de 2do grado–opinó Anna.
– ¿Ves?–le dijo Yoh a Alicia–Te dije que no te preocuparas. JIJIJIJI!!
Jun sacudió a Tamao, la cual abrió los ojos y respiró aliviada. Ryuu, Chocolove y Fausto se quedaron sin voz. Ren sonrió y no despegó su mirada de la jovencita. Manta murmuró un wow. Todas las miradas estaban clavadas en Nadia y Marco.
–Es simple. –Dijo la chica, contestando a la pregunta de su oponente–Creo en mí misma, en mi sueño, en mis amigos, ¡en todos! Porque vos y yo somos diferentes. – ¡Vamos, Elal!
El cóndor-Elal abrió sus alas y lanzó una increíble lluvia de flechas, las cuales cayeron de forma tal que quedaron en forma de círculo alrededor de Marco y Miguel Ángel.
– ¡Ja! Me parece que fallaste la puntería. –se mofó el hombre. Entonces, una milésima de segundo después de que dijo eso, el suelo tembló. Donde habían caído las flechas ahora se levantaban imponentes bloques de tierra, que se abalanzaron sobre Marco. El hombre, muerto de miedo, cerró los ojos, esperando la muerte…
No pasó nada. Abrió los ojos y vio que los bloques de tierra lo cubrían por completo, exceptuando su cabeza. Su posesión había desaparecido.
– ¡El equipo Trimarán es el ganador!–Anunciaba el oficial del torneo. La multitud vitoreó a Nadia y sus compañeros con energía.
Marco intentaba digerir lo que acababa de escuchar. ¿Ellos habían sido vencidos por unos principiantes? ¡Era una vergüenza! Él, que había derrotado a muchos de los seguidores de Hao, no podría haber sido derrotado por una sudaca que no le llegaba ni a la cintura, una mujer, una niña… ¡Era una vergüenza!
Lyserg estaba pensando seriamente en cómo zafarse de semejante bloque de hielo, pero simplemente no se le ocurría nada. Lo mismo le pasaba a la mujer que estaba a su lado. Entonces dos flechas dieron justo en el medio de los bloques, haciéndolos añicos y liberándolos. El chico levantó la cabeza… y su mirada se cruzó con la de Nadia, aunque sólo por un segundo.
La chica se dio vuelta y voló sobre el magnífico cóndor hacia donde estaba Marco, todavía imposibilitado para hacer cualquier movimiento. Nadia llegó hasta él y lo miró con ojos risueños.
– ¿Y? ¿Cómo era eso de "ve despidiéndote de tus amigos"? ¿Eh? ¿Cómo era?–le interrogó la chica.
– ¡Bájame de aquí! –gruñó el aludido.
–De acuerdo… sólo si vas a cumplir tu promesa–dijo ella.
– ¿Qué? ¿Crees que no lo haré?
–Y…¿te molesta si te digo que sí?–admitió la jovencita.
El otro siguió gruñendo y maldiciendo por lo bajo cuando vio que la chica se alejaba. Sin embargo, abrió los ojos como platos al verla apuntando directamente (o eso creía) hacia él. La flecha, al igual que con los bloques de hielo, dio en el medio y desmoronó la rocosa estructura. El hombre, liberado, empezó a caer; pero antes de llegar al suelo fue "rescatado" por una ráfaga de viento gélida, que lo congeló de la cabeza a los pies.
–Tomá–le dijo Nadia, tirándole sus anteojos–se te cayeron. De nada, ¿no?
El hombre, todavía ofuscado, le espetó un "gracias" que fácilmente se habría confundido con un insulto.
El equipo vencedor se alejó con paso firme, pasando delante de los otros.
***
A la salida del hospital, en donde atendieron la herida de Nadia, ellos se encontraron con Yoh y los demás.
– ¡Felicitaciones, chicos!–dijo Fausto–Estuvieron geniales.
–Nosotros no hicimos nada–admitió Andy–. Nadia fue la mejor. ¿No, Mari?
–Sip. –Morphin, sentada en el hombro de Nadia, le dio la razón a Mari.
–No es cierto…ustedes también estuvieron geniales–dijo la aludida, sonrojándose.
–Pero si es cierto, Nadia–dijo Jun.
– ¡Te enfrentaste al pez gordo!–exclamó Chocolove.
– ¡Y lo hiciste pelota!–dijo Horo-horo. –Tendrías que haber visto su cara cuando vio que te habías salvado de la caída… ¡JA!
–Creo que me pasé un poquito… –musitó la más chica del equipo ganador.
–No, ¡estuviste bien! –Dijo Pilika–Ese cerdo machista se lo merecía.
– ¡Ya sé!–dijo Yoh– ¿No quieren venir a comer con nosotros?
Anna le lanzó una mirada fulminante a su prometido. Mari, Andy y Nadia miraron de soslayo a Alicia. ¿Los dejaría ir?
–Por mí no hay problema, chicos–dijo ella. –Se lo merecen.
– ¡VIVA!–Gritó Horo. – ¡Yo quiero una hamburguesa gigante! ¿Quieres una, Nadia? ¿Estás bien?
–Sí–respondió la chica con escasa energía.
–No te preocupes por él–le dijo–. Puede sobrevivir solo.
Asintió en silencio. No sabía porqué, pero ella había sentido un vacío enorme cuando él le miró. Tendría que haberlo dejado congelarse en el bloque de hielo, tan frío como él. En días anteriores habría llorado a mares por esa mirada fría e inexpresiva, pero ahora no. Poco a poco había ido reparando su pobre autoestima destrozada, y ahora ella sentía que ya no le importaba de la misma manera que antes. Ya no le interesaba que fuera suyo como antes, lo quería ver con sus amigos.
–Igual–continuó, mientras le daba una palmada en la espalda a su amiga–hay muchos peces en el mar. ¿Cómo era? Cuando se cierra una puerta… ¡Bueno! No importa. Tenés que seguir.
– ¡Míralo del buen lado, pue'! –Dijo Chocolove, con una sonrisa– ¡Te sacaste a esos soldaditos de plomo de encima!
– ¡Uuuy, ya cállate!–le gruñó.
Soldaditos de plomo... Soldaditos de plomo…
– ¡AHJAJAJAJAJAJAJA! ¡Soldaditos de plomo! ¡¡AHAJAJAJA!!–No pudo contenerse, ¡era tan gracioso el chiste! ¡De verdad ellos eran soldaditos de plomo!
–A ella…le gustó…mi chiste–murmuró el morocho, y se largó a llorar de la emoción.
–Vamos… ¡no llores!–lo calmó la chica–Me encantó tu chiste, ¡estuvo buenísimo!
Pilika y Jun llamaron a Nadia a los gritos. Ella se disculpó de Horo y Chocolove y se alejó, dejándolos solos.
–Muchas gracias, chicos–les dijo Mariana a Horo-horo y a Chocolove.
– ¿Por qué?–preguntó Choco.
–Nadia había estado muy triste estos últimos días–dijo Mari–. Pero desde que los vio a ustedes salió de ese pozo depresivo. En este momento nos necesita más que nunca. Hacía mucho, mucho tiempo que no reía de esa manera tan espontánea. Por eso quiero agradecerles.
–Sabes que Nadia es mi amiga. –dijo Horo. –Cuenta conmigo para lo que quieras.
– ¡Lo mismo digo yo!–exclamó Chocolove.
–Gracias–les dijo Mariana, y se fue donde estaba Ren.
– ¿Qué quieres?–le espetó el chico.
–Ren, ¿puedo pedirte algo?–le preguntó Mariana
– ¿Qué?–inquirió el chico chino.
–Sé que aprecias mucho a Nadia–esa fría mirada ambarina de gato se clavó en la chica–. ¡Vamos! ¿Qué te cuesta aceptarlo? ¡Es tu amiga!
– ¿Y?
–Me gustaría que me ayudaras a levantarle el ánimo…a tu manera–dijo resuelta la chica.
–Nadia es una persona muy fuerte–murmuró Ren, mirando como Nadia charlaba animadamente con su hermana Jun–. En todos los sentidos. No sé por qué te molestas tanto.
–Me molesto porque ella es mi amiga, y porque sé que todavía sigue triste. –Admitió Mariana. – ¿Y? ¿Me vas a dar una mano o no?
–Haz lo que quieras.
–Voy a tomar eso como un "sí". –Dijo ella con una sonrisa, y fue con las demás chicas.
