XXIV
El Rescate Me dolía la cabeza. No necesitaba abrir los ojos para saber donde me encontraba: en la habitación que era mi celda, sobre la cama que tanto detestaba.

Hice un intento sobre humano para sentarme y lentamente abrir los ojos, sentí que todo daba vueltas. Cuando la habitación se hizo más nítida vi la mesa de noche, había un pequeño frasco de color púrpura y una nota dirigida a mí. La tomé sin mucho interés y al abrirla reconocí la letra de Salazar:

«Apenas despierte tome esta poción le hará sentir mejor.

Si sabe lo que le conviene NO BAJE DE ESA CAMA»

"Que expresivo el niño" fue lo primero que pensé. Pero después comencé a recordar momentos antes vividos y solo deseé dormir sin soñar. Tomé la poción y vi que de una forma u otra mi deseo se volvía realidad.

Ya recobrada todo, mi miedo fue aumentando, lo que era mi secreto mas preciado ya era conocido por alguien que entre todos los demás no debía saberlo.

Repasé las posibilidades de escapar, pero por lo visto ante el descubrimiento de mis recuerdos reforzaron sus "sistemas de alarma" haciendo casi imposible mi escape.

Deseé con toda mi fuerza que en ese momento Nanny supiese lo que pasaba y diera alerta a tío Albus, que mas que nada le avisara que tenía a un traidor entre sus paredes, pues hoy comenzaban los preparativos para la iniciación de los nuevos Mortífagos y entre ellos estaba el profesor en el que tanto confió: Salazar Slartinn.

No me lo puedo sacar de la cabeza y aunque me duela admitirlo estoy preocupada por él.
-Tan estúpida eres Etili ¿No te das cuenta de lo que él
realmente es? - me dije a mi misma frente el espejo.

-"Si eres estúpida" - mi subconsciente me hablaba de nuevo.
-¡Al fin apareces! - estaba molesta.

-"Sabes que no estoy con personas que se dejan a su suerte, se
dejan morir" -

-¡Claro que no me he dejado morir! - esa vocecita me sacaba de
quicio.

-"¡Admítelo! la única razón por la que regresé es porque te
diste cuenta que aun te importa ese hombre" -

-Que no debería -

-"No lo conoces, no sabes sus razones y sientes, aunque no
quieras, que esto tiene otra explicación" - no me
dejó replicarle - "Y si te hubiese dado tu tiempo ya estuviese
lejos de este lugar, pero preferiste dejarte morir
ante un hecho que en el fondo sabes que es mentira" -

¿No detestan esa sensación que les queda después de discutir con su conciencia y se dan cuenta que la muy... insoportable tiene toda la razón y no le puedes ocultar nada?

Porque la voz de la conciencia es también la voz capaz de escuchar el corazón sin mucha duda y sin mucha vuelta. Es la perfecta para relacionar mente y corazón; y la más difícil de escuchar cuando queremos negar una realidad que de una forma u otra nos lastima.

Había olvidado esa parte de mí que siempre decía que si de verdad querías algo deberías luchar por ello, y como lo que más quería era salir de aquel lugar lo más pronto posible decidí hacer algo por ello.

Me levanté de escritorio y comencé a formar de nuevo bolas de fuego, si no lograba escapar al menos iba a quemar una buena parte de aquello, vale era un pensamiento un poco piromaniaco pero no del todo malo.

El campo protector se había extendido mucho mas allá de donde se encontraba el viejo árbol, lo comprobé cuando la bola de fuego simplemente desapareció en el aire "quizás con mas rapidez" me concentré una vez mas y logré sacar la bola de fuego del campo protector incendiando unos arbustos que crecían a orillas de la reja.

Casi al instante de lanzar la segunda esfera la puerta de la habitación se abrió, logré cerrar la ventana y dejarme caer en mi rincón.

Los pasos se detuvieron cercanos a la entrada, después de unos instantes se fueron acercando a mi.
-Levántese - era voz de Slartinn. Me coloqué de pie con mucha
pereza - escuche y escúcheme bien, si sigue
haciendo ese estilo de tonterías la va a pagar caro - su tono
era serio.

-Usted ya no me da miedo - intenté sonar mas valiente de lo que
me sentía.

-Le convendría recobrarlo - dijo quitándose la máscara.

-¡Oh si! Como dentro de cuatro días será Mortifago ya voy a
tener que preocuparme - dije mofándome.

-Escúcheme, aun me debe respeto y no toleraré ese tono de voz y
mucho menos ese estilo de comentarios - me
acorraló entre él y la pared - esta vez ha tenido suerte, la
próxima vendrá Voldemort y no me haré responsable
de los resultados - susurraba a mi oído, yo estaba paralizada -
colabore un poco - concluyó girándose para
retirarse.

La histeria por el incendio se les pasó y aun me encontraba molesta conmigo misma por no poder enfrentarme a Slartinn. La cabeza me daba vueltas y no podía concentrarme en nada, ni siguiera en los hechizos mas simples que había estado practicando días anteriores cobraban vida en mis manos, me sentía nerviosa y excitada a la vez, aunque en realidad no sabía el porque de esas emociones, abrí mi mano para un muevo intento de "Wingardium Leviosa", resultó imposible mi mente estaba completamente distraída. Sabía que los planes de Voldemort aumentaban, algo me decía que el día decisivo ya se aproximaba.

-¿Qué rayos me pasa? - dejé escapar frente al espejo, buscando
dentro de mi esa vocecita molesta que llevaba
tanto tiempo sin decir nada mas.

Nuestra ultima discusión me había dejado mucho tiempo para pensar y detestaba, al final de todo, darle la razón. estaba preocupada por él, por mi profesor, por el primer hombre que hizo que mi mente desvariara, Dios la verdad es que aun le amaba, y mucho más de lo que yo me pudiese imaginar, mi razón no le daba espacio al hecho de ser Mortífago y eso me estaba volviendo loca, más de lo que ya era, más de como me sentía por estar preocupada por semejante traidor.

-Vamos, concentrarte en una posible salida - me obligué a
pensar.

-Tal vez él lo sea - respondió mi mente.

-¡BINGO! ¡Hasta ahora tengo que pensarle! - tomé un vaso y le
llené de agua - "Disor Ivanesca" - y este
desapareció.

Escuché pasos apresurados e insultos por el pasillo, Slartinn entró hecho un bólido a la habitación, si no le conociese juraría que estaba nervioso, se acercó a las ventanas y las revisó rigurosamente, yo solo atiné a observarle ya que me encontraba en un estado de schok increíble. Con un hechizo bloqueó las ventanas cubriéndolas con una especie de pintura oscura, cerró la puerta y la bloqueó junto con la del baño, finalizada su rigurosa labor se volteó a verme, estaba molesto ¿o angustiado? Nunca lo supe.

-Seamos claros, mañana en la tarde será la iniciación de los
Mortifagos y .-

-Usted estará entre ellos, dígame algo que no sepa - le
interrumpí.

-¿Quiere callarse? - preguntó irritado - Cuando este hablando
mantengase en silencio -

-¿Cómo se le ocurre? - inquirí también irritada.

-Muchos alumnos de Hogwarts van a entrar -continuó colocando su
mano sobre mi boca -y a otros tantos los
obligaran a venir, acá tengo un sobre es importante que lo
mantenga consigo -me atrajo hacia él con su otro
brazo, mientras depositaba el sobre en uno de los bolsillos de
mi túnica - mañana cerca de las seis Voldemort le
mandará a llamar, intente, por lo que más quiera, ser lo más
complaciente posible, luego le dejará ir conciente a
su habitación cuando llegue es importante que se asegure de
estar concentrada en lo que hará, yo le traeré y
dejaré mal cerrada la puerta, espere veinte minutos y rompa el
seguro - puso su mano en mi frente - corra a lo
largo del pasillo, a su izquierda hasta el final, no se detenga,
lo mas probable es que no este nadie por ahí,
cuando llegue al final abra la puerta a su izquierda y baje las
escaleras, sin hacer mucho ruido, unos tres pisos,
va a encontrar una pequeña puerta verde que estará abierta, pase
a lo largo del camino por ella, es importante
que nunca cruce, encuentre una gran X en rojo que he marcado
para usted, justo ahí abra la puerta a su
derecha, va a salir a un pequeño sótano donde tendrá que abrirse
paso hasta la puerta que esta por encima de
su cabeza a la derecha de la estancia, cuando logre salir corra
sin detenerse entre los árboles hasta dar con la
reja, si lo hace en línea recta va a encontrar, junto a las
petunias, un espacio por el cual podrá salir, los conjuros
de protección ya fueron removidos - mientras hablaba todo se iba
ilustrando en mi mente - corra hasta el bar
"Drinking Bears" y la casa que esta justo al frente es de una
bruja, tiene una veleta en forma de tortuga, llame a
la puerta y diríjase a la chimenea, transportese a "Las Tres
Escobas" y vaya directo al despacho de Dumbledore,
recuerde todo lo que ha visto, oído y sentido, dígaselo todo- se
dirigió a la puerta - y por nada piense que estará
a salvo antes de llegar a la oficina - fue lo ultimo que escuché
pues al cerrar la puerta sentí perder las fuerzas y
ser transportada a la cama.

-¡Levántate! - la voz de Maldo me sacó de mi soponcio, me llevó
a lo largo de un pasillo a la sala ya tan
conocida y aborrecida, mi cabeza aun intentaba conectar todos
los sentidos y neuronas en la misma frecuencia.

-¡Lo quiero ahora! - Voldemort estaba furioso - apresúrate o lo
lamentaras y ¿Donde demonios esta Slartinn? -

-Aquí esta la chica amo -

-¡Por fin! - se viró a verme - hoy será un día muy importante,
ya que si no me das tu poder lo tomaré por la
fuerzas y hay una sola forma de hacerlo - me miró lascivamente y
retrocedí de miedo - ¿Sabes cuál es verdad? -
intenté mantenerme firme - extiende tu brazo - exigió y solo
atiné a hacer lo que me pedía; con un hechizo hizo
un pequeño corte y recolectó mi sangre en un pequeño recipiente
que guardó en su túnica - ahora -acercó su
mano a mi rostro cuando la puerta se abrió una vez mas, dándole
paso a un hombre enmascarado - ya era hora
- levantó su varita y proporcionó un largo Crusio.

--Perdone la tardanza - era la voz jadeante de Slartinn -
permítame llevar a la chica a sus aposentos como
compensación -

-Luego ajustaremos cuentas - le respondió saliendo de la sala.

Slartinn me tomó por el brazo con brusquedad y me guió por el pasillo, al llegar a la habitación se quitó la mascara y me miró como hasta entonces no me había mirado, penetró mi alma y sacudió mi ser, me examinó y me turbó, en su mirada vi su coraje y miedo, su angustia y su celo, me tomó por los hombros y me habló:

-Veinte minutos, no se detenga -

-¿Por qué? - dejé escapar.

-No me replique Dumbledore haga lo que le digo ahora o no
tendremos tiempo para después -

Los veinte minutos fueron segundos mientras peleaba con mi mente ¿cómo era posible que fuese a hacer semejante cosa cuando le podría costar la vida? Tal vez aun le importo. confiaba en él y le daría mi voto de confianza, lucharía por él, aunque sentía que ya tenía la batalla perdida.

Tomé la capa del piso pasándola sobre mis hombros y abrí la puerta, corrí por el pasillo sin detenerme, abrí la puerta a mi izquierda y comencé a bajar unas empinadas y estrechas escaleras, la madera crujía y tuve que hacer equilibrio en las orillas para evitar el escándalo, el calor era insoportable y me sentía sofocada, cuando estas terminaron busqué la puerta. ¿Una puerta pequeña? Yo lo llamaría conducto de ventilación, como pude entré y gateé por el metal helado. Escuché voces que provenían de los costados y di con una pequeña rejilla que me dejó ver a un grupo incontable de hombres y mujeres vestidos de negro frente a una gran fogata, mi corazón volvió a latir con fuerza, él estaba ahí, se le iba a entregar y ya nunca más le vería.

Sacudí la cabeza, tenía que pensar en positivo "no te detengas" escuché su voz en lo más profundo de mi cabeza, eso haría. correría hasta la oficina de mi tío y le diría que lo detuviese, me moví un poco sin mirar la frente y di con la resbaladilla que me llevó sin pausa alguna sobre un pedazo de madera, me sobrepuse al hecho y miré al rededor, era una especie de sótano con cosas nada útiles regadas por todos lados, como pude mi abrí espacio hasta la puerta de madera, a la cual tuve que forcejear un poco hasta que cediera.

Corrí a los largo de un grupo de árboles bastante altos, mi corazón latía a mil. Más que por la carrera, por la zona que tenía que pasar, cuando por fin di con la reja pude ver las petunias un poco mas a mi derecha y tras ellas un pequeño hueco, como pude pasé por el y me dispuse a correr hasta dar con el pueblo.

No sé cuanto tiempo pasó hasta que llegué a lo que parecía la calle principal, solo sé que me pareció interminable, al otro lado de la acera, un poco más a la derecha vi una vieja taberna con un cartel de madera colgado que mostraba a un oso montañero con un tarrón de cerveza negra, caminé hasta el lugar y volteé a ver si encontraba la casa en cuestión. Era enorme de un color violeta oscuro por la falta de luz con el tejado ocre y una veleta con una tortuga en el tope, toqué la puerta y una joven bruja me dejó pasar:

-Has tardado mucho querida - dijo mientras me encaminaba por la
estancia - ya no te detengas, aquí tienes un
poco de polvos flu - me extendió una pequeña bolsa - ¡Vamos
apresurate! Pronto te estarán buscando y Salazar
tendrá graves problemas -

-¿Graves problemas? ¿A que se refiere? -

-No hay tiempo querida, apresúrate - me apuró dentro de la
chimenea.

-"Las Tres Escobas" - el estomago se me sacudió en ese instante
mientras era transportada a una velocidad
increíble atraves de la red flu.

Cuando volví a tocar tierra sentía el estomago revuelto y todo daba vueltas, jamás me iba a acostumbrar a eso, la señora Rosmerta me esperaba con una cara de espanto que no podía disimular.

-¡Vamos niña! - me jaló para salir de la chimenea - que no sabemos
cuanto tardaran en darse cuenta que no estas - dijo
empujándome al exterior de la taberna - ¡Corre! -

No tuvo que repetirlo dos veces, pues ya me había encaminado a todo lo que podía al castillo. El camino se me hizo mas largo e interminable que cuando lo hacía con los gemelos, las piernas me dolían y la respiración se me hacía cortada y superficial cuando por fin divisé las rejas con los cerdos alados, toqué la puerta y sentí que pasaba el campo de protección, corrí un poco mas y me detuve por un poco de oxigeno. Me incliné colocando mis manos en mis rodillas y exhalando largamente agradecía estar a salvo, en casa.

Escuché pasos que se aproximaban a todo correr "por nada pienses que estarás a salvo hasta llegar a la oficina" escuché su voz y reanudé mi carrera, sentía la brisa fría de la noche y un escalofrío recorría mi espalda por ser perseguida de nuevo, aumenté la velocidad, sombras se movían entre los árboles del bosque prohibido, pasos mas cerca, luces rojas provenientes de la oscuridad de la noche, ya no podía continuar corriendo "Vamos Etili un poco mas" pensé.

-Crusio - escuché a la lejanía, al momento en que mi cuerpo se
tensó por el sentimiento de miles de agujas
atravesando mis poros.

Enfoqué mi mano en dirección de las luces cuando me repuse, una gran bola de fue salió de ella siendo esquivada por pocos milímetros, otra maldición y un nuevo intento de defensa.

Un rayo negro me dio en el costado izquierdo haciendo que me doliera inexplicablemente, sentía la falta de oxigeno y el pulso acelerado, no podía concentrarme cada vez me costaba mas respirar, las risas frías se abrían paso en la oscuridad rodeándome.

-¡Oducse! - una voz familiar en la lejanía. Dos rayos mas
provenientes de la misma dirección ya inteligibles para
mi - ¡Te tengo! -

-¿Nanny? -

-Sácala de acá Melian - era la voz de Malfoy.

Cuando desperté me encontraba en la ya conocida enfermería, el dolor de mi lado izquierdo había disminuido y era compensado por un peso en mi costado derecho, volteé a ver para encontrarme con la desordenada cabellera de Nanny que dormía muy a gusto.

Cerré los ojos un poco más, solo para enfocarlos a la falta de luz, me moví un poco, el cuerpo me dolía.

-Vuelve a dormir - era la voz de Malfoy de nuevo.

-¿Malfoy? -

-A tu derecha hay una botella para que duermas sin sueños - la
figura que estaba recostada de la pared se
movía desapareciendo en la oscuridad de la sala.

Había sido tan imprudente en detenerme, pero inexplicablemente había sido salvada por Nanny y "¿Malfoy?" ¿Qué rayos hacia él ahí?, ¿Qué rayos hacía afuera con Nanny?, ¿Cómo ella sabía que iba a estar ahí en ese momento y necesitaba su ayuda antes que nada?

Mi cabeza entró en razón en ese momento: MALFOY ESTABA EN HOGWARTS eso significaba que no iba a ser parte de los Mortífagos que había tomado su propia decisión liberándose de las ataduras de su familia le exigía tener.

Volteé a ver la ventana, ¿Por qué él no podía hacer lo mismo que Malfoy y soltarse de su pasado?, no quería pensar en eso, el alma me dolía mas que el cuerpo, tomé el frasquillo verde y lo tomé de un solo sorbo, no tuve que esperar mucho para que todo se volviese nuevamente negro.

La luz me molestaba en los ojos y pesadamente los abrí, el techo de la enfermería cambió a ser un color de piel tostada y un olor a chocolate inconfundible.

-¡Vives! - dijo mientras me abrazaba.

-Claro que vivo - dije abrazándome a ella.

-Estaba tan asustada, no lo vuelvas a hacer, nunca mas lo
vuelvas a hacer -

-Gracias por salvarme - silencio - ¿Cómo supiste? -

-Después hablamos ¿si? Debes ver a Dumbledore y a Snape ahora, y
no creo que vayan a bajar porque se ha
armado la grande allá arriba -

-¿Qué quieres decir? -

-Tiene que ver como llegaste aquí, todos están de malas pulgas -
la figura tras la cortina de la izquierda se
movió - Harry, amor despertaste - salió corriendo a abrazarlo.

-¿Harry que te sucedió? -

-Diferencia de opiniones con los Mortifagos -

-¿Tu también? -

-Basta Etili, levántate que te acompañamos, luego hablaremos de
eso - Nanny me ayudaba a colocarme de pie.

El asenso a la oficina fue largo, y un poco más trabajoso por la persistencia del dolor en mi costado izquierdo. No hablamos durante en camino, cada uno iba pendiente en sus propios asuntos.

Frente a la gárgola se encontraba Malfoy, con la espalda recostada de la pared y un fuerte rayón en su rostro, jugaba con su varita.

-Veo que pudiste despertar Potter - dijo arrastrando las
palabras.

-Cállate Malfoy, mira que estas en desventajas ahora -

-¡Harry! Todos estamos en la misma ventaja - le reprendió -
¿Cómo están arriba? -

-Histéricos - le respondió con indiferencia - tu vas a tener que
hablar mucho y explicar muchas cosas también -
se acercó a mi rozando mi mejilla con su mano - lastima que no
lo sepas todo - susurró.

-¿De qué hablan? - pregunté fuera de lugar.

-Ya lo sabrás Dumbledore - respondió volviendo a su lugar.

"Dientes de león azucarados" Comencé a subir las escaleras, los gritos de un hombre histérico se escuchaban detrás de la puerta:

-¿Cómo que no lo sabes Dumbledore? ¡Eso ha sido increíble! -

-Calma Amos, la chica nos lo dirá - era la voz de Moody, un
viejo amigo de mi tío Albus.

Abrí la puerta para dar con casi una docena de personas en la oficina circular de mi tío.