XXVII

Verdades que Reponen Promesas

- ¡Vacaciones al fin! –

- Vamos Ron que no ha sido todo tan malo, los exámenes estuvieron muy sencillos y es algo de asombrarse, hasta Snape no se dedicó a preguntar los veinte tipos de defensas para el ataque de Madurlos –

-¡Hermione! Basta, que yo ya no recuerdo ni los primeros seis – dijo Harry mientras jugaba ajedrez con Nanny quien solo sonreía.

Ron estaba en lo correcto, habían llegado las vacaciones y era algo digno de celebrar. Pero aun mi corazón no se encontraba en perfecta armonía, y aunque sabia la causa de ello me negaba a hacerle frente. Por alguna razón extraña, el director había dicho que las clases se iban a extender un par de semanas más antes de dejarnos ir a nuestras casas, Snape había afirmado "Ganas de aguantarse a los chiquillos sin hacer nada por mas tiempo"

Cerré el libro y lo dejé en la mesita de té que estaba al frente, sonreí a las cuatro miradas que se dirigieron a mí, y antes de que pudiesen preguntar me abrí paso por el retrato. Era una tarde hermosa para caminar, muchos alumnos aprovechaban para darse un chapuzón en el lago y otros para simplemente corretear en los alrededores. Pasé entre los jardines traseros de la profesora Sprout y subí la pequeña colina a la derecha, la cual dejaba una hermosa vista del casillo y los jardines. Era un lugar muy poco visitado, pues la mayoría prefería la vista al lago, y no se lo negaba, era maravillosa, pero deseaba estar un rato de tranquilidad.

No estoy segura de cuanto tiempo paso hasta que sentí su aroma muy cerca de mí, y luego se posó a mi lado sin hablar. La paz que respiraba era muy agradable, llevaba horas pensando sin ningún tormento y poco a poco me fui convenciendo a mi misma de lo que verdad sentía.

- Gracias – dije sin mirarlo. Sé que no entendió aunque no hablo – por todo lo que me has enseñado y por salvarme, no solo de Voldemort, sino también de mi misma –

- Algo útil tendría que haber hecho en algún momento – su voz no expresaba nada - ¿Qué hace tan lejos de los demás? –

- Deseaba un poco de tranquilidad, necesitaba ordenar mis pensamientos –

-¿Y los sentimientos? –

- También – fue ahí cuando volteé a verle perdiéndome en su mirada. Habían muchos secretos lo sabía, pero el ultimo cuarto de hora había decidido darle el tiempo que necesitase para contármelos todos, así como él ya sabia los míos – también – repetí desviando la mirada.

-¿Me amas? – la pregunta taladró mi corazón y el muro ya débil termino de romperse.

- Sabes que si y yo también lo sé –

- Ven acá – dijo tomándome por los brazos y entre sus piernas reconfortándome con su abrazo. Tardó un momento antes de empezar a hablar de nuevo, un poco inseguro – desconozco si lo sabes, pero soy de Italia – lo recordaba a la perfección – nací en un pequeño valle en Lecce, nada que todo el mundo conozca. Mis padres me criaron con el pensamiento de que los muggles nos habían robado parte importante de el mundo al que pertenecíamos, obligándonos a escondernos, pero que ellos eran tan necesarios para nuestra continuación, como el agua para los peces. Mi padre murió en mano de uno de los Mortifagos antes de la caída de Lord Voldemort, pero mi madre me hizo creer que había sido asesinado por algún muggle. Cuando cumplí los once años fui inscrito en la Academia Armerius, cercana a Florencia, donde conocí a Maldo. Me pareció una chica estupenda, ya que era la única que me trataba en el aula a la que pertenecía y poco a poco me fue presentando a sus amigos de años mayores que tenían ciertos ideales un poco confusos y me dejé influenciar por ellos, porque pensé que si no lo hacia volvería a estar solo. Todos apoyaban a las actividades del señor tenebroso porque sus familias así los habían enseñado y prometimos que la tener la mayoría de edad comenzaríamos a buscarlo para llevarlo al poder de nuevo, eso fue en segundo año. Para mediados de tercero fui adelantado un año y Maldo y yo ya éramos pareja, aunque yo comenzaba a tener mis dudas sobre si lo que pensábamos sobre los muggles estaba bien. Me gradué muy joven de la academia con unas notas envidiables en pociones, la única materia que siempre me gusto. Gracias a la directora de la academia comencé a hacer mi maestría en tan corta edad, las cosas con Maldo ya no funcionaba, pues descubrí cosas mucho más maravillosas y ella no estaba dispuse a experimentarlas conmigo. Pero ella nunca acepto que la hubiese dejado y me perseguía – guardó silencio por un momento, yo no había dicho nada, solo escuchaba maravillado como abría su corazón a mí – Severus me va a matar porque te dije esto – suspiró una vez mas antes de continuar – conocí a tu padre ya año y medio atrás, cuando me terminaba mis estudios como profesor. Él es el jefe de una de los clanes cercanos, uno de los más poderosos. Pero antes estaba en Italia, cerca de Nápoles para ser exacto. Él me quío por el camino de muchas verdades y poco a poco quito mis ideas de poder ante el posible retorno de Voldemort – acarició mi mejilla, yo esta sorprendida, quería verle para saber que no me mentía, pero mi corazón me obligo a tranquilizarme y a dejarle continuar – me hablo de ti, de su hija, de la persona más hermosa que el nunca había conocido de su misma sangre con un poder único – fue cuando recordé el incidente en su despacho cuando se enteró del nombre de mi padre y sentí que sobre todo deseaba protegerme. Tomó mi cara obligándome a verle – el te dejo por tu libertad, solo por ello, por nada mas. Él me dijo que viniera a Hogwarts que Albus me recibiría con los brazos abiertos y así lo hice. Pero nadie me advirtió de que me enamoraría como nunca antes lo había hecho y como nunca después estoy seguro de poder hacerlo de nuevo – besó suavemente mi frente – un día recibí la carta de Maldo, afirmando que Voldemort había vuelto, que sus planes andan en marcha que buscaban el poder absoluto que lo ayudaría en la lucha contra el chico Potter. Yo supe que eras tú, y un miedo nunca sentido se apoderó de mí, quería protegerte ante toda costa, eras la razón de la felicidad que sentía en mi, no deseaba perderte por nada. Pero Maldo me encontró antes de poder salir de Hogwarts para protegerte y ella lo supo en el momento en que me vio, ella supo que te amaba como jamás la ame a ella y se enfureció, juró matarte si no te dejaba, juró herirte. Yo no podía permitirlo, así que pensé que lo mejor era alejarme de ti, ella prometió no decirle a Voldemort de ti si yo me mantenía a margen. Pero ¡Dios cuanto te amo! Que no podía vivir sin estar cerca de ti, no podía explicarte nada y mal interpretaste todo. Dumbledore trato de convérseme de que te explicara todo, pero creí que era mejor sufrir y protegerte, que verte sufrir, pero luego descubrí que era yo quien te estaba lastimando – se abrazó mas a mi – Maldo me escribió nuevamente, invitándome "disfrutar" del señor tenebroso, sabia que si me negaba estabas en peligro nuevamente y la evadí con excusas, pero se produjo el ataque y no pude cuidarte. Fue en ese momento que descubrí que por estar alejándome de ti te hice más vulnerable a su ataque, conocía a fondo para que te quería Voldemort, pero cuando me enteré de cómo lo conseguiría decidí ir por ti, aunque eso significase que me catalogaran de "traidor" – hizo énfasis en la ultima palabra antes de continuar – jamás dejaría que el desgraciado te hiciera daño y si en eso se me iba la vida estaba dispuse a ello. Cuándo escapaste se armó una revuelta tremenda y mandaron por tu casería, Maldo supo que yo te había dejado ir y me delató ante Voldemort; pero ya no temía, sabia que estabas a salvo, aun así quería volver contigo y al tratar de defender el castillo me enfrenté al señor oscuro y no salí muy bien parado, si no fuese por Dumbledore talvez no hubiese resistido. No sabes la alegría que me dio verte aquel día en la oficina del director y la que siento ahora al volver a tenerte entre mis brazos –

Hubo un silencio largo después que él terminó su historia, yo internaba cada palabra en mi corazón, las cuales iban curando las heridas sufridas ¿Cuán tonta había sido al no darme cuenta de quien era realmente el hombre que estaba a mi lado, al no dame cuenta de todo lo que había hecho por mí, de cuanto en realidad le amaba? Me dejé caer por completo en su brazos, observando las estrellas brillar con intensidad, y me quedé dormida entre ellos, como hace tanto lo deseaba, como tanto lo extrañaba.

-¡Dormilona! – alguien me sacudía – ¡Despierta! –

- Nanny dos minutos mas –

- No, prometiste ir conmigo a ver el juego de los chicos –

-¿No podían hacerlo un poco mas tarde? –

-¡Niña son las nueve! – me miraba molesta mientras me sentaba en la cama.

- Bueno, podían hacerlo a las diez – le di una sonrisa picara y salí corriendo al baño antes de que pudiese golpearme con la almohada.

Los chicos en un estado de completa desesperación para volver a casa, habían decidido hacer juegos entre cursos de la misma casa, todos los que quisieran jugar podían hacerlo. Habían conseguido un permiso especial para que los de primero también jugasen, así que serian los alumnos de primero contra segundo y el ganador contra tercero y así hasta que todos los años de la casa Gryffindor pasaran.

Yo aun andaba muy ilusa por los acontecimientos de la tarde anterior, pasaron horas mientras hablábamos y cuando desperté me había encontrado en mi cama con Nanny profundamente dormida a mi lado, aun no le había comunicado nada de lo acontecido, aunque sabía que ella ya lo sabia, su mirada me lo decía y yo como tonta evitaba mirarla profundamente pues sabia que lo leería en ellos con mas detalles. Mientras coleccionábamos varios emparedados del comedor para comerlos durante el juego, miré disimuladamente hacia la mesa de los profesores pero fui descubierta por un Severus que frunció el seño y se inclino a Salazar.

El juego fue de lo mas divertido, aunque era un poco injusto para los de primero, se divirtieron un mundo sobre las escobas. Varios alumnos de otra casas también fueron a ver el juego y comentaban feliz sobre lo que harían durante sus vacaciones. Salazar se sentó a mi lado sonriéndole a Nanny y susurró en mi oído que teníamos que terminar una conversación pendiente. Me levanté disimuladamente, pero antes de poder dar un paso Nanny me tomó por el brazo y su susurró amenazante que si no le ponía al tanto iba a sufrir con un hechizo que ella elegiría especialmente para mí.

La mañana era calurosa y los pasillos estaban desiertos, por lo que él decidió que sería mejor hablar mientras lo recorríamos. Hablamos de sus años en la academia y como conoció a mi padre y todo lo que compartieron juntos. No sabía si estar molesta porque él si pudo compartir con mi padre o feliz porque sé que él lo consideraba un buen chico.

Me habló del clan de Druidas al que mi padre pertenecía y sus costumbres. Me molestó de sobre manera de que intentara protegerme separándose de mí y él lo defendió diciendo que cuando se ama, se cometen muchas tonterías y que mi padre pensaba volver con nosotros pasado un tiempo prudente que estaba por venir. Sabía que él sabia mucho más de lo que me había dicho y que me lo diría conforme pasase el tiempo, mi corazón me obligaba a confiar ciegamente en él, haciendo caso omiso a las preguntas que mi mente se iba formulando.

Nuevamente sin darnos cuenta nos alcanzaron las sombras de la noche, esta ves sentados en el sofá de su despacho.

- Te invito comer afuera – dijo con voz risueña.

- Sabes que no podemos salir – dije intentando hacerlo caer en razón pero feliz por la invitación.

- Los profesores tenemos ciertas... ¿cómo llamarlo?... ventajas – sonrió - ¿Aceptas o no? –

- Esta bien –

- Muy bien. Yo llamo a los elfos y tu sacas la mesa y las sillas a la terraza – dijo con sonar ante mi cara de asombro. No podía créelo ¡Salazar Slartinn haciendo una broma de mal gusto! Lo miré de mala gana sin decir ni una palabra y él me abrazó sin borrar la gran sonrisa de sus labios – ¡Qué seria estas! – besó suavemente mi frente - ¿No vas a comer afuera conmigo entonces? –

- Si serás... –

- Cuidado con lo que va a decir jovencita, que le habla a un profesor –

- Si profesor – dije entre risas mientras me abrazaba él.

- Te esperaba – Nanny estaba sentada en la cama – Estoy tan feliz por ti –

- No ha sido fácil – dije sentándome a su lado.

- Nadie dijo que lo sería – me ofreció un poco del helado que estaba comiendo – pero ha valido la pena –

-¡Lo veo y no lo creo! – dije aparentemente sorprendida – ¡Nanny Luna Melian Maia comiendo un litro de helado de chocolate y sin esperarme! Me siento dolida – dije muy bajito la ultima parte.

- No seas tontita – dijo empujándome con su hombro – así que el príncipe azul si era él – sonrió – no es tan malo cuando te enteras de todo –

- Aunque aun deseaba matarlo por no decirme desde el principio –

-¡Hombres! – se encogió de hombros mientras se llevaba otra cucharada a la boca – no quiero volver a América para mi sexto año, ni para el séptimo – dijo con tristeza.

- Pues no vuelvas, sabes bien que el director te dejará quedarte si se lo pides –

- Si pero ¿Tú que harás? –

- Aun no lo sé, tengo el verano para pensarlo –

- No quiero que te vayas y me dejes acá solita –

- Estarás con Harry – dije pícaramente y pude ver como se atragantaba con la bola de helado que comía - ¡Oye déjame helado a mí también! – le quité el envase – tranquila, tampoco pienso dejarte sola con el chico maravilla por mucho tiempo–

-¿Eso significa que no volverás en el expreso con nosotros? –

- Si, eso significa. Salazar conoce el clan en donde mi padre se encuentra y ha convencido a Albus y Severus de que me deje ir a verlo durante el verano, me quedaré aquí un tiempo. Me prometió llevarme a los valles y a entrenarme en el uso de mis poderes –

-¿Se han besado? – se recostó de mi hombro.

- No aun no, pero me dijo "porque te amo no me rendiré hasta borra de ti todo rastro de dolor, todo rastro de duda" y sentí que mi corazón latió con mucha fuerza. Lo amo –

- Dime algo que no sepa – dijo con burla y comenzó a hacerme cosquillas.

La guerra entre ambas se extendió hasta que no pudimos aguantar mas el dolor en la barriga por tanto reír.

- Escríbeme –

- Siempre lo hago –

El ultimo día en Hogwarts, el sol calienta el ambiente un poco triste. Los jardines se ven tan abandonados, todos dentro recogiendo para regresar, recogiendo para continuar sin volver mas. Cada uno con un sueño, una expectativa, una tristeza, pero con vida para continuar. Muchas cosas han ocurrido y muchas cosas están por ocurrir pero la verdad es que tengo mucho por que luchar y mucho por lo que vivir. Tomé su mano con fuerza entres las mías el viento me permitió respirar su dulce aroma sin necesidad de acercarme mas.

Tenia miedo de continuar, pero tener miedo es indicio que aun nos quedan cosas nuevas por experimentar, subí mi mochila al hombro y comencé a caminar de nuevo hacia el castillo, con él a mi lado. Pasos que se detienen, una mano fuerte que se apodera de mi cintura sin contemplaciones, su mirada profunda que me sonríe, sus labios bañados por una suave sonrisa. Un roce suave de sus labios en mi mejilla y luego el mismo tacto sobre mis labios. Un beso suave, con ansias, divino en todas formas; un corazón que se esta dejando dominar por otro corazón que le guiará. Su mirada brillante y la sonrisa por completo en sus labios, mañana partiremos y todo seguirá su curso... Por una vida por la cual luchar al frente de nuestros ojos y con pasos firmes para asegurarnos de marcar diferencias en una guerra que ya se había desatado, por volver a la lucha por conseguir aquello que es mas presidido por el hombre: su libertad a vivir, la razón de Datrebil en mi.

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Ahora si es verdad, se termino.... Como lo prometí este final es mas bonito.... estoy pensando en escribir algo así como la continuación. Pero terminaré primero Como Rayo de Luna.... y después escribiré midiendo el tiempo que la universidad me deja.... pero no se preocupen los mantendré al tanto.

Cuídense mucho.