Aquí otra vez, mmm hoy no tengo muchas ganas de responder lo reviews, pero como han sido poquitos (qué penita) los responderé.
* Jessi Weasley: Ya sale Lady Marian en éste capítulo, así que espero que te guste más¡¡¡ Besitos niña¡¡¡
* ^nan^ : Bueno, no atacan a Draco especialmente, creo que el príncipe saldrá en el próximo capítulo o en el siguiente, aún no lo he decidido. Besitos¡¡¡ Gracias por enviarme esos reviews tan extensos¡¡¡
* Yussi: Ron seguirá mostrando dos pares, como siempre, y la persona a la que intentan robar... también tiene dos pares, así que te puedes imaginar la escenita ¿verdad? ^_^. Ginny saldrá en el próximo capítulo.
* JaNy: Ya leí tu fic¡¡¡ Me gustó mucho¡¡¡ Creo que dejé review... bueno, Hermione... mejor lees ¿no? Es que no te quiero contar nada. Besitos y gracias por todo¡¡¡¡ ^_^ Y tu actualiza¡¡¡¡
* Bere Radcliffe: No te sobreestimo¡¡¡¡ Me gustó de verdad. Hermione ya le falta poco para hacer aparición, y esa escena la cogí de "Destino de Caballero" ¿se notó mucho que es una de mis películas favoritas? Aunque en mi opinión ese caballero es algo tonto, yo prefiero al caballero Weasley... Lo de Harry y Ginny lo puse al contrario porque es que siempre es la pelirroja la que sufre por él¡¡¡ Ya es hora de que ella espabile y sea una auténtica guerrera¡¡¡¡ Besitos y gracias por todo¡¡¡¡ Sigue leyendo¡¡¡
* PATTY: Hola loka¡¡¡¡¡ ¿loka yo? LOKA TÚ¡¡¡¡ Los Weasley ya no pasan penalidades en Francia, pero tampoco pueden regresar. De momento éste capítulo lo hice más larguito que el otro y a mí me gusta, sobretodo ese atraco... Y el caballo tiene truco¡¡¡¡ ¿Sabes quién me inspiró en esa idea tan descabellada del caballo? TÚ¡¡¡¡ Ya lo verás más adelante, hasta pronto bebé¡¡¡
* Fatima Gochi: Hiciste aparición¡¡¡¡ No quería publicar hasta que no viera tu review, es que juro que éste fic no es nada hasta que no veo tu nombre en mi lista de reviews recibidos. Sí, el capítulo fue cortito pero espero que éste te guste más (el otro era algo soso) y es más larguito¡¡¡ Por cierto, leí tu fic y me gustó mucho¡¡¡¡ Yo estoy en que embaraces a Harry. Siento que te hayas tenido que meter en un café, espero que se arregle todo muy prontito. Besitos y gracias¡¡¡ ^__^.
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Nada más que añadir, solo que espero que disfrutéis tanto como yo disfruté haciéndolo. Ah¡¡¡ Y ya que estamos hago propaganda de mis otros fics: Dímelo, Olvidarte, Veneno y Cuando te ves Así (un capítulo solo).
Éste capítulo se lo dedico especialmente a Fátima Gochi, porque me ha seguido desde el principio y aunque no la conozco personalmente, siento que le debo mucho ^_^
Ahora a leer¡¡¡¡
Mi email es Shashira_total@hotmail.com si queréis algo ya sabéis. Dejad opiniones¡¡¡¡ Besos¡¡¡¡¡¡
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Ronald & Harry de Hogwarts: Capítulo 5
- ¿Así que ésta es su tierra?
- Sí, Madame.
- Es un lugar hermoso. Tiene mucha suerte de haber nacido aquí, Monsieur Lupin.
- Lo sé, Lady Hermione.
Acababan de desembarcar en el puerto después de un viaje tortuoso en barco. Madame Granger se recostaba ahora cerca de una de las ventanillas, mareada aún por el balanceo del barco "Tayllerand" . Junto a ella viajaba su mentor, el maestro que le había inculcado todo el saber que poseía, Sir Remus Lupin, que la observaba con sus ojos dorados, que revelaban sus raíces eruditas, y su eterna sonrisa, sereno y cansado.
Mademoiselle Hermione visitaba el Reino de Hogwarts por expreso deseo de su madre, que deseaba fervientemente que su hija se codeara con la mejor nobleza europea. Pero la chica, que ahora dejaba su melena castaña ondeando libremente por la ventanilla del carruaje, no pensaba precisamente en eso.
Sí, eso era lo que le preocupaba a su madre, las ideas que llegara a tener Lady Hermione Granger.
Desde pequeña, la niña destacaba por el gran interés que le mostraba a las actividades masculinas. Montaba a caballo siempre que podía. Corría por los montes, bañándose en el río y trepando por los árboles, mientras las mujeres de su familia aprendían costura. Pero el escándalo llegó cuando le pidió a su madre clases de esgrima y un profesor particular para ella.
Así fue como conoció a Monsieur Lupin.
Sir Remus Lupin había huido de Hogwarts años atrás, llevando consigo toda su extensa biblioteca y su saber a tierras francesas. Al amparo del rey francés pudo seguir estudiando e investigando, hasta que un día una noble dama de origen inglés llamada Helene Granger du Montreal le hizo una visita. Ella le habló entonces de su hija, una vivaracha jovencita de diez años que ansiaba aprender algo de ciencia, filosofía y astronomía. El rey era primo hermano de la dama, y le recomendó a Monsieur Lupin como mentor de la chiquilla.
Desde el primer día que vio a Lady Hermione supo que era inteligente. Sus ojos marrones chispeaban mientras observaba al que sería su Profesor. Aquel que le daría solución a todos sus problemas. Pasaron los años, y con ellos la mente de Madmoiselle Granger fue expandiéndose hasta territorios inimaginables para Sir Lupin. Ella mostraba gran interés por todo y su curiosidad nunca era del todo saciada por las respuestas de su joven Maestro.
Viajaron a Italia, España, Rusia e Inglaterra con el fin de que la chica aprendiera a la perfección idiomas y allí aprovechaba para absorber la cultura de sus amigos extranjeros. Ahora tocaba Hogwarts. Lugar dónde había nacido Sir Lupin, también su propia madre ¿qué le depararía el futuro?
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- Eres un maldito mentiroso – mascullaba entre dientes un joven de cabello negro azabache.
- No soy mentiroso, no estás vestido de mujer – le decía un chico pelirrojo tendiéndole un colgante con forma de cruz – Las monjas son seres asexuales ¿entiendes?.
Estaban a un lado del camino de gravilla amarillenta que serpenteaba cerca del puerto. Ron daba los últimos retoques al vestido, mientas que Harry hacía sonidos despectivos, dándole a entender al pelirrojo que aquello no lo olvidaría tan fácilmente como el chico creía.
- Bien – le dijo echándole un vistazo al chico disfrazado – Creo que ya está todo, ahora túmbate en medio del camino y llénate de arena, tiene que parecer que te han atracado.
- Ron, ¿realmente crees que se van a tragar ese cuento?
Dudó unos segundos, cabeceando de un lado a otro.
– Sí, resultará, tú hazme caso. – respondió finalmente.
- La última vez que te hice caso acabamos atracando a tu querida hermana. – de repente Harry se puso colorado.
- ¿Qué te pasa? – le preguntó el pelirrojo extrañado.
- Nada – respondió Harry eludiendo la mirada de su amigo. Se acercó al camino y se pudo a dar vueltas como una croqueta empanada, después de unos segundos se levantó - ¿Qué tal así?
El hábito negro estaba ahora amarillento por la gravilla del camino. Ron no tuvo tiempo a responder, porque unos cascos de caballo se escucharon nítidamente. Fue corriendo hasta uno de los árboles y trepó por él, sacando su arco y su flecha, por si había problemas...
Harry se tumbó corriendo, quedando boca arriba, las manos puestas en ángulo extraños, al igual que las piernas y la lengua fuera. Ron pensó que más que una monja atracada parecía una monja ahogada. Le hizo señas para que cerrara la boca y no sacara la lengua, pero el coche tirado por corceles negros apareció de la nada.
Como el pelirrojo había previsto el carruaje paró. Dejó su arco a un lado y cogió un tirachinas con una pequeña piedra que momentos antes había cogido del camino. Del carruaje salió una muchacha joven, de pelo moreno que llevaba una capa de terciopelo azul y un traje de viaje oscuro. En la capa vio bordado en plata una flor de lis, la chica era francesa.
La muchacha morena se arrodilló en la gravilla sin importarle que el vestido oscuro se manchara y comenzó a darle pequeños golpecitos en la cara a Harry, que seguía con la lengua fuera. En el carruaje se asomó un hombre joven, aunque no tanto como la chica. Supuso que le estaba preguntando a la chica cómo se encontraba la Monjita Harry, pero entonces algo inesperado sucedió.
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- Despierte¡¡¡¡ Madre, por favor, despierte¡¡¡¡ - gritaba exasperada Madmoiselle Hermione, pasando su mirada de la monja a su Maestro. - ¿qué hago?
- Mira si late su corazón – le respondió Sir Lupin.
La chica asintió y acercó su rostro al pecho de la monja. Tum, tum, tum... el corazón se escuchaba perfectamente, pero... un momento, allí pasaba algo extraño. Lady Hermione nunca había destacado por tener unos pechos muy exuberantes, pues eran más bien pequeños, pero aquella monja es que, simplemente no tenía pecho.
- ¿Una mujer sin pecho? – preguntó extrañada la morena, entonces la monja le agarró fuertemente la muñeca, se levantó y gritó lo más fuerte que pudo.
- Ahora Ron¡¡¡¡¡
Del árbol saltó un chico pelirrojo, quedando a poco metros de ellos. Monsieur Lupin abrió rápido la portezuela del carruaje, pero entonces el joven levantó un tirachinas apuntando hacia el caballo, que recibió el golpe cerca de la cola y salió desbocado sin una dirección concreta.
La chica morena se levantó corriendo y sin darle tiempo a reaccionar a Harry le quitó del cinto la daga, apuntando amenazador a éste último.
- Creo, preciosidad, que estás en clara desventaja – al voltear Lady Hermione se topó con una flecha que se separaba de su rostro por breves centímetros. Observó los ojos azules que la miraban desafiantes. Soltó la daga – Veo que nos entendemos, ahora levanta las manos. Así... muy bien, veo que eres obediente – Ron sonrió.
- Pues según mi madre – dijo la chica – Nunca se me ha dado demasiado bien eso de obedecer – sonrió – Oye ¿sabes qué es una amazona?
- No. ¿Qué es? – preguntó el pelirrojo, desconcertado por la actitud de la chica. Ésta se acercó hacia el oído de Ron, ignorando el arco y la flecha que la apuntaban, el chico sentía su aliento y lo hizo estremecer hasta aflojar el arco, y susurrándole tiernamente, Madmoiselle Granger le dijo:
- Soy yo.
En ese instante ella fue a pegarle un puñetazo pero él la cogió por la muñeca y la detuvo, riéndose con ganas de la actitud guerrera de la chica.
- Buena jugada, Lady Amazona, pero fallaste.
- No Monsieur – dijo la chica morena sonriendo – No ha hecho más que empezar.
Entonces era demasiado tarde. Madame Hermione pateó las partes íntimas del pelirrojo que lo dejo en un claro mal estado y le asestó un golpe en el cuello, dejando al ladrón tirado en el suelo inconsciente, mientras que Harry miraba todo estupefacto metros más allá. La chica cogió el arco y lo tensó, apuntando hacia el chico Monja.
- No me obligues a usarlo – le dijo, y Harry asintió derrotado – Ahora dime ¿qué queríais?
- Yo... – el chico soltó aire y cruzó los brazos, como si todo estuviera resuelto – Creo que tardaste.
- ¿Cómo?
Pero antes de que la chica pudiera reaccionar Ron le tapó el rostro con una bolsa. Madame Granger se revolvió e intentó huir, pero finalmente, después de una ardua lucha, el pelirrojo la ató de pies y manos. Más tarde la dejó en el camino, revolviéndose como una fiera enjaulada.
- ¿ Pues sabes quién es el Rey de los Ladrones? Soy yo – le dijo triunfante, y miró a Harry - El juego terminó ¿Estás bien?
El chico disfrazado se acercó lentamente a su amigo y contemplaron a la muchacha que yacía en el suelo.
- Malditos ladrones estúpidos¡¡¡¡ - gritaba – No sabéis con quién os habéis metido¡¡¡¡
- Cállate ya, sabelotodo¡¡¡ - le dijo Ron. Ella seguía dando vueltas por la gravilla del camino, manchándose todo el traje y la capa.
- ¿Qué haremos con ella? – preguntó Harry quitándose los hábitos. Ron se arrodilló, pasó los brazos de la chica por su cuello y la levantó como un saco de patatas. Ella seguía revolviéndose.
- Quítame tus manos de encima, Ladrón de poca monta¡¡¡¡ - le daba golpes con la punta de los pies al pelirrojo en el pecho, pero él ni se inmutaba.
- Pediremos un rescate. El hombre que la acompañaba era un erudito, lo supe al ver sus ojos dorados. – hizo una pausa de unos segundos y añadió – Además, ésta... amazona, me las va a pagar por darme tal golpe. – se acariciaba la parte de la nuca y el cuello. Ella rió despectiva.
- Pobrecito, herí su... ¿hombría? – aquello tono irónico hizo que Ron tuviera ganas de lanzarla al río.- Me vencista porque me cogiste desprevenida¡¡¡
- Eso dicen todas – respondió Ron riéndose, aunque esa chica le estaba sacando dequicio.
- Te embrujó con sus encantos – dijo con sorna Harry, a lo que Ron arrugó el ceño. – No te culpo, es muy guapa.
El pelirrojo dejó caer a la chica al suelo como si fuera su bolsa de flechas, ignorando los gritos de ella, y se fue amenazante hacia Harry, que reía divertido.
- Pobre dama, la dejarás inconsciente si sigues dándole más golpes como ése.
- Pelirrojo estúpido¡¡¡ Algún día me las pagarás¡¡¡ Nadie se mete con Hermione Granger¡¡¡¡
- Cállate ya, pareces un loro¡¡¡ – exclamó Ron y volvió a cargar a la chica, sin importarle que la capa tocara un poco por el suelo – Vamos al Refugio, tengo hambre.
- Soltadme¡¡¡¡ Tú monjita de la caridad me la vas a pagar¡¡¡¡ Y el pelirrojo no querrá haberme conocido¡¡¡
- Pues la Madre Harrieta – Harry ignoró los comentarios de Madame Granger, se señaló a sí mismo- hoy no cocina, así que Rey de los Ladrones – hizo una mueca graciosa con el rostro, dejando relucir sus ojos verdes en una reverencia excesiva – enséñenos sus artes poderosas.
Y juntos partieron hacia el interior del Bosque Prohibido.
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Pronto más y, espero, que mejor. Dejad opiniones¡¡¡¡ Besitos¡¡¡
