Ya estoy aquí de nuevo¡¡¡ Sé que me retrasé mucho con éste fic, pero es que el capítulo no salía y de repente hoy me vino la inspiración y... joder, creo que es uno de los más largos que he hecho. A veces me pregunto cómo lo hago... no lo sé... ¿será el Guaraná?
Respondo a los maravillosos reviews:
* JaNy: Tu tienes un morro que te lo pisas¡¡¡ Me pides que haga los capítulos más largos, que actualice pronto, pero TÚ no eres capaz de actualizar el tuyo¡¡¡ Jajajaja ;p Tú fic sí que es bueno, y espero que lo sigas pronto. Éste capítulo me salió más larguito que los anteriores, espero que lo disfrutes. Besitos y Gracias¡¡
* Melania Weasley: Hola¡¡ Lo sigo ¿vale? Gracias por todo, aunque podrías ser más charlatana...
* Yussi: A ver lo de los ojos de Lupin me lo inventé, y Ron le llama a Hermione sabelotodo porque iba con un erudito. Es que me gustaba que tuviera algo con lo que diferenciarse de los demás, no sé... además tenía que hacer que se enfadara con Ron y que éste decidiera llevársela. No había más remedio que hacerlo de esa manera. De todos modos éste capítulo salió más larguito, yo espero que no me mates por ello. Besos gran peke¡¡¡
* Fatima Gochi: Me alegro que te gustara la dedicatoria y espero con ansias poder hablar contigo, ahora que te tengo agregada en el MSN. Juro que cuando veo un review tuyo esbozo directamente una sonrisa, es que lo haces super bien. Espero que con éste capítulo vuelvas a reír, aunque creo que no tanto... Besos niña¡¡¡
* Yo-Io-I : Jajajajaja yo supongo que Harry algún día ganará esa batalla a nuestro maravilloso pelirrojo, pero de momento... seguirá siendo la "mujer" del grupo. Muchas gracias¡¡¡
* Lil Granger ^_^: Bueno a mi me gusta mucho la Edad Media, y la idea se me ocurrió así por obra y gracia de no sé quién aún... solo sé que dio resultado y a que ahora vamos ya a por el sexto capítulo. Tú sigue leyendo porque lo de Ron y Herm trae para largo...
* PATTY : Mi Patuchi querida¡¡¡¡ Niña, que yo quiero que los leas todos¡¡¡¡ Y me alegro de que te hartaras de reír, porque eso es algo buenoy más tu risa, que aunque estés lejos he tenido el privilegio de escucharla y sé que es muy contagiosa¡¡¡¡ Lee és capítulo y me cuentas si sigues pensando igual del trío que me propones... Besos¡¡
* Sasami-chan/Azuka Kaiou: Holas¡¡¡¡ Pues me alegro de que os gustara. Besos¡¡¡
* Jessi Weasley: Lo del espacio fue un tremendo error, Lo siento muchísimo¡¡¡¡ Es que aún no controlo esto de pasarde un formato a otro... digamos que mi ordenador y yo no somos compatibles en ese aspecto. Yo prometo poner más letras chiquilla, de verdad que no te quería crear un trauma psicológico :P. Besos¡¡
* Arwen-chan: Bueno, espero que te hayan crecido las uñas porque aquí tienes otro capítulo. No te desesperes que intento actualizar lo antes posible... yo aún espero que AREL M se digne a actualizar sus fics... es que escribe genial, te recomiendo la lectura de todos. Besos y tú sigue escribiendo¡¡¡
* belltraix_charmed: Bueno ya espero que no estés resfriada, aunque ayer hablé contigo y no me comentaste nada... de todos modos si sigues enferma: MEJÓRATE¡¡¡ Me alegra que leas mis fics, es que me hace mucha ilusión¡¡¡¡ Muchos besos¡¡¡ Hablamos por el MSN.
* Kiche: El sarcasmo lo saco de mí misma, porque según mis amigos es algo que me caracteriza bastante... y a veces me gano unos enemigos por ello impresionante, ya que estamos lo digo. Lady Hermione y Ron pues... ellos se odian y ¿se quieren? Es que no me gusta explicar las relaciones, mejor lo lees ¿si? Gracias y tú actualiza las tuyas¡¡¡
* HermioneWP: Vale, y luego dicen que Yo soy la que tengo el instinto homicida. Aquí tienes la continuación, a veces me dais miedo...:S Besos¡¡¡
* magda: Niña yo te actualizo, pero actualiza tú también ¿no? Venga besitos bebé¡¡¡
* ^nan^ : Hola pekeñita¡¡¡¡ Pues aquí tienes tu respuesta¡¡¡ Anda que no coger lo de Arrieta hija... la verdad es que no se me ocurría un nombre que se pareciera a Harry, así que escogí ese. Siento que te echen del internet tan pronto vida¡¡¡ Pero espero que te de tiempo de leer y dejar esos reviews tan largos. Besos¡¡¡¡
* Bere Radcliffe: Hola niña¡¡¡ Pues no creo que te subestime, pero bueno... me alegro que te hayas reído ¿eh? Que de eso se trata. Este capítulo a decir verdad es más serio, pero espero que te siga gustando, y actualiza maldita¡¡¡¡ :P Muchos besotes¡¡¡
Pues nada, que aquí os dejo ya, no sin antes recordar que dejéis a un lado los instintos asesinos hacia mi persona ¿ok? :P
Besos¡¡¡¡
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Capítulo 6: Ronald & Harry de HogwartsEl Bosque Prohibido tenía muchas leyendas, y todas ellas eran ciertas según los vecinos del pueblo. Unos decían que habitaban Náyades, otros Hombres Lobo feroces, y algunos se tomaban el privilegio de contar que un gran Dragón defendía la puerta que llevaba al país de los Elfos. Con criaturas mágicas o sin ellas, Ron y Harry vivían en él, no porque quisieran demostrar ser los más temerarios ladrones, sino porque realmente no tenían otro sitio dónde ir. Además, de momento no habían observado ninguna criatura extraña en el bosque.
Caminaban en fila india, abriendo un sendero entre los frondosos arbustos. El bosque se hacía más oscuro cuánto más te adentrabas en el interior, en "su alma" como decía Harry de vez en cuando. Sólo se escuchaban las pisadas de los chicos y el crujir de las ramas, acompañado todo por algunos pájaros nocturnos y gritos de Lady Hermione. Ron delante, con la morena al hombro y Harry detrás, tarareando una canción que una vez escuchó cantar a un juglar en Hogsmeade, el problema era que solo se sabía una estrofa.
- Si quieres divertirte, ven con nosotros a reírte...
- Harry...
- Si quieres reírte conmigo, invítame a un poco de vino...
- HARRY¡¡¡¡ - Ron se volvió hacia su amigo, que dio un bote al escucharlo gritar. Se llevó una mano al pecho y con la otra se rascó la nuca.
- ¿Qué te ocurre ahora? Casi me matas del susto.
- Llevas una hora cantando esa maldita canción – dijo entre dientes, y ambos chicos notaron como la dama, que seguía con la cabeza metida en un saco, soltaba una carcajada.
- Sois mediocres – su voz sonaba lejana, pero el pelirrojo pudo escucharla a la perfección – No me puedo creer que existan ladrones tan estúpidos como vosotros.
- Juro que si no te callas te... – respiró hondo, apretando los puños e imaginándose una y mil maneras de hacer sufrir a aquella damita caprichosa – Vamos Harry, quiero llegar a casa y soltar a ésta mula de carga.
La chica gritó indignada, revolviéndose entre los brazos del pelirrojo.
- Retira eso¡¡¡¡
- Retira tú lo de "Ladrones estúpidos" – puso voz de chica, y Lady Hermione pataleó en su pecho, aunque el chico no lo notó.
- Jamás¡¡¡
- Entonces cállate ya princesa caprichosa¡¡¡¡ - Harry veía la escena, intentando averiguar por qué Ron perdía tan pronto los estribos con aquella chica.
Siempre había sido el más popular de los dos, nunca le había faltado muchachas a su alrededor... pero el problema de aquella era que no había caído rendida a sus pies, la francesita era distinta... y Harry supuso que aquello era un terreno que el pelirrojo no había explorado nunca: Se encontraba con una verdadera Amazona. Una amazona que lo había vencido moralmente.
Tardaron media hora en llegar hasta lo que ellos llamaban "Madriguera II". Era una cabaña en medio de ninguna parte, de madera antigua, con solo verla sabías que entre esas paredes escondían grandes secretos. Estaba rodeada de árboles altos que solo dejaban entrever entre las ramas pequeños trozos de cielo azul estrellado, y en el exterior había una mesa, un pozo y varias armas desperdigadas por el suelo.
El interior de la casa constaba de dos habitaciones con camas grandes y mullidas, una sala circular con chimenea y apenas decorada, pero llena de plantas y flores por todos los rincones. A un lado había una mesa con mapas, plumas y pergaminos, algunos de ellos manchados de tinta.
Ron sentó a Lady Hermione en una silla coja, mientras que Harry hacía el intento de prender la chimenea. La ató bien fuerte, y luego le quitó la bolsa de la cabeza, dejando al descubierto su larga cabellera morena, que le llegaba a la mitad de la espalda.
- Te arrepentirás de todo esto, lo juro – casi escupía las palabras, pero hasta con el ceño fruncido y los labios apretados a Ron le pareció preciosa.
- ¿Quién era el Erudito que te acompañaba? – necesitaba saber de ella, de su familia y estirpe para poder mandar a Harry a por el rescate, aunque como ya se había temido, la damita no se lo pondría lo que se dice fácil.
- Nadie que te importe – lo fulminó con la mirada, y el pelirrojo pudo ver que eran marrones.
- Dímelo.
- No.
- Sí.
- No.
- Muy bien... – asentía lentamente, respirando hondo y conteniendo toda la furia que en ese momento sentía – Pues te quedarás ahí hasta que hables.
- Entonces espera sentado. – se acercó a ella, dejando sus rostros a pocos centímetros mientras la muchacha le aguantaba la mirada, fría y desafiante. Ron se dio la vuelta, observando que Harry se encontraba en el exterior recogiendo madera para alimentar la fogata de la cabaña. Apenas había notado la ausencia de su amigo.
Madmoiselle Hermione le echó una larga mirada, estudiando cada una de las facciones de Ron. Sus pecas, el pelo rojo, la nariz recta y los ojos azules y muy claros... era un ladrón estúpido, pero tenía que admitir que le resultaba casi atractivo. Tal vez sin el casi.
- ¿Qué queréis vos de mí?
- Cincuenta galeones – respondió, volviéndose hacia ella y observándola de arriba abajo, deteniéndose en su traje oscuro y su capa manchada y rasgada. – Pediremos un rescate... aunque en mi opinión no vales ni un galeón.
- Comparándome contigo seguro que valgo una fortuna. – Aquella niña caprichosa le estaba desafiando¡¡¡ A él¡¡¡ A Ronald Weasley¡¡¡ "Será...". Respiró profundamente, pasándose una mano por el mentón y lanzando una sonrisa enigmática al aire. No estaba dispuesto a darle el gusto de ver que lo sacaba de sus casillas, no... ni hablar.
- Eso lo veremos... princesita – y así dio por terminada la conversación.
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El chico de cabello azabache practicaba con el arco en una diana que sujetaba un muñeco de paja con una corona, atado a un palo clavado en el suelo. Estaba tensando la cuerda cuando vio a su lado al pelirrojo, que cogía una piedra del suelo y la lanzaba hacia el pozo, escuchando como caía en el agua profunda con fuerza.
- Es una testaruda.
Hablaba más para sí mismo que para Harry, dando la flecha que éste había lanzado en la cabeza del espantapájaros.
- Tu también. – sonrió y añadió de forma socarrona – Te gusta.
- ¿Esa princesita presumida? – cruzó los brazos y soltó un bufido – Como sino tuviera a mi alrededor mujeres más bellas que ella.
- Admítelo –seguía sonriendo y observando a su amigo, pero éste continuaba con el ceño fruncido.
- Ni hablar. Es una... niña mimada, sí, eso es. Y presumida, y caprichosa, y...
- Y guapa... – el pelirrojo se encogió de hombros, en un gesto de indiferencia.
- Todas lo son.
- Ron, te desafió, nunca antes una chica lo había hecho. – Harry notó que estaba nervioso, aquello había sido un golpe bajo.
- No tiene nada que ver. Además no fue un desafío.
- Si tu lo dices... – sacaba la flecha de la cabeza del muñeco y la volvía a tensar para lanzarla de nuevo.
- ¿Harry? – este hizo un sonido, advirtiendo que lo escuchaba y Ron prosiguió – Tengo que pedirte algo.
- No me vestiré de mujer. – lo dijo tajante, dando por terminada la conversación. Pero el pelirrojo no le hizo caso.
- Tienes que ir a la cita de Ginny por mí, ésta noche. – la flecha que acababa de lanzar Harry se desvió de tal modo que acabó clavada en uno de los árboles más alejados del terreno. El chico fue dando traspiés, negando insistentemente con la cabeza, haciendo que su cabello negro se alborotase más aún y dejando entrever así una cicatriz en forma de rayo. ¿Ver a la pelirroja? El corazón bombeaba a toda velocidad ¿qué le ocurría?
- ¿Por qué yo? Siempre eres tú el que te comprometes y finalmente me toca hacer a mí el trabajo sucio – Ron frunció el ceño.
- Escucha, - señaló la cabaña – ahí dentro hay cincuenta galeones que tienen una personalidad indomable y debo salvaguardarlos hasta hacer el cambio. – chasqueó la lengua, intentando que su amigo entrara en razón - Vamos Harry, es nuestra hermana.
- Te equivocas. Es TÚ hermana. – Ahora era él el que tenía el ceño fruncido. ¿Por qué le había molestado que Ron dijera aquello? ¿Qué era ese sentimiento que sufría cada vez que escuchaba hablar de la pelirroja? ¿Qué le pasaba con Ginny? Siguió dando traspiés hasta llegar a un árbol, dónde finalmente se dejó caer entre ramas y hojas secas, haciéndolas crujir por su peso. – No pienso ir¡¡¡ No pienso ir¡¡¡
- Harry...
- No¡¡¡ NO PIENSO IR¡¡¡
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- Maldita sea. Siempre acabo cediendo.
Caminaba de nuevo entre los arbustos frondosos, intentando que la capa negra no se le enganchara en ninguna rama del sendero. Llevaba la capucha puesta y apenas se le veía el rostro, solo podían distinguirse dos luces verdes en la cara oculta entre la tela negra. Una de las ramas que apartó le dio un latigazo en el rostro, produciéndole un corte cerca de la ceja derecha. Cuando intentaba limpiarse la sangre, pudo ver el sendero dónde atacaron el carruaje de aquélla dama histérica a la que acompañaba Ginny.
Ginny...
Minetras se acercaba al sendero la recordó tan nítidamente que parecía que estaba allí, con la capa de terciopelo, el pelo largo y tan rojo como el fuego, las pecas... la imagen le sonreía y Harry sintió como un calorcito le recorría todo el cuerpo.
- Menos mal que llegas – dio un respingo al escuchar aquella voz. Un momento, la imágenes de los sueños no hablan, entonces... esa era la verdadera Ginny¡¡¡.
- Ho... hola – Tragó saliva, observando a la chica de arriba abajo.
Llevaba un traje negro con escote, dónde Harry podía ver la piel blanca y moteada de la pelirroja. El pulso se aceleró y la sangre estaba cogiendo una velocidad por su venas vertiginosa, se estaba mareando. "NO la mires de ese modo, no la mires de... por Dios es la hermana pequeña de tu mejor amigo¡¡¡", se decía, moviendo la cabeza de un lado a otro enérgicamente.
- ¿Te encuentras mal? – Ginny se acercó un poco a él, poniéndole una mano en la frente y notando como Harry temblaba de arriba abajo.
- Es... es... estoy bien – se apartó a duras penas del contacto de la chica, sintiendo aún en su frente la calidez de su carne. Carne que no le importaría acariciar y besar, y tener entre sus brazos para proteger de todo aquel que osara a hacerle daño.
Ginny lo miró dubitativa, aunque finalmente bajó el brazo y le señaló un caballo negro que había atado a uno de los árboles.
- Ese caballo es para Ron – sonrió – Supuse que no tendríais con qué cabalgar, así que...
- Gra... gracias.
Ginny asintió, observando como Harry se quitaba lentamente la capucha.
Seguía teniendo el cabello negro e indomable y en la frente conservaba aquella cicatriz de nacimiento en forma de rayo tan extraña de la que se burlaban todos sus hermanos cuando eran más pequeños. Sus ojos tal vez más verdes... y esa sonrisa que lo hacía ser tan especial para la pelirroja. "Es un amor de la infancia", argumentaba la Señora Weasley, cuando en los desayunos Ginny desaparecía al ver a Harry sentado a la mesa. Ahora sonreía al recordar todo aquello, sin embargo... al volver a verlo, algo en el corazón de la pelirroja volvió a florecer, algo que llevaba dormido años, y que no imaginaba que estuviera vivo aún. Observó sus ojos verdes ¿cómo le verían a ella?.
- ¿Trajiste el manuscrito? – la pelirroja asintió y de su capa sacó varios pergaminos. Harry los miró por encima. Allí había toda una extensa dinastía de condes, duques y barones afincados en los más recónditos países hasta acabar en Hogwarts. El escudo de familia era rojo y dorado, con un león portando una R.
- Se llama Rowan Rosemburg de Hostenhoffen, duque de Ruremberg – explicó Ginny, colocándose a espaldas de Harry y señalándole con un fino dedo cada rama del pergamino. Las manos del muchacho comenzaron a temblar de una manera incontrolable, y se estremeció al notar el aliento de la pelirroja en el espacio que iba de su cuello a la oreja.
- S... Sí... – se odió una y mil veces cuando percibió que apenas un hilo de voz era lo que le salía. Tragó saliva y apretó con fuerza los pergaminos, intentando de alguna manera darse la fuerza suficiente para no hacer una locura, porque entre el escote, las pecas y aquel aliento, lo que menos estaba Harry era cuerdo.
- ... El apellido es alemán, que no se te olvide decírselo – Ginny seguía hablando con normalidad, sin notar el nerviosimo del chico – Ruremberg no existe, así que os tendréis que inventar que es un país muy lejano al Este de Europa o algo así...
Intentaba no parar, para poder estar el mayor tiempo posible así como estaba, sin observar su rostro, notando el cabello negro en su mejilla mientras le señalaba el escudo de familia y su olor, sin perfumes, solo el aroma propio de Harry. Entonces hizo algo que Ginny no esperaba: Le sujetó la mano cuando pasa el dedo justo por Henry Rosemburg Hanselburgue.
- Te eché de menos – los ojos marrones de Ginny permanecían bien abiertos, mientras que en su cabeza la frase aquella sonaba una y otra vez. ¿Eso lo había dicho Harry? Le puso la mano que le quedaba libre en el hombro, como una muestra de cariño.
- Yo también os eché de menos – le susurró al oído, y bajo la capa notó como el chico se estremecía. Dio un paso hacia atrás para separarse, pero Harry la sujetó más fuerte, volteando, pudiendo ver la pelirroja como sus ojos verdes mostraban una luz que no había visto nunca.
- Ginny yo quier... – un sonido de cascos de caballo los hicieron acallar. Harry empujó a Ginny hacia unos matorrales, del camino, y cuando la chica fue a replicar le puso una mano en la boca y con la otra le hizo un gesto de silencio.
Un caballo con un pelaje negro con reflejos azulados se paró en medio del camino. Su jinete era alto, de aspecto altivo e iba cubierto con una capa de terciopelo negra con adornos en plata. Miró de un lado a otro, como si estuviese buscando algo, y entonces sus ojos se posaron en el caballo negro que estaba atado a un árbol. Descendió lentamente hasta acercarse al animal y lo acarició, mientras comenzó a mirar a su alrededor ¿quién sería su dueño?.
Ginny y Harry observaban los movimientos del extraño con curiosidad y tensión. La pelirroja se maldijo una y otra vez por haber olvidado esconder también al animal.
- Tengo que salir – le susurró a Harry, que negaba lentamente – Si no salgo nos va a descubrir ... y tú estás en busca y captura, por si no lo recuerdas.
- No.
- Sí – Ginny hizo el ademán de levantarse pero Harry tiró de ella y cayó encima del chico – Te he dicho que... – pero antes de que Harry terminara la frase la pelirroja lo había besado.
Sus labios eran dulces, y poco a poco se dejó llevar. Sujetó a Ginny por la cintura y ella pasó sus manos por el cuello, acariciando una de las mejillas de Harry. El beso se fue haciendo más profundo, haciendo que las lenguas se buscaran con frenesí y los dientes se entrechocaran al paso de éstas. El chico acariciaba la espalda desnuda de Ginny, y escuchó un leve gemido salir de los labios de la pelirroja para luego fundirse de nuevo con los suyos.
PLAF¡¡¡
Un golpe cerca de ellos los volvió a la realidad y se separaron con la misma rapidez que había comenzado todo.
- Sé que estáis ahí... SALID¡¡¡¡
El sujeto del caballo negro estaba a pocos metros del lugar dónde se encontraban. Ginny miró a Harry y éste se perdió en la ternura de sus ojos oscuros. Lo volvió a besar, ésta vez lentamente, y a pocos centímetros de su boca susurró "Lo siento", después lo empujó para tener tiempo de ponerse en pie y salir a la luz de la Luna llena de la oscuridad.
El jinete misterioso se giró al escuchar un carraspeo y se encontró frente a frente de una muchacha pelirroja, con un vestido negro de gran escote que dejaba ver las pecas que se imaginó, cubrían cada parte de su piel.
- Vaya... no sabía que las Náyades fueran tan hermosas – el jinete parecía divertirse por el encuentro, pero Ginny no tenía ningún interés en seguir con aquella conversación.
- Soy Lady Virginia Weasley, dama de compañía de Lady McGonagall – saludó con una reverencia y se irguió de nuevo, altanera – Me he perdido en el bosque... ¿y vos sois...?
- Yo... – el chico se quitó la capucha y los ojos de Ginny se dilataron de manera desmesurada, mientras que Harry desde su escondite estrujaba algunas hierbas del terreno.
- Vos... Vos sois...
El chico soltó una carcajada.
- Soy el príncipe... el Príncipe Draco.
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Bueno no daba más de sí el capítulo. Mil perdones si no es bueno, pero mi mente estaba poseída aún por el "maravilloso" tema de Geografía que me tuve que estudiar, porque pasado mañana tengo el maldito examen.
Bueno nada más que decir. Sólo que dejéis opiniones, que son muy valiosas para mí y que seáis muy muy buenos.
