CAPÍTULO 8: DESAPARICIONES

Ya eran las seis de la tarde, y empezaba a oscurecer en el Santuario.

-Largo de aquí, enano...-

-Sí, mejor vete con tu papi y no molestes, enano...-

Dante y Alejandro molestaban a Kiki, y no permitían que estuviera con ellos.

-No me digan así- dijo Kiki de mal humor- yo llevo más tiempo que ustedes entrenando-

-Pues, por lo visto, no ha servido de mucho- dijo Alejandro, mirando al pequeño con sus ojos azules- ya nos dimos cuenta que no has crecido...-

-Tienes miedo en las noches, ¿verdad, fenómeno?- agregó Dante con maldad- sé que anoche fuiste a llorarle a Shaka porque no encontrabas a Mu...-

-No es verdad- gritó Kiki- estaba preocupado por mi maestro, no fui a llorarle a nadie...-

-¿Y así pretendes ser caballero?- dijo Alejandro, ignorando el reclamo de Kiki.

Ambos chicos se rieron a carcajadas. Kiki decidió alejarse de ahí. Una vez que dejó de escuchar las risotadas de los otros dos aprendices, se escondió tras unos arbustos y comenzó a llorar desconsolado.

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Aioros dejó a Andrea en el recinto de las amazonas, feliz de que todo el problema haya terminado de una vez, y que no hubiera ninguna consecuencia negativa. Todo parecía tranquilidad mientras el caballero regresaba a las Doce Casas. Casi todo. El caballero dorado se puso en guardia al escuchar un ruido entre las plantas. Buscó y solo encontró a Kiki sentado en el suelo, abrazando sus rodillas y llorando.

-¿Kiki?- dijo Aioros- ¿qué haces...? ¿qué te pasa?-

-Na...nada- dijo Kiki, escondiendo su cara. Aioros se sentó junto a él.

-¿Porqué lloras?-

-Por nada- dijo Kiki, intentando limpiarse los ojos con el dorso de su mano.

-¿Qué te han hecho?-

-Me...me dijeron que...que no sirvo para caballero- dijo Kiki- y que...que soy un fenómeno-

-No me digas- dijo Aioros- ¿y te molestaste por eso?- le sonrió- Sabes bien que la gente como tú siempre han sido bien respetados, porque tu gente fue la que forjó las armaduras de Atena. Además, Shion y Mu han sido grandes caballeros... ¿qué te hace pensar que tu no lo serás?-

-Yo...-

-Kiki, no te sientas mal- le dijo Aioros- te veré más tarde...- el caballero dorado se levantó y se fue.

-De acuerdo- dijo Kiki, y se limpió las lágrimas por completo. El pequeño no se había dado cuenta que un par de ojos vigilaban esta escena justo detrás de él. Una mano enguantada tapó su boca y, cuando Kiki se iba a teletransportar para escaparse, la otra mano le inyectó algo en su brazo que lo dejó inconsciente.

**************

-¿Dónde estará Kiki?- murmuró Mu preocupado- ya oscureció... me dijo que no tardaba...-

Mu daba vueltas por la sala principal de la casa de Aries. Kiki podía ser muy travieso, problemático y hasta algo flojo, pero nunca llegaba después de lo que él decía. La tardanza de Kiki lo estaba poniendo nervioso. Aioros acababa de pasar por ahí, y le dijo que lo había visto, más eso no lo tranquilizaba para nada.

De pronto, Mu lo sintió: un cosmo muy poderoso. No solo uno, sino cuatro, y todos ellos se acercaban a las Doce Casas. De inmediato, Mu se puso su armadura.

-Que no sea lo que pienso- murmuraba Mu- que solo sea una coincidencia...-

Mu alcanzó a ver a cuatro personas que corrían dentro de su casa hacia él. Dos eran claramente mujeres, una más alta que la otra, amazonas al parecer, pues usaban máscaras, pero que tenían orificios a la altura de los ojos. Los otros dos eran hombres, ambos mucho más altos que Mu.

-¿Qué hacen aquí?- dijo Mu en voz alta- ¿no saben que entrar aquí está prohibido?-

-¿Tú eres Mu de Aries?- preguntó una mujer, la más alta.

-Sí- respondió Mu, sorprendido de que le hayan hecho esa pregunta- ¿quiénes son ustedes?-

La mujer alta ignoró a Mu. Desató un poder con sus ojos, que de pronto rodeó a Mu e impidió que se moviera. Mu reconoció la sensación que tuvo cuando Shion lo inmovilizó, antes de que comenzara la guerra contra Hades. Fue obligado a ponerse de rodillas.

-¿Qué...?- murmuró. Cada palabra, aún cada esfuerzo para respirar, le causaba un terrible dolor. Cerró los ojos. De pronto, todo el dolor desapareció, pero Mu no podía moverse. Los dos hombres se acercaron a él y lo levantaron por los brazos con tanta facilidad como si se tratara de un muñeco de trapo. Mu trató de levantar la cabeza pero no pudo. Toda fuerza había abandonado su cuerpo.

De pronto, sintió que dos manos le quitaron el casco de la armadura. Apretó un poco los ojos, como esperando un golpe, pero no sintió dolor. Las mismas manos levantaron su rostro con delicadeza. Mu hizo un esfuerzo por abrir los ojos, y se encontró frente a los ojos azules de la mujer más pequeña que, al parecer, examinaba su rostro.

-Es él- murmuró la mujer.

-Muy bien- dijo la mujer alta- quítenle la armadura, no la necesitamos-

Los dos hombres le quitaron la armadura, mejor dicho, se la arrancaron sin ningún cuidado. Parte de las ropas de Mu se rasgaron, y varias tiras de ellas quedaban en las piezas de la armadura. También produjeron varios cortes en la piel del caballero. Los hombres iban apilando los fragmentos de la armadura uno sobre otro. Una vez que se la retiraron por completo, le ataron las manos a la espalda y lo acercaron a la mujer alta.

-Y bien- dijo la mujer una vez que lo tuvo frente a él- ahora dime, ¿dónde está tu hermanito?- Mu no respondió, y la mujer lo tomó de los cabellos y tiró su cabeza hacia arriba, obligándolo a mirarla- ¿dónde está el niño que es como tú?-

Mu siguió sin responder. No lo sabía y, aparte, estaba muy débil como para siquiera hablar. Sin embargo, le alivió el hecho de que ellos no sabían donde estaba Kiki. Y ahora entendía más o menos el propósito de su visita.

-No respondes, ¿eh?- dijo uno de los hombres, sacudiéndolo- podemos golpearte hasta que nos lo digas...-

-Eso no será necesario- dijo la mujer alta. Tomó entre sus dedos varios cabellos de Mu y los cortó. También dejó un trozo de papel. Después de eso, tomó al caballero por la barbilla y lo obligó a levantar la cara- no queremos hacerte daño, ¿verdad?- miró a los dos hombres- ¡llévenselo!-

-No te lo permitiré- dijo una voz desde el fondo de la casa. Era Aioros, que había regresado al escuchar las voces. Fue lo último que Mu supo, porque en ese momento perdió la conciencia.

-¿No lo permitirás?- dijo burlonamente la mujer alta- y dime, ¿qué piensas hacer tú solo, sin tu armadura, contra nosotros?-

Aioros no respondió. Miró con odio a la mujer. Ésta volvió a soltar su poder y le dio de lleno a Aioros, quien cayó al suelo sin poder moverse.

-¡Vámonos!- ordenó la mujer alta- antes de que todo el Santuario se de cuenta-

-Señora, ¿qué haremos con éste?- preguntó uno de los hombres, señalando a Aioros.

-Déjenlo ahí- dijo la mujer alta- no lo necesitamos...-

-Pero señora, ¿está segura?- murmuró el otro hombre.

-Claro- dijo ella, y señaló a Mu- este carnerito dorado es más que suficiente para conseguir lo que queremos...-

Y los cuatro salieron del Santuario, llevándose a Mu con ellos.

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Amanecía en el Santuario. En el recinto de las amazonas, Andrea se despertó, y no se sorprendió al ver que Marín y las otras ya se habían levantado. La amazona se levantó y tomó una ducha. Se vistió, sonriente, pues no había olvidado el día anterior, que había pasado con Aioros. Se recogió sus cabellos castaños y se colocó la máscara.

-Andrea- le dijo June, asomándose por la ventana- Marín me encargó que te avisara que a ti te toca guardia por la mañana-

-Gracias, June- dijo ella. Nada parecía desanimarla. Cuando salió a hacer su guardia, se paseó por el lugar donde había conocido a Aioros. Pero encontró algo que llamó su atención: algo rojo. Se acercó.

-Pero si es el aprendiz de Mu- dijo ella.

Examinó al niño, buscándole heridas. Kiki estaba inconsciente, pero parecía que dormía profundamente, y estaba ileso, excepto por un pequeño piquete en su brazo izquierdo.

-¡June!-gritó Andrea. June llegó corriendo, asustada.

-¿Qué sucede?-miró a Kiki-¿qué...?-

-June, tengo que ir a las Doce Casas- dijo Andrea- cúbreme mientras tanto...-

-De acuerdo- dijo June. Andrea tomó a Kiki en brazos y corrió hacia la casa de Aries.

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-¿Qué te pasa?- preguntó Afrodita, cuando fue a recoger a su alumno a la entrada del Santuario. El chico estaba cabizbajo, y sus ojos reflejaban su tristeza.

-Nada- contestó él. Afrodita entendió que ese 'nada' significaba 'te lo diré después', así que no insistió.

Al llegar a la casa de Aries, Angel se quedó como plantado en el suelo, sin moverse.

-Algo anda mal- murmuró el chico.

-¿A qué te refieres?- preguntó el caballero dorado. Como respuesta, Angel señaló un hombre inconsciente tirado en el suelo- ¡Aioros! ¿qué ha pasado aquí?-

-¡Aioros!- dijo Andrea, quien acababa de llegar con Kiki en brazos- no es lo único extraño que ha sucedido...mira: lo encontré cerca del recinto...-

-¿Y Mu dónde está?- preguntó Afrodita. El caballero de Piscis miró a su alumno, quien abría mucho los ojos, como queriendo decir algo y comprendió- Andrea, deja a Kiki con nosotros y corre a avisar a los guardias. Que busquen a Mu. Yo lo buscaré por las Doce Casas y le avisaré a Atena lo que sucedió-

-De acuerdo- dijo ella y, con una mirada al inconsciente Aioros, se fue.

Minutos después, Kiki y Aioros despertaron. Afrodita les explicó el estado en el que habían sido encontrados y les pidió que lo acompañaran con Saori. Antes de irse, Aioros señaló algo que estaba en el suelo: un pequeño mechón de cabellos color lila y una carta. Afrodita los tomó.

Una vez frente a Saori, Kiki y Aioros contaron lo que recordaban que había sucedido. Cuando Afrodita iba a hablar, le pidieron a Angel y Kiki que esperen afuera.

-Sé que se han llevado a mi maestro- dijo Kiki con tristeza- aunque no me lo quieran decir, es posible que él esté...-

-Él estará bien, Kiki- le dijo Angel.

-¿Cómo lo sabes?-

-Confía en mí-

Mientras, dentro, Afrodita abrió la carta. En ella, decían que eran una organización secreta y que querían que les entregaran a Kiki, o si no matarían a Mu.

-Es claro- dijo Afrodita- que la persona que atacó a Kiki lo trataba de proteger... porque si no hubiera sido así, Kiki hubiera estado en la casa de Aries cuando ocurrió esto- dijo señalando la carta- y se lo hubieran llevado también-

-¿Y ella sabe algo?- preguntó Shion con calma.

-¿Ella?- preguntó Aioros, sin saber a quien se referían, pero todos lo ignoraron.

-Estoy seguro de que sí- dijo Afrodita- pero algo le impide decirlo-

-Debemos hacer que se quede aquí- dijo Saori- corre peligro si los que se llevaron a Mu...-

-No- dijo Shion- si se queda, ellos sospecharán, y Mu estará perdido... es el único recurso que tenemos...-

-¡No podemos pedirle que arriesgue así su vida!- dijo Afrodita- saben lo que harán si descubren que es...- pero un gesto de Shion lo interrumpió.

Aioros no entendió ni la mitad de la conversación pero parecía que Saori, Shion y Afrodita se entendían muy bien. Algo estaban ocultando los tres.

-Aioros- dijo Shion, interrumpiendo sus pensamientos- dile a Angel que pase. También llévate a Kiki contigo, ya que no tienes aprendiz. Cuídalo...y no digas nada de lo que escuchaste aquí-

Angel entró, cabizbajo, cuando Aioros salió.

-¿Tú sabes lo que sucedió?- preguntó Saori. El chico asintió.

-¿Viste lo que sucedió?- preguntó Shion. Misma respuesta- ¿Y lo sabías de antemano? ¿desde cuándo?-

-Desde anoche- dijo Angel- me enteré apenas una hora antes de que sucediera, y por eso...-

-Bueno- dijo Shion, interrumpiendo- cuéntanos que es lo que pretenden esos tipos, por favor-

Angel suspiró y comenzó a hablar.

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Shaka salió demasiado temprano del Santuario como para haberse enterado de lo que había sucedido con Mu la noche anterior. Salió con la misma paz que ya tenía desde hacía varios días. Llegó al templo donde siempre meditaba con Padma.

Al abrir la puerta, se quedó helado con lo que vio: el lugar estaba sumamente oscuro, y ninguna luz exterior se colaba hacia el interior del templo. Shaka intentó encender una vela, pero ésta se apagó al instante.

-¿Qué sucede?- murmuró Shaka.

Con su cosmo, el caballero dorado iluminó el lugar. Todo parecía más frío y solitario que nunca. Y vacío. En el lugar donde él y Padma meditaban, ya no quedaba nada más que el frío mármol del suelo. Y hablando del suelo...

-Imposible...-

Había unas letras escritas con sangre. 'RAVANA HA VUELTO, Y AQUÍ INICIA DE NUEVO EL RAMAYANA...' Shaka recordó lo que había aprendido en su infancia en la India. Eso quería decir que...

-¿Quiere decir que Padma era la princesa Sita?- murmuró Shaka- no es posible...-

Pero en ese momento, Shaka recordó su primera impresión cuando vio a Padma: 'parece la mismísima princesa Sita del Ramayana...'

-Maldito demonio Ravana- murmuró el caballero- pero no puedo dejar esto así... ella necesita mi ayuda, porque en tres días, el demonio perderá la paciencia y la matará... tengo que ir...-

Diciendo estas palabras, Shaka salió del templo rumbo al Santuario, para desde ahí averiguar el lugar donde se encontraba el demonio Ravana.

CONTINUARÁ...

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Gracias a todos los que me han dejado review... Espero que les esté gustando... Hasta el próximo capítulo...

Abby L.