CAPÍTULO 9: EL SECRETO DE SOFIA
Mu abrió los ojos con dificultad. Estaba en un cuarto húmedo y oscuro. Trató de levantarse pero no pudo, pues sentía su cuerpo pesado que se negaba a obedecerlo. La mayor parte de sus músculos estaban paralizados, y apenas podía respirar con dificultad. Sintió algo, un objeto delgado de metal en su frente. Intentó de nuevo levantarse, pero lo único que consiguió fue que se le escapara un débil gemido.
-Vaya, veo que el carnerito dorado ya está despierto...-
Mu se volvió con dificultad hacia donde hablaron. Era la mujer alta de la noche anterior. En ese momento, Mu lo recordó todo. La mujer ya no usaba máscara. Sus ojos eran rojos completamente, sus cabellos negros y tenía una horrible cicatriz que deformaba su rostro. No tenía cejas, y tenía dos puntos en la frente, igual que Mu. El caballero tenía la horrible sensación de conocerla...
-¿Qué...me...?- trató de decir, pero las palabras no le salían.
-No te esfuerces- le dijo la mujer con maldad- ¿sientes esa banda de metal en tu frente? No te permitirá usar tus poderes o teletransportarte. Ya lo comprobamos en otros fenómenos como tú-
¿Fenómenos? Si ella también era uno de ellos...Mu trató de nuevo de levantarse como respuesta.
-Seguro te preguntarás porque te trajimos aquí- continuó la mujer- te lo explicaré. Me llamo Ming Na. Como ya lo sabes, hace 10 años, más o menos, China invadió de nuevo el Tíbet y se lo anexó como parte del país. Somos los sirvientes del dios Ravana, y teníamos que asesinar a los 100 tibetanos que no lograron escapar a la India cuando China los venció. También sabes eso, porque tú estabas entre ellos-
-¿Ravana...?- murmuró. Lo recordó muy bien. Ravana era un demonio que había sido encerrado por Rama, un joven de la India, hacía varios cientos de años en Tíbet, y el Dalai Lama era el encargado de evitar que escapara. Mientras pensaba en eso, la banda de metal en su frente le dio una punzada de dolor. La mujer continuó.
-Pero nuestro plan tuvo una falla: once de ustedes escaparon de la muerte. Cinco eran de tu raza, y seis no. Tú fuiste uno de esos cinco-
-Cuatro- dijo Mu con debilidad- solo...escapamos...cuatro-
-Me temo que te equivocas- dijo Ming Na- llevábamos registro de todos los tibetanos que no llegaron a la India. Eso no importa. Nuestro dios nos maldijo por equivocarnos, y nos ordenó buscar a los once que escaparon-
-Ravana...no es un dios...-
-Ravana aún está prisionero en Tíbet, y ahora solo será liberado si tú y los otros diez derraman su sangre en lo que fue el Tíbet- sonrió con maldad- ya los tenemos a todos. Solo faltabas tú y tu hermanito-
-¿Qué...?-
-Encontramos fácilmente a las seis personas normales- continuó la mujer- en cuanto atrapamos a uno de tu raza, nos dimos cuenta que tendríamos problemas para retenerlos, por sus poderes mentales. Entonces encontramos la clave: un aparato que bloquea sus ondas mentales. Me refiero a esa banda de metal en tu frente. No solo impide la psicocinesis y el poder de teletransportarte, sino que los somete, los hace títeres a nuestra voluntad-
-¿Qué dices?-
-Sí. El proceso tarda un día en los hombres y solo una hora en las mujeres- dijo Ming Na, sonriendo con maldad de nuevo- Como te imaginarás, tenemos que llevarlos a Tíbet y derramar su sangre ahí para liberar a nuestro dios. Por eso necesitamos a tu hermanito también, porque él también escapó de Tíbet junto contigo... queríamos traerlo desde anoche, pero tú te negaste a ayudarnos...pero ahora será diferente-
-Yo nunca...les...ayudaré a...-
-No necesitamos tu información- dijo Ming Na- le dejamos una carta a Atena, diciendo que te mataríamos si no nos entregaban al niño. Eventualmente, los mataremos después...-
-No...-
-Pero tienes una oportunidad de salvar tu vida... y claro, tu mente- dijo Ming Na- puedes unirte a nosotros por las buenas, porque nuestro dios Ravana hizo un ejército de personas de nuestra raza. Si aceptas unirte a nuestro grupo...-
-Nunca- dijo Mu, reuniendo todas sus fuerzas.
-Lástima- dijo la mujer, sonriendo de nuevo, deformando aún más su horrible rostro- entonces será por las malas...-
Ming Na salió de ahí, riendo. Mu trató de levantarse de nuevo, sin éxito. Trató de teletransportarse, pero la banda de metal en su frente le provocó un enorme dolor punzante que lo obligó a cerrar los ojos. Desesperado, Mu rogaba que, en el Santuario, por nada del mundo les entregaran a Kiki.
Minutos después, tres hombres entraron. El caballero se sorprendió porque todos ellos eran de su misma raza. Todos miraron a Mu con desprecio y comenzaron a golpearlo e insultarlo, mientras éste seguía paralizado y no podía hacer nada para defenderse. Una vez que terminaron y se fueron, el caballero comenzó a tener unos pensamientos muy extraños... muy pesimistas.
************
En el Santuario, en el templo de Atena, Angel terminó de dar su explicación.
-Está claro- dijo Saori- que su objetivo es matarlos a ambos, a pesar de todo. Esa es la respuesta: tenemos que salvar a Mu sin entregarles a Kiki-
-Angel- dijo Shion- ve y averigua lo que puedas- El chico asintió y se fue.
-Ten cuidado- murmuró Afrodita.
-Ahora- dijo Shion- tenemos que planear que hacer cuando nos traiga la localización de esos sujetos-
**************
Shaka volvió al Santuario lo más rápido que pudo, buscando a Mu. Tenía que hablar con él, pues, como había nacido en el Tíbet, era el único caballero que conocía el poder maligno de los sirvientes de Ravana.
Shaka llegó al templo de Aries y se sorprendió mucho al hallarlo vacío. Corrió al de Tauro y le preguntó a Aldebarán por Mu.
-¿Acaso no lo sabes?- dijo Aldebarán, y le contó todo lo que Shion les había dicho: que esa noche, unos intrusos invadieron el Santuario y se llevaron a Mu con ellos.
-¿Qué dices?-dijo Shaka, sorprendido. No lo podía creer. Corrió a hablar con Shion. Seguramente en la desaparición de Padma y la de Mu estaban ligadas.
Cuando Shion escuchó la historia de Shaka, movió la cabeza negativamente.
-Me temo que todo el mundo está en peligro- dijo- entonces, el dios que tratan de liberar es Ravana... si matan a Mu, Kiki y los otros 9 que escaparon, Ravana podrá desatar todo su poder destructivo y acabará con todo...-
-Tengo que ir por ella...- dijo Shaka con tristeza- porque Ravana perderá la paciencia y matará a Padma...-
-Adelántate, Shaka- dijo Shion- ve a Tíbet, al antiguo palacio del Dalai Lama, que es donde hace 10 años mataron a los tibetanos...es muy posible que la tengan ahí-
-Entonces iré- dijo Shaka- intenten sacar a Mu de ahí, pero por ningún motivo les entreguen a Kiki...-
-Kiki estará en la casa de Sagitario- dijo Shion- ahí estará seguro-
************
Solenne y Sofía caminaban juntas por las calles de Atenas. La pelirroja estaba muy inquieta, como buscando algo. Solenne se sorprendió mucho de eso, pero no le preguntó nada a su amiga. Tres tipos altos, trajeados, se acercaron a ellas. Solenne se asustó al verse rodeada, pero al parecer, Sofía ya los conocía.
-La jefa te está esperando- le dijo uno de los tipos a la pelirroja- dice que es urgente-
-Ya voy- dijo ella.
-Sofía, ¿quiénes son?- preguntó Solenne en voz baja.
-Solenne, je dois aller avec ils- le susurró Sofía -tu ne dois pas suivre moi, s'il te plaît. Vais au Sanctuaire et ne dit pas rien a personne...- (n/a : traducción : 'Solenne, debo ir con ellos. No debes seguirme, por favor. Ve al Santuario y no le digas nada a nadie...')
-Mais...- (n/a: traducción: 'Pero...')
-Tu ne dois pas suivre moi...- dijo Sofía, y se separó de ella, para ir con los tres tipos. (n/a: traducción: 'No debes seguirme...')
Solenne dudó unos momentos, pero alcanzó a ver que uno de los tres sujetos que se fueron con su amiga llevaba una pistola. Asustada, la chica francesa decidió seguir a su amiga y a los tipos desde lejos.
Era fácil seguir a su amiga pelirroja gracias a sus llamativos cabellos. Los tipos altos volteaban a cada rato, como para asegurarse de que no fueran perseguidos. Solenne los siguió hasta una fábrica abandonada, donde los cuatro entraron.
-Tengo que avisarle a los demás- murmuró Solenne para sí misma- no creo que sea muy seguro que ella esté ahí sola...-
Cuando se volvió para salir corriendo de ahí, chocó contra un tipo trajeado, parecido a los que habían acompañado a Sofía. Otro más salió detrás de ella y la atrapó por la espalda.
-Vaya, vaya- dijo el sujeto que la había atrapado- ¿qué tenemos aquí...?-
-Una espía...-dijo el otro- y muy bonita...-
-¡Suéltenme!-
-Sería una lástima tener que matarte, preciosa- dijo otro hombre, saliendo de su escondite- pero antes nos divertiremos contigo un rato...- tomó el brazo de Solenne y le inyectó algo.
-¿Qué me...? ¡Suéltenme!- Los tres hombres la arrastraban hacia la fábrica. La chica se empezó a sentir mareada y con sueño, a pesar de la situación en la que estaba. De pronto, un hombre apareció frente a ellos.
-Déjenla en paz...-
-¡Camus!- gritó Solenne, algo aliviada.
-No te alegres tanto de que viniera este tipo- dijo uno de los sujetos- que de cualquier manera te llevaremos con nosotros...-
-Eso lo veremos- dijo Camus, apretando los puños.
Los tipos miraron con crueldad a Camus y luego a Solenne. En ese momento, el efecto de la sustancia que le habían inyectado a la chica se manifestó, haciendo que la chica se durmiera. Luego, uno de los tipos se la echó a la espalda y salió corriendo, protegido por los otros dos tipos.
-Ya verán- dijo Camus con odio, y salió corriendo tras ellos. Unos minutos más tarde, los tres hombres estaban congelados. Con delicadeza, levantó a la chica del suelo y se la llevó al Santuario.
************
Mu seguía en el suelo. Estaba desesperado. Ya había dejado de luchar y forcejear contra las esposas en sus manos. Era inútil. Y el efecto de la diadema de metal en su frente ya daba sus señales. Todo a su alrededor se veía más borroso.
-Es inútil- murmuraba el caballero para sí mismo- estoy perdido...no hay manera... ¿en qué estaba pensando...no merezco vivir siquiera...- y sus pensamientos eran cada vez más pesimistas.
De pronto, alguien entró al cuarto donde Mu estaba encerrado. El caballero abrió los ojos, pero éstos estaban en blanco y se negaban a ver. Mu sintió que alguien levantaba su rostro entre las manos. Podía escuchar la respiración suspirosa de la persona que tenía enfrente. Con un 'click', sintió que la diadema de metal que le quemaba la frente era removida. En ese momento, Mu sintió un alivio inmediato, y toda la angustia y la desesperanza desaparecieron de su corazón en un instante. Escuchó otro chasquido metálico, y sus manos fueron liberadas también.
Mu parpadeó y solo vio un brillo plateado. Parpadeó de nuevo: una máscara de plata. Era la otra mujer que había ido al Santuario la noche anterior, y estaba arrodillada junto a él.
-¿Tú?- preguntó extrañado- ¿por qué...?-
-No hagas preguntas- dijo ella- en unos minutos podrás teletransportarte de nuevo... descansa tu mente-
Mu parpadeó de nuevo. Todo se veía más claro ahora. Se sentó en el suelo.
-¿Porqué haces esto?- le preguntó el caballero- ¿quién eres?-
-Shh, calla- dijo ella- descansa tu mente y no digas nada...si me descubren, yo también moriré o algo peor...-
Mu la miró extrañado, pero su curiosidad era demasiada. Con un movimiento, el caballero le quitó la máscara. Vio el rostro conocido y asustado de una chica de ojos azules y cabellos rojos, con una banda azul en la frente.
-¿Sofía?- murmuró Mu- ¿qué...?-
-Shh, calla. Estaba tratando de ayudarlos- dijo ella, dejando que una lágrima resbalara por su mejilla- sabía que planeaban matarlos, a ti y a Kiki, y por eso...-
-Espera- la interrumpió Mu- tú no conocías a Kiki...-
-Eso no importa- dijo ella- ahora escucha con atención, para que le digas esto al Patriarca y a Atena: también se han llevado a una chica que se llama Padma, que creo que es amiga de Shaka. Creen que es la princesa Sita del Ramayana, y...-
-¿La que?-preguntó Mu. Ahora lo entendió todo, uniendo lo que recordaba y lo que había dicho Ming Na hacía unas horas, que antes no podía razonar. Hacía 10 años, en Tíbet, los sirvientes del demonio Ravana querían liberarlo. Para lograrlo, tenían que matar a los 100 tibetanos que aún vivían en ese país, y encontrar a la princesa Sita. Solo Mu y otros nueve, incluido Kiki, habían logrado escapar. ¿Pero qué tenía que ver Sofía en todo eso?
-Yo te lo explicaré, si quieres- dijo una voz femenina, casi adivinando sus pensamientos, desde la puerta. Era Ming Na y dos hombres enormes. Uno de ellos atrapó a Sofía y la tomó con fuerza de las muñecas, levantándola y haciéndola gritar de dolor. Ming Na acentuó su horrible sonrisa.
-Me engañaste, niña, lo admito- le dijo Ming Na, acercándose a Sofía, quien apretaba los ojos de dolor- pero tu cariño hacia este chico te traicionó. El caballerito dorado no lo entiende, pero le explicaré cual es la última pieza del rompecabezas- se acercó a la chica y le arrancó la banda azul de la frente. Había en ella dos marcas rojas iguales a las de Mu.
En ese momento, Mu tuvo un chispazo de reconocimiento.
-'No puede ser'- pensó-'si yo la vi morir...'-
Mu no pudo seguir pensando en eso, porque vio que algo le estaban haciendo a Sofía.
-Ahora, niña- prosiguió Ming Na- dijiste que ibas a ayudar a nuestro señor Ravana, dando tu sangre para que lo pudiéramos liberar; pero lo traicionaste, así que perderás tu mente y morirás también-
-Déjala- gritó Mu, y trató de evitar que la lastimaran. Con un ademán, Ming Na utilizó su psicoquinesis que Mu chocara contra la pared. Mientras, Ming Na sacó otra diadema de metal y se la puso a la chica pelirroja. El hombre que la sujetaba la soltó, y Sofía cayó al suelo sin ninguna fuerza. Los hombres se acercaron a Mu y le volvieron a poner la diadema. Luego, junto con la Ming Na, salieron del cuarto, y los dejaron encerrados.
Una vez solos, Mu se arrastró hacia donde estaba la chica, antes de perder su fuerza.
-Sofía- le preguntó con debilidad- ¿tú eres...?-
-Sí- dijo ella, antes de que acabara de preguntar. Con sus últimas energías, levantó los brazos y le quitó la diadema a Mu como la última vez. El caballero trató de quitarle la diadema a ella, pero no sabía como.
**************
-No ha regresado aún- murmuró Saori, preocupada.
-No te preocupes- dijo Shion- ya volverá...-
-¿A quien esperan?- preguntó Milo, quien iba a dejar algo con Shion.
-A nadie que te interese, Milo- dijo el Patriarca de mal humor.
-Vaya- dijo Milo- yo que tengo toda la intención de ayudar- y, ofendido, se fue bajando las escaleras hacia su templo.
En la casa de Acuario, Milo encontró a Camus apenas llegando con Solenne inconsciente en brazos. Le ayudó a colocarla en la cama mientras el caballero de Acuario le explicó como la había encontrado.
-Creo que ella vio algo importante- dijo Camus- porque la llamaron 'espía'-
-Pues...para saberlo tendremos que esperar a que despierte- dijo Milo.
***************
CONTINUARÁ...
Jeje, espero que les esté gustando Sigan mandando reviews!!!
DarkLady_Iria: jeje, claro que todo está relacionado entre sí... más de lo que te imaginas... ¡¡gracias por escribir!! Y otra cosa, me encantó el fic de 'Correspondencia', aunque ya te mandé un review para decírtelo ¡gracias!
Saria: gracias por escribir, espero que te guste también este chapter...
Abby L.
Mu abrió los ojos con dificultad. Estaba en un cuarto húmedo y oscuro. Trató de levantarse pero no pudo, pues sentía su cuerpo pesado que se negaba a obedecerlo. La mayor parte de sus músculos estaban paralizados, y apenas podía respirar con dificultad. Sintió algo, un objeto delgado de metal en su frente. Intentó de nuevo levantarse, pero lo único que consiguió fue que se le escapara un débil gemido.
-Vaya, veo que el carnerito dorado ya está despierto...-
Mu se volvió con dificultad hacia donde hablaron. Era la mujer alta de la noche anterior. En ese momento, Mu lo recordó todo. La mujer ya no usaba máscara. Sus ojos eran rojos completamente, sus cabellos negros y tenía una horrible cicatriz que deformaba su rostro. No tenía cejas, y tenía dos puntos en la frente, igual que Mu. El caballero tenía la horrible sensación de conocerla...
-¿Qué...me...?- trató de decir, pero las palabras no le salían.
-No te esfuerces- le dijo la mujer con maldad- ¿sientes esa banda de metal en tu frente? No te permitirá usar tus poderes o teletransportarte. Ya lo comprobamos en otros fenómenos como tú-
¿Fenómenos? Si ella también era uno de ellos...Mu trató de nuevo de levantarse como respuesta.
-Seguro te preguntarás porque te trajimos aquí- continuó la mujer- te lo explicaré. Me llamo Ming Na. Como ya lo sabes, hace 10 años, más o menos, China invadió de nuevo el Tíbet y se lo anexó como parte del país. Somos los sirvientes del dios Ravana, y teníamos que asesinar a los 100 tibetanos que no lograron escapar a la India cuando China los venció. También sabes eso, porque tú estabas entre ellos-
-¿Ravana...?- murmuró. Lo recordó muy bien. Ravana era un demonio que había sido encerrado por Rama, un joven de la India, hacía varios cientos de años en Tíbet, y el Dalai Lama era el encargado de evitar que escapara. Mientras pensaba en eso, la banda de metal en su frente le dio una punzada de dolor. La mujer continuó.
-Pero nuestro plan tuvo una falla: once de ustedes escaparon de la muerte. Cinco eran de tu raza, y seis no. Tú fuiste uno de esos cinco-
-Cuatro- dijo Mu con debilidad- solo...escapamos...cuatro-
-Me temo que te equivocas- dijo Ming Na- llevábamos registro de todos los tibetanos que no llegaron a la India. Eso no importa. Nuestro dios nos maldijo por equivocarnos, y nos ordenó buscar a los once que escaparon-
-Ravana...no es un dios...-
-Ravana aún está prisionero en Tíbet, y ahora solo será liberado si tú y los otros diez derraman su sangre en lo que fue el Tíbet- sonrió con maldad- ya los tenemos a todos. Solo faltabas tú y tu hermanito-
-¿Qué...?-
-Encontramos fácilmente a las seis personas normales- continuó la mujer- en cuanto atrapamos a uno de tu raza, nos dimos cuenta que tendríamos problemas para retenerlos, por sus poderes mentales. Entonces encontramos la clave: un aparato que bloquea sus ondas mentales. Me refiero a esa banda de metal en tu frente. No solo impide la psicocinesis y el poder de teletransportarte, sino que los somete, los hace títeres a nuestra voluntad-
-¿Qué dices?-
-Sí. El proceso tarda un día en los hombres y solo una hora en las mujeres- dijo Ming Na, sonriendo con maldad de nuevo- Como te imaginarás, tenemos que llevarlos a Tíbet y derramar su sangre ahí para liberar a nuestro dios. Por eso necesitamos a tu hermanito también, porque él también escapó de Tíbet junto contigo... queríamos traerlo desde anoche, pero tú te negaste a ayudarnos...pero ahora será diferente-
-Yo nunca...les...ayudaré a...-
-No necesitamos tu información- dijo Ming Na- le dejamos una carta a Atena, diciendo que te mataríamos si no nos entregaban al niño. Eventualmente, los mataremos después...-
-No...-
-Pero tienes una oportunidad de salvar tu vida... y claro, tu mente- dijo Ming Na- puedes unirte a nosotros por las buenas, porque nuestro dios Ravana hizo un ejército de personas de nuestra raza. Si aceptas unirte a nuestro grupo...-
-Nunca- dijo Mu, reuniendo todas sus fuerzas.
-Lástima- dijo la mujer, sonriendo de nuevo, deformando aún más su horrible rostro- entonces será por las malas...-
Ming Na salió de ahí, riendo. Mu trató de levantarse de nuevo, sin éxito. Trató de teletransportarse, pero la banda de metal en su frente le provocó un enorme dolor punzante que lo obligó a cerrar los ojos. Desesperado, Mu rogaba que, en el Santuario, por nada del mundo les entregaran a Kiki.
Minutos después, tres hombres entraron. El caballero se sorprendió porque todos ellos eran de su misma raza. Todos miraron a Mu con desprecio y comenzaron a golpearlo e insultarlo, mientras éste seguía paralizado y no podía hacer nada para defenderse. Una vez que terminaron y se fueron, el caballero comenzó a tener unos pensamientos muy extraños... muy pesimistas.
************
En el Santuario, en el templo de Atena, Angel terminó de dar su explicación.
-Está claro- dijo Saori- que su objetivo es matarlos a ambos, a pesar de todo. Esa es la respuesta: tenemos que salvar a Mu sin entregarles a Kiki-
-Angel- dijo Shion- ve y averigua lo que puedas- El chico asintió y se fue.
-Ten cuidado- murmuró Afrodita.
-Ahora- dijo Shion- tenemos que planear que hacer cuando nos traiga la localización de esos sujetos-
**************
Shaka volvió al Santuario lo más rápido que pudo, buscando a Mu. Tenía que hablar con él, pues, como había nacido en el Tíbet, era el único caballero que conocía el poder maligno de los sirvientes de Ravana.
Shaka llegó al templo de Aries y se sorprendió mucho al hallarlo vacío. Corrió al de Tauro y le preguntó a Aldebarán por Mu.
-¿Acaso no lo sabes?- dijo Aldebarán, y le contó todo lo que Shion les había dicho: que esa noche, unos intrusos invadieron el Santuario y se llevaron a Mu con ellos.
-¿Qué dices?-dijo Shaka, sorprendido. No lo podía creer. Corrió a hablar con Shion. Seguramente en la desaparición de Padma y la de Mu estaban ligadas.
Cuando Shion escuchó la historia de Shaka, movió la cabeza negativamente.
-Me temo que todo el mundo está en peligro- dijo- entonces, el dios que tratan de liberar es Ravana... si matan a Mu, Kiki y los otros 9 que escaparon, Ravana podrá desatar todo su poder destructivo y acabará con todo...-
-Tengo que ir por ella...- dijo Shaka con tristeza- porque Ravana perderá la paciencia y matará a Padma...-
-Adelántate, Shaka- dijo Shion- ve a Tíbet, al antiguo palacio del Dalai Lama, que es donde hace 10 años mataron a los tibetanos...es muy posible que la tengan ahí-
-Entonces iré- dijo Shaka- intenten sacar a Mu de ahí, pero por ningún motivo les entreguen a Kiki...-
-Kiki estará en la casa de Sagitario- dijo Shion- ahí estará seguro-
************
Solenne y Sofía caminaban juntas por las calles de Atenas. La pelirroja estaba muy inquieta, como buscando algo. Solenne se sorprendió mucho de eso, pero no le preguntó nada a su amiga. Tres tipos altos, trajeados, se acercaron a ellas. Solenne se asustó al verse rodeada, pero al parecer, Sofía ya los conocía.
-La jefa te está esperando- le dijo uno de los tipos a la pelirroja- dice que es urgente-
-Ya voy- dijo ella.
-Sofía, ¿quiénes son?- preguntó Solenne en voz baja.
-Solenne, je dois aller avec ils- le susurró Sofía -tu ne dois pas suivre moi, s'il te plaît. Vais au Sanctuaire et ne dit pas rien a personne...- (n/a : traducción : 'Solenne, debo ir con ellos. No debes seguirme, por favor. Ve al Santuario y no le digas nada a nadie...')
-Mais...- (n/a: traducción: 'Pero...')
-Tu ne dois pas suivre moi...- dijo Sofía, y se separó de ella, para ir con los tres tipos. (n/a: traducción: 'No debes seguirme...')
Solenne dudó unos momentos, pero alcanzó a ver que uno de los tres sujetos que se fueron con su amiga llevaba una pistola. Asustada, la chica francesa decidió seguir a su amiga y a los tipos desde lejos.
Era fácil seguir a su amiga pelirroja gracias a sus llamativos cabellos. Los tipos altos volteaban a cada rato, como para asegurarse de que no fueran perseguidos. Solenne los siguió hasta una fábrica abandonada, donde los cuatro entraron.
-Tengo que avisarle a los demás- murmuró Solenne para sí misma- no creo que sea muy seguro que ella esté ahí sola...-
Cuando se volvió para salir corriendo de ahí, chocó contra un tipo trajeado, parecido a los que habían acompañado a Sofía. Otro más salió detrás de ella y la atrapó por la espalda.
-Vaya, vaya- dijo el sujeto que la había atrapado- ¿qué tenemos aquí...?-
-Una espía...-dijo el otro- y muy bonita...-
-¡Suéltenme!-
-Sería una lástima tener que matarte, preciosa- dijo otro hombre, saliendo de su escondite- pero antes nos divertiremos contigo un rato...- tomó el brazo de Solenne y le inyectó algo.
-¿Qué me...? ¡Suéltenme!- Los tres hombres la arrastraban hacia la fábrica. La chica se empezó a sentir mareada y con sueño, a pesar de la situación en la que estaba. De pronto, un hombre apareció frente a ellos.
-Déjenla en paz...-
-¡Camus!- gritó Solenne, algo aliviada.
-No te alegres tanto de que viniera este tipo- dijo uno de los sujetos- que de cualquier manera te llevaremos con nosotros...-
-Eso lo veremos- dijo Camus, apretando los puños.
Los tipos miraron con crueldad a Camus y luego a Solenne. En ese momento, el efecto de la sustancia que le habían inyectado a la chica se manifestó, haciendo que la chica se durmiera. Luego, uno de los tipos se la echó a la espalda y salió corriendo, protegido por los otros dos tipos.
-Ya verán- dijo Camus con odio, y salió corriendo tras ellos. Unos minutos más tarde, los tres hombres estaban congelados. Con delicadeza, levantó a la chica del suelo y se la llevó al Santuario.
************
Mu seguía en el suelo. Estaba desesperado. Ya había dejado de luchar y forcejear contra las esposas en sus manos. Era inútil. Y el efecto de la diadema de metal en su frente ya daba sus señales. Todo a su alrededor se veía más borroso.
-Es inútil- murmuraba el caballero para sí mismo- estoy perdido...no hay manera... ¿en qué estaba pensando...no merezco vivir siquiera...- y sus pensamientos eran cada vez más pesimistas.
De pronto, alguien entró al cuarto donde Mu estaba encerrado. El caballero abrió los ojos, pero éstos estaban en blanco y se negaban a ver. Mu sintió que alguien levantaba su rostro entre las manos. Podía escuchar la respiración suspirosa de la persona que tenía enfrente. Con un 'click', sintió que la diadema de metal que le quemaba la frente era removida. En ese momento, Mu sintió un alivio inmediato, y toda la angustia y la desesperanza desaparecieron de su corazón en un instante. Escuchó otro chasquido metálico, y sus manos fueron liberadas también.
Mu parpadeó y solo vio un brillo plateado. Parpadeó de nuevo: una máscara de plata. Era la otra mujer que había ido al Santuario la noche anterior, y estaba arrodillada junto a él.
-¿Tú?- preguntó extrañado- ¿por qué...?-
-No hagas preguntas- dijo ella- en unos minutos podrás teletransportarte de nuevo... descansa tu mente-
Mu parpadeó de nuevo. Todo se veía más claro ahora. Se sentó en el suelo.
-¿Porqué haces esto?- le preguntó el caballero- ¿quién eres?-
-Shh, calla- dijo ella- descansa tu mente y no digas nada...si me descubren, yo también moriré o algo peor...-
Mu la miró extrañado, pero su curiosidad era demasiada. Con un movimiento, el caballero le quitó la máscara. Vio el rostro conocido y asustado de una chica de ojos azules y cabellos rojos, con una banda azul en la frente.
-¿Sofía?- murmuró Mu- ¿qué...?-
-Shh, calla. Estaba tratando de ayudarlos- dijo ella, dejando que una lágrima resbalara por su mejilla- sabía que planeaban matarlos, a ti y a Kiki, y por eso...-
-Espera- la interrumpió Mu- tú no conocías a Kiki...-
-Eso no importa- dijo ella- ahora escucha con atención, para que le digas esto al Patriarca y a Atena: también se han llevado a una chica que se llama Padma, que creo que es amiga de Shaka. Creen que es la princesa Sita del Ramayana, y...-
-¿La que?-preguntó Mu. Ahora lo entendió todo, uniendo lo que recordaba y lo que había dicho Ming Na hacía unas horas, que antes no podía razonar. Hacía 10 años, en Tíbet, los sirvientes del demonio Ravana querían liberarlo. Para lograrlo, tenían que matar a los 100 tibetanos que aún vivían en ese país, y encontrar a la princesa Sita. Solo Mu y otros nueve, incluido Kiki, habían logrado escapar. ¿Pero qué tenía que ver Sofía en todo eso?
-Yo te lo explicaré, si quieres- dijo una voz femenina, casi adivinando sus pensamientos, desde la puerta. Era Ming Na y dos hombres enormes. Uno de ellos atrapó a Sofía y la tomó con fuerza de las muñecas, levantándola y haciéndola gritar de dolor. Ming Na acentuó su horrible sonrisa.
-Me engañaste, niña, lo admito- le dijo Ming Na, acercándose a Sofía, quien apretaba los ojos de dolor- pero tu cariño hacia este chico te traicionó. El caballerito dorado no lo entiende, pero le explicaré cual es la última pieza del rompecabezas- se acercó a la chica y le arrancó la banda azul de la frente. Había en ella dos marcas rojas iguales a las de Mu.
En ese momento, Mu tuvo un chispazo de reconocimiento.
-'No puede ser'- pensó-'si yo la vi morir...'-
Mu no pudo seguir pensando en eso, porque vio que algo le estaban haciendo a Sofía.
-Ahora, niña- prosiguió Ming Na- dijiste que ibas a ayudar a nuestro señor Ravana, dando tu sangre para que lo pudiéramos liberar; pero lo traicionaste, así que perderás tu mente y morirás también-
-Déjala- gritó Mu, y trató de evitar que la lastimaran. Con un ademán, Ming Na utilizó su psicoquinesis que Mu chocara contra la pared. Mientras, Ming Na sacó otra diadema de metal y se la puso a la chica pelirroja. El hombre que la sujetaba la soltó, y Sofía cayó al suelo sin ninguna fuerza. Los hombres se acercaron a Mu y le volvieron a poner la diadema. Luego, junto con la Ming Na, salieron del cuarto, y los dejaron encerrados.
Una vez solos, Mu se arrastró hacia donde estaba la chica, antes de perder su fuerza.
-Sofía- le preguntó con debilidad- ¿tú eres...?-
-Sí- dijo ella, antes de que acabara de preguntar. Con sus últimas energías, levantó los brazos y le quitó la diadema a Mu como la última vez. El caballero trató de quitarle la diadema a ella, pero no sabía como.
**************
-No ha regresado aún- murmuró Saori, preocupada.
-No te preocupes- dijo Shion- ya volverá...-
-¿A quien esperan?- preguntó Milo, quien iba a dejar algo con Shion.
-A nadie que te interese, Milo- dijo el Patriarca de mal humor.
-Vaya- dijo Milo- yo que tengo toda la intención de ayudar- y, ofendido, se fue bajando las escaleras hacia su templo.
En la casa de Acuario, Milo encontró a Camus apenas llegando con Solenne inconsciente en brazos. Le ayudó a colocarla en la cama mientras el caballero de Acuario le explicó como la había encontrado.
-Creo que ella vio algo importante- dijo Camus- porque la llamaron 'espía'-
-Pues...para saberlo tendremos que esperar a que despierte- dijo Milo.
***************
CONTINUARÁ...
Jeje, espero que les esté gustando Sigan mandando reviews!!!
DarkLady_Iria: jeje, claro que todo está relacionado entre sí... más de lo que te imaginas... ¡¡gracias por escribir!! Y otra cosa, me encantó el fic de 'Correspondencia', aunque ya te mandé un review para decírtelo ¡gracias!
Saria: gracias por escribir, espero que te guste también este chapter...
Abby L.
