CAPITULO 10: RECUERDO DEL PASADO
Mu había colocado a la chica en su regazo, con la cabeza apoyada sobre su pecho. No podía quitarle esa diadema, y tenía el horrible presentimiento de que el tiempo se le estaba acabando. Ming Na se lo había dicho: ese aparato les robaba la mente...en los hombres, el proceso dura un día; pero en las mujeres, una hora.
-Es...inútil- murmuró ella con debilidad.
-No lo es- dijo Mu- no te dejes vencer...-
-Mu...- le dijo ella- yo...soy...Lhasa...-
-Pero, ¿cómo pudiste sobrevivir?-
****flashback****
-¡CORRAN!- gritaban varias personas- ¡son ellos! ¡son los sirvientes de Ravana!-
Mu, de diez años, miraba como no solo su casa, sino todo su pueblo era reducido a cenizas por el fuego de los hombres que iban armados y con antorchas. Días antes, Ravana había pedido ayuda a todos los de su raza para destruir al mundo, y muchos se habían negado.
Mu miraba encolerizado como varios hombres y mujeres de su misma raza quemaban las casas y mataban a la gente. Corrió a la casa junto a la suya, que también se estaba incendiando.
-¡Lhasa!- gritó- ¡Lhasa! ¿dónde estás?-
-Aquí- dijo una voz débil. Mu encontró a una niña pelirroja de su edad, apretando su brazo izquierdo con la mano derecha, mientras un bebé lloraba en la cama cerca de ella.
-¿Qué te pasó?-
-Una bala en mi hombro- dijo ella- pero estoy bien-
Mu rompió una de las mangas de su camisa y la ató al brazo de Lhasa, para contener la hemorragia.
-Parece que la bala salió- le dijo a la niña- vamos, en India iremos a un hospital-
-Sí- dijo ella, y tomando al bebé con su brazo sano, salieron corriendo de la casa.
-Ahí están- dijo uno de los sirvientes de Ravana, que los alcanzó a ver a lo lejos- ¡no los dejen escapar!-
-¡Corre, Lhasa!- le decía Mu.
Pero el peso del bebé y su brazo herido del que aún corría sangre le impedían correr tan rápido como era necesario. Otra bala alcanzó a la niña y la hizo caer al suelo.
-¡Lhasa!- gritó Mu, y volvió a donde estaba ella. No le alcanzó a ver la herida, pero sí notó que la palidez de la niña iba aumentando- vamos, Lhasa, te llevaré-
-Me...me voy a morir, Mu- le dijo Lhasa entre lágrimas- ya...no puedo hacer nada para salvarme...llévate a mi hermano... sálvense ustedes...-
-¡No!- dijo Mu, pero ella cerró los ojos y perdió la conciencia. Con lágrimas en los ojos, Mu tomó al bebé y siguió corriendo. Una vez lejos, se escondió tras una enorme roca y miró atrás.
Los sirvientes de Ravana habían alcanzado a Lhasa. Mu vio como una mujer de su raza volteaba boca arriba el cuerpo de la niña con un pie, con desprecio.
-Pobre niña estúpida- dijo la mujer en voz alta- y se hubiera salvado, todo por intentar salvar al bebé... ¡Ahora busquen al otro!- ordenó.
Mu se llenó de ira. Puso al bebé en el suelo y se mostró a los que lo perseguían.
-¡Aquí estoy!- gritó- y les haré pagar por lo que le hicieron a Lhasa. ¡Stardust Revolution!-
El ataque le dio a la mujer en el rostro. Aprovechando la confusión, Mu tomó al bebé de nuevo y corrió sin detenerse hasta encontrar a otros ocho tibetanos que también habían escapado, unos de su propia raza y otros no. Después de llegar a la India, Mu se fue al Santuario.
***********
-¿Cómo no moriste?- preguntó Mu- si la otra bala...-
-Yo... un hombre...me encontró...y me salvó...- dijo ella- la bala...me dio... aquí...- señaló su tobillo- dile...a él... a mi hermano... que...que lo siento...-
-No- le dijo Mu- tú se lo dirás. No te vayas, no dejes que ese objeto te venza...- la abrazó con fuerza.
-Ya...no...tengo...fuerzas...-
-Hazlo por tu hermano- le dijo Mu- tienes que decírselo...- pero los ojos de Sofía se pusieron en blanco-¡no...!-
Tres hombres trajeados entraron al cuarto.
-El proceso casi termina- dijo uno- y la jefa nos dio permiso de divertirnos con ella hasta que lleguemos a Tíbet. Ahora entrégala, que su mente ya está perdida para siempre y su cuerpo ya es lo único que queda de ella...-
-Nunca- dijo Mu, abrazándola con más fuerza.
-Entrégala- dijo otro hombre- sabes bien que está perdida para siempre...-
-No- dijo Mu, y movió a la chica con delicadeza- Sofía, despierta, por favor...- trató de nuevo quitarle la diadema de metal. No pudo. Intentó de la otra manera, apretando en vez de aflojando. La diadema se abrió- vamos, Sofía, despierta...-
La chica no respondió. Sus ojos seguían en blanco. Los tres hombres rieron burlonamente.
-Vamos, Sofía- le dijo Mu- Kiki y yo te estamos esperando... ¡despierta!-
Sofía parpadeó. Miró a su alrededor, confundida y asustada. Cuando vio a Mu, Sofía sonrió y lo abrazó, quien se sonrojó ligeramente, sorprendido.
-¡No es posible!- dijo uno de los hombres- tu mente debería haber estado sometida a nosotros...-
Sofía no pudo contestar, porque se desmayó. Mu comprendió que esto había sido porque se había agotado demasiado luchando contra el aparato de metal, pero ya estaba fuera de peligro. El caballero la tomó en brazos y se dirigió a la salida.
-¿Te olvidas de algo?- le preguntó uno de los hombres- tienes que vencernos antes de irte...-
-Ah, sí- dijo Mu indiferente- gracias por recordármelo...- levantó un brazo- ¡Stardust Revolution!-
Una vez vencidos los tres hombres, Mu salió de ahí con Sofía en sus brazos.
*************
En el Santuario, en la casa de Sagitario, Kiki seguía haciendo preguntas sobre su maestro. Aioros ya se había cansado de contestar una tras otra con frases como 'no lo sé', 'no tengo idea' y 'deja de estar molestando', entre otras. Aún le dolía el golpe que se había dado la noche anterior.
Cuando Kiki por fin dejó de molestar y se fue a dormir, Aioros también se tendió sobre su cama boca arriba. Vaya que si era agotado cuidar a Kiki, y compadecía a Mu. Suspiró. Alguien tocó la puerta de su habitación.
-Pasen- dijo desganado. 'Otra vez Kiki no' pensó. Pero no fue Kiki, sino Andrea, quien entró.
-Quise saber que estuvieras bien...- dijo ella, sonriente- la última vez que te vi estabas inconsciente...-
-Gracias- dijo él, con una sonrisa tan encantadora que Andrea se quitó la máscara y lo besó.
-¿Y porqué fue eso?- preguntó Aioros.
-Nada más- le dijo Andrea- duérmete un rato, porque ya vi que Kiki no te ha dejado descansar...-
**************
-¡Mu!- gritó Aldebarán, quien cuidaba la casa de Aries- ¿qué sucedió? ¿dónde has estado? ¿quién es...?- pero con un ademán Mu le pidió que se callara.
-Aldebarán, ¿dónde está Kiki?-
-En el templo de Sagitario, con Aioros- le dijo- ambos están bien-
Aliviado, Mu puso a Sofía en una cama, la arropó con cuidado, y llamó a Shion y a Kanon. Le explicó al Patriarca todo lo que sabía y lo que había pasado. Se extrañó mucho que Shion hiciera tantas preguntas sobe la chica.
-Camus trajo también a una chica- le explicó Shion- creo que es amiga de ella- Mu se encogió de hombros. Shion continuó- ¿qué más da? Entonces Kanon se quedará aquí a vigilar mientras duermes, porque debes descansar tu mente para recuperarte del efecto de ese aparato...-
Kanon asintió, y se retiró a la entrada de la casa de Aries.
-Le avisaré a Kiki que estás bien- le dijo Shion a Mu, quien hizo una expresión de sufrimiento. Shion sonrió- pero no sufras, no le permitiré venir a verte hasta mañana-
-Gracias- le dijo Mu, aliviado. Una vez que el Patriarca se fue, Mu se tendió sobre la cama, junto a la chica, que seguía durmiendo profundamente. Cerró los ojos, y un sueño dulce y tranquilo llegó a él.
**************
-¿Dice que mi maestro está bien?- Kiki estaba a punto de saltar y gritar de alegría.
-Sí, Kiki, pero está muy cansado- le dijo Shion- quédate aquí, mañana podrás verlo-
-Pero...-
-Nada de peros, Kiki- dijo Shion con cariño, aunque también con firmeza- deja que descanse... ya sabes que está bien-
*************
En la casa de Acuario, Milo y Camus acababan de escuchar las noticias de Shion, y aunque estaban aliviados de que Mu estuviera a salvo, se sorprendieron de que Sofía también fuera de la misma raza que Mu.
-No sabía que hubiera más de ellos- dijo Milo.
-Ahora están por todo el mundo, desde que destruyeron el Tíbet hace 10 años- dijo Camus- aunque nunca creí que hubiera uno en Grecia-
En ese momento, Solenne despertó de su sueño inducido, asustada y confundida al encontrarse en un sitio extraño. Camus lo notó y la tranquilizó.
-Está bien- le dijo con cariño- estás en la casa de Acuario- y le explicó como la había encontrado y lo que sucedió después.
-¡Sofía!- gritó Solenne, recordando de pronto- esos hombres la llevaron con ellos, y...-
-Tranquila- le dijo Camus- Sofía también está aquí, en la casa de Aries. Alguien la está cuidando-
Solenne suspiró aliviada y abrazó a Camus, quien la recibió sonrojándose visiblemente. Milo solo emitió un silbidito y, notando que sobraba, se fue a su casa con una enorme sonrisa burlona.
****************
A la mañana siguiente, Mu abrió los ojos, y lo primero que vio fue el rostro asustado de Kiki.
-¿Kiki?- preguntó- ¿qué pasa?-
-¡Estás bien!- gritó el niño lleno de alegría.
-Shhh- Mu temía despertar a Sofía, pero la chica estaba profundamente dormida aún-¿qué sucedió contigo?- le preguntó en un susurro.
-Pues... hablé con Aioros, pero alguien me insertó una aguja o algo en el brazo, y me quedé dormido. Cuando desperté, me dijeron que te habían llevado...-
-Así fue- dijo Mu, y abrazó al pequeño. Tuvo tanto miedo de que lo hubieran lastimado a él también. Shaka tenía razón: aunque en realidad era el hermano de Lhasa, Kiki era ya como su propio hermano. Ahora, acababa de descubrir que Sofía era realmente Lhasa.
Mu recordaba perfectamente como los padres de Lhasa y la mayoría de la gente de Tíbet se negaron a ayudar a Ravana a conquistar y destruir el mundo. Y que muchos de su misma raza, como Ming Na, cayeron en la tentación del poder de Ravana les ofrecía.
-¿Quién es ella?- preguntó Kiki, sacando a Mu de sus pensamientos- ¿es la chica de la que me hablaste?-
-Sí- le dijo Mu con sinceridad- ella me salvó, arriesgando su vida...- bajó la mirada con tristeza- Kiki, hay algo que debo decirte-
-¿Qué es?- preguntó. Mu suspiró. Tenía que decirle la verdad.
-¿Recuerdas lo que te conté sobre tu hermana?-
-Sí- dijo Kiki- que la mataron, y te pidió que me salvaras...-
-Así lo creí-
-¿Qué quieres decir?-
-Que... que tu hermana está con vida- le dijo Mu, sonriendo.
-¿Es...?- preguntó Kiki sorprendido.
-Pregúntaselo tú mismo-
-¿Puedo...?-
Mu asintió. Con un delicado movimiento, Kiki despertó a la chica. Sofía abrió los ojos, algo confundida de estar en un lugar extraño. Pasó su mirada de Kiki a Mu y sonrió.
-¿Tú eres Lhasa?- preguntó Kiki- ¿eres mi hermana?-
Sofía lo miró, algo sorprendida. De nuevo, pasó su vista de Kiki a Mu, quien le sonrió y asintió. Ella también sonrió y abrazó a Kiki.
-Sí, yo soy Lhasa- y no pudo evitar que varias lágrimas se escaparan de sus ojos. Kiki también lloraba de alegría. Mu no quiso estorbar en ese reencuentro de hermanos y salió de la habitación sin hacer ruido.
*************
-¿Qué demonios les pasó a ustedes dos?- Máscara Mortal reprendía a su sobrino Dante y a Alejandro, el aprendiz de Milo.
-Nada- dijeron los dos a coro.
-Ambos ya han causado suficientes problemas- dijo el caballero dorado- ¿ahora que hicieron?-
-Pues... queríamos salir con unas chicas...mayores que nosotros- dijo Dante y, ante la mirada de su maestro, se corrigió- bueno, todo fue idea de Alejandro.
'De tal maestro tal alumno' pensó Máscara Mortal.
-Sí, pero no tenía que golpearme- reclamó Alejandro.
-Lo tienes bien merecido- dijo una chica detrás de el. Máscara Mortal y los dos chicos voltearon. Cómo había llegado ahí, no tenían ni idea. Los dos chicos palidecieron y se escondieron detrás de Máscara Mortal.
-¿Y, se puede saber quien eres y cómo llegaste aquí?- preguntó el caballero dorado.
-Me llamo Kila- dijo la chica- vine porque este par de pervertidos han estado molestándome. También estaban siguiendo y molestando a Rahula, y quiero darles su merecido...-
-No me digas...- dijo Máscara Mortal, con una sonrisa malévola para Dante y Alejandro. La chica sonrió, y los dos chicos palidecieron, si es que era posible, aún más.
***************
-Me alegro de que Mu esté bien- dijo Saori- ahora tenemos que pensar en lo que está haciendo Shaka en Tíbet-
-Sí, tenemos que decidir algo pronto con respecto a eso- dijo Shion- Ravana pronto tendrá la fuerza suficiente para destruir al mundo...-
CONTINUARÁ...
Hola!!! Espero que les esté gustando... ¡¡Sigan mandando reviews, los aprecio muchísimo!!
Abby L.
Mu había colocado a la chica en su regazo, con la cabeza apoyada sobre su pecho. No podía quitarle esa diadema, y tenía el horrible presentimiento de que el tiempo se le estaba acabando. Ming Na se lo había dicho: ese aparato les robaba la mente...en los hombres, el proceso dura un día; pero en las mujeres, una hora.
-Es...inútil- murmuró ella con debilidad.
-No lo es- dijo Mu- no te dejes vencer...-
-Mu...- le dijo ella- yo...soy...Lhasa...-
-Pero, ¿cómo pudiste sobrevivir?-
****flashback****
-¡CORRAN!- gritaban varias personas- ¡son ellos! ¡son los sirvientes de Ravana!-
Mu, de diez años, miraba como no solo su casa, sino todo su pueblo era reducido a cenizas por el fuego de los hombres que iban armados y con antorchas. Días antes, Ravana había pedido ayuda a todos los de su raza para destruir al mundo, y muchos se habían negado.
Mu miraba encolerizado como varios hombres y mujeres de su misma raza quemaban las casas y mataban a la gente. Corrió a la casa junto a la suya, que también se estaba incendiando.
-¡Lhasa!- gritó- ¡Lhasa! ¿dónde estás?-
-Aquí- dijo una voz débil. Mu encontró a una niña pelirroja de su edad, apretando su brazo izquierdo con la mano derecha, mientras un bebé lloraba en la cama cerca de ella.
-¿Qué te pasó?-
-Una bala en mi hombro- dijo ella- pero estoy bien-
Mu rompió una de las mangas de su camisa y la ató al brazo de Lhasa, para contener la hemorragia.
-Parece que la bala salió- le dijo a la niña- vamos, en India iremos a un hospital-
-Sí- dijo ella, y tomando al bebé con su brazo sano, salieron corriendo de la casa.
-Ahí están- dijo uno de los sirvientes de Ravana, que los alcanzó a ver a lo lejos- ¡no los dejen escapar!-
-¡Corre, Lhasa!- le decía Mu.
Pero el peso del bebé y su brazo herido del que aún corría sangre le impedían correr tan rápido como era necesario. Otra bala alcanzó a la niña y la hizo caer al suelo.
-¡Lhasa!- gritó Mu, y volvió a donde estaba ella. No le alcanzó a ver la herida, pero sí notó que la palidez de la niña iba aumentando- vamos, Lhasa, te llevaré-
-Me...me voy a morir, Mu- le dijo Lhasa entre lágrimas- ya...no puedo hacer nada para salvarme...llévate a mi hermano... sálvense ustedes...-
-¡No!- dijo Mu, pero ella cerró los ojos y perdió la conciencia. Con lágrimas en los ojos, Mu tomó al bebé y siguió corriendo. Una vez lejos, se escondió tras una enorme roca y miró atrás.
Los sirvientes de Ravana habían alcanzado a Lhasa. Mu vio como una mujer de su raza volteaba boca arriba el cuerpo de la niña con un pie, con desprecio.
-Pobre niña estúpida- dijo la mujer en voz alta- y se hubiera salvado, todo por intentar salvar al bebé... ¡Ahora busquen al otro!- ordenó.
Mu se llenó de ira. Puso al bebé en el suelo y se mostró a los que lo perseguían.
-¡Aquí estoy!- gritó- y les haré pagar por lo que le hicieron a Lhasa. ¡Stardust Revolution!-
El ataque le dio a la mujer en el rostro. Aprovechando la confusión, Mu tomó al bebé de nuevo y corrió sin detenerse hasta encontrar a otros ocho tibetanos que también habían escapado, unos de su propia raza y otros no. Después de llegar a la India, Mu se fue al Santuario.
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-¿Cómo no moriste?- preguntó Mu- si la otra bala...-
-Yo... un hombre...me encontró...y me salvó...- dijo ella- la bala...me dio... aquí...- señaló su tobillo- dile...a él... a mi hermano... que...que lo siento...-
-No- le dijo Mu- tú se lo dirás. No te vayas, no dejes que ese objeto te venza...- la abrazó con fuerza.
-Ya...no...tengo...fuerzas...-
-Hazlo por tu hermano- le dijo Mu- tienes que decírselo...- pero los ojos de Sofía se pusieron en blanco-¡no...!-
Tres hombres trajeados entraron al cuarto.
-El proceso casi termina- dijo uno- y la jefa nos dio permiso de divertirnos con ella hasta que lleguemos a Tíbet. Ahora entrégala, que su mente ya está perdida para siempre y su cuerpo ya es lo único que queda de ella...-
-Nunca- dijo Mu, abrazándola con más fuerza.
-Entrégala- dijo otro hombre- sabes bien que está perdida para siempre...-
-No- dijo Mu, y movió a la chica con delicadeza- Sofía, despierta, por favor...- trató de nuevo quitarle la diadema de metal. No pudo. Intentó de la otra manera, apretando en vez de aflojando. La diadema se abrió- vamos, Sofía, despierta...-
La chica no respondió. Sus ojos seguían en blanco. Los tres hombres rieron burlonamente.
-Vamos, Sofía- le dijo Mu- Kiki y yo te estamos esperando... ¡despierta!-
Sofía parpadeó. Miró a su alrededor, confundida y asustada. Cuando vio a Mu, Sofía sonrió y lo abrazó, quien se sonrojó ligeramente, sorprendido.
-¡No es posible!- dijo uno de los hombres- tu mente debería haber estado sometida a nosotros...-
Sofía no pudo contestar, porque se desmayó. Mu comprendió que esto había sido porque se había agotado demasiado luchando contra el aparato de metal, pero ya estaba fuera de peligro. El caballero la tomó en brazos y se dirigió a la salida.
-¿Te olvidas de algo?- le preguntó uno de los hombres- tienes que vencernos antes de irte...-
-Ah, sí- dijo Mu indiferente- gracias por recordármelo...- levantó un brazo- ¡Stardust Revolution!-
Una vez vencidos los tres hombres, Mu salió de ahí con Sofía en sus brazos.
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En el Santuario, en la casa de Sagitario, Kiki seguía haciendo preguntas sobre su maestro. Aioros ya se había cansado de contestar una tras otra con frases como 'no lo sé', 'no tengo idea' y 'deja de estar molestando', entre otras. Aún le dolía el golpe que se había dado la noche anterior.
Cuando Kiki por fin dejó de molestar y se fue a dormir, Aioros también se tendió sobre su cama boca arriba. Vaya que si era agotado cuidar a Kiki, y compadecía a Mu. Suspiró. Alguien tocó la puerta de su habitación.
-Pasen- dijo desganado. 'Otra vez Kiki no' pensó. Pero no fue Kiki, sino Andrea, quien entró.
-Quise saber que estuvieras bien...- dijo ella, sonriente- la última vez que te vi estabas inconsciente...-
-Gracias- dijo él, con una sonrisa tan encantadora que Andrea se quitó la máscara y lo besó.
-¿Y porqué fue eso?- preguntó Aioros.
-Nada más- le dijo Andrea- duérmete un rato, porque ya vi que Kiki no te ha dejado descansar...-
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-¡Mu!- gritó Aldebarán, quien cuidaba la casa de Aries- ¿qué sucedió? ¿dónde has estado? ¿quién es...?- pero con un ademán Mu le pidió que se callara.
-Aldebarán, ¿dónde está Kiki?-
-En el templo de Sagitario, con Aioros- le dijo- ambos están bien-
Aliviado, Mu puso a Sofía en una cama, la arropó con cuidado, y llamó a Shion y a Kanon. Le explicó al Patriarca todo lo que sabía y lo que había pasado. Se extrañó mucho que Shion hiciera tantas preguntas sobe la chica.
-Camus trajo también a una chica- le explicó Shion- creo que es amiga de ella- Mu se encogió de hombros. Shion continuó- ¿qué más da? Entonces Kanon se quedará aquí a vigilar mientras duermes, porque debes descansar tu mente para recuperarte del efecto de ese aparato...-
Kanon asintió, y se retiró a la entrada de la casa de Aries.
-Le avisaré a Kiki que estás bien- le dijo Shion a Mu, quien hizo una expresión de sufrimiento. Shion sonrió- pero no sufras, no le permitiré venir a verte hasta mañana-
-Gracias- le dijo Mu, aliviado. Una vez que el Patriarca se fue, Mu se tendió sobre la cama, junto a la chica, que seguía durmiendo profundamente. Cerró los ojos, y un sueño dulce y tranquilo llegó a él.
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-¿Dice que mi maestro está bien?- Kiki estaba a punto de saltar y gritar de alegría.
-Sí, Kiki, pero está muy cansado- le dijo Shion- quédate aquí, mañana podrás verlo-
-Pero...-
-Nada de peros, Kiki- dijo Shion con cariño, aunque también con firmeza- deja que descanse... ya sabes que está bien-
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En la casa de Acuario, Milo y Camus acababan de escuchar las noticias de Shion, y aunque estaban aliviados de que Mu estuviera a salvo, se sorprendieron de que Sofía también fuera de la misma raza que Mu.
-No sabía que hubiera más de ellos- dijo Milo.
-Ahora están por todo el mundo, desde que destruyeron el Tíbet hace 10 años- dijo Camus- aunque nunca creí que hubiera uno en Grecia-
En ese momento, Solenne despertó de su sueño inducido, asustada y confundida al encontrarse en un sitio extraño. Camus lo notó y la tranquilizó.
-Está bien- le dijo con cariño- estás en la casa de Acuario- y le explicó como la había encontrado y lo que sucedió después.
-¡Sofía!- gritó Solenne, recordando de pronto- esos hombres la llevaron con ellos, y...-
-Tranquila- le dijo Camus- Sofía también está aquí, en la casa de Aries. Alguien la está cuidando-
Solenne suspiró aliviada y abrazó a Camus, quien la recibió sonrojándose visiblemente. Milo solo emitió un silbidito y, notando que sobraba, se fue a su casa con una enorme sonrisa burlona.
****************
A la mañana siguiente, Mu abrió los ojos, y lo primero que vio fue el rostro asustado de Kiki.
-¿Kiki?- preguntó- ¿qué pasa?-
-¡Estás bien!- gritó el niño lleno de alegría.
-Shhh- Mu temía despertar a Sofía, pero la chica estaba profundamente dormida aún-¿qué sucedió contigo?- le preguntó en un susurro.
-Pues... hablé con Aioros, pero alguien me insertó una aguja o algo en el brazo, y me quedé dormido. Cuando desperté, me dijeron que te habían llevado...-
-Así fue- dijo Mu, y abrazó al pequeño. Tuvo tanto miedo de que lo hubieran lastimado a él también. Shaka tenía razón: aunque en realidad era el hermano de Lhasa, Kiki era ya como su propio hermano. Ahora, acababa de descubrir que Sofía era realmente Lhasa.
Mu recordaba perfectamente como los padres de Lhasa y la mayoría de la gente de Tíbet se negaron a ayudar a Ravana a conquistar y destruir el mundo. Y que muchos de su misma raza, como Ming Na, cayeron en la tentación del poder de Ravana les ofrecía.
-¿Quién es ella?- preguntó Kiki, sacando a Mu de sus pensamientos- ¿es la chica de la que me hablaste?-
-Sí- le dijo Mu con sinceridad- ella me salvó, arriesgando su vida...- bajó la mirada con tristeza- Kiki, hay algo que debo decirte-
-¿Qué es?- preguntó. Mu suspiró. Tenía que decirle la verdad.
-¿Recuerdas lo que te conté sobre tu hermana?-
-Sí- dijo Kiki- que la mataron, y te pidió que me salvaras...-
-Así lo creí-
-¿Qué quieres decir?-
-Que... que tu hermana está con vida- le dijo Mu, sonriendo.
-¿Es...?- preguntó Kiki sorprendido.
-Pregúntaselo tú mismo-
-¿Puedo...?-
Mu asintió. Con un delicado movimiento, Kiki despertó a la chica. Sofía abrió los ojos, algo confundida de estar en un lugar extraño. Pasó su mirada de Kiki a Mu y sonrió.
-¿Tú eres Lhasa?- preguntó Kiki- ¿eres mi hermana?-
Sofía lo miró, algo sorprendida. De nuevo, pasó su vista de Kiki a Mu, quien le sonrió y asintió. Ella también sonrió y abrazó a Kiki.
-Sí, yo soy Lhasa- y no pudo evitar que varias lágrimas se escaparan de sus ojos. Kiki también lloraba de alegría. Mu no quiso estorbar en ese reencuentro de hermanos y salió de la habitación sin hacer ruido.
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-¿Qué demonios les pasó a ustedes dos?- Máscara Mortal reprendía a su sobrino Dante y a Alejandro, el aprendiz de Milo.
-Nada- dijeron los dos a coro.
-Ambos ya han causado suficientes problemas- dijo el caballero dorado- ¿ahora que hicieron?-
-Pues... queríamos salir con unas chicas...mayores que nosotros- dijo Dante y, ante la mirada de su maestro, se corrigió- bueno, todo fue idea de Alejandro.
'De tal maestro tal alumno' pensó Máscara Mortal.
-Sí, pero no tenía que golpearme- reclamó Alejandro.
-Lo tienes bien merecido- dijo una chica detrás de el. Máscara Mortal y los dos chicos voltearon. Cómo había llegado ahí, no tenían ni idea. Los dos chicos palidecieron y se escondieron detrás de Máscara Mortal.
-¿Y, se puede saber quien eres y cómo llegaste aquí?- preguntó el caballero dorado.
-Me llamo Kila- dijo la chica- vine porque este par de pervertidos han estado molestándome. También estaban siguiendo y molestando a Rahula, y quiero darles su merecido...-
-No me digas...- dijo Máscara Mortal, con una sonrisa malévola para Dante y Alejandro. La chica sonrió, y los dos chicos palidecieron, si es que era posible, aún más.
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-Me alegro de que Mu esté bien- dijo Saori- ahora tenemos que pensar en lo que está haciendo Shaka en Tíbet-
-Sí, tenemos que decidir algo pronto con respecto a eso- dijo Shion- Ravana pronto tendrá la fuerza suficiente para destruir al mundo...-
CONTINUARÁ...
Hola!!! Espero que les esté gustando... ¡¡Sigan mandando reviews, los aprecio muchísimo!!
Abby L.
