CAPÍTULO 13: LA PORTADORA DE LA LLAVE

Los aprendices, las dos amazonas y Kanon llegaron a las afueras de Tíbet.

-¡Esperen! Siento una horrible cosmoenergía- dijo Kanon- ¿no la sienten ustedes también?-

-Tienes razón- murmuró Marín, mirando a su alrededor- varias personas se acercan...-

-No pueden avanzar- dijo una voz autoritaria cerca de ellos.

Todos miraron hacia arriba. Por lo menos veinte hombres, todos de la misma raza de Shion, Mu, Kiki y Sofía, se lanzaron sobre ellos, atacándolos utilizando sus poderes telequinéticos.

-¡Cuidado!- gritó Angel, clavando una rosa blanca en el pecho de uno de los hombres que estaban a punto de atacar a dos de los aprendices.

-Aguja escarlata- gritó Alejandro, hiriendo a otro.

-¡Cristal Net!- Kiki paralizó así a varios de ellos, para permitir que los otros caballeros los vencieran, y pensó en agradecer a Mu toda su insistencia en que aprendiera esa técnica tan pronto lo viera.

Todos los aprendices pelearon y vencieron fácilmente a los veinte hombres. Siguieron caminando, adentrándose cada vez más en un bosque.

-Pero, ¿qué es eso?- dijo Pierre señalando unos bultos en el suelo. Todos se acercaron a ellos. Pero si eran...

-¡Son ellos!- gritó Rahula- son los caballeros dorados-

Los diez jóvenes estaban en el suelo, al parecer inconscientes. Pero parecía que cada uno de ellos estaba teniendo una horrible pesadilla, porque sus respiraciones eran intranquilas y agitadas, todos tenían un sudor frío y una palidez mortal...todos gemían y se movían, desesperados.

-¿Qué debemos hacer?- preguntó Kiki, confundido- ¿deberíamos despertarlos?-

-Creo que será lo más conveniente...- dijo Kanon, mirando el rostro pálido y sufriente de su gemelo- no quiero seguir viéndolos así...-

**************

Mu luchaba desesperado contra los dos hombres que lo sostenían. Solo escuchaba los desgarradores gritos de Sofía y las risas malvadas de los hombres. Y Kiki solo estaba de pie junto a él, con los ojos en blanco.

-¡No!- gritaba una y otra vez- ¡déjenlos!-

Pero de pronto, se sintió como transportado a otro lugar, como si alguien lo estuviera jalando hacia arriba. Al principio se resistió: tenía que ayudar a Sofía y a Kiki. Pero unos segundos después solo vio una luz y despertó.

-¿Qué pasa?- dijo, parpadeando. Vio a Kiki frente a él- ¡Kiki! ¡estás bien!-

-Sí- dijo Kiki, confundido.

-¿Y Sofía? ¿ella está bien?-

-Pues... sí- dijo Kiki- la última vez que la vi estaba a salvo...-

Mu miró a Kiki con sospecha. Kiki tragó saliva: no había visto a su hermana desde que los caballeros dorados se habían ido del Santuario.

-Yo la vi antes de que viniéramos, Mu- dijo Angel con voz ronca- estaba con Solenne en la casa de Piscis-

Ligeramente más tranquilo, Mu observó a su alrededor. Los demás caballeros dorados se despertaban, uno tras otro, algunos con más o menos facilidad. Ninguno podía creer que lo que acababan de vivir fuera una pesadilla: les había parecido tan real.

Los que más se resistieron a despertar fueron Camus, Aioria y Aioros, porque no sabían que era un sueño, y eran a quienes más les dolía la situación en la que se habían encontrado. Camus inmediatamente preguntó por Solenne, haciendo que Milo solo levantara una ceja, intrigado.

Aioria despertó con los ojos llenos de lágrimas, pero al ver que Marín y Aioros estaban bien, suspiró aliviado y abrazó a la chica.

Aioros también abrazó a Andrea, sin querer soltarla nunca.

-Aioros- dijo ella- me estás ahogando...-

-Lo...lo siento- dijo él, aflojando un poco su abrazo, pero sin soltarla- es que...-

-No sufras- dijo ella- todo está bien...-

Mu miraba con tristeza: a él le hubiera gustado ver a Sofía para sentirse más tranquilo... y Camus pensaba lo mismo: ojalá Solenne estuviera ahí.

-Bueno, volvamos al Santuario- dijo Kanon- hace ya mucho tiempo de que salimos y Saori debe estar esperando...-

Cuando iban ya de regreso, Mu y Milo escucharon unos ruidos que provenían del bosque. Les parecía que era la voz de alguien gritando. Intrigados, se miraron entre ellos y, diciendo a los demás que los alcanzarían en unos minutos, se separaron del resto y se internaron en el bosque.

***************

Unos pasos más adelante, había otros dos hombres más de la misma raza de Mu, que sostenían a una chica que no lo era. Era de tez blanca, de ojos verdes y cabellos negros que llegaban hasta sus hombros, pero cubrían parcialmente su rostro. Llevaba un pantalón de mezclilla, una blusa roja. La muchacha, que tenía las manos atadas a la espalda, luchaba por librarse de ellos, pero estaba herida y no lo logró, ya que los dos hombres la arrastraban literalmente.

-¡Ya suéltenme!- gritaba la chica, forcejeando.

-Ni lo sueñes, bonita- le dijo uno de los hombres- tenemos órdenes de no dejar que te acerques a ese lugar...-

-¡Suéltenme!- pero los dos hombres no hicieron más que reír y seguir arrastrando a la chica hacia una cabaña del bosque.

-Tenemos planes para ti- le dijo el otro hombre- Ming Na nos ha ordenado que no te dejemos ir hasta que Ravana haya terminado con Shaka y los caballeros dorados...-

-¡Suéltenme!- gritó aún más fuerte al escuchar el nombre de Shaka. La chica se retorcía y forcejeaba con todas sus fuerzas, pero solo conseguía lastimarse porque los hombres no parecían dispuestos a soltarla.

-Deja de hacer eso, bonita, o te vas a lastimar más...- le dijo uno de ellos.

-Es mejor que vengas con nosotros por las buenas-

-Ni hablar...-

La chica logró zafarse de ellos cuando abrieron la puerta, pero dos pasos más adelante cayó al suelo por culpa de su tobillo lastimado. Uno de los dos hombres la levantó y la introdujo a la cabaña, mientras el otro cerró la puerta. Una vez adentro, la dejaron caer sobre una cama, y ambos se acercaron a ella, amenazantes.

-Y bien- dijo uno de ellos- ¿dónde está?-

-No les diré nada- dijo ella. El hombre que preguntó le respondió con una bofetada.

-No queremos lastimarte, niña- dijo el hombre, tomándola de la barbilla- así que danos lo que escondes o tendremos que registrarte y quitártelo a la fuerza... aunque no nos molestaría...- agregó, mirándola con malicia.

La chica no respondió. Se limitó a mirarlos con odio.

-¿Eso significa que nos lo darás?- dijo el hombre

-En tus sueños- gritó la chica, enfurecida.

-Bueno, entonces supongo que tendremos que buscarlo nosotros mismos- dijo uno de los hombres mientras registraba los bolsillos de su pantalón.

-¡No! ¡Basta!- gritó la chica, luchando con todas sus fuerzas, mientras los hombres solo se burlaban de ella, sabiendo que no podía hacer nada. En ese momento, llamaron a la puerta.

-¿Quién demonios será?- dijo uno de los hombres.

-No lo sé- dijo el otro- pero escóndela, por si las dudas- señaló a la chica.

El hombre metió una tela en la boca de la chica, y la metió en un pequeño cuarto. Ella ya no tenía fuerzas para seguir resistiéndose. Mientras tanto, el otro hombre abrió la puerta. No vio el rostro de nadie, solo un puño que chocó contra su rostro y lo tiró al suelo.

-¿No les han dicho que no es de buena educación molestar así a una señorita?- dijo Milo, a quien le pertenecía el puño.

-¿Y no sabías que es de mala educación meterte en asuntos ajenos?- dijo el tipo desde el suelo, intentando usar su psicocinesis en Milo, pero Mu logró evitarlo justo a tiempo.

-Ni lo sueñes- dijo el caballero de Aries- no son los únicos con ese poder por aquí...-

-Vamos, Mu- dijo Milo, poniendo el pie en el pecho del hombre al que acababa de golpear. Mu entró a buscar al otro sujeto y lo venció fácilmente. Cuando ambos quedaron inconscientes, los dos caballeros dorados buscaron a la chica.

-Debe estar por aquí- dijo Milo- escuché sus gritos-

Mu dio con el armario y abrió la puerta. Vio a la chica ovillada en una esquina, con las manos atadas a la espalda y temblando de miedo.

-Ya, ya...- le dijo Mu mientras desataba sus manos- no te haremos daño, venimos a ayudarte-

La chica se asustó al ver a Mu y salió corriendo de cuarto en cuanto se vio libre. En la puerta, chocó con Milo.

-¿Qué te pasa?- le dijo Milo, evitando que cayera al suelo- venimos a ayudarte-

Al parecer, ella no le temía a Milo, porque inmediatamente se refugió detrás de él, escondiéndose de Mu.

-¿Qué pasa?- preguntó Milo.

-Creo que ya lo sé, Milo- le dijo Mu- me tiene miedo, porque esos dos tipos que la atacaron son de la misma raza que yo...-

Mu se sentía muy avergonzado de que gente de su raza, quienes forjaron las armaduras de Atena, haya traicionado el camino de la verdad y se hayan vendido a Ravana.

-No le temas a Mu- le dijo Milo a la chica- ninguno de los dos te vamos a lastimar... somos caballeros de Atena-

-¿Caballeros de Atena?- dijo ella, cambiando su rostro asustado a una sonrisa- ¿quiere decir, que conocen a Shaka?-

-Sí, y me sorprendo de que tú también- dijo Milo- ¿que es lo que querían esos tipos?-

-Pues...ellos eran sirvientes de Ravana- dijo ella, dudosa- tengo algo que puede ayudarle a Shaka a vencer a Ravana. Tengo la llave de la espada de Rama-

-¿La que...?- dijo Milo.

-¿La llave de la espada de Rama?- preguntó Mu, y la chica asintió.

-Sí, la llave de la espada que venció a Ravana la última vez que se repitió el Ramayana- dijo ella- Shaka tiene que encontrarme y recibir la llave para vencer a Ravana de una vez para siempre-

-¿Y porqué no lo buscas tú y se la das?- dijo Milo.

-No puedo- dijo ella, negando con la cabeza- Shaka debe encontrarme y pedírmela. Yo no puedo buscarlo: así es el curso de las cosas...-

-Entiendo- dijo Milo- ¿no quieres que te llevemos con nosotros al Santuario? Al menos ahí estarás a salvo de ellos...-

La chica lo miró con una sonrisa y asintió.

-Entonces iremos- dijo Milo- ¿puedes caminar?-

-Creo que sí- y la chica se levantó, pero su tobillo se le dobló de nuevo y cayó en los brazos de Milo- lo siento- dijo la chica sonrojándose.

-No hay problema- dijo Milo- yo te llevaré- la tomó en brazos y salieron de ahí, seguidos por Mu. Milo estuvo a punto de preguntarle su nombre, pero la chica ya se había quedado dormida con la cabeza apoyada en su pecho.

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Una vez el en Santuario, Saori se sintió muy aliviada y alegre se volver a ver a sus caballeros dorados y a los aprendices, a pesar de lo mucho que estaba preocupada por Shaka. Los caballeros dorados se sorprendieron, porque juraban que Saori no se preocupaba para nada por ellos.

Lo primero que hizo Camus fue correr a la casa de Piscis a buscar a Solenne. La vio en la sentada en la entrada de la casa. Antes de que Camus pudiera decir algo, la chica se había lanzado a sus brazos, casi llorando de alegría. Mu se preocupó bastante al no ver a Sofía junto con la chica francesa en la entrada de la casa.

-Debe estar dormida, ya aparecerá- le dijo Afrodita, sonriente, al caballero de Aries- no te preocupes tanto por una chica...-

-Si yo fuera Mu me preocuparía- dijo Shura, en son de broma, al caballero de Piscis, mientras que Mu corría rumbo al último templo- es la primera vez que se sabe que una chica le tiene más confianza a Milo que a Mu...-

-No te burles de Mu, Shura- les dijo Milo, quien alcanzó a escuchar parte de la conversación.

-No me burlaba de él, Milo, sino de ti- dijo Shura, haciendo que Afrodita también estallara en carcajadas.

Cuando Mu entró al templo de Piscis, Sofía salió de una habitación, con las mejillas más sonrojadas de lo habitual. Mu la besó, feliz de verla a salvo de nuevo. Kiki interrumpió el beso, empujando ligeramente a su maestro hacia un lado y abrazando a su hermana por la cintura. Sofía se arrodilló y abrazó a su hermanito, sonriéndole a Mu, quien solo se encogió de hombros y le ofreció la mano para ayudarla a levantarse y llevarla a su templo.

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Esa noche, en la plataforma, Aioros y Andrea miraban el cielo, abrazados.

-Cuéntame- dijo Andrea- ¿que les hicieron? ¿por qué estaban así cuando los encontramos?-

-Pues, no lo sé muy bien- dijo Aioros- creo que querían atraparnos en nuestros propios miedos... como una pesadilla...-

-Ya veo- dijo Andrea- ¿y tú que soñaste?-

-¿Yo?- preguntó Aioros, sonrojado- yo soñé que algo malo les pasaba a todos, y me preocupé mucho, sobre todo por Aioria...y por ti...-

-¿Y por eso casi me ahogas?- dijo Andrea, sonriendo y acomodando su cabeza mejor en el pecho del caballero- yo también me preocupé mucho por ti, cuando te fuiste...-

Se quedaron en silencio unos minutos. Luego, sintieron un cosmo muy conocido y lleno de paz cerca del Santuario. Ambos miraron hacia la entrada. La persona que venía caminando estaba rodeada por su brillante cosmo.

-¡Shaka!- dijo Aioros- parece que ha vuelto-

Al parecer no fue el único en darse cuenta de la llegada de Shaka, porque vio a Mu salir a la entrada de su templo. Los caballeros de Aries y Sagitario corrieron junto con Andrea a la entrada a recibirlo. Shaka estaba ileso, salvo por unos cuantos rasguños en los brazos y en su rostro. En sus brazos, llevaba a una chica que ellos no conocían: morena, con los cabellos negros arreglados en una trenza y un punto rojo en su frente.

-¿Es ella?- preguntó Mu, y Shaka asintió.

-Ella es la reencarnación de Sita, la princesa del Ramayana- explicó Shaka- el demonio la tenía prisionera, pero logré traerla aquí para protegerla-

-¿Y está bien?- preguntó Mu, mirando a la chica preocupado.

-La drogaron con opio para que no huyera, pero una vez que se pase el efecto estará bien...- contestó el caballero de Virgo.

-Me alegra que estés bien, Shaka- dijo Aioros. Shaka sonrió.

-Les agradezco mucho lo que hicieron por mí- dijo Shaka- pero ahora entremos. Tengo que hablar con Saori-

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Milo vigilaba el sueño de la chica que habían salvado en el Tíbet, sentado junto a la cama donde ella dormía. No tenía ninguno de los rasgos de la raza de Mu. Las líneas de su rostro eran delicadas. El caballero había limpiado y curado con esmero hasta el más pequeño raspón en el cuerpo de la chica mientras ella dormía. También había vendado su tobillo lastimado, que estaba ligeramente inflamado. Cuando por fin, la chica despertó, lo primero que vio fueron un par de preocupados ojos azules.

-¿Estás bien?- preguntó Milo.

-Eso creo- dijo ella, parpadeando. Miró a su alrededor- ¿dónde estoy?-

-En el Santuario- dijo Milo- en el templo de Escorpión- la chica suspiró, algo aliviada. Milo le sonrió- ¿cómo te llamas?-

-Roxana- dijo ella, sonrojándose ligeramente.

-¿No eres...?- preguntó Milo, pero ella negó con la cabeza.

-No, yo nací en Grecia, pero siempre viví en un orfanato en China. Un hombre me ayudó a salir y me entregó la llave de la espada de Rama-

-¿Un hombre?- preguntó Milo- ¿cómo era?-

-Era un anciano- dijo Roxana- que vivía en los Cinco Picos de China-

-¿Dohko?- dijo Milo- ¿el anciano maestro?-

Roxana se encogió de hombros.

-Bueno, supongo que no importa mucho- dijo Milo- descansa... apenas son las doce de la noche-

-Yo...lamento haber desconfiado de tu amigo- dijo Roxana, como disculpándose- tenía mucho miedo de esos sujetos-

-No te preocupes- dijo Milo- estoy seguro de que Mu entenderá...- se levantó- bueno, te dejaré dormir, ya me voy a...-

-No, espera- dijo Roxana de pronto, como asustada- por favor, quédate aquí, tengo miedo- se levantó y abrazó a Milo, quien se sonrojó ligeramente.

-Sí...si tú quieres...-dijo Milo, algo confundido. La chica volvió a acostarse y se ovilló junto al caballero, quien acariciaba sus cabellos. Todo eso era muy confuso para Milo. Una vez que Roxana se durmió, Milo la arropó. Tomó una almohada y una sábana, y acercó el sillón a la cama. Se acomodó en el sillón y se quedó dormido casi de inmediato. Tantas sorpresas lo habían agotado por completo.

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-Los caballeros dorados escaparon, y ahora Shaka tiene a la princesa- dijo Ravana, enfadado- ¿sabes donde está la portadora de la llave?-

-Sí, señor- dijo Ming Na- ella también está en poder de los caballeros-

-Maldición- dijo Ravana- entonces, atacaremos el Santuario ahora mismo... un minuto más puede ser la diferencia entre ganar o perder...-

-Sí, señor- dijo Ming Na- inmediatamente-

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CONTINUARÁ...

Hola, chicos!!! Gracias a todos los que me han mandado reviews... Se acerca el final!!! (por fin!!! T-T)... Sigan mandando reviews...y yo seguiré escribiendo...

Abby L.