N.A.: Antes que nada, debo aclarar que Rurouni Kenshin no me pertenece, no es mío ni lo quiero. Solo lo uso por un egoísta interés personal de darle vuelo a mi imaginación torcida y divertirme en el proceso.

Esta historia corre paralela a LADRONA de Slayers y Soldado de Gundam Wing. Si no los han leído ¿Qué esperan bola de perezosos y pónganse al corriente? Ya estoy empezando a relacionar las historias.

LÉANLAS

Esta página esta auspiciada por (bueno realmente no está auspiciada por nadie, pero quise poner comerciales) Kioto No Koban.

De esta página obtuve mucha información de las técnicas que aquí aparecen, así que sugiero que la lean para que de familiaricen con ellas. Dirección:

Es altamente sugerible que la vean.

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Asesino

Capitulo 3 Viejas rencillas.

Sanosuke manejaba diestramente el Jetta negro que Hiko les dio para la misión. No tenía caso usar un Ferrari u otro coche lujoso que despertara sospecha. Ya suficiente era con que 2 tipos con cara de matones bajaran de un auto negro a mitad de la noche frente a un edificio que se suponía estaba cerrado.

A su lado estaba el pequeño asesino. Segurmente la adquisición más valiosa del Shinsengumi desde que Hiko sustituyera a Okita e Hijikata en el liderazgo después del Bakumatsu. Una de las personalidades más intrigantes que el joven de 19 años había conocido en toda su vida. Asesino de noche, kendoka de día. Extraño, pero agradable, cuando lo encontrabas de buenas.

Una de las razones por la cual no conversaban, era la lucha interna que Ken hacia con Battousai, cada vez que hacía un trabajo. Sano podía ver los continuos cambios de color en los ojos azules y dorados de su compañero de trabajo. Incluso en ocasiones lo escuchaba discutir en un susurro con su alter ego, como si estuviera en el mismo carro. Cosa que, si no lo hacía reír, por lo menos le provocaba escalofríos.

¿Quién era Sanosuke Sagara? Se preguntó el chavo de 19 años, cabello café demasiado rebelde (por algo Saito lo apodaba Cabeza de Gallo) Alto y delgado, con nudillos parecidos a hierro producto de años y años de peleas callejeras.

Recordaba un poco a su padre, Souzo Sagara. Uno de los grandes en la organización Chosu. Destinado a cubrirse de glorias al dirigir las operaciones del Sekijo, los sindicatos de obreros, a una nueva era. Con él, se respetarían los derechos de esas pobres personas en los trabajos y sus salarios serán justos. Sin embargo, como su existencia era un riesgo para los sindicatos del Bakufu, fue asesinado frente a los ojos de un niño, Sanosuke.

Durante un tiempo, ese niño vago por todo Kioto, metiéndose en peleas como único modo de sobrevivir, y se dio cuenta de que era bueno en eso. Al poco tiempo, una pequeña banda de rufianes lo acunó y lo sostenían solo porque podía pelear muy bien. 2 años entre esos chicos lo refinaron para ser "malo". Es aquí donde la providencia divina se muestra, ya que en uno de sus crímenes para obtener dinero, intentaron robar un monasterio budista, a las afueras de Kioto. El resultado fue que los miembros de la pandilla, a la que Sano había tomado como familia, lo dejaron para salvarse ellos.

Aún recordaba la mirada compasiva que el gigantesco monje le dirigía al preguntarle acerca de su familia y el porqué de sus actividades. Los ojos lo invitaron a sincerarse y al poco tiempo, se encontró llorando, arrodillado en el suelo mientras el monje le permitía quedarse en el monasterio el tiempo que quisiera.

Durante un tiempo, aprendió acerca del entrenamiento físico de los monjes de ese lugar. Y era tan intenso, que el pequeño Sano comenzó a crecer, fortaleciéndose cada día. Pasaron los años y al fin encontró algo de Paz.

Fue introducido en las enseñanzas fundamentales del Futae No Kiwami, siendo el próximo heredero del estilo y las responsabilidades que eso significaba. Y aún así, cuando fue dejado al frente del santuario mientras el monje que lo adoptó salía a uno de sus múltiples ratos de Meditación, lo atacaron muchos, muchos individuos.

Al principio rieron, al ver a un chico (en aquel entonces de 14 años) ponerse en una postura de defensa. Después de un par de piernas y brazos rotos, producto de ataques certeros de Futae no Kiwami, su risa desapareció, dejando entrar al que parecía el líder de ellos. Un sujeto tan grande como el monje que usaba en las manos una clase de guantes de hierro y usando un estilo bastante peculiar, dejó inconsciente a Sano y entre todos ellos encendieron fuego al monasterio.

Después de eso, Sano solo pudo recordar despertar en una cama de hospital, con vendas en las manos y los pies, viendo a un hombre alto y delgado que, contra las indicaciones del hospital, fumaba tranquilamente.

Breves presentaciones y se dio cuenta que era uno de los jefes de su padre. Hajime Saito, jefe de detectives del sector 3 de Kioto. Le propuso un trato.

Desde ese entonces, se vio obligado a desaparecer del conocimiento del moje que tanto le dio, para convertirse en un guerrero nocturno. Un ejecutor y defensor de los derechos de la gente. Y aficionado al anime.

Retratemos a Sanosuke. Poco menos de 1.80 y bastante delgado. Músculos endurecidos debido al duro entrenamiento que los paisajes helados proveen y un rostro que pudiera ser atractivo, si no estuviera permanentemente adornado por un esqueleto de pescado que ni el mismo Okina sabía de donde los sacaba.

Ojos cafés con intensidad decidida y corazón lo bastantemente bueno como para no tener los mismos dilemas del destajador a su lado. Su único consuelo es que al final, cuando termine con el Jupongatana (Shishio para se exacto) regresaría con Anji y, si lo aceptaba, seguir con su entrenamiento para ser oficialmente el heredero y sucesor del clan ... no tenían clan, pero ¿por qué no hacerlo?

- ¿Cuánto tiempo falta? - Preguntó una voz tranquila a su lado.

- Menos de 30 minutos. Estamos ahora a las afueras de Osaka y, si no hay tráfico que es cosa segura, llegaremos a la hora indicada.

Kenshin no respondió. Pasaba de nuevo por esos trances imperceptibles en donde cedía el control al destajador, manteniéndose siempre alerta para evitar que se destrampe. Cuando Kenshin abrió los ojos, estos brillaban con fulgor dorado.

- Estoy listo para luchar.

Sanosuke solo pudo sonreír.

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Unas cenizas caían al suelo.

Unos dedos callosos retiraban una mitad de cigarro de una boca pequeña, y esta, a su vez, exhalaba una nube de humo.

Lo más interesante de las transformaciones Kenshin/Battousai era que, hasta para el mas entendido, realmente parecían 2 personas distintas. Kenshin odiaba el cigarro, Battousai le convidaba los suyos a Saito. Y de hecho comenzó a fumar en el auto, sacando más durante la última media hora.

Estaban parados frente a un edificio de oficinas de pocos pisos y muchos sótanos. La base de Kanryuu Takeda en Osaka. Y estaban apunto de entrar. No era necesario discutir planes u opciones. El estilo de Battousai era: Entra como puedas, sal tranaquilo. Y eso se disponía ha hacer.

Tirando la colilla del cigarro lejos de sí, soltó dos tajos a la puerta de acero y cristal. Sanosuke la hizo explotar con sus puños. Las alarmas saltaron y en algún punto del edificio los guardias salían armados para contener y proteger. En la parte superior estaba Kanryuu y sus guardaespaldas.

Se separaron, cada uno por su lado.

Kenshin no corría, volaba entre los patéticos guardias quien solo desperdiciaban municiones que valían más que su triste existencia. A su paso, dejó un rastro de sangre, cuerpos destajados, mutilados, descabezados y desmembrados. Chorros de sangre que atestiguarían el paso de las almas de esos guardias vagar y clamar por la consciencia de Kenshin exigiendo una explicación por lo sucedido.

Y ni eso detenía a Battousai. Cada golpe, cada vida que tomaba era una emoción más que excitaba esa sed de sangre. Esta, una vez saciada, solo provocaba más y mas deseos hasta llegar ha ser una carnicería desmedida. Mas de 20 Guardias pasaron al otro mundo. Menos de 2 supieron lo que sucedió.

En su avance, Battousai pasó por 2 pisos, unas escaleras de incendio y finalmente a un corredor, 2 pisos debajo de donde Kanryuu debería estar. De pronto, una columna invisible de viento lo atacó, provocándole una herida en el brazo izquierdo.

- Battousai Himura. - Dijo la sombra de un sujeto de grandes proporciones que custodiaba la salida del corredor. - En esta noche, dejarás de ver la luz.

Battousai ni siquiera se quejó por el golpe de viento. Ni al sentir como su sangre fluía por la relativamente pequeña herida de su brazo lo hizo quejarse. Frente a él tenía al obstáculo (si bien no el mas grande) que entorpecería su misión. ¡Bien! Esto comenzaba ha hacerse aburrido.

- Tu debes ser Raijutta. El Asesino del Viento.

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Sanosuke en cambio, se dedicó a reventar costillas, brazos, piernas y de vez en cuando quijadas. Su rastro era menos sangriento, pero no por eso menos mortal. El precio por la venganza era ese, que otros lo pagaran. Sanosuke tenía una visión diferente de los asesinatos. En lugar de atormentarse con su conciencia manchada, para él solo era justicia. Aku Soku San. Cada individuo que mandaba a la otra vida era un riesgo menos para el Japón, el cual juró defender al entrar al servicio del Shinsengumi. Eso hacía más fácil enfrentar la realidad. Que era un asesino.

Con sus puños era tan efectivo como Himura con su espada. No dejaba testigos. Las víctimas solo veían una figura delgada envuelta en pantalones holgados blancos y polo del mismo color con la palabra "MALO" escrita en la espalda. Ah, si, con un esqueleto de pescado en la boca.

Después de muchos muertos (y dejando sin duda huérfanos y viudas) varias puertas rotas y boquetes en las paredes, llegó a 2 pisos debajo de donde, supuestamente estaba Kanryuu. Entonces todo comenzó ha salir mal. Un golpe tremendamente fuerte y doloroso se impacto en su estómago y lo mandó a volar muy lejos, hasta una pared dolorosamente dura. Pasó un par de segundos doliéndose por el impacto, hasta que se irguió. Frente a él estaba un sujeto, ligeramente más bajo que Sano, musculoso como Hiko y vistiendo al estilo gringo militar. Pantalones camufajeados, camiseta de tirantes, banda en la cabeza y botas militares. Lo peculiar era que sus brazos estaban protegidos por una especie de armadura acerada, puntiaguda en varios lugares. Este hombre caminaba con los brazos colgando frente a sí y una sonrisa maníaca en la cara.

- Bienvenido, señor Sagara. Mi nombre es Bajin Inui, y le aseguro que mi rostro será el último que verá.

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Ambos hombres se veían despreciativamente. Seguros de su técnica y fuerzas. Confiados que serían los ganadores y que el sol calentaría sus rostros de nuevo.

Raijuta vestía casi harapos. No por lo sucios o pobres que eran estos, sino por lo gastados que parecían. Era como una prenda gastada con gusto. Seguramente había visto muchas luchas, muertes, y agua. La katana que portaba en la mano derecha no era común, sino mas grande, en proporción con el usuario.

- No sabes cuanto tiempo he deseado enfrentarme a ti, Battousai. Quizás desde que venciste a Shishio. He estado entrenando con la esperanza de pelear contra el estilo Hiten Mitsurugi Ryu y vencerlo con mi Espada del Viento. Te aseguro que no veras la luz del día, nunca mas.

Battousai había adoptado una postura, mas bien, cómoda. Guardó la espada, se cruzó de brazos y miró a Raijuta de reojo. Con su siempre sonrisa cruel y burlesca en la cara.

- Ya terminaste de decir todo lo que hay en tu cabeza. - Las fosas nasales del ventoso asesino se ensancharon. - Par mí, no eres más que basura, mientras no demuestres lo que haces.

- De acuerdo, prepárate. Golpe de Viento.

Con las dos manos en la espada, Raijuta la llevó lo más atrás que sus coyunturas le permitían y con un movimiento rápido y poderoso cortó el aire. Una columna de viento, visible solo por el polvo que levantaba amenazaba con golpear a Battousai. Este solo se hizo a un lado.

Enfadado el asesino lanzó otro golpe, y otro, y otro mas. Solo para que fueran esquivados con presteza. La temperatura empezaba a subir, y llegó a su punto de ebullición cuando el asesino pelirrojo bostezó falsamente.

- ¿Es todo? Desperdiciaste 5 años de tu vida para no aprender nada.

La ceja de Raijuta tembló y se decidió por una técnica diferente.

- Sucesión.

Rápida y poderosamente, golpeó de nuevo el aire en varias direcciones, desatando una especie de estrella de viento que podían, si no rebanar, destrozar los huesos del que lo recibía. Battousai se puso serio. Con la mano en el mango de la espada, justo cuando iba ha ser golpeado, realizó la técnica Battou. La presión del aire provocada por la técnica partió la estrella ventosa, cuyas "mitades" se estrellaban en la pared detrás de él, con un impacto que dejaba marcas en el enjarre.

- Creo que... entiendo.

Llevando sus manos hacia atrás, imitando la postura de Raijuta, soltó un sablazo, desatando una ola de viento, casi iguala la primera.

Raijuta, impresionado, solo la pudo recibir. La ola no lo cortó, solo lo golpeó, dejándole una bonita marca vertical en la ropa. Unas cuantas gotas de sangre se le escurrieron de la boca.

- ¿Cómo...

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Definitivamente Sanosuke no quería que el rostro de Bajin fuera el último que podía ver. Simplemente era demasiado feo. Feo-Como-Una-Blasfemia, y no porque estuviera marcado o con cicatrices. Cielos, Kenshin tiene la cara marcada y aún así, es mas atractivo que ese. ¿Qué estoy pensando?

Sano sacudió la cabeza, como para ordenar las ideas, en tanto que Bajin pensó que era por dolor. Y hablando de dolor, Sanosuke casi ya no lo sentía. Solo fue la impresión y el ataque por sorpresa. Ahora que estaba concentrado, la herida ya no era tan grave. Aunque eso no opinaba Bajin.

- Como dije, seré lo último que verás. Y por lo que veo, ya estas a medio camino de morir. Jajajajajaja.

Su risa era despreciable.

- Calmate, amigo. - Una vez mas, un esqueleto de pescado apareció de la nada para añadir un poco de despreocupación a su cara. - Que aún no he entrado en calor.

Sin dar opción a réplica, Sanosuke inició la carga. Soltó una andada de golpes consecutivos destinados a hacerle un favor a Bajin y convertirle la cara en polvo (mucho mejor que la que tenía). Pero solo se encontró con un muro de acero.

Donde Sano pensó que los movimientos de los brazos de su oponente serían lentos, se encontraba que su velocidad era tan alta como la suya. Los músculos en los brazos y hombros tenían una razón. Se preparó para hacer un Futae No Kiwami para partir la armadura, cuando sintió un tremendo golpe en la barbilla. Un microsegundo después, su trasero saludaba al suelo de nuevo. Al levantar la cabeza encontró a Bajin sobándose el antebrazo, presumiendo la dureza del "conejo"

- Lo mas seguro es que un ignorante como tú no lo sepa. Este es el estilo Muteki. El nombre del ataque es Taijutsu Goufubaku.

[Racionalicemos un poco. Los pies bien puestos en el suelo. Se coloca todo el brazo en ángulo recto con el cuerpo. Como presumiendo la fuerza. Con un salto pequeño pero concentrado se golpea la mandíbula con el músculo endurecido del bíceps. En condiciones normales disloca la quijada o provoca daños en la columna vertebral. Repito, en condiciones normales.]

- Taijutsu Goufubaku. - Repitió Sano calladamente. - ¿Estilo Muteki?

- El estilo Muteki permite al practicante convertir todo su cuerpo en un arma. La forma del bloqueo lo hace superior defensivamente y no importa que tipo de ataque uses. No me tocaras un solo cabello.

- Supongo que por la armadura.

- Esta es especial. 2 centímetros de placas de acero superpuestas, forjadas como espadas y bordes afilados. Ni siquiera una Magnum abollaría esta belleza. - Para sorpresa se Sano, parecía que Bajin estaba vendiéndole la armadura. - Esto, aunado al estilo Muteki, me hacen un ser invencible y el maestro en el combate. ¿Entiendes?

Un momento de distracción, y la cara de Bajin se atravesó con el puño de Sanosuke. Gracias a Dios, dejó de hablar.

- Ya cállate, Rambo de segunda. ¿Qué pasa? ¿Un leve golpe y ya sangras? No eres muy resistente que digamos.

Y en efecto. Bajin estaba sangrando con un puñetazo, que no alcanzaría a incomodar a Saito. Y en serio fue leve. La nariz del "Rambo" sangraba profusamente. Y estaba furioso, lo que se dice furioso. Sin mas palabras que un "AAAAARRRGGGG" atacó a Sanosuke.

Las defensas normales no servían con alguien que usa metal filoso y puntiagudo para atacar. El dolor y las heridas en los brazos del cabeza-de- gallo lo demostraban. De alguna forma podria usar sus manos para un bloqueo, pero se arriesgaría a fracturar accidentalmente sus huesos. Bajin no daba tregua. Sus ataques los habían llevado del corredor a un habitación. (Debe ser dicho que las paredes eran de Tablaroca o sea placas de concreto delgadas y frágiles). Entonces, una vez conectado 2 golpes dolorosos y fuertes a la cara de Sano, Bajin saltó. Se esperaba que pateara el rostro. Pero en pleno vuelo, con las puntas de los pies, pateó la espinilla izquierda y el muslo derecho. Con ambas manos tomó el cuello de la víctima encajando las puntas de los dedos alrededor de las vértebras y con un giro, arrojó el cuerpo a una de las paredes la cual cedió y se desmoronó por el peso del saco de papas que resultó ser Sanosuke.

- Debo decirte que nadie, nadie me ha derrotado nunca. Ninguna técnica es capaz de vencer el estilo Muteki. No importa que tan fuerte seas, yo lo soy mas. Y no pod...

Sanosuke salía del boquete sobando su cuello y girando su cabeza para acomodar los huesos. Su mirada era de reto y en la boca, una sonrisa insolente se formaba, adornada con...

- Así que, ninguna técnica, ¿eh? ¿Crees que podrías resistir un Futae no Kiwami?

- Un Futae...¿Qué?

- Veo que un ignorante como tú no conoce las técnicas superiores. Permíteme mostrártelo.

Bajin sonrió y se colocó en posición de defensa con los brazos cruzados. Si solo era un puñetazo, se rompería la mano al atacar a una pared de acero forjado. Si, de esa forma sería más fácil vencerlo.

Sanosuke emprendió la embestida y cerró su puño fuertemente.

Bajin acomodó sus pies para soportar mejor el impacto.

Sanosuke golpeó y el Futae No Kiwami aventó un poco a Bajin. Solo un poco.

Los nudillos de Sano no soportaron la fuerza que él creyó necesaria para romper la armadura y estos se rompieron.

Las carcajadas de Bajin llenaron el cuarto y se callaron en cuanto su preciada armadura reventó en pedazos. Las dos.

Gestos de asombro de convirtieron en dolor cuando los huesos de los brazos también estallaron, tumbando al individuo y llenándolo de sangre.

Sanosuke se acercó y un esqueleto de pescado aterrizó en la barbilla de Bajin.

- Eres prometedor, pero aunque tu cuerpo es un arma, nunca hiciste de él una armadura para los ataques. Nunca avanzarás si solo te enfrentas contra quien sabes que puedes ganar. Lamentablemente no lucharé contigo otra vez.

Dicho esto, un golpe con la mano izquierda calló para siempre el gemido de Bajin. Y haciendo esto, se dirigió hacia donde estaba Kanryuu.

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- El aire, al ser cortado, provoca una onda de choque. Sin importar que tan pequeña sea, se produce. Mientras mas grande sea la velocidad y el objeto que lo empuja, la onda de aire será mas poderosa. Tus brazos son demasiado desarrollados, ideales para mover la espada a velocidad alta y producir ese efecto. Sin embargo, lo delgado de la hoja no es suficiente para provocar el golpe que deseas, por lo que debes girarla un poco, para que agarre más aire. Una vez que entiendes eso, es mas fácil, ¿no es así?

Raijuta estaba impresionado. Que pudiera ver a través de su técnica de esa forma después de unos golpes, y peor aún, que la hubiera imitado era algo que salía de sus expectativas.

Para él, así de grande y fuerte como era, era cansado soltar un ataque de viento. Una sucesión aún más. Y ahora ese pequeño rival lo atacó con una fuerza aún más grande que la que él le imprimía a los golpes. Sin duda producto del famoso Shin So Ku. Del cual solo Shougo Amakusa era dueño. ¿Oh no?

Y ahí estaba, ese enano, que en la penumbra, vestido de negro y esos ojos dorados llameantes llenos de odio y desprecio. Sujetando esa espada infalible lista para rebanar en pedacitos la carne de Raijuta. Este, por primera vez en su vida, sintió Miedo.

- No estoy tan equivocado. Ahora ya que par mí ya no hay sorpresa, ¿Por qué no peleas cercanamente? Me estoy aburriendo.

- No me des ordenes, enano. - Espetó a pesar del miedo. - Esta vez morirás. Estilo del Viento. Tornado Mortal.

Raijuta empezó a dar vueltas. La espada provocaba varias olas de viento que se quedaban alrededor de él. En unos pocos segundos, todo el polvo del cuarto formó un tornado con Raijuta como centro. Entonces, con un grito se desató.

Equivalente a mas de 10 Golpes de Viento y sin duda más destructivo. (El piso, las paredes y el techo quedaban marcados por la potencia del ataque.) Battousai no podía esquivarlo y necesitaría mas de una técnica Battou para romperla.

A gran velocidad, giró la espada, hasta que por unos momentos pareció un escudo circular. Gimió de esfuerzo al detener el golpe de aire, el cual lo empujaba hacia atrás, justo a la pared. Sabía que si bajaba la guardia sería destrozado por ese ataque. Retos, retos. A Battousai le encantan los retos.

Juntando sus fuerzas y con un grito, realizó un Ryu Sho Sen y rompió el ataque. Sonrisa macabra. Ahora sigue Raijuta.

- No, no es posible, no...

Fue lo último que pudo decir. Rápido como el viento, Battousai corrió sin esfuerzo y cortó limpiamente la cabeza de su oponente, la cual quedó con la expresión de terror que tanto le agradaba en sus víctimas. Un trofeo mas para presumir.

Ahora Kanryuu.

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Kanryuu era un hombre de unos 40 años. A base de traiciones y alianzas no muy respetable, había ascendido demasiado en el Jupongatana convirtiéndose en uno de los mas grandes e importantes proveedores de armas y droga. En especial heriona.

Era una lástima que aquella chica se hubiera perdido. No existía alguien capaz de fabricar heroína tan buena, y sobretodo barata en Japón, pero, bueno, no siempre se gana.

Sin embargo los pensamientos de sus problemas menores no estaban actualmente activos. Los pensamientos de proteger su vida estaban, en estos momentos mas activos que nunca.

Los guardia habían muerto, y de acuerdo con lo que le decían sus monitores, 2 de sus guardaespaldas también. Solo le quedaba Shougo, pero cuando se ponía a orar, solo Dios lo sacaba de su capilla. Maldito sea Shougo. Posiblemente el único a su servicio que detendría a Battousai. En estos momentos trataba de ejecutar el plan B. El cual no estaba rindiendo frutos.

- Por favor, solo con 2 armaduras tengo suficiente. Mi vida está en riesgo.

Kanryuu discutía con un hombre de unos 60 años, delgado y cabello totalmente blanco. Transmitido por videoconferencia desde... Escocia.

- Ya te lo dije, estamos en medio de una batalla. Me vi obligado a llamar a todas las unidades, incluso las de Japón.

- Batalla.

- Si, por la misma razón por la cual no puedo seguir conversando contigo. Adiós.

La comunicación se cortó.

- Maldito Quuenze, no puedo escapar, no puedo...

- Exacto. No puedes escapar. Piensa rápido.

Una especie de bola se alojó en sus brazos, los cuales por instinto los extendió. La bola cayó al suelo cuando Kanryuu se dio cuenta que era la cabeza de Raijuta con una expresión pura de terror. Levantó la mirada.

Ahí estaba, el demonio pelirrojo. Mirándolo con esos ojos inhumanos y esa aura asesina que lo dejaban espantado. Battousai sonrió al detectar como los pantalones de Kanryuu se humedecían.

- Kanryuu Takeda, he venido a tomar tu vida.

Sin previo aviso, la espada corta de su cintura voló justo a la cabeza del trabajo. Se hundió fuertemente en su cráneo y el cuerpo de Takeda cayó sin vida en lo que Battousai, desinteresadamente salía de la oficina.

Sanosuke lo esperaba.

- Ya está muerto, procede a investigar.

- Hecho.

Los ojos de Kenshin perdieron fulgor dorado y una sombra azul apareció en su centro al ver la mano de Sano.

- ¿Estas bien?

Al principio, la pregunta lo tomó fuera de guardia, hasta que su cerebro registraba el tono. Por un breve momento era Kenshin.

- Si, no es nada. Solo una revisión de Genzai y estaré bien. - Dijo este enseñando su puño recientemente vendado.

Los ojos regresaron a su dorado original.

- Iré con Shougo. No tardo.

- No dejes que te maten.

- Nunca.

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Shougo concluía su rutina de rezos nocturnos en la capillita que Kanryuu le había facilitado. Cristiano de nacimiento, nacido de una familia medio acomodada que recientemente se había mudado a Japón y huérfano a los 10 años, producto de un accidente de auto cercano a una cascada de Kioto. El pobrecillo Shougo Amakusa, pudo morir de no ser por alguien que sería su figura paterna por un tiempo.

Hiko Seijuro.

Último Sensei del glorioso estilo Hiten Mitsurugi Ryu, el máximo arte de la espada destinado a pproteger a las personas de ...

Para un cristiano, las espadas son malas, pero al ver que ya no tenía caso resistir la voluntad del Shishou, aceptó el entrenamiento. Durante años, Shougo se fue desarrollando, entrenando solitariamente con el Gran Hiko, hasta que este llegó con un niño (muy pequeño por cierto) pelirrojo.

El entrenamiento ahora fue para los dos, como un método de seguridad de que, si uno muriera en las enseñanzas finales, no perder el tiempo entrenando otro. Y así pasaron los años. Cuando Kenshin tenía 15 y Shougo 18, Hiko los puso a combatir, par decidir quien sería el destinatario de las enseñanzas finales del estilo, y Kenshin ganó. Y esa derrota marcaría el destino de Shougo.

Renuente a quedarse, viendo como la atención de su "padre" se la ganaba un mocoso, él se retiró. Rumiando rencor, y despecho, Shougo se retiró a una parte lejana, y a pesar que la intención principal era meterse de monje en algún monasterio jesuita o algo así, el amor al Kendo que Hiko le inculcó lo obligaron a seguir entrenando.

Pasaron los años y Shougo se convertía en uno de los mejores del Hiten Mitsurugi Ruy, sin las enseñanzas finales.

Aunque, desarrolló otras. En algún lugar, un fulano le enseñó las bases del Shin No Ippou, el cual mejorado con el HMR, desarrolló su técnica espacial, la única del Hijo De Dios (Si no podía ser hijo de Hiko, tenía que serlo de alguien) Ray Ryu Sen.

Una con la cual, pensaba derrotar a Himura. Ir con su cabeza con Hiko y exigir el entrenamiento fina. Si no acepta, pues simplemente lo dejará ciego hasta que por lo menos le dé la teoría.

De esa forma será finalmente El Hijo De Dios por mérito propio.

Para algo se tienen 31 años, se está tramado y se ha jurado venganza.

Para este momento.

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Kenshin/Battousai pateó la puerta de la capillita de Shougo. Llamarla -ita no era lo mas apropiado, ya que permitía un gran espacio para la lucha. Mas grande que un dojo normal y con un solo altar que no llegará a estorbar en dado caso.

Espacio, todo lo necesario.

Ambos contendientes omitieron las presentaciones. Se conocían demasiado bien, a pesar de tener casi 13 años de no verse. Y aún así, solo uno parecía no haber cambiado.

Los traumas y rencores de Shougo lo habían gastado físicamente. Su cabello presentaba canas prematuras y seguía siendo alto y delgado. Algunas ojeras y bolas debajo de los ojos revelaban varias noches de insomnio y múltiples cicatrices pequeñas restaban belleza a una cara atractiva.

Su atuendo era extraño. Parecía un sacerdote, con sotana negra, abierta en la parte frontal de la cintura para permitir una mejor movilidad. Cinturón de piel grueso de donde colgaba la omnipresente Katana para un practicante del HMR. Battousai sonrió. Mataría a un siervo de Dios. ¡Que lástima!

Las ideas se transmitieron sin palabras. Shougo leyó en esos ojos dorados y llameantes un profundo desprecio, odio y, aunque no quería reconocerlo, superioridad.

El combate inició.

Ambos contendientes usaron su Shin So Ku para un acercamiento, giraron 360° y realizaron un perfecto y sincronizado Ryu Kan Sen. Ambas espadas se encontraron con un terrible sonido. Sus pies se deslizaron unos centímetros al oponerse ambas fuerzas. Sus manos izquierdas tomaron la funda y nuevamente estas se encontraron. Al no decidirse quien podía ganar, ambos saltaron hacia atrás para un nuevo ataque.

Shougo aflojó su cuello en lo que Kenshin se despojaba de abrigo, el cual cayó pesadamente. (Shougo notó eso)

"¿Está peleando con peso? Entonces ¿su velocidad es mayor?"

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un grito de batalla. Kenshin corrió de nuevo hacia él y, un paso antes de llegar, saltó casi hasta el techo del lugar. "Ryu Tsui Sen" pensó Shougo y contraatacó con un Ryu Sho Sen.

El golpe de Shougo rechazó fácilmente al de Kenshin debido al escaso peso de éste (en comparación con el del "cura") lo que provocó que, en el impulso, Shougo girara rápidamente y practicara una muy generosa incisión en el hombro izquierdo de Battousai. Ambos contendientes se separaron.

Fueron solo 3 golpes, a lo mucho. Pero cada uno de ellos estaba cargado con fuerza y poder considerablemente grande. Kenshin en especial, jadeaba para controlar el dolor que sentía en su hombro, el cual, por razones obvias, sangraba abundantemente. Pero ¿porqué el izquierdo, en vez de anularlo con el derecho?

- ¿Qué planeas Shougo? ¿Quieres morir?

- Mi intención nunca ha sido matarte, no sin que antes me muestres el Ouji que maestro Hiko.

Kenshin sonrió. Era eso. Idiota.

Empuñó la vaina y la espada en cada mano. "¿Quieres el Ouji?"

- Prepárate Shougo, este es el estilo Hiten Mitsurugi. - Se arrojó hacia él. - Ryu Sou Sen Garami.

Shougo, apenas pudo eludir los golpes. 9 golpes aleatorios a los puntos vitales. Golpeando incluso con la vaina. Varias heridas aparecieron a lo largo de su cuerpo.

- Como puedes ver, existe una diferencia entre Ryu Sou Sen que aprendiste al Garami. Y si no puedes resistir este ataque, ¿Aun así quieres que te muestre el Ouji?

Orgullo, orgullosos de su fuerza y habilidad. Un momento, Fuerza, ¡Eso es! Sin importar que tan hábil era. Fuerza era lo que Shougo tenía, más que él. Ataques de fuerza. De Ken-ki. Esta era la ocasión de demostrar su habilidad. Ray Ryu Sen.

Se levantó. Puso su mejor cara de desafío y se alejó a una distancia conveniente.

- Creo firmemente que con el próximo golpe te derrotaré fácilmente. ¿Aceptas?

Battousai recordó aquella vez, en el ataque final del duelo, en el que Shougo apostó todo al Sou Ryu Sen mientras que él lo atacó con un Hi Ryu Sen. La cicatriz que le quedó en el pecho aún debería dolerle en los inviernos. No lo mató, pero pudo hacerlo, lo que demostraba su superioridad ante Shougo. Para Hiko eso fue suficiente.

El Estilo Hiten Mitsurugi Ryu permitía al practicante leer incluso el corazón del oponente, y esa mirada de Shougo lo tenía un tanto intranquilo. ¿Realmente tenía una técnica capaz de combatir con el Ouji? Eso era imposible. Pero ¿Y si no?

Toma medidas, toma medidas. Toma el abrigo.

Shougo vio como Kenshin clavaba la Katana en el suelo mientras tranquilamente se ponía el abrigo. Nuevamente, al observar el movimiento de la prenda pareció que sin duda era bastante pesada. Si su Shin So Ku era elevado sin el, Si se lo ponía ¿No lo hará más lento?

- Me pides el Ouji, y te daré un regalo. Prepárate.

Shougo registró la posición que adoptaba, lo cual no era ninguna Battou. Ni siquiera estaba seguro que fuera HMR.

Kenshin tomó la espada de la parte más alejada del mango con la mano izquierda. Plantó los pies en el suelo y adelantó la pierna derecha. Parecía postura Battou si no fuera por que los pies estaban demasiado separados y flexionados. Sostuvo la espada horizontal con la punta dirigiéndose a Shougo y la aseguró con las yemas de los dedos de la mano derecha. Giró el tronco hacia atrás e inclinó el cuerpo hacia delante.

"¿Qué clase de postura era esa?"

Por un momento ambos contendientes esperaron una señal invisible. En un instante, las pupilas de Battousai se contrajeron en un punto y se arrojó a una velocidad brutal.

- ¡A la carga!

Shougo por un momento se asustó. Su velocidad no se redujo ni un metro por hora, al contrario, parecía ser mas furiosa. Sus pues dejaban huellas notables en el piso. Solo sele ocurrió una cosa: Saltar.

Si Shougo estuviera allí, su cuello habría sido perforado por la poderosa estocada izquierda de Battousai. La pared, en cambio no tuvo tanta suerte. El muro cedió ante el golpe, parecido a un cañonazo y se colapsó en escombros y polvo.

Shougo comenzaba a bajar, desenvainando la espada.

- ¿Crees que has eludido mi ataque Shougo?

En un instante Battousai recuperó la postura origina, solo que apuntó la katana hacia arriba, contrajo fuertemente el brazo y saltó, lo más fuerte que sus piernas le permitían. Estocada.

Los ojos de Shougo se agrandaron de dolor. No había forma de precisar que tan grave sería la herida, ya que, por el momento, solo sentía DOLOR, aunado a sorpresa y furia. Miró hacia abajo.

Y unos brillantes ojos dorados lo saludaron.

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N.A.: JAJAJAJAJA, ¿qué pasó ahí? ¿Qué estoy haciendo?

Antes que nada, las técnicas de Raijuta son sacadas de la manga. Razon: nunca vi esapelea en el ánime ni en el manga, por lo que me las tuve que inventar. Y como no se Japones, los nombres son burdas etiquetas.

Agradecimientos.

Me gustaría agradecer (aunque dudo que lo llegue ha saber) a Linay, la autora del maravilloso Fic. Broken Pieces del cual tomé muchas ideas respecto la actividad de Kenshin en el bajo mundo de Kioto. Si saben ingles, léanlo, si no, pus aprendan bola de flojos.

Ashley-ketchum1, me alegra que ya estés entendiendo el Fic, jamás creí que fuera ha ser un poco complicado pero comprometo que conforme avance la historia todo se aclarará. Por cierto, pequeño reclamo, la info que te pasé en el e-mail era PARA TUS OJOS, no para que la mencionaras en los comentarios. Te perdono (que benévolo soy) pero otra de esas y mando a mi Battousai a pelear con tu Centella y ha ver quien gana. ¿Te parece? Otra cosa ¿Cómo una niña de 4-5 años se acostumbró de repente a ver tanta sangre? Es algo que no me explico. ¿Ya leíste Ladrona?

Gaby (hyatt: Si, pobrecito, pero estoy dispuesto ha llevar esa paranoia hasta el final y, o volverlo completamente loco o curarlo. ¿Tu que opinas? ¿Ya leíste Soldado y Ladrona? Te lo sugiero.

Tambien a todos aquellos que leyendo no se tomasn 5 minutos (o mas dependiendo el servidor) para dejar un comentario, a ellos, pus gracias.

Sugerencia del Dia: "Dias de chica" de Ranma ½. Muy gracioso.