N.A. Repito, Gundam Wing no es mío ni lo quiero, solo lo uso, deformo y
corrompo para darle gusto a mi imaginación torcida.
Esta historia corre paralela a ASESINO de Rurouni Kenshin y Ladrona de Slayers, unos 3 cap. Más y se unirán en un mega crossover.
Si no las han leído ¿qué esperan bola de flojos? Allí pueden empezar a ver la conexión de las 3 series. Ha ver si para el capitulo 5 donde se terminen de relacionar, adivinan el papel de cada una.
Por cierto, acabo de ver que existe otro SOLDADO (con mayúsculas) y quiero aclarar que no tenía idea de esto. Si ocasiona alguna confusión o problema el titulo del fic (Soldado, con minúsculas) háganmelo saber.
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Soldado
Capitulo 2 Viejos conocidos.
Cuando Trize Kus Renada se encontró con el joven, casi no lo reconoció. Seguía teniendo la misma condición física que el chavo de antaño, el mismo color de cabello, solo que había crecido bastante, su altura rebasaba el metro 70. Pero había cambiado algo en él, que lo hacía tan diferente, sus ojos no mostraban la misma intensidad de antes, al contrario, esta parecía haber aumentado. Como si algo dentro de su alma se hubiera llenado. ¿Un propósito?
Una visita al almacén del castillo era evidente. Usaba el uniforme negro con botones y hombreras doradas, con las insignias de Romefeller y Oz en los brazos. El sombrero sin alas estaba ajustado perfectamente y aún así, dejaba caer algunos mechones de cabello café sobre los intensos ojos azules. Su postura era rígida, con la mano derecha puesta casi casualmente en la omnipresente pistola calibre 50.
Heero en cambio, reconoció al instante a aquel que mueve las vidas de incontables personas. Aquel que es capaz de controlar a la misma realeza. El creador de la fuerza militar secreta más poderosa de la Tierra. Y aún así, no se impresionaba. No se dejaba engañar por la diplomática sonrisa que ganaba simpatía entre políticos. El atractivo natural que la juventud con poder irradiaba en un sujeto de treinta y pocos años. Ni por el uniforme azul y blanco con botas altas e insignias y condecoraciones por una vida de logros militares. El todopoderoso Trize.
- Bienvenido Amigo Heero. Ha pasado mucho tiempo.
- Déjate de amabilidades Trize y dime que es lo que quieres.
- Como siempre, directo al punto. Entonces no te ofreceré algo de este delicioso vino de Anjou cosecha 1845. Es cierto que te llamé, pero ¿Porqué estas aquí?
- Me dijiste que era una prioridad Omega, que en el atentado contra la Zona industrial de Londres fue una cubierta para una batalla donde murieron 8 Taurus. ¿Solo quiero saber porqué es que me llamaste?
- Código Omega: "Prioridad máxima en la que las licencias y permisos se suspenden y todo el personal debe reportarse a sus estaciones de batalla correspondientes." Pagina 5 Articulo 5 párrafo 4 inciso 8b. Me alegra saber que aún recuerdas los procedimientos del manual.
- ¿Qué es lo que quieres Trize?
- Oz ha entrado en una crisis grave. Por lo que necesitamos a nuestros mejores hombres para...
- Si tienes pensado que asista a una batalla, olvídalo. Si eso es todo ...
- Espera un minuto, por favor. Solo escúchame un momento. Después decidirás si mi elección de llamarte es correcta o no.
- Estoy retirado Trize.
- Eso lo sé. Solo te pido que me escuche por ahora.
Cuando vio que Heero no asintió, pero tampoco se retiró, Trize se levantó del sillón antiguo y se dirigió a la ventana. El rumor y aroma del océano llenó el recinto mientras Trize observaba el inicio del ocaso, pensando sus próximas palabras.
- Hace aproximadamente año y medio, Oz formó una división llamada Colmillo Blanco la cual exploraría las opciones de fabricar Mobile Armor totalmente controladas por I.A. Un viejo conocido tuyo estaba al mando, Queenze, quien con Tubarob y los 5 viejos locos desarrollaron los primeros Taurus controlados por computadora llamados Mobile Dolls. Esto tendría como consecuencia menos vidas arriesgadas a la hora de un combate. Esto, aunado con un nuevo sistema de control nos permitiría dejar de mandar soldados vivos a las batalla.
Pausó un poco y una pequeña risa se escapo de su boca.
- Hace menos de un año Queenze se separó de Oz, llevándose con el los prototipos y gran parte de la investigación. Asesinó Tubarob y secuestró a los científicos. Lo último que supimos de él es que estaba en tratos con una organización Yakuza de Japón y con la de Shanghai proveyéndoles armas clasificadas y usando esos recursos para montar su propia base. Hasta hace poco nos enteramos que ha crecido bastante llegando a representar un peligro no solo para Oz, sino para Inglaterra.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo? Tienes espías, armas, soldados a los que mandar a matarse por ti. ¿Qué es lo que quieres?
- Después del incidente en Londres, Colmillo Blanco ha lanzado una declaración de Guerra en contra de Oz. Esta ha llegado a oídos de la Reina y quiere que todo esto se resuelva antes de que se haga público. Por eso te llamé.
- Entiendo. ¿Me sacas del retiro para que recoja el desastre que no quieres tocar? ¿Planeas mandarme a limpiar tus errores? Olvídalo Trize. Ya no trabajo para ti, eso lo acordamos.
- Lo siento amigo Heero, pero una vez de Oz, siempre de Oz.
- Olvídalo.
Heero volvió a dirigirse a la puerta cuando de nuevo la voz de Trize lo detuvo.
- En ese caso serán el único que no acepte. - No gritó, pero su voz se oía perfectamente. Y ni siquiera giró la cabeza para hablar. Solo observaba el ocaso en todo su esplendor. - 02 y 05 han aceptado también.
En este momento Heero perdió la compostura. Una mirada de furia apareció en sus ojos.
- ¿Qué has dicho?
- Que los jóvenes Duo Maxwell y Wu Fei Chan participarán en la ofensiva en contra de Colmillo Blanco.
- Te atreviste a ...
- Antes de que desenfundes esa arma, debo decirte que hace 10 meses, el joven Wu Fei pidió su restablecimiento en la organización, seguramente agotado de la vida aburrida al que lo condenaste. Duo, en cambio, no tiene más de 2 meses y se unió de nuevo para impresionar seguramente a una muchachita que tenía al lado.
Heero contó hasta diez. ¿Cómo podían esos idiotas regresar a Oz? Él tuvo que sacarlos de la batalla, después de ser casi desmembrados por ese Gundam rojo. Cargó en hombros a Duo y tuvo que resucitar a Wu Fei en plena batalla, antes de emprender su propia lucha en contra del Epyon. La Mobile Armor más poderosa que ha existido desarrollada por Mariemaia. Casi no salió vivo, y la visión de todos sus amigos derrotados y moribundos, junto con la derrota del Tallgeese cayendo por el cielo envuelto en llamas mientras trata desesperadamente de establecer contacto con Zech, fue suficiente para cuestionarse todo lo que creía en su vida. Por eso se retiró, no quería ver morir a ninguno de sus amigos.
- Pero si no quieres participar, ellos dos tendrán que vérselas con 3 contrincantes poderosos.
Heero parecía no oír. Pero Trize lo conocía bien, sabía que en estos momentos se debatía entre regresar o dejarlos. Entonces necesitaba un incentivo.
- Lamento decirte - habló con una tristeza bien disimulada. - que 03, 04 y 00 se unieron a Colmillo blanco.
Una ola de vértigo demasiado fuerte asaltó el estómago de Heero y le provocó una aguda jaqueca. Una cosa era enfrentar la idea de ver a sus amigos muertos. Otra muy diferente era luchar contra ellos.
Los recordó. Quatre, decidido a autodetonarse y destruir al Epyon solo salvado por una rápida intervención de Duo. Trowa, combatiendo valientemente en contra de varios Serpent Custom mientras los demás atacan las bases de control. Zech, dejando a cargo a Heero mientras se dirige a combatir contra el Gundam rojo. Todos ellos, amigos antes que aliados. Los pocos que conocía y confiaría su vida, ahora, sus enemigos.
- ¿Qué me dices? Se que lo que te pido es...
- Cállate.
- ¿Qué?
- ¡CÁLLATE!
- Eso es una insolencia de tu parte.
- ¡Escúchame bien Trize! Accedo a ser carne de cañón, incluso a pelear contra aquellos que son mis amigos. Pero te advierto Trize, que este será lo último que haga, entiendes. ¡Lo último!
Simplemente se alejó, sin despedirse o saludar, como dictaba el protocolo.
Sus ojos. Pudo ver como perdían toda la vida con la que habían llegado, para convertirse en aquellos de antaño. La perspectiva de matar a sus amigos lo debía estar matando y por un breve momento se cuestionó sus acciones. ¿Valía la pena destruir el alma de un hombre, a cambio del poder?
Se acercó a un escritorio en la parte más profunda del lugar y presionó un botón de un teléfono.
- Lady, ponme en contacto con Chicago por favor.
Después de unos minutos una voz grave sonó por la bocina.
- Gracias por ponerse en contacto, ¿Ya resolvió su situación?
- Las medidas ya están tomadas. A mas tardar dentro de 2 días estaré en plena facultad para reunirme con ustedes en América. ¿Qué me dice usted?
- Tengo la muestra de sangre y la he enviado a Japón. La doctora Komagata tendrá todo listo para nuestro encuentro en la mansión Waltz la fecha acordada.
- Perfecto y hasta entonces mi buen amigo.
- Hasta entonces.
Se sentó detrás del escritorio, envuelto en la oscuridad. Se preguntó si destruiría el alma de un hombre por poder. ¡Que así sea!
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Cuando Heero entró a los niveles inferiores, numerosas caras de sorpresa lo recibieron. Soldados que lo conocían de antaño trataban de saludarlo o por lo menos, obtener una palabra de aliento al mas veterano de todos ello. Sin embargo, cada intento de platica o saludo, se encontraba con una pared infranqueable de helado silencio. La mente de Heero estaba muy lejos.
La platica con Trize y el informe de sus amigos le trajeron los terribles recuerdos de aquella guerra en el helado Siberia. Los destrozos, las llamas y los incontables soldados muertos. La humanidad, jamás podría conocer carnicería como esa. Ni siquiera la 2da guerra mundial podía compararse a eso. Aunque eran pocos soldados, la violencia con la que morían era caótica. Y en medio de eso, el demonio rojo. El maldito Epyon destrozando escuadrones enteros, mandando al infierno a valientes soldados cuyo único pecado fue seguir ordenes.
Moriría antes que confesarlo, pero quedó traumado. La visión de la masacre fue más de lo que su entrenamiento psicológico podía soportar. Las pesadillas que lo azotaban en su difícil convalecencia en el hospital de la base lo decidieron a huir de la matanza. Una vez Zech le mencionó que era el soldado perfecto. Rápido, juicioso, de sentimientos puros y muy amable.
Y esos sentimientos puros y la amabilidad de su corazón se rompieron ante esa batalla. Por eso se fue. Arrastrando con él a sus amigos, tratando de protegerlos de la locura.
El saber que unos eran traidores y otros regresaban después de probar la vida normal lo tenía de mal humor.
- Pero miren nada más quien apareció. El mismísimo 01 Heero Yui. Que sorpresa Heero, tanto tiempo.
Apenas entró al lugar donde se vestiría para la batalla antes de recibir las últimas indicaciones estaba en el nivel 4s, a 20 metros bajo tierra. Los vestidores exclusivos para los pilotos Gundam. En ese lugar un joven de trenza muy larga lo recibió con una sonrisa sincera. Duo Maxwell, El Dios de la Muerte, estaba listo para la batalla.
- ¿Qué no tienes unas palabras amables para tu viejo amigo? - Preguntó este cuando Heero (15 cm mas pequeño que él) lo pasó de largo.
Heero se acostumbró tanto a la presencia de Duo durante tantos años, que no pudo notar lo que habían crecido juntos. Heero de 1.70 parecía muy pequeño en comparación con los 1.85 que se alzaba Duo sin embargo las actitudes nunca cambiaron. Donde el líder serio y frío estaba presente, el fiel aliado daba un poco de alegría a la causa. Y eso no era precisamente lo que Heero quería. Alegría.
Pudo sentir al fondo a Wu Fei, recargado en la pared, como siempre, perdido en sus propios pensamientos, seguramente pensando en aquella porrista Sally (quien solo Heero sabía que quería y seguía como un perro faldero a pesar del inmenso orgullo que tenía). Una tibia sonrisa suavizó la expresión de su rostro al recordar una de "esas" escenas.
- Se lo que estas pensando. Y reconozco que no te culpo por odiarnos. Pero era algo que se tenía que hacer.
Duo se había recargado en el locker contiguo al de Heero mientras este se quitaba el uniforme de Oz y sacaba un traje de piloto especial. Al escuchar las palabras de Duo, la ceja le tembló levemente. Peligro.
Con una rapidez y fuerza inhumanas, tomó la garganta del muchacho y con un solo brazo lo cargó hasta separar sus pies del piso.
- "Se tenía que hacer"¿eh? Impresionar a una jovencita arriesgando tu vida por una causa estúpida.
Wu Fei reaccionó y se acercó a Heero quien parecía querer estrangular con una mano y este, obviamente no queriendo morir tan joven y bello, trataba de soltarse de esos dedos poderosos como tornillos.
- No regresamos por que estuviéramos aburridos o para impresionar a alguien. Lo hicimos por nuestra propia decisión y acordamos cumplir con nuestros destinos aunque para eso tuviéramos que pelear en contra de antiguos amigos.
Heero miró incrédulo a Wu Fei.
Duo lo miró suplicando ayuda.
Con un grito, Heero arrojó al alto joven a una pared cercana, sofocándolo aún más. Casi se quedó inconsciente.
- Están locos, LOCOS.
Tomando en traje salió del recinto a una habitación contigua, para evitar pensar. Aunque eso no fue posible.
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- Gracias, creo. - Dijo Duo cuando el pequeño chinito lo ayudó a levantarse. - Para la otra, ¿podrías dejarlo inconsciente antes de que me mate?
Wu Fei medía 1.60 y para el menos entendido en fisiología, era a todas luces mas chino que los juguetes. Sin embargo, de todos, era el tercero más fuerte de los pilotos Gundam. Después de Heero y Zech. Sin embargo, parecía haber aprendido algo en el tiempo que estuvo desaparecido totalmente (esto es un mes, entre su salida de la escuela y su reclutamiento a Oz) que lo mantenía mas pensativo que de costumbre. Como cuestionándose lo acertada de una decisión recientemente tomada.
- Necesita tiempo para aceptarlo. Todos lo necesitamos. Solo que la hora cada vez se acerca.
Y se fue, dejando a Duo con una agobiante comezón en la cabeza. El gran Wu Fei Chan dejaba de ser el maniaco-adorador-de-Nataku para ser el-maestro- zen-maniaco-adorador-de-Nataku. Suspiró mientras se sobaba el cuello, que se enrojecía violentamente.
- Estoy rodeado de "freaks"
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- Sabía que estarías aquí.
Heero estaba en el techo del castillo, contemplando el oscuro cielo, increíblemente despejado, con una luna soberbia y el techo del planeta tachonado de estrellas. ¿ Cómo sería vivir en el espacio y tener estas vistas permanentemente? Por un momento deseó que Reelena estuviera con él y contemplar juntos ese cielo.
En cambio apareció Wu Fei.
Ambos ahora, vestían apretados body suit especiales. Material parecido a neopreno, pero el interior lleno de sensores motrices y nerviosos. Su interface con la armadura. 2 soldados veteranos a pesar de su corta edad. El mas alto siendo el más poderoso de cualquiera, ahora empequeñecido por la calma resignada del chino que se aproximaba.
- ¿Qué quieres? - Se hostil. Apártalo para que no te duela su muerte. Ahora solo tu importas. Solo tu vida.
- ¿Sabes a donde fue después de la escuela?
- No me interesa.
- Bueno, aunque no quieras escuchar hablaré de todos modos. No tengo nada mejor que hacer hasta la junta de instrucción a las 0000 horas.
"Fui a China, a mi pueblo natal. O al menos eso saque de la base de datos de Oz. Y durante un tiempo traté de vivir más tranquilo aún, lejos de la adorable Sally." Rió por lo bajo. "Debo decirte que por una simple semana allí, trabajando entre cultivos de arroz como cualquier campesino, me sentí en paz, mas de que lo me había sentido desde hace mucho tiempo. Entonces ellos llegaron. La primera prueba de los Mobile Dolls y arrasaron la aldea donde estaba. Quizás fue un error, quizás no. Lo único seguro es que no fui capaz de detenerlo. De haber tenido a Nataku cerca, quizás hubiera salvado a mucha gente."
Pausó mucho tiempo, en lo que Heero digería la información.
- Se que nos rescataste de la muerte, a cada uno de nosotros. Se que te duele el recordarnos en ese estado y se con que sentimientos derrotaste al Epyon. Con el instinto de proteger lo que amas. De proteger a tus amigos. Entiendo las razones por las que pediste el retiro para nosotros y durante todo ese tiempo lo agradecí. Sin embargo ¿Sabes cuantas vidas se perdieron mientras nosotros vivíamos la nuestra? Yo lo supe. Por eso prefiero sacrificar mi vida, a enterrar a la familia que me acogió sin preguntar, solo por que no pude detener a esos Dolls.
- ¿Por qué peleas entonces?
Wu Fei detectó el cambio en la voz de Heero. Ya no era fría y distante, como siempre le hace para alejar a todo el mundo. Ahora era sincera, deseosa de conocer otro punto de vista.
- Peleo, para que otros no tengan que hacerlo. Para morir si es necesario, en vez de que mueran otros. Ese es mi destino. Por eso regresé. Por eso peleo.
Desde joven lo entrenaron para tomar decisiones rápidas. Para vivir con esas decisiones. Pero había aprendido que, aunque es de tontos arrepentirse, es de sabios cambiar de opinión.
- Creo que te entiendo.
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La luna se filtraba por los ventanales de un castillo mas modesto que el de Oz. Un joven de baja estatura y cabello corto se recargaba en el marco de la ventana observando la blanca y fría luz de la luna. Se abrazaba a si mismo debido a escalofríos que recorrían su espalda ante una perspectiva oscura. Para él y para todos los que conocía.
Una puerta se abrió detrás de él y la luz de los pasillos cortó la oscuridad de la habitación, solo para ser4 distorsionada por la figura de otro joven que entraba al cuarto.
- Queenze avisa que dentro de 3 horas iniciaremos el ataque. Nos pide que estemos listos.
- Gracias por el aviso Trowa.
Trowa Barton, alto y delgado con un raro peinado al estilo cachucha puntiaguda se acercó lentamente a Quatre Raberba Winner.
Si le preguntaran cuando empezó su atracción mutua, sería imposible par ellos decirlo. Aunque entre ellos siempre hubo una amistad demasiado obvia y una preocupación propia de hermanos, que de solo compañeros. Durante las salidas que hacían con sus respectivas novias en esa escuela donde Heero los inscribió después del asunto de Mariemeia, no pedían evitar sentirse incómodos con esas jóvenes, y la mayoría de las veces terminaban caminando juntos por las calles después de esas citas grupales sin más propósito que gozar de la compañía mutua. Entonces, sin mas, ambos se declararon y ante toda la escuela, como para presumirse se tomaron de las manos, se besaron apasionadamente (causando admiración, asco y uno que otro celos) y huyeron hacia otro lado juntos.
Queenze los reedescubrió, en Escocia, ahora. Vivían en una pequeña casa en un pueblo perdido de la frontera del país y haciéndoles ofertas los regresó a Oz. O eso creían. Después de meses de continuo trato con Queenz, llegaron a entender que Oz tenía planes demasiado perversos para la humanidad. Sus alianzas extrañas y secretas, los fondos ilimitados de conexiones criminales y una agenda privada, que avanzaba a la par con las de otros piases. Queenze, se declaró como el que liberaría a la humanidad de la amenaza de Oz.
Y ellos aceptaron. Contentos de permanecer juntos aunque para eso enfrentarían a la que vieron como una familia desde la infancia.
Trowa puso una mano en el hombro del joven mas pequeño y lo observó con esos ojos que penetraban hasta su propia alma, como siempre.
- Estas triste, lo siento. Piensas en ellos. ¿No es verdad?
- Es difícil no pensar. Ellos eran amigos, hermanos y ahora, tenemos que enfrentarnos, a muerte si es preciso.
- Se que es difícil, pero se tiene que hacer. Mientras ellos sigan bajo el control de Trize, debemos verlos como nuestros enemigos, quienes nos matarán si nos dejamos. ¿Entiendes eso?
Quatre solo bajo la cabeza sin responder. Trowa también estaba dolido por la perspectiva de enfrentar a Duo, Heero y Wu Fei, ya que cada uno de ellos le habían salvado la vida una vez. Y sentía que la deuda más grande la tenía con Heero, al acudir a su ayuda cuando hordas de Serpent Custom casi lo desmembraban. Sin embargo, habían tomado una decisión, y nada en este mundo podría retractarlos. Solo deseaba que hubiera otras soluciones pero eso era imposible.
- Necesito que me lo digas Quatre. ¿Lo entiendes?
Quatre siguió sin responder. Él, en espacial, había decidido auto detonar a su Sand Rock (con el adentro) para reventar en cachitos al Epyon que lo tenía sujeto. Duo lo rescató a chocar contra el Gundam rojo y recibir varios daños en sus sistemas. De otra forma Quatre no viviría. Las deudas, los cargos de conciencia y las dudas evitaban que entendieran las locuras de la guerra, a pesar de que la decisión fue apoyar a Queenze. Sin importar lo que pasara.
- ¡QUATRE! - La voz autoritaria de Trowa lo hizo reaccionar.
- Yo... yo lo... entiendo.
- Lo siento Quatre.
Cuando sus ojos se encontraron, Quatre vio que los de Trowa también transmitían tristeza por todo lo sucedido y lo que pasaría. Realmente estaba triste, aunque su actitud y su voz tratara de ocultarlo. Cosa imposible para aquel con quien compartía el lecho todas las noches.
Trowa abrazó a su amante por detrás y puso su barbilla en el hombro.
- Lo superaremos. Lo haremos juntos. ¿Te parece?
- Pero tengo miedo.
- Yo estaré allí para protegerte. Te lo prometo.
En la oscuridad, un par de jóvenes cuya corta vida había triado tantas pruebas como la de 10 hombres normales, se fundieron en un largo y profundo beso con el cual, por un momento, les hizo olvidar que, dentro de poco, asesinarían o serían asesinados por aquellos a los que les debían la vida.
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Ahora Heero y Wu Fei caminaban por los pasillos a la sala de información. Vestidos con el body suit negro y visos rojos. El cambio de la actitud de Heero era notable, incluso los ojos, que estaban muertos cuando Wu Fei lo encontró en el techo, recuperaron parte de su intensidad. La corta, pero franca, conversación con Chang provocó que tuviera ideas de estar enterrando a Reelena, por una guerra que el pudo evitar. Eso le dolió más que la perspectiva de su muerte. Y entendió el punto de vista de Wu Fei. Hasta el grado de aceptarlo.
La sala de instrucción era un inmenso recinto capas de albergar a 500 soldados en perfecta formación. Una gigantesca pantalla pasaba proyecciones de mapas, armaduras enemigas, zonas vulnerables del castillo objetivo y otras cosas. Por encima de ello, la figura de una mujer alta con trenzas apretadas se colocaba en el centro geométrico de la habitación, por medio de una grúa especial. Todos esperaban.
Heero no pudo dejar de sorprenderse cuando encontró a Duo conversando con una jovencita más baja que él por una cabeza. Vestida de uniforme de Oz, pelo corto y negro. Sabía quien era.
- De todas las personas en el mundo, jamás creí encontrarte aquí.
La reacción de Duo ante la voz de Heero fue inmediata. Los cabellos de la nuca se erizaron (a pesar de la trenza) y prácticamente saltó hasta colocarse detrás de la joven mientras temblaba patéticamente en una obvia sobreactiación.
- No dejes que se me acerque por favor. - Dijo con falso pánico usando a la pequeña joven como escudo.
Heero sonrió sinceramente por primera vez, desde que llegó al lugar, cuando un par de ojos azules de fijaron en él con una obvia amistad.
- Tu presencia aquí es más extraña para mí que la mía para ti. - Le dijo Hilde y plantó un amistoso beso a la mejilla de Heero.
De cuando en cuando salieron juntos (obvio, con Duo de por medio) mientras estaba en la escuela, y fue la primera persona que supo del pasado misterioso de los 5 chicos (y el apuesto profesor de historia) y lo aceptó de buena gana. Debido a eso, se convirtió en la única amiga sincera de Heero. A pesar de las protestas de Duo.
Durante los siguientes 30 minutos conversaron tranquilamente (su las pocas palabras de Heero, el silencio autoimpuesto de Wu Fei y las estupideces de Duo servían para enriquecer el practico monologo de la joven) hasta que la voz autoritaria de la Coronel Une los interrumpió.
- A las 0300 horas de este día partiremos en los submarinos, directo a la costa fronteriza de Escocia donde se encuentra el castillo Hallfarmer, la base de Colmillo Blanco.
A partir de esas palabras, la mente de Heero voló nuevamente al recuerdo. En ese mismo lugar. Hace casi tres años. Donde partieron a Siberia, bromeando, despreocupados por la misión, donde solo Heero y Zech se sentían incómodos.
Después vino el miedo y el dolor. Los destrozos y la nave de Trize que nunca apareció. El Gundam Rojo y sus compañeros caer por los cielos. Decenas de vidas cortadas con violencia de la faz de la tierra por un piloto que nunca pudo conocer. Todo se repetiría una vez más. Solo que en vez de salvar las vidas de buenos amigos, las extinguirían. Sintió una cálida mano aferrase a la suya. Al abrir los ojos se encontró con la sonrisa de Hilde que, con esa, le transmitía una tranquilidad que solo otros ojos le proporcionaban. Cerró los suyos de nuevo y asintió, como agradeciéndole que lo rescatara de ese viaje al recuerdo que lo atormentaba en cada ocasión.
Sus manos se soltaron y Hilde se aferró al brazo de Duo, quien le correspondió abrazando sus hombros. Por un breve momento envidió a Duo por tener a alguien a quien abrazar en esos momentos de incertidumbre. ¿A quien tenía él? Volteó a ver a Wu Fei quien seguía absorto las indicaciones y una idea loca pasó por su mente.
"Heero y Wu Fei, sentados en un árbol, b-e-s-a-n-d-o-s-e, primero viene el amor después..." Y la canción seguía en su mente, cosa que lo puso a reír, interrumpiendo la letanía de Une y ganándose una reprimenda pública.
Su humor cambió drásticamente cuando pasaron los Gundam que apoyaban a Colmillo Blanco.
La risa parecía un recuerdo lejano.
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Hilde se había quedado en uno de los submarinos para servir de coordinadora aérea (2 meses de entrenamiento intensivo daban resultado) Y una gran fuerza de Aries, Taurus y Leos propulsados volaban a dar lucha directa en contra de las fuerzas de Colmillo Blanco. No tenía caso obrar prudentemente, Queenze sabía a que hora llegarían y por donde (maldita sea la amabilidad inglesa) así que solo tenían que pasar una colina para descubrir el tamaño total del enemigo.
Los Gundam volaban a la cabeza.
Heero portaba el 01 "Wing". Una armadura blanca de marcas azules, lo que parecía ser una esfera grande en el pecho y un par de alas doradas en la espalda. En la mano izquierda usaba una especie de escudo alargado y puntiagudo y en la derecha el cañón de rayos, el arma portátil más destructora que existía en el mundo.
Las armaduras se ajustaban perfectamente a su cuerpo, tanto que su movilidad no se reducía ni un ápice. Sus características eran casi humanas, solo que las piernas y los brazos medían un poco más, para albergar armas y propulsores.
Duo, como siempre portaba al 02 "Deathsyke", un Gundam negro con una especie de hombreras puntiagudas y sin alas. A su espalda estaba un bastón de metal largo, que sería su hoz térmica, la cual manejaba pulcramente.
Wu Fei, en cambio usaba a 05 "Shen Long" mejor conocido como Nataku. Gundam con una lanza de arma, un puño izquierdo retráctil (que lanzaba fuego y era extensible) y un escudo redondo.
Faltaba poco. Durante el viaje hablaron poco, conservando el silencio radial, y a la voz de "ATAQUEN" de Trize, mas de 100 Mobile Armors se arrojaron a los Taurus blancos, que eran los Dolls de colmillo Blanco.
- Muy bien, creo que aquí empezamos nosotros. ¿Tienen algo que decir? - Preguntó Duo, excitado por la batalla inminente.
- Escuchen sabandijas, el poderoso guerrero Nataku ha llegado. - Gritó Wu Fei.
- Abran cancha, el Dios de la Muerte va ha hacer su juicio. - Después de 10segundo. Duo dijo. - Heero, ¿no vas ha decir nada?
- No mueran. - Susurró en la radio y se lanzó, junto a Wu Fei a la batalla.
- No te preocupes Heero, no moriremos. - Susurró Duo después de ver como los otros dos Gundam se perdían el la oscuridad de la noche.
En plena madrugada, en un fondo de decenas de destellos fugaces producto de los disparos amigos y enemigos. Duo Maxwell, el gran Shingami, El Dios de la Muerte, el Mal Puro, alcanzaba a sus amigos.
Sin saber si vería otro mañana.
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N.A. Si, Heero esta traumado. Por cierto, si quieren que ahonde más en la batalla contra Mariemeia, pus solo avisen.
URU YUI: Gracias, quiero que la intriga sea fundamental en este y los otros fics. Me consuela saber que la adaptación sea buena, ya que me rompí la cabeza pensándola. Espero que sigas leyendo y que no me odies por lo que voy ha hacer en el capitulo 3 (me van ha odiar, jajajajajajaja).
Esta historia corre paralela a ASESINO de Rurouni Kenshin y Ladrona de Slayers, unos 3 cap. Más y se unirán en un mega crossover.
Si no las han leído ¿qué esperan bola de flojos? Allí pueden empezar a ver la conexión de las 3 series. Ha ver si para el capitulo 5 donde se terminen de relacionar, adivinan el papel de cada una.
Por cierto, acabo de ver que existe otro SOLDADO (con mayúsculas) y quiero aclarar que no tenía idea de esto. Si ocasiona alguna confusión o problema el titulo del fic (Soldado, con minúsculas) háganmelo saber.
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Soldado
Capitulo 2 Viejos conocidos.
Cuando Trize Kus Renada se encontró con el joven, casi no lo reconoció. Seguía teniendo la misma condición física que el chavo de antaño, el mismo color de cabello, solo que había crecido bastante, su altura rebasaba el metro 70. Pero había cambiado algo en él, que lo hacía tan diferente, sus ojos no mostraban la misma intensidad de antes, al contrario, esta parecía haber aumentado. Como si algo dentro de su alma se hubiera llenado. ¿Un propósito?
Una visita al almacén del castillo era evidente. Usaba el uniforme negro con botones y hombreras doradas, con las insignias de Romefeller y Oz en los brazos. El sombrero sin alas estaba ajustado perfectamente y aún así, dejaba caer algunos mechones de cabello café sobre los intensos ojos azules. Su postura era rígida, con la mano derecha puesta casi casualmente en la omnipresente pistola calibre 50.
Heero en cambio, reconoció al instante a aquel que mueve las vidas de incontables personas. Aquel que es capaz de controlar a la misma realeza. El creador de la fuerza militar secreta más poderosa de la Tierra. Y aún así, no se impresionaba. No se dejaba engañar por la diplomática sonrisa que ganaba simpatía entre políticos. El atractivo natural que la juventud con poder irradiaba en un sujeto de treinta y pocos años. Ni por el uniforme azul y blanco con botas altas e insignias y condecoraciones por una vida de logros militares. El todopoderoso Trize.
- Bienvenido Amigo Heero. Ha pasado mucho tiempo.
- Déjate de amabilidades Trize y dime que es lo que quieres.
- Como siempre, directo al punto. Entonces no te ofreceré algo de este delicioso vino de Anjou cosecha 1845. Es cierto que te llamé, pero ¿Porqué estas aquí?
- Me dijiste que era una prioridad Omega, que en el atentado contra la Zona industrial de Londres fue una cubierta para una batalla donde murieron 8 Taurus. ¿Solo quiero saber porqué es que me llamaste?
- Código Omega: "Prioridad máxima en la que las licencias y permisos se suspenden y todo el personal debe reportarse a sus estaciones de batalla correspondientes." Pagina 5 Articulo 5 párrafo 4 inciso 8b. Me alegra saber que aún recuerdas los procedimientos del manual.
- ¿Qué es lo que quieres Trize?
- Oz ha entrado en una crisis grave. Por lo que necesitamos a nuestros mejores hombres para...
- Si tienes pensado que asista a una batalla, olvídalo. Si eso es todo ...
- Espera un minuto, por favor. Solo escúchame un momento. Después decidirás si mi elección de llamarte es correcta o no.
- Estoy retirado Trize.
- Eso lo sé. Solo te pido que me escuche por ahora.
Cuando vio que Heero no asintió, pero tampoco se retiró, Trize se levantó del sillón antiguo y se dirigió a la ventana. El rumor y aroma del océano llenó el recinto mientras Trize observaba el inicio del ocaso, pensando sus próximas palabras.
- Hace aproximadamente año y medio, Oz formó una división llamada Colmillo Blanco la cual exploraría las opciones de fabricar Mobile Armor totalmente controladas por I.A. Un viejo conocido tuyo estaba al mando, Queenze, quien con Tubarob y los 5 viejos locos desarrollaron los primeros Taurus controlados por computadora llamados Mobile Dolls. Esto tendría como consecuencia menos vidas arriesgadas a la hora de un combate. Esto, aunado con un nuevo sistema de control nos permitiría dejar de mandar soldados vivos a las batalla.
Pausó un poco y una pequeña risa se escapo de su boca.
- Hace menos de un año Queenze se separó de Oz, llevándose con el los prototipos y gran parte de la investigación. Asesinó Tubarob y secuestró a los científicos. Lo último que supimos de él es que estaba en tratos con una organización Yakuza de Japón y con la de Shanghai proveyéndoles armas clasificadas y usando esos recursos para montar su propia base. Hasta hace poco nos enteramos que ha crecido bastante llegando a representar un peligro no solo para Oz, sino para Inglaterra.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo? Tienes espías, armas, soldados a los que mandar a matarse por ti. ¿Qué es lo que quieres?
- Después del incidente en Londres, Colmillo Blanco ha lanzado una declaración de Guerra en contra de Oz. Esta ha llegado a oídos de la Reina y quiere que todo esto se resuelva antes de que se haga público. Por eso te llamé.
- Entiendo. ¿Me sacas del retiro para que recoja el desastre que no quieres tocar? ¿Planeas mandarme a limpiar tus errores? Olvídalo Trize. Ya no trabajo para ti, eso lo acordamos.
- Lo siento amigo Heero, pero una vez de Oz, siempre de Oz.
- Olvídalo.
Heero volvió a dirigirse a la puerta cuando de nuevo la voz de Trize lo detuvo.
- En ese caso serán el único que no acepte. - No gritó, pero su voz se oía perfectamente. Y ni siquiera giró la cabeza para hablar. Solo observaba el ocaso en todo su esplendor. - 02 y 05 han aceptado también.
En este momento Heero perdió la compostura. Una mirada de furia apareció en sus ojos.
- ¿Qué has dicho?
- Que los jóvenes Duo Maxwell y Wu Fei Chan participarán en la ofensiva en contra de Colmillo Blanco.
- Te atreviste a ...
- Antes de que desenfundes esa arma, debo decirte que hace 10 meses, el joven Wu Fei pidió su restablecimiento en la organización, seguramente agotado de la vida aburrida al que lo condenaste. Duo, en cambio, no tiene más de 2 meses y se unió de nuevo para impresionar seguramente a una muchachita que tenía al lado.
Heero contó hasta diez. ¿Cómo podían esos idiotas regresar a Oz? Él tuvo que sacarlos de la batalla, después de ser casi desmembrados por ese Gundam rojo. Cargó en hombros a Duo y tuvo que resucitar a Wu Fei en plena batalla, antes de emprender su propia lucha en contra del Epyon. La Mobile Armor más poderosa que ha existido desarrollada por Mariemaia. Casi no salió vivo, y la visión de todos sus amigos derrotados y moribundos, junto con la derrota del Tallgeese cayendo por el cielo envuelto en llamas mientras trata desesperadamente de establecer contacto con Zech, fue suficiente para cuestionarse todo lo que creía en su vida. Por eso se retiró, no quería ver morir a ninguno de sus amigos.
- Pero si no quieres participar, ellos dos tendrán que vérselas con 3 contrincantes poderosos.
Heero parecía no oír. Pero Trize lo conocía bien, sabía que en estos momentos se debatía entre regresar o dejarlos. Entonces necesitaba un incentivo.
- Lamento decirte - habló con una tristeza bien disimulada. - que 03, 04 y 00 se unieron a Colmillo blanco.
Una ola de vértigo demasiado fuerte asaltó el estómago de Heero y le provocó una aguda jaqueca. Una cosa era enfrentar la idea de ver a sus amigos muertos. Otra muy diferente era luchar contra ellos.
Los recordó. Quatre, decidido a autodetonarse y destruir al Epyon solo salvado por una rápida intervención de Duo. Trowa, combatiendo valientemente en contra de varios Serpent Custom mientras los demás atacan las bases de control. Zech, dejando a cargo a Heero mientras se dirige a combatir contra el Gundam rojo. Todos ellos, amigos antes que aliados. Los pocos que conocía y confiaría su vida, ahora, sus enemigos.
- ¿Qué me dices? Se que lo que te pido es...
- Cállate.
- ¿Qué?
- ¡CÁLLATE!
- Eso es una insolencia de tu parte.
- ¡Escúchame bien Trize! Accedo a ser carne de cañón, incluso a pelear contra aquellos que son mis amigos. Pero te advierto Trize, que este será lo último que haga, entiendes. ¡Lo último!
Simplemente se alejó, sin despedirse o saludar, como dictaba el protocolo.
Sus ojos. Pudo ver como perdían toda la vida con la que habían llegado, para convertirse en aquellos de antaño. La perspectiva de matar a sus amigos lo debía estar matando y por un breve momento se cuestionó sus acciones. ¿Valía la pena destruir el alma de un hombre, a cambio del poder?
Se acercó a un escritorio en la parte más profunda del lugar y presionó un botón de un teléfono.
- Lady, ponme en contacto con Chicago por favor.
Después de unos minutos una voz grave sonó por la bocina.
- Gracias por ponerse en contacto, ¿Ya resolvió su situación?
- Las medidas ya están tomadas. A mas tardar dentro de 2 días estaré en plena facultad para reunirme con ustedes en América. ¿Qué me dice usted?
- Tengo la muestra de sangre y la he enviado a Japón. La doctora Komagata tendrá todo listo para nuestro encuentro en la mansión Waltz la fecha acordada.
- Perfecto y hasta entonces mi buen amigo.
- Hasta entonces.
Se sentó detrás del escritorio, envuelto en la oscuridad. Se preguntó si destruiría el alma de un hombre por poder. ¡Que así sea!
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Cuando Heero entró a los niveles inferiores, numerosas caras de sorpresa lo recibieron. Soldados que lo conocían de antaño trataban de saludarlo o por lo menos, obtener una palabra de aliento al mas veterano de todos ello. Sin embargo, cada intento de platica o saludo, se encontraba con una pared infranqueable de helado silencio. La mente de Heero estaba muy lejos.
La platica con Trize y el informe de sus amigos le trajeron los terribles recuerdos de aquella guerra en el helado Siberia. Los destrozos, las llamas y los incontables soldados muertos. La humanidad, jamás podría conocer carnicería como esa. Ni siquiera la 2da guerra mundial podía compararse a eso. Aunque eran pocos soldados, la violencia con la que morían era caótica. Y en medio de eso, el demonio rojo. El maldito Epyon destrozando escuadrones enteros, mandando al infierno a valientes soldados cuyo único pecado fue seguir ordenes.
Moriría antes que confesarlo, pero quedó traumado. La visión de la masacre fue más de lo que su entrenamiento psicológico podía soportar. Las pesadillas que lo azotaban en su difícil convalecencia en el hospital de la base lo decidieron a huir de la matanza. Una vez Zech le mencionó que era el soldado perfecto. Rápido, juicioso, de sentimientos puros y muy amable.
Y esos sentimientos puros y la amabilidad de su corazón se rompieron ante esa batalla. Por eso se fue. Arrastrando con él a sus amigos, tratando de protegerlos de la locura.
El saber que unos eran traidores y otros regresaban después de probar la vida normal lo tenía de mal humor.
- Pero miren nada más quien apareció. El mismísimo 01 Heero Yui. Que sorpresa Heero, tanto tiempo.
Apenas entró al lugar donde se vestiría para la batalla antes de recibir las últimas indicaciones estaba en el nivel 4s, a 20 metros bajo tierra. Los vestidores exclusivos para los pilotos Gundam. En ese lugar un joven de trenza muy larga lo recibió con una sonrisa sincera. Duo Maxwell, El Dios de la Muerte, estaba listo para la batalla.
- ¿Qué no tienes unas palabras amables para tu viejo amigo? - Preguntó este cuando Heero (15 cm mas pequeño que él) lo pasó de largo.
Heero se acostumbró tanto a la presencia de Duo durante tantos años, que no pudo notar lo que habían crecido juntos. Heero de 1.70 parecía muy pequeño en comparación con los 1.85 que se alzaba Duo sin embargo las actitudes nunca cambiaron. Donde el líder serio y frío estaba presente, el fiel aliado daba un poco de alegría a la causa. Y eso no era precisamente lo que Heero quería. Alegría.
Pudo sentir al fondo a Wu Fei, recargado en la pared, como siempre, perdido en sus propios pensamientos, seguramente pensando en aquella porrista Sally (quien solo Heero sabía que quería y seguía como un perro faldero a pesar del inmenso orgullo que tenía). Una tibia sonrisa suavizó la expresión de su rostro al recordar una de "esas" escenas.
- Se lo que estas pensando. Y reconozco que no te culpo por odiarnos. Pero era algo que se tenía que hacer.
Duo se había recargado en el locker contiguo al de Heero mientras este se quitaba el uniforme de Oz y sacaba un traje de piloto especial. Al escuchar las palabras de Duo, la ceja le tembló levemente. Peligro.
Con una rapidez y fuerza inhumanas, tomó la garganta del muchacho y con un solo brazo lo cargó hasta separar sus pies del piso.
- "Se tenía que hacer"¿eh? Impresionar a una jovencita arriesgando tu vida por una causa estúpida.
Wu Fei reaccionó y se acercó a Heero quien parecía querer estrangular con una mano y este, obviamente no queriendo morir tan joven y bello, trataba de soltarse de esos dedos poderosos como tornillos.
- No regresamos por que estuviéramos aburridos o para impresionar a alguien. Lo hicimos por nuestra propia decisión y acordamos cumplir con nuestros destinos aunque para eso tuviéramos que pelear en contra de antiguos amigos.
Heero miró incrédulo a Wu Fei.
Duo lo miró suplicando ayuda.
Con un grito, Heero arrojó al alto joven a una pared cercana, sofocándolo aún más. Casi se quedó inconsciente.
- Están locos, LOCOS.
Tomando en traje salió del recinto a una habitación contigua, para evitar pensar. Aunque eso no fue posible.
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- Gracias, creo. - Dijo Duo cuando el pequeño chinito lo ayudó a levantarse. - Para la otra, ¿podrías dejarlo inconsciente antes de que me mate?
Wu Fei medía 1.60 y para el menos entendido en fisiología, era a todas luces mas chino que los juguetes. Sin embargo, de todos, era el tercero más fuerte de los pilotos Gundam. Después de Heero y Zech. Sin embargo, parecía haber aprendido algo en el tiempo que estuvo desaparecido totalmente (esto es un mes, entre su salida de la escuela y su reclutamiento a Oz) que lo mantenía mas pensativo que de costumbre. Como cuestionándose lo acertada de una decisión recientemente tomada.
- Necesita tiempo para aceptarlo. Todos lo necesitamos. Solo que la hora cada vez se acerca.
Y se fue, dejando a Duo con una agobiante comezón en la cabeza. El gran Wu Fei Chan dejaba de ser el maniaco-adorador-de-Nataku para ser el-maestro- zen-maniaco-adorador-de-Nataku. Suspiró mientras se sobaba el cuello, que se enrojecía violentamente.
- Estoy rodeado de "freaks"
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- Sabía que estarías aquí.
Heero estaba en el techo del castillo, contemplando el oscuro cielo, increíblemente despejado, con una luna soberbia y el techo del planeta tachonado de estrellas. ¿ Cómo sería vivir en el espacio y tener estas vistas permanentemente? Por un momento deseó que Reelena estuviera con él y contemplar juntos ese cielo.
En cambio apareció Wu Fei.
Ambos ahora, vestían apretados body suit especiales. Material parecido a neopreno, pero el interior lleno de sensores motrices y nerviosos. Su interface con la armadura. 2 soldados veteranos a pesar de su corta edad. El mas alto siendo el más poderoso de cualquiera, ahora empequeñecido por la calma resignada del chino que se aproximaba.
- ¿Qué quieres? - Se hostil. Apártalo para que no te duela su muerte. Ahora solo tu importas. Solo tu vida.
- ¿Sabes a donde fue después de la escuela?
- No me interesa.
- Bueno, aunque no quieras escuchar hablaré de todos modos. No tengo nada mejor que hacer hasta la junta de instrucción a las 0000 horas.
"Fui a China, a mi pueblo natal. O al menos eso saque de la base de datos de Oz. Y durante un tiempo traté de vivir más tranquilo aún, lejos de la adorable Sally." Rió por lo bajo. "Debo decirte que por una simple semana allí, trabajando entre cultivos de arroz como cualquier campesino, me sentí en paz, mas de que lo me había sentido desde hace mucho tiempo. Entonces ellos llegaron. La primera prueba de los Mobile Dolls y arrasaron la aldea donde estaba. Quizás fue un error, quizás no. Lo único seguro es que no fui capaz de detenerlo. De haber tenido a Nataku cerca, quizás hubiera salvado a mucha gente."
Pausó mucho tiempo, en lo que Heero digería la información.
- Se que nos rescataste de la muerte, a cada uno de nosotros. Se que te duele el recordarnos en ese estado y se con que sentimientos derrotaste al Epyon. Con el instinto de proteger lo que amas. De proteger a tus amigos. Entiendo las razones por las que pediste el retiro para nosotros y durante todo ese tiempo lo agradecí. Sin embargo ¿Sabes cuantas vidas se perdieron mientras nosotros vivíamos la nuestra? Yo lo supe. Por eso prefiero sacrificar mi vida, a enterrar a la familia que me acogió sin preguntar, solo por que no pude detener a esos Dolls.
- ¿Por qué peleas entonces?
Wu Fei detectó el cambio en la voz de Heero. Ya no era fría y distante, como siempre le hace para alejar a todo el mundo. Ahora era sincera, deseosa de conocer otro punto de vista.
- Peleo, para que otros no tengan que hacerlo. Para morir si es necesario, en vez de que mueran otros. Ese es mi destino. Por eso regresé. Por eso peleo.
Desde joven lo entrenaron para tomar decisiones rápidas. Para vivir con esas decisiones. Pero había aprendido que, aunque es de tontos arrepentirse, es de sabios cambiar de opinión.
- Creo que te entiendo.
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La luna se filtraba por los ventanales de un castillo mas modesto que el de Oz. Un joven de baja estatura y cabello corto se recargaba en el marco de la ventana observando la blanca y fría luz de la luna. Se abrazaba a si mismo debido a escalofríos que recorrían su espalda ante una perspectiva oscura. Para él y para todos los que conocía.
Una puerta se abrió detrás de él y la luz de los pasillos cortó la oscuridad de la habitación, solo para ser4 distorsionada por la figura de otro joven que entraba al cuarto.
- Queenze avisa que dentro de 3 horas iniciaremos el ataque. Nos pide que estemos listos.
- Gracias por el aviso Trowa.
Trowa Barton, alto y delgado con un raro peinado al estilo cachucha puntiaguda se acercó lentamente a Quatre Raberba Winner.
Si le preguntaran cuando empezó su atracción mutua, sería imposible par ellos decirlo. Aunque entre ellos siempre hubo una amistad demasiado obvia y una preocupación propia de hermanos, que de solo compañeros. Durante las salidas que hacían con sus respectivas novias en esa escuela donde Heero los inscribió después del asunto de Mariemeia, no pedían evitar sentirse incómodos con esas jóvenes, y la mayoría de las veces terminaban caminando juntos por las calles después de esas citas grupales sin más propósito que gozar de la compañía mutua. Entonces, sin mas, ambos se declararon y ante toda la escuela, como para presumirse se tomaron de las manos, se besaron apasionadamente (causando admiración, asco y uno que otro celos) y huyeron hacia otro lado juntos.
Queenze los reedescubrió, en Escocia, ahora. Vivían en una pequeña casa en un pueblo perdido de la frontera del país y haciéndoles ofertas los regresó a Oz. O eso creían. Después de meses de continuo trato con Queenz, llegaron a entender que Oz tenía planes demasiado perversos para la humanidad. Sus alianzas extrañas y secretas, los fondos ilimitados de conexiones criminales y una agenda privada, que avanzaba a la par con las de otros piases. Queenze, se declaró como el que liberaría a la humanidad de la amenaza de Oz.
Y ellos aceptaron. Contentos de permanecer juntos aunque para eso enfrentarían a la que vieron como una familia desde la infancia.
Trowa puso una mano en el hombro del joven mas pequeño y lo observó con esos ojos que penetraban hasta su propia alma, como siempre.
- Estas triste, lo siento. Piensas en ellos. ¿No es verdad?
- Es difícil no pensar. Ellos eran amigos, hermanos y ahora, tenemos que enfrentarnos, a muerte si es preciso.
- Se que es difícil, pero se tiene que hacer. Mientras ellos sigan bajo el control de Trize, debemos verlos como nuestros enemigos, quienes nos matarán si nos dejamos. ¿Entiendes eso?
Quatre solo bajo la cabeza sin responder. Trowa también estaba dolido por la perspectiva de enfrentar a Duo, Heero y Wu Fei, ya que cada uno de ellos le habían salvado la vida una vez. Y sentía que la deuda más grande la tenía con Heero, al acudir a su ayuda cuando hordas de Serpent Custom casi lo desmembraban. Sin embargo, habían tomado una decisión, y nada en este mundo podría retractarlos. Solo deseaba que hubiera otras soluciones pero eso era imposible.
- Necesito que me lo digas Quatre. ¿Lo entiendes?
Quatre siguió sin responder. Él, en espacial, había decidido auto detonar a su Sand Rock (con el adentro) para reventar en cachitos al Epyon que lo tenía sujeto. Duo lo rescató a chocar contra el Gundam rojo y recibir varios daños en sus sistemas. De otra forma Quatre no viviría. Las deudas, los cargos de conciencia y las dudas evitaban que entendieran las locuras de la guerra, a pesar de que la decisión fue apoyar a Queenze. Sin importar lo que pasara.
- ¡QUATRE! - La voz autoritaria de Trowa lo hizo reaccionar.
- Yo... yo lo... entiendo.
- Lo siento Quatre.
Cuando sus ojos se encontraron, Quatre vio que los de Trowa también transmitían tristeza por todo lo sucedido y lo que pasaría. Realmente estaba triste, aunque su actitud y su voz tratara de ocultarlo. Cosa imposible para aquel con quien compartía el lecho todas las noches.
Trowa abrazó a su amante por detrás y puso su barbilla en el hombro.
- Lo superaremos. Lo haremos juntos. ¿Te parece?
- Pero tengo miedo.
- Yo estaré allí para protegerte. Te lo prometo.
En la oscuridad, un par de jóvenes cuya corta vida había triado tantas pruebas como la de 10 hombres normales, se fundieron en un largo y profundo beso con el cual, por un momento, les hizo olvidar que, dentro de poco, asesinarían o serían asesinados por aquellos a los que les debían la vida.
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Ahora Heero y Wu Fei caminaban por los pasillos a la sala de información. Vestidos con el body suit negro y visos rojos. El cambio de la actitud de Heero era notable, incluso los ojos, que estaban muertos cuando Wu Fei lo encontró en el techo, recuperaron parte de su intensidad. La corta, pero franca, conversación con Chang provocó que tuviera ideas de estar enterrando a Reelena, por una guerra que el pudo evitar. Eso le dolió más que la perspectiva de su muerte. Y entendió el punto de vista de Wu Fei. Hasta el grado de aceptarlo.
La sala de instrucción era un inmenso recinto capas de albergar a 500 soldados en perfecta formación. Una gigantesca pantalla pasaba proyecciones de mapas, armaduras enemigas, zonas vulnerables del castillo objetivo y otras cosas. Por encima de ello, la figura de una mujer alta con trenzas apretadas se colocaba en el centro geométrico de la habitación, por medio de una grúa especial. Todos esperaban.
Heero no pudo dejar de sorprenderse cuando encontró a Duo conversando con una jovencita más baja que él por una cabeza. Vestida de uniforme de Oz, pelo corto y negro. Sabía quien era.
- De todas las personas en el mundo, jamás creí encontrarte aquí.
La reacción de Duo ante la voz de Heero fue inmediata. Los cabellos de la nuca se erizaron (a pesar de la trenza) y prácticamente saltó hasta colocarse detrás de la joven mientras temblaba patéticamente en una obvia sobreactiación.
- No dejes que se me acerque por favor. - Dijo con falso pánico usando a la pequeña joven como escudo.
Heero sonrió sinceramente por primera vez, desde que llegó al lugar, cuando un par de ojos azules de fijaron en él con una obvia amistad.
- Tu presencia aquí es más extraña para mí que la mía para ti. - Le dijo Hilde y plantó un amistoso beso a la mejilla de Heero.
De cuando en cuando salieron juntos (obvio, con Duo de por medio) mientras estaba en la escuela, y fue la primera persona que supo del pasado misterioso de los 5 chicos (y el apuesto profesor de historia) y lo aceptó de buena gana. Debido a eso, se convirtió en la única amiga sincera de Heero. A pesar de las protestas de Duo.
Durante los siguientes 30 minutos conversaron tranquilamente (su las pocas palabras de Heero, el silencio autoimpuesto de Wu Fei y las estupideces de Duo servían para enriquecer el practico monologo de la joven) hasta que la voz autoritaria de la Coronel Une los interrumpió.
- A las 0300 horas de este día partiremos en los submarinos, directo a la costa fronteriza de Escocia donde se encuentra el castillo Hallfarmer, la base de Colmillo Blanco.
A partir de esas palabras, la mente de Heero voló nuevamente al recuerdo. En ese mismo lugar. Hace casi tres años. Donde partieron a Siberia, bromeando, despreocupados por la misión, donde solo Heero y Zech se sentían incómodos.
Después vino el miedo y el dolor. Los destrozos y la nave de Trize que nunca apareció. El Gundam Rojo y sus compañeros caer por los cielos. Decenas de vidas cortadas con violencia de la faz de la tierra por un piloto que nunca pudo conocer. Todo se repetiría una vez más. Solo que en vez de salvar las vidas de buenos amigos, las extinguirían. Sintió una cálida mano aferrase a la suya. Al abrir los ojos se encontró con la sonrisa de Hilde que, con esa, le transmitía una tranquilidad que solo otros ojos le proporcionaban. Cerró los suyos de nuevo y asintió, como agradeciéndole que lo rescatara de ese viaje al recuerdo que lo atormentaba en cada ocasión.
Sus manos se soltaron y Hilde se aferró al brazo de Duo, quien le correspondió abrazando sus hombros. Por un breve momento envidió a Duo por tener a alguien a quien abrazar en esos momentos de incertidumbre. ¿A quien tenía él? Volteó a ver a Wu Fei quien seguía absorto las indicaciones y una idea loca pasó por su mente.
"Heero y Wu Fei, sentados en un árbol, b-e-s-a-n-d-o-s-e, primero viene el amor después..." Y la canción seguía en su mente, cosa que lo puso a reír, interrumpiendo la letanía de Une y ganándose una reprimenda pública.
Su humor cambió drásticamente cuando pasaron los Gundam que apoyaban a Colmillo Blanco.
La risa parecía un recuerdo lejano.
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Hilde se había quedado en uno de los submarinos para servir de coordinadora aérea (2 meses de entrenamiento intensivo daban resultado) Y una gran fuerza de Aries, Taurus y Leos propulsados volaban a dar lucha directa en contra de las fuerzas de Colmillo Blanco. No tenía caso obrar prudentemente, Queenze sabía a que hora llegarían y por donde (maldita sea la amabilidad inglesa) así que solo tenían que pasar una colina para descubrir el tamaño total del enemigo.
Los Gundam volaban a la cabeza.
Heero portaba el 01 "Wing". Una armadura blanca de marcas azules, lo que parecía ser una esfera grande en el pecho y un par de alas doradas en la espalda. En la mano izquierda usaba una especie de escudo alargado y puntiagudo y en la derecha el cañón de rayos, el arma portátil más destructora que existía en el mundo.
Las armaduras se ajustaban perfectamente a su cuerpo, tanto que su movilidad no se reducía ni un ápice. Sus características eran casi humanas, solo que las piernas y los brazos medían un poco más, para albergar armas y propulsores.
Duo, como siempre portaba al 02 "Deathsyke", un Gundam negro con una especie de hombreras puntiagudas y sin alas. A su espalda estaba un bastón de metal largo, que sería su hoz térmica, la cual manejaba pulcramente.
Wu Fei, en cambio usaba a 05 "Shen Long" mejor conocido como Nataku. Gundam con una lanza de arma, un puño izquierdo retráctil (que lanzaba fuego y era extensible) y un escudo redondo.
Faltaba poco. Durante el viaje hablaron poco, conservando el silencio radial, y a la voz de "ATAQUEN" de Trize, mas de 100 Mobile Armors se arrojaron a los Taurus blancos, que eran los Dolls de colmillo Blanco.
- Muy bien, creo que aquí empezamos nosotros. ¿Tienen algo que decir? - Preguntó Duo, excitado por la batalla inminente.
- Escuchen sabandijas, el poderoso guerrero Nataku ha llegado. - Gritó Wu Fei.
- Abran cancha, el Dios de la Muerte va ha hacer su juicio. - Después de 10segundo. Duo dijo. - Heero, ¿no vas ha decir nada?
- No mueran. - Susurró en la radio y se lanzó, junto a Wu Fei a la batalla.
- No te preocupes Heero, no moriremos. - Susurró Duo después de ver como los otros dos Gundam se perdían el la oscuridad de la noche.
En plena madrugada, en un fondo de decenas de destellos fugaces producto de los disparos amigos y enemigos. Duo Maxwell, el gran Shingami, El Dios de la Muerte, el Mal Puro, alcanzaba a sus amigos.
Sin saber si vería otro mañana.
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N.A. Si, Heero esta traumado. Por cierto, si quieren que ahonde más en la batalla contra Mariemeia, pus solo avisen.
URU YUI: Gracias, quiero que la intriga sea fundamental en este y los otros fics. Me consuela saber que la adaptación sea buena, ya que me rompí la cabeza pensándola. Espero que sigas leyendo y que no me odies por lo que voy ha hacer en el capitulo 3 (me van ha odiar, jajajajajajaja).
