Típico: Alguno de estos personajes pertenecen a J.K.Rowling bla bla bla y otros son míos.

Summary: Draco asiste a la batalla final, él es mortífago, ¿qué pasará cuando esta lucha llegue a su fin y la gente tenga que enfrentarse a los actos que ha realizado a lo largo de los años? ¿crees en las segundas oportunidades? ¿Cómo sale una persona después de Azkaban?

Nenuf@r: Buenas wapa, aquí estamos y tu que tal? Jaja así que resacosa me vienes jajaja, que peligro tienes!!! Mm ya ves, el alo misterioso que le rodea, mmm que bueno está el cabrón cojones jaja, si tía a mi también me gusta más un buen morenazo, que donde estén… se quiten los demás jeje. Si es que Remus... ais es un cielo de hombre, siempre ayudando a todo el mundo, y la sobrina no se parece en nada a él jaja, tiene muy mala uva, y por ahora se están llevando bastante mal jeje, es que Draco es peligroso, es capaz de hacer cualquier cosa ahora que no tiene nada que perder. Jaja el de los pelos azules si que es Ben. Jajaja si, yo escribo para vosotras, jeje, y un seas tan avariciosa, que Draco también tiene que ser para mi! Besos!!! A y mi nombre es Sunny, ya sé que es raro y tal… pero yo creo que mis viejos estaban borrachos cuando me lo pusieron jaja, y tu como te llamas Lis?

Lira Garbo: Si, a mi también me gusta hacerlos con diferentes puntos de vista jeje, me alegro de que te gustase. Aquí tienes la continuación, espero que la disfrutes. Besos guapísima!

Silence-messiah: Lo siento, es que Draco es mi debilidad jaja, él junto a Sirius, aiss. Un Remsie-chan?????? Tía, es la primera vez que oigo esa petición, jajaja pero me lo pensaré claro está. Draco va a ser bastante frío en esta historia, y Lean… ya se empezará a saber el por qué de su comportamiento, aunque creo que se le han quitado las ganas de molestar a Draco jeje. Bueno, intentaré no tardar muco, es que ya ves que hay que ir actualizando todos los fics que tengo jeje, y a unos les toca antes y a otros después. Bueno, saludos!!

SEGUNDA OPORTUNIDAD

3. Diversión peligrosa

And your reasons,
They will not,
Escape,
This treason.
Possession, in your mind.

(Descendants Of Cain – Possession)*

Draco estaba tumbado en la cama, no se había cambiado de posición desde hacia ya tiempo, desde que la puerta de la entrada le había indicado que Lean había salido despavorida.

La voz de Lupin le sacó de sus cavilaciones, alguien llamaba a su puerta y al no recibir contestación pasó.

- ¿Sabes dónde está Lean? –preguntó preocupado. Draco ni le miró, siguió con su vista fija en el techo, en una mancha de tinta negra reseca y antigua. Remus se quedó en la puerta esperando, pero cayó en la cuenta de que no respondería, así que salió y bajó las escaleras apresuradamente.

Draco oyó unos pitidos y luego la voz de Remus que hablaba con alguien, se sorprendió, no sabía qué era aquello, se levantó y se asomó por la escalera, vio a Lupin en el vestíbulo, con un aparato pegado a su oreja. Alzó una ceja cuando vio que el hombre lobo contestaba a una voz que salía de aquel auricular.

- Te dije que te quedases en casa –la voz de Remus sonaba alterada- ¿es que nunca me vas a hacer caso? Vuelve inmediatamente, tenemos que hablar.

El licántropo golpeó el aparato contra uno que había en la pared y después lo encajó perfectamente. Se quedó en el vestíbulo con los brazos en jarras. Draco al haber saciado su curiosidad volvió a su cuarto, pero cuando pasaba por delante del de Lean se le ocurrió echar un vistazo al interior.

Sonrió maliciosamente mientras abría la puerta lentamente, la habitación estaba bañada en la luz que entraba de la ventana rectangular y amplia que había sobre una mesa de estudio. Las paredes estaban pintadas de un azul pastel, que hacía juego con el edredón azul oscuro que cubría la pequeña y confortable cama.

Las paredes estaban decoradas por dibujos con letras, Draco se acercó a examinarlos, no era pergamino era otra superficie y en ellos se leía con dificultad el nombre de Lean, adornado con colores, con formas extrañas, había visto cosas de esas parecidas cuando se había asomado a la ventana y en algún muro había letras de esas igual de extrañas.

Siguió paseándose por el cuarto, al lado del armario había un trozo de papel de color azul oscuro sobre la que estaban pegadas un montón de fotografías, pero ninguna de ellas se movía. Paseó la vista sobre ellas y las observó con detenimiento, se sorprendió de una en la que salía Lean sonriendo a la cámara, y con las manos rodeando un papel pequeñito medio abierto en el que había algo que Draco no identificó.

Había muchas fotos en la que salía con gente que había visto el primer día desde la ventana de su habitación. En algunos lados habían fotos de menor tamaño, en las que Lean salía con algún chico o alguna chica, en una de ellas distinguió al chico castaño que se había presentado en el salón, el tal Mike y Lean salían dándose un beso, al lado de esa foto había otra en la que salía el chico de pelo azul besando la mejilla de Lean, que sonreía entrecerrando los ojos.

Se acercó a la mesita de noche y abrió el primer cajón, todo el interior estaba descolocado, cuando iba a coger un libro pequeñito de color morado y negro, escuchó la puerta de la entrada abrirse y la voz de Remus regañando a alguien. Salió de la habitación y bajó las escaleras con aire de superioridad.

En la entrada una mirada furiosa de parte de una chica de cabellos dorados oscuros le recibió, y el silencio de parte de Lupin le indicó que había conseguido crear un ambiente incómodo. Sonrió para sus adentros y se fue hacia el salón, se sentó en el sillón que había decidido que era para él y se puso a examinar de lejos un aparato cuadrado que había sobre una mesita enfrente de los sillones.

- Luego hablamos Lean, ves a ver la tele mientras preparo algo de comer –Lean no contestó, pero apareció por la puerta del salón, Draco la miró brevemente y luego volvió a fijar su vista en el aparato que estaba absorbiendo su atención, aquella casa no se parecía en absoluto a las de los magos en las que había estado, tenía aparatos muy extraños.

Lean cogió algo lleno de botones pequeñitos que estaba encima de la mesa y se sentó en el otro sillón mirando a Draco enfadada. El rubio tuvo que reprimir un grito de sorpresa al ver como el aparato cuadrado mostraba a una persona hablando con otra cuando la chica pulsó un botón. Draco entornó los ojos, aquello parecía como los polvos flu. No se dio cuenta de que Lean le estaba examinando divertida.

- ¿No sabes lo que es rubito? –Draco la miró y la chica se arrepintió de haberle hablado.

- Los muggles hacen cosas muy estúpidas –susurró fríamente.

- Dicen que éste es uno de los mejores inventos –se defendió Lean- la televisión –Draco la miró con asco.

La voz de Remus les interrumpió, Draco se levantó perezosamente y siguió a Lean hacia la cocina, se sentaron alrededor de una mesa de madera sobre la que había varios platos llenos de comida y una fuente de frutas en el centro.

Empezaron a comer en silencio, mientras Remus miraba a los dos jóvenes de vez en cuando. Draco degustó el plato y no quiso admitir que el licántropo cocinaba de forma excelente.

- Lean, tenemos que ir a comprar tus nuevos libros para este curso –rompió el silencio Remus.

- No quiero estudiar Remus, Mike dice que debería haberme metido en un módulo el año pasado –dijo molesta la chica.

- Me da igual lo que diga Mike, ¿vas a volver a repetir? –miró a la chica con reproche- parece mentira, con las buenas notas que sacaba tu madre.

- Hay diferencias entre mi madre y yo –dijo furiosa- mover una estúpida varita debe ser más fácil, yo también sacaría buenas notas en esos sitios –se levantó de golpe, sin acabar de comer y salió de la cocina.

 Remus miró el plato de Lean y luego fijó la vista en Draco, el rubio le observaba atentamente, con una mueca de superioridad en su cara y los ojos llameantes de sarcasmo y frialdad.

- Ella… ella es… -empezó Remus.

- Una squib –terminó Draco secamente. Remus no pudo sorprenderse al oírle hablar porque el tono con que dijo aquello, sonó como el peor insulto que se le puede decir a alguien, un escalofrío recorrió el cuerpo del licántropo mientras Draco se regodeaba con el efecto de su tono de voz.

Terminaron de cenar en silencio, luego Draco se levantó elegantemente y subió lentamente las escaleras, trazando planes en su mente, supo que se iba a divertir mucho, demasiado…

Atravesó el pasillo y se detuvo en la puerta de Lean, una sonrisa demoníaca apareció en su pálido y afilado rostro. Miró hacia las escaleras y aguzó el oído, del piso de abajo le llegó el ruido de todos los utensilios lavándose y el susurro de algunos hechizos para recoger y limpiar la mesa y la cocina.

Posó sus dedos largos sobre el pomo y lo giró lentamente, abrió y cerró tras de si rápidamente. Lean le miró con la boca abierta, Draco susurró un hechizo e insonorizó la habitación.

La chica se levantó de golpe del suelo, donde estaba tumbada cuando llegó Draco, cerró el cuaderno morado y negro y lo dejó sobre la mesa.

- ¿Qué haces? –dijo controlando su terror. Draco se giró y bloqueó la puerta- Sal o avisaré a mi tío.

- No te va a oír –Draco sonrió y su frialdad hizo que Lean retrocediese hasta dar con el colchón de su cama.

- ¿Qué quieres? –preguntó con miedo.

- Jugar –Lean vio con terror como Draco levantaba la varita y la apuntaba- Así que una squib, vaya vaya –había asco en sus palabras.

- Déjame en paz –gritó. El chico negó con la cabeza mientras sonreía.

- Te he dicho que no te va a oír, no hay necesidad de armar tanto escándalo –Lean se encogió en la cama- no te dolerá mucho, sólo quiero recuperar la práctica que perdí en Azkaban.

- ¡No! –fue demasiado tarde, de la varita de Draco salió un hilo que se metió en el cuerpo de Lean, era la maldición Imperius.

- Levántate de la cama –dijo el chico mientras movía la varita, Lean obedeció inmediatamente, tenía la mirada perdida. Draco la hizo acercarse hasta donde estaba él para luego anular el hechizo.

La chica parpadeó varias veces hasta que sus ojos fueron adquiriendo de nuevo una posición de conciencia, levantó sus dorados ojos hacia los grises de Draco con una mueca de terror, iba a retroceder pero Draco la agarró del pelo y la acercó hacia él.

- ¿Te ha dolido? –preguntó fríamente mientras bajaba la cabeza hasta la altura de la de ella. La chica no contesto, y unas lágrimas silenciosas empezaron a acariciar su rostro- te he preguntado una cosa, contéstame.

- No –dijo con un hilillo de voz, haciendo que más lágrimas acompañasen a las anteriores. Draco se acercó a su rostro y posó sus labios sobre el nacimiento de una de las lágrimas, y fue deslizándose hasta donde acababan las lágrimas, que se agolpaban sobre la comisura de los labios de Lean.

Lean dejó que Draco envolviese sus labios con los de él, eran fríos y amargos por las lágrimas que aún caían de sus ojos dorados. Draco se perdió por unos momentos, imaginándose en una playa, donde el Sol eran los ojos de Lean, y el mar las lágrimas que se deslizaban por la piel, igual de suave que los finos granos de arena que cubrían la orilla. Y se olvidó de dónde estaba, cerró los ojos y la besó, entrando en su boca como si de una cueva se tratase, deslizando su lengua sobre los tesoros que iba encontrando.

Y su lengua, bañada en la dulzura de la saliva de la boca de la chica, se fundía con la sal amarga del mar que salía de sus ojos. Se agarró a ella, la atrajo con fuerza hacia su cuerpo, fundiéndose en el calor del Sol, el Sol y la Luna, agarrados, luchando por su lugar en la tierra, pintándose en el cielo como todas las mañanas, en donde la Luna adquiere un color blanquecino y el Sol lucha por apagarla con sus rayos, igual que en ese momento, rodeados por las paredes azules, los ojos grises como la Luna de noche, luchaban por mantener bajo su control a los dorados como el Sol.

Pero Draco había perdido el control, no se daba cuenta de lo que estaba haciendo, la besaba como nunca había besado a nadie y se dejaba llevar por una fuerza interior, entregándose a la pasión.

Lean tampoco se dio cuenta del momento en que cerró los ojos y dejó que Draco la guiase, rodeó el cuello joven y fuerte del chico y dejó que las manos de él se deslizasen por su espalda.

Los besos pronto se convirtieron en una lucha inconsciente, Draco la guió hasta la cama y la dejó caer mientras se quitaba la camiseta y luego se agachaba para volver a besar sus labios. Lean gimió silenciosamente cuando la boca de Draco atrapó la piel de su cuello, posó sus delicadas manos sobre la bien formada espalda del rubio y las deslizó, agradeciendo el calor que desprendía su pálida piel.

Draco levantó la camiseta de Lean dejando al descubierto su ombligo, sobre el que se inclinó para besarlo y rodear con su lengua el piercing que tenía en ese lugar. Lean acarició el pelo rubio del chico, mientras Draco volvía a su cuello, pero entonces sus ojos hicieron contacto y ambos se dieron cuenta de lo que estaban haciendo.

Los ojos grises confusos se fijaron en los dorados, Draco se separó de ella lentamente. Se agachó para recoger su camiseta y se la puso rápidamente mientras retrocedía hasta la puerta, Lean se incorporó y se colocó bien la camiseta mientras se amasaba el pelo que se había despeinado.

- Has besado a una squib –dijo Lean viendo como Draco buscaba su varita.

- ¡Cállate! –Draco se agachó y elevó la varita.

- Una squib y además sangresucia, ¿qué te parece? –Draco no sabía qué le había pasado.

- Te he dicho que te calles –la apuntó con la varita.

- ¿Qué me vas a hacer? –preguntó burlonamente- ¿la imperius de nuevo para que me acerque a ti?

- Estúpida –dijo con rabia- Cruccio.

Lean recibió el impacto sobre su cuerpo y empezó a gritar como nunca antes había gritado, dolía tanto que las lágrimas volvieron a saltar de sus hermosos ojos, que ahora estaban entornados en una mueca de terror y dolor, al igual que toda su cara.

Draco apartó la varita de ella y cambio de hechizo, haciendo que una silla se colocase frente al cuerpo de Lean, la chica seguía tumbada en el suelo mientras el rubio se sentaba en la silla puesta del revés despreocupadamente. Apoyó los brazos sobre el respaldo y después colocó su cabeza sobre sus manos.

- ¿Qué quieres de mi? –preguntó Lean entre sollozos y rabia contenida.

- Divertirme, ya te lo he dicho –sonrió y a Lean le dieron ahorcadas al pensar que antes le había besado- me aburro demasiado en tu casa.

Draco bajó el brazo hasta que la varita que tenía en la mano rozó el pelo de Lean, enredó la punta en los mechones mientras volvía a perderse en los ojos dorados que le miraban con odio.

- Déjame en paz, ¡vete! –Draco negó con la cabeza de forma seria.

- Aún no he acabado contigo –se levantó de la silla y la apartó. Se agachó y miró a Lean fríamente- ¿qué hechizo te gustaría que probase contigo?

- Pensé que el preferido de los mortífagos era la maldición cruciatus –dijo seria.

- Si –sonrió y rememoró tiempos antiguos, recordó cada una de las caras a las que había torturado a lo largo de su vida- pero me he cansado de oír tus gritos, ahora quiero otro tipo de gritos –se sentó en el suelo y sonrió ampliamente mientras la volvía a apuntar con la varita- quítate la camiseta –Lean no se movió, estaba atónita- venga, hace nada casi te la hubieras arrancado para mi –se rió y su risa fue de ultratumba, haciendo que a Lean se le pusiese la piel de gallina.

- Ni lo sueñes.

- Hazme caso y no te haré daño –Draco acarició el rostro perlado de sudor de la joven con la punta de la varita.

Lean negó con la cabeza, por lo que Draco se puso de rodillas y la agarró con fuerza, mientras de un tirón le rompía la camiseta, Lean intentó golpearle, pero el rubio la agarró por los brazos y la tumbó de golpe en el suelo, haciendo que la chica se diese un golpe en la nuca y dejase de poner tanta fuerza.

Draco pasó sus piernas alrededor del cuerpo de Lean, que volvía a moverse con furia y desesperación. Dejó la varita a un lado y agarró los brazos desnudos de Lean, mientras se inclinaba para besar su cuello descubierto, no fueron los tiernos besos de antes, éstos fueron con furia, algunos mordiscos, haciendo que Lean luchase con más fuerza y gritase con miedo.

- Eres igual que tu padre –al oír eso, Draco se separó de su pálido cuello y la miró a los severos ojos.

- ¿Qué dices? –dijo confuso, ¿Era posible qué ella lo conociese? ¿Cómo?

- Lo que oyes –le espetó- ¿nunca has oído hablar de Lizobeth? –Draco aflojó la presión sobre las muñecas de Lean, sí que había escuchado ese nombre, pero no sabía cuándo ni por qué, únicamente le venía a la mente los labios de su padre pronunciando esas letras.

- Me suena el nombre –soltó las manos de Lean interesado en la conversación, pero aún la tenía agarrada al estar sentado encima de ella.

- Era el nombre de mi madre –dijo alargando rápidamente la mano hasta la varita de Draco. Al chico no le dio tiempo a cogerla antes, cuando se dio cuenta, Lean le apuntaba al pecho con furia.

- ¿Y qué pasa con tu madre? –dijo sin darle importancia a la varita.

- Tu padre la violó antes de matarla –aquella revelación hizo que Draco se levantase de golpe y se alejase del cuerpo de Lean. Sabía que él no quería violarla, simplemente quería asustarla, pero se vio parecido a su padre.

Se sentó en la silla que había apartado y sus ojos se perdieron en los recuerdos, nunca le había profesado ni una pizca de cariño ese hombre que se llamaba "padre", se avergonzó de que por su sangre corriese la misma que aquel hombre rubio que había reído en el momento de su muerte. Se avergonzó de aquel hombre que había manchado el honor de su madre, que la había enamorado y la había llevado a la muerte. Se avergonzó de llevar aquel apellido y parecerse tanto a su padre.

Lean se había levantado con la varita en alto y le apuntaba desde una distancia prudente, sabiendo que el utensilio no le servía para nada.

- No te iba a violar –la voz de Draco sonó como lejana- quería asustarte y que gritases de miedo –levantó los ojos grises y los fijó en los de Lean, la chica tuvo que reprimir un grito de sorpresa al verlos medio empañados- ya recuerdo cuándo oí el nombre de tu madre –Lean bajó la varita mientras Draco la miraba fijamente y seguía hablando- tendría 9 o 10 años, me escapé de un castigo que me había puesto mi padre y fui a espiarle en su sala de reuniones, estaba reunido con otro mortífago amigo suyo, recuerdo sus labios articular la palabra Lizobeth y reírse, ambos se reían –hizo una pausa- quise olvidarlo por lo que oí y de hecho lo olvidé, mi madre lloraba mucho por esa época.

- Yo nunca lo he olvidado –dijo con rabia.

- Lo sé –la miró por primera vez sin odio, sin rabia, la miró como nunca había mirado a nadie, olvidándose de que debía ser frío y malvado- ¿por qué no le encerraron?

- Hubo una investigación, pero se cerró por falta de pruebas -se acercó a Draco- tu padre tenía muchas influencias –Draco asintió mientras sentía la varita apoyada sobre su pecho.

- Si sabes hacer magia, aunque sea la mínima cosa –la miró con los ojos brillantes- hazlo.

Lean negó con la cabeza y se arrodilló, haciendo que su cuerpo quedase entre las piernas de Draco, dejó la varita sobre el regazo del chico y le miró, Draco alargó la mano y acarició la mejilla de Lean, haciendo que la chica cerrase los ojos.

Draco agarró la varita y se levantó, Lean le miró mientras seguía arrodillada en el suelo. El rubio se agachó y recogió la camiseta rota, con un rápido Reparo, la camiseta quedó como nueva, se la pasó a Lean que se la puso rápidamente y luego salió del cuarto de la chica.

Al llegar al suyo, cerró la puerta con llave y se tiró en la cama, dejando a un lado la varita. Nunca había sentido tantos remordimientos, estaba confuso, esas sensaciones y emociones no los conocía, no sabía cómo afrontarlos.

Intentó dormir, pero miles de imágenes acudieron a su sueño, como siempre, gritos y más gritos, caras conocidas pero a la vez de personas que no había visto en su vida, gritaban, todo era dolor, y él sentía el dolor de ellos como si fuese propio, como cuando estuvo en Azkaban.

Notó el tacto de algo en su cara, abrió los ojos de golpe mientras volvía a gritar, a su alrededor todo era oscuridad, pero seguía sintiendo el tacto caliente, de una mano que le acariciaba el pelo, y distinguió el contorno de una figura, de unos ojos dorados.

* * * * * * * * * * * * * * *

Hola! Bueno, he subido otro capítulo de esta historia, aunque estaba trabajando en el capítulo de Debajo de una Máscara, pero bueno, vino la inspiración sobre éste y lo acabé.

Espero que os guste, bueno ahora ya sabéis un poco, el por qué la chica se comportaba así con Draco.

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* Traducción:

Y sus razones,
No irán a,
Escapar,
Esta traición.
Posesión, en su mente.