Capítulo 3: Yoh

Yoh llegó, agotado y sin ver casi, a su cuarto, compartido con Anna...

Siguió la rutina de siempre: abrió la puerta, entró, la cerró (ya me pasé con lo básico...), se puso la ropita correspondiente y se fue a la esquina del cuarto.

"Qué extraño...; Anna no me regañó como siempre lo hace cuando interrumpo a mitad de la noche...", pensó Yoh, y se dio lentamente la vuelta para ver cómo estaba Anna y por qué andaba tan seria.

Las sábanas y almohadas estaban perfectamente acomodadas en el suelo de la habitación... y Anna, obviamente, no estaba ahí.

"Con razón no estalló de furia; ella no está...", y se volvió a dar la vuelta para ver la pared.

"Esperen un minuto...; ¿no está? ¡¿Dónde está?!", se levantó rápidamente y salió de la habitación a buscarla.

Escuchó una charla muy animada y risitas que venían del cuarto de Tamao y Pilika, así que fue a oírlas un poco...

Escuchó a Anna decir algo, y a Pilika y a Tamao decir:

–¡Yuk! –riéndose.

"Aquí está Anna", pensó aliviado.

"¿Pero qué hace ahí?", pensaba mientras volvía a su habitación.

Entró nuevamente a la habitación, dejando la puerta entreabierta por si Anna llegaba más tarde a dormir ahí.

Por ello precisamente, también le dejó las sábanas y almohadas donde estaban.

Se quedó dormido rápidamente en su rincón, viendo a la pared y usando su brazo como almohada... como de costumbre.

Al día siguiente se despertó a la misma hora en que Anna lo despertaba a gritos, y sin necesidad de que ella lo hiciera.

"Vaya... La costumbre", pensó él sonriendo mientras se dirigía al baño.

Nadie estaba ahí... como de costumbre; era demasiado temprano.

Anna siempre lo despertaba temprano para ponerlo a hacer entrenamientos que carecían ya de sentido, o todas las labores de la casa (aunque eso iba para todos, y no sólo para Yoh).

Pasó al lado de la puerta que daba al dizque patiecito donde los chicos se reunían para tomar su típico bañito (palabras exactas para referirme a ese sitio... no, no tengo).

"¿No podría...?", pensó mientras echaba un ojito fuera del baño para ver si Anna estaba cerca o si podía oír su voz.

Si ella ya estaba despierta, cualquier intento de relajación que hiciera Yoh sería mandado por un tubo y Anna le pondría una rutina un poco más estricta...

"No la oigo...".

Así, se fue y se metió en las cálidas aguas medio cristalinas del sitio...; muy fuera de hora, pero era la primera vez que tenía tiempo de hacer eso desde hacía un buen tiempo atrás.

Ciertamente se reunía ahí con los otros, pero era cuando no estaba demasiado cansado o cuando Anna ya no lo andaba correteando...

"Ojalá que Anna se quedara dormida hasta tarde todos los días...", pensó Yoh.

Escuchó un ruido, e inmediatamente se puso alerta...

–Oye, Yoh, no esperaba que estuvieras por aquí tan temprano... Estás fuera de hora –dijo el aún diminuto Manta, entrando junto con Ryu, Horohoro y Chocolove.

–Ustedes también están fuera de hora, ¿no? –dijo Yoh, sonriendo para variar.

–Vinimos temprano porque vamos a ir a buscar a Len y Jun Tao al aeropuerto... –dijo Manta, y al ver la cara sorprendida de Yoh, continuó–. Acaban de llamar hace media hora a mi celular; me despertaron...

"Qué bien; Len Tao viene a vernos... Debería ir", pensó Yoh.

–Pues yo voy con ustedes –dijo inmediatamente Yoh, y la puerta se abrió bruscamente.

–Ni lo sueñes, Yoh; vas a quedarte para una nueva rutina por no haber empezado antes –dijo Anna, enfadada, ante la sorpresa de los otros–. ¿Ustedes se le quieren unir? –preguntó, viendo a los demás.

–No, no... Nosotros ya nos íbamos... –dijo Chocolove, saliendo con Ryu detrás.

"Qué buenos amigos...; no me apoyaron", pensó el pobre de Yoh, triste pero aún sonriendo.

–Oye, ¿quién te da el derecho de entrar al baño de nosotros así nada más? –le dijo Horohoro a Anna.

–Yo. ¿Algún problema?

–No, no... Ya me voy... ¡Hasta luego!

–Ay, Anna, no deberías ser así de estricta con los otros... –dijo Manta, sonriendo amablemente.

–Será mejor que te vayas, enano cabezón. O tendrás que enfrentarte a la rutina que le tengo preparada a Yoh... –dijo Anna.

"Ya estuvo que me quedaré solo...".

–Me quedaré... Aunque sé que debería andar con los otros, e ir por Len Tao...

"Ya sabía que se irí... ¡¿Qué?! ¿Se queda?... ¡Ay, que buen amigo!", pensó Yoh, al borde de las lagrimitas sentimentales.

–¿Len Tao...? –preguntó Anna–. ¿Cómo sabes que vendrá, si no ha llamado?

–Me llamo a mí.

–Ok... Bueno, Manta, tú te quedarás con Yoh; ambos correrán diez kilómetros, limpiarán la casa, harán las compras, y sacarán a pasear a Tamao y a Pilika al centro comercial junto con Jun Tao...

–¿Por qué a ti no? –preguntó Yoh.

–¿Y cómo sabes que Jun querrá ir? –preguntó Manta.

–Si ella quiere, la van a llevar... Yo no iré; me quedaré a ver una película.

"Vaya...", pensó Yoh.

"Pensé que ella querría ir, que era un plan de salida lo que estaban discutiendo también ayer en la noche ella, Tamao y Pilika...".

–Bueno, me voy a vestir para que iniciemos el día... Será difícil, y más vale empezar ahora –dijo Yoh a Manta.

–¡Claro! –sonrió Manta.

Subieron hasta sus habitaciones para cambiarse y prepararse para el duro y difícil día que tenían por delante...

"Una pregunta: ¿qué irán a hacer Ryu, Horohoro, Chocolove y Len sin nosotros?", pensó Yoh mientras se ponía la camisa.

"Ojalá que Anna no los maltrate...".