Capítulo 10: Yoh
Yoh durmió con las cobijas y las almohadas para él, sin importarle si Anna llegaba y le gritaba.
La oyó llegar a cierta hora, pero no entró; sino que se alejó del cuarto y al parecer se quedaría con Tamao y Pilika nuevamente.
"Qué bueno que se fue. No quisiera darle la cara...; no ahora", pensó antes de dormirse.
A la mañana siguiente se despertó a la hora acostumbrada, pero no por voluntad propia; alguien le echó un balde de agua helada y saltó gritando del susto y del frío.
–¡¿Pero quién...?! –gritó Yoh, y volteó a ver.
"Anna...".
–Anna, ¿por qué lo hiciste?
–Quería que te despertaras para que te pusieras a hacer lo de siempre, dormilón –estaba demasiado seria–. ¡Anda, vístete!
Anna salió con el balde en la mano y dejó la puerta abierta.
Yoh fue a cerrarla para secarse y vestirse.
Cuando terminó, secó el suelo y salió a su entrenamiento de siempre... pero esta vez sin Manta (su acompañante de siempre).
"¿Por qué hizo eso? ¿Estará enfadada por lo de ayer?", pensaba mientras corría por las calles.
"¿Con qué podré pedirle perdón?".
Entonces se acordó de Lyserg (sin motivo alguno), mientras pasaba enfrente de una pequeña clínica para pacientes de enfermedades terminales o mentales (vaya...).
"Puedo desviarme para ir a saludarlo", pensó nuevamente sonriendo Yoh, y tomó el camino que llevaba hacia ese hospital.
Pronto estuvo ahí y fue a ver a Lyserg.
–¡Hola, Lyserg! –dijo al entrar, sorprendiendo a Lyserg y a Morphin tomando un té para iniciar el día.
–Hola, Yoh –dijo sonriendo Lyserg.
Yoh se sentó en la silla al lado de la cama, con el respaldo hacia delante y recargó sus brazos en él.
–¿Cómo estás hoy?
–Mejor. Con suerte, saldré hoy por la tarde o mañana en la mañana.
–¡Genial! Sería bueno que nos fueras a visitar... –entonces se acordó de un detalle–. Pero como no sabes dónde queda, te dejaré la dirección.
Yoh y Lyserg hablaron por otro buen rato.
–¿Y cómo le hiciste para venir hasta acá? Digo, se ve que tu casa queda lejos...
–Vine corriendo –al ver la expresión en la cara de Lyserg, agregó–. Es parte de un entrenamiento que Anna me está dando...
–¿Pero por qué? Ya acabó todo el Torneo de Shamanes, ¿por qué insiste?
–Porque está loca.
En ese momento, la puerta se abrió violentamente y Anna apareció, seguida por todo el resto del grupo de habitantes de la casa de los Asakura.
–¿Con que estoy loca, eh, Yoh? –dijo Anna furiosa.
–¡Hola, Lyserg! –dijo Ryu, apareciendo de repente al lado de la cama.
"Hay cosas que no cambiarán...", pensó Yoh viéndolos.
"Incluida Anna...", y volteó a verla.
"¿Ahora cómo saldré del aprieto?".
Horohoro, Len, Chocolove, Manta, Tamao y Pilika estaban saludando a Lyserg y preguntándole cómo estaba y todo lo demás.
Ahora Yoh y Anna estaban prácticamente solos.
Yoh salió de la habitación y cerró la puerta, para poder hablar con Anna sin que los demás se metieran en el asunto.
–¿Qué tienes que decirme, Yoh?
–Siento lo de ayer... No quería que pasara eso, pero...
–No tienes la valentía para aceptar lo que quisiste hacer, y tampoco la tuviste ayer para terminarlo todo –dijo Anna, haciendo una pausa y continuando–. Eres un cobarde.
"¿Ahora qué le digo?", pensaba desesperado Yoh.
Pero Anna no continuó, sino que se fue por el pasillo a las escaleras y salió del edificio rumbo a la casa.
Yoh se estuvo ahí un tiempo, desconcertado...
Y al rato, se dio cuenta de que cinco mujeres encapuchadas iban hacia la habitación que él tenía a sus espaldas.
–Hola, chicas, ¿qué hacen? –dijo Yoh sonriéndoles, y ellas se paralizaron en su sitio–. ¿Vienen a visitar a Lyserg?
–¿El príncipe Lyserg está aquí? –dijo Mili, quitándose la capucha.
–No estoy seguro de que sea príncipe, pero sí está.
–¡Genial! ¿Puedo pasar?
–Por supuesto.
Mili entró al cuarto y las otras cuatro se quedaron con Yoh.
Shalona hizo una señal y todas se quitaron las capuchas, para después irse al cuarto dejando solo a la líder y a Yoh en el pasillo.
–¿Qué sucede? ¿Por qué tan seria?
–Al parecer, Hao atacará de nuevo... y esta vez a todos los shamanes.
Yoh se sorprendió.
"¿Será cierto...?".
–Dicen por ahí que habrá una fiesta para los shamanes que participaron en el torneo de hace tres años...
"¿Atacará ahí?".
–Y los apaches nos advierten para cuidarnos, ahora que todos los participantes hemos sido privados de nuestros espíritus acompañantes.
–Pero Lyserg aún conserva a Morphin...
–Él no participó gran cosa, date cuenta –dijo ella–. Los que sí participaron, no tienen a sus espíritus acompañantes.
Yoh se dio cuenta de que era cierto: nadie que él supiera tenía a su espíritu acompañante con él... ni siquiera él mismo.
Únicamente los que no participaron gran cosa los conservaban: Tamao, Lyserg... y tal vez Manta también (habría que revisar la computadora).
Shalona entró y cerró la puerta, dejando a Yoh solo en el pasillo.
"¿Será cierto? ¿Cómo nos protegeremos ahora todos?".
Yoh durmió con las cobijas y las almohadas para él, sin importarle si Anna llegaba y le gritaba.
La oyó llegar a cierta hora, pero no entró; sino que se alejó del cuarto y al parecer se quedaría con Tamao y Pilika nuevamente.
"Qué bueno que se fue. No quisiera darle la cara...; no ahora", pensó antes de dormirse.
A la mañana siguiente se despertó a la hora acostumbrada, pero no por voluntad propia; alguien le echó un balde de agua helada y saltó gritando del susto y del frío.
–¡¿Pero quién...?! –gritó Yoh, y volteó a ver.
"Anna...".
–Anna, ¿por qué lo hiciste?
–Quería que te despertaras para que te pusieras a hacer lo de siempre, dormilón –estaba demasiado seria–. ¡Anda, vístete!
Anna salió con el balde en la mano y dejó la puerta abierta.
Yoh fue a cerrarla para secarse y vestirse.
Cuando terminó, secó el suelo y salió a su entrenamiento de siempre... pero esta vez sin Manta (su acompañante de siempre).
"¿Por qué hizo eso? ¿Estará enfadada por lo de ayer?", pensaba mientras corría por las calles.
"¿Con qué podré pedirle perdón?".
Entonces se acordó de Lyserg (sin motivo alguno), mientras pasaba enfrente de una pequeña clínica para pacientes de enfermedades terminales o mentales (vaya...).
"Puedo desviarme para ir a saludarlo", pensó nuevamente sonriendo Yoh, y tomó el camino que llevaba hacia ese hospital.
Pronto estuvo ahí y fue a ver a Lyserg.
–¡Hola, Lyserg! –dijo al entrar, sorprendiendo a Lyserg y a Morphin tomando un té para iniciar el día.
–Hola, Yoh –dijo sonriendo Lyserg.
Yoh se sentó en la silla al lado de la cama, con el respaldo hacia delante y recargó sus brazos en él.
–¿Cómo estás hoy?
–Mejor. Con suerte, saldré hoy por la tarde o mañana en la mañana.
–¡Genial! Sería bueno que nos fueras a visitar... –entonces se acordó de un detalle–. Pero como no sabes dónde queda, te dejaré la dirección.
Yoh y Lyserg hablaron por otro buen rato.
–¿Y cómo le hiciste para venir hasta acá? Digo, se ve que tu casa queda lejos...
–Vine corriendo –al ver la expresión en la cara de Lyserg, agregó–. Es parte de un entrenamiento que Anna me está dando...
–¿Pero por qué? Ya acabó todo el Torneo de Shamanes, ¿por qué insiste?
–Porque está loca.
En ese momento, la puerta se abrió violentamente y Anna apareció, seguida por todo el resto del grupo de habitantes de la casa de los Asakura.
–¿Con que estoy loca, eh, Yoh? –dijo Anna furiosa.
–¡Hola, Lyserg! –dijo Ryu, apareciendo de repente al lado de la cama.
"Hay cosas que no cambiarán...", pensó Yoh viéndolos.
"Incluida Anna...", y volteó a verla.
"¿Ahora cómo saldré del aprieto?".
Horohoro, Len, Chocolove, Manta, Tamao y Pilika estaban saludando a Lyserg y preguntándole cómo estaba y todo lo demás.
Ahora Yoh y Anna estaban prácticamente solos.
Yoh salió de la habitación y cerró la puerta, para poder hablar con Anna sin que los demás se metieran en el asunto.
–¿Qué tienes que decirme, Yoh?
–Siento lo de ayer... No quería que pasara eso, pero...
–No tienes la valentía para aceptar lo que quisiste hacer, y tampoco la tuviste ayer para terminarlo todo –dijo Anna, haciendo una pausa y continuando–. Eres un cobarde.
"¿Ahora qué le digo?", pensaba desesperado Yoh.
Pero Anna no continuó, sino que se fue por el pasillo a las escaleras y salió del edificio rumbo a la casa.
Yoh se estuvo ahí un tiempo, desconcertado...
Y al rato, se dio cuenta de que cinco mujeres encapuchadas iban hacia la habitación que él tenía a sus espaldas.
–Hola, chicas, ¿qué hacen? –dijo Yoh sonriéndoles, y ellas se paralizaron en su sitio–. ¿Vienen a visitar a Lyserg?
–¿El príncipe Lyserg está aquí? –dijo Mili, quitándose la capucha.
–No estoy seguro de que sea príncipe, pero sí está.
–¡Genial! ¿Puedo pasar?
–Por supuesto.
Mili entró al cuarto y las otras cuatro se quedaron con Yoh.
Shalona hizo una señal y todas se quitaron las capuchas, para después irse al cuarto dejando solo a la líder y a Yoh en el pasillo.
–¿Qué sucede? ¿Por qué tan seria?
–Al parecer, Hao atacará de nuevo... y esta vez a todos los shamanes.
Yoh se sorprendió.
"¿Será cierto...?".
–Dicen por ahí que habrá una fiesta para los shamanes que participaron en el torneo de hace tres años...
"¿Atacará ahí?".
–Y los apaches nos advierten para cuidarnos, ahora que todos los participantes hemos sido privados de nuestros espíritus acompañantes.
–Pero Lyserg aún conserva a Morphin...
–Él no participó gran cosa, date cuenta –dijo ella–. Los que sí participaron, no tienen a sus espíritus acompañantes.
Yoh se dio cuenta de que era cierto: nadie que él supiera tenía a su espíritu acompañante con él... ni siquiera él mismo.
Únicamente los que no participaron gran cosa los conservaban: Tamao, Lyserg... y tal vez Manta también (habría que revisar la computadora).
Shalona entró y cerró la puerta, dejando a Yoh solo en el pasillo.
"¿Será cierto? ¿Cómo nos protegeremos ahora todos?".
