Capítulo 12: Hao

Todo estaba listo... una semana antes del evento.

Lo mejor de todo era que no había tenido que usar su dinero ni organizar una colecta entre los suyos para sacar para reservar todo el hotel (por tres días, no solo uno).

"La Aldea Apache paga y no lo sabe", pensaba Hao sentado en el suelo, recargado contra un árbol en un grupo de muchos, y a punto de dormirse.

Al final, se quedó dormido.

Llevaba días, semanas, meses sin dormir.

Tuvo un sueño en el que él estaba con Anna en una habitación oscura del hotel, hablando primero y después a medio besuqueo...

"Ojalá que nadie la haya besado antes; será mejor...", soñaba que pensaba Hao (eso pasa...).

"Y mejor aún si nadie...", pero un resplandor interrumpió ese sueño, y Hao se despertó casi gritando y levantándose de un salto.

–¡¿Qué pasa aquí?!

No había nadie a su alrededor, ni una sola alma; y todavía era de noche...

Pero los carros que pasaban por la carretera enviaban sus luces en aquella dirección, así que le dio la vuelta al árbol para no ver la carretera.

"Volveré a dormirme", pensó y se reacomodó.

Pasó más de media hora tratando de dormirse antes de llegar a una conclusión.

"No puedo volver a dormirme; el sueño fue demasiado lindo...".

Y mejor fue a dar una vuelta por el enorme campamento de shamanes en busca de venganza que lo iban acompañando.

Al amanecer, fue a buscar el teléfono público por el que había hablado al celular de Lyserg; tenía que enterarse de cómo iba todo.

–¿Hola? –contestó alguien que no era Lyserg, porque era una chica.

–Hola –dijo Hao, fingiendo otra voz–. ¿Podría comunicarme con Lyserg, por favor, señorita?

–Lo siento, no está –dijo bruscamente–. ¿Qué quiere?

"No, no puede ser ella...".

–¿Con quién tengo el placer de hablar? –preguntó Hao.

–Con Anna Kyoyama –le dio el ataque a Hao...

"¡Es ella! ¡Es ella!", saltaba de la emoción de escucharla hablar (se pasa).

–Y mi nombre será lo último que escuchará si no me dice qué quiere.

–Sólo quería hablar con el joven Lyserg... Pero como no está... Gracias.

No le dio tiempo para decir adiós formalmente, cuando Anna ya había colgado sin decir nada más.

"Anna... Annita...", pensaba Hao, prácticamente flotando de vuelta al campamento.

Ahí se topó con su enano amigo de ojos raros.

–Señor Hao, ¿qué tiene? ¿Se siente bien?

–Sí. Me siento bien. Muy, pero muy bien... –y suspiró antes de dejarse caer como muerto entre unos árboles.

"Anna Kyoyama...", era lo único que podía pensar Hao.

–No se ve muy bien, señor Hao. ¿Está seguro de que está bien?

–Dentro de lo que cabe...

Hubo un silencio.

–Ya sabes lo que pasa; lo sabías antes que yo me diera cuenta... –dijo Hao finalmente.

–¿Qué está enamorado de la prometida de su hermano?

–Eso merito.

–Ah, eso trae –y empezó una media burla.

"Ahora, después de tres años, este amigo mío se atreve a burlarse de mí", pensó Hao al principio con enfado, pero se calmó con el siguiente pensamiento.

"Pero a quién le importa... Es verdad lo que dice: estoy enamorado de Anna Kyoyama, prometida de Yoh Asakura, que es mi hermano...".

El enanín lo dejó y se quedó dormido nuevamente, soñando lo mismo que en la noche... y siendo interrumpido en el mismo punto.

–¡¿Y ahora qué?! –gritó Hao levantándose de un salto.

–Un chico quiere verlo –dijo uno de los shamanes a su servicio.

–Dile que no voy a caminar hasta donde esté él, que venga él mismo si tanto quiere verme. Interrumpió mi sueño... –dijo Hao y el tipo se alejó–. Me las pagará, sea quien sea.

Sorpresa la que se llevó al ver que era el mismo Lyserg quien había ido a buscarlo.

–¡Qué sorpresa, Lyserg! Y yo que te hablé... –dijo Hao.

–Tuve que ir a recoger el auto al taller y se me olvidó el celular en la casa.

–¿Ya saliste del hospital, entonces?

–Sí.

"Hum...".

–¿Sabes algo? –dijo Hao con un tono suave, cambiando a agresivo mientras cogía del cuello a Lyserg y lo estampaba contra el tronco de un árbol–. Será mejor que me tengas buenas noticias pronto, o algo que me interese. Interrumpiste mi sueño, mi primer sueño desde hace años, ¡y mereces la muerte por ello!

Lyserg pidió, apenas respirando, que lo soltara y Hao lo hizo, dejando la amenaza como advertencia.

–Siento haber interrumpido tu sueño, Hao –dijo Lyserg, cambiando su actitud a burlona–. Pero esto es lo que necesitaba de venganza... Algo muy preciado mío fue dado para poderte quitar algo tuyo bastante, pero mucho, muy preciado.

"Tiene razón...".

–Tendrás la razón, Lyserg, pero aún así ya estás amenazado como tú me amenazaste a mí –dijo Hao–. Quiero que te las arregles para hacer algo bueno, traerme buenas noticias y demás... Sino, ya sabrás.

Lyserg se fue sin decir nada más, y Hao tampoco le dijo nada más que eso.

"Que se vaya", pensó Hao.

"Interrumpió mi sueño más hermoso... Debería morirse".

Cuando estuvo seguro de que no había nadie alrededor, se volvió a acurrucar en el mismo sitio, bajo la sombra de los árboles.

"Quiero volver a dormirme...", pensó como capricho.

Pero de nuevo llegó a la conclusión de que así no se podía.

"¿Por qué esto es lo único que no puedo hacer a voluntad?", pensó molesto.