Capítulo 19: Manta

Yoh estaba demasiado enojado (no encuentro otra palabra para describirlo), tanto que ni Manta se había acercado a intentar darle ánimos.

–Vaya, jamás pensé que vería a Yoh con ese genio... –le dijo Manta a Ryu cuando todavía iban en el avión.

–Yo tampoco –dijo Ryu, que tenía a su otro lado a Tamao dormida en su hombro–. Pero tratándose de doña Anna y ese tipo de Hao... y en estas circunstancias... ¡Bueno, Manta, habrá que perdonarlo!

"Pero me da tristeza...", pensó Manta, poniendo sin darse cuenta una carita triste.

–Tranquilízate, no servirá de nada que nos preocupemos desde ahora –dijo Len en el asiento de atrás, junto a Horohoro y Lyserg.

–Cierto, cuando sí tendremos que preocuparnos por Yoh será cuando toquemos suelo en Norteamérica –dijo Lyserg, que había permanecido serio y medio deprimido más de la mitad del trayecto recorrido.

–Ojalá que tengan razón... –dijo Manta.

"Es bueno que ellos estén aquí para calmar al resto; estamos bajo mucha presión con esto", pensó Manta.

Chocolove, Pilika y Jun iban al lado de Len, Lyserg y Horohoro; Fausto, Elisa e Yoh iban al lado de Manta, Ryu y Tamao; y Shalona y las otras iban repartidas en las dos hileras delanteras al grupo.

"¿Y por qué habrán venido esas cinco con nosotros?", pensó Manta, echándoles un ojo a las cinco de adelante.

Volteó a ver a Ryu para preguntarle, pero lo vio viendo a Tamao durmiendo, así que se mantuvo callado, hasta que...

–Oye, Ryu... –dijo Manta–. ¿Por qué tú y Tamao andan tan cariñosos el uno con el otro?

–Ah... Bueno, yo... ella... –decía Ryu.

Pero Jun movió a un lado a Chocolove y a Pilika, y dijo a Manta, llamando la atención de Len, Lyserg y Horohoro.

–Bueno, es que ellos, aparte de bailar un rato en el salón en la fiesta, empezaron con los besitos y todo eso...

Explicó lo de la misteriosa desaparición de la parejita y dio una teoría al hecho de que los encontraran en una habitación solos en el hotel mientras todos evacuaban el sitio.

–¡Oye! –saltó Ryu, despertando a Tamao.

–¿Lo niegas? –sonrió medio maliciosamente Jun.

–¡Oye, ¿quién te da derecho de gritarle a mi hermana?! –dijo Len.

"Vaya, con que por eso andaban así, eh...", pensó Manta, y sonrió.

"¿Pero y Anna y Hao?", y su sonrisa desapareció.

"¿Qué pasó con ellos?".

–También sé de otros dos que anduvieron muy cariñositos en el baile... –dijo Jun cuando todo se calmó.

–¿Nosotros? –preguntó Fausto uniéndose al chisme mientras Elisa dormía.

–No, eran otros... –sonrió Jun, volteando a ver a Chocolove y Pilika.

–Ya se me había olvidado... –dijo Horohoro.

"Vaya, Jun estuvo muy pendiente de todo...", pensó Manta.

–¡Pero ni creas que te perdonaré eso, chico sin chiste! –dijo Horohoro, viendo a Chocolove y a Pilika por encima de Lyserg y Len.

–No, no quiero chicle... –empezó Chocolove, pero tanto Len como Horohoro se lanzaron a pegarle.

"Era de saberse...", pensó Manta.

"Hay cosas que nunca cambian entre la gente...".

–¡¿Podrían callarse todos ya?! –gritó Yoh de repente, poniéndose de pie, y se veía bastante (pero mucho, muchísimo) más enojado que nunca.

–Yoh... –dijo Manta, entristeciéndose nuevamente mientras todos se aplacaban de nuevo e Yoh volvía a sentarse.

"No quisiera verlo así, sufriendo por lo que Hao puede hacerle a Anna...", pensó Manta.

–Ryu... –dijo Manta–. Habrá que tomar más en serio esto de rescatar a Anna de donde Hao...

–¿Cómo? ¿No es bastante serio ya esto?

–¡No! No con actitudes como las de hace un rato... –dijo Manta, y Tamao se acercó a oírlo–. Necesitamos estar más serios en esto...

Horohoro, Len y Lyserg se habían trepado por los respaldos de los asientos para oír mejor la conversación.

–Hao es muy fuerte, y quién sabe qué tenga preparado en Norteamérica...

Esta vez Chocolove, Pilika, Jun y Fausto voltearon.

–Y tampoco tenemos a nuestros espíritus acompañantes para ayudarnos...

Elisa se despertó y volteó a ver, al igual que las Cinco Lilis.

–Pero lo que sí, tendremos que pasar por todo lo que Hao nos haya preparado ya para poder rescatar a Anna...

–Ok, aquí acabó todo; tomaremos después un vuelo de regreso –dijo Shalona, y todos voltearon a verlas.

"Vaya, con ellas no sirvió mi discurso...", pensó Manta.

"Pero tan siquiera con los otros sí", y recordó a todos muy atentos y sin interrumpirlo ni criticarlo ni un solo momento.

Hubo un largo silencio, y Manta mantenía sus ojos cerrados.

Pero se dio cuenta de que alguien lo estaba observando, y aparte había mucho silencio, así que abrió los ojos...

Y se encontró cara a cara con Yoh (o más bien, ojo a ojo con Yoh).

–Tienes razón; habrá que derrotar a Hao nosotros solos... –dijo Yoh–. Gracias por ayudarme, Manta –y volvió a su sitio tan tranquilamente como había salido de él.

–Me asustó... –murmuró Manta, y Tamao le respondió.

–Nosotros también nos asustamos. Estaba muy serio cuando se levantó –dijo ella–. Pensábamos que te gritaría o algo, ya ves cómo se encuentra...

"Fue una suerte que Yoh no me gritara...".

Pronto llegaron a Norteamérica, y las Cinco Lilis desaparecieron de su lado.

No les importó, y continuaron por ahí, por grupos, buscando información sobre Hao y Anna.

–Ojalá que no sea muy difícil encontrar el sitio... –dijo Tamao.

"Entre más nos tardemos, peor irán las cosas con Yoh...".