Capítulo 21: Len

El grupo de Yoh seguía el rastro del de Hao.

En un momento dado, se toparon con algunos de los miembros de la Aldea Apache, que de pura casualidad también estaban rastreando a Hao...

–... gastó todo el dinero de la Aldea en una fiesta... –les explicó uno de ellos.

"Vaya, que tacaño...", pensó Len.

"Pero la fiesta estuvo bien".

–... y él se llevó a Anna... –había explicado Yoh.

"Buen plan: una fiesta para secuestrar a alguien...", pensó Len, mientras veía a los demás explicándose todo entre sí.

"Debería intentarlo", decidió.

"¿Pero con quién?".

–Necesitarán a sus espíritus acompañantes si quieren llegar a donde Hao –dijo Silver, llegando de la nada.

–¿Por qué? ¿Los tienen ustedes? –dijo Yoh.

–¡Más vale que nos los devuelvan ahora! –dijo Len.

–No, no los tenemos nosotros; pero podemos decirles dónde están.

–¡No tenemos tiempo; nadie sabe lo que Hao puede hacerle a Anna! –dijo Yoh.

"Eso obvio lo que le puede hacer...".

–No llegarán a donde Hao sin sus espíritus... –dijo Silver ante el enojo de Yoh–. Si quieren, síganme; los guiaré para que no gasten mucho de su tiempo.

El grupo se puso a meditarlo unos escasos minutos, e Yoh aceptó la ayuda y todo el grupo siguió a Silver.

Llegaron hasta unas montañas más o menos cercanas, y entraron a una cueva con un brillo antinatural dentro...

–¿Qué es eso? –dijeron todos al ver una enorme esfera de cristal, de donde provenía la luz.

–¿Dónde están nuestros espíritus, Silver? –dijo Len.

–Dentro de la esfera...

Al instante, los chicos se acercaron y fueron lanzados lejos de la esfera de un golpe dado por algún objeto invisible.

"¡Maldición!".

–Esa esfera está siendo cuidada por un espíritu especial, superior al Espíritu del Fuego que tiene Hao...

–¡No me importa si es superior, quiero sacar a Amidamaru y a los otros espíritus de ahí! –dijo Yoh.

Yoh se volvió a acercar, junto con Ryu, Fausto y Lyserg, pero fueron repelidos nuevamente...

Len, Chocolove, Manta y Horohoro fueron los siguientes, sin lograr más avance que el de los otros.

Cuando Yoh y los otros iban de nuevo a acercarse, Len oyó decir a Silver algo sobre el espíritu.

–Es un espíritu poco común, el Espíritu de la Vida; su contrario, el de la Muerte, fue capturado por Hao... –decía Silver a las chicas, que se mantenían atrás–. Si los chicos siguen así, lograrán molestarlo... Chicas, deberían intentarlo ustedes también.

"Qué ridículo, el Espíritu de la Vida, ¿qué clase de alma es esa?", pensó Len.

"Y luego que lo intenten las chicas, ¡imposible!".

–¿Cómo? ¡No se puede, nos lastimará! –dijo Tamao.

Len y los otros volvieron a atacar a la esfera en ese momento, y el Espíritu de la Vida surgió de la cima de la enorme bola de cristal (en la forma de un ave similar a los fénix, pero de color blanco y gris claro).

–No, no lo hará; le da la preferencia a las mujeres... –dijo Silver a las chicas.

Los chicos vieron cómo las damas se adelantaban para enfrentarse al ave...

–¡No, Elisa, no vayas! –decía Fausto.

–¡Pilika, mantente atrás! –dijo Horohoro.

–¡Jun, aléjate! –dijo Len.

–¡Tamao, vuelvan a donde estaban! –dijo Yoh.

Ninguna de las chicas hizo caso y siguieron avanzando hacia el ave, que al verlas, se tiró a los pies de Elisa...

–Les decía a las chicas que esa ave le da preferencia a las mujeres –dijo Silver a los chicos esta vez.

"Feminista", pensó Len.

–¿Esa ave es feminista o qué? –dijo Horohoro.

–Las mujeres están más ligadas a la vida, por eso –dijo Silver–. Y siempre se tirará a los pies de las futuras madres... –observaron al ave a los pies de Elisa–. Aunque yo también pienso que pertenece al movimiento feminista...

"Lo es".

Las chicas estaban arrodilladas alrededor del ave, admirando su belleza, y los chicos decidieron interrumpir.

–¡Oigan, chicas, pidan los espíritus a prisa, tenemos que llegar a donde Hao! –dijo Yoh.

–Ok –dijo Pilika.

"Lentas".

–Espíritu, ¿liberarías a esos espíritus por nosotras, verdad? –dijo Tamao, acariciando la cabeza del ave blanca.

El Espíritu lanzó un silbido y voló a la parte alta de la esfera, picándola con su pico y quebrándola, liberando a todos los espíritus contenidos dentro.

"¿Tan fácil era?", pensó Len.

"Qué tacaña ave...".

–Gracias –dijeron todos al recibir a sus espíritus de nuevo.

Los saludos por parte de los espíritus a sus shamanes duró un rato, pero después de eso el grupo salió casi corriendo de la cueva a reiniciar la búsqueda.

–Oigan, chicos, esa ave nos viene siguiendo –dijo Manta.

–Deja que nos siga, dudo que estorbe –dijo Yoh.

El ave se le adelantó silbando e indicando otro camino.

–Nos quiere guiar... –dijo Tamao.

–Eso es ridículo, no podrá porque no sabe lo que buscamos –dijo Len.

–Pero sigámosla, anden, chicos –dijeron Jun, Tamao y Pilika.

"Que tercas".

–Está bien, sigamos al ave –dijo Yoh.

El grupo iba siguiendo ahora al Espíritu de la Vida, en vez de a Yoh.

"Esto es estúpido; guiados por un ave de nombre tonto".