Capítulo 22: Tamao

Habían llegado a un sitio cercano al de Hao después de algún tiempo de viaje, guiados muy bien por el ave blanca.

–¿Era una ridiculez que nos guiara el Espíritu, Len? –decía Yoh, con un mejor humor ahora que estaban cerca de Hao y Anna.

"Por fin Yoh está recuperando su humor de siempre", pensó Tamao.

"¡Es tan lindo así!", se sonrojó.

"Pero es el prometido de Anna... Debo respetar eso".

Habían decidido esperar hasta que se hiciera tarde, a que anocheciera, para poder asegurar que podían entrar en aquel territorio sin mucho peligro.

Mientras tanto, descansarían del recorrido.

"Anochece...".

–Ya es tiempo de acercarse un poco más... Vamos, todos –dijo Yoh, poniéndose de pie.

El ave se volvió a adelantar, mientras todos empezaban a movilizarse nuevamente.

–Ustedes se quedarán aquí –dijo Yoh a las chicas–. No deben acompañarnos, puede ser peligroso.

El Espíritu de la Vida volvió volando a reclamar con silbidos la decisión de Yoh.

–Él nos cuidará, Yoh; déjanos ir –dijo Tamao, con el ave sobre la cabeza.

–Está bien –dijo Yoh algo molesto.

"Ay, no; se molestó nuevamente, y esta vez por nuestra culpa", pensó Tamao mientras todos avanzaban ahora, acercándose mientras las estrellas surgían en el oscuro cielo.

Empezaron a divisar pequeños campamentos aislados, ninguno con alguna fuente de luz y al parecer todos los ocupantes estaban dormidos.

"Parece que todo está en paz... Sí, y todo saldrá bien", se decía Tamao a sí misma.

El silencio era horrible, empezaba a taladrar los oídos de los viajeros, hasta que...

–Ustedes no pueden pasar –dijo uno de los compañeros de Hao, apareciendo de la nada, al igual que el resto.

Manta, Ryu y las chicas pegaron un grito del susto.

Los demás se conservaron impasibles...

–Tenemos que ver a Hao; quiero que me devuelva a mi prometida –dijo Yoh, haciendo la posesión al igual que sus otros compañeros.

–Ya dije que no pueden pas... –volvió a decir el sujeto, pero fue interrumpido al ser golpeado por Yoh.

"¡Yoh!".

–Vamos a pasar –dijo Yoh.

Yoh empezó a caminar, pero los demás se conservaron en su sitio por unos momentos más...

–¡No van a pasar! –dijo una de las chicas del grupo de Hao.

Y empezó una pelea entre ambos grupos, siendo los de mayor número los de Hao.

"¡Ay, no! ¿Qué hacemos ahora?", pensaba Tamao mientras veía aquello.

"Debimos habernos quedado allá; aquí seremos un estorbo", pensó Tamao.

–¡Déjenos pasar! –gritaba Yoh derrotando a todo aquel que se le ponía en frente.

–¡Don Yoh, vayan usted, Len, Lyserg, Manta y las chicas adelante! –le dijo Ryu–. ¡Nosotros nos encargaremos de estos!

"¡No, Ryu!".

–¡Está bien! ¡Vamonos! –dijo Yoh a sus acompañantes.

–Yo me quedo –dijo Jun, sacando los pergaminos que usaba con Lee Bruce Long.

–¡Señorita Jun! –dijeron Pilika y Tamao.

–¡Hermana! –dijo Len.

–¡Váyanse! Tienen que sacar a Anna de ahí, ¡y rápido! –dijo Jun.

Y sin otra alternativa, el grupo que seguía a Yoh continuó por el oscuro camino, junto con el Espíritu de la Vida.

"Ryu... Jun... Horohoro... Chocolove... Fausto... Ellos se quedaron atrás solos", pensaba Tamao mientras corría con el grupo.

"¿Podrán ellos solos?".

Con el paso rápido al que iban, pronto llegaron al área oscura que precedía a la de Hao y Anna.

Los chicos se detuvieron al notar ciertas presencias de espíritus muy poderosos.

La extraña ave blanca voló lejos del grupo, volando lento y bajo mientras silbaba...

Otro silbido, mucho más agresivo, se escuchó entonces.

–¿Qué es eso? –dijeron las chicas, señalando un ave negra que volaba rápidamente hacia el ave blanca.

–Es un espíritu... Bastante poderoso, al parecer... –dijo Lyserg.

Al estar ambas aves frente a frente, pudieron notar algo...

"Son casi idénticas", pensó Tamao.

"De no ser por el color...".

Entonces, la tierra sobre la que estaban empezó a temblar, extrañas llamaradas surgían de la nada, caía una extraña lluvia helada y soplaba un viento que movía una gran cantidad de tierra con él.

Lyserg y Len se mantuvieron junto a Pilika y Elisa, mientras Yoh y Manta junto a Tamao...

"¡Esto es horrible!".

Y de la nada, surgieron cuatro espíritus, uno de los cuales reconocieron.

–¡El Espíritu de Fuego! –dijeron todos.

Los mini desastres se calmaron y el grupo pudo observar mejor a aquellos magníficos espíritus, y a ambas aves empezando a pelearse salvajemente.

–Sabía que vendrían... –escucharon una voz–. Déjenme les presento al Espíritu de la Tierra, al del Agua y al del Aire... El de Fuego ya lo conocían...

Yoh, Manta, Lyserg y Len volvieron a hacer su posesión, volteando a todas partes, buscando a quien hablaba...; aunque era obvio quién era.

–Y el ave negra, es el Espíritu de la Muerte –una silueta se hizo visible, acercándose al grupo.

Cuando estuvo más cerca, el grupo pudo ver a...

"¡Hao!".