Capítulo Tercero:
"Cuando es Mejor
Callar los Sentimientos."
Repentinamente apareció el sol de las cuatro. Había llovido hasta tarde ése
día, y Trowa no se había aparecido por la escuela. Quatre suspiró sin querer
sino pensar en aquellos lejanos días de la semana pasada, tan llenos de peleas.
Tan llenos de nada. ¿Porqué le discutía, si lo amaba? No podía ni quería
controlarse. No quería controlar los fuertes sentimientos que parecían reinar
por todo su alrededor, como la estela gravitacional de un planeta. No, no sabía
muy bien que le pasaba, ese sentimiento tan lleno de dicha y amor que parecía
escaparse en forma de luz por todos lo poros de su cuerpo, tan frágil y
ambiguo. Odiaba eso, quería actuar ya como un hombre, y sus delgados hombros no
se lo permitían. Y su carácter, un poco ácido al responder, aunque siempre
extremadamente amable, no le permitía gozar de las regalías que significan la
apariencia de un pequeño niño. No tenía amigos de la infancia, nadie con quien compartir
esta singular sincronía, este estado de vanagloria, de una luz maravillosa,
según las palabras de él, siempre brillaba cuando lo veía aparecer. Sólo a él
podía entregarle todo lo que significaba para sí, sólo el podía saber esta
verdad. Sin embargo, la oscuridad del pensamiento lo sumergía en otra dimensión.
Al voltearse a ver al resto del mundo, que parecía quedar fuera de la burbuja
dorada que aparentaba cubrirlo, veía en sus ojos que los demás sabían mejor que
ellos mismos que les sucedía, pero algo, una sombra, un rubor, les impedía
acercarse a conversar con la verdad, sin ninguna mentira de por medio. El
reflejo en los demás era la única sombra que se cernía por encima de ésa
felicidad por la que estaba dispuesto a luchar. Aún sin saber cuál iba a ser su
reacción. ¿Cómo se lo diría? ¿Que haré? ¿Que diré a mi madre, y a mis hermanas?
que estoy enamorado como sólo una vez en la vida uno se enamora. Si esto no
resulta, yo... Yo moriré. No sé que haría... aunque no sé qué hacer. Las cosas
se van dando solas, él suele decir eso. Pero hace unas semanas está mas frío, y
distante. Hace unas semanas, algo extraño debe haber pasado.
Quatre pasó aquel día pensando, sobre tantas cosas como pudo reflexionar. Casi
no puso atención en clase, su día lo pasó pensando en él, en las cosas que
dijo, que decía, en cada una de sus frases que podía recitar de memoria.
Rondaban sus palabras en su cabeza, llenando la pequeña burbuja que aparecía
con sus paredes más fuertes. Llegó la noche, y no dejaba de pensar. Sus
hermanas lo notaban distante, él quiso rehuir de su contacto, quiso encerrarse
a gozar solo con lujuria el estado de estar enamorado. A quemarse en esa llama
tan limpia y rosada, tan pura... No se daba cuenta, el deslumbre a veces impide
llevar las cosas al plano real...
Trowa, por su parte, llegó tarde con los papeles de la disertación pendiente.
Llegó distraído, pero se concentró poco a poco con la ayuda de Quatre, que como
siempre cumplía con aquellas tareas que le agradaban. Le gustaba causar un gran
impacto, llevar luz de las estrellas a las mentes en oscuridad, "somos
polvo de estrellas" rugía aquella canción en su interior. "Somos
todas las canciones que nos han hecho vivir, y nos han enseñado a crecer".
Y luego surgía, como diálogo "Somos música, recuerdas? Somos cantos
rodantes". (1) Al disertar ni sus palabras ni su corazón se hallaban en la
misma dimensión tiempo espacio, se dio el lujo de distraerse pensando en el
Endless Waltz, en la teoría que Heero pensaba desarrollar, en la guerra, en el
extraño sentido de conexión entre las palabras dichas siempre antes de
combatir, casi siempre, el 'reintentar' de las computadoras funcionaba, como
con los soldados, y había notado que los generales que más resultados obtenían,
eran aquellos que después de una derrota, mejor hablaban a sus subalternos. El
mismo Heero, con unas pocas palabras podía cambiar el mundo... "Y somos
amor, tú y yo." Miró a Trowa mientras disertaba, y supo que el corazón del
espacio también era él, que el amor que sentía podría iluminar hasta el más
ínfimo rincón. No le podía quitar la vista de encima, cosa que no pasó
desapercibida en ningún alumno, quizás, tal vez para el mismo Quatre. "Un
amor de mentes extrañas, metido en el corazón de unos pequeños cuerpos."
Sencillamente, el amor no cabía en su corazón, y empezó a salírsele en forma de
pequeñas mariposas rosadas y doradas, que llenaron formando arco iris todo el
salón.
Trowa se preocupaba por la actitud tan delatora de su pequeño amigo. No quería
aceptarlo, pero sabía que quería protegerlo, pero su actitud de deslumbre
absoluto no estaba ayudando. Tenía el rostro tan radiante, era tanta la
felicidad transmitida que no lograba hablar con él, con su mente, en todo
influía aquel corazón que había tomado el control de la situación. Ya estaban
ensartados en medio de una discusión otra vez.
-¿Pero porqué tienes que ser tan obvio? -Preguntaba una y otra vez Trowa.
-Pero es que no tenemos nada que esconder, no entiendo porqué, si...
-¡Por que piensan que somos pareja! ¿Te parece poco?
-Pe pero... si...
-Ahora me vas a decir que te gusto, ¿No es así?
-Ah... Yo... -El pequeño tomó aire. -Si, Trowa, tú me gustas mucho. El silencio se impuso entre los dos. Quatre vio caer a sus pies los pedazos de la burbuja que lo protegía de las consecuencias reales de sus sentimientos.
-Bien, entonces... No me queda otra alternativa. Me voy. Te dejaré, a ver si así vuelves a ser el mismo que eras antes, mi amigo, el que aprecio mucho.
-Trowa, no, espera. a mí no me importa el sexo, yo no quiero hacer el amor contigo, sólo sigamos como hasta ahora.
-Te estás mintiendo a ti mismo. Las cosas no son así como tu dices. ¿O es que nunca has tenido novia?
-No... Nunca.
-Y no llores.
-Está bien -Su voz estaba quebrada. -No voy a llorar.
Las cosas no estaban saliendo tan bien, Trowa se veía más distante, había
decidido conquistarlo a toda costa, a pesar que le había dicho que no le
gustaban los hombres. Quatre lo notaba menos cariñoso, menos atento, mas distraído,
reía con otra gente que no era él, y le armaba escenas. Ya las cosas estaban
mal, cuando lo golpeó.
En la escuela se armó un escándalo horrendo. No se habían visto nunca
altercados de ése tipo en la escuela.
Pero lo que más dolió a Quatre, fue que Trowa no devolvió el golpe, dejándolo
solo, como único culpable. Se retiró de la escuela.
Revisando su mail en el sordo círculo al que estaba intentando acostumbrarse
para superar su idiotez y su propio ser, a esta nueva existencia que parecía
brindar este desnudo horizonte sin su eterno útero protector, un útero que
ahora lo veía a su pies, desangrado, desgarrado. Igual que su corazón. El único
vínculo vivo entre su corazón destrozado y su ser, era él mismo. "Tú eres
tu propia salvación", rezaba su escudo, al frente de su cuaderno. "Y
hoy es tu día de salvación". La idea de Heero Yui revolvía su estómago.
La tirada de salvación de las cartas... Un último chance... Vida o muerte.
Ataque suicida, o ataque a traición, en los juegos de cartas había esta última
posibilidad... Y tenía que pensar cuando y dónde, en el momento que llegó a su
celular el mensaje de Wufei, Preventers los integraba, como agentes
encubiertos.
'Men, you could taste the
grown'. (hombre, puede que saborees el polvo) 'just sit on tpo of the world,
and tell me what you're seeing. What you feel, is what I feel for you." (sólo
siéntate en la cima del mundo, y dime qué ves. Como te sientes, es como siento
por ti.)
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Bien, este era corto, aunque nunca tanto... Refleja sentimientos y actitudes,
por increíbles que parezcan, son absolutamente reales, sólo los nombres de los
personajes han cambiado. Los saqué de mis archivos, por increíble que parezca,
suelo escribir diarios de vida, a los que acudo en busca de diálogos e ideas
exactas. No quise dar resolución pronta a este romance, porque me parece que
Quatre puede ser un buen conejillo de Indias, para reflejar el problema de
'amar sin ser amado', una de las experiencias más increíblemente dolorosas que
puedes pasar... Si eres un adolescente proveniente de una familia bien
constituida, y sin ningún problema mas que tu mismo, y si no tienes ningún otro
trauma. (1) Las letras que aparecen cortadas pertenecen a un libro de Jordi
Sierra i Fabria, en su saga del Rock, Sam Numit, volumen uno, 'La guitarra de
John Lennon'. El otro es una frase que suele decir un amigo con pintas de ex
pareja necromancer... Menos mal que no se enoja conmigo, media maldición que me
lanzaría, y por último la tirada de salvación es una jugada que se observa en
Mitos y Leyendas, el juego de Salo, es como el Magic, pero también se lo he
escuchado a jugadores de Roll, Diablo, y Baldorsgate, entre otros.
jakito_kun@hotmail.com ah! Las canciones son frases de Placebo, Haemaglobin,
creo, y la otra es de Dido, Take my Hand.
estúpido comentario de nat_chan07: ehhhhh..... no tengo comentarios...
