Capítulo Cinco:
"El Viento que Mece el Trigo"
Ya se habían acostumbrado a sus nuevas formas de vida. Heero atendía con su uniforme el 'ristorannte' de su mamma al volver de la escuela, cuando llegaban los obreron muertos de sed y calor. De a poco aprendió que sonriendo y siendo menos formal, mas amable, se ganaban mejores propinas, para pagarse los libros y la internet. Su mamma lo dejaba, sabía que contra mejor atención mas clientes, además que el chico solía comprar algo para los dos con aquel dinero. Se sentía orgullosa de aquel chico, que pasaba muchas horas estudiando, tras ayudarla con el aseo. Juntos, empezaron a salir adelante, a ella las arrugas profundas del dolor de vivir tantos años en guerra le habían llenado de cicatrices, a él, también.
Aún así, ella solía celebrar sus salidas rápidas y pícaras, como el bajo pueblo lo exigía. Y él contestaba procurando concentrarse en esos caldos, sopas levanta muertos, que tardaban sus buenas horas en hacerse con el alma de las carnes, y las hiervas que eran su secreto.
Eso era el día, en la colonia se trabaja de día y de noche. Mientras limpiaban, no faltaban los suspiros de ella, acompañados con su silencio.
-No me explico porqué viniste al espacio, si es tan bella la tierra.
-Porque una vez que naces en el espacio, es como si estubieras atado a él. ¿Y tú, porqué viniste?
-La guerra, hijo, la guerra. Sostuvimos mucho tiempo a la familia con el trabajo, los hombres de mi familia, todos murieron luchando, incluido el mio marito. Cuando quemaron los campos, supimos que no había esperanza, y nos marchamos con mi hermana a la ciudad.
-¿Porque? ¿Como supieron que no quedaba esperanza? A mi me enseñaron que éso nunca se pierde.
-Ya no quedaba más familia que nosotros, yo creí que se iba a acabar el mundo... Entonces, allí no teníamos más que una muerte segura. Sin embargo, camino a la ciudad, vi los campos de trigo a los que no teníamos acceso. Allá trabajamos de Servicio doméstico, pero pagaban y trartaban mal. Cada vez que me sentía triste, me iba a la iglesia, tal como la mia mamma nos enseñó a las dos. Y camino a la iglesia, había un trigal de un señor rico. Me detenía a ver el trigo mecido por el viento, y recoradaba mi infancia, a la mia nonna en su mecedora, contandome cuentos... -A la mujer se le llenaron los ojos de lágrimas, Heero le alargó el paño de platos blanco que solía colgar de su delantal. Ella lo rechazó y se secó con el dorso de la mano las lágrimas. -No bambino, estoy pelando las patatas, tengo las manos sucias. Pero bueno, como te iba contando, recordaba mi casa y el campo de mi padre, lleno de trigo. Y miraba todos lo días los avisos de trabajo en el diario. Mi hermana tenía cerros de ropa para lavado, y un día vimos que podíamos establecernos acá, pero en distintas colonias. No nos habíamos separado nonca antes, pero aquí estamos bien. Y tú, pequeño, nunca me has contado nada de ti.
-Es que no se de donde vine. Él, Orin, simplemente me encontró... O eso dijo. Pero luego murió traicionado, durante el levantamiento de hace diez u once años atrás. Y luego me entrenó el doctor J, nunca supo quien era yo. Así que me puso Heero yui, como el gran político.
-¿Admiras mucho a ése hombre, verdad? Un pacifista. Entonces, porqué usas Orin ahora...
-Porque... No lo sé. Me gusta, pero ya lo usé, y está fichado. Así podía empezar una nueva vida con el nombre del niño que se perdió aquí mismo.
El celular de Heero sonó. Éste lo palpó en su bolsillo, hacía mucho que no recibía mensajes, faltaba poco para graduarse, y su desempeño era bueno. Casi siempre recibía felicitaciones. Pero el mensaje era...
"Colony cluster, 335. Escalera de la biblioteca principal. 14 085. sin falta, sean puntuales. Wufei. Ah! el proximo martes."
-Ah, pero así te llamabas, no es así?
-Si, así me bautió Orin.
-Oye, y quien era, bambino.
-Ah, la central, nos tenemos que juntar el martes. Justo tenía que devolver unos libros a la bilioteca, así que está bien. Tengo sueño, ya limpié todo, ¿Me puedo retirar a dormir?
-Claro, bambino. Yo también, creo que con esto son suficientes patatas.
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-¡Y aquí sale el plato de la cassa! Veamos... ¿Para quién era...? ¡Ah, si! Mesaa 24! Y Duo bailaba entre las mesas al son latino que había en el sitio.
-¡Duo, Ven acá, y traéme una cervezas!
-¡Hey amigo, ya sabe las reglas, tiene que pargar primero!
-¿quisiera traerme el menú?
-¡No hace falta, amigo! Aquí tenemos pocas variedades de plato, tallarines con salsa, al dente, verde, blanca o de tomates, aparte de sopas, unas que le retornan las energía, variedades de pollo con la guarnicion que usted elija, papas o arroz, también sus combinaciones... Ah! aquí desocuparon nuestro menu, sirvase llamarme cuando se decida.
La llegada de Duo había llenado el lugar como muy poco. La 'ragazza' no lo seguía, tenía su novio y se llevaba bien con todos. Sus gritos iluminaban aquel triste lugar, igual al de Heero, sólo eran bancas cubiertas con manteles, pero la alegría de los trabajadores hacía que la pobreza, el habre y el trabajo duro fueran soportables. De pronto, el ánimo decaía, y Duo no faltaba que se le ocurría hacer una de sus tonteras, para subirlo de nuevo. Un vez se subió a una mesa,. y empezó a bailar. Hizo subir a la otra mesera, y bailaron. La gente iba por sólo verlos.
Pero esa noche, el celular sonó. Duo casi se había olvidado de él, siempre le decían que subiera sus notas y no fuera insolente. Él se preocupaba sólo de su banda de música, fuera del local. Miró con desgano el mensaje. pero al leerlo, se le iluminaron los ojos. Vería a Heero otra vez.
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Quatre ya casi había olvidado que guardaba aquel aparatejo. Sus notas eran buenas, y cumplía con sus obligaciones con la familia. El mensaje le produjo en graan entumecimiento: Vería a Trowa. Y se apresuró a escribirle a Heero.
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Trowa por su parte, trabajaba en una de las dos cosas que sabía hacer, y para las que tenía habilidad. Estaba recontruyendo la base de no sabía muy bien qué, sólo seguía instrucciones. Vivía con su hermana, llegaba siempre tarde, casi no se hablaban, pero ella parecía feliz de vivir así. Extrañaba más de lo que podía confesarse a aquel pequeño bebé rubio cuyo recuerdo le infundía fuerzas. Sabía que no le había dicho toda la verdad, pero temía, temía el decirselo. Además de que no se atrevía a deletrear el sentimiento que lo llenaba. Era... Demasiado arriesgado. Las tardes se le hacían eternas, lo único que le ayudaba a sostener su existencia era el niño... El vacío de la noche intensa se le estab introduciendo en el alma. Llenandose de vacuolas que le sesgaban el corazón... Se había enamorado profundamente de Katherine, pero las cosas sin Quatre no eran lo mismo. Deseaba que el pequeño a quien consideraba el único que lo entendía, y que le interesaba, compartiera con él su felicidad. A Yui lo había conocido hacía tiempo, pero lo encontraba demasiado frio, no le gustaba. Su pequeño, en cambio, era adorable.
Al recoger su ropa, revisó el mensaje. Y sonrió. Vería a Quatre. Ya se habían hablado por mail. Ahora... Sólo tenían que verse.
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Heero Yui leía un clásico, 'El Caballo de Troya", no de Toya ni de Trowa. (Es que me duele la mano, y mi hermano lo escribe mal) donde salía mucho acerca de la fe cristiana, es cierto, pero le fascinaba ver el puntillismo histórico, y las descripciones e informes científicos. Entonces vio el silueteante caminar del muchacho que veía bailando en sus sueños, por su cabeza cada noche antes de dormir.
-Mucho gusto de verte, Duo Maxwell.
-Lo mismo digo, Heero Yui.
-Ahora soy Orin Lowel, no lo olvides.
-Ah, pero Heero te viene más. -Un rubio elemento apareció detrás de ellos.
-¡Quatre, qué gusto verte, amigo!
-Si, ¿cómo te sientes? -Duo no sabía qué decir.
-Emocionado. ¿Ya se te quitó la gripa?
-Eh... Si, ya casi. -Heero recordó taparse bien el cuello.
-¿Gripa? ¿Y porqué yo no sabía de éso?
-Es que con Orin nos comunicamos por mail.
-Ah, vaya. Yo no sé nada de ésas cosas. Pero también tengo cuenta en hotmail.
-ah, dámelo, así nos comunicaremos.
-Si claro, es duo_maxwell@hotmail.com, pero tengo otro, mala_persona_con_estilo@hotmail.com (por favor, no escriban a ése! No se quien es, pero es IGUAL a Duo, es de un cosplayer)
-El mío es quatre_raverba_winner@hotmail.com, y heartroseblack (a este tempoco, esta persona no sabe una palabra de anime, pero es igual a Quatre)
-Y el mío jakito_kun@hotmail.com (N/A: Nyajajajaja!)
-Hola chicos.
-Vaya Trowa, tan alegre como siempre. -Duo lo saludó como milico.
-Si, y tu tan serio como en las mejores misiones. Hola Heero, hola Quatre.
-Hola Trowa. *U*
-Hola, Trowa.
-¡Hola chicos! Llegaron a tiempo, eh?
-Ah, aquí está el único que faltaba, el aguafiestas de Wufei.
-Hoy no te haré caso, Duo Maxwell, demostraré mi madurez no dejando que me hagas enojar.
-¿Y qué sucede ahora? ¿Nos harán salir de clases? Se vería extraño, falta muy poco para graduarnos. -Heero preguntó de inmediato.
-No,Yui, sólo las nuevas instrucciones. Se reanudaran las visitas intercolonias. Y podrán estudiar en la universidad de su elección. Yui tendrá la beca que pidió para ello, por sus buenas notas. Quatre, tu familia tiene dinero, así que no vale. De Trowa y Duo, tendrán media beca, no se han esforzado demasiado.
-Yo no la necesito -Duo los sorprendió. -Sólo quiero iniciarme en la industria de la música. Ya tengo mi banda, y me gusta bailar y cantar en el escenario.
-Bien... Se te dará apoyo para ello. Trowa, tu...
-Yo quiero ser profesor de educación física. No seguiré en el circo.
-Me parece bien. y tu, Yui.
-Estudiaré historia, quiero ser historiador.
-Bien. Éso es todo. Tienen el resto del día para sus ocupaciones habituales.
Y se fue, dejándolos con toodo un día para hacer nada. Trowa miró a Quatre sama, parecía más maduro, su cuerpo había cambiado, ya era un hombre, y le atraía aún más que antes.
-¿Hasta cuándo piensas hablarme, Quatre Raberba Winner?
-Trowa... Yo... -Sonrió. Trowa le sonrió de vuelta.
-Vamos a caminar por allí, y me cuentas las cosas que has hecho. Yo por mientras te contaré que estoy emparejado con Katherine, y... Adiós, Heero, Duo...
-Adios.
-Heero, -Duo actuo como si ya nos estubieran, los vio marcharse conversando y riendo, tal como antes.
-¿Qué quieres?
-Mh... ¿qué quieres hacer tú?
-No lo sé, no cuento con mucho dinero.
-Yo tampoco, menos mal que nos reservaron los pasajes... Tenía muchas ganas de verte.
-Yo también... -Pronunció el japonés tras un rato. -Vamos, te llevaré a recorrer mi colonia.
-Y dime -Duo iba feliz mirando todo -¿Cómo es tu familia, Heero?
-Tal como debe ser la tuya. -Sonrio. -Me llevo bastante bien con mi patrona, a ella le gusta que estudie, y que la llame mamma.
-Si, la mía también. Me gusta mucho como estoy ahora. Pero aún hoy... Tiemblo de miedo con pensar que un simple disparo, y la guerra se iniciará de nuevo.
-No, la gente no quiere más guerras, y sabe cómo oponerse. Hubieron muchos hombres en la historia de la humanidad, Duo, que se asemejaron a Heero Yui. Hombres como Mahatma Ghandi o Matin Luther King, que lucharon por la igualdad de razas ante la ley, el derecho a la vida, a la paz, a la libertad. También en la historia de Latinoamérica, personas como Bolívar, quien buscaba formar un gran país en sudamerica, los estados unidos del sur. También estaba allí la Logia Lautarina, con los ideales de la Revolución Francesa, junto con José de Ssan Martín, y Bernardo O'higgins...
-¿Y de qué eran ésos ideales?
-Los derechos humanos, los de los niños, 'Libertad, Igualdad, Hermandad'... ¿Nunca pones atención en la escuela?
-Ah, si... Es que durante todo este tiempo he estado pensando en lo de la banda. Quiero ser un gran cantante.
-¿Te gusta o admiras a uno en especial?
-Si, Shuichi Shindou, tiene una banda llamada 'Bad Luck'.
-Ah... Si, yo conozco algunos de los libros de Yuki Eiri, quien es el amante de ése cantante...
-Oh, entonces, como quieres ser escritor, tú serás Yuki, y yo Shuichi...
Heero lo miró muy profundamente, penetrando hasta su vientre.
-Estás diciendo que...
-Oh, ah, no nada, yo este es que siempre, yo hablo que demás...^_^U
-...
-...
-Ah, vale. -El tono de decepción en la voz de Heero lo alertó más. éste caminó hasta su casa, subiendo a su cuarto sin saludar, con Duo detrás. Se sentó, y entonces, sólo entonces, lo miró. -Mira, esta foto. Es un campo de trigo.
-Ah, si, de ésos que hay en la tierra, ¿No?
-Duo... Tal vez no seamos felices ya en esta vida, pero creo que habrá alguna dimensión de tiempo y espacio, que nos acogerá entre sus brazos. Cuando este mundo ya se acabe, y seamos sólo la sombra de una caricatura que muestre a una generación degenarada por la guerra, quizá entonces, tal vez en otra vida, otra existencia, podremos ser felices.
-...
-...
Duo se quedó en silencio, confuso ante la declaración que le acababa de hacer Heero.
-Heero, yo... Lo que siento por ti es muy fuerte, escapa de mí... Escapa de mis manos... Yo no me podría conformar de estar contigo con una simple amistad, pero tengo miedo.
-Yo también, Duo, estoy cagado de miedo. La opinión de los demás me la metería en el bolsillo si estubiera seguro de mí, de lo que siento. Después de éste tiempo, creo que...
-Cada vez mi seguridad se incrementa.
-Así es. -suspiró. -Mira esta foto. Recuerdame, recuerda cada vez que tengas un problema, que siempre que haya trigo, habrá esperanza, y no hay que dejarse vencer. Esperemos vernos luego, ahora sí, Duo...
-Si, Orin -Duo Sonrió al pronunciarlo.
-Pronuncialo de nuevo, por favor. En tus labios suena muy distinto.
-Orin Lowel...
El beso que los unió fue corto, pero uno de los más dulces que se hayan conocido. Mientras Heero se acercaba lento, pero seguro, Duo lo había atraido hacia sí con el brazo.
-Si... Trato de leer mucho, para hacer letras decentes, pero me falta un guitarra. ¿Aprenderías a tocar guitarra por mi?
-¿Estás loco? Si soy Yuki, entonces debo ser frio contigo. Aunque el beso que me diste, me dejó loco... mh...
-¿Y ése?
-Mh...
-Ya debo irme. ¿Me acompañas al aeropuerto?
-Claro.
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Trowa por su parte conversaba con el pequeño referencias de su vida con Katherine. Éste lo escuchaba atento. Trowa miraba aquel cabello, rubio como el trigo... Recordó el libro que había recibido de Yui, El Principito. La descripción del pequeño prícipe llegado de las estrellas, su cordero, su rosa. Y recordó al zorro. Al zorro que el principito domesticó, llendo todos los días bajo el manzano. El color de trigo de su cabello expedía un aroma exquisito, único. Ya se tenían que ir, pero querían alargar aún más aquella cita. No querían que se acabara...
Pero acabó. Se despidieron en torno a la nave, y Quatre sintió las poderosas fuerzas del universo llenandolo por todos sus poros otra vez.
-Hadas del cosmos... Se tardaron un poco en venir... cuando me enfado, me abandonan...
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Nota de autor: Creo que aquí no necesitamos aclaración. Bien, Orin Lowel según el capítulo Zero es quien se supone asesina a Heero Yui, el político, y quien recoge a éste niño en Colony Cluster, al parecer, que es la colonia de donde viene Heero, el piloto. Ah, y que están algunas palabras modificadas en pos de una mejor estructuración emocional, estoy experimentando aún, así que puede no resultar muy bueno. Va lento, pero seguro. Si los diálogos les parecen poco reales, os diré que son recientes.
