Capítulo seis:
"Heart Rose Black"
Trowa observaba caminar hablando a Quatre. Ya no se vestía como antes, como un niño pequeño, ahora... Usaba ropa que lo hacía parecer más adulto, su rostro había perdido su redondez perfecta para dar paso a un leve alargamiento, sin dejar de parecer bella, y su piel ya no estaba bronceada por el terrible sol del desierto, ahora estaba blanca, el espacio permite una radiación UV muchas veces más alta que en la tierra, pero que en la colonia de Quatre no hacía efecto. Lo miraba caminar pese al distanciamiento de tiempo espacio que los separaba. Incluso su olor, había perdido ésa semiescencia a leche de su cuerpo, y el olor de ahora, más fuerte, y varonil, le hacía aparecer mariposas en el estómago.
-¿En qué piensas, Trowa? -La prescencia femenina lo sobresaltó, como nunca.
-En nada, hermana.
-"Come on Here, my lover. There's something in your mind?" Le cantó al oido. El casi roce de sus labios contra su oreja, y las manos que se deslizaron atacando su cintura le hicieron olvidarse por aquellos instantes del pequeño susodicho. Pero al besarla profundamente, y ser arrastrado por sobre de ella a traves de la cama, acariciandole en cabello, sintiendo una punzada en la garganta, no pudo evitar recordarle.
-¿Sabes? Dijo, separándose, y empezando a sentarse. -Hay alguien que quiero que conozcas.
-¿Y... De quien se trata? -Se sentó también, adivinando que hoy no pasaría mucho.
-Del amigo del que te he hablado.
-Ah... ¿Es el chico que estubo la otra vez, ése tal Heero?
-No, hermana, estoy hablando de Quatre Raberba Winner.
-Ah... Con ése chico que tubiste ésa pelea.
-Si. -Las manos de Trowa se cruzaron bajo su barbilla, mirando al cielo.
Katherine se sintió desolada.
-Trowa... Comenzó a decir. -Quiero que seas sincero conmigo, hablame como si fuera tu mismo. Y contigo mismo.
-Si, claro.
-A ti ese chico te gusta.
Trowa la miró con una expresión de duda en la cara.
-Pero hermana, de dónde sacas ésas cosas.
-Es cierto. Por la cara que pusiste lo puedo saber.
-No, estás equivocada, a m Quatre no me gusta, lo quiero si, pero no me gusta.
-Pero no puedes negar que te es atractivo, visualmente.
-No lo niego, ni lo afirmo.
-Ya veo.
Ella salió de su cuarto. Él se quedó solo con la angustia de las estrellas en su caminar. Pero comenzó a sentir sobre su piel aquella calidez que tanto extrañaba.
-Quatre...
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-¡Orin! ¡Orin, despierta!
-Eh? -Heero se refregó los ojos.
-Orin, ya es hora de levantarse. Estabas soñando algo.
-Si, con un bello bailarín y cantante de pelo muy largo, lo llevaba suelto. Estaba sobre un escenario, y me arrastraba hacia él con una cadena roja que pendía de mi dedo izquierdo, pero el camino esra algo espinudo, había un charco de agua donde caía, pero él me seguía tirando y me sacó a flote, y allá arriba...
-Ay, mio bambino, acaso lo conoces?
-Eh... éso creo.
-Eso quiere decir que están destinados a estar juntos, pero que hay algo que superar primero.
-Ah... bueno, mamma, muchas gracias. Voy a ducharme.
-Vale, mio bambino.
Heero se salió de las sábanas que tenían marcados los acontecimientos de su sueño con algo de verguenza. Le habían enseñado a acallar su instinto, pero su cuerpo estaba pidiendo a gritos que los siguiera. Cada noche, desde ésa junta, había sido igual.
-Maldito baka... -Murmuró, sonriendo.
Y entonces vio el celular, avisando la llegada de un nuevo plazo.
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-¡Duo! ¿Ya tienes lista la canción?
-Si, ya casi. Me falta un poco. Mírala.
Uno de sus compañeros de banda leyó la arrugada hoja de pedidos del ristorante, en donde estaba garabateada una canción.
-Oye, está muy buena. ¿Estás seguro que no la copiaste?
-No.
-Está bien, voy a ver los arreglos, y luego te llamo para que practiquemos. Recuerda que el concierto está cerca, eh?
-¡Pero si faltan aún dos o tres semanas!
-Aún así, planear un muy buena performance cuesta mucho tiempo. Anda, vete a trabajar.
-Si, ya voy. Vale, entonces a la salida, practicamos.
Miró el pequeño alarmista que había en su bolsillo, y sonrió. Otra vez había que juntarse, ahora, por suerte, hasta después de la graduación.
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-Mira, Quatre, hoy me ha dicho que vendría, así que espero que llegue acá en unos segundos.
-Vaya, estoy muy ansioso de conocerla, creo que debe ser muy guapa y diligente.
-Si, lo es, una mujer maravillosa. pero tu ya la conces. Es la chica del circo.
-Ah...
-¡Trowa, con que aquí estás! ¡Quatre! ¿Cuánto tiempo sin verte?
-Hola Catherine.
-Vale, vamos al centro comercial.
Quatre no podía evitar sentirse incómodo. Ellos reian y se besaban, el trataba de alejarse. Quatre ya se había dado por vencido, su amor le parecía un imposible de alcanzar. Pero habían cosas. Ya en su casa, pensaba en aquellas perturbadoras palabras de despedida de Trowa:
"¿Porqué te ibas? Yo quería estar contigo, compartir lo que estoy viviendo". Al parecer, la mirada que le dirigió Catherine decía que ella no pensaba lo mismo. Se había dado cuenta de lo que pasaba con Trowa... Aquella indesición que parecía sostenerlo... Como si no se diera cuenta de lo que les pasaba en realidad el uno con el otro...
Escribió a Heero, como de costumbre. Un amigo que parecía saberlo todo y nunca equivocarse, pese a que él repetía constantemente que lo deidificaba, poco menos. Él estaba consiente de la relación que llevaba con Trowa, se había dado cuenta, como todos. Pero Heero siempre estaba pensando en Duo, una vez lo había mencionado. Decía que tenía un poco de miedo agarrado al pecho como un parásito, pero que aún así quería seguir.
Al final, miró el paisaje artificial recreado por mucho rato. Recibió el mensaje de regreso, que no tenía ninguna alusión al mensaje original.
"Heart Rose Black, así deberías llamarte, y no Quatre Raberba Winner. Tú tendrás a quien desees, sólo por ser tan voluntarioso. Venenoso eres a veces, mi pequeño Efebo, o hada del espacio. Tu perfume embriagante y latigante no deja tranquilo el sueño una vez que se aspira. Sólo besas en el cuello, y todo tipo de existencia se vuelve tu prisionera".
No pudo evitar reir, Heero tenía cierta mala fama de frio e incomunicativo, pero era capaz de darse cuenta de la realidad mejor que nadie, mejor que él mismo. ¡Claro! Sus atributos naturales de atracción y seducción no podían pasar desapercibidos, ya le había dicho una vez que si hubiera vivido en otra época, hubiera sido un favorito de algún rey. Un rostro como el suyo no había casi ninguno, que superaba en belleza a muchas mujeres. Sólo tenía que esperar cocinando a fuego lento, como araña que ya tiene preparada la red, y sólo espera que caiga su presa. Trowa caería, había que buscar el momento exacto para atacar su cuello, y que nunca más pudieran desprenderse, ésto es, esperar que él quisiera algo, para ofrecer una gota de placer. Así, simpre vendría por más. Su amistad ya estaba afianzada.
Ya sólo había que esperar.
Una mariposa amarilla tembló aleteando a su alrededor. Y el celular sonó otra vez.
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Trowa, por su parte, escuchaba hablar a Catherine. Ella le estaba diciendo que debía decidirse, pero él quería más tiempo. Estaba convencido que no le gustaba Quatre.
-Sólo te estás mintiendo a ti mismo, Trowa. Tú amas a ese chico. Y vas a terminar con él, a su lado, para siempre.
-Lo dices sólo porque quiere que te deje para poder quedarte con el ex jefe del circo.
-Es cierto. Yo lo amo. Amo el circo.
Ella se fue. Trowa se quedó solo con sus pensamientos.
-Y yo amo a ese niño.
El celular vibró, anunciando un nuevo mensaje.
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Espero que éste capítulo les haya gustado. Se lo dedico con mucho cariño a mi rosa negra, a aquella chica que iluminaba mi vida con sus bromas picantes cuando estube con depresión, a una amiga que me apoyaba en todo... Incluso rompiendo sus propios tabúes sólo por amistad, y que ella causaba eso de Shining collector: "Ta iki wa somaru akaku nureta yubisaki ni", que con la sola punta de sus dedos tiñe de rojo toda la atmosfera. Ella era una rubia no muy alta, bajota, que con sólo dieciseis era la chica electrica, a sus pies caían todos los hombres con solo chasquear los dedos. A veces solía estar con cuatro a un tiempo, (cuatro 'pololeos' o noviazgos sin mayor compromisos ni importancia) ella dejaba loco a cualquiera... Mi pareja se sentía atraido, así que hay una ventaja en que ahora no tenga un segundo para verme. Bueno, dedicado con mucho cariño a todas las heartroseblack, o todas las personas que con un rostro angelical y un cuerpo divino, son el demonio en persona. (vampirescos, si se quiere.)
