Capítulo Ocho:

"Intimidad"

El grito lo ahogó la noche, ésa noche tan lejana también. Duo miraba la ventana, estaba lloviendo. El control de temperatura automático había sido activado. Pero no era agua la que llovía, era aquella sustancia que hacían en grandes fuentes. No, aquí no caían trocitos de atmósfera, a menos que fuera lunar.

Recordaba haber visto la luna sobre la tierra, desde allá, se veía simplemente hermosa. Desde el espacio, sin embargo, se lucía como algo detestable.

Su cuerpo sudaba, igual que las paredes de la colonia. En la otra cama de aquella habitación a medias oscura, sólo iluminada por el resplandor de las luces artificiales, dormía apaciblemente aquel chico que le habían encomendado cuidar. Las imágenes de su pesadilla aún estaban frescas, había revivido otra vez algunos de los muchos momentos de su vida, casi toda marcada por la guerra, la pobreza, la muerte. Se quedó pensando en ello un buen rato, creía que se podría hacer alguna canción conmemorando a la iglesia Maxwell, o algo así. Alguna gente de ésa colonia aún lo recordaba. Era necesario, aunque también lo era dar paso al olvido para el perdón. Pero habían muertos que aún se revolcaban de dolor. No era el caso del padre, pero...

Se preguntó qué pensaría Heero de éso. Parecía distinto al soldado invencible que recordaba, a aquel que reparaba sus propios huesos. Ahora era un chico que pasaba sentado escribiendo en su laptop, bueno, antes también, pero... Ahora no había guerra. Además que el resto del tiempo, caminaba a un parque, o dormía por efecto de los fuertes narcóticos que tomaba.

Lo sintió revolverse en la cama. Debía estar teniendo una pesadilla. Heero se volvió, destapándose. Se quedó quieto. Duo se acercó a taparlo, no sea que empeore.

Heero se sentó de golpe en el momento que Duo lo tapaba. Estaba con los ojos abiertos, con una expresión francamente... Horrenda. La expresión de alguien que ha vivido invocando la muerte, que por sus venas corre agua del Estigia.

-Heero, tranquilo, ahora estamos bien, estamos a salvo.

-Si... Lo siento. Fue una pesadilla. -Repuso tapándose la cara.

-Si, pude notarlo. -Duo tenía la expresión de siempre, de estar a punto de soltar una carcajada.

-Duo... ¿Te desperté?

-No, yo también tube una pesadilla, estaba despierto.

-Oye Duo, leí tu informe acerca de tu origen, y...

-¿Le corregiste las faltas de ortografía?

-No, digo, si, las noté, pero tu historia me parece muy triste, y no sé como... Este... Quería preguntarte porqué sonríes todo el tiempo.

-Ah, no lo sé. Es la única manera de ser feliz.

-¿Incluso ahora, con este tormento?

-¿Eh?

-Al parecer, no tomaron en cuenta que tenernos en una ocupación distinta nos podía llevar a un punto de quiebre, no nos preguntaron tampoco si queríamos seguir en éso.

-Pues yo no quería.

-Si, puede que tu no, pero yo... Quiero poder proteger esta era. Para éso me entrenó Orin, para seguirlo después de su muerte, su heredero.

-...

-...

La tormenta continuaba afuera. Duo se preguntó si no habría alguna falla, o fuga.

-¿Sabes Heero? Creo que tabién es válido para ti la misión que se te ha encomendado, algo tácitamente quizá. Lo de contar la historia. Sabes hacer buenos informes, y los datos dispersos necesitan ser unidos.

-¿Y después qué?

-Bueno... Yo había tomado en serio lo de "misión: vivir como un chico normal". No creí que estubieras bromeando.

-¿Me creíste?

-Si, Orin, Heero, como te llames, para mí eres el mismo. YO TE CREO.

-Gracias Duo.

-De nada.

-Oye...

-¿Dime...? Puedes pedirme lo que quieras.

-ah... Am... ¿En serio?

-Bueno, éso no, quiero llegar virgen al matrimonio. -Yui entornó las cejas con la broma. Aún no se acostumbraba a Duo. -Dime, ¿Qué querías?

-...

-¡No me digas que ESO!

-No, te iba a pedir... Un vaso de agua.

-Ah... Es que... Me da miedo la oscuridad, la noche, la lluvia, todo.

-Comprendo.

-Así que... ¿Puedo dormir contigo?

-...

-...

-Fresco. -Dijo por fin, abriendo su cama. Duo se acomodó bajo las sábanas, y se acomodaron el uno al otro, disfrutando del exquisito estado de paz que los embargó desde aquel instante. Porque ya no importaron la lluvia ni el dolor pasados.

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-¡¡Oooriiiin!! -Duo canturreó. -¡Horaa de levantaarsee! ¡Está servido el desayuunoo!

Heero miró a Duo, todavía adormilado.

-Ah... Ya voy.

-¡Oye! Se me ha ocurrido una buena idea, ¿Que te parece si me acompañas a mi ensayo? Así aprovechas de tomar un poco de aire.

-M encantaría, pero si tendrás problemas por ello...

-¡No, no, ningún problema! Entonces vístete, desayunemos, y vamos.

Heero bajó a los pocos minutos, y vio la mesa llena de comida. Se le quitaron las ganas de comer.

-Eh... No tengo que comer de todo, verdad...

-No, pero no lo menciones.

-¡Ah! El belo durmiente ha dispertado.

-Si, buenos días.

-Bongiorno, bambinno. Provecho.

-Grazie.

-Toma, leche...

-Ah, no tienes café...

-No, no es sano.

-Ah, es que la leche me cae mal.

-Ah, Oriin, nunca pensé que fueras taan mañooso. -Canturreó Duo, haciendo florecer la séptima sonrisa de quien era el sol de sus días.

Comieron entre regaloneando y saboreandose. Estaba todo muy bueno. Fueron a buscar las cosas de Duo, entre tanto trajín, Heero le aconsejó hacer una lista con todas las cosas que tenía que hacer, e irla tarchando a medida que las hacía. Partieron al escenario charlando de los métodos de orden que llevaba Heero.

Una vez allá, Duo lo presentó a toda la banda. Lo observó trabajar durante horas, sin descanso, siempre bromeando, chispeante, luciendo aquella bella sonrisa, moviendo todo el cuerpo en pos de sus palabras, que casi siempre eran bromas. Los obreros no podían estar de mal humor frente a aquella escultura de risa, y dulzura. Lo observó cantar un resto, viendo y probando los timbres y los diversos instrumentos. Aquella gente adoraba su trabajo, todos, hasta el eléctrico. Era un ambiente increíble el que vivía Duo, tan distinto del suyo propio... Recordó las largas horas pasadas en bibliocteca, en computación, las conversaciones con gente que contestaba sus preguntas, que eran tan exactas como las respuestas. La redacción de ésas preguntas, durante lo que decía eran sus prácticas de investigación. Sabía que aún tenía mucho que aprender de aquel mundo, sabía que no se podía quedar para siempre en éste, por mucho que le gustara. Parecían dos mundos muy incompatibles, pero... Con un poco de esfuerzo, todo estaría bien.

Duo terminó la práctica, y se acercó a Heero.

-¿Te has aburrido? -empezó a caminar hacia la salida.

-No, para nada. Te he observado, a ti y a la gente. Estoy ansioso que ya sea el LIVE.

-Si, yo también, más que nunca. Ya sólo queda esperar.

-Mh, es cierto. Oye, conoces un buen lugar donde haya pasto, tengo ganas de correr un rato.

-Eh... Claro, es lejos si...

-No importa. Caminando, te contaré algo interesante sobre Lowel, que hace de mi vida una paradoja.

-Anda, dime qué cosa es.

-Adivina, es que es un poco obvio, si no quiero que se sepa es por algo.

-Debe tener alguna conexión entre su oficio de sicario, y...

-Algo a lo cual renuncié, y que a la vez marca mi destino de piloto, e historiador.

-Mh... ¿Tu nombre clave? ¿Heero Yui? Mh... Veamos... ¿Qué conexión hay entre Heero Yui y un sicario? Oops. Tu padre trabajó para él.

Heero soltó una carcajada.

-Noo, Heero Yui si era un hombre derecho, él no iba a contratar un asesino... Pero Heero si fue asesinado, ¿No es verdad?

Sin darse cuenta, iban cruzando la reja del parque, y Duo tenía una expresión de franca incredulidad.

-No puede ser... ¿Tu padre fue el que disparó?

-Si. Decía que era un trabajo muy bien hecho. Y después, se eligió ése, mi nombre clave. Lo raro es que J nunca me preguntó si sabía manejar armas, o cosas así. Hice el que no sabía, creía que estaba dotado de una habilidad especial. Yo no tengo recuerdos antes de éso, antes de mi entrenamiento.

-Vaya...

-En todo caso, puedo decir que se arrepentía de haberlo hecho. Le oí decir: "Un loco puede disparar un arma, y acabar con las esperanzas de paz", o algo así. A lo mejor he cambiado algunos recuerdos.

 -Bueno, desde que murió, el padre Maxwell me parece mas bueno. Es probable.

Heero sonrió. -Es probable. En todo caso la órdenes eran contradictorias, si se nos quería soldados perfectos, la opción no era fingir que no teníamos sentimientos, sino hace que éstos nos dieran fuerza, y apartarlos, un poco, para obedecer mejor las órdenes.

-Mh, pero... Al principio, yo siempre fui crítico con todo ello, les obedecía, pero sólo hasta un cierto punto. Yo fui huérfano, pero bueno, tú lo sabes, ¿No?

-Si... Hasta ahora me pregunto cómo diablos robaste ése móvil.

-La verdad, es que ya había entrado a rapiñar antes de ser adoptado con la iglesia. Sólo tenían nivel de seguridad tres.

-¡Éso nada más!

-¡Si! Y el doctor loco decía que tenía diez, pero pude entrar porque conocía un método.

-Ah, deberías trabajas también en éso, como tienes el cupo...

-¿En qué?

-En seguridad. No hay mejor guardia que el ex ladrón.

-Mh... Puede ser. -Se sentaron en el pasto, y se tendieron.

-¿Extrañas la tierra?

-Por supuesto. Iría si pudiera. Es tan injusto. No elejimos ser pilotos, ahora se nos restringe la libertad.

-A sabiendas que si quisiéramos romperla tendríamos que desparecer de ésta existencia.

-Si...

El silencio se impuso entre los dos, sintiendose nuevamente presa del destino, o la naturaleza de la humanidad. Eran... Juguetes del destino. Ése destino que una vez que lo conoces, no puedes, sencillamente no puedes escapar, igual que las leyes de la gravedad. No hay nada que puedas hacer para cambiarlo.

¿Nada?

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El concierto de Duo pasó, y luego otro, y otro. Ya no tenía tiempo para sentarse en el pasto para conversar con Heero, éste por su parte, se había vuelto a sumergir en sus novelas. Pero seguían durmiendo juntos. Ya no les importaba, si alguno tenía una pesadilla, simplemente se cambiaba de cama, y abrazaba al otro. Desayunaban juntos, y la 'mamma' de Duo le enviaba a éste el almuerzo con Heero, y lo compartían. en casa. Si no estaba la mamma cerca, se daban de besos, y caricias, como cualquier pareja de locos enamorados.

Pero la salud de Heero ya estaba en niveles aceptables para la organización. Acordaron verse,

'Ahora si'.

Era la noche anterior a la partida de Heero. No podían dormir. Duo se fue a la cama de éste, y lo abrazó.

-Fresco, no has tenido pesadillas.

-Es que no podía dormir.

El sistema volvía a producir lluvias. Se abrazaron bajo las cobijas.

-Oye, Heero...

-Dime.

-¿Qué somos?

-¿Eh?

-¿Qué estus tenemos? ¿Novios? ¿Amigos con ventaja?

-No lo sé. Heero suspiró en la noche. El silencio dejaba sólo pasar el sonido de la lluvia.

I'll be the wather bathing your clean...  (seré el agua bañándote)

-eh?

Heero se pudo a cantarle al oido. Le había masajeado cerca de la cintura. Siguió con éso.

The liquid piece                                                     (la pieza líquida)
I'll be your ether you'll breathe me in  
                (seré el éter que respiras en mí)
You won't release                                                  (Y que no quieres dejar)
Well I've seen you suffer,                                      (bueno, he visto tu sufrimiento)

I've seen you cry the whole night through            (te he visto llorar a través de toda la noche)

So I'll be your water bathing you clean                   (Entonces, seré el agua que te baña)
Liquid blue                                                               (líquido azul)  

I'll be your father, I'll be your mother,                      (entonces, seré tu padre, seré tu madre,
I'll be your lover, I'll be yours x2                              (seré tu amante, seré tuyo)

Duo se había empezado a agitar cerca del cuerpo de Heero. Quería hacerlo, pero sabía también que Heero no podía... Por ahora. Se empezó a percibir el dulce olor a genitales.

I'll be your liqour bathing your soul                            (seré tu líquido bañando tu alma)
Juice that's pure                                                           (jugo que es puro)

Heero había metido su mano, dejando a Duo con los ojos abiertos, sorprendido, queriendo más. Heero lo tocó porque lo sintió listo. Pero él... Necesitaba más tiempo. Le apretó hasta volverle al nivel normal.


And I'll be your anchor you'll never leave                   (seré el ancla que nunca dejas)
Shores that cure                                                          (tierra que cura)
Well I've seen you suffer,                                             (He visto tu sufrimiento,

I've seen you cry for days and days                            (Te he visto llorar días y días)
So I'll be your liqour demons will drown (entonces seré tu líquido, los demonios se ahogarán)   
And float away                                                             (Y flotarán lejos)

-¿Entonces somos amantes, Heero?

-Así es, Duo.

-Gracias, es una respuesta que me hace muy feliz.

-Otro día te traigo las flores, my lover.

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Nota de autor: Hew, mi padre ha intentado hablar conmigo, pero se ha aburrido de cómo me sumerjo en los personajes. El otro día me gritó para que cocinara, y dije sin pensar: "Misión: cocinar" Y mi hermano dice que escribir tanto me está pudriendo la cabeza... Y del concierto, hay un especial en el bonus track, aunque todavía no lo escribo. Lamento, pero el término de 'intimidad' se refiere a la relación en sí, intimidad de alma, no material. Cualquiera duda que les asaltare, jakito_kun@hotmail.com

La canción es "I'll be yours" de Placebo, ya sé que no está completa, es del álbum "Sleeping with Gost".