El Despertar de un Sentimiento.

Capítulo 9: "Sucesos inesperados… La Fuga…"

- Ya llegamos –dijo Kaira, abriendo una portezuela, e ingresando al calabozo. De inmediato un olor a encierro y moho golpeó su nariz. Aquel lugar estaba en pésimo estado.

- ¡Este lugar es asqueroso! –reclamó Sakura. En eso vio unos ojos rojizos que se le hicieron familiares. Luego de unos segundos recordó su procedencia - ¿Li Meiling?

No podía creer que ante sus ojos se encontraba la prima de Shaoran. Sus vestimentas estaban completamente sucias y raídas, pero aun mantenía aquel carácter decidido… no se dejaría vencer tan fácilmente. Pero sin duda al ver a Sakura su espíritu se vio reconfortado, y la esperanza de salir de aquel lugar volvió a brillar para ella.

- ¿Sakura? ¡Si eres tú Sakura! No sabes la alegría que me da el saber que estás bien.

- ¿Cómo sabe quien soy? –preguntó Sakura. La verdad era que no recordaba haber cruzado palabra alguna con Meiling.

- Pues no me olvidaría jamás del nombre de la persona más importante para mí primo –al decir esto Sakura se sonrojó levemente - Pero… ¿tú no te habías marchado con Kimura? –reprochó la muchacha.

- Eso es una historia muy compleja señorita Li –dijo respetuosamente Sakura. A fin de cuentas Meiling era prima del futuro rey del Este.

- Nada de señorita… Meiling y nada más… ¿Y que estás haciendo aquí? –preguntó la muchacha un poco más animada.

- Pues… supe que habían prisioneros del Este encerrados aquí, y estoy viendo la forma de sacarlos –explicó Sakura –Creo que tal vez mañana por la mañana podría llevar a cabo eso… siempre y cuando logre conseguir las llaves de estas celdas.

- No se preocupen por eso –se escuchó una voz masculina procedente de la entrada. Era Sorata, el soldado que el día anterior había sido encerrado en uno de esos calabozos por orden de Kimura.

- ¡Akiyoshi! Es la primera vez que me da gusto volver a ver a un soldado… la verdad es que pensé que no volverías… -admitió Meiling. Sakura les miró a ambos. El soldado al ver su rostro de confusión, comenzó con su explicación.

- Cuando usted apareció ayer, el rey me había enviado a los calabozos, a modo de castigo por no haberla encontrado.

- Lo siento –se disculpó Sakura.

- No hay problema… Bueno entonces aquí conocí a la señorita Li –dijo el hombre –Por lo demás majestad, estoy dispuesto a ayudarla con el escape de los prisioneros. Yo sé quien tiene las llaves de estas celdas.

- Pero no puedes arriesgarte. Si el rey te descubre, pedirá tu cabeza –dijo Kaira, quien conocía al soldado desde su llegada a ese país.

- No importa eso ahora… además pienso dirigirlos hasta la frontera. Si los dejo allí, el resto del camino será seguro –dijo Sorata.

- Muchas gracias –agradeció Meiling –Todos ustedes se están arriesgando para ayudarnos –agregó mientras unas finas lágrimas caían por su rostro. Al notar esto, el soldado no pudo evitarlo y se acercó a ella, entregándole un pañuelo. Meiling le miró y le dirigió una sonrisa.

- Bueno… las llaves las tiene Kurogane –explicó el soldado.

- ¿Kurogane? ¿Te refieres al segundo al mando del ejército de Shinishi? –preguntó Kaira. Al ver asentir con la cabeza a Sorata, agregó –Entonces yo conseguiré las llaves.

- ¿Estás loca? –preguntó Sorata - ¡Podría matarte!

- No te preocupes… tengo mis tácticas –dijo Kaira muy segura.

- Lo que haremos será lo siguiente –comenzó a explicar Sakura –A las 4:55 pm comienza el cambio de la guardia real del palacio ¿cierto? Los guardias primero deben presentarse ante el rey, y cuando este de la orden, ellos marcharán hasta sus lugares de vigilancia.

- Así es… -admitió Sorata quien estaba sorprendido por la astucia de Sakura. Meiling vio aquella mirada dirigida a Sakura, pero continuó escuchando.

- En ese instante entras tú en acción –señalando a Kaira –Tendrás unos minutos para conseguir las llaves. A las cinco en punto, cuando Kimura vaya a dar la orden, yo ingresaré al salón interrumpiéndole. Buscaré una excusa convincente.

- Eso es demasiado arriesgado.

- No importa… luego Sorata y Kaira se encontrarán en este lugar y los sacarás de aquí, por el pasadizo que usamos hoy –completó Sakura.

- No… ese lugar no es seguro… además conozco una salida directa a las afueras del castillo.

- Entonces los guiarás... Utiliza los caballos de los soldados, que están en las caballerizas –dijo Sakura –Y una cosa más… por nada del mundo los pueden ver sobre todo a ti Kaira –recalcó –Porque tú seguirás en el castillo.

- Comprendo…

- ¿Cuántos son en total? –preguntó Sakura a Meiling.

- Cinco soldados, Terada y yo. Bueno también Kaoru… pero por algún motivo ella no está aquí –dijo Meiling.

- Tal vez a ella no la capturaron –comentó Sorata.

- No… yo vi cuando la capturaron… y venía con nosotros… pero no se qué sucedió con ella…

- Bueno… eso lo tendremos que averiguar –dijo Sakura –Todos ya saben qué hacer. Ahora debemos irnos porque… -pero no alcanzó a terminar porqué se escuchó una voz masculina muy cerca de ahí.

- ¿Quién está ahí?

- ¡Rápido vayan tras ese pilar! –ordenó el soldado. Sakura y Kaira obedecieron inmediatamente.

- Pregunté que quien está ahí! –habló nuevamente el soldado apareciendo por la entrada.

- Solo soy yo Onizuka –dijo el joven.

- ¿Akiyoshi? ¿Se puede saber qué rayos haces aquí? –preguntó el hombre desconfiando de aquella situación.

- Lo que sucede es que ayer olvidé un pañuelo que es muy importante para mí… -al ver la mirada de confusión de Onizuka, se explicó –Lo que sucede es que es un recuerdo de mi madre y siempre lo llevo conmigo. Pero al parecer ayer lo perdí y pensé que podía estar aquí.

- ¿Y lo encontraste?

- Pues…

- Al parecer es ese señor –dijo Meiling con una dulce voz mientras señalaba en la celda contigua un pañuelo blanco.

- ¿Es ese? –preguntó con enfado el hombre. Ya le tenía cansado aquella situación.

- El mismo… gracias al cielo lo encontré… -dijo el soldado ingresando a la celda y sacando el pañuelo. Antes de voltearse miró a Meiling y le sonrió. Sabía que ella había puesto aquel pañuelo en es lugar sin que el otro soldado se percatase.

- ¡Ahora vete! No tienes permitido el ingreso a este lugar… y deja tus estúpidas cursilerías de pañuelos de tu madre y esas cosas. Eres un soldado.

- Lo sé… pero así como soy un soldado tuve una madre alguna vez… y este pañuelo me trae su recuerdo tan preciado… su aroma –agregó mientras acercaba el pañuelo a su nariz, como si quisiese absorber todo el aroma que este poseía. Meiling aguantaba la risa que tenía en aquel minuto ante la actuación del soldado.

- ¡Akiyoshi sal ahora de aquí! –ordenó el hombre perdiendo todo tipo de paciencia.

- Ya me voy –dijo saliendo de aquel lugar. El soldado miró a todos lados, en busca de alguna anormalidad, pero al no percibir nada extraño, se retiró. Meiling se largó a reír.

- ¡Qué soldado más estúpido! –comentó cuando pudo detener su risa.

- Bueno es hora de irnos... si nos descubren aquí será el fin –dijo Kaira.

- Entonces mañana será el gran día –dijo Sakura sonriendo.

- Sakura… -la detuvo Meiling –Como sabes me dirigiré al Sur… No quisieras enviarle algo a mi primo y…

- No… es lo mejor –recalcó Sakura – Si hago eso él sería capaz de venir aquí… y no quiero que nada malo le suceda.

- Ni lo dudes pero le envíes algún mensaje o no de todas maneras vendrá –comentó Meiling en un susurro.

- ¿Dijiste algo? –preguntó Sakura inocentemente.

- No… ¡nada! –dijo Meiling señalando con un movimiento de manos que no era nada importante. Sakura y Kaira salieron de aquel calabozo –Qué niña mas despistada… ¿Acaso verdaderamente piensa que mi primo se quedará de brazos cruzados? –se preguntó en voz alta. En eso escuchó un quejido proveniente de aquella celda -¿Terada? Terada al fin despiertas…

- ¿Qué me sucedió? –preguntó el hombre, quien era ya un poco maduro. Meiling dio un suspiro y comenzó a relatar todo lo acontecido en los últimos días…

Reino del Sur… Día de la boda… 11:45 am…

Ya se encontraba completamente lista… aquel blanco vestido y las lujosas joyas que llevaba puestas, no contrastaban con su mirada… se veía vacía y sin sentido. Su madre que minutos atrás se había retirado de aquella habitación, al verla completamente vestida, también lo había notado. Para cualquier mujer, y sobre todo siendo una princesa, aquel día debía ser el más importante, pero por sobre todo el más feliz de su vida… pero para ella no era así. Pues sabía que quien la esperaría en el altar no sería él. En es instante se escucharon tres golpes en la puerta y una voz conocida llam

- Princesa Daidouji ya es hora –escuchó decir al fiel guardia de palacio y primer oficial de la armada, Yukito Tsukishiro. Él la acompañaría hasta la puerta de la capilla interior de palacio en la que se llevaría a cabo la boda.

- Aún puedo escapar… -pensó en un arranque de locura. Pero luego recordó las palabras de su madre… "A veces la felicidad la encuentras en tu camino… solo tienes que buscarla aceptando lo que tienes…"

- ¿Princesa? –preguntó Yukito ingresando a la habitación, al no recibir respuesta alguna desde el interior.

- Lo siento Yukito… estaba muy distraída.

- ¿Pasa algo? –preguntó el joven. La había visto crecer y sabía que algo malo le sucedía.

- No es nada Yukito… solo que a veces la vida te tiene muchas sorpresas… -dijo melancólicamente –Bueno debemos irnos –agregó poniendo el velo sobre su rostro y tomando el brazo de Yukito.

11:59 pm…

Tanto la princesa como el primer oficial se encontraban frente a la entrada de la pequeña capilla en la que se llevaría a cabo la boda. Yukito no había querido preguntarle el motivo de su nerviosismo, ya que se había percataba de que la joven muchacha temblaba de pies a cabeza, y además estaba demasiado pálida.

- ¿Está lista princesa? –preguntó Yukito con una sonrisa de ánimos para la joven.

- Si Yukito –contestó Tomoyo, tomando una bocanada de aire y presionando fuertemente el brazo del joven. Se escuchó la música proveniente del interior, mientras las puertas se abrían de par en par…

Reino del Norte… 12:00 pm…

Kimura se encontraba en la estancia de su habitación, recibiendo algunos mensajes sobre los últimos movimientos realizados en las tierras del Sur. Aun no entendía como aquellas tierras habían resistido tanto ante los continuos ataques de sus tropas. En eso una noticia llamó enormemente su atención.

- Avísenle a Sakura que quiero hablar con ella. Sin duda se pondrá muy feliz al enterarse –dijo con un brillo de malicia en sus ojos. Llegó hasta el salón principal donde ya le esperaba Sakura.

- ¿Quiere hablar conmigo majestad? –preguntó la joven.

- La verdad es que quería informarte de una noticia que nos alegrará enormemente a ambos.

- ¿De qué noticia me habla? –preguntó nuevamente con curiosidad la muchacha.

- Pues… en este momento tu querido Li debe estar comenzando la ceremonia de su boda… ¿no crees que es encantador? –para Sakura aquella noticia era como un balde de agua… un temor enorme la invadió –Dentro de un rato, la princesa Daidouji se convertirá en la nueva reina del Este… aunque creo que será al revés… Li tendrá que convertirse en el nuevo Rey del Sur, ya que no le quedan tierras que gobernar en el Este –agregó riendo con su último comentario.

- ¿Lo dice en serio? –preguntó Sakura no pudiendo contener su malestar.

- Por supuesto Cerecito… no tengo por qué mentirte a ti… -dijo Kimura en tono de lamento – ¿Acaso no confías en mi? –Sakura solo le dirigió una mirada de odio en ese momento.

- Si me disculpa regresaré a mis aposentos –agregó la muchacha haciendo una reverencia y saliendo de aquel lugar.

- Vamos Sakurita… tendrás que acostumbrarte a tu nueva vida…

En tanto la joven llegaba a su habitación, en la que se encontraba presente Kaira. Traía todo el rostro cubierto de lágrimas que aún brotaban de sus ojos.

- Sakura… ¿Se encuentra bien? –preguntó la doncella.

- No… -contestó dirigiéndose a una elegante mesita que allí había. Tomó de ella un sobre y después de verlo unos instantes, lo guardó dentro de un cajón. Kaira vio esta acción, pero no se atrevió a preguntar –Por favor… ¿podrías dejarme unos instante sola Kaira?

- Por supuesto –asintió la muchacha saliendo de aquella habitación no sin antes dirigirle una mirada de preocupación a Sakura.

Cuando Kaira pasaba frente a una de las habitaciones del segundo nivel, unas voces la detuvieron. No pudo evitar quedarse tras aquella puerta al escuchar el nombre de Sakura…

- Sin duda que eres un maldito Kimura –decía una muchacha. Tendría la edad de Kimura… era rubia y tenía los ojos color miel.

- Tú nunca te has quedado atrás mi querida Kaoru… desde que te conozco has logrado lo que te propones –comentó Kimura, quien estaba sentado en un sillón de terciopelo rojo –A excepción de…

- Shaoran Li… Ya lo sé… pero bueno… aún puedo conseguir eso… -dijo guiñándole un ojo al muchacho.

- Aun siendo un hombre casado?

- Casado lo convierte en un objetivo aun mas difícil, pero también mas… interesante –comentó Kaoru acercándose hasta Kimura, quien se había puesto en pie –Como tú… agregó besándolo.

Reino del Sur… 12:02 pm…

Todos los presentes, aproximadamente cien personas entre invitados y guardias, se pusieron de pie inmediatamente. Fuutara, quien esperaba a su hija en la entrada de la capilla, le dirigió una sonrisa a su bella hija. Yukito ingresó con ella, hasta dejarla junto a su padre, mientras hacía una reverencia y tomaba su lugar a un lado de Yue, ambos apostados al costado de la entrada. Tomoyo dirigió su mirada hacia todos lados, esperando ver en algún lugar aquella imagen que le pudiese brindar fuerzas para continuar con eso. Pero por más que lo buscó entra la multitud, no lo encontró. El rey notó aquella extraña actitud en su hija, mientras caminaban rumbo al altar, le preguntó en un susurro.

- ¿Buscas a alguien hija? –pero no recibió respuesta alguna. Tomoyo no pudo evitar que una solitaria lágrima resbalase por su mejilla.

Llegó hasta el altar. Shaoran después del debido saludo con el rey, le ofreció su brazo, el cual la joven aceptó con resignación. El sacerdote los bendijo a todos y comenzó la ceremonia. El tiempo pasaba, y el nerviosismo de la muchacha crecía. Pero no solo ella se encontraba inquieta. Se acercaba el momento…

- Si alguien de los aquí presentes conoce algún motivo por el cual esta pareja no deba ser unida en matrimonio, que hable ahora o calle para siempre… -pronunció el sacerdote. Un silencio sepulcral se apoderó de la iglesia –Bueno entonces…

- Un momento –interrumpió una voz masculina proveniente de la puerta.

- Es él… -susurró Tomoyo sorprendida, sin voltear aún.

- Así es –escuchó decir a su lado.

- Yo me opongo… -dijo con voz decidida el joven ojiazul.

- ¿Se puede saber qué hace usted aquí? –preguntó la reina Sonomi que no cabía en si de la rabia. No guardaba ningún tipo de compostura.

- Ya me ve usted majestad… vengo a detener este matrimonio que es una locura –contestó el joven respetuosamente. Tomoyo que junto con Shaoran se habían puesto en pie, se quitó el velo que cubría su rostro.

- ¡Usted no tiene ningún derecho a decir tales incoherencias! –exclamaba la mujer.

- Créame señora que junto a su hija, somos las personas con más derecho a decidir el futuro de este matrimonio. ¿No es así mi Flor de Ciruelo? –preguntó dirigiéndole una sonrisa a la muchacha. Esta asintió con la cabeza mientras un tono carmín subía a sus mejillas. Shaoran le miraba incrédulo. Estaba al tanto de la interrupción de Eriol, porque ambos lo habían planeado, pero en aquel instante no imaginó que sería tan escandaloso. Aunque tampoco había previsto la reacción de la reina.

- Guardias… ¡Llévenselo de aquí! –ordenó la Reina. Ahora las cosas se comenzaban a complicar. Yukito hizo un ademán para dar la orden de captura del joven marqués a los guardias, pero Yue se plantó frente a él, impidiéndole cualquier tipo de movimiento.

- ¿Qué haces? –preguntó el joven Tsukishiro.

- Silencio… mejor escucha esto…

- Sonomi… -dijo Fuutara –Bueno señor Hiraguizawa… escuchamos sus motivos –agregó el rey.

- El motivo principal es… pues que yo la amo –ante esta declaración todos los presentes exclamaron y comenzaron a murmurar. El gran barullo se detuvo cuando el joven continuó con la confesión –Y mis sentimientos son correspondidos –una nueva exclamación por parte de los presentes.

- ¿Es eso cierto? –preguntó el hombre dirigiéndose a su hija.

- Si padre –aceptó ella. No podía negarse y dejar indemne a su amado Eriol. Este le sonrió feliz.

- ¿Sabe lo que significa esto joven Hiraguizawa? Aunque usted posea tal título de nobleza, el interrumpir una ceremonia tan importante merece una pena de cárcel no menor –advirtió el Rey.

- Señor… estoy dispuesto a eso y mucho más… ya conozco las consecuencias –admitió el joven.

- Aun conociendo las consecuencias lo hizo… hay que admitir que es usted muy valiente. Sin embargo su motivo aun no me es completamente válido. Usted sabe a la perfección del compromiso entre el futuro rey del este con la princesa del Sur. Ese fue un tratado que firmamos con la Reina Ieran Li.

- Estoy al tanto de este compromiso y ese es otro de los motivos por el cual me presento ante ustedes…

- Rey Fuutara… usted está viendo en este momento al futuro Rey del este. Yo he abdicado a mi derecho al trono y por línea sanguínea directa, el futuro rey de mi nación pasa a ser el Marqués de Haragana, el joven Eriol Hiraguizawa –dijo Shaoran alzando la voz. Sabía que su amigo no quería hacer mención de esto ante todos los presentes…

Flash-Back

- ¿Estás loco? ¿Me estás diciendo que la única solución a tu problema es que abdiques al trono? –preguntaba Eriol muy confundido. Todo aquello sonaba demasiado extraño y hasta un tanto ilógico.

- Exacto… porque el compromiso es con el futuro rey de este… si abdico al derecho al trono, ya no habrá necesidad alguna de llevar a cabo ese matrimonio –explicó Shaoran.

- Pues… si lo vemos de tu punto de vista es una muy buena idea… pero ¿Has pensado en lo que significa para tu pueblo? Si logramos enfrentar a Shinichi y recuperamos las tierras del Este, no habría líder que los lleve de regreso a la vida pacífica que llevaban antes. Será un caos total.

- No… estás completamente equivocado primito… imagina que yo hubiese muerto por cualquier razón, no importando cual… el país nunca quedaría sin rey, pues por ley y por derecho, el pariente… mi pariente sanguíneo hombre más cercano, asciende al trono inmediatamente –agregó con una nota de malicia en su voz.

- Y eso significa que… ¡Ahora si te volviste completamente loco! –exclamó Eriol.

- Vamos Eriol… Sabes mejor que nadie que eso nos conviene a ambos… existe un tratado que no se puede romper entre ambas naciones. El futuro rey del Este contraerá matrimonio con la princesa del Sur –decía Shaoran, mientras un confundido y asombrado Eriol le miraba incrédulo. La verdad es que jamás pensó que Shaoran rebuscaría tanto una solución para evitar aquel matrimonio –Además… no puedes negar que eres el más indicado después de mi para acceder al trono del Este… ¿O no majestad Hiraguizawa? –agregó haciendo una reverencia.

- Que modestia la tuya… eso no es algo común en ti… -comentó Eriol.

- Pues he aprendido del mejor –dijo Shaoran. En eso se escuchan unos golpes en la puerta –Pase…

- Majestad Li –dijo Wei haciendo una reverencia ante el joven –Aquí le he traído a quien usted pidió.

- Perfecto… ¿Está todo listo? –preguntó el joven.

- Si… la decisión ya ha sido aceptada por los miembros del consejo, quienes para su suerte salvaron ilesos del ataque al Este. Solo falta que usted firme… y que la Reina Li sea puesta al tanto…

- Eh… no –interrumpió Shaoran –Ella se enterará a su debido tiempo mi querido Yung.

- Como usted lo diga majestad…

- Por muy poco tiempo más –agregó Shaoran. Firmó los papeles necesarios. Cuando hubo terminado con el último, suspiró.

- Bueno… Ahora guardaré estos papeles… sabe la importancia de ellos –agregó el hombre.

- Por supuesto…

- Hasta luego majestad Li –Shaoran le miró con enfado –Discúlpeme pero me será difícil acostumbrarme a esto joven Li.

- Pero lo harás…

- Tú si que estás realmente loco –comentó Eriol.

- No tanto como usted majestad –agregó Shaoran para hacer enfadar a su primo –Además todavía le queda lo más importante… La boda…

Fin Flash-Back

Todos le miraban anonadados, pero sobre todo su madre, quien no estaba al tanto de aquella decisión que había tomado su hijo.

- Ahora si me disculpan… -agregó Eriol mientras caminaba rumbo al altar –Gracias – le dijo a Shaoran haciendo una reverencia, y tomando en brazos a Tomoyo, caminó a la salida.

- ¡Alto! –gritó Sonomi. Yukito quiso hacer algo, pero Yue se negó rotundamente a permitírselo.

- ¡Pero es nuestra princesa! –exclamó molesto. Mientras veía como Eriol sacaba a Tomoyo de aquel lugar.

- Créeme que cuando lo puedas pensar con mayor tranquilidad y me permitas que te explique, comprenderás que esto es lo mejor para todos –dijo Yue. El murmullo de los presente se alzó con mayor esplendor. Entre aquellas voces se escuchó una potente y firme.

- Joven Li Shaoran… está citado a una audiencia del Consejo Mayor de la Nación del Sur. Comprenderá que para mayor seguridad quedará en calidad de prisionero hasta que ésta audiencia se lleve a cabo, hoy a las 6:00 pm –informó el Rey Fuutara –Guardias… comiencen inmediatamente una exhaustiva búsqueda por todo el reino. Quiero que encuentren a la princesa Daidouji –ordenó el Rey. Los soldados comenzaron a salir del lugar –Yukito… Yue ambos deténganse. Como mi primer oficial me extraña que no hayas hecho nada por detener al marqués.

- Fue mi culpa señor –se adelantó Yue –Fui yo quien le detuvo, y por consecuencia merezco que se me detenga por insubordinación.

- ¿Es cierto lo que me está diciendo?

- Así es señor –asintió Yue -¿O está desconfiando de su primer oficial?

- No… no lo hago porque le conozco bien. Entonces Tsukishiro estás a cargo de ambos prisioneros –explicó el monarca –Revisaremos también su caso en la audiencia –refiriéndose a Yue.

- Si señor…

Reino del Norte… 4:35 pm…

La hora acordada se aproximaba. Todos ya se encontraban en sus "posiciones" pues dentro de unos minutos tendrían que ejecutar su plan, y no había posibilidad para errores. Llegada las 4:55 pm, Kaira corría por los pasillos con dirección a los calabozos. Segundos atrás había conseguido las llaves de aquel lugar, aunque la táctica que había utilizado ahora le daba asco. Jamás imaginó que haría eso…

Flash-Back

Dirigía con mucha dificultad a aquel soldado, que estaba en extremo borracho, Hasta su habitación. Apenas lo dejó sobre la cama, el hombre se durmi

- Gracias al cielo que está borracho –comentó la muchacha. En eso comenzó a buscar las llaves entre la ropa del soldado, cuando este dio una vuelta y la atrapó en sus brazos.

- Preciosura ¿en qué me quedé? –preguntó intentando besar a la muchacha. Esta sabiendo que aun no conseguía las llaves, no le golpeó.

- Pues…

- ¡Ah! Ya lo recordé –comenzó a besar el cuello de la muchacha. Intentaba también quitarle la ropa, pero su estado de ebriedad dificultaba las cosas.

- ¡No por favor…! -rogaba en sus pensamientos Kaira. La verdad era que nunca había estado con algún hombre desde que había perdido a su prometido, y tampoco esperaba que algo así ocurriera con aquel tipo. Sentía asco con el solo contacto de los labios del soldado con su cuello – ¡Por favor! –Luego de un rato de forcejeos, el soldado se quedó dormido nuevamente.

- ¡Dios no me vuelvas a poner en esta situación! –suplicó Kaira. Continuó con la búsqueda de las llaves, hasta que encontró un juego de aproximadamente 20 llaves distintas. Ahora si que sería difícil dar con la llave correcta, pero al menos sabía que las llaves estaban en su poder. Se acomodó el vestido para así no levantar sospechas, y salió apresuradamente de la habitación.

Fin Flash-Back

Ahora solo rogaba llegar a tiempo… Bajó las escaleras mecánicamente, pero a una velocidad increíble para llevar aquel incómodo vestido encima, hasta llegar a las mazmorras del castillo. Estaba bastante oscuro… caminó silenciosamente… solo podía oír el sonido de sus propias pisadas que hacían eco en el lugar. En eso sintió una mano puesta sobre su hombro, y sus latidos se vieron interrumpidos momentáneamente.

- Cálmate –escuchó un susurro en su oído –Soy yo… Sorata –al escuchar estas palabras pudo tranquilizarse, hasta recobrar el aliento. Le dirigió una mirada de enfado, la cual no pasó desapercibida para el soldado, pero prefirió continuar su misión en aquel momento.

- Conseguí las llaves… vamos.

5:01 pm…

El sonido de las trompetas anunciaba el cambio oficial de la guardia de palacio. Como era usual, los soldados comenzaron a desfilar rumbo a una sala ubicada junto al salón del rey, donde este solía esperarlos para dar la orden de aceptación del cambio de soldados. Como siempre Kimura les esperaba ya en ese lugar… Iba a comenzar a hablar, cuando ingresó apresuradamente Sakura, quien lucía un vestido bastante más llamativo de los que solía utilizar. Kimura no pudo evitar quedar embobado ante tal belleza. Y verdaderamente si había algo que podía hacer perder la cabeza a ese joven, eran las chicas bellas.

- Cerecito… ¿Qué haces aquí?

- Necesito hablar con usted majestad –dijo Sakura esbozando una sonrisa, pero sin evitar las formalidades.

- Si me esperas unos minutos, tendremos todo el tiempo necesario para hablar –dio por respuesta Kimura a la muchacha.

- Acaso son mas importantes estos soldados que tu futura esposa? –preguntó la muchacha intentando parecer enfadada. Al heredero al trono le pareció extraña aquella actitud, pero Sakura fingía demasiado bien.

- Por supuesto que no Sakurita… lo que sucede es que debo entregar unas cuantas órdenes a estos hombres…

- Pues ellos pueden esperar –habló Sakura. Estaba muy nerviosa… necesitaba conseguir todo el tiempo que pudiera, para ayudar al escape. Kimura miró a su alrededor… después de dudar unos segundos aceptó la propuesta de Sakura.

- Espérenme aquí –ordenó. Salieron ambos de la habitación, y llegaron hasta el salón del trono. Una muchacha de cabellos dorados que se encontraba allí, al ver quienes ingresaban, se escondió en el telón ubicado tras el trono del rey – ¿Me dirás por qué tenías tanto apuro en hablar conmigo?

- La verdad es que… -Sakura dudó… no sabía que iba a decir en aquellos minutos… hasta que una idea cruzó por su mente –Quería hablar sobre nuestro matrimonio. ¿No te parece que es muy poco tiempo el que tenemos y mucho lo que hay que preparar…

- No… además está casi todo listo. Solo falta ver algunos detalles referentes a la ornamentación del salón principal y la llegada de las flores.

- ¿Y mi vestido? –preguntó con una expresión de inocencia, pero a la vez emoción fingidas en su rostro.

- Te ves tan bella cuando me miras así –dijo Kimura acercándose hasta Sakura y acariciando su mejilla, mientras removía un mechón de cabello que caía graciosamente por su fino rostro.

- ¡No me toques! –suplicaba Sakura en su mente, mientras fingía una sonrisa.

- No te preocupes por eso… hoy irán a probarte el vestido y afinarán los últimos detalles de éste. Serás la novia mas hermosa de la tierra. Algo más? –preguntó Kimura.

- Pues… -Sakura calculó el tiempo… necesitaba unos minutos más –Pues… si. Esto… -dijo acercándose a Kimura mientras unía sus labios a los de él. Este quedó anonadado ante tal actitud por parte de la muchacha. La última vez que la había tenido así fue la ocasión en que la había besado a la fuerza después de la comida - ¡Por favor que esto sirva para ganar algo de tiempo! –pedía desesperadamente Sakura. Luego de eso se separó del joven, aguantando las ganas de llorar. Odiaba haber hecho eso… se odiaba a sí misma por besarlo a él –Después de esto ¿Cómo podré volver a verle a los ojos? –se preguntaba –Es cierto… lo más probable es que no le vuelva a ver nunca…

- Cada día me sorprendes más Cerecito… hace unos días sufrías por tu amado Li, y ahora me besas…

- Eres mi futuro esposo… -dijo Sakura intentando no dar mayor importancia al tema.

- Bueno Sakurita… debo ir a cumplir mis obligaciones. Nos vemos en la cena –agregó Kimura mientras salía del salón. Sakura después de dar un largo y profundo suspiro, salió también de aquel sitio.

- Vaya, vaya –dijo la joven de ojos azulados saliendo de su escondite –Quién imaginaría que presenciaría tal escena. Bueno… otro punto a mi favor –agregó riendo y también retirándose del lugar.

5:19 pm…

Kimura estaba sentado en su trono, pensando en lo interesante que sería su vida cuando conquistara las tierras del Sur, y fuese el dueño de todo lo que le rodeaba. Repentinamente y sin mayor aviso comenzó a reír a carcajadas. La verdad era que no podía creer que todo el mundo creyese verdad aquello de Shinichi… el rey Shinichi… Y era que su padre, el verdadero rey, no queriendo correr riesgos había utilizado desde el momento de su "regreso a la nación del norte", pues había salido de allí cuando aun era pequeño, a un fiel sirviente a quienes todos habían confundido con el futuro rey del Norte, en aquellos años. Aquel jueguito le había sido sumamente útil, ya que podía disfrutar de una doble vida, teniendo todo el poder del reino en sus manos, y a la vez una vida común, que en realidad más bien transformó en una lujuriosa forma de existencia. Pero él había muerto luego de cumplir los 45 años, y desde ese entonces Kimura se había encargado de gobernar en secreto, siempre apoyado por el sirviente de su padre, quien se prestó hasta en sus últimos minutos de vida como el rostro del Rey Shinishi. Ahora que ese viejo estaba muerto, todo el poder era suyo… solo suyo. Despertó de sus pensamientos, cuando escuchó la voz de su primer oficial, muy asustado y confundido… pero sobre todo atemorizado.

- Majestad… cuando los soldados llegaron a su turno en los calabozos, notaron la ausencia de los prisioneros del este. ¡Han escapado! –informó el soldado temiendo lo peor.

- ¿Cómo pudo suceder eso? –preguntó enfurecido el rey – ¡Son unos incompetentes!

- ¿Quién fue el culpable?

- No lo sabemos señor –contestaba el aturdido soldado –Hemos enviado a dos escuadrones de soldados para que los busquen en los alrededores… si escaparon durante el cambio de guardia, no deben estar muy lejos.

- Y tú ¿que esperas para ir con ellos? –preguntó desafiante.

- Nada señor… partiré de inmediato –dijo mientras salía del salón, pero antes de que llegase a la puerta, ingresó otro hombre.

- Majestad… han robado parte de nuestros caballos.

- Maldita sea esto lo planeó alguien y quiero saber quién fue! –exigió muy molesto el hombre.

Reino del Norte… 6:00 pm…

La audiencia del Consejo Mayor de la Nación del Sur estaba a punto de dar inicio. La verdad es que Shaoran nunca se había enfrentado a tal situación, y la verdad era que no conocía a nadie que hubiese caído en tales delitos. De cuando en cuando miraba a Yue. Se había culpado de insubordinación por haber detenido a Yukito quien intentó atrapar a Eriol antes de su fuga con la princesa, y ahora correría una suerte parecida a la suya.

- Supongo Li Shaoran que sabe por qué se encuentra aquí.

- Conozco todos los cargos señor, y me declaro culpable de ellos –dijo tranquilamente el muchacho.

- ¿Sabe lo que eso significa? –preguntó el rey que fue uno de los pocos presentes que no se inmutó ante las confesiones del joven.

- Presidio, exilio o en un caso extremo muerte… Todo depende de los señores presentes –agregó Shaoran con completa seriedad, a pesar de su posición no perdía aquel porte de caballero que le caracterizaba.

- ¿Y no tiene nada que decir a su favor? –preguntó el rey.

- Solo que hice lo correcto señor –comentó el muchacho.

- ¿Lo correcto para quien? ¿Qué intereses protegía usted con tal acto? –interrogó el rey. Shaoran se sentía algo extraño al sentir tantas miradas puestas sobre su persona.

- Lo correcto a mi parecer señor… para su hija, para el marqués Hiraguizawa, para mí, y para ambas naciones. Cuando hablé con usted abogué por aquella relación, pero usted quiso hacer oídos sordos a esto. Sin embargo lo vio con sus propios ojos. Usted mejor que nadie sabía lo que significaba llevar a cabo este matrimonio, y aun así intentó que se cumpliera. Yo solo busqué una forma de ayudarlos, y sé que ellos sabrán aprovecharla.

- Me parece señor Li que no se arrepiente de nada de lo que hizo.

- No señor… solo me arrepiento de haber dejado escapar a la única mujer que he amado, y la cual ahora se encuentra bajo el poder de mi enemigo… también su enemigo majestad –aclaró Shaoran.

- ¿Sabe usted que si capturamos al joven Hiraguizawa, la pena que caerá sobre el es la muerte?

- No señor… puesto que él es actualmente el rey de las tierras del Este. A pesar de que no se ha llevado a cabo la ceremonia de coronación, por nuestras leyes es nuestro rey. Si usted lo mata, se produciría un conflicto que en este caso sería un conflicto dentro de sus propias tierras, debido a que nuestra gente está refugiada en este lugar. Además siendo rey tiene derecho a un juicio, cuya pena máxima sería la abdicación al trono –comentó Shaoran. No parecía inmutarse ante las preguntas, y para todas tenía una respuesta clara y precisa.

- Veo que está usted muy bien informado. ¿Cuáles eran sus planes a seguir luego de la boda?

- Junto con lo que queda del ejército del este me encaminaría al norte, a luchar contra Shinichi… o en realidad debo decir contra Kimura.

- Ya veo… ¿cuál es el motivo que lo llevaría hasta ese lugar?

- La más hermosa flor que haya pisado este planeta… -dio por respuesta el joven.

- Creo que es hora de que los miembros de este consejo tomen una decisión referente a su futuro –anunció el rey. Todos los miembros, jóvenes y ancianos se retiraron del lugar, así como también Shaoran y Yue que fueron llevados a una sala lateral.

Frontera del Reino del Norte… 8:26 pm…

Habían cabalgado a la mayor velocidad que los caballos les permitían. Sin embargo Meiling se veía algo agotada. Aun así no se daba por vencida… Sorata en dos ocasiones le había ofrecido detenerse, pero esta se había negado rotundamente. No se detendrían hasta ingresar en el sur. El soldado admiraba la determinación de la muchacha. Luego de unos minutos observaron el actual muro divisorio de ambos reinos. Llegaron hasta allí. Meiling podría cruzar sin problemas al igual que los otros. Cuando la mayor parte de los soldados habían cruzado, Sorata detuvo a Meiling.

- Bueno señorita Li, hasta aquí llega la aventura.

- ¿A qué te refieres? –preguntó Meiling.

- Prometí traerlos hasta la frontera… es hora de que regrese.

- ¿Estás loco? ¿Quieres morir? –preguntó la muchacha sorprendida –Si regresas te matarán…

- Eso ya no importa… lo que interesa es que ustedes están a salvo y que mi misión está cumplida –comentó Sorata. Meiling le detuvo del brazo.

- Olvídalo… ¡si regresas me voy contigo! –anunció decidida. Los ojos del soldado se abrieron de par en par.

- ¿Qué esta diciendo? –preguntó Sorata.

- Lo que oíste… si regresas voy contigo –recalcó Meiling.

- No puedo ponerla en peligro –dijo el joven bajando la mirada –No me lo perdonaría nunca.

- Entonces ven conmigo al sur… estoy segura que aquí te aceptarán… ¿Lo harás? –preguntó con una dulce mirada, mientras tomaba una de sus manos.

- Está bien –aceptó resignado el muchacho. A fin de cuentas no se podía negar a aquella jovencita.

- ¡Genial! –dijo lanzándose a sus brazos, lo que provocó un leve sonrojo en el soldado.

Reino del Sur… 9:00 pm…

Cuando ingresó nuevamente al salón, ya todos los miembros del consejo estaban presentes. El rey se puso de pie y todos guardaron silencio.

- Después de una larga discusión, hemos llegado a un acuerdo –comenzó el monarca –Consideramos que es usted culpable de los delitos a los cuales ha sido acusado. Sin embargo hemos decidido conferirle la libertad provisoria, siempre y cuando sea para llevar a cabo su objetivo. A fin de cuentas nosotros también apreciamos y valoramos la vida de la señorita Kinomoto. Por lo demás será acompañado por el primer oficial de nuestra armada Yukito Tsukishiro, que en caso de cualquier intento de escape o motín, tiene por misión acabar con los rebeldes… incluyendo si es usted el involucrado.

- Agradezco su confianza señor… No intentaré ningún tipo de acción en contra de la resolución que han tomado.

- También ira acompañado de cincuenta de nuestros soldados, para que logre penetrar con mayor facilidad en el Norte, y los cuales también llevan como misión mantener a raya a sus soldados –explicó el rey.

- Gracias…

- En cuanto al oficial presente, el consejo ha determinado que cumpla una condena de presidio de tres años –Yue no se vió sorprendido ante esto. Ya esperaba aquella resolución.

- Señor si me disculpa quisiera abogar por él –alzó la voz Yukito –Le conozco perfectamente y jamás ha cometido una acción en contra de esta nación, aun siendo el originario del norte –aquí toda la sala comenzó a murmurar, pues pocos conocían algo del pasado de Yukito –Por lo demás es la persona más indicada para guiar la misión al Norte, pues conoce perfectamente esas tierras. Quisiera pedir un permiso especial para una libertad provisoria para él. Yo personalmente me encargaré de custodiarlo.

- Ya veo… acepto tu proposición Yukito –dijo el rey –Entonces se cumplirá con lo previsto en este consejo. Saldrán pasado mañana rumbo al norte.

1:35 am…

Era de madrugada y aun en el castillo había movimiento. Shaoran se encontraba en la misma habitación que usaba desde que llegó a ese país. Daba vueltas en su cama sin poder dormir y la verdad es que dudaba que pudiese llegar a pegar un ojo aquella noche. En eso siente un murmullo y el ruido de caballos provenientes de las afueras del castillo, pero hizo caso omiso, dio media vuelta e hizo un nuevo intento por volver a dormir. En eso se abrió su puerta estrepitosamente.

- ¡Shaoran! –escuchó la exclamación de la muchacha mientras se lanzaba sobre él sin darle tiempo de reaccionar –No sabes cuanto te extrañé –decía congojada mientras gruesas lágrimas caían por su rostro.

- ¿Meiling?

- La misma… ¿a quien esperabas? ¿A Hiraguizawa? –preguntó divertida –Ya me contaron de sus fechorías… ¡Shaoran que vergüenza me da! –dijo en tono burlón –Has deshonrado a la familia Li.

- Cada vez me parece que imitas mejor a mi madre –dijo el joven sin esconder la alegría que le daba ver nuevamente a su prima y percatarse de que se encontraba bien –Me alegra que estés aqu

- Todo gracias a cierta señorita de mirada esmeralda que capturó el corazón de mi primo favorito –comentó pícaramente la jovencita.

- ¿Sakura? ¿Ella viene con ustedes?

- No –dijo Meiling bajando la voz –Por ayudarnos a escapar, ella tuvo que quedarse encerrada en aquel castillo.

- Así que después de todo si está en el norte.

- ¡Exacto! Ese maldito de Kimura nos tuvo encerrados durante días en aquellos asquerosos calabozos –exclamó molesta la muchacha. Ambos mantenían una amena conversación, pero Shaoran no se había percatado de que alguien les observaba desde el marco de la puerta – ¡Ah! Casi lo olvido… que torpe soy…. –se levantó de aquel lugar hasta llegar a la puerta y tomó del brazo al soldado que estaba allí – Akiyoshi Sorata… él es mi primo Li Shaoran.

- Un gusto majestad –saludó el soldado con una reverencia.

- Ya no soy rey… -aclaró Shaoran mientras una sonrisa asomaba en sus labios. No se había percatado, pero el soldado estaba algo ruborizado mientras Meiling lo sostenía aun del brazo.

- Toma –agregó Meiling acercándole un sobre a su primo.

- ¿Una carta? –preguntó el muchacho.

- De Sakura… -Shaoran abrió los ojos debido a la sorpresa… no podía creer que en sus manos se encontraba una carta de su querida Sakura…

Fin Capítulo 9

Notas de la Autora:

Jejeje ya esta de nuevo un capítulo mas arriba.....

Bueno me demoré un poquito, pues este cap salió mas largo que los anteriores.... en fin espero que la espera haya valido la pena para ustedes....

Que les pareció la aparición de Eriol en la boda? Estoy segura que muchos creían que iba a hacer eso con Sakura y Shaoran... pues no... para ellos tengo otra idea.... )

Bueno como dije antes de a poquito de desenreda la historia.... nos acercamos cada vez mas al final....

Ahora los agradecimientos:

Nicolita: Mi querida Nico... ute siempre me está apoyando en estas locuras de escribir y escribir... (incluso cuando le digo que no estudié por escribir O jejejeeje!!!, o aguantando mis historias sin fin) Gracias... de verdad gracias.... Ah!!! Prometo intentar continuar con aquella historia que le envié.... (jejej solo necesito un empujoncito y un poco de inspiración....)

Pola: Mmmm... parece que tu presentimiento estaba bastante acertado.... Jejeje... en el próximo capítulo veremos lo que sucedió y sucederá con Eriol y Tomoyo.... oO

ThiniaMilondra: Gracias por tu apoyo y por la espera... aquí tenemos el nuevo capítulo y espero que lo hayas disfrutado.... (estoy comenzando con tu fic... prometo que cuando termine te dare mi opinión al respecto )

Undine: Aquí está el siguiente cap... Espero que lo disfrutes....

Yashi: Gracias por darte siempre el tpo de dejar un review.... Si.. el embrollo ya empieza a desenrollarse... MMm de si lo dejo o no... pues ya estás viendo... desenrollo algo pero anudo el resto... jejejeje asi soy yo.... Bueno espero que te agrade esta capítulo....

Assy: Jejeje Grax por tu apoyo... y aquí esta el nuevo capítulo... para que lo disfrutes mucho...

Tambien agradezco a aleirbagpotter, Kala, gipsy-chan... y a todas las que dejaron reviews en los capítulos anteriores y no les había agradecido.....

Y por supuesto agradezco a todas las autoras de ffnet, que nos entregan historias que vale la pena leer, y que nos ayudan a seguir escribiendo las nuestras..... )

Eso es todo por ahora...

Arigatou!!!!