CAPITULO VIII
Dolor y desesperación
Harry se sentía vacío, la muerte de Michelle lo había tomado por sorpresa y el hecho de no estar enamorado de ella, como ella de él lo hacía sentirse peor, aún podía recordar las voz de Michelle diciéndole al oído que lo amaba. Pidió que le permitieran ir al funeral, pero la señora Pomfrey se negó rotundamente, argumentando que la herida podría abrirse por el esfuerzo, pero permitió que Hermione y Ron se quedaran acompañándolo todo el tiempo que quisieran, así que cada vez que podían se aparecían en la enfermería llevando dulces y golosinas. Hermione además lo mantenía al tanto de todas sus tareas, parecía como si lo quisieran mantenerlo ocupado, lo confirmó en el momento en que Ron la ayudaba, especialmente cuando preguntaba por Michelle. Intentó preguntárselo a la señora Pomfrey pero simplemente se dio la vuelta argumentando que tenía mucho trabajo que hacer. Un par de días después del ataque la Reina Riane lo fue a ver y pensó que sería una oportunidad de preguntarle que había pasado, pero cuando la vio entrar iba acompañada de un enorme perro negro, le alegraba que su padrino hubiera ido a visitarlo, lo que le hizo olvidar por un momento su cuerpo adolorido.
-Hola Harry me alegra que estés mejor, pensé que te alegraría verlo,
aunque sea de este modo-
Harry no pudo decir palabra alguna, el ministro de magia Cornelius Fudge llegó en ese momento y los interrumpió
-creo que no es bienvenida aquí Reina Riane, tal vez es mejor que se
vaya y se lleve a su pequeña mascota con usted-
Sirius le gruño a Fudge que de inmediato se alejó de ellos
-No debería traer a una escuela un animal sucio y peligroso- -Pero señor, la reina solo viene a visitarme-
-No te culpo a ti Harry, seguramente tu no sabes, no tienes de que
preocuparte. Por favor, retírese, no me obligue a echarla
personalmente- -No se moleste, me iré de inmediato-
De pronto oyeron la voz de Dumbledore proveniente de la puerta
-Ella no se ira Cornelius- -Dumbledore tu sabes que está gente no tiene derecho de estar aquí-
-Tal vez la Reina Riane no tenga derecho de estar aquí, pero mi hija
tiene todo el derecho de visitarme Cornelius-
El ministro de magia se quedó atónito, Harry no podía creer que Dumbledore hubiera admitido que Riane era su hija.
-Como puedes decir eso solo para permitir que se quede-
Riane se acercó
-No importa padre, es mejor que me vaya, no quiero que esto moleste a
Harry, talvez pueda verlo otro día-
Riane salió seguida por el gran perro negro que le ladró a Fudge antes de salir. -Vamos a tu oficina, tenemos mucho que discutir-
Y ambos hombres salieron de la enfermería dejando a Harry nuevamente solo, su felicidad había durado sólo unos minutos y no había ni siquiera podido hablar con Sirius, hubiera deseado que se quedara, pero sabía que ellos se habían ido para evitarle problemas a Dumbledore. Lo que más lo había dejado inquieto era que no había podido preguntarle a la Reina Riane acerca de la muerte de Michelle, así que decidió preguntárselo a Hermione y Ron. Al siguiente día tuvo la mejor oportunidad de hacerlo, Ron le llevaba un paquete de pastelillos que le había mandado la señora Weasley
-Mi madre pensó que te gustarían, Fred y George intentaron robarme algunos en el pasillo pero Hermione los dejo petrificados en el pasillo- -No debieron intentar lanzarme esa bomba fétida- dijo ella enfadada
Harry comió uno de los pastelillos y pensó que tal vez sería un buen momento para preguntar
-Gracias Ron, ¿Quisiera preguntarles algo?- Ron y Hermione se miraron -Quiero saber como murió Michelle- Ron se quedó en silencio -Harry no creo que nosotros debamos... -
-Hermione necesito saber que le paso, si no me lo dicen ustedes me
levantaré de esta cama y buscaré a alguien que quiera decírmelo-
Hermione vio los ojos verdes de Harry una mirada que nunca había visto, pero sabía que hablaba en serio, ella miró angustiada a Ron que le tomó suavemente la mano.
-Dicen que cuando los encontraron, Michelle estaba abrazándote y tenía
una espada clavada en la espalda, ella estaba agonizando-
Harry se llevó la mano al pecho
-No, no pude haberlo hecho- -Si Harry, la espada la atravesó y te hirió a ti, de no haberse interpuesto en el camino de ese hombre, te habrían matado-
Harry estaba muy pálido y su voz se oía apagada
-Por favor, estoy cansado quiero estar solo- -Pero Harry... -
Los ojos de Hermione se humedecieron
-Tal vez quieras... - -Váyanse, quiero dormir-
Ron abrazó a Hermione que estaba apunto de llora y salieron de la enfermería en silencio. Esa noche Harry no pudo conciliar el sueño, se sentía culpable, la desesperación crecía en lo profundo de su alma, todo era su culpa, se preguntaba ¿cuántas personas más tendrían que morir por su culpa?, ¿Cuántas más correrían la misma suerte que sus padres, Cedric y ahora Michelle? ¿A cuántas pondría en peligro como a sus amigos, Ron, Hermione, Sirius, Ginny... Ginny? Ellos no se merecían eso, nadie merecía eso, seguramente si él no estuviera todo sería mejor para los que estuvieran a su alrededor, sin él nadie más estaría en peligro. Después de medianoche se levantó de la cama y salió de la enfermería, no había nadie en los pasillos ni siquiera Peeves, sus pasos lo dirigieron directamente a la torre más alta del castillo, podía ver como la niebla cubría poco a poco el lago, pudo ver abajo como el agua golpeaba suavemente el muro del castillo, subió al muro, los dedos de sus pies estaban al aire y podía sentir claramente el aire que lo golpeaba desde abajo, estar ahí le daba una profunda paz, se sentía libre, y era tan fácil terminar con todo ahora, solo debía dar un paso y todo acabaría, tal vez eso sería lo mejor...
Dolor y desesperación
Harry se sentía vacío, la muerte de Michelle lo había tomado por sorpresa y el hecho de no estar enamorado de ella, como ella de él lo hacía sentirse peor, aún podía recordar las voz de Michelle diciéndole al oído que lo amaba. Pidió que le permitieran ir al funeral, pero la señora Pomfrey se negó rotundamente, argumentando que la herida podría abrirse por el esfuerzo, pero permitió que Hermione y Ron se quedaran acompañándolo todo el tiempo que quisieran, así que cada vez que podían se aparecían en la enfermería llevando dulces y golosinas. Hermione además lo mantenía al tanto de todas sus tareas, parecía como si lo quisieran mantenerlo ocupado, lo confirmó en el momento en que Ron la ayudaba, especialmente cuando preguntaba por Michelle. Intentó preguntárselo a la señora Pomfrey pero simplemente se dio la vuelta argumentando que tenía mucho trabajo que hacer. Un par de días después del ataque la Reina Riane lo fue a ver y pensó que sería una oportunidad de preguntarle que había pasado, pero cuando la vio entrar iba acompañada de un enorme perro negro, le alegraba que su padrino hubiera ido a visitarlo, lo que le hizo olvidar por un momento su cuerpo adolorido.
-Hola Harry me alegra que estés mejor, pensé que te alegraría verlo,
aunque sea de este modo-
Harry no pudo decir palabra alguna, el ministro de magia Cornelius Fudge llegó en ese momento y los interrumpió
-creo que no es bienvenida aquí Reina Riane, tal vez es mejor que se
vaya y se lleve a su pequeña mascota con usted-
Sirius le gruño a Fudge que de inmediato se alejó de ellos
-No debería traer a una escuela un animal sucio y peligroso- -Pero señor, la reina solo viene a visitarme-
-No te culpo a ti Harry, seguramente tu no sabes, no tienes de que
preocuparte. Por favor, retírese, no me obligue a echarla
personalmente- -No se moleste, me iré de inmediato-
De pronto oyeron la voz de Dumbledore proveniente de la puerta
-Ella no se ira Cornelius- -Dumbledore tu sabes que está gente no tiene derecho de estar aquí-
-Tal vez la Reina Riane no tenga derecho de estar aquí, pero mi hija
tiene todo el derecho de visitarme Cornelius-
El ministro de magia se quedó atónito, Harry no podía creer que Dumbledore hubiera admitido que Riane era su hija.
-Como puedes decir eso solo para permitir que se quede-
Riane se acercó
-No importa padre, es mejor que me vaya, no quiero que esto moleste a
Harry, talvez pueda verlo otro día-
Riane salió seguida por el gran perro negro que le ladró a Fudge antes de salir. -Vamos a tu oficina, tenemos mucho que discutir-
Y ambos hombres salieron de la enfermería dejando a Harry nuevamente solo, su felicidad había durado sólo unos minutos y no había ni siquiera podido hablar con Sirius, hubiera deseado que se quedara, pero sabía que ellos se habían ido para evitarle problemas a Dumbledore. Lo que más lo había dejado inquieto era que no había podido preguntarle a la Reina Riane acerca de la muerte de Michelle, así que decidió preguntárselo a Hermione y Ron. Al siguiente día tuvo la mejor oportunidad de hacerlo, Ron le llevaba un paquete de pastelillos que le había mandado la señora Weasley
-Mi madre pensó que te gustarían, Fred y George intentaron robarme algunos en el pasillo pero Hermione los dejo petrificados en el pasillo- -No debieron intentar lanzarme esa bomba fétida- dijo ella enfadada
Harry comió uno de los pastelillos y pensó que tal vez sería un buen momento para preguntar
-Gracias Ron, ¿Quisiera preguntarles algo?- Ron y Hermione se miraron -Quiero saber como murió Michelle- Ron se quedó en silencio -Harry no creo que nosotros debamos... -
-Hermione necesito saber que le paso, si no me lo dicen ustedes me
levantaré de esta cama y buscaré a alguien que quiera decírmelo-
Hermione vio los ojos verdes de Harry una mirada que nunca había visto, pero sabía que hablaba en serio, ella miró angustiada a Ron que le tomó suavemente la mano.
-Dicen que cuando los encontraron, Michelle estaba abrazándote y tenía
una espada clavada en la espalda, ella estaba agonizando-
Harry se llevó la mano al pecho
-No, no pude haberlo hecho- -Si Harry, la espada la atravesó y te hirió a ti, de no haberse interpuesto en el camino de ese hombre, te habrían matado-
Harry estaba muy pálido y su voz se oía apagada
-Por favor, estoy cansado quiero estar solo- -Pero Harry... -
Los ojos de Hermione se humedecieron
-Tal vez quieras... - -Váyanse, quiero dormir-
Ron abrazó a Hermione que estaba apunto de llora y salieron de la enfermería en silencio. Esa noche Harry no pudo conciliar el sueño, se sentía culpable, la desesperación crecía en lo profundo de su alma, todo era su culpa, se preguntaba ¿cuántas personas más tendrían que morir por su culpa?, ¿Cuántas más correrían la misma suerte que sus padres, Cedric y ahora Michelle? ¿A cuántas pondría en peligro como a sus amigos, Ron, Hermione, Sirius, Ginny... Ginny? Ellos no se merecían eso, nadie merecía eso, seguramente si él no estuviera todo sería mejor para los que estuvieran a su alrededor, sin él nadie más estaría en peligro. Después de medianoche se levantó de la cama y salió de la enfermería, no había nadie en los pasillos ni siquiera Peeves, sus pasos lo dirigieron directamente a la torre más alta del castillo, podía ver como la niebla cubría poco a poco el lago, pudo ver abajo como el agua golpeaba suavemente el muro del castillo, subió al muro, los dedos de sus pies estaban al aire y podía sentir claramente el aire que lo golpeaba desde abajo, estar ahí le daba una profunda paz, se sentía libre, y era tan fácil terminar con todo ahora, solo debía dar un paso y todo acabaría, tal vez eso sería lo mejor...
