...:ESCAFLOWNE:...
Capitulo 2: Un día sin ti...
AUTORA: LIGHT ANGEL / HIKARI NO TENSHI / ANGEL DE LUZ
El enorme astro dorado regalaba a todos los seres de la tierra rayos cálidos para enseñarles que un nuevo día comienza. Una brisa suave hace perfecto el presente mientras las flores de todos los parques sueltan fragancias atrapantes para todo aquel ser que aspirara disfrutando de la vida que goza.
Una ventana en la enorme ciudad llama la atención pues dentro una bella joven descansa en sueños que ella misma desearía que fuesen la realidad de su vida, las cortinas se balancean lentamente y tic tac del reloj es un sonido que se mezcla con el suave canto de las aves.
Sin embargo... el suspiro de una joven hace romper aquel pacifico momento pues su desesperación y frustración se funden en su interior formando en su rostro una cara digna de cansancio. Cerrado sus ojos, y sus brazos cruzados frente a su pecho hacen de esta joven una perfecta directora de colegio que mirase una travesura y las consecuencias estarían delante de sus ojos, pero ella solo observa a la joven que descansa en la cama tranquilamente ajena a todo lo que la rodea.
La joven de cabellos rozados toma aire y piensa unos segundos los cambios en sus vidas, la de su amiga Hitomi y la de ella... la de Yukari. Sus 19 años habían llegado a ellas y una lista de inmemorables momentos cargaban sobre sus hombros, momentos que jamás dejarían olvidados pues el recuerdo de su amistad se había incrementado con estos años... Ella se sentó en una silla y mirando el reloj pensó que aún quedaba tiempo y se dispuso a mirar a su amiga dormir... un recuerdo había sido el peor pero a la vez el final fue el mejor... Ella estaba enamorada de Amano, pero su mejor amiga... Hitomi, también lo estaba nunca había dejado tanto de lado solo para la felicidad de mi amiga y nunca me arrepentiré de esa decisión... jamás lo haré, pues para mi Hitomi siempre será mi mejor amiga y la más valiosa.
Sin embargo... cuando Hitomi se paró frente a ella y le dijo que no amaba a Amano fue una alegría inmensa para ella pues su mejor amiga había descubierto que ella estaba enamorada de Amano. Pero la asombro con que decisión y seguridad en segundos se lo había dicho... entonces lo supo interiormente, Hitomi había encontrado a esa persona tan especial.
Yukari dobló la mirada al escritorio y vio la misma foto, la que siempre estaría ahí. En ella aparecían Hitomi, Amano y ella, sonrió y la tomó en sus manos, pensó todo lo que pasó ese día, la gran compentecia donde Hitomi demostraría todo lo que había práctico... Amano se lució en la carrera, como siempre lo hacía, rió para sus adentros cuando pensó eso. Ese día fue muy feliz para los tres, realmente fue muy divertido pues los dos ganaron los primeros lugares y como premio fueron a celebrar juntos.
Dejó la foto en el mismo lugar y notó las cartas apiladas como siempre, sonrió pues sabía que aunque los años pasaran ella seguiría teniendo esa cualidad que la hacía tan especial. De pronto giró su vista al reloj y una gran gota apareció sobre su cabeza... 15 minutos... eso fue lo único que pensó, 15 minutos para que Hitomi se despertara, se bañara, se vistiera, desayunara y saliera a tiempo para llegar temprano a la universidad... la gota que tenía en su cabeza se fue agrandando cada vez que pensaba todo.
Se levanto de la silla como un resorte y estaba a punto de despertar a su amiga cuando algo la detuvo en seco... una sonrisa que hace tanto tiempo no veía en su rostro que prácticamente la asombro, pues siempre Hitomi parecía estar pensando en algo por más que negara cuando le preguntaban.
Recordó unos segundos cuando ella decía el nombre de aquel joven al aire suspirando prácticamente, y muchas veces la escuchó... hasta que su valentía creció y le pregunto el origen de ese nombre a su mejor amiga Hitomi... la sonrisa de Hitomi ante ojos ajenos sería de alegría pero para ella era una de esas sonrisas de tristeza y melancolía.
Poco a poco Hitomi le fue contando como había conocido a ese joven, lo que ambos habían pasado juntos, las alegrías que vivieron, las penas que compartieron, aquel fantástico mundo que solo Hitomi descubrió a manos del joven que alguna vez ella y Amano conocieron en la pista de atletismo.
Todo parecía tan irreal y su mente no lo podía creer pero su corazón le decía que su mejor amiga jamás le mentiría con esa sonrisa de melancolía y esa mirada de enamorada... Hitomi la veía a los ojos y para su sorpresa, Yukari la abrazo muy fuerte y le dijo que lamentaba no haber estado para entenderla para ayudarla... en una plaza se confesaron sus pensamientos como amigas y ahora la confianza sería eterna.
Su mano estaba a centímetros del hombro de su amiga Hitomi no lo movió, quería saber que soñaba su amiga, las preguntas rondaban su cabeza mientras sus cabellos se balanceaban con la brisa que se había filtrado por la ventana de la habitación... unos segundos fue todo lo que se necesitó para despejar su cabeza, un nombre fue susurrado con la brisa al tiempo que se mezclaban para luego quedar todo como había estado... en perfecto silencio y una calma tranquilizadora...
Yukari sonrió pues ese nombre ya había sido nombrado entre ellas varias veces. El nombre del joven rey Van... se lo había contado, ella la había escuchado y Yukari jamás la dejaría... pero esa sonrisa la detuvieron en seco. Suspiro unos segundos y pensó por instantes que pasaría si Hitomi deshiciese irse de nuevo con él... con su amado Van.
Agito su cabeza de derecha a izquierda y pensó que por el momento no debía preocuparse pues el reloj anunciaban minutos que necesitaban para llegar temprano a la universidad. Tocó el hombro de su amiga y lo agitó suavemente lo suficiente como para que ella se despertara rápido pero no... no hubo respuesta de su parte al contrario hizo como si nada.
Yukari: - Tienes el sueño muy pesado Hitomi – agitó un poco más fuerte a su amiga y decía su nombre lentamente aclamando que sus ojos se abrieran y mostrarán sus bellas esmeraldas. De nuevo un no fue como respuesta dada por su cuerpo, y peor aún se sacudió el hombro para sacar la mano de su amiga Yukari y girándose le termino dando la espalda, Yukari sonreía apenas y una vena comenzó a asomarse en su cabeza... colocó sus dos manos en el hombro de Hitomi y sacudió un poco más fuerte para que despertara y ahora si pensó que se despertaría, pero solamente dijo "déjame dormir"... Yukari tomó aire y gritando dijo: - ¡¡¡¡¡¡HITOMI!!!!!!
Hitomi abrió los ojos rápidamente y de un salto salió de la cama agitadamente respirando a una velocidad inalcanzable de contar. Yukari suspiro pesadamente y mirando a su amiga sonrió tranquilamente como si aun le quedará 1 hora para ir al colegio, miró a su amiga a la cara y le dijo aún con la sonrisa: - Hitomi, es hora de irnos a la universidad recuerda que tenemos que llegar temprano hoy. – Se encamino a la puerta con la sonrisa y una Hitomi mirándola desconfiadamente sin entender nada de lo que pasaba, mientras que su amiga al abrir la puerta se detuvo y volvió a mirar a su amiga – Será mejor que te vistas rápido pues no te esperaré mucho, te esperaré abajo – cerró la puerta y Hitomi la siguió hasta que se fue, se tranquilizo.
Tomó aire y miró su cuarto, solo la cama mostraba un desastre y eso fue un alivio para ella, empezó a abrir su guardarropa y saco toda la ropa que necesitaría ese mismo día, cerró todo y se dirigió a mirar el reloj de su cuarto para saber que hora era, de seguro Yukari llegó más temprano de lo que debía y era por eso que ella no estaba despierta pues jamás se había quedado dormida. Tomó el reloj entre sus manos y con confianza miro la hora...
Hitomi alarmada gritó: - ¡YA ES MUY TARDE!
Yukari estaba bajando las escaleras cuando el grito de su amiga la alarma, por suerte que estaba agarrada de la baranda de la escalera pues sino por el susto que le causó hubiera terminado llegando al pie de la escalera en segundos. Suspiro mientras solo pensaba que ella jamás cambiaría. Miró la familia de su amiga mientras todos desayunaban, ella ya era parte de ahí, todas las mañanas se iban juntas a la universidad sonriendo entre platicas de todo tipo y hoy no sería la excepción.
La mañana para todos era igual y a la vez diferente pues cada ser humano cumplía diferentes obligaciones. En la ciudad la gente caminaba a diferentes pasos, algunos rápidos y otros despacio para apreciar su alrededor, no todos caminaban ya que muchos abordaban sus autos por lo lejos de su destino...
En la estación del tren todo era igual, gente aquí y allá... jóvenes, niños, adultos todo tipo de personas sin distinción alguna, no había muchas personas en el andén del tren pero dos jóvenes descansaban en una banca de ahí mientras esperaban el tren para llegar a la universidad... sonreían pues los temas que tocaban eran realmente entrenidos entre ellas.
Yukari: - Ah! – había recordado algo – Hitomi recuerda que hoy prometiste ir conmigo de compras.
Hitomi sonrió divertida: - Claro Yukari, no me he olvidado.
Yukari se estiró y colocó sus brazos detrás de su cabeza admirando el paisaje delante de ellas. Meditó por unos segundos y dijo lo que pensó: - Hitomi... – Ella la miró intrigada por el cambio en su voz – Tú sabes que somos amigas ¿Verdad?
Hitomi: - Por supuesto que sí Yukari.
Yukari miró a su amiga: - Si tu... Si tu te... Si tu te fueras... – Hitomi la miró preocupada los ojos de Yukari había desaparecido detrás de sus cabellos – sabes... yo te extrañaría muchos Hitomi! – En un segundo Hitomi sintió las manos de Yukari rodearla por el cuello y algo tibio callo en él... una lagrima... otra lagrima, Yukari estaba llorando y Hitomi solo pudo colocar sus brazos en la espalda de su amiga para decirle con un gesto de su cuerpo que ella estaría junto a su mejor amiga siempre por más que las distancia sea lejana.
Yukari: -Hitomi, si llegas a irte solo quiero que sepas que nunca te olvidaré pero prométeme que no me olvidaras y que alguna vez... cuando puedas... cuando me necesites, ven a verme, búscame pues nunca cerraré mis brazos para ti, nunca...
Hitomi: - Jamás te dejaría sola Yukari, jamás té... té... te olvidaré – no supo por que, no supo por que razón no había dicho que nunca se iría, que jamás se marcharía... pero en su interior algo le dijo que esas palabras no las podía decir...
Yukari: - Si llegas a buscarlo solo dímelo, yo se que serás feliz al lado de Van – Hitomi abrió los ojos ampliamente y luego lentamente los cerro, deseaba pensar que ese era su futuro... lo necesitaba para poder seguir viviendo. De pronto Yukari se separó y levantándose se quedó de espaldas a Hitomi y dijo: -Pero prométeme que el día que me case... – Hitomi se sorprendió pero Yukari se dio la vuelta con un sonrojo a causa de las lagrimas y un brillo en sus ojos – vendrás de nuevo a mi lado para ser mi madrina de bodas por que sino no te lo perdonaré y jamás te dejaré irte ¿entendiste? – Hitomi rió y asintió rápidamente a su mejor amiga con una enorme sonrisa de alegría, ella tenía planeado lo mismo, en su boda Yukari jamás faltará.
De pronto el tren llegó y la hora del estudio se aproximaba a ellas, por suerte Hitomi se había vestido rápido y en cuestión de segundos las dos salían corriendo de la casa, como consecuencia Hitomi había terminado dos cuadras más adelante que ella y ella había terminado respirando rápidamente para no quedarse sin aire apoyada contra una pared, decididamente seguirle el paso era agotador, no era que ella no corriera rápido pero al paso de Hitomi era una tortura alcanzarla.
El tren legó y ellas encontraron un lugar para sentarse cómodamente disfrutando del paisaje que pasaba a una velocidad realmente dignas del tren. Sonreían pues ahora un peso que llevaban había quedado libre, luego de ese día marcharían a una salida de compras.
Una habitación oscura, adornada únicamente con pequeños rayos del enorme brillo de la mañana que se filtraban a través de pequeños espacios en las enormes ventanas, unos ruidos cortaban el aire con el solo movimiento de una espada bien manejada que portaba un joven en sus manos. El joven rompía el silencio con gritos de ataque demostrándole a su oponente que a él en una batalla no lo debían tomar a la ligera, pero no estaba en una batalla... simplemente entrenaba su cuerpo amoldándolo a una posible lucha de espadas.
De pronto un silencio se formo únicamente adornado con el respirar agitado del joven espadachín, respiraba rápido hasta que lentamente se fue acostumbrando al aire que entraba y salí de sus pulmones, acostumbrándose a la respiración que tenía cuando la extrañaba...
Se irguió de su posición de lucha hasta pararse completamente durmiendo su espada a su lado. Cerro los ojos de fuego y comenzó a respirar más pausadamente y lentamente sintió correr una brisa suave a través de su cuerpo calmando el calor del entrenamiento, la mañana era joven y él como todas las que había vivido se encerraba en aquella habitación para entrenarse y tratar, aunque sea por segundos, de olvidar a la joven que le robo el corazón.
Se colocó de nuevo en su posición de batalla y mirando la nada se preparo para una serie de ataques, fijo su vista de fuego como si se tratase de un cazador...
Van: - Fija el blanco... – Decía concentrándose, hasta que de pronto...
Merle entró corriendo a la habitación: - ¡Amo Van! – Se había vuelto una gatita muy alegre y realmente llena de energías, nunca faltaba sus saludos para animarlo todas las mañanas pero nunca se parecería al llamado de ella...
Merle le sonrió al acercarse, se había transformado en toda una dama de la corte de Fanelia: - Amo Van, recuerde que el consejo de Fanelia se reunirá esta tarde para hablar con usted.
Van dejo escapar un suspiro de total frustración y luego miró a Merle lanzándole una pregunta: - ¿Sabes donde se encuentra...
Fue interrumpido por la persona que iba a nombrar y a la cual estaba buscando de hace rato pues habían prometido practicar este día temprano, siempre lo hacían cuando el sol comenzaba a ocultarse pero con la reunión del consejo eso sería imposible, así que esta mañana solo sería entre ellos dos... El joven sonrió y con una sonrisa dijo: - ¿Me buscabas Van?
Van lo miró y sonrió: - Así es Leo, te estaba buscando. Pensé que te habías arrepentido.
Leo rió: - ¿Yo? ¿Arrepentirme? – lo decía como si esa palabra no existiera en su vocabulario – Me sorprendes Van diciendo esas cosas.
Van: - Esta bien, pasa.
Merle se dio la vuelta y lo saludo cortésmente: - Buenos días Leo.
Leo: - Buenos días pequeña Merle.
Merle: - Ya no soy pequeña Leo.
Leo sonrió: - Lo aparentas muy bien Merle – Rió mientras Van se divertía con una de las tantas peleas entre ellos, no peleaban de verdad no eran esas peleas entre amigos que cortan su valiosa relación sino todo lo contrario, era una de esas peleas de Leo que le gustaba hacer para ver la cara de enojo de Merle.
Y bueno, como siempre esas peleas terminan exasperando a Merle y haciendo que ella se retire de lugar criticando a medio mundo y diciendo lo inmaduro que es Leo.
Leo era un joven bastante apuesto pues esos eran los comentarios de varias jovencitas del palacio, tenía los cabellos cortos de un color castaño oscuro mientras sus ojos se parecían a la miel recién descubierta en un panal, la figura de su cuerpo estaba bien proporcionada a causa de los largos entrenamientos. Ocupaba el puesto de comandante de todas las fuerzas de Fanelia y bien merecido tenía ese cargo por su gran habilidad para con los Gaymelef y la espada, aunque el arco también era un arma de sus favoritas que usaba con gran destreza. Este joven pertenecía a la familia del dragón por parte del hermano menor del padre de Van Fanel, terminando como resultado que Leo se convirtiera en el primo de Van. Aunque este joven de sangre real era mayor que el actual rey de Fanelia, pues poseía 23 años de edad, llevaba muy poca diferencia con su primo. Su padre, el menor de la familia Fanel había tenido únicamente un descendiente llamado Leo. Después de la guerra el padre de Leo había ido a combatir terminando con su vida a manos de los guerreros de Zaiback únicamente por la protección hacía su familia, cuando esta lamentable tragedia calló a oídos de Van la guerra había terminado y entonces llamo a la presencia de su primo ofreciéndole la hospitalidad del castillo.
El tiempo paso y poco a poco Leo fue demostrando las facultades de guerrero que tenia ganándose así un puesto entre los mejores de la corte de Fanelia.
Van miró a Leo a los ojos y en eso dijo: - ¿Listo para demostrar sí aun estas dormido primo?
Leo sonrió: - Me preguntaba cuanto durarías en el combate querido primo.
Van se puso en posición de batalla: - ¿Comenzamos?
Leo se colocó en su posición de lucha desenvainando su espada lista para atacar: - Cuando el rey lo disponga...
Y así en segundos el choque de las espadas resonó en la habitación oscura dejando oír el comienzo de una batalla entre espadachines, cada choque entre ambos dejaba ver el brillo de las espadas a la luz de la mañana mientras entre ambos el sudor corría por sus cuerpos demostrando a los que los viera que esa batalla no era una broma, algunos rasguños por roces pequeños se comenzaron a formar sobre los cuerpos de cada uno y sus cabellos se balanceaban al compás de las espadas y sus cuerpos, sus ojos no abandonaban a su oponente ni por escasos segundos pues ese sería el error de uno para la victoria del otro...
Y así continuaron hasta que en un choque ambos quedaron separados por la fuerza de sus espadas hasta que... con un movimiento Van lo expulso contra el suelo y terminó apuntándolo con su espada, Leo solo se tiró de espaldas al piso y comenzó a reír.
Leo: - jajaja no sabía que por fin hoy me ganarías.
Van envainó su espada y rió: - Se nota que aún estas dormido, para ti no son las batallas cuando los rayos de la mañana recién caen.
Leo: - jajaja tienes razón primo, aunque esta vez has tenido unos buenos movimientos. ¿Acaso estas inspirado?
Van intrigado le pregunta: - ¿Por qué dices eso?
Leo rió: - No te das cuenta, tu mirada te delata.
Van lo miró: - No sé de que me hablas...
Leo se comenzó a parar ágilmente y se sacudió sus ropas, luego volvió su mirada a Van y dijo: - Aun recuerdas a la bella joven de ojos esmeraldas... – se quedó pensando a propósito – creo que se llamaba...
Van diciéndolo automáticamente: - Hitomi... – y luego cayo por que se dio cuenta que cayo en la trampa de su primo.
Leo sonrió con una de esas sonrisas astutas que solo él podía formar en sus labios y hacer que las demás personas a su alrededor digan lo que él quiera: - Entonces aún la recuerdas.
Van dejó la espada a un costado y se encamino a la puerta llamando a su primo luego de haberse levantado: - Vamonos, nos esperan para el almuerzo.
Leo negó la cabeza suspirando: - Cuando admitirás que la extrañas... – dijo caminando hacia su primo que había salido por la puerta mientras él lo alcanzaba Van pensaba en lo que su primo le había dicho – La extraño... La necesito a mi lado y ella esta allá lejos de mi... pero no puedo ir nada más y traerla haciendo que ella lo deje todo, eso sería egoísta de mi parte... pero... pero la quiero a mi lado... iré por ella – eso lo había dicho con una decisión fijada en sus ojos como en sus palabras – iré y le pediré que venga conmigo, por que yo... la amo...
El rey Fanel estaba hablando con su general de algunos temas mientras caminaban por los largos pasillos del castillo, ese camino era el favorito de Van pues las ventanas que no estaban cerradas con vidrios daban exactamente al jardín más hermoso del lugar lleno de flores magnificas y una fuente en el centro para dar un toque más suave al ambiente, pero lo que más le gustaba era aquel árbol tan antiguo... era realmente viejo, siempre había sido un atento testigo de todo lo que lo rodeaba... siempre en silencio únicamente susurrando canciones antiguas cuando el viento soplaba, este árbol dormía a la izquierda de la fuente dando un gran espacio entre ambos... era magnifico el jardín y realmente agradecía a los cielos de Gaea tan hermosa pintura.
Caminando el rey no pudo dejar de observarlo aunque sea por segundos aquel espectáculo, algo era diferente... las aves entonaban melodías suaves que relajarían a cualquiera y el brillo de la mañana rebotaba contra el agua al caer de la fuente tan grande, de ella se podía observar dispersarse cuatro caminos en los cuatro puntos cardinales...
De pronto la voz de su general dejo de escucharse en sus oídos y se paro en seco mirando perdidamente el jardín y la fuente tan hermosa, su acompañante seguía caminando hablando pero él no lo escuchaba, solamente tenía oídos para la melodiosa voz que susurraba una joven que bailaba en el jardín... la joven era bella, era un ángel... bailaba alrededor de la fuente mientras dejaba pequeñas plumas a su alrededor de un blanco plateado que brillaba ante los rayos del sol, ella estaba concentrada cantando hasta que alzo su mano y en ella descanso su vuelo una pequeña ave azul que acompañaba con su suave melodía el canto de la joven de alas.
Van no podía apartar la vista de la joven hinoptizado con la belleza y gracia que despedía de su ser tan perfecto, sus cabellos de un ceniza bailaban con el viento y sonreía divertida como si nadie la viera... Van quedó estático por que en un momento un fuerte viento soplo y la joven desvió en cuestión de segundos su mirada, varios pétalos de flores volaron en ese momento cruzándose entre la unión de las miradas de ambos... el ave voló y mientras los pétalos volaban al cielo ella susurro tres palabras que quedarían marcadas en la mente del rey dragón... – te amo Van – cada movimiento de sus labios quedó marcado en la mente de Van pues descubrió los hechizantes ojos esmeraldas que poseía aquel ángel...
Van: - ¿Eres tu Hitomi?... – el ángel se quedó mirándolo sin apartar sus ojos y sonrió ante su pregunta, sus labios se movieron pero no liberaron palabras... Van comprendió que sus labios le decían un "Si" en el lenguaje del silencio... poco a poco la joven comenzó a caminar hasta él pero mientras caían los pétalos de las flores otra cortina de viento se formo entre ellos haciendo que Van cerrara los ojos cubriéndose la cara con las manos... hasta que sintió que el viento ceso rápidamente y al dejar libre su mirada de fuego su sorpresa fue mayor al descubrir que en el jardín no había nadie salvo las aves que seguían cantando, divertidas con el agua cristalina de la fuente... Van quedó inmóvil en su lugar sin comprender mucho de lo que pasaba, aquel momento ella irradiaba tanta belleza que lo había dejado atontado por segundos hasta que sus pensamientos fueron detenidos bruscamente...
Sacudiéndole un hombro Leo lo trajo a la realidad: - ¡Van! Por favor háblame.
Van desvió su mirada a Leo y pregunto como si nada hubiera pasado: - ¿Sucede algo malo primo?
Leo: - Por las lunas de Gaea Van, te quedaste inmóvil ahí observando el jardín y trate de llamar a tu atención pero seguías estático como si el tiempo se te hubiera detenido.
Van susurro por lo bajo: - Fue algo así...
Leo no había escuchado: - ¿Qué dijiste primo?
Van negó con la cabeza: - Nada primo, no me tomes atención, será mejor que nos encaminemos pronto para llegar al consejo.
Leo sonrió: -Al consejo de ancianos.
Van rió por lo bajo, realmente su primo no tenía ni una pizca de respeto con ellos aunque sabía disimularlo muy bien cuando estaban presentes los integrantes del consejo de Fanelia. Aunque lo pensaba siempre él tenía razón cuando hablaba de los representantes del consejo de Fanelia, suspiro pesadamente el rey y meditó el mismo tema con el que siempre lo acosaban cada vez que se reunían.
Antes de que el pasillo se terminara desvió su mirada al jardín para encontrarlo como hace segundos lo había visto... se pregunto si había sido obra de su mente, imaginación fusionada con el deseo. Pero de pronto la lagrima roja se movió entre sus ropas emanando por un segundo un pequeño brillo... doblaron en una esquina y siguieron su camino perdiéndose de la vista tan magnifica del jardín... al lado de la fuente una ave azul observaba atenta una pluma blanca con reflejos plateados que se balanceaba con la brisa, caminaba de a saltitos mirando atenta la pluma hasta que un viento un poco más fuerte se levantó llenándose consigo la pluma y transformándola en una ilusión que desapareció al elevarse de la tierra, el único testigo de todo era el sabio y viejo árbol que anuncio con sus hojas que el destino estaba cambiando lentamente.
Las enormes puertas que lo separaban del contenido que se encontraba en el interior de la habitación lentamente se fueron abriendo dejando a su presencia para que los seres que estuvieran dentro lo observaran con profundo respeto... Las puertas se abrieron por unos guardias que se encontraban en las afueras anunciando la llegada del rey de Fanelia ante los señores del consejo, cada uno al mismo tiempo hizo una inclinación en señal de respeto por su líder y poco a poco se levantaron para ver el camino del rey hasta su silla...
La habitación estaba adornada con tapices y cuadros de antiguos reyes de Fanelia, mientras que las armaduras parecían soldados mudos firmemente parados contra una pared para que su presencia no molestase a nadie, en una mano guardaban hachas de largo mango lo suficiente para compararse con su altura y portaban un cinturón donde su fiel espada descansaba lista para una batalla. Una mesa larga descansaba en el medio de habitación perfectamente ordenada ante la vista de los presentes y una biblioteca se alzaba detrás del rey de Fanelia, ante su presencia tres ventanales enormes descansan como guardias que permitían la entra de la luz de la cálida de la mañana.
El rey se sentó en una silla muy parecida a un trono, y luego despacio su general se sentó seguido de los 3 integrantes del consejo. Cada uno tenía una aportación realmente valiosa al consejo que debía ser tomado muy en cuenta y para nada a la ligera. Pronto la reunión inicio y Van prestaba atención detenida a cada tema que pasaba por sus oídos y ojos sin pasar nada por alto, incluso hasta el más mísero detalle. Hasta que lo que más temió se hizo realidad, lo que siempre se repetía en cada reunión y que maldecía por lo bajo al ser que sacaba a lucir el tema...
Jotar, uno de los participes del consejo tomó la palabra, este hombre era el más viejo y fiel a la corte de Fanelia pero... a veces sus temas realmente molestaban al rey aunque este no lo notase: - Señor Van Fanel, he de decirle que he tenido la molestia de ya organizar la fiesta de su compromiso – Van susurro algo por lo bajo que sin lugar a dudas Leo había escuchado muy bien pues su sonrisa se incremento, ¿cuántas maldiciones ya llevaba?... pensó Van, ya no las contaba por que había perdido la cuenta desde hacia varias semanas. – Esta todo preparado para la fiesta mi señor Fanel, necesitamos que usted ponga la fecha...
Van: - No la pondré...
Jotar tosió disimuladamente únicamente para proseguir: - Sí usted no la pone nosotros los participes del consejo la tomaremos por usted.
Van: - Y si me niego a participar de esta tontería.
Uno de los del consejo llamado Surcan tomó la palabra haciéndose notar pues se había levantado de la silla: - Señor Fanel debe saber mejor que nadie que pronto tendrá la mayoría de edad y necesitamos el heredero a la corona lo antes posible para resguardar la corona bajo el nombre de la familia Fanel.
Van estaba determinado a no hacérselas tan fácil, lo medito por unos segundos hasta que una idea cruzó su mente, aceptaría la fiesta... pero se negaría a tomar en cuenta a una dama, sabía perfectamente que una sola joven ocupaba su corazón y si ella no reinaba a su lado con él titulo de reina nadie más lo haría... Tomo aire y dijo aceptando la propuesta: - Esta bien, aceptaré ser participe de esta tontería aun en contra de mi voluntad señores. La celebración se llevará dentro de dos lunas.
Surcan inclino la cabeza ante su rey y volvió a su lugar en la mesa, pero luego él ultimo de los miembros del consejo se levanto. Mostraba la jovialidad de la adultez en su mirada, era un joven atractivo pero representaba una seriedad digna de recordarse en sus ojos. Se levanto lentamente como si el tiempo para el no existiera y al estar parado se dirigió a su rey tomando la palabra en el asunto: - Señor mío, necesito hablarle del ultimo tema que nos encargaremos durante esta reunión.
Van: - Continua mi buen Sebastián.
Sebastián que representaba la sabiduría en el grupo continuo: - Rey Van, hoy a las primeras horas de la mañana han llegado desde las tierras de Soran su rey Sebastián junto con su guardia personal, son en total 6 hombres y piden al rey albergue por un tiempo.
Van: - ¿Están presentes ellos hoy aquí? Podrías traerlo ante mí al rey Sebastián.
Sebastián inclinó la cabeza en señal de respeto y al levantar la vista chocó las dos palmas de sus manos lo suficiente para producir un sonido que llamaría la atención de los guardias que estaban parados firmemente en las puertas del consejo. De pronto el Rey Van se levantó al ver que las puertas se abrían poco a poco revelándole delante de él la presencia del rey Sebastián.
Cuando las enormes puertas liberaron la sombrosa y jovial figura del rey, este inclino su cabeza levemente y entró a la habitación parándose cerca de ella. El rey Van saludos: - Buenos días rey Sebastián de las tierras de Soran.
Sebastián: - Buenos días para usted también Rey Van de las tierras de Fanelia.
Van se sentó en la silla que lo representaba en el consejo: - Y bien, ¿A qué debemos su visita por las tierras de Fanelia?
Sebastián: - Necesitamos su autorización para hospedarnos aquí. Debemos hacer una expedición en un reino perteneciente a mis tierras. Como se encuentra de paso por sus tierras pedimos un hospedaje en este castillo, no causaremos problemas. – Van miró los fríos ojos de Sebastián que eran de un color negro al igual que su cabello, de pronto un escalofrío le recorrió por completo su cuerpo previniéndole...
Van: - Serán bienvenidos aquí – dudó de sus palabras internamente – Por el tiempo que necesiten.
Sebastián se agachó ante el rey Van y dijo serio: - Agradeceremos su hospitalidad en mis tierras... – una sonrisa cubierta por sus cabellos se perdió en la oscuridad de estos, una sonrisa maliciosa y llena de astucia que ni siquiera el más astuto de los seres hubiera podido descifrar su significado...
La mañana era joven en las tierras de Gaea y pronto una fiesta se celebraría disponiendo de la autorización de mismo rey para poder hallar aquella dama que ocupara el lugar a su lado como su legitima y única esposa y madre del heredero al trono de Fanelia. El viento sopló como si fuera un vidente del futuro que estaba anunciando cambios, pronto brillarían en Gaea y una guerra se libraría en esta tierra de dragones...
Notas de Angel: jajaja están de seguro todos asustados pues este es mi segundo fic XD me he emocionado un poco al escribir, debo admitir :-P pero bueno es que esta pareja me parece sumamente hermosa. Quiero agradecer a las canciones de Escaflowne pues ellas me han inspirado, por supuesto también a Erick por mandármelas todas ^^ ¡GRACIAS! Y no podía faltar el agradecimiento a dos grandes amigos que se han tomado la molestia de darme su opinión aun con todo lo que tienen que hacer. Nos vemos en otro fic si ustedes quieren y la inspiración no se me va XD Sayonara! ^^ Y hasta la próxima. Y please no se olviden los r/r ^^
