...:ESCAFLOWNE:...

Capitulo 4: Mi primera visión en esta tierra lejana.

Desde el cielo pequeñas estelas terminaban de caer, pertenecían a la gran columna de luz que conecta este mundo con las lejanas tierras de la luna mística... poco a poco las estelas fueron desapareciendo dejando ver que con ellas habían traído a un dragón blanco y dos seres, dos seres que se amaban aún en la lejanía... la noche daba signos de querer irse a descansar y abandonar este tiempo para dejarle paso a la mañana clara y brillante que se anunciaba ya, con sus celeste claro... La brisa comenzaba a calmarse transformándose en una ola de calidez que inundaba a todo ser que tocase, mientras que las flores comenzaban a regalarle a la brisa sus suaves perfumes.

El dragón blanco, también conocido por todos los habitantes de Gaea como él magnifico Escaflowne, el Gaymelef creado por Hispano como la armadura más poderosa de todas. Su piloto descendiente de la raza Riuyin piloteaba esta obra maestra, pero ahora su atención fue descender tranquilamente para proteger a su acompañante... su compañera... Con una agilidad maestra con sus manos que tomaban los controles del dragón blanco descendió sobre la tierra despacio, y lentamente Escaflowe pudo sentir la suave hierva debajo de él, la tierra que él protegía...

Hitomi estaba sujetada a la cintura del rey de Fanelia, inmersa en miles de preguntas que con el tiempo serían respondidas... o eso es lo que ella esperaba. Levanto su vista solo para descubrirse en medio un bosque muy extenso ya que sus ojos se perdían con la vista en el verde tan intenso que tenía. Van se fue separando del abrazo de Hitomi y con un rápido movimiento descendió a la tierra, su tierra.

Van estiro sus brazos hacia Hitomi y le ofreció una manera segura de descender: - Ven Hitomi, te ayudare a bajar. – Hitomi lo miró unos segundos sonriéndole en agradecimiento y se dejo caer en los brazos de Van, ambos terminaron abrazados muy cerca y un pequeño rubor al descubrir sus rostros a escasos centímetros hizo aparición en sus mejillas. Hitomi se separo y sonriéndole le agradeció la atención con ella, y desvió su vista a cualquier punto de atención que pudiera encontrar en ese hermoso bosque. Van trajo su calma dificultosamente a su cuerpo, no sabía que decir, había ido por ella, la necesitaba a ella, y ahora ella estaba al lado suyo observando algún punto en el bosque. No sabía que hacer...

Hitomi volvió su vista a Van y lo notó observándola, se sonrojo pero trato de calmarse y comenzar alguna charla con él... por más pequeña que sea, la necesitaba, quería escucharlo: - Te extrañe mucho, Van. – El rey de Fanelia se quedó paralizado, ella también lo había extrañado tanto con él a ella... ¿podía ser posible? Su corazón dio un salto de felicidad pero su cuerpo se mantuvo rígido y decidió responder a esas palabras – Yo también te extrañe mucho Hitomi, demasiado – Hitomi abrió los ojos de par en par, Van Fanel le estaba contando sus pensamientos, sus sentimientos...

Algo hizo que ella reaccionara y corrió a abrazar de un salto a Van atrapándolo con sus brazos y uniéndolo a su cuerpo para poder compartir la calidez que cada uno irradiaba. Van primero estaba sorprendido pero luego lentamente coloco sus manos alrededor de la cintura de Hitomi y correspondió al abrazo, decididamente había extrañado tenerla a su lado. Hitomi lo tenía sujeto por su cuello y lo había atrapo no queriéndolo dejar jamás... Hitomi se sorprendió de sus pensamientos, ese jamás había sido tan espontáneo, tan rápido... ¿tan decidida estaba ya?

Se fueron separando lentamente para disfrutar él poder ver los ojos profundos que el otro poseía, disfrutar de tenerlo tan cerca y no quererlo soltar jamás. Sus miradas se cruzaron tratando de que ambos sintieran la necesidad de uno, los anhelos de uno, el deseo de estar con el otro. Todos se lo decían con la mirada, aún abrazados. Hitomi entonces sintió el deseo de dejarse llevar por el momento, comenzó a cerrar sus ojos mientras muy despacio se acercaba a los labios del rey de Fanelia para capturarlos con los de ella en un suave beso. Van se fue acercando también y en segundos abrazados en medio del bosque disfrutando del sol que salía en la lejanía, ambos se dieron un beso lleno de amor que significaba mucho para ambos. Disfrutaron del suave contacto así por unos segundos, sintiendo el deseo que comienza lentamente y se va transformando en una necesidad...

Hitomi se separo de Van con la respiración un poco trabajosa a causa de la falta de este, sonrió y se separo del rey. Al separarse Van respiro también medio dificultoso pero luego se calmo y decidió que era hora de volver, se acerco a Hitomi y le dijo: - Ven conmigo, quiero llevarte a la nueva Fanelia. Y así de un salto subió a Escaflowne ayudando a su compañera a subir, pronto de seguro en el castillo despertarían y notarían su ausencia. Cuando se acomodaron Van tomó los controles del dragón blanco y ahí se detuvo por que Hitomi lo comenzó a rodear por su cintura y apoyo su cabeza tan delicada en su espalda haciendo que lo invadan miles de sensaciones nuevas de tener a un ser que amas con suma locura sujetándote como si no quisiera que te fueras jamás de su lado.

Hitomi estaba tan cómoda ahí detenida en el tiempo sujetando a Van, se dio cuenta de los entrenamientos de él por que su cuerpo había dejado de ser de un niño para transformarse en un cuerpo de hombre, de un hombre muy fuerte. Se dejo deleitar con el abrazo ya que podía ahora tenerlo abrazado contra ella sin ningún problema, y entonces se armo de valor y acercándose a su oído le susurro muy despacio: - Te amo, Van... – El rey de Fanelia se había quedado paralizado con la confesión de la visionaria. Entonces sonrió soltando los controles de Escaflowne y atrapando con sus manos el rostro de Hitomi, aprisiono sus labios con los suyos en otro beso más dulce devolviendo el sabor tan encantador de sus palabras. Al separarse el rey de Fanelia miro a Hitomi a los ojos disfrutando de la vista de sus hermosos ojos verdes, susurrando le dijo: - Te amo, Hitomi... – y se quedaron observándose unos segundos para luego darse un pequeño beso más antes de partir rumbo al castillo de la ciudad de Fanelia.

El dragón blanco comenzó a batir sus alas y emprendió el vuelo rumbo a su tierra y consigo llevaba un cargamento muy especial. Batió sus alas y así el suelo quedo lejos de su cuerpo y comenzó a viajar rompiendo el aire con su enorme cuerpo blanco, el viaje sería corto y el camino seguro. El sol de la mañana no había salido todavía pero las estrellas de la noche habían desaparecido, las únicas que quedaban eran las lunas de Gaea, la luna de ilusiones y su compañera...

Las cortinas entraban con la brisa moviéndose en un baile silencioso pero atrayente emanando una paz sin lugar a dudas muy confortable. En la enorme cama de dosel un hombre joven estaba envuelto entre sabanas que protegían su cuerpo de cualquier frió nocturno, sus sueños parecían tranquilos sin lugar a dudas por que estaba calmado y con un rostro lleno de tranquilidad, estaba ajeno a todo lo que lo rodeaba disfrutando del aire mestizo, el aire que emana el viento entre la noche y la mañana. Se encogió levemente en la cama disfrutando de la suavidad de la brisa cálida que recorre todo su cuerpo. En la habitación tan exquisitamente decorada ahora el silencio reinaba, los muebles se mantenían callados envueltos en una paz indescriptible... ¿sería acaso posible que el miedo reinase donde el silencio y la paz se mezcla?... la mañana mostraba sus primeros rastros pero el sol no aparecía en el horizonte, parecía que no quería despertarse de su sueño.

El joven se volvió a mover lentamente comenzando a estirarse pero aún con los ojos cerrados, disfruto del despertar abriendo su mirada para reconocer la habitación que lo cuidaba, un bostezo fue lo único que salió de sus labios. Se levanto lentamente descorriendo las sabanas de su cama, observo a través del balcón la hermosa vista que le guardaba únicamente a él, para demostrarle la hermosura que aún guarda su tierra... su tierra, que raro sonaba esas palabras en su mente. El no era de Fanelia, pero poco a poco luego de la guerra esta se convirtió en su tierra, aquella que los guerreros como él, protegen hasta el momento en que su corazón y mente se cierran en una oscuridad inmensa. Camino unos pasos hasta dirigirse a su ropero, donde mantenía sus ropas, Hoy debía vestir como siempre lo hacía, formal como su puesto lo reclamaba, con su armadura liviana y aquellas ropas que lo protegían del viento. Abrió las puertas del ropero y pensando cada movimiento retiro sus prendas para luego tirarlas despreocupadamente sobre la cama que aún se mantenía desordenada. Luego de unos segundos miro la ropa, estaba bien para él, entonces se acerco a una puerta que se encontraba casi enfrentada a su cama y se deslizo dentro de la habitación a la cual conducía solamente para tomar un baño que lo despertase para las obligaciones de ese día...

El tiempo pasaba y luego de un rato salió Leo con el cabello mojado y vestido únicamente con una toalla. Se acerco a la cama para tomar las prendas y comenzarlas a deslizar por su cuerpo tan bien formado. Los entrenamientos que tenía con Van y con él ejercito que estaba bajo su mando habían hecho que tuviera un cuerpo muy bien moldeado, haciendo de él un joven muy atractivo. El arco y la flecha, dos elementos que mantenía tan cerca de él como sus fieles acompañantes en la batalla. Leo tomó aire y colocó la ultima prenda que quedaba sobre la cama, se estiro para llegar y tomar el cinturón donde guardaba su espada y lentamente se lo colocó acostumbrándose al pesado metal de filo brillante. Su arco... busco con la vista a su compañero, ahí estaba justo como siempre, sobre la chimenea y al lado las flechas que habían hecho de él un guerrero de victoria cuidaban de él con su vista filosa, no solía llevarlas en días como este, debía moverse rápido hoy así que el peso extra no ayudaría con esa labor, decidió dejarlas descansar... solo por hoy... estaría tranquilo al menos llevando a su compañera de filoso metal.

La miel de sus ojos estaba atenta a su arco y flechas, tomó aire y su atención cambio rápidamente a la puerta, alguien llamaba, reclamaba su atención...

Leo: - ¿Quién es?

Una voz femenina sonó en el exterior justo frente a la puerta: - Soy yo señor Leo, necesito comunicarle algo.

Leo: - Adelante, pasa por favor – la joven entró saludando respetuosamente al joven Leo – dime aquella noticia que viniste a comunicarme.

La joven cerro la puerta detrás de si y al escuchar las palabras de Leo le dijo: - El señor Sebastián me acaba de informar que la junta de Fanelia deberá reunirse en la sala, ahí deberán presentarse a las 10:00 lo antes posible.

Leo: - ¿Eso es todo?

La jovencita asintió: - Sí, ¿desea que les diga algo? – pregunto esperando la respuesta de Leo.

Leo sonrió: - No, muchas gracias. Puedes retirarte ya. – La joven hizo una reverencia elegantemente y sé retiro cerrando la puerta detrás de sí, haciendo que miles de preguntas recorran la mente de Leo –"¿Y ahora que sucederá? Nadie llama de la nada a una reunión."- Sus cabellos de color castaño oscuro se mecieron en la brisa de la mañana, el sol ya daba señales de vida en el horizonte señalando las 6:30 de la mañana, pronto la reunión daría inicio pero algo perturbo su mente –"¿Y mi primo que hará?"- decía su mente, Van Fanel no estaba en el castillo, ni en Fanelia y ni en la mismísima Gaea –"¿Cómo se supone que se presentará en la reunión?"- una gota apareció en su cabeza en muestra de su preocupación, el que menos debe faltar en las reuniones es el rey de Fanelia y era el mismo que había desaparecido la noche anterior. Elevó la miel de sus ojos, aquellos tan cautivadores y que poseían una única mirada con la cual Leo observa todo a su alrededor, entonces miró el bosque perdiendo su vista en el verde brillante de los árboles... ninguna señal, nada... pero de pronto a lo lejos vio algo que su mente gritó, él magnifico melef de Fanelia se acercaba volando hacia el castillo batiendo sus alas para volar a más velocidad y llegar antes de que muchas personas lo viese. Leo no tardo ni dos segundos en tomar una reacción, salió del cuarto corriendo a toda velocidad, de algo si servían los entrenamientos.

Corrió todo lo que sus piernas podían haciéndolo volar prácticamente por todo el castillo, los pasillos parecían más cortos por suerte así hacían del viaje largo uno corto y censillo. Tomó una bocanada de aire, sabía que la necesitaría, dobló una esquina y llego al jardín que comunicaba con el bosque del castillo, era un bosque pequeño comparado con el que rodeaba la ciudad pero era igual de bello, en ese lugar los restos de la familia real ahora descansaban. Se detuvo en seco casi frenando para no tropezarse y caer al suelo, su respiración era agitada, no era por que fuera un corredor de mala clase simplemente que el castillo era enorme y él lo recorrió como si fuera solo un pasillo de poco metros.

Leo elevó la hermosa y mirada al cielo buscando con esperanzas la llegada de su primo al castillo, buscaba con la mirada al imponente dragón blanco llamado Escaflowne que surcaba los cielos de Fanelia. Y ahí lo vio, volar como un ave más en el cielo azulado de la mañana, con ágiles movimientos vio como el rey de Fanelia descendía su gaymelef a la tierra y dejar que descansara en la paz del bosque real. Se quedó unos segundos sin voz, no podía decir nada por que algo había llamado su atención... una joven... una joven muy bella... una joven de una mirada increíblemente hermosa de un verde esmeralda que ahora clavaba sobre él...

Van desde el Escaflowne pudo observar a su primo esperando su llegada: - Hola primo.

Leo sonrió al rey de Fanelia: - Muy buenos días primo.

Hitomi se separo de él y notó que Van descendía del Escaflowne pero esa forma de llamarse la habían dejado paralizada... ¿primos?... desde cuando Van tenía primos... miró al joven nombrado y vio como él le sonreía y entonces ella le devolvió el saludo tan ameno que había tenido con ella. Tomo las manos que Van le ofrecía para bajar y al fin tocaba el suave suelo de Fanelia, su nueva tierra. Caminaron hasta toparse frente a frente junto al joven de ojos miel que recién conocía Hitomi. Ambos jóvenes se abrazaron en señal de saludo afectuoso que ellos tenían, al separarse Van dejo ver a su nueva invitada: - Querido primo, ella es Hitomi Kanzaki– y señalando a Leo – Hitomi, él es mi primo Leo Siorel Fanel

Hitomi sonrió: - Un gusto Leo.

Leo tomo la mano de Hitomi con la de él, haciendo una inclinación ante ella beso su mano como respeto a una bella dama como ella. Elevó su mirada tan dulce y sonrió: - El gusto es mío señorita Hitomi.

Hitomi miró a Leo mientras ambos se separaban, Van tomo la palabra con unos ojos fulminantes que miraban a su primo: - Ella es la joven de la luna fantasma.

Leo sonrió: - Entonces es usted la heroína que salvo las tierras de Gaea – Hitomi se sonrojo – es usted más bella de lo que la describió mi primo aquí presente, siempre me habla de usted. – Ahora Van estaba sonrojado al igual que la bella joven visionaria.

Van: - ¿Qué haces aquí primo? – pregunto tratando de cambiar de tema.

Leo sonriendo inocentemente dijo en respuesta a la pregunta que había hecho su primo: - Simplemente que ayer Merle vino a visitarme y me contó tus planes de buscar a la joven de la luna fantasma. – Él simplemente sonrió ante la cara de su primo, continuo – hoy a la mañana han venido a avisarme de una reunión que se llevará acabo a las 10:00...

Van no lo dejo continuar: - ¿Cómo es posible, no fui informado de nada?

Leo: - Eso mismo me preguntaba yo, nadie convoco ninguna junta entre nosotros. Sebastián nos ha mandado a llamar... ¿crees que él sea quien nos dará noticias tan urgentes?

Van negó despacio: - Lo dudo mucho, conozco a Sebastián, él jamás ha llamado a todos a una junta de un momento a otro.

Leo suspiro: - Entonces recién sabremos las respuestas durante la junta.

Van asintió y luego desvió su mirada a Hitomi: - Hitomi, acompáñame que deseo enseñarte tu nueva habitación. De seguro has de estar muy cansada.

Hitomi: - Muchas gracias, Van. – Van antes de partir tomo a Escaflowne y lentamente sacó el corazón de dragón que tenía... nadie podría moverlo ahora... nadie. Hitomi y Van comenzaron a caminar mientras Leo hablaba con ellos, la joven Kansaki si que era alegre y muy simpática, pero lentamente Leo desvió su vista hacia atrás y observo a Escaflowne durmiendo hasta ser llamado nuevamente... en el suelo, a los pies del dragón blanco algo llamo su atención...

La puerta suavemente se abre dejando ver a su paso una magnifica cama de apariencia muy cómoda, a su lado una pequeña mesa cuida de una hermosa lámpara que alumbra durante las noches silenciosa. Justo enfrente el ropero donde guardarán todas sus ropas y la puerta descansan tranquilas esperando a su futuro dueño. A la derecha de la cama dos ventanas enormes fusionadas con dos puertas dan paso al balcón poseedor de una vista sumamente encantadora del bosque de Fanelia, y justo enfrente la puerta de la habitación deja paso a dos jóvenes. La muchacha queda maravillada ante la vista de su nueva habitación, hermosa, acogedora, sencilla era perfecta para ella, se adentro a la habitación y se detuvo observando que en el tramo entre la cama y la puerta del baño una pequeña mesa adornada con flores de distintos tamaños y colores descansa liberando un suave aroma dulce que inunda la habitación llegando a conquistar los sentidos de Hitomi, alrededor de la mesa dos sillas sencillas cubiertas por una tela muy hermosa dejaban ver la elegancia de estas.

Hitomi se giro y miro a Van que recién había tomado decisión de entrar a su nueva habitación, sonrió agradecida y dijo: - Es hermosa Van.

Van se sonrojo, un halago de ella y estaba sin defensas, la ironía del amor pensó el rey de Fanelia. Entró unos pasos y sonrió devolviéndole la hermosa sonrisa a su acompañante: - Me alegra mucho que te guste, pensé que sería de tu agrado.

Hitomi: - Por supuesto, es muy bella, me encantara quedarme aquí si no es problema.

Van negó: - No hay ningún problema. Adentro del ropero hay varios vestidos, puedes usarlos con total libertad.

Hitomi: - Muchas gracias Van, eres muy amable conmigo.

Van se acerco a Hitomi y le aviso sobre su reunión: - Ahora en cuestión de poco tiempo deberé asistir a una junta del consejo de Fanelia. Puedes pasear por donde tu quieras pero preferiría que te quedarás en el castillo, no salgas. – Hitomi asintió – y luego al atardecer, cuando termine mi junta me gustaría mucho si me acompañaras a pasear, si tu quieres.

Hitomi sonrió asintiendo: - Claro, será un placer hacerle compañía a su alteza. – Van y Hitomi rieron, y de pronto ambos se quedaron viendo fijamente, el silencio de la habitación solo era calmado con el canto de las aves del bosque que entonaban las más bellas melodías. De pronto una brisa suave entró por la ventana meciendo las cortinas de la habitación y los cabellos de ambos, sus miradas no se separaban mientras que sus rostros estaban muy cerca... sintieron sensaciones indescriptibles, sus corazones latían rápidamente como si hubieran corrido una larga distancia pero sus respiraciones eran tranquilas... como la brisa de ese momento.

Hitomi: - Van... – pero no hubo respuesta a su llamado, ese momento podría dar como resultado algo muy especial. Pero Van se separo, se agacho delante de ella y tomo su mano y lentamente la beso, sorprendiendo a Hitomi y haciéndola reaccionar llamándola a este mundo. Van quedó unos instantes besando la mano de Hitomi hasta que se separo y elevó su vista a la de Hitomi, ella seguía sonrojada pero no había quitado su mano, al contrario... se había mantenido quieta, disfrutando de los labios de Van sobre su piel.

Van se levanto y sonriendo le dijo: Nos vemos Hitomi, esta misma tarde te esperaré en el jardín más grande con la fuente, no tardes.

La puerta se cerró dejando a una Hitomi estática con la mano apoyada sobre su pecho, la sensación que Van le causó por el beso habían hecho que a ella le hiciera que le recorriera un escalofrío por todo su cuerpo. Esa sensación se mezclo con sentimientos muy grandes... Se giró tratando de olvidar unos segundos al rey de Fanelia que le habían hecho sentir tantas cosas con una simple acción, muy sencilla: un beso sobre su mano, un saludo muy ducado de un hombre hacia una mujer.

Hitomi se encamino a la mesita tan pequeña de su habitación, lo suficiente para ella. Se sentó en una de las sillas y justo cuando se sentó la puerta sonó llamando a la dueña de ella.

Hitomi: -Adelante – y para sorpresa suya entraba el primo de Van, el joven Leo con su sonrisa simple y sin preocupaciones que solo él parecía poder formar en su rostro para alegrar cualquier situación.

Leo sonrió desde la puerta semi abierta, apenas se podía observar medio cuerpo de él: - ¿Puedo pasar Hitomi? – la confianza había dado entre ellos rápidamente, lo suficiente para ya llamarse por sus nombres.

Hitomi sonrió desde su silla y asintió: - Por supuesto – Leo entró a la habitación y para sorpresa de Hitomi cargaba tres o cuatro bolsas con sus manos – pero...

Leo sonrió inocentemente, camino hasta donde estaba ella y depositó las bolsas sobre la mesita y una de ellas la dejo sobre la otra silla por temor a que se cayera - ¿te parecen familiares Hitomi?

Hitomi asintió aún perpleja: - Por supuesto, son... mías...

Leo: - Ya me lo imaginaba, las encontré a los pies de Escaflowne, por eso me demore.

Hitomi recordó como un recuerdo el momento en que Leo se regreso dejando a ella y Van caminar hasta la habitación, Leo les dijo que los alcanzaría en segundos y así fue: - ¿Pero... como?

Leo diciendo la verdad: - Ni yo mismo lo sé. – Hitomi elevó su mirada para cruzarse con los hermosos ojos de Leo, eran muy bellos y tenían una mirada propia. Leo recordó algo de pronto y con una sonrisa media preocupada dijo: - Hitomi, me disculpo contigo pero la reunión empezará en menos de lo que pienso, así que me retiro...

Hitomi: - Esta... – pero no pudo decir nada por que Leo ya había desaparecido de la habitación como un rayo ni lo había visto desaparecer, pero de pronto un Leo sonriendo aparece en la puerta y dice – Es un placer tenerte entre nosotros Hitomi. – Y ahí su cabeza desapareció rápidamente, de seguro comenzó a correr por que no llegaría. Hitomi rió suavemente, era simpático el joven Leo. Se giró momentáneamente a sus bolsas y observo atenta todo. Lentamente acerco sus manos a las bolsas y las abrió observando su contenido, las ropas que había comprado con Yukari estaban ahora con ellas en esa tierra lejana.

Extrajo de cada una prenda muy hermosa: Dos remeras de diferentes colores, una verde claro y la otro de un azul precioso, como el cielo de Gaea; Luego tres jeans, realmente preciosos, con pequeños detalles que los hacían a cada uno especial y sumamente lindos; y la ultima bolsa que quedaba traía algo que a ella le parecía demasiado comprar pero que Yukari había insistido tanto que decidió comprárselo, dentro dormían dos vestido muy elegantes, censillos pero de una apariencia conquistadora a la vista. Los vestido, uno de color rojo intenso que se pegaba al cuerpo de su dueña mostrando la figura tan bella que podía tener pero que dejaba suelto luego de la cintura, el otro que era un color violeta suave tranquilo de apariencia conquistaba las miradas a las jóvenes para usarlos y a los jóvenes para verlo. Dos vestidos muy elegantes con decididamente un escote muy pronunciado y el rojo de mangas largas y él violeta sin mangas dejando ver la suave piel de la dueña.

Hitomi los dejo extendidos sobre la cama y observo toda su ropa, pensó o más bien medito y luego se acerco al ropero, al abrir las puertas se sorprendió... muchos vestidos de diferentes apariencias y colores ahora descansaban perfectamente ordenados para el uso de ella.

Poco a poco se acomodó en su habitación y cerró los ojos cuando ya todo estaba en su lugar. Giró su vista al balcón y observó una vista sumamente preciosa, llena de belleza natural y con los rayos del sol brillando a más no poder, llenado todo de un brillo muy intenso y atrayente a todos, la brisa era perfecta pues acompañaba al sol en un día perfecto para pasear bajo la insistente onda de calor que caía libremente en la tierra de Gaea. Se acerco nuevamente al ropero acompañada como su fiel sombra la brisa de aquella mañana, decidió pasear la joven visionaria por todo el castillo y así saber que cambios había sufrido este durante su ausencia... Abrió las puertas de par en par y medito antes de vestir las ropas que había traído de su antiguo mundo, decidió que por ahora ellos serían simplemente recuerdo de la tierra, estiró la mano y tomó un vestido muy elegante pero a la vez con un aire de sencillez que llamaba al uso de este. Lo miró unos segundos y se deleito con el suave lila que lo bañaba, parecía estar hecho de las más hermosas lavandas por su suave color como si recién fuera hecho, lo deposito en la cama mientras lentamente removía sus antiguas ropas dispuestas a cambiarlas por los trajes de Fanelia.

El sol de aquella mañana no era ardiente por que emanaba una calidez muy suave para disfrutar plenamente de este nuevo día, una brisa cálida acompañaba perfectamente al día haciendo de este un momento de tranquilidad y relajación muy hermoso.

Mientras las ropas de Hitomi caían al piso delante del espejo saltaba la belleza de una dama, una joven de encantadores ojos verdes. Cuando iba a tomar el vestido que dormía ajeno en la cama se puso en contra del espejo y algo llamó su atención, en su espada un dragón... un dragón blanco de alas verdes lleno de vida...

Hitomi asombrada: - ¿Qué es esto?... – entonces fue acercando lentamente su mano y la comenzó a pasar sobre el dragón y sobre su piel, y de pronto todo desapareció...

La oscuridad se apodero de la habitación y Hitomi cerró sus ojos dejándose caer en el infinito de la inmensa oscuridad mientras caía sus cabellos volaban hacía arriba dejándole sentir como su cuerpo perdía su peso y la oscuridad la comía lentamente... Y así abrió los ojos sintiendo como sus pies tocaban tierra, ¿podía ser posible que en medio de la oscuridad la tierra suave existiera?... sus pies se depositaron sobre la fresca hierva y sus ojos se abrieron descendiendo la vista al frente de sí mientras debajo de su cuerpo la suave tierra comenzaba a dibujarse dejando ver el hermoso verde que podía capturar dentro de sí. Así como sí fueran trazos de un artista aparecía lentamente alrededor de la joven visionaría un hermoso paisaje sacado de un cuento de hadas, lleno de vida, lleno de verde, lleno de... hermosura. Hitomi quedó paralizada observándolo todo, nada de lo que veía era parte de sus recuerdos... nada. De pronto sintió sobre su piel ropas, ropajes blancos como la nieva o la espuma de las cascadas de su tierra o de su nueva tierra, eran preciosas y la hacían verse divina, como una diosa...

Sus pies seguían descalzos por que podía sentir la suavidad de la hierva en su piel, estaba humedad por que parecía que el rocío recién había finalizado dejando su rastro sobre ese enorme bosque.

Hitomi giraba sobre sí, sin saber donde se encontraba: - ¿Dónde estoy?... ¿Qué hago aquí?... – y así miles de preguntas rondaban sobre su cabeza, nada era suyo, nada le pertenecía a su mente. Y así de pronto unos brazos la rodearon por la espalda dejándola a merced de aquel ser que la atrapó como si de ella se tratará una mariposa perdida. El ser que la atrapó la rodeo con brazos fuertes y a la vez, protectores. Hitomi no se movió, cerro sus ojos y por alguna extraña razón, ajena a sus emociones, distante de su mente, no tuvo miedo. Cerró los ojos y las palabras de labios se susurraban cerca de su oído pero en su mente no había posibilidad de poder entender.

Y así el abrazo como llego, despareció... abrió los ojos y el bosque tanto había atrapado sus ojos en su belleza ahora comenzaba a arder en llamas, llamas calientes que queman incluso la vista y destrozan el corazón de quien las vea. Las llamas comían todo a su paso no dando piedad a quien quedará en su camino dispuestas a hacer desaparecer todo aquello que puedan borrar con sus flamas de fuego... Hitomi abrió los ojos de par en par horrorizada por el espectáculo que presenciaba, de aquella tranquilidad y aquella belleza ahora solo podía verse el horror y el desastre lleno de desesperación.

Cerró sus ojos y del intenso calor solo quedaban rastros en sus recuerdos por que ahora un frío casi helado le recorría todo el cuerpo dejando que por su cuerpo la recorra un escalofrío erizando todos sus sentidos. Abrió lentamente los ojos y delante de ella una gran nave se abría paso deslumbrándola completamente por su gran tamaño y por que alguna vez ella había visitado... era todo familiar, todo tan igual a aquella vez, y así una idea, un recuerdo llego a su mente de golpe gritándole que aquella nave era la famosa nave de Hispano...

Cayo sentada en el suave piso alfombrado de su habitación aún frente al espejo que la miraba igual de horrorizada que sus ojos esmeraldas expresaban, todo aquello... todo lo que ella vio fue una visión, de las que antes no había visto, pero esto fue rápido y a la vez muchas cosas pasaron por su cabeza y delante de sus ojos llamando a recuerdos, mostrándole imágenes que nunca en su vida actual había vivido. Colocó su mano en su cabeza moviendo algunos cabellos hacía atrás para que no perturbaran su vista del suelo, pero no veía simplemente su mente ocupaba ahora toda su atención...

Al rato se levanto dispuesta a guardar por ahora todos esos recuerdos que había tenido y decidió salir a descansar, iría a recorrer la tierra de Fanelia con o sin visiones. Al poco rato Hitomi ya vestía las ropas de Fanelia y mirándose al espejo descubrió la belleza que guardaba el vestido lila. Resaltaba su figura transformándola en una joven muy atractiva a la vista de cualquiera, su cabello le daba un toque de madurez pero a la vez tenía un toque de juventud vivaz con sus ojos. El vestido lila era largo hasta los pies cubriéndolos de la vista ajena, amoldándose a la cintura y con un escote ni muy abierto ni muy cerrado, sobre los hombres estaba decorado con pequeñas flores blancas y no poseía mangas dándole un poco de libertad a su dueña. Hitomi se colocó los zapatos del mismo color que el vestido, y se miró nuevamente al espejo... odiaría vestir mal en las tierras del ser al que ama, tendría que empezar a comportarse como una faneliana.

Suspiro mientras se alejaba del espejo y se encaminaba a la puerta de su habitación, tenía unas ganas enormes de conocer aquel reino que Van gobernaba, sería una experiencia muy interesante y de paso vería si reconocía a alguno de su pasado...

Tomó él picaporte de la puerta y abrió la puerta lentamente dirigiendo una mirada al extenso pasillo que aguardaba sus pisadas para que cobrar vida y dejará ver la belleza que guardaba. Suspiro por el recuerdo de la visión pero se armó de fuerzas y cerró detrás de ella la puerta dejando ahora la habitación en silencio total solamente por el sonido bello que provocaba las cortinas transparentes al ser mecidas por la brisa, era bello ese cuadro lleno de paz y tranquilidad.

Hitomi se dejo caer contra la puerta y observo atenta todo lo que la rodeaba, un enorme pasillo lleno de detalles muy antiguos pero que captaban la atención de quien pasará. Sonrió y se encamino sin un rumbo establecido por todo el castillo de la hermosa Fanelia donde el rey vivía cuidando de su pueblo. La hermosa visionaría camino lentamente admirando cada tramo del pasillo y el hermoso decorado que poseía, así siguió caminando moviendo sus suaves pisadas por todo el lugar, hasta ahora ningún ser había cruzado su vista y sus pisadas. Llamando a su voz para que gritara su nombre, siguió caminando hasta que luego de doblar dos veces en varios pasillos llego a uno sumamente bello por los enormes ventanales que daban un brillo muy cálido dentro y por la suave brisa que entraba, o la hermosa vista que regalaba el jardín a los que dentro del pasillo podían ver. Hitomi quedó maravillada hasta que en medio una felina caminaba silbando lo que sería una canción de su memoria, ahí estaba su amiga caminando sin haber sentido su presencia en lo absoluto, Van de seguro no le había avisado a nadie de su llegada a esta hermosa tierra.

Hitomi sonrió y en un grito llamo a la felina que había crecido, y que ahora no se daba cuenta de su presencia: - ¡MERLE!

La felina de la corte de Fanelia se dio la vuelta por que había escuchado gritar su nombre, se dio la vuelta pero en su mente esa voz la mantenía perturbada, se giro rápidamente, preguntando un "¿qué?" Que pronto se ahogo en sus labios y sus ojos se abrieron de par en par. Ahí, frente a ella cubierta con rayos del sol una joven le sonreía inocentemente, se quedo paralizada ante aquella visión que tenía delante de sus felinos ojos y comprendió que todo era realidad y no era un sueño... Entonces lagrimas brotaron de sus ojos y con ágiles movimientos salió corriendo en dirección a la joven que aún le seguía sonriendo, a escasos centímetros Merle dio un salto y aterrizó en los brazos de la joven visionaria sorprendida, dieron un giro de alegría para luego terminar en el suelo riendo por esa situación.

Merle de pronto dejo de reír y se le quedó viendo, entonces pregunto para quitar cualquier duda que se le cruzara por la mente: - ¿Eres tú en verdad Hitomi?

Hitomi sonrió y asintió divertida: - Sí, soy yo Merle. – la joven se vio envuelta en un abrazo sumamente fuerte, por alguna razón entre ellas se había formado una amistad, quizás... hayan madurado, hayan despertado nuevas emociones y hayan descubierto que entre ambas la amistad era un lazo muy importante. Quedaron así un rato abrazadas y diciendo lo felices que eran de haberse vuelto a encontrar, y poco a poco se levantaron ayudándose la una a la otra.

Merle sonrió: - Si tu estas aquí, quiere decir que el amo Van te fue a buscar, ¡que alegría! – lo decía con suma tranquilidad como si explicara que dos más dos es cuatro.

Hitomi un poco sonrojada: - Sí, Van fue a buscarme a la luna fantasma.

Merle rió: - Hasta que al fin se decidió, igual yo ya estaba enterada de sus planes. – miró de frente y a los ojos a Hitomi poniéndola algo nerviosa – Dime, ¿Alguien te espera en la luna fantasma?

Hitomi le cayo una gota en la cabeza como la miraba Merle, y sobre todo por su pregunta, "¿Cómo estaría aquí si me esperará una persona en la luna fantasma?" – No Merle, nadie me espera – Hitomi se sorprendió aún más por la actitud de la felina, saltó de alegría luego de haber estado mirándola con una cara de pocos amigos. Rió con ella y hablaron unos minutos, para luego salir caminando por todo el castillo, Hitomi al fin había encontrado una guía por lo menos para no perderse en este inmenso castillo. Hablaban de todo un poco, desde que había pasado cuando Hitomi volvió a la luna fantasma, de las mejores y relaciones con los otros países, la reconstrucción de Fanelia y el largo proceso que eso llevaba. Luego entre platica y platica hablaron de la vida del Milerna, Drayden: De cómo ellos al final habían aceptado el matrimonio y ahora llevaban una vida tranquila y para sorpresa de Hitomi, los reyes de Asturia ahora tenían una jovencita de apenas 2 años, idéntica a la joven reina Milerna. Luego hablaron del espadachín Allen que pertenecía a la escolta celeste de Asturia, en pocas palabras su deber era proteger a los reyes del país: Milerna y Drayden, contando también a la pequeña Caroline. Siguieron las historias, rumores que se contaban e incluso hablaron de la joven hermana menor de Allen Sherezard llamada Celena, una joven de gran inteligencia que ahora disfrutada de la práctica con la espada en las afueras de la ciudad Àsturia. Merle le contó todo sobre ella y explicaba que ella era una hábil espadachín, tanto como Allen y entonces decidió demostrar que una mujer era tan buena o mejor que un hombre con el manejo de la espada. Merle también le contó que ella pronto formaría parte de la guardia personales de la realeza de Asturia, estaría bajo el cargo de la escolta celeste. Hitomi se sorprendió muchísimo pero luego lo supo, en una visión ella había visto a Celena que lentamente se transformaba en Dilandu y suponía que esas habilidades se las debía a él...

Merle sonrió: - También he de suponer que conoces ya al primo del amo Van ¿o no?

Hitomi: - ¿Te refieres a Leo?

Merle se sorprendió: - ¿Cómo es que llamas a Leo por su nombre?

Hitomi rió suavemente: - Fue un trato que hicimos, él me llamaría por mi nombre y yo por el de él.

Merle: - Y también... – lo medito unos segundos tratando de acordarse de algún otra novedad de las tierras de Gaea mientras pasaban varios soldados y observan un poco embelesados la belleza de ambas jóvenes, la felina y por supuesto de la joven de la tierra fantasma. Ellas no lo notaron pero ellos se quedaron estáticos unos minutos, guerreros de turno eran que pasaban. Merle palmeo sus manos y continuó - ¡Claro! Esta misma noche en el castillo se realizará la fiesta de compromiso del amo Van... – no supo pero Hitomi se quedó paralizada, las palabras entraron lentamente en su cabeza y las proceso despacio –Van–Compromiso- Y no supo que decir, solamente se quedo parada, entonces por que había ido por ella a un ligar tan lejano. Su mente la tenía atrapada en sus pensamientos, incluso Merle se preocupo y delante de sus ojos paso su mano para traerla a la realidad... y su mente analizó sus palabras "Ouch" pensó, Hitomi había entendido mal sus palabras.

Merle: - Reacciona Hitomi, has interpretado mal mis palabras...

Hitomi la miró a los ojos, estaba asustada, preocupada: - ¿Cómo entonces quieres que las interprete?, Van solo fue a buscar por una simple diversión. Esta noche el se comprometerá y yo quedaré olvidada de su corazón.

Merle suspiro: - Sí que eres tonta Hitomi.

Hitomi enojada: - No soy ninguna tonta Merle.

Merle rió y palmeo la espada de Hitomi: - El amo Van fue a buscarte a ti por que piensa pedirte matrimonio esta misma noche en la fiesta de compromiso. Quiere casarse contigo Hitomi. A él no le importan las demás mujeres, de ningún reino, a él solo le interesas tu...

Hitomi susurrando más para sí que para su felina acompañante: - Solo le intereso yo...

Merle: -¡Claro! – Hitomi reacciono- él te ama Hitomi, aunque no debería estártelo diciendo yo. El consejo de Fanelia ha obligado prácticamente al amo Van a realizar esta fiesta, y como el tiempo estaba contado... él quería casarse solo con una mujer que conquisto su corazón... solo una.

Hitomi: - ¿Yo?

Merle: - Ninguna duda ten por esa palabra, eres tú la que conquisto su corazón. – Hitomi se sintió alivia por esa platica, esas palabras le demostraron cuanto Merle la apreciaba y agradecía infinitamente su compañía. – Bien, ¿tienes supongo un vestido decente para esta noche?

Hitomi asintió: - Creo tener el correcto... – pero algo golpeo su mente, se giró y vio que él sol ya estaba en lo alto, se giró a su felina amiga - ¿Merle a que hora terminaba la junta que tenían Van y Leo?

Merle suspiro: - Dentro de un rato. ¿Por qué?

Hitomi: - Es que Van quería que nos juntásemos en el jardín del castillo, el más grande me dijo.

Merle: - ¿Y sabes donde queda? – decía la felina con una mirada picara.

Hitomi con una gota en la cabeza: - Esperaba que tu me lo dijeras.

Merle suspiro pesadamente y luego señalo un largo pasillo: - Por ahí ve, llegarás enseguida, luego dobla a la izquierda y sigue hasta que encuentres un jardín con una fuente y un enorme árbol.

Hitomi: - Gracias, amiga... – Se giró y comenzó a correr por que temía llegar tarde a su reunión con Van Fanel, el rey de Fanelia... y su mente también preguntaba si era posible que le propusiera matrimonio de un día al otro... dejo eso a un lado por que justo alguien grito detrás de ella...

Merle: -¡ESTA TARDE, COMO A LAS 7:00 IRE A TU HABITACIÓN A VER TU VESTIDO! ¡A LAS 9:00 EMPEZARÁ LA FIESTA, OBVIAMENTE ESTAMOS INVITADAS! – Hitomi asintió y se giro nuevamente retomando su camino hasta que la vista de Merle la perdió por el largo pasillo. – Si que tiene energías Hitomi... amiga... ¿quién diría que ella y yo terminaríamos siendo amigas?... – sonrió con una de esas sonrisas que se forman en los labios de verdadera felicidad, camino unos cuantos pasos y se detuvo. Debía preparar todo para que sea muy especial para esta noche, si su amo Van y su amiga Hitomi se comprometería debía ser todo muy especial... la fiesta sería una para recordar. Lo medito y se acordó que esa misma noche asistirían los viejos amigos de Hitomi así que sonrió aún más...

Tomó un pasillo bastante largo donde dentro se celebraría la fiesta, dejo a un lado su cansancio y decidió dar lo mejor de sí. Antes por ser la fiesta de compromiso de su amo con una extraña tejedora de relaciones no puso el esfuerzo necesario pero ahora... todo sería diferente! Y así las puertas se abrieron de par en par, dejándole ver el espectáculo que esta noche guardarían para todos los invitados. Las puertas se cerraron y dentro guardarían una gran sorpresa para todos.

Una joven de cabellos cenizos y ojos verdes como un par de bellas esmeraldas corría por el pasillo apartando con sus manos el vestido que estorbaba su carrera que la llevaría al jardín más grande donde alguien la acompañaría. Tomó un poco de aire mientras sus cabellos salían apartados por el viento que golpeaba su rostro, siguió así hasta que el final de su camino llego a sus ojos quedándose parada enfrente del jardín, no tenía palabras para describir la hermosura del jardín por que era tanta que no cabía en la mención de las palabras de un ser humano...

La hermosa fuente brillaba iluminada por los rayos del sol como si el agua se tratase de diamantes convertidos en agua. Se adentro pasando a través de la arquitectura que separaba el adentro y el afuera dejándole respirar el aire fresco que llegaba al hermoso jardín, la belleza de la naturaleza. Era enorme el jardín, era muy basto como para celebrar una ceremonia muy importante.

Hitomi camino unos pasos por aquí y unos pasos por allí disfrutando del silencio que solo el agua rompía con su caída sobre las aguas de la fuente, miró asombrada el alto del árbol que dormía silencioso en el jardín susurrando su idioma, el de las hojas que se mecen con el viento. Las flores eran de variados colores llenando la vista de una belleza indescriptible y conquistando los sentidos con sus perfumes. Así Hitomi se asombro pero luego decidió sentarse en el borde de la enorme fuente y deleitarse a descansar unos segundos de su carrera, se sentó y observo el movimiento del agua al caer. Y en su interior una canción sonaba como si alguna vez en su mente la hubiera cantado, o la hubiera escuchado y así fue como la comenzó a cantar sin pena ni problema, sonaba como la más bella de las melodías cantadas, sonaba como el canto de los ángeles, sonaba como la voz de una diosa...

Y así Hitomi siguió cantando con voz alta y delicada, llena de armonía y belleza como si toda su vida fuera ese canto. Las aves poco a poco descendían del árbol y de las plantas acercándose a la joven visionaria que abrió los ojos y estiró su mano dejando que en ella se apoyara un ave azul muy encantadora. Y seguía cantando disfrutando del formar letras con sus labios, sonrió ante el canto del ave azul que acompañaba a su melodía... ¿sería acaso que el ave cantara con ella?... sin que ella se diera cuenta, las plantas se movían lentamente pero no por la brisa sino por el simple hecho de escuchar el canto de los labios de la visionaria... las plantas bailaban y otras crecían haciéndose grandes, las flores revivían liberando más deliciosas fragancias que pronto llenaron el ambiente. Hitomi mientras tanto tenía cerrado sus ojos sin notar siquiera que su canto movía la naturaleza... ¿por qué?... sería una respuesta que el tiempo daría en otro momento... cuando estén preparados y cuando el momento de comienzo.

Pero Hitomi no se daba cuenta que en una ventana, tan grande como una habitación dos hombres la observaban atentamente distraídos de sus tareas y con el solo razonamiento de atraparla entre sus manos para tenerla por siempre a su lado, querían tenerla... con diferentes razones, con diferentes propósitos, con diferentes deseos, de diferentes maneras, de diferentes formas... pero al fin de al cabo deseaban tenerla por siempre a su lado incluso si eso significara la necesidad de dejarlo todo... Uno la miraba con ojos dulces, el otro con ojos de deseo... tal vez, por alguna extraña razón ellos dos aunque fueran tan diferentes, tan distintos desearan solo por esta vez tener lo mismo...

NOTAS DE LA AUTORA!!!! ^_^

¿Cómo han estado? Yo aquí con un dolor de cabeza que solo la música de Escaflowne me puede sacar :P (angel se queda tildada escuchando la música) bien volvamos a lo nuestro ^^ ¿qué tal les pareció esta parte del fic?.... ustedes pueden decirte, tal parte no me parece que la haría Van, quedaría mejor si utilizas a Leo, o cualquier solado. Lo que ustedes digan me servirá para decidir el rumbo de esta historia, y hablando de rumbos ¿qué les parece como va?.... chan chan, dos hombres pelean por el amor de una mujer *_* ¡que emoción!

P.d1: Bueno mi primer comentario es que yo pensaba de todo corazón empezar la fiesta ahora pero como ven no pude... ^^U cuestiones de que la fiesta me ocupará bastante!!! (Muchas personas salen huyendo del lugar) jejeje ^^U esta bien, comprendí el mensaje, pero de verdad la fiesta valdrá la pena, habrá celos de por medio, la llegada de personajes muy importantes y por supuesto una escena muy romántica entre los personajes, si es que estoy inspirada jajaja broma ^^ espero que el romanticismo sea lo mio:P

P.d2: ¿qué más? AH!!! SÍÍÍÍÍÍ!!! Please!! Dejen R/R que son muuy importantes para mi, me ponen muy contenta :P pero sobre todo es para saber que vale la pena continuar jeje ^^U por que tal vez piensan que es malo jejeje. Ustedes solo díganmelo me interesan mucho su opinión. Díganme que opinan, criticas constructivas, dudas, preguntas, quejas, tomatazos, teléfonos de todos los chicos atractivos del anime y muchas más cosas please dejen r/r.

Y para todos los ansiosos (como yo ^^) ADELANTOS DEL PROXIMO CAPITULO: Por supuesto, la fiesta ha de comenzar. La llegada de los reyes de Asturia, Allen Ssherezar para todas sus fanáticas. ¿Qué más?... (angel piensa) también por supuesto el descubrimiento de Van de su hermoso dragón negro *¬* esto tendrá importancia sumamente grande al final de la historia. Trentón hará su primera presentación delante de Hitomi. Leo participara en una batalla y saldrá un poco lastimado, un nuevo personaje hará escena.