Nota 1: Los derechos son de J.R.R. Tolkien, me disculpo por tomar los personajes, pero... era una historia que tenia en mente al ver la nueva película... y jugando con ciertos detalles de los libros.

Gracias por los reviews, espero que no me vayan a matar por el giro que esta tomando la historia, aun falta mas acción..

4.- Verdades en la oscuridad de un alma corrompida.

Lentamente fue consiente de algunos ruidos, de el aire que respiraba , y de la sensación de dolor que lo cubrió, aun renuente y sin fuerzas para abrir los ojos, un fuerte ruido a lo lejos lo hizo estremecerse.

Con confusión quiso gritar ante el espantoso ruido, pero una sensación de ahogo lo lleno cuando unas manos cubrieron su boca, lentamente el ruido fue acercándose, y el sintió que alguien se inclinaba en la oscuridad a su lado, el dueño de esas manos.

Un escalofrió lo rodeo cuando un susurro, fue dirigido a su oreja.

- No hagas un solo ruido- una orden, a pesar de haber sido formulada en vos baja- ellos están aun cerca, rondando por fuera de estas cuevas.

El elfo guardo silencio, y al sentir esto la mano se retiro, entonces fue cuando el príncipe comenzó a recordar, todo, y precisamente , ¿quién debía ser el dueño de esa voz? ; no pudo evitar temblar ligeramente, aun cuando el horror de esas criaturas estuviera aun cerca, no era por ello, era mas bien la sensación de la presencia del Maia, su poder.

Lentamente los terribles ruidos cesaron, y su vista se fue acostumbrando a la oscuridad, era un elfo después de todo, pudo distinguir la estrecha caverna, seguramente excavada debajo de las ruinas de esa ciudad, distinguió así también el sonido del agua goteando lentamente; tardo unos instantes en armarse de valor, pero se incorporo, resultando de ello, el profundo dolor en uno de sus pies, seguramente el derrumbe...

- Que frágil eres elfo- el Maia, volvió a su lado, después de alejarse un poco, en dirección de una de las grietas- pero al fin esas criaturas se han marchado- incluso en su semblante serio y fijo, parecía adivinarse el alivio ante sus propias palabras.

- ¿Dónde estamos?- el elfo, no pudo evitar formular la pregunta, aunque la cara de esa hermosa criatura no vario, como si el no hubiera proferido ningún sonido, comenzaba a  pensar que no le habría escuchado.

- No tengo por que contestarte- el Maia, lo observo bastante indiferente.

- Bien- Legolas, trato de dar uso cuantos pasos, el sonido del agua resultaba inquietante, para su adolorido cuerpo, y sus sedientos labios; pero el dolor en su pie hizo presa de su voluntad, tropezando penosamente.

- Débil, y tonto- el Maia, contemplo al elfo- lo mejor para ti, hubiera sido que murieses ahí, de hecho lo mejor para los dos hubiera sido eso- el Maia, camino a un lado del elfo, sin prestar atención a su débil queja.

- Tal ves- el elfo, reunió su coraje y consiguió ponerse de pie, aun cuando la expresión de dolor atravesó su rostro- debisteis dejarme ahí, señor Maia; ¿por qué me ayudaiste?.

- Solo...- pero el Maia se había quedado pensativo, ¿cómo contestar una pregunta, a la que el mismo había buscado una respuesta?- simplemente, me conviene tener una carnada, por si las criaturas nos siguen, así que la siguiente ves, no dudare en abandonarte elfo- el Maia se sentó al lado del pequeño estanque, donde se recogía el agua que caía lentamente, goteando a través de la montaña.

- Lo tendré en cuenta- el elfo, se ayudo trabajosamente apoyándose en alguna saliente, para llegar hasta el estanque, al lado del cual  se dejo caer pesadamente, estiro sus manos y comenzó a recoger el agua, notando que el Maia, lo observaba- ¿es posible beberla?- preguntó el elfo, tras el largo silencio que siguió, pensando que no le contestaría otra ves.

- No, es peligrosa- el Maia, observo el agua, con serenidad – no todo en este lugar esta corrompida.

- Bien- el elfo, tomo el agua que había estado observando angustiadamente, y comenzó a beber, sus labios resecos y lastimados se aliviaron al húmedo contacto, una ves satisfecho, comenzó a tirar un poco de agua en su hinchado pie, y con el orgullo característico de su raza, limpio su rostro, y sus cabellos, que brillaron en la oscuridad; su mirada se dirigió al silencioso Maia, que lo observaba- vos no bebéis, señor.

-  No me es necesario, como a ti elfo- el orgulloso Maia, solo contemplo el agua, el reflejo de un hermoso elfo el fue devuelto, gracias a algunos rayos de luz que inundaban lentamente la cueva; un hermoso elfo, el había, sido así, esta era la forma que había tomado, pero también un reflejo de su verdadera forma, antes un Maia, un ser puro; con frustración golpeo el agua, y limpio su rostro.

- Legolas- susurro el hermoso príncipe, con una ligera sonrisa atravesando su rostro.

- ¿Qué?- el Maia, lo contemplo, irradiaba tanta bondad, aun en medio de este infierno, como detestaba eso, el que tuviera frente así un alma que era reflejo de lo que el había sido.

- Es mi  nombre, no puede siempre estar diciéndome elfo- Legolas, termino de rasgar un poco de la tela de su camisa, con la cual vendo su pie, pronto sanaría, si no había perdido sus capacidades elficas.

- No me interesa conocer, tu nombre, elfo- el Maia, agrego con desprecio- recuerda, que serás mi carnada a la primera oportunidad.

- Como desee- el príncipe, no sabia por que le hablaba con tanta formalidad, solo podía atribuirlo a la majestuosidad que irradiaba ese ser; olvidando esto se quedo contemplando lentamente como la oscuridad desaparecía un poco- ¿es posible que amanezca en un lugar así?- el elfo, no pudo evitar que sus pensamientos, se convirtieran en palabras.

- No amanece, pero la oscuridad declina un poco- el Maia, aun no posaba su vista en ese elfo.

- Si- la desolación se apodero del elfo, todo el dolor que había estado reprimiendo, vino a el, al pensar en su padre y sus amigos, unas silenciosas lagrimas escurrieron a través de sus ojos.

El Maia, no necesitaba observarlo, podía captar sus pensamientos, todo ese dolor que el elfo sentía, el lo había provocado, entonces... ¿por qué lo había ayudado?; ¿por qué no dejarlo morir?, ¿no era su deseo siempre acabar con toda vida?; o es que ¿ese era solo el deseo de su señor?, que el había seguido cumpliendo...

Noto la presencia de alguien, fuertemente marcado en la mente del elfo, un hombre... el rey de los hombres, el heredero de Isildur, ¿así que ese elfo?, ¿qué tonto debió de ser para amar, sabiendo que no obtendría nada?.

Su pensamiento calló a los demás, por que ahí, en esa cueva, estaban frente a frente, dos que habían amado, sabiendo que no tendrían nada...

Sus almas, eran mas parecidas de lo que había visto, y eso lo enfureció... el era oscuridad, se lo había prometido, nadie jamás vería su alma, mas haya de esa oscuridad...lo único que de el, dejo su señor.

Quien sabría en las tierras, que la terrible maldad de Sauron, esa terrible oscuridad había tenido inicio en el amor, en el mas intenso sentimiento  del Maia... lo sabría  su antiguo señor Aule ; cuando el no era solo Sauron, sino también era conocido como Aulendil; muchos de los servidores de ese gran Valar, habían seguido a Melkor, con ambiciones... el tan solo lo había seguido por...

Se levanto furioso, cuando esos sentimientos venían a su mente, tan solo el oído lo llenaba... contemplo con ese mismo oído al elfo.

- Levántate- trono con una terrible vos, tan parecida a la oscuridad que reinaba en ese momento en su interior- no es tiempo de lloriqueos, elfo; debemos alejarnos de aquí, antes de que ellos regresen, sino te das prisa, te abandonare en este sitio- rápidamente el Maia, dejo la cueva.

Legolas, se incorporo dolorosamente, sintiéndose confundido, ¿por qué la voz del Maia, lo había sorprendido?, el era Sauron... sería bueno, que no lo olvidara, eran enemigos, y solo las circunstancias, los obligaban a sobrevivir.

Camino tratando de seguirle el paso, pero el  escarpado terreno y el pie fracturado no ayudaban demasiado, solo debido a su resistencia como elfo, es que podía continuar, mas no igualar el furioso paso del Maia, una tempestad, como si algo lo empujara.

Varias veces el príncipe elfo, notaba que se le nublaba la vista, y tropezó algunas ocasiones, pero el Maia, no el hacia el menor caso, como si no existiera, así que el seguía avanzando penosamente.

Por fin, el mismo Maia, contemplo el cielo que empezaba a oscurecerse aun mas, y escucho el lejano llamado de esas criaturas, busco y rápidamente localizo una cueva, un poco mas estrecha que la anterior, con vos de mando urgió al elfo a entrar a ese refugio, todo sin voltear siquiera a verlo, cuando lo hizo al fin, extrañado de no recibir respuesta alguna, contemplo el cuerpo del elfo sobre el ruinoso camino.

Dudando, y con enojo se acerco a el, estaba a un paso de dejarlo ahí tirado, escuchando cada ves mas la cercanía de esas criaturas, pero no pudo evitar que su vista se posara en el hermoso rostro, la cara contraída en una mueca de dolor, las heridas habían vuelto a sangrar, peor aun así el elfo no se había quejado, y lo había seguido todo el tiempo en esa febril carrera, no tenia piedad, hacia mucho la había enterrado.

Antes no la había tenido, ni siquiera cuando peleo contra los pueblos libres, los elfos y hombres no le habían importado en lo mínimo...

¿Pero ahora, seria este maldito lugar?, ¿por qué ese elfo le recordaba lo que el había sido?...  y es que se preguntaba , ¿si en el se veía, cuando aun era inocente, cuando aun resplandecía con esa luz tan pura, cuando aun sonreía y se asombraba, con cada objeto que aprendía a fabricar de manos de sus maestros?...

Cuando aun creaba... y no se dedicaba a destruir, tanto tiempo había transcurrido, desde ese lejano pasado... ¿era ese elfo, el que le traía esos recuerdos a su mente?...

Odiándose así mismo, se inclinó ante el elfo y lo tomo en brazos, sintiendo el calor que emanaba, en demasía de el, penosamente, pues aun no había recuperado sus fuerzas, lo cargo hasta poder depositarlo en el suelo de esa estrecha caverna, al lado de u pequeño riachuelo subterráneo.

Se sentó a un lado, observando su propio sucio traje que se había manchado con la sangre del joven elfo; no sabia por que lo hacia, pero paso sus manos por el febril rostro, alejando el dolor con el poco poder que pudo reunir, cerro lentamente la herida en el hombro, aunque una cicatriz profunda marcaría siempre ese lugar; se inclino y con un ligero movimiento ayudo al lastimado pie, se asombro de que ese elfo, hubieras tenido la voluntad y fuerza de caminar, estando el pie en semejante estado.

Fue entonces que noto cuan inclinado sobre el cuerpo se encontraba, se detuvo observando por un largo rato, mientras se estiraba y con sus manos recogía agua de ese riachuelo subterráneo, y dejaba caer unas gotas en la delicada boca, que entreabrió recibiéndolas, aun inconsciente.

Se fijo lentamente en sus hermosos cabellos, tan brillantes pese a todo, en su hermoso rostro, recorrió con una de sus manso una delicada mejilla, tan suave  bajo su tacto como imagino sería;  dibujo con sus dedos embelesado los delicados labios, tan hermosos ... se había inclinado lentamente, y sin poder evitarlo deposito una caricia en ellos, una caricia de sus labios sobre los del elfo, y una sensación que en tanto tiempo no había sentido, lo lleno.

Pero de pronto salió de ese trance, cuando de los labios del elfo, surgió un nombre , mas un susurro que nada, pero audible a los oídos del Maia, Aragorn, ese hombre mortal;  se apartó rápidamente... ¿qué había estado haciendo?... este lugar lo estaba volviendo loco, no tenía duda... y ese elfo... como odiaba lo que le estaba haciendo sentir...