Nota 1: Los derechos son de J.R.R. Tolkien, me disculpo por tomar los personajes, pero... era una historia que tenia en mente al ver la nueva película... y jugando con ciertos detalles de los libros.
Gracias por los reviews, me alegra leer sus comentarios.
7.- Pequeñas dificultades que preceden a grandes dificultades.
- Bosque verde- estos árboles son entre los que yo crecí- el príncipe elfo, comentaba animado, mientras aun sujetaba la mano del renuente Maia- vamos, ¿un Maia teme enfrentar a unos elfos?- Legolas lo observo sonriente.
- Este Maia, si- el Maia solo atino a contemplar con tristeza el bosque- les cause tanto daño, Legolas, no creo que vayan a perdonarme tan fácilmente.
- No importa que digan, yo estaré a tu lado- aseguro el elfo depositando un cálido beso en los labios perfectos.
- Tendré que acostumbrarme a esos gestos tuyos- aseguro el Maia, un tanto sonrojado.
- Bien, pero, sigamos, estamos ya muy cerca de mi hogar- el elfo, empujo al Maia- aunque es raro que no hayamos visto a ningún guardia.
Los dos caminaron aun mas, internándose en los bosques, que ahora el Maia contemplaba admirado ante la belleza deslumbrante de ellos; no tenia duda, cuando veía el lugar, que criatura tan hermosa como su elfo, hubiera nacido en esos parajes.
- Casi llegamos a la frontera y ningún guardia ha salido a nuestro paso- comento Legolas, pero en ese preciso momento una flecha atravesó el aire y se clavo en el lugar, donde Legolas retiro su pie, el elfo contemplo la flecha.
- Estas bien- el Maia, también noto como los árboles presentaban movimiento, estaban rodeados; pero el príncipe elfo no parecía temeroso, y eso que estaban desarmados.
- ¿Quiénes sois?- exigió una vos, en medio de las sombras de unos árboles.
- Arenwe, eres un tonto, por poco y me clavas esa flecha- la cara enojada del elfo, contrario al Maia, parecía un chiquillo, uno muy bello- que suerte que seas el peor arquero del reino.
- Eh!- la sorpresa, provoco que la figura se desplomara del árbol, el guardia trato de recuperar su dignidad, poniéndose rápidamente de pie, y ahora de cerca observando incrédulo al elfo enojado frente a el.
- Y además torpe- aumento Legolas a su reclamo- siempre te pasa lo mismo, amigo mío- el elfo, se acerco un poco.
- ¿Legolas?- la mirada incrédula del guardián elfo, le recordó a Legolas, que se suponía , el estaba muerto; y aun mas, no sabia cuanto tiempo había pasado- no, no puedes ser tu; mis ojos me engañan.
- Soy yo, amigo; he vuelto- Legolas sonrió levemente.
- Realmente, este es un sueño; o ¿acaso he muerto por la caída?- la mirada del elfo, se posaba una y otra vez con incredulidad en el príncipe resucitado.
- Ya deja de decir esas cosas; los Valar me han concedido el regreso, ¿y dispararme flechas, no es el mejor recibimiento, para un príncipe que vuelve a su hogar?- Legolas lo contemplo orgulloso.
- Lo siento, majestad- el elfo al fin recordó sus modales- llamare a mi grupo , para que los acompañen ante el rey, a estado tan deprimido; se alegrara tanto al veros- el guardia señalo el sendero a seguir.
- Gracias, estoy deseoso de contemplar a mi padre- el elfo, por instinto dirigió su mirada al Maia, que había observado todo en silencio, no sabiendo si Legolas se había vuelto loco- OH!, vamos mi bien amado- el sonrió al Maia y tomo su mano entre las suyas, ante la cara de sorpresa del guardia.
- Esta bien, te seguiré- el Maia suspiro resignado, y algo divertido ante la cara del guardia, que aun no salía de su asombro.
Los tres caminaron internándose en la espesura, el grupo aguardaba ya las ordenes del príncipe, y un mensajero veloz corrió a advertir al rey del milagroso regreso del príncipe, aunque por petición de este, omitieron mencionar que venia acompañado.
Los guardias se sorprendían, pues si el príncipe Legolas, siempre tuvo la fama de ser uno de los mas bellos elfos; la belleza del elfo que lo acompañaba era arrebatadora y mágica; aunque ellos no sabían ubicarlo en alguna casa elfica.
Rápidamente se desplazaron en medio de los árboles, y cuando empezaron a ver las maravillosas casas, los cantos comenzaron, alegrándose ante el regreso feliz del príncipe; pues Legolas no lo sabia, pero tres años de dolor habían pasado desde su partida; y el pueblo veía al rey, que aguardaba y que aun no partía a las hermosas tierras, conservando en su corazón la esperanza del regreso de su hijo; uno que creían imposible, pero que ahora sucedía; y se asombraron cuando lo vieron entrar acompañado de un elfo que desprendía una belleza arrebatadora, y una inmensa luminosidad; y muchos se preguntaban si acaso ese hermoso elfo, era el salvador de su príncipe.
- Legolas- el rey elfo, descendió apresurado la escalinata de las grandes puertas, la ansia de estrechar a su hijo, al que creía perdido, entre sus brazos, lo impulsaba dejando de lado, todo protocolo; toda pregunta, al afligido corazón del padre no le importaba mas que la visión de su hijo.
- Padre- el joven elfo recibió el abrazo que tanto había añorado, con la satisfacción de calmar el dolor de su padre.
- Este es el mayor deseo que los Valar pudieron cumplirme- el rey observo los luminosos ojos azules, tan similares a los suyos- eres tu, mi hijo, regresando a nosotros.
El Maia, observaba la escena sin atreverse a acercarse, ya que sabia muy bien que el había sido el culpable de la separación de ese padre y su hijo; el no tenia la confianza del joven elfo, en que fuera perdonado; seguramente era un profundo rencor el que aun se le guardaba todos los pueblos; y no creía que el rey ante el , tuviera a bien aceptar que su hijo amara a un Maia, que había sido corrompido y que por el amor del príncipe salvado nuevamente.
Temía, si; pero, no por el, temía el dolor que pudiera causarle a Legolas, si en algún momento tenia que decidir entre el o su gente; y aun mas temía, el estar ahí; y a un mortal, que tal ves aun habitaba el corazón del príncipe.
- Mi salvador- aseguro Legolas a su padre, señalando al distraído Maia, quien en ese momento fijo su vista en el rey.
- Entonces toda mi alegría, la debo a vos señor- agrego el rey ante el Maia, deslumbrado como todos por esa inmensa belleza.
- Padre, fue por el inmenso amor que siento a el, que pude salvarme- Legolas agrego, sin notar el nerviosismo del Maia.
- Es sorprendente, pero no dudo de tu elección, Legolas; pues nunca belleza así note entre los elfos; dime, ¿de que casa elfica proviene tu salvador?- El rey observo el nerviosismo de ambos ante la pregunta.
- Bueno, padre esas son cosas que discutiremos ante una mesa, verdad, pues el cansancio hace presas de estos dos viajeros, muchas pasos hemos recorrido hacia ti- el príncipe uso una salida, practica al dialogo.
- Bien, tienes razón, Legolas, tu padre ha olvidado, sus deberes ante la alegría de ver a su hijo otra vez en sus brazos- el rey indico a ambos que lo siguieran dentro de palacio, con toda la comitiva siguiéndoles- aunque me temo, que no habíamos preparado una habitación para nuestro huésped.
- No te angusties padre, pues compartiremos mi habitación- Legolas sonrió ante el sonrojo del Maia- te veremos en la cena, necesitamos descansar- el elfo se detuvo un momento- podríais mandar un mensajero a la montaña solitaria, pues mucho me gustaría aliviar el corazón de mi amigo Gimli y de ser posible a mis queridos amigos de la compañía- el elfo sonrió con dulzura alejándose nuevamente, arrastrando al confundido Maia.
- ¡Eh!, claro- el rey solo atino a observar a la pareja que se alejaba, sorprendido de la actitud segura de su hijo.
Legolas encamino al Maia hasta una puerta finamente labrada, ante la que se abrió paso, revelando una lujosa habitación decorada de una forma exquisita, revelando el gusto de su dueño.
- Espero que no sea demasiado simple- susurro Legolas cerca del Maia- debéis estar acostumbrado a lujos mayores mi señor Maia.
- El mayor lujo sois voz, príncipe- susurro también el Maia, tomando entre sus brazos la estrecha cintura del elfo atrayéndolo así- aunque, creo que tu padre se ha sorprendido.
- El comprenderá, por que te he entregado mi corazón- el elfo unió sus labios al Maia, sintiendo todo el amor y pasión en ellos.
- Aun tenemos tiempo- susurro el Maia, una ves que los labios se separaron un poco para tomar aire- aunque, no mencionaste que descansaríamos.
- ¿Prefieres descansar?- pregunto el elfo sonriente, mientras metía sus manos por debajo de la camisa ondulante, del Maia.
- No cuando haces eso- aseguro el Maia, acercando mas a si el cuerpo tibio de su elfo.
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- ¿Es que te has vuelto loco?- el enano estaba conmocionado ante la noticia que Legolas le había revelado- tu padre, que digo el, todos los pueblos os perseguirán, a ti tal vez no, pero a él- el enano señalo al Maia, que los observaba pensativo y sumido en sus pensamientos.
- Pero, yo, lo amo, Gimli- Legolas destaco cada una de sus palabras, observando la cara de su amigo.
- Tu has dicho, que el es Sauron; te das cuenta de quien es el- el enano se asusto un poco cuando el Maia se levanto.
- No me temáis mas, señor enano- el Maia sonrió levemente- se quien fui, se todo el daño que cause; pero, se que las palabras no cambiaran mis acciones, pero; amo a Legolas, por el mi alma resurgió de las tinieblas- el enano se conmovió ante las palabras de la hermosa criatura, no pudiendo creer que el enemigo de los pueblos libres, fuera ese mismo ser de inmensa bondad que veía, con ojos de amor a su amigo, elfo.
- Gimli, todo merecemos una oportunidad, solo te pido que no reveles esto a mi padre, o a nadie mas, aun no se como explicar todo- Legolas le sonrió.
- Nunca lo haría amigo, y si esta es tu decisión, te apoyare como siempre- el enano sonrió bonachón- además ya quiero ver la cara de Gandalf cuando los vea- el enano sonrió secretamente.
- ¿Mithrandir vendrá?- Legolas no podía evitar su cara de asombro- creo que a el no podremos ocultarle, quien eres.
- Un Maia, reconoce a otro, no hay duda- el hermoso Maia, contemplo pensativo al elfo- me pregunto si acaso Olorin, querrá olvidar las afrentas pasadas.
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- Mithrandir, me alegro mucho de verte- el príncipe elfo corrió con una inusitada alegría a recibir al anciano mago, tal cual como solía hacer cuando pequeño.
- Y mis ojos contemplan gustosos tu regreso milagroso, joven elfo- el anciano sonreía afectuoso también- has vencido a la oscuridad, aun cuando tu jornada debió ser dolorosa.
- Hay tanto que decir al respecto Mithrandir- el elfo sonrió misteriosamente, había sido una buena idea, salir a recibirle el mismo, rogando al Maia que esperara en el salón.
- Legolas- la vos de su padre sonó apresurada acercándose- ¿por qué no has esperado, para que recibiéramos a Mithrandir juntos?- el rey elfo sonrió al mago, pero la sonrisa del elfo joven se borro cuando contemplo a quien el rey traía arrastrando, seguido de Gimli- y has olvidado a nuestros invitados.
- Padre- el elfo observo con aprensión en dirección del Maia, mientras se acercaba a este y a Gimli.
- ¿Invitados?- el amigo que había estado observando al rey, volteo en dirección del príncipe, y su amigo Gimli, y fue en ese momento que su vista se poso en el elfo de extraña hermosura y a pesar del tiempo, lo reconoció, su boca quedo estática en un rictus de sorpresa- ¿él..- el mago señalo al Maia que había reconocido, y la cara de culpabilidad de Legolas , le confirmo que no se había equivocado.
- Mithrandir- el joven elfo, corrió y tomo del brazo al anciano- padre, discúlpanos, estaba comentando algo a Mithrandir, y necesito su opinión, nos reuniremos con ustedes en unos momentos- el elfo, pudo llevar al sorprendido y confuso mago, lejos, mientras hacia una señal a Gimli, que empujo al confundido Maia ( incluso el enano, había olvidado ese temor que aun sentía por esa criatura), siguiendo al rey elfo.
- ¿Legolas?- el mago una ves salió de su sorpresa contemplo interrogante al príncipe, que vio alejarse a su padre antes de hablar.
- Se que lo reconociste, pero...- el elfo suspiro- es una larga historia.
- Que me gustaría escuchar, a ver si me permite comprender que hace el, al parecer derrotado enemigo de los pueblos libres, alojado en tu hogar, y al parecer no te es indiferente.
- Será mejor que comience- el elfo sonrió- veraz...
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- Su majestad, las noticias lo anuncian- el soldado mensajero, interrumpió en el salón del trono, donde el rey jugaba con su pequeño hijo de casi tres años.
- Cuales son aquellas tan urgentes, que te atreves a entrar así - el rey de Gondor, observo imponente al soldado.
- Son importantes, ciertamente majestad, es un mensaje urgente de la gran dama de los elfos- el mensajero tendió un pergamino enrollado, atado con maestría.
- Bien , retírate; y pide a alguien que llame a la reina, las noticias de la dama siempre son esperadas por ella- el rey comenzó a desdoblar el rollo- Eldarion , compórtate- el rey levanto a su pequeño hijo, sentándolo en su regazo mientras leía atentamente, su corazón se estremeció- Legolas, has regresado de las sobras, por mi...- el rey sonrió, su valiente elfo milagrosamente había retornado, ¿seria posible ahora poder confesarle los sentimiento que aun guardaba?, cierto que en esos tres años, había perdonado a Arwen por el bien del pueblo, y aun mas cuando esta estaba esperando un heredero; pero nunca había podido olvidar al bello elfo.
- ¿Que noticias has recibido mi señor, Aragorn?, ¿qué os han puesto de tan buen humor?- la reina entro en la estancia, tomando en brazos a su hijo.
- La dama Galadriel, me comunica un milagroso regreso, Legolas el valiente, ha vuelto a su pueblo- el rey apenas podía contener los sentimientos que su rostro reflejaba.
- Son noticias... impactantes, sin duda- la reina volteo tratando de fingir el odio que su rostro reflejaba, ¿por qué después de estos años, el elfo regresaba?, ¿por qué Aragorn aun lo amaba?.
- Partiré en unos días a saludar a mi valiente y estimable amigo- el rey resolvió sus dudas en ese momento.
- Pero, Aragorn, mi señor; el reino no puede permitirse tu alejamiento repentino- la reina buscaba argumentos.
- Faramir me apoyara – el rey sugirió al momento.
- Pero, Eldarion, es tan pequeño, no podremos realizar ese viaje , pesado y largo- la reina aventuro, una de sus mayores cartas en juego.
- No iréis, ni tu ni Eldarion, no deseo arriesgaros, y que mejor regente que mi reina- el rey encontró rápida solución a las replicas.
- Siempre te preocupas por nosotros- la reina sonrió, aunque enojada, pues sabia que la verdad era otra, el rey los dejaba atrás para poder conseguir el amor de ese elfo, un molesto rival que antes pensó no molestaría mas.
Continuara...
