Escapology
Autora: Cha-Cha-Chica
Traductoras: Alima21
Capítulo 12
DULCE CALIENTE
El llanto de Callisto hizo eco a través de la casa de la familia Snape, haciendo que un joven de pelo azabache abriera sus cansados ojos. Miro alrededor de la habitación e intentó buscar sus lentes, pero se encontró con que no podía moverse. El pánico surgió a través de sus venas, antes de recordar la noche anterior, y su actual ubicación. Ruborizándose avergonzado, miró hacia abajo para descubrir que la causa de su restricción era el brazo de Severus, el cual cruzaba su cintura, mientras las piernas de ambos estaban entrecruzadas.
Harry suspiró feliz, antes de codear al todavía durmiente hombre. En verdad debía estar exhausto, decidió el Gryffindor de una forma más bien presumida, para no ser el primero en despertarse ante el llanto de su hija. Llanto que, ya que estaba en el tema, estaba aumentando hasta ser bastante irritante.
Lentamente, los ojos de ónice se abrieron, y Harry sonrió.
-Estás despierto- declaró alegre-. Bien. Callie está llorando.
El hombre mayor gruñó y cerró los ojos.
-Creo que *yo* he sido el primero en atender sus necesidades por muchas semanas. Siendo ese el caso, es tu turno de atenderla.
-Bien- contestó el Gryffindor, siendo claro que la lógica de su enamorado no le impresionaba. Empujó el brazo que cubría su torso sin demasiada gentileza, y desenredó sus piernas, antes de oscilar hacia su lado de la cama y levantarse.......llevándose las cobijas con él.
-¿ *Qué* se supone que estás haciendo?- protestó Severus inmediatamente, intentando asir la ropa de cama que se escapaba.
Harry inclinó la cabeza y abrió los ojos en un gesto de fingida inocencia.
-No puedo andar paseando desnudo por el corredor, ¿verdad?
Snape frunció el ceño.
-Maldición, por supuesto que puedes. No hay nadie que te vea.
-No me preocupa ser visto, Sev- replicó el joven-. Es sólo que, en este momento, está sorprendentemente frío allá afuera.
-De hecho. Y esa es la razón por la que me gustaría mucho que me regresaras mis cobijas inmediatamente.
Harry lanzó una risita, sus ojos recorriendo con voracidad la desnuda forma de su amante, descansando por un momento en la carne medio endurecida de su erección matutina. Sintió su propio pene crisparse con creciente excitación ante la vista, aunque las cobijas ocultaban esto a la vista, y su sonrisa se ensancho.
-Lo siento, Sev- le dijo al mago mayor con alegría, mientras de manera casual se encaminaba a la puerta-, me encantaría quedarme y......-lamió sus labios intencionadamente, mientras observaba el efecto que tenía sobre su pareja-....*charlar*.....pero Callie está llorando- y con estas palabras de despedida, e ignorando los sonidos que emitía su Maestro de Pociones, se giró y salió al pasillo.
Con mucho, la vida con Severus Snape era perfecta.
~*~
-¡SEVERUS!- la voz de Harry rebotó en las paredes de la mansión, haciendo que el Maestro de Pociones levantara la vista de su periódico y suspirara.
Blandió su varita, y con un preciso giro de muñeca, aumento el volumen del encantamiento de voz, antes de replicar con calma:
-¿Sí, señor Potter?
-¡Ven aquí!- fue la frustrada exigencia- ¡AHORA!
Con otro suspiro, Severos dejo su periódico a un lado y se levantó del sofá.
Habían pasado tres semanas desde la graduación de Harry. Tres cortas semanas llenas de lujuria, que pasaron explorando sus cuerpos uno al otro, intentando memorizar cada peca, cada mancha diminuta que marcaba sus formas sin grasa. Por supuesto, también habían pasado mucho tiempo simplemente conversando, conociendo la personalidad del otro y sus antecedentes; una actividad que había sido tan gratificante como sus escapadas salvajes, apasionadamente sexuales, aunque definitivamente menos agotadora en el plano físico, filosofó Severus mientras gemía ante el tirón en sus músculos.
-¿Bien?- preguntó el mago mayor, entrando en su habitación. Miró alrededor y no encontró señal de su joven amante-. ¿Me llamaste?- frunció el ceño ante la voz de Harry, que llegó desde el baño.
-Estoy aquí.
Con el entrecejo fruncido profundamente, Severus siguió andando hacia el fondo de la suite, y se congeló ante la imagen frente a él. El Gryffindor estaba arrodillado delante del retrete, su cabello colgando en hebras sudorosas sobre su frente, y su piel teñida de un enfermizo color amarillo pálido. Levantó la vista hacia su pareja y el hombre notó los círculos oscuros que rodeaban los ojos verdes inyectados en sangre.
Inmediatamente se colocó al lado de Harry, trazando pequeños círculos tranquilizantes en la parte más estrecha de la espalda mientras observaba los casi inexistentes restos de su desayuno en el tazón blanco de porcelana.
-Estás enfermo- observó, bastante inseguro.
Escupiendo unas cuantas veces, el joven mago puso los ojos en blanco.
-No digas gilipolleces, amor- replicó, antes de apoyarse contra el pecho de su amante, completamente exhausto por las más recientes oleadas de vómito.
-¿Durante cuánto tiempo te has sentido enfermo? – le preguntó Severus con preocupación, ignorando deliberadamente el comentario de Harry. Colocó con cuidado una mano sobre la frente del adolescente, para ver si tenía fiebre. Harry se sentía frío y húmedo, cubierto por un fino brillo de sudor frío.
El joven se encogió de hombros.
-No tengo idea- contestó-. Estaba jugando con Callie, y de repente sentí que necesitaba vaciar mi estómago- miró su reloj y gimió-. Y he estado aquí, vomitando, por una buena media hora.
-¿Qué?- preguntó el otro con incredulidad-. ¿Tanto tiempo y te preocupaste por llamarme hasta ahora?
El Niño-Que-Vivió se encogió de hombros nuevamente.
-No había razón para llamarte antes....quiero decir, ¿qué podías hacer?- levantó una mano para evitar que Severus le interrumpiera con la respuesta obvia-. No fue sino hasta hace pocos minutos cuando recordé que eras Maestro de Pociones, uno de los más hábiles en el país, de hecho, y que probablemente tendrías una droga contra las náuseas en algún lugar allá abajo.
Sacudiendo la cabeza con leve diversión ante la lentitud con que su amado caía en cuenta de las cosas algunas veces, sonrió cariñosamente.
-De hecho. La conseguiré para ti, sin embargo ayudaría saber qué es lo que origina la enfermedad antes de administrártela.
-De eso se trata precisamente- respondió Harry, sintiéndose frustrado-. No sé lo que origina esto. Un minuto. Yo estoy bien, excepto que estoy rezándole a los Dioses de la porcelana. No me sentía así desde......- su voz se fue apagando, la expresión de su rostro mostraba que estaba positivamente mortificado-. Oh... mierda, Sev.
Bueno, *eso* no parecía prometedor, filosofó Severus. Inclinó la cabeza hacia su pareja con preocupación.
-¿Desde cuándo, amor?- le apremió.
Harry desvió la mirada, sintiéndose completamente indefenso y estúpido.
-La última vez que me sentí así...... fue con las náuseas matutinas.
Sus palabras se suspendieron en el aire por lo que pareció una eternidad.
Severus finalmente logró aclarar su garganta.
-Ah.....-bueno, esto no es lo que estaba esperando oír. Aunque a decir verdad no sabía lo que estaba esperando. ¿Intoxicación, quizás? ¿Algún alimento en mal estado? Sin embargo, esto parecía más paúsible. Y, considerando sus actividades cada noche durante las últimas semanas, era enteramente posible.
Internamente maldijo su combinada estupidez. Considerando el evento que prácticamente los había reunido, es decir, el nacimiento de su hija, ambos iniciaron su relación con el conocimiento de que la fisiología mágica de Harry era diferente a la de la mayoría de los magos homosexuales, y que estaba inducida por la gran cantidad de magia que su madre había dejado en sus venas siendo niño, para su protección.
La decisiva energía femenina materna había estado latente en el joven durante toda su niñez, y había cambiado la metamorfosis de sus poderes mágicos y su fisiología, hasta hacerlo capaz de llevar un niño. Era una condición que un sorprendente número de magos conservaba, debido al deseo sobreprotector de sus madres, al decidir lanzar hechizos protectores a sus hijos recién nacidos; sin embargo, debido a que la mayoría de esos magos eran heterosexuales, permanecía sin detectar a menos que se descubriera a través de pruebas médicas específicas.
Regresando a la realidad luego de sus reflexiones internas, Severus simplemente no podía creer que, en las tres semanas que habían pasado sexualmente juntos, habían olvidado el extremadamente importante detalle sobre la fisiología mágica de Harry.....y su habilidad para concebir.
¿Merlín, cuan irresponsables podían ser?
-¿Sev?- el quedo, inseguro tono de Harry lo sacó de su estupor y bajo la vista hacia el joven.
-¿Amor?
Los rasgados ojos verdes, llenos de miedo e inseguridad, le devolvieron la mirada.
-Hay una poción......la encontré la última vez......cuando no podía determinar qué estaba mal conmigo....la encontré en un viejo libro en la biblioteca, en la Sección Restringida, naturalmente.....
Una pequeña sonrisa afloró a los labios del hombre.
-Naturalmente- concordó suavemente, esperando a que Harry continuara.
-Este....no puedo recordar cómo se llamaba.....algo como Mas....no soy bueno para el Latín. Pero, funcionaba esencialmente como una prueba muggle de embarazo......para hombres.....o algo así. Me.....me gustaría hacerla nuevamente, dadas las circunstancias.
-Ah......Graviditas Mas- replicó el Maestro de Pociones-. Por supuesto. Aunque, preferiría elaborarla yo, antes de permitir que estés cerca de ingredientes volátiles......sólo por si acaso- hizo una pausa y luego, retomando lo que su pareja acababa de decir, preguntó-. ¿Me quieres decir que tú la preparaste la última vez?- Harry asintió y él frunció el ceño-. De lo que puedo recordar de la poción, algunos de los ingredientes para su preparación son bastante peligrosos para un niño no nacido, los vapores.......
-Pero ella nació bien- chasqueó el joven, sus ojos relampagueando a la defensiva-. Además, y ya hemos pasado por esto Merlín sabe cuantas veces, ¿qué otra cosa podría haber hecho? ¿Ir contigo o con Pomfrey a solicitar una prueba de embarazo, arriesgándonos en forma efectiva a mi niño, a Draco y a mi mismo más de lo que ya estábamos?
Severus se sobresaltó ante el tono mordaz de Harry, y denegó con la cabeza.
-Lo lamento, amor. No pensé que.....
-No, Sev, yo lo siento. No debería hablarte así. Es sólo que....- giró sus manos en el aire-.... ¿y si es positivo?. Quiero decir, ¿cuan estúpidos hemos podido ser?
Ayudando a su pareja a sentarse, el mago mayor lo hizo callar.
-Nada ha sido confirmado todavía, Harry. Por lo que sé, puedes estar sufriendo de una intoxicación por alimentos, o algo igual de trivial. Después de todo, es altamente inusual, aunque no inaudito, que este tipo de síntomas se muestre tan pronto. Y sobre nuestra estupidez.......lo discutiremos más tarde.
El Gryffindor sorbió y asintió, antes de ir a cepillar sus dientes y lavar su cara.
Sí, tendrían una buena cantidad de cosas para discutir más tarde, estaba seguro.
~*~
Harry suspiró tristemente, todavía sintiéndose intranquilo. Extrañaba la presencia de Severus terriblemente, luego de pasar la mayor parte del día sólo, con una bebé, ¿o era una bebé y la posibilidad de otro?, como única compañía.
Después de su pequeña charla en el baño, Severus se puso inmediatamente a consultar su miríada de libros buscando la receta de la poción, y luego se encerró a cal y canto en su laboratorio para elaborarla, dejando solo a su joven y preocupada pareja, sopesando todo lo que había pasado entre ellos esa mañana.
El llanto de Callisto fue una bienvenida distracción a sus pensamientos. Levantándose para entrar en la habitación que habían transformado en el cuarto del bebé, Harry se encaminó a la cuna, y se inclinó de lado, observándola. La niña se apaciguó cuando el rostro de su papá apareció frente a ella, y pateó sus rechonchas piernas sin rumbo, extendiendo sus brazos, indicando con el gesto que quería ser alzada.
El Gryffindor no pudo evitar sonreír. Había crecido mucho, reflexionó, recordando el tiempo justo después de su nacimiento cuando Snape, en esta misma habitación, le había obligado a sostener su extremadamente delgado cuerpecito por primera vez. Ahora tenía seis meses, y Harry estaba perplejo de cuan rápido había volado el tiempo. Por lo visto, su bebé se hacía más independiente con cada día que pasaba, pensaba mientras se estiraba para ayudarla a pararse, colocando sus manos bajo sus axilas para apoyarla. Los pequeños dedos de la niña asieron a las barandillas de la cuna y él, lentamente, retiró sus propias manos de su cuerpo. Ella se tambaleó un poco, pero se paró firmemente, sonriéndole feliz.
Fue en ese preciso momento cuando Harry vio a Draco en su niña. El modo en que sus ojos azul grisáceo brillaron con travesura y (si no estaba equivocado) auto-confianza, y el pequeño hoyuelo que adornaba su mejilla derecha, demostró su parecido con su padre biológico Slytherin. Sintiendo que había perdido la atención de su padre, se plantó sobre sus rollizos pies y gritó de forma contundente, sólo para encontrarse con que perdía el balance y aterrizaba directamente sobre sus nalgas enfundadas en gasa. Sus ojos se ensancharon con la impresión, antes que su pequeño, angelical rostro, se retorciera en un ceño que rivalizaría con el del mismo Snape
Harry la había observado divertido; sin embargo, rápidamente la levantó en sus brazos cuando se dio cuenta que se estaba preparando para berrear con toda la fuerza de sus pequeños pulmones.
-Tuvimos una pequeña caída, ¿cierto?- la arrulló, haciendo cosquillas en la redondeada pancita de la bebé. Sonrió mientras ella gorjeaba con la sensación-. Sí, la tuvimos- le dijo aumentando su cosquilleo-. La tuvimos.
-¿Qué estamos haciendo?- la voz de Severus llegó desde el dintel, y Harry giró con un movimiento fluido para enfrentarlo, haciendo que su hija chillara de placer.
El Gryffindor, olvidando por un momento la razón por la que su amado llevaba una ampolla en su mano, sonrió ampliamente.
-*Alguien* estaba parándose por si sola y pensé que ella iba a ser lista y pararse firme sobre sus pies- contestó el chico con una risita, acortando con facilidad la distancia que lo separaba del otro hombre. Balanceó a la gorjeante bebé arriba y abajo, y le informó que le diría a su papi lo que había pasado.
-¿Qué paso?- insistió el Slytherin, prestando completa atención a la historia e inclinándose de modo que sus ojos oscuros miraron cariñosamente la luz de los de su hija.
Harry continuo balanceando cuidadosamente a la niña, gozando de las alegres risas que ese movimiento causaba.
-Se cayó sobre su poco acolchado trasero- le informo a su amante, riendo cálidamente-. Y luego miró a su alrededor como si fuera a maldecir a alguien por eso.
-Ya veo......- contestó Severus, todavía observando a la bebé en brazos de su amor. Ella había comenzado a retorcerse, encantada al ver a su otro padre. Extendió sus brazos hacia él, lloriqueando sus súplicas para que la tomara en sus brazos-. De tal padre, tal hija, supongo- bromeó, encontrándose con los ojos del Gryffindor por primera vez desde que hubiera desaparecido para preparar la poción.
De repente, la realidad de la situación pareció caer sobre la pareja una vez más, y Harry miró la ampolla que llevaba su amado. El mago mayor suspiró y colocó la poción sobre el tocador a su lado, antes de extender los brazos y tomar a la bebé de los brazos del joven.
-Confío que sabrás qué hacer- habló, inusitadamente suave, mientras colocaba a Callisto en el pliegue de su codo derecho en forma experta. Extendió su mano izquierda y cubrió el rostro de Harry-. Sin importar cuál sea el resultado, haremos que funcione.
El joven mago asintió y alcanzó la ampolla, antes de encaminarse al baño de la habitación que compartía con Severus.
~*~
El Niño-Que-Vivió miró el líquido azul cerúleo posado en el mostrador. Todavía no había agregado la gota de su sangre; los cambios que se podían producir le daría la respuesta que ambos buscaban desesperadamente, y temía lo que iba a encontrar. Inspirando profundamente, tomó la aguja esterilizada que descansaba al lado de la ampolla, y pinchó su dedo índice, antes de observar el oscuro líquido rojo que goteaba en la poción. Abrazándose a si mismo, aunque no estaba seguro del por qué, observó como el líquido absorbía la sangre, y gradualmente se aclaraba.
Tomó un momento antes que se diera cuenta de que ya tenía su respuesta.
~*~
Severus Snape paseaba arriba y abajo a lo largo de su habitación, sus ojos volando hacia la puerta del baño cada pocos pasos. Harry llevaba en el baño quince minutos y se suponía que la poción funcionaba en tres. Gradualmente, el Maestro de Pociones se sentía más y más ansioso con cada paso que daba. Entonces un pensamiento lo golpeó; quizás su amor se había caído y golpeado la cabeza con algo y estaba muriendo lentamente sobre las habitualmente inmaculadas baldosas blancas.
Repentinamente se dio cuenta que su miedo se había convertido en una completa paranoia, así que el Cabeza de Slytherin decidió no esperar más. Fue hacia la puerta y la abrió con un giro de varita; abalanzándose sobre la puerta abierta, sus ojos inmediatamente enfocaron la sollozante masa arrinconada en una esquina que era su Harry.
-Oh, amor.....- murmuró con tristeza, encaminándose hacia el adolescente y arrodillándose a su lado.
El Gryffindor levantó la vista y trató de controlar sus emociones. Mientras cerraba los ojos ante Severus, el hombre mayor no pudo evitar notar que los ojos de Harry brillaban de un modo sobrenatural bajo el ataque de lágrimas. Con un gemido estrangulado, el joven mago lanzó sus brazos alrededor del cuello de su amante, y perdió el control una vez más.
Snape frotó la espalda de su ex-estudiante murmurando palabras tranquilizadoras, sin darse real cuenta de lo que estaba diciendo. Después de todo, sabía que su voz era lo único que podría amansar al sollozante hombre, y no las frases que formaba.
Tal como ocurría con su hija, el llanto de Harry se transformó en sollozos, que eventualmente se convirtieron en suaves hipidos. Sorbió ruidosamente y se alejó de su amante, avergonzado.
-Lo siento, Sev.....- comenzó roncamente, obligándose a tragar otro nudo de lágrimas-. Yo.....yo......- hizo un gesto hacia la ampolla vacía sobre el mostrador.
Aparentemente, se había desecho del resultado.
-Shhh- murmuró Severus, su ansiedad todavía corroyéndolo por dentro-. ¿Cuál fue el resultado?- preguntó finalmente, observando las emociones que jugaban en el rostro del Niño-Que-Vivió-. ¿Estás......?
-Fue negativo- habló Harry a su amado, sacudiendo la cabeza vigorosamente-. No.
El ceño se acentuó en la frente de Snape. Pero eso era lo que habían esperado, ¿no? ¿O acaso él era un bastardo de corazón frío?.
-¿Negativo?- repitió, como si no hubiera escuchado bien-. ¿No estás embarazado?
Aparentemente no, dedujo, mientras Harry sacudía la cabeza y se convertía una vez más en una gigantesca masa de lágrimas y lloriqueos. Con un suspiró, abrazó al joven mago contra su pecho y lo arrulló como un niño, intentando tranquilizarlo una vez más con su voz.
Pasaron unos minutos antes que el joven se alejara de su pareja.
-Lo siento- comenzó, su voz áspera por los continuos sollozos-. Yo.....yo sólo....
Sintiendo que se avecinaba otro ataque, Severus colocó un dedo sobre los labios de Harry, diciéndole con ternura que dejara de hablar. Se levantó y le tendió la mano, como una invitación silenciosa para que continuaran esta conversación en algún otro lugar. Después de todo, la rigurosa blancura del baño estaba comenzando a ponerlo nervioso. Este era un lugar demasiado estéril para la próxima conversación.
Temblando, el Gryffindor tomó la mano de su amado y permitió que lo ayudara a levantarse, antes de dejar que lo condujera hacia el dormitorio anexo. El dormitorio de ambos. Su cabeza daba vueltas, rebosando con tantos pensamientos y emociones. Apenas pudo registrar el hecho de que Severus estaba hablándole.
-....y esto definitivamente prueba que hay un montón de cosas de las que necesitamos hablar.....que necesitamos discutir- finalizó el mago más viejo suavemente, y se sentó sobre la cama, palmeando el lugar a su lado. Con un suspiro, Harry se reunió con su amante y se encontró siendo jalado hacia los brazos del Slytherin.
-No puedo creerlo- comenzó Severus eventualmente-. Tengo treinta y siete años y he dado incontables charlas a los adolescentes sobre las consecuencias del intercambio sexual sin protección, y aún así nos he colocado a ambos ante la amenaza de un posible embarazo.
Harry sacudió la cabeza con una pequeña sonrisa. Después de todo, nunca había sido testigo ocular de una charla sobre Educación Sexual dada por Snape, y el pensamiento era muy divertido.
-Olvidas que se necesitan dos para bailar tango, por así decirlo. No es sólo tu culpa que......pasara esto.
El Cabeza de Slytherin asintió en silencio, mientras Harry corría sus dedos a través de su rebelde cabello negro.
-Y sobre....todo esto- el joven mago hizo un gesto hacia el baño, y la diversión de sus ojos fue desplazada, en cierta medida, por la vergüenza-. Lo lamento. No sé que me pasó.....quiero decir....creo que.....- vaciló-. Creo que había empezado a acostumbrarme a la idea ¿sabes? Y me estaba preparando para ello......para encontrarme con que lo más probable es que sufra de una intoxicación por alimentos o algo así, tal como sugeriste al comienzo.......y entonces simplemente....bueno, ya me viste.......
Snape sonrió, aunque su gesto fue casi invisible, y extendió la mano para apartar con gentileza un mecho de cabello que oscurecía la visión de Harry.
-No te mentiré, Harry. Otro niño, aunque siempre sería bien recibido.....
-Preferirías que él fuera planificado- el Gryffindor asintió, terminando la oración de su amado.
Severus arqueó una ceja.
-¿Y cómo es que sabes que nuestro próximo hijo sería varón?
Encogiéndose de hombros, Harry miró los oscuros ojos de su pareja.
-No lo sé. Sólo.......se siente bien, supongo.
-De hecho.
Un breve intervalo de silencio pasó entre la pareja, antes que Harry hablara una vez más.
-Entonces.....¿cómo vamos a evitar que *esto*- hizo un gesto hacia el baño, refiriéndose obviamente a la amenaza de embarazo- pase nuevamente?- ante la inquisidora mirada de Snape, sintió que enrojecía-. Quiero decir, un hechizo no es lo mejor, porque lo más probable es que olvidemos lanzarlo la mayor parte de las veces.........y no creo que pudiera tomar la píldora Muggle....porque, como sabes, no soy una chica, así que el balance hormonal no es igual......
Severus sacudió la cabeza.
-Obviamente, amor. Usa tu cabeza, ¿quieres?
Harry frunció el ceño y pensó por un minuto. Considerando el hecho de que su 'condición' era mágica más que anatómica, la respuesta debía basarse en soluciones mágicas, la más efectiva de las cuales siempre era una poción, pues contaba con una ciencia que era menos volátil que lanzar un hechizo, y sus efectos siempre eran más fuertes y prolongados. Y, considerando quien era su amante, una poción era definitivamente la elección más lógica.
Viendo la respuesta reflejada en el rostro de Harry, Severus habló:
El problema ahora es determinar qué es lo mejor para tu fisiología mágica en particular....una poción anticonceptiva estandar no funcionaría, puesto que están diseñadas bajo la misma lógica que la Píldora Muggle, solo teniendo en consideración el cuerpo mágico femenino y sólo pueden ser usadas por mujeres.....
-Pero- lo interrumpió el Gryffindor, sintiéndose en cierto modo orgulloso por el gran número de libros que había leído al descubrir su primer embarazo-, ¿no podrías cambiar la fórmula ligeramente?. Cambiarla para que incluya testosterona y otras hormonas masculinas distintivas, que induzcan de alguna forma a que la energía mágica femenina sea excluida durante el sexo y.....- lanzó sus manos al aire, exasperado al no poder encontrar una frase apropiada para terminar la pregunta-....ya sabes, hacer que esto funcione?
Impresionado ante en proceso mental de su pareja, Snape permitió que una genuina sonrisa apareciera en sus labios, por tan sólo un momento.
-Aunque la teoría funcionara, la práctica no sería estable, y no quiero suministrarte una poción experimental, hasta que estemos seguros que funciona de acuerdo con nuestros deseos, ya que no sabemos qué clase de efectos secundarios se produzcan.
Harry asintió y frunció el ceño pensativo.
-Bien, es obvio que hay que hacer algo para que funcione, ¿cierto?
-Como te dije hace un momento, el hecho no es que dude de que exista una solución, a lo largo de la historia se han elaborado numerosas pociones para prevenir el embarazo masculino, el asunto es identificar cual es la aplicable en tu caso- Severus hizo una pausa, observando a su pareja por un momento-. Creo que hay una poción en particular que los jóvenes magos como tú usan sólo por precaución......y no es costoso de elaborar, ya que los ingredientes que contiene son bastante comunes......
El Gryffindor alzó una ceja
-¿Sin embargo?- lo interrumpió precipitadamente.
El viejo mago sonrió. Su pareja lo había entendido casi demasiado bien.
-*Sin embargo*- continuó-, cuando estés tomando la poción, deberás estar pendiente de los ingredientes de las comidas y bebidas que consumas, porque en ciertos casos pueden contener reactivos específicos que interferirán con los efectos de la poción......
-¿Interferirán?- repitió Harry-. ¿Cómo?
-Bien- contestó Snape, ahora con un tono completamente didáctico-. En ciertos casos.......los alimentos ingeridos pueden hacer que......la poción cambie completamente. Eso quiere decir que la poción no solamente dejará de actuar como anticonceptivo, sino que se convertirá en una poción de fertilidad increíblemente potente. Tan potente, de hecho, que muchos medimagos y medibrujas se la recomiendan a sus pacientes más estériles para tratar de que logren concebir. Y, en el noventa y nueve por ciento de los casos, los intentos han resultado exitosos.
-Oh- el joven parpadeó-. Eso es.....bien, bueno para ellos, supongo......- pensó por un momento-. ¿Exactamente, que alimentos provocan esa reacción?
El hombre frunció el ceño en concentración.
-No puedo decírtelo de memoria....sin embargo, una vez consulte mis libros, te lo diré.....
Harry rió entre dientes
-Bien, probablemente eso será lo mejor......quiero decir, en la medida que quieras asegurarte completamente que no voy a conseguir pequeños Snapitos por un tiempo.
Con una sonrisa, Snape asintió.
-De hecho- replicó, antes de levantarse y estirar sus largas piernas-. Es bastante tarde- le dijo a su amado-, y dudo que ninguno de nosotros haya comido apropiadamente desde el desayuno....
-Buen punto- el Gryffindor se levanto para reunirse con su pareja-. Y considero que Callie necesita algo más de atención. Quiero decir, me pasé todo el día en su cuarto, pero de alguna forma estaba preocupado. Y no te ha visto casi nada.......
Severus silenció a su inconexo novio con un beso.
-Lo sé, amor. Busquemos a nuestra hija y vayamos a cenar, ¿quieres?
Con una sonrisa, Harry asintió y siguió al Maestro de Pociones hasta la sala.
~*~
-¿Que te parece abogado?
Severus levantó la vista y suspiró.
Realmente no creo que esa profesión te convenga.
Harry frunció el ceño ligeramente sentido.
-¿Por qué no? Puedo ser mañoso, lidiar con la peor de las bajezas y torcer la verdad......El sombrero *quería* colocarme en Slytherin, ¿recuerdas?
El mago mayor puso los ojos en blanco. Harry había estado pasando a través de listados de ocupaciones muggles durante las últimas semanas, mientras solucionaban el asunto del anticonceptivo (y de los alimentos que Harry podía consumir con seguridad), lo que permitió al Gryffindor ponderar su futuro una vez más. Y, considerando el hecho de que todavía no había decidido qué camino iba a tomar, este era el tema que discutían casi cada noche mientras su hija dormía.
-Lo único que estoy diciendo, señor Potter, es que siendo el Gryffindor modelo durante siete años.......te darías cuenta que esa carrera no se adapta a tu personalidad. No eres.......lo bastante duro a nivel emocional para eso.
Con un 'hmmph' de indignación, el joven mago retornó su atención hacia la lista que estaba frente a él. Los trabajos no estaban bajo ningún orden particular, y muchos tenían pequeñas interrogantes o comentarios garabateados a un lado con tinta rojo brillante.
'¿Profesor?' leyó, antes de tacharlo. No.
'¿Bombero?' Err.....no
-'¿Contador?' ¡Ni en la última etapa del infierno! Era un inútil con los números, y pensaba que estar atado a un escritorio todo el día le atraía incluso menos que los números.
Leyó la siguiente y lucho por no reírse en voz alta. ¿Quién demonios había elaborado esta recopilación? Con una sonrisa, decidió que tenía que compartir la diversión con su amor.
-Mira esto- comenzó, en un tono de voz casi serio, asegurándose la atención del mago mayor-. Podría convertirme en un stripper masculino.
Por un momento, Severus lució positivamente herido, antes que su expresión entrenada regresara a un estado impasible. Sin embargo, el daño estaba hecho. Harry había visto la expresión en el rostro de su pareja, y estaba rodando sobre la alfombra, riendo con fuerza y agarrando sus doloridos costados.
Snape miró con furia en dirección al joven.
-Nunca podrías hacer eso- declaró secamente-. Eres demasiado escuálido.
Harry se puso serio inmediatamente y se enderezó, fingiéndose muy ofendido.
-¡Hey!- exclamó, en su tono más escandaloso-. Eso fue cruel.
-Yo *soy* cruel, Potter- replicó Severus, aunque sus ojos brillaban divertidos-. Por eso me amas.
El Gryffindor sorbió, eligiendo ignorar a su amante.
-Además, lo que ocurre es que sabes que tengo un cuerpo muy atractivo, muchas gracias, y es cualquier cosas menos *escuálido*
Severus pretendió considerar eso.
-Hmmmmm......sí......tienes razón- le dijo a su joven pareja-. Está más bien en el lado 'desnutrido', ahora que lo mencionas......
Con un grito de fingido ultraje, Harry aterrizó sobre el regazo del hombre, lanzándolo sobre el sofá y clavando sus piernas bajo el peso de su cuerpo.
-Oh, te vas a arrepentir de eso, Profesor Snape- le prometió con una sonrisa, antes de inclinarse para capturar sus labios en un codicioso beso.
-Sí- comentó el mago mayor con ironía, una vez que los labios del Gryffindor se alejaron de su boca y bajaron a lo largo de su clavícula-. Puedo ver que mi castigo va a ser positivamente horrendo.
Harry se limitó a asentir y menear sus caderas, creando fricción entre su cuerpo y el que estaba bajo él, y provocando efectivamente un gemido del mago mayor. Lentamente abrió los botones de la camisa de su amor, y luego se complació en recorrer la pálida piel con su lengua. Sentía manos removiendo su propia camisa, aunque continuaba su inspección del torso de Severus. Cuando estaba por alcanzar la cinturilla de los pantalones de Severus, sonrió y comenzó su regreso a la parte superior del ágil cuerpo de su pareja, deteniéndose para succionar los erectos pezones que esperaban por él.
Snape gimió.
-Merlín, Harry......
-Hmmm- el joven en cuestión sonrió, mientras tenía el pezón en su boca-. ¿Sí, amor?
-Yo.....
El Maestro de Pociones fue interrumpido por los clamores de su hija. Lanzó una maldición mientras Harry se apartaba bruscamente de él y de sus relajantes actividades.
-Déjala- pidió, extendiendo el brazo hacia el joven-. Tiene que aprender que no siempre las cosas tienen que ser a su manera.
Harry lanzó una risita.
-¿Y tú vas a poder?
-Sí- replico Severus, prosaico.
Los gritos casi animales continuaron. Harry suspiró.
-Lo siento, Sev. Pero no logro mantener el humor con ella lamentándose así.
Con un suspiro de resignación, Snape asintió. Su propia excitación también estaba decayendo rápidamente.
-Ve a atenderla, entonces.
Harry se levantó.
-¿No te vienes?
Severus arqueó una ceja.
-Yo que tú replantearía esa pregunta, señor Potter.
Tomó al joven mago un momento darse cuenta de lo que su enamorado quería decir. Puso los ojos en blanco.
-Honestamente, Severus, sabes lo que quiero decir.
Con otro suspiro, el hombre se levantó también.
-Si debo hacerlo.......- replicó, pensando que sabía que una vez concluyeran con cualesquiera fuera el problema de la bebé, y la colocaran de regreso en su cuna para que terminara su siesta de la tarde, ellos irían a su habitación y continuarían sus anteriores actividades.
Cuando se acercaban a la puerta del cuarto de niños, los gritos habían incrementado en volumen, y Severus entró primero, con Harry justo detrás de él.
-Bien, jovencita, ¿cuál es tu problema esta vez?- murmuró, tranquilizando con su voz a la pequeña, aunque sólo un poco.
Ella continuó reclamándole, y él la levantó, descubriendo el problema casi inmediatamente. Necesitaba ser cambiada, pues su pañal sucio había, una vez más, empapado su ropa de dormir. Se giró hacia su joven enamorado, quien sacudió la cabeza con una sonrisa.
-Sin oportunidad- le informó Harry, adivinando la pregunta que el hombre tenía en los labios antes que tuviera chance de hablar-. Considéralo como un castigo apropiado a lo que pasó antes.
El otro hombre frunció el ceño mientras se movía hacia la tabla de cambio y colocó a la todavía berreante niña sobre ella con cuidado.
-Entonces te toca cambiar la ropa de cama- exigió, mientras sus manos desabotonaban diestramente el trajecito de dormir de su disgustada hija.
Con un suspiro, Harry retiró las sábanas mojadas de la cuna, mientras agradecía mentalmente a los muggles que diseñaban protectores de colchones, y las reemplazó con otras del armario. Una vez terminada la tarea, se giró a observar a su amante.
Severus luchaba por desvestir a su hija mientras ella continuaba azotando sus brazos y piernas e hizo una mueca cuando los gritos aumentaron de volumen una vez que removió el pañal. Arrugando la nariz en lo que Harry, secretamente, pensaba era el gesto más adorable, termino de lavar a la bebé y finalmente le colocó un nuevo pañal desechable.
Una vez limpia y seca, Callisto comenzó a calmarse lo suficiente como para permitir que él la vistiera con un nuevo traje de dormir, y sonrió con ligera satisfacción al termino del trabajo. Tomando a la bebé en sus brazos una vez más, apoyó su cabecita contra su hombro y respiró el fresco aroma que desprendía la bebé, mientras paseaba de uno a otro lado de la cama, sacudiéndola ligeramente de vez en cuando.
Harry sonrió mientras observaba a su hija caer dormida en los brazos de su amado, y no pudo evitar alegrarse de cómo había cambiado su vida.
Ahora, si sólo pudiera decidir que carrera tomaría.........
~*~
-Harry.
La voz de Severus lo sacó de su ligera somnolencia y abrió los ojos con cansancio.
-¿Mmmm?- replicó, preguntándose si esto tomaría mucho tiempo. Sopesó la idea de decirle a su enamorado que se fuera a la porra, considerando que era debido a sus actividades de esa tarde que sus niveles de energía estaban tan agotados. Sin embargo, una mirada del otro mago hizo que cambiara de idea-. ¿Sí, Sev?- con tanta cortesía como pudo después de su, definitivamente, brusco despertar.
El Maestro de Pociones de Hogwarts frunció el ceño hacia él, claramente no estaba para nada impresionado.
-Recibimos una llamada por el fuego- declaro sencillamente, curvando su labio superior con aversión-. El perro que tienes de Padrino quiere hablar contigo.
-¡Oh!- la somnolencia del Gryffindor se despejo inmediatamente y prácticamente saltó de la cama. Sirius estaba contactándolo. ¿Quizás eso significaba que finalmente había cedido y aceptaba a su familia? Harry esperaba demasiado. El alejamiento del único enlace vivo que tenía con sus padres había comenzado a roer sus entrañas, haciéndole sentir como si tuviera un gran vacío en su vida.
Rápidamente se deslizó dentro de sus pantalones holgados y su franela y salió corriendo del dormitorio, dando un rápido 'gracias' a su enamorado y precipitándose escaleras abajo y dentro de la sala de estar.
-¡Harry!- la cabeza en las llamas lo llamó mientras se acercaba.
El adolescente se arrodilló frente al hogar.
-Sirius- exclamó con voz ronca, su boca repentinamente seca. Había tanto que quería decir. Que *necesitaba* decir. Y aún así, sentía como si no pudiera hablar
El rostro de su padrino se retorció con una miriada de emociones.
-Harry, yo......- vaciló y suspiró-. Probablemente sería más apropiado decir esto en persona......
-Entonces entra por la red floo.
Con una pequeña sonrisa y un asentimiento, la cabeza en las llamas se retiró. Harry se puso de pie y dio un paso hacia atrás, preparándose para la entrada de Sirius. Al momento, las llamas cambiaron de color y el Merodeador salió del fuego, sacudiéndose las cenizas lo mejor que podía. Pronto dirigió su atención al joven que estaba parado frente a él y, sin una palabra, envolvió a su ahijado en un cálido abrazo.
Harry se envaró ante el contacto inicial, pero pronto se relajo en su abrazo.
-Oh, Siri, lo lamento- murmuró, todavía sin dejar ir al hombre mayor.
Sirius frunció el ceño.
-¿Sentirlo?- repitió con incredulidad, apartándolo-. Si alguien debería disculparse, ese soy yo.....
-No- lo interrumpió el adolescente-. *Ambos* deberíamos. *Ambos* somos unos imbéciles obstinados. *Ambos* dijimos cosas horribles. *Ambos*.......
Con una risita, Sirius lo interrumpió.
-Veo el punto- aceptó, con una sonrisa avergonzada. Sin embargo, la sonrisa pronto se apagó, el Gryffindor mayor se puso serio una vez más-. De todos modos, vine a disculparme....y a felicitarte por tu graduación. Me sentí tan orgulloso al verte en ese estrado.....y cuando Dumbledore habló sobre tu contribución a la guerra.....no pude evitar pensar en lo orgulloso que habría estado James, demasiado.......
-¿Qué?- inquirió Harry, alejándose un paso-. ¿Que estás tratando de decir aquí? No estabas allí. Te busqué. Como puedes venir aquí y........
-Yo *estaba* allí- insistió su Padrino-. Sé que no estábamos en buenos términos, ¡pero Harry!, no hubiera faltado a tu iniciación en el mundo mágico por nada- su expresión se tornó en una de profunda tristeza y dolor- . No puedo creer que pensaras que te ignoraría.
La mirada de Harry se estrechó peligrosamente.
-¿Qué se supone que debía pensar, Sirius?- siseó-. Me dijiste que no aceptabas a Sev. Declaraste que no aceptabas a mi......no.....a nuestra hija. Que rehusabas reconocerme hasta que me arrepintiera. ¿Y esperabas que yo lanzara todo eso a un lado? Y, pensándolo bien, ¿si estabas allí por que no delataste tu presencia? ¿Por qué no dejaste que te viera?
Decidiendo que su ahijado tenía razón de estar enojado con él, Sirius agachó la cabeza.
-Una vez que la presentación terminó, no deseaba otra cosa que caminar derecho hacia ti y decirte cuan orgulloso estaba.... no.... *estoy* de ti.....pero Albus me dijo que todavía no estabas listo. Me dijo que tú y Sniv....- se detuvo y enmendó su desliz-....*Severus* necesitaban tiempo juntos antes de que yo pudiera hablar contigo......y luego Molly me jaló a un lado, sin parar de hablar sobre ti, y Ron y Hermione, lo siguiente que supe fue que tú y Snape estaban escapando por las puertas......
El rostro del joven se hundió.
-Pero.......yo no te vi.
-Harry, el comedor estaba lleno......una mata de pelo lucía exactamente igual a otra entre la gran multitud.....- notando la resignación en el rostro del joven Gryffindor, suspiró y lo jalo hacia un familiar abrazo-. Te amo, Harry. Eres como un hijo para mí. Lo sabes- el chico se limitó a asentir contra él, así que continuó-. Supongo que esa el la razón por la cual reaccioné como lo hizo ante tus noticias.
Harry se apartó y miró a Sirius a los ojos.
-¿Pero?
-*Pero* - contestó el animago con una tenue sonrisa-, tuve mucho tiempo para pensar en todo esto de una manera lógica......y eso que sin Remus es difícil para mí hacerlo- Ante esto, Harry miró a lo lejos, un escalofrío recorriendo su espina ante la mención de su perdido mentor. Sirius, sin embargo, siguió hablando-. Pero, me di cuenta que si todavía estuviera vivo, señalaría que me he comportado como un cretino egoísta.....y que no podría vivir sin saber de ti y de mi nueva y grandiosa ahijada......-sonrió cálidamente-. Pero *podría* vivir perfectamente sin el cretino grasiento, por si estás tenié|ndo segundas idea......
Ante la broma de su Padrino, Harry sonrió y sacudió la cabeza.
-Él es una figura permanente, Siri. Y nadie va a cambiar eso.
-Ah- el Merodeador fingió fruncir el entrecejo-. Mierda.
El recién graduado puso los ojos en blanco con una sonrisa.
-Vive con eso.
-Bien- fue la respuesta, complementada por un largo suspiro de sufrimiento- . Correcto- exclamó luego de otro momento, puntualizando la exclamación con una palmada-. Entonces, ¿cuándo voy a conocer a mi ahijada?
~*~
Severus paseaba a lo largo del cuarto de niños, meciendo a su llorosa hija en sus brazos. Cualquier otro día, la hubiera llevado escaleras abajo, dando un lindo paseo alrededor de la Mansión para calmarla. Sin embargo, esta noche en particular rehusaba intentar eso, ya que no deseaba entrometerse en la largamente retrasada reunión de su pareja con su *Perrino*...er.....*Padrino**.
-Desearía que dejaras este sin sentido, Callisto- declaró, en un vano último intento por tranquilizar a la bebé. Estaba frustrado, y sus gritos no ayudaban con su stress y le provocaban dolor de cabeza-. Gritando a todo pulmón no vas a conseguir nada más que unos padres extremadamente irritables.
Ella continuó gimiendo. Aparentemente, la lógica no funcionaba con los bebés. Snape suspiró con resignación y la cambió de posición, de modo que estaba derecha y contra su hombro. La balanceó un par de veces y trazó círculos tranquilizadores en su espalda. Todo en vano.
El Maestro de Pociones la miró con impotencia.
-Estoy consciente que lo que quieres es a tu otro padre- declaró, como si ella pudiese entenderlo- sin embargo, mientras el maldito chucho permanezca allá abajo, *Yo* me quedaré aquí.
Más gritos dieron la bienvenida a su anunció y él luchó contra la urgencia de gruñir con irritación. Sin embargo, el sonido de pasos y voces provenientes del vestíbulo, lo hicieron gemir.
-¡Maldición!- murmuró para si mismo, ¿no hay nada sagrado en mi propio hogar?
Por supuesto, sabía que una vez que Harry y Black se reconciliaran, este último definitivamente querría conocer a la hija de su ahijado. Y también sabía que su pequeña tendría al chucho alrrederor de su dedo pequeño al instante, lo que significaba que él en su vida podría volver a librarse del animago.
De repente pensó en los futuros cumpleaños y Navidades pasados como 'una familia unida', lo cual sabía era el deseo de Harry. Y él complacería los deseos de su amado, simplemente porque adoraba al joven Gryffindor y a su hija........aunque daría una buena pelea antes de resignarse al hecho por el resto de su vida. Después de todo, todavía era Severus Snape.
La puerta se abrió sacándolo de sus pensamientos, y giró en redondo para enfrentarse con Harry y su Padrino, mostrando en sus facciones su impasible resolución. Momentos después, se dirigió a grandes pasos hasta donde los otros estaban parados para saludarlos, y movió a su todavía llorosa hija a una posición más cómoda contra su pecho.
Su expresión se suavizó cuando la miró.
-Tu padre ya está aquí- murmuró en un tono tranquilizador-. Ya puedes dejar el drama- con un último beso sobre su frente, se la pasó a su pareja, y se dirigió hacia la salida. Una mano evito que partiera.
-Oh, no- habló Harry con un tono que declaraba que no iba a aceptar una negativa-, no vas a ir a ninguna parte hasta que Sirius y tú arreglen sus asuntos.
Con un suspiro mental, Severus se giró para enfrentar a la pareja de Gryffindors. Se encontró con los ojos de su amor.
-Creo que difícilmente.....
-Sev- los verdes ojos relampaguearon peligrosamente-, va en serio. Tienen que aprender a seguir adelante. Si no por mi causa, por Callie- tendiéndole a su hija, como para puntualizar su declaración.
El Maestro de Pociones estrechó la mirada, pero aceptó a la bebe, que aún se retorcía molesta, de regreso a sus brazos
-El chantaje emocional es muy bajo para ti, Potter- declaró con ironía.
Harry se encogió de hombros, era claro que no le preocupaba en absoluto.
Sirius tosió, repentinamente incómodo. Los ojos de Snape inmediatamente perforaron los suyos.
-Black- el Slytherin asintió en reconocimiento, para encontrarse con un codazo de su joven amante. Puso los ojos en blanco-. Lo siento- agregó concisamente-. Sirius.
Decidiendo que sería injusto para Harry si usaba esta oportunidad para burlarse de Snape, Sirius asintió a su vez.
-Severus- contestó sin inflexión, sus ojos perdiéndose en la bebé que se apoyaba contra el pecho del alto hombre. La pequeña finalmente se había calmado, aparentemente contenta de que ambos padres estuvieran nuevamente en la habitación-. ¿Puedo?
Harry observó como su amor luchaba contra el instinto de hablar con desdén y decirle a Sirius que se maldeciría a si mismo antes de dejar que le pusiera una mano encima a su hija. Finalmente, el Slytherin dejo escapar el aire y asintió.
-Suavemente, Black- le advirtió mientras colocaba a Callisto cuidadosamente en los brazos del Padrino de su padre, que la estaban aguardando.
Sirius sonrió mientras observaba a su ahijada de cerca. Tenía la nariz y el cabello de Harry, pero los ojos y los pómulos de Malfoy. El pequeño cuerpecito cálido de la bebé era rechoncho como el de la mayoría de los niños de su edad, ¡y, querido Merlín, tenía un fuerte agarre! Intentando en silencio retirar un mechón de su cabello de su pequeña mano, sonrió.
-Es grandiosa- declaró, levantando la mirada una vez más hasta los ojos de onice-. Apuesto que ambos están realmente orgullosos.
Harry sonrió satisfecho a sus espaldas e incluso Snape manejó una genuina sonrisa.
-Sí- admitió el último quedamente, su tono carente de la mordacidad habitual-. Lo estamos.
-¿Ya habla?- preguntó el animago, su atención una vez más en la firmeza de la bebé.
Escuchó a su ahijado suspirar, ligeramente frustrado.
-No todavía. Cualquier día, calculamos. No es completamente raro a esta edad....¡los padres de Hermione dicen que ella dijo su primera palabra cuando tenía cinco meses y medio!
Snape no pudo contenerse. Bufó.
-Y no supieron cómo callarla desde ese día.
Sirius no se molestó en ocultar su risa mientras Harry lanzaba una mirada furiosa a su amante.
-Eso no fue gracioso, Sev- comentó, plegando los brazos sobre su pecho.
-No intentaba que lo encontraras gracioso- replicó el aludido, con tono burlón-. Simplemente estaba estableciendo un hecho.
Antes que Harry pudiera encontrar una respuesta apropiada, Callisto dejó escapar un chillido de alegría, y los dos hombres se voltearon para encontrar a su hija con ambos puños llenos del cabello de Sirius, mientras el animago la sostenía en la misma posición, una expresión de dolor en su rostro, ignorando cómo desenredarla.
-Una pequeña ayuda me vendría bien- informó Sirius a su ahijado y su pareja, cuando fue aparente que no pensaban moverse para ayudarlo.
Severus puso los ojos en blanco, aunque brillaban con diversión, y dio un paso hacia su compañero de graduación de Hogwarts, con los brazos extendidos hacia su hija.
-Okey, amor- comenzó, colocando sus manos por debajo de las axilas de la criatura-. Sé que es divertido torturarlo, pero deja ir a tu Padrino.....
-Oh, gracias, Snape- dijo Sirius alargando las palabras, su tono repleto de sarcasmo-. Me siento emocionado al saber que te preocupas.
Harry puso los ojos en blanco ante el retroceso hacia los apellidos, y se inclinó contra la pared, los brazos cruzados sobre su pecho. Estaba disfrutando del despliegue de cortesía entre su pareja y su Padrino, y temía que si los interrumpía, arruinaría el momento. Severus, mientras tanto, seguía engatusando a su hija para que liberara el cabello del animago.
-Bien, Black....- estaba diciendo el Maestro de Pociones-. Vas a tener que asegurarte que la estás sosteniendo apropiadamente, porque me temo que voy tener que regresar a las tácticas Slythering.
Sirius sonrió, y miró a su ahijado.
-¿Lo estás escuchando? Le está lavando el cerebro con la trampa de las serpientes.
-Sí, sí- Harry movió la mano desestimando el asunto.
Rodando los ojos con diversión, el animago se volvió a Snape.
-¿Tácticas Slytherin, dijiste?
-Sí- replicó Severus simplemente, antes de sonreír a su hija-. Verás, ella es muy cosquillosa.
Sirius rió entre dientes y lo lamento de inmediato, ya que Callisto chilló con regocijo ante el agradable sonido y jaló con excitación los mechones de pelo en sus manos.
-Bien- su Padrino hizo una mueca de dolor-. Vengan las cosquillas.
Snape atacó con entusiasmo, riendo pícaramente mientras su hija respondía instantáneamente a sus largos, hábiles dedos contra su pequeño cuerpecito rechoncho. Sirius reía mientras ella se retorcía en su agarre, tirando de su cabello cada vez con menos frecuencia. Luego de otro minuto, su apretón se fue debilitando, y Severus deslizó sus dedos entre los de ella, retirando al mismo tiempo el cabello de Sirius. La bebé gorjeaba con deleite, e inclinaba su cuerpecito hacia su padre adoptivo, claramente esperando a que él la levantara. Severus la complació feliz, y pronto la balanceaba junto a si.
-Acabamos de comprobar que las tácticas Slytherin son definitivamente efectivas- bromeó ligeramente Severus y, sin pensar, lanzó una genuina sonrisa en dirección de Sirius, impactando a su viejo rival y a si mismo como reflejo.
Incluso Harry parecía asombrado del esfuerzo que, inconscientemente, estaba haciendo su pareja.
-Bien- comenzó, observando como Severus y Sirius se miraban inquietos, sin saber realmente como seguir actuando el uno con el otro-, estoy seguro que a Callie no la impresiona el haber estado encerrada todo el día, así que salgamos al jardín ¿si?- miró a su Padrino mientras se dirigía a la puerta- . ¿Vas a quedarte a cenar?
Sirius miró hacia Snape, preguntándose si debía probar los límites de la tregua. Pero el Gryffindor (y sólo por el hecho de que viejos hábitos se eliminan con dificultad) rápidamente se dijo que este no era asunto del viejo murciélago, y aceptó.
Después de todo, tenía un montón de cosas que hacer.
Bueno, magos y brujas, aquí tienen el nuevo capítulo. Esperamos que les haya gustado y ya saben, abajo a su izquierda está el botoncito de review. Cuéntennos qué le pareció el capítulo ¿si? A la escritora y a las traductoras nos haría muy felices. Y ustedes quieren vernos felices ¿verdad?
Además, visiten nuestro perfil y únanse al nuevo grupo que creamos, un rinconcito para compartir.
Esta semana ha habido un cambio, las traducciones de and another year y born of hate born of love se publicaran mañana sábado. Tenemos una nueva traducción llamada unnecessary changes es muy divertida, por favor pasar a leerla. Besotes
Kmy: Sip, a nosotras también nos encanta este Sevie. Espero que empieces a disculpar a Sirius luego de este capítulo, es que es muy bestia el pobre. Maria Coincide contigo sobre Remus pero Ali definitivamente se queda con Sevie (le gustan los chicos malos y gruñones jeje). Besos linda y cuídate.
Azalea: Si, coincidimos contigo, un mes más y no te decimos en el comedor, ¡en medio del campo de Quidditch en pleno partido jeje) Eso sí, aguantaron unos meses pero en estos días como que se desquitaron ¡vaya actividad! Sirius no es cruel, es sólo que es muy bestia, pero como pudiste ver, ya comenzó a ceder. Besos y nos vemos pronto
Ana: Pues si que 'tomaron marcha' esos dos, no pararon desde el capítulo pasado hasta este, y luego del 'fiasco' inicial, al parecer el asunto funcionó la mar de bien. Si, esta vez Sirius se pasó de tarado, pero al menos reflexionó y se disculpó ¡Y había asistido a la graduación aunque Harry no lo vio! Y Lucius......espéralo porque viene en camino, junto con algunas sorpresas más. Besotes chiquilla
Autora: Cha-Cha-Chica
Traductoras: Alima21
Capítulo 12
DULCE CALIENTE
El llanto de Callisto hizo eco a través de la casa de la familia Snape, haciendo que un joven de pelo azabache abriera sus cansados ojos. Miro alrededor de la habitación e intentó buscar sus lentes, pero se encontró con que no podía moverse. El pánico surgió a través de sus venas, antes de recordar la noche anterior, y su actual ubicación. Ruborizándose avergonzado, miró hacia abajo para descubrir que la causa de su restricción era el brazo de Severus, el cual cruzaba su cintura, mientras las piernas de ambos estaban entrecruzadas.
Harry suspiró feliz, antes de codear al todavía durmiente hombre. En verdad debía estar exhausto, decidió el Gryffindor de una forma más bien presumida, para no ser el primero en despertarse ante el llanto de su hija. Llanto que, ya que estaba en el tema, estaba aumentando hasta ser bastante irritante.
Lentamente, los ojos de ónice se abrieron, y Harry sonrió.
-Estás despierto- declaró alegre-. Bien. Callie está llorando.
El hombre mayor gruñó y cerró los ojos.
-Creo que *yo* he sido el primero en atender sus necesidades por muchas semanas. Siendo ese el caso, es tu turno de atenderla.
-Bien- contestó el Gryffindor, siendo claro que la lógica de su enamorado no le impresionaba. Empujó el brazo que cubría su torso sin demasiada gentileza, y desenredó sus piernas, antes de oscilar hacia su lado de la cama y levantarse.......llevándose las cobijas con él.
-¿ *Qué* se supone que estás haciendo?- protestó Severus inmediatamente, intentando asir la ropa de cama que se escapaba.
Harry inclinó la cabeza y abrió los ojos en un gesto de fingida inocencia.
-No puedo andar paseando desnudo por el corredor, ¿verdad?
Snape frunció el ceño.
-Maldición, por supuesto que puedes. No hay nadie que te vea.
-No me preocupa ser visto, Sev- replicó el joven-. Es sólo que, en este momento, está sorprendentemente frío allá afuera.
-De hecho. Y esa es la razón por la que me gustaría mucho que me regresaras mis cobijas inmediatamente.
Harry lanzó una risita, sus ojos recorriendo con voracidad la desnuda forma de su amante, descansando por un momento en la carne medio endurecida de su erección matutina. Sintió su propio pene crisparse con creciente excitación ante la vista, aunque las cobijas ocultaban esto a la vista, y su sonrisa se ensancho.
-Lo siento, Sev- le dijo al mago mayor con alegría, mientras de manera casual se encaminaba a la puerta-, me encantaría quedarme y......-lamió sus labios intencionadamente, mientras observaba el efecto que tenía sobre su pareja-....*charlar*.....pero Callie está llorando- y con estas palabras de despedida, e ignorando los sonidos que emitía su Maestro de Pociones, se giró y salió al pasillo.
Con mucho, la vida con Severus Snape era perfecta.
~*~
-¡SEVERUS!- la voz de Harry rebotó en las paredes de la mansión, haciendo que el Maestro de Pociones levantara la vista de su periódico y suspirara.
Blandió su varita, y con un preciso giro de muñeca, aumento el volumen del encantamiento de voz, antes de replicar con calma:
-¿Sí, señor Potter?
-¡Ven aquí!- fue la frustrada exigencia- ¡AHORA!
Con otro suspiro, Severos dejo su periódico a un lado y se levantó del sofá.
Habían pasado tres semanas desde la graduación de Harry. Tres cortas semanas llenas de lujuria, que pasaron explorando sus cuerpos uno al otro, intentando memorizar cada peca, cada mancha diminuta que marcaba sus formas sin grasa. Por supuesto, también habían pasado mucho tiempo simplemente conversando, conociendo la personalidad del otro y sus antecedentes; una actividad que había sido tan gratificante como sus escapadas salvajes, apasionadamente sexuales, aunque definitivamente menos agotadora en el plano físico, filosofó Severus mientras gemía ante el tirón en sus músculos.
-¿Bien?- preguntó el mago mayor, entrando en su habitación. Miró alrededor y no encontró señal de su joven amante-. ¿Me llamaste?- frunció el ceño ante la voz de Harry, que llegó desde el baño.
-Estoy aquí.
Con el entrecejo fruncido profundamente, Severus siguió andando hacia el fondo de la suite, y se congeló ante la imagen frente a él. El Gryffindor estaba arrodillado delante del retrete, su cabello colgando en hebras sudorosas sobre su frente, y su piel teñida de un enfermizo color amarillo pálido. Levantó la vista hacia su pareja y el hombre notó los círculos oscuros que rodeaban los ojos verdes inyectados en sangre.
Inmediatamente se colocó al lado de Harry, trazando pequeños círculos tranquilizantes en la parte más estrecha de la espalda mientras observaba los casi inexistentes restos de su desayuno en el tazón blanco de porcelana.
-Estás enfermo- observó, bastante inseguro.
Escupiendo unas cuantas veces, el joven mago puso los ojos en blanco.
-No digas gilipolleces, amor- replicó, antes de apoyarse contra el pecho de su amante, completamente exhausto por las más recientes oleadas de vómito.
-¿Durante cuánto tiempo te has sentido enfermo? – le preguntó Severus con preocupación, ignorando deliberadamente el comentario de Harry. Colocó con cuidado una mano sobre la frente del adolescente, para ver si tenía fiebre. Harry se sentía frío y húmedo, cubierto por un fino brillo de sudor frío.
El joven se encogió de hombros.
-No tengo idea- contestó-. Estaba jugando con Callie, y de repente sentí que necesitaba vaciar mi estómago- miró su reloj y gimió-. Y he estado aquí, vomitando, por una buena media hora.
-¿Qué?- preguntó el otro con incredulidad-. ¿Tanto tiempo y te preocupaste por llamarme hasta ahora?
El Niño-Que-Vivió se encogió de hombros nuevamente.
-No había razón para llamarte antes....quiero decir, ¿qué podías hacer?- levantó una mano para evitar que Severus le interrumpiera con la respuesta obvia-. No fue sino hasta hace pocos minutos cuando recordé que eras Maestro de Pociones, uno de los más hábiles en el país, de hecho, y que probablemente tendrías una droga contra las náuseas en algún lugar allá abajo.
Sacudiendo la cabeza con leve diversión ante la lentitud con que su amado caía en cuenta de las cosas algunas veces, sonrió cariñosamente.
-De hecho. La conseguiré para ti, sin embargo ayudaría saber qué es lo que origina la enfermedad antes de administrártela.
-De eso se trata precisamente- respondió Harry, sintiéndose frustrado-. No sé lo que origina esto. Un minuto. Yo estoy bien, excepto que estoy rezándole a los Dioses de la porcelana. No me sentía así desde......- su voz se fue apagando, la expresión de su rostro mostraba que estaba positivamente mortificado-. Oh... mierda, Sev.
Bueno, *eso* no parecía prometedor, filosofó Severus. Inclinó la cabeza hacia su pareja con preocupación.
-¿Desde cuándo, amor?- le apremió.
Harry desvió la mirada, sintiéndose completamente indefenso y estúpido.
-La última vez que me sentí así...... fue con las náuseas matutinas.
Sus palabras se suspendieron en el aire por lo que pareció una eternidad.
Severus finalmente logró aclarar su garganta.
-Ah.....-bueno, esto no es lo que estaba esperando oír. Aunque a decir verdad no sabía lo que estaba esperando. ¿Intoxicación, quizás? ¿Algún alimento en mal estado? Sin embargo, esto parecía más paúsible. Y, considerando sus actividades cada noche durante las últimas semanas, era enteramente posible.
Internamente maldijo su combinada estupidez. Considerando el evento que prácticamente los había reunido, es decir, el nacimiento de su hija, ambos iniciaron su relación con el conocimiento de que la fisiología mágica de Harry era diferente a la de la mayoría de los magos homosexuales, y que estaba inducida por la gran cantidad de magia que su madre había dejado en sus venas siendo niño, para su protección.
La decisiva energía femenina materna había estado latente en el joven durante toda su niñez, y había cambiado la metamorfosis de sus poderes mágicos y su fisiología, hasta hacerlo capaz de llevar un niño. Era una condición que un sorprendente número de magos conservaba, debido al deseo sobreprotector de sus madres, al decidir lanzar hechizos protectores a sus hijos recién nacidos; sin embargo, debido a que la mayoría de esos magos eran heterosexuales, permanecía sin detectar a menos que se descubriera a través de pruebas médicas específicas.
Regresando a la realidad luego de sus reflexiones internas, Severus simplemente no podía creer que, en las tres semanas que habían pasado sexualmente juntos, habían olvidado el extremadamente importante detalle sobre la fisiología mágica de Harry.....y su habilidad para concebir.
¿Merlín, cuan irresponsables podían ser?
-¿Sev?- el quedo, inseguro tono de Harry lo sacó de su estupor y bajo la vista hacia el joven.
-¿Amor?
Los rasgados ojos verdes, llenos de miedo e inseguridad, le devolvieron la mirada.
-Hay una poción......la encontré la última vez......cuando no podía determinar qué estaba mal conmigo....la encontré en un viejo libro en la biblioteca, en la Sección Restringida, naturalmente.....
Una pequeña sonrisa afloró a los labios del hombre.
-Naturalmente- concordó suavemente, esperando a que Harry continuara.
-Este....no puedo recordar cómo se llamaba.....algo como Mas....no soy bueno para el Latín. Pero, funcionaba esencialmente como una prueba muggle de embarazo......para hombres.....o algo así. Me.....me gustaría hacerla nuevamente, dadas las circunstancias.
-Ah......Graviditas Mas- replicó el Maestro de Pociones-. Por supuesto. Aunque, preferiría elaborarla yo, antes de permitir que estés cerca de ingredientes volátiles......sólo por si acaso- hizo una pausa y luego, retomando lo que su pareja acababa de decir, preguntó-. ¿Me quieres decir que tú la preparaste la última vez?- Harry asintió y él frunció el ceño-. De lo que puedo recordar de la poción, algunos de los ingredientes para su preparación son bastante peligrosos para un niño no nacido, los vapores.......
-Pero ella nació bien- chasqueó el joven, sus ojos relampagueando a la defensiva-. Además, y ya hemos pasado por esto Merlín sabe cuantas veces, ¿qué otra cosa podría haber hecho? ¿Ir contigo o con Pomfrey a solicitar una prueba de embarazo, arriesgándonos en forma efectiva a mi niño, a Draco y a mi mismo más de lo que ya estábamos?
Severus se sobresaltó ante el tono mordaz de Harry, y denegó con la cabeza.
-Lo lamento, amor. No pensé que.....
-No, Sev, yo lo siento. No debería hablarte así. Es sólo que....- giró sus manos en el aire-.... ¿y si es positivo?. Quiero decir, ¿cuan estúpidos hemos podido ser?
Ayudando a su pareja a sentarse, el mago mayor lo hizo callar.
-Nada ha sido confirmado todavía, Harry. Por lo que sé, puedes estar sufriendo de una intoxicación por alimentos, o algo igual de trivial. Después de todo, es altamente inusual, aunque no inaudito, que este tipo de síntomas se muestre tan pronto. Y sobre nuestra estupidez.......lo discutiremos más tarde.
El Gryffindor sorbió y asintió, antes de ir a cepillar sus dientes y lavar su cara.
Sí, tendrían una buena cantidad de cosas para discutir más tarde, estaba seguro.
~*~
Harry suspiró tristemente, todavía sintiéndose intranquilo. Extrañaba la presencia de Severus terriblemente, luego de pasar la mayor parte del día sólo, con una bebé, ¿o era una bebé y la posibilidad de otro?, como única compañía.
Después de su pequeña charla en el baño, Severus se puso inmediatamente a consultar su miríada de libros buscando la receta de la poción, y luego se encerró a cal y canto en su laboratorio para elaborarla, dejando solo a su joven y preocupada pareja, sopesando todo lo que había pasado entre ellos esa mañana.
El llanto de Callisto fue una bienvenida distracción a sus pensamientos. Levantándose para entrar en la habitación que habían transformado en el cuarto del bebé, Harry se encaminó a la cuna, y se inclinó de lado, observándola. La niña se apaciguó cuando el rostro de su papá apareció frente a ella, y pateó sus rechonchas piernas sin rumbo, extendiendo sus brazos, indicando con el gesto que quería ser alzada.
El Gryffindor no pudo evitar sonreír. Había crecido mucho, reflexionó, recordando el tiempo justo después de su nacimiento cuando Snape, en esta misma habitación, le había obligado a sostener su extremadamente delgado cuerpecito por primera vez. Ahora tenía seis meses, y Harry estaba perplejo de cuan rápido había volado el tiempo. Por lo visto, su bebé se hacía más independiente con cada día que pasaba, pensaba mientras se estiraba para ayudarla a pararse, colocando sus manos bajo sus axilas para apoyarla. Los pequeños dedos de la niña asieron a las barandillas de la cuna y él, lentamente, retiró sus propias manos de su cuerpo. Ella se tambaleó un poco, pero se paró firmemente, sonriéndole feliz.
Fue en ese preciso momento cuando Harry vio a Draco en su niña. El modo en que sus ojos azul grisáceo brillaron con travesura y (si no estaba equivocado) auto-confianza, y el pequeño hoyuelo que adornaba su mejilla derecha, demostró su parecido con su padre biológico Slytherin. Sintiendo que había perdido la atención de su padre, se plantó sobre sus rollizos pies y gritó de forma contundente, sólo para encontrarse con que perdía el balance y aterrizaba directamente sobre sus nalgas enfundadas en gasa. Sus ojos se ensancharon con la impresión, antes que su pequeño, angelical rostro, se retorciera en un ceño que rivalizaría con el del mismo Snape
Harry la había observado divertido; sin embargo, rápidamente la levantó en sus brazos cuando se dio cuenta que se estaba preparando para berrear con toda la fuerza de sus pequeños pulmones.
-Tuvimos una pequeña caída, ¿cierto?- la arrulló, haciendo cosquillas en la redondeada pancita de la bebé. Sonrió mientras ella gorjeaba con la sensación-. Sí, la tuvimos- le dijo aumentando su cosquilleo-. La tuvimos.
-¿Qué estamos haciendo?- la voz de Severus llegó desde el dintel, y Harry giró con un movimiento fluido para enfrentarlo, haciendo que su hija chillara de placer.
El Gryffindor, olvidando por un momento la razón por la que su amado llevaba una ampolla en su mano, sonrió ampliamente.
-*Alguien* estaba parándose por si sola y pensé que ella iba a ser lista y pararse firme sobre sus pies- contestó el chico con una risita, acortando con facilidad la distancia que lo separaba del otro hombre. Balanceó a la gorjeante bebé arriba y abajo, y le informó que le diría a su papi lo que había pasado.
-¿Qué paso?- insistió el Slytherin, prestando completa atención a la historia e inclinándose de modo que sus ojos oscuros miraron cariñosamente la luz de los de su hija.
Harry continuo balanceando cuidadosamente a la niña, gozando de las alegres risas que ese movimiento causaba.
-Se cayó sobre su poco acolchado trasero- le informo a su amante, riendo cálidamente-. Y luego miró a su alrededor como si fuera a maldecir a alguien por eso.
-Ya veo......- contestó Severus, todavía observando a la bebé en brazos de su amor. Ella había comenzado a retorcerse, encantada al ver a su otro padre. Extendió sus brazos hacia él, lloriqueando sus súplicas para que la tomara en sus brazos-. De tal padre, tal hija, supongo- bromeó, encontrándose con los ojos del Gryffindor por primera vez desde que hubiera desaparecido para preparar la poción.
De repente, la realidad de la situación pareció caer sobre la pareja una vez más, y Harry miró la ampolla que llevaba su amado. El mago mayor suspiró y colocó la poción sobre el tocador a su lado, antes de extender los brazos y tomar a la bebé de los brazos del joven.
-Confío que sabrás qué hacer- habló, inusitadamente suave, mientras colocaba a Callisto en el pliegue de su codo derecho en forma experta. Extendió su mano izquierda y cubrió el rostro de Harry-. Sin importar cuál sea el resultado, haremos que funcione.
El joven mago asintió y alcanzó la ampolla, antes de encaminarse al baño de la habitación que compartía con Severus.
~*~
El Niño-Que-Vivió miró el líquido azul cerúleo posado en el mostrador. Todavía no había agregado la gota de su sangre; los cambios que se podían producir le daría la respuesta que ambos buscaban desesperadamente, y temía lo que iba a encontrar. Inspirando profundamente, tomó la aguja esterilizada que descansaba al lado de la ampolla, y pinchó su dedo índice, antes de observar el oscuro líquido rojo que goteaba en la poción. Abrazándose a si mismo, aunque no estaba seguro del por qué, observó como el líquido absorbía la sangre, y gradualmente se aclaraba.
Tomó un momento antes que se diera cuenta de que ya tenía su respuesta.
~*~
Severus Snape paseaba arriba y abajo a lo largo de su habitación, sus ojos volando hacia la puerta del baño cada pocos pasos. Harry llevaba en el baño quince minutos y se suponía que la poción funcionaba en tres. Gradualmente, el Maestro de Pociones se sentía más y más ansioso con cada paso que daba. Entonces un pensamiento lo golpeó; quizás su amor se había caído y golpeado la cabeza con algo y estaba muriendo lentamente sobre las habitualmente inmaculadas baldosas blancas.
Repentinamente se dio cuenta que su miedo se había convertido en una completa paranoia, así que el Cabeza de Slytherin decidió no esperar más. Fue hacia la puerta y la abrió con un giro de varita; abalanzándose sobre la puerta abierta, sus ojos inmediatamente enfocaron la sollozante masa arrinconada en una esquina que era su Harry.
-Oh, amor.....- murmuró con tristeza, encaminándose hacia el adolescente y arrodillándose a su lado.
El Gryffindor levantó la vista y trató de controlar sus emociones. Mientras cerraba los ojos ante Severus, el hombre mayor no pudo evitar notar que los ojos de Harry brillaban de un modo sobrenatural bajo el ataque de lágrimas. Con un gemido estrangulado, el joven mago lanzó sus brazos alrededor del cuello de su amante, y perdió el control una vez más.
Snape frotó la espalda de su ex-estudiante murmurando palabras tranquilizadoras, sin darse real cuenta de lo que estaba diciendo. Después de todo, sabía que su voz era lo único que podría amansar al sollozante hombre, y no las frases que formaba.
Tal como ocurría con su hija, el llanto de Harry se transformó en sollozos, que eventualmente se convirtieron en suaves hipidos. Sorbió ruidosamente y se alejó de su amante, avergonzado.
-Lo siento, Sev.....- comenzó roncamente, obligándose a tragar otro nudo de lágrimas-. Yo.....yo......- hizo un gesto hacia la ampolla vacía sobre el mostrador.
Aparentemente, se había desecho del resultado.
-Shhh- murmuró Severus, su ansiedad todavía corroyéndolo por dentro-. ¿Cuál fue el resultado?- preguntó finalmente, observando las emociones que jugaban en el rostro del Niño-Que-Vivió-. ¿Estás......?
-Fue negativo- habló Harry a su amado, sacudiendo la cabeza vigorosamente-. No.
El ceño se acentuó en la frente de Snape. Pero eso era lo que habían esperado, ¿no? ¿O acaso él era un bastardo de corazón frío?.
-¿Negativo?- repitió, como si no hubiera escuchado bien-. ¿No estás embarazado?
Aparentemente no, dedujo, mientras Harry sacudía la cabeza y se convertía una vez más en una gigantesca masa de lágrimas y lloriqueos. Con un suspiró, abrazó al joven mago contra su pecho y lo arrulló como un niño, intentando tranquilizarlo una vez más con su voz.
Pasaron unos minutos antes que el joven se alejara de su pareja.
-Lo siento- comenzó, su voz áspera por los continuos sollozos-. Yo.....yo sólo....
Sintiendo que se avecinaba otro ataque, Severus colocó un dedo sobre los labios de Harry, diciéndole con ternura que dejara de hablar. Se levantó y le tendió la mano, como una invitación silenciosa para que continuaran esta conversación en algún otro lugar. Después de todo, la rigurosa blancura del baño estaba comenzando a ponerlo nervioso. Este era un lugar demasiado estéril para la próxima conversación.
Temblando, el Gryffindor tomó la mano de su amado y permitió que lo ayudara a levantarse, antes de dejar que lo condujera hacia el dormitorio anexo. El dormitorio de ambos. Su cabeza daba vueltas, rebosando con tantos pensamientos y emociones. Apenas pudo registrar el hecho de que Severus estaba hablándole.
-....y esto definitivamente prueba que hay un montón de cosas de las que necesitamos hablar.....que necesitamos discutir- finalizó el mago más viejo suavemente, y se sentó sobre la cama, palmeando el lugar a su lado. Con un suspiro, Harry se reunió con su amante y se encontró siendo jalado hacia los brazos del Slytherin.
-No puedo creerlo- comenzó Severus eventualmente-. Tengo treinta y siete años y he dado incontables charlas a los adolescentes sobre las consecuencias del intercambio sexual sin protección, y aún así nos he colocado a ambos ante la amenaza de un posible embarazo.
Harry sacudió la cabeza con una pequeña sonrisa. Después de todo, nunca había sido testigo ocular de una charla sobre Educación Sexual dada por Snape, y el pensamiento era muy divertido.
-Olvidas que se necesitan dos para bailar tango, por así decirlo. No es sólo tu culpa que......pasara esto.
El Cabeza de Slytherin asintió en silencio, mientras Harry corría sus dedos a través de su rebelde cabello negro.
-Y sobre....todo esto- el joven mago hizo un gesto hacia el baño, y la diversión de sus ojos fue desplazada, en cierta medida, por la vergüenza-. Lo lamento. No sé que me pasó.....quiero decir....creo que.....- vaciló-. Creo que había empezado a acostumbrarme a la idea ¿sabes? Y me estaba preparando para ello......para encontrarme con que lo más probable es que sufra de una intoxicación por alimentos o algo así, tal como sugeriste al comienzo.......y entonces simplemente....bueno, ya me viste.......
Snape sonrió, aunque su gesto fue casi invisible, y extendió la mano para apartar con gentileza un mecho de cabello que oscurecía la visión de Harry.
-No te mentiré, Harry. Otro niño, aunque siempre sería bien recibido.....
-Preferirías que él fuera planificado- el Gryffindor asintió, terminando la oración de su amado.
Severus arqueó una ceja.
-¿Y cómo es que sabes que nuestro próximo hijo sería varón?
Encogiéndose de hombros, Harry miró los oscuros ojos de su pareja.
-No lo sé. Sólo.......se siente bien, supongo.
-De hecho.
Un breve intervalo de silencio pasó entre la pareja, antes que Harry hablara una vez más.
-Entonces.....¿cómo vamos a evitar que *esto*- hizo un gesto hacia el baño, refiriéndose obviamente a la amenaza de embarazo- pase nuevamente?- ante la inquisidora mirada de Snape, sintió que enrojecía-. Quiero decir, un hechizo no es lo mejor, porque lo más probable es que olvidemos lanzarlo la mayor parte de las veces.........y no creo que pudiera tomar la píldora Muggle....porque, como sabes, no soy una chica, así que el balance hormonal no es igual......
Severus sacudió la cabeza.
-Obviamente, amor. Usa tu cabeza, ¿quieres?
Harry frunció el ceño y pensó por un minuto. Considerando el hecho de que su 'condición' era mágica más que anatómica, la respuesta debía basarse en soluciones mágicas, la más efectiva de las cuales siempre era una poción, pues contaba con una ciencia que era menos volátil que lanzar un hechizo, y sus efectos siempre eran más fuertes y prolongados. Y, considerando quien era su amante, una poción era definitivamente la elección más lógica.
Viendo la respuesta reflejada en el rostro de Harry, Severus habló:
El problema ahora es determinar qué es lo mejor para tu fisiología mágica en particular....una poción anticonceptiva estandar no funcionaría, puesto que están diseñadas bajo la misma lógica que la Píldora Muggle, solo teniendo en consideración el cuerpo mágico femenino y sólo pueden ser usadas por mujeres.....
-Pero- lo interrumpió el Gryffindor, sintiéndose en cierto modo orgulloso por el gran número de libros que había leído al descubrir su primer embarazo-, ¿no podrías cambiar la fórmula ligeramente?. Cambiarla para que incluya testosterona y otras hormonas masculinas distintivas, que induzcan de alguna forma a que la energía mágica femenina sea excluida durante el sexo y.....- lanzó sus manos al aire, exasperado al no poder encontrar una frase apropiada para terminar la pregunta-....ya sabes, hacer que esto funcione?
Impresionado ante en proceso mental de su pareja, Snape permitió que una genuina sonrisa apareciera en sus labios, por tan sólo un momento.
-Aunque la teoría funcionara, la práctica no sería estable, y no quiero suministrarte una poción experimental, hasta que estemos seguros que funciona de acuerdo con nuestros deseos, ya que no sabemos qué clase de efectos secundarios se produzcan.
Harry asintió y frunció el ceño pensativo.
-Bien, es obvio que hay que hacer algo para que funcione, ¿cierto?
-Como te dije hace un momento, el hecho no es que dude de que exista una solución, a lo largo de la historia se han elaborado numerosas pociones para prevenir el embarazo masculino, el asunto es identificar cual es la aplicable en tu caso- Severus hizo una pausa, observando a su pareja por un momento-. Creo que hay una poción en particular que los jóvenes magos como tú usan sólo por precaución......y no es costoso de elaborar, ya que los ingredientes que contiene son bastante comunes......
El Gryffindor alzó una ceja
-¿Sin embargo?- lo interrumpió precipitadamente.
El viejo mago sonrió. Su pareja lo había entendido casi demasiado bien.
-*Sin embargo*- continuó-, cuando estés tomando la poción, deberás estar pendiente de los ingredientes de las comidas y bebidas que consumas, porque en ciertos casos pueden contener reactivos específicos que interferirán con los efectos de la poción......
-¿Interferirán?- repitió Harry-. ¿Cómo?
-Bien- contestó Snape, ahora con un tono completamente didáctico-. En ciertos casos.......los alimentos ingeridos pueden hacer que......la poción cambie completamente. Eso quiere decir que la poción no solamente dejará de actuar como anticonceptivo, sino que se convertirá en una poción de fertilidad increíblemente potente. Tan potente, de hecho, que muchos medimagos y medibrujas se la recomiendan a sus pacientes más estériles para tratar de que logren concebir. Y, en el noventa y nueve por ciento de los casos, los intentos han resultado exitosos.
-Oh- el joven parpadeó-. Eso es.....bien, bueno para ellos, supongo......- pensó por un momento-. ¿Exactamente, que alimentos provocan esa reacción?
El hombre frunció el ceño en concentración.
-No puedo decírtelo de memoria....sin embargo, una vez consulte mis libros, te lo diré.....
Harry rió entre dientes
-Bien, probablemente eso será lo mejor......quiero decir, en la medida que quieras asegurarte completamente que no voy a conseguir pequeños Snapitos por un tiempo.
Con una sonrisa, Snape asintió.
-De hecho- replicó, antes de levantarse y estirar sus largas piernas-. Es bastante tarde- le dijo a su amado-, y dudo que ninguno de nosotros haya comido apropiadamente desde el desayuno....
-Buen punto- el Gryffindor se levanto para reunirse con su pareja-. Y considero que Callie necesita algo más de atención. Quiero decir, me pasé todo el día en su cuarto, pero de alguna forma estaba preocupado. Y no te ha visto casi nada.......
Severus silenció a su inconexo novio con un beso.
-Lo sé, amor. Busquemos a nuestra hija y vayamos a cenar, ¿quieres?
Con una sonrisa, Harry asintió y siguió al Maestro de Pociones hasta la sala.
~*~
-¿Que te parece abogado?
Severus levantó la vista y suspiró.
Realmente no creo que esa profesión te convenga.
Harry frunció el ceño ligeramente sentido.
-¿Por qué no? Puedo ser mañoso, lidiar con la peor de las bajezas y torcer la verdad......El sombrero *quería* colocarme en Slytherin, ¿recuerdas?
El mago mayor puso los ojos en blanco. Harry había estado pasando a través de listados de ocupaciones muggles durante las últimas semanas, mientras solucionaban el asunto del anticonceptivo (y de los alimentos que Harry podía consumir con seguridad), lo que permitió al Gryffindor ponderar su futuro una vez más. Y, considerando el hecho de que todavía no había decidido qué camino iba a tomar, este era el tema que discutían casi cada noche mientras su hija dormía.
-Lo único que estoy diciendo, señor Potter, es que siendo el Gryffindor modelo durante siete años.......te darías cuenta que esa carrera no se adapta a tu personalidad. No eres.......lo bastante duro a nivel emocional para eso.
Con un 'hmmph' de indignación, el joven mago retornó su atención hacia la lista que estaba frente a él. Los trabajos no estaban bajo ningún orden particular, y muchos tenían pequeñas interrogantes o comentarios garabateados a un lado con tinta rojo brillante.
'¿Profesor?' leyó, antes de tacharlo. No.
'¿Bombero?' Err.....no
-'¿Contador?' ¡Ni en la última etapa del infierno! Era un inútil con los números, y pensaba que estar atado a un escritorio todo el día le atraía incluso menos que los números.
Leyó la siguiente y lucho por no reírse en voz alta. ¿Quién demonios había elaborado esta recopilación? Con una sonrisa, decidió que tenía que compartir la diversión con su amor.
-Mira esto- comenzó, en un tono de voz casi serio, asegurándose la atención del mago mayor-. Podría convertirme en un stripper masculino.
Por un momento, Severus lució positivamente herido, antes que su expresión entrenada regresara a un estado impasible. Sin embargo, el daño estaba hecho. Harry había visto la expresión en el rostro de su pareja, y estaba rodando sobre la alfombra, riendo con fuerza y agarrando sus doloridos costados.
Snape miró con furia en dirección al joven.
-Nunca podrías hacer eso- declaró secamente-. Eres demasiado escuálido.
Harry se puso serio inmediatamente y se enderezó, fingiéndose muy ofendido.
-¡Hey!- exclamó, en su tono más escandaloso-. Eso fue cruel.
-Yo *soy* cruel, Potter- replicó Severus, aunque sus ojos brillaban divertidos-. Por eso me amas.
El Gryffindor sorbió, eligiendo ignorar a su amante.
-Además, lo que ocurre es que sabes que tengo un cuerpo muy atractivo, muchas gracias, y es cualquier cosas menos *escuálido*
Severus pretendió considerar eso.
-Hmmmmm......sí......tienes razón- le dijo a su joven pareja-. Está más bien en el lado 'desnutrido', ahora que lo mencionas......
Con un grito de fingido ultraje, Harry aterrizó sobre el regazo del hombre, lanzándolo sobre el sofá y clavando sus piernas bajo el peso de su cuerpo.
-Oh, te vas a arrepentir de eso, Profesor Snape- le prometió con una sonrisa, antes de inclinarse para capturar sus labios en un codicioso beso.
-Sí- comentó el mago mayor con ironía, una vez que los labios del Gryffindor se alejaron de su boca y bajaron a lo largo de su clavícula-. Puedo ver que mi castigo va a ser positivamente horrendo.
Harry se limitó a asentir y menear sus caderas, creando fricción entre su cuerpo y el que estaba bajo él, y provocando efectivamente un gemido del mago mayor. Lentamente abrió los botones de la camisa de su amor, y luego se complació en recorrer la pálida piel con su lengua. Sentía manos removiendo su propia camisa, aunque continuaba su inspección del torso de Severus. Cuando estaba por alcanzar la cinturilla de los pantalones de Severus, sonrió y comenzó su regreso a la parte superior del ágil cuerpo de su pareja, deteniéndose para succionar los erectos pezones que esperaban por él.
Snape gimió.
-Merlín, Harry......
-Hmmm- el joven en cuestión sonrió, mientras tenía el pezón en su boca-. ¿Sí, amor?
-Yo.....
El Maestro de Pociones fue interrumpido por los clamores de su hija. Lanzó una maldición mientras Harry se apartaba bruscamente de él y de sus relajantes actividades.
-Déjala- pidió, extendiendo el brazo hacia el joven-. Tiene que aprender que no siempre las cosas tienen que ser a su manera.
Harry lanzó una risita.
-¿Y tú vas a poder?
-Sí- replico Severus, prosaico.
Los gritos casi animales continuaron. Harry suspiró.
-Lo siento, Sev. Pero no logro mantener el humor con ella lamentándose así.
Con un suspiro de resignación, Snape asintió. Su propia excitación también estaba decayendo rápidamente.
-Ve a atenderla, entonces.
Harry se levantó.
-¿No te vienes?
Severus arqueó una ceja.
-Yo que tú replantearía esa pregunta, señor Potter.
Tomó al joven mago un momento darse cuenta de lo que su enamorado quería decir. Puso los ojos en blanco.
-Honestamente, Severus, sabes lo que quiero decir.
Con otro suspiro, el hombre se levantó también.
-Si debo hacerlo.......- replicó, pensando que sabía que una vez concluyeran con cualesquiera fuera el problema de la bebé, y la colocaran de regreso en su cuna para que terminara su siesta de la tarde, ellos irían a su habitación y continuarían sus anteriores actividades.
Cuando se acercaban a la puerta del cuarto de niños, los gritos habían incrementado en volumen, y Severus entró primero, con Harry justo detrás de él.
-Bien, jovencita, ¿cuál es tu problema esta vez?- murmuró, tranquilizando con su voz a la pequeña, aunque sólo un poco.
Ella continuó reclamándole, y él la levantó, descubriendo el problema casi inmediatamente. Necesitaba ser cambiada, pues su pañal sucio había, una vez más, empapado su ropa de dormir. Se giró hacia su joven enamorado, quien sacudió la cabeza con una sonrisa.
-Sin oportunidad- le informó Harry, adivinando la pregunta que el hombre tenía en los labios antes que tuviera chance de hablar-. Considéralo como un castigo apropiado a lo que pasó antes.
El otro hombre frunció el ceño mientras se movía hacia la tabla de cambio y colocó a la todavía berreante niña sobre ella con cuidado.
-Entonces te toca cambiar la ropa de cama- exigió, mientras sus manos desabotonaban diestramente el trajecito de dormir de su disgustada hija.
Con un suspiro, Harry retiró las sábanas mojadas de la cuna, mientras agradecía mentalmente a los muggles que diseñaban protectores de colchones, y las reemplazó con otras del armario. Una vez terminada la tarea, se giró a observar a su amante.
Severus luchaba por desvestir a su hija mientras ella continuaba azotando sus brazos y piernas e hizo una mueca cuando los gritos aumentaron de volumen una vez que removió el pañal. Arrugando la nariz en lo que Harry, secretamente, pensaba era el gesto más adorable, termino de lavar a la bebé y finalmente le colocó un nuevo pañal desechable.
Una vez limpia y seca, Callisto comenzó a calmarse lo suficiente como para permitir que él la vistiera con un nuevo traje de dormir, y sonrió con ligera satisfacción al termino del trabajo. Tomando a la bebé en sus brazos una vez más, apoyó su cabecita contra su hombro y respiró el fresco aroma que desprendía la bebé, mientras paseaba de uno a otro lado de la cama, sacudiéndola ligeramente de vez en cuando.
Harry sonrió mientras observaba a su hija caer dormida en los brazos de su amado, y no pudo evitar alegrarse de cómo había cambiado su vida.
Ahora, si sólo pudiera decidir que carrera tomaría.........
~*~
-Harry.
La voz de Severus lo sacó de su ligera somnolencia y abrió los ojos con cansancio.
-¿Mmmm?- replicó, preguntándose si esto tomaría mucho tiempo. Sopesó la idea de decirle a su enamorado que se fuera a la porra, considerando que era debido a sus actividades de esa tarde que sus niveles de energía estaban tan agotados. Sin embargo, una mirada del otro mago hizo que cambiara de idea-. ¿Sí, Sev?- con tanta cortesía como pudo después de su, definitivamente, brusco despertar.
El Maestro de Pociones de Hogwarts frunció el ceño hacia él, claramente no estaba para nada impresionado.
-Recibimos una llamada por el fuego- declaro sencillamente, curvando su labio superior con aversión-. El perro que tienes de Padrino quiere hablar contigo.
-¡Oh!- la somnolencia del Gryffindor se despejo inmediatamente y prácticamente saltó de la cama. Sirius estaba contactándolo. ¿Quizás eso significaba que finalmente había cedido y aceptaba a su familia? Harry esperaba demasiado. El alejamiento del único enlace vivo que tenía con sus padres había comenzado a roer sus entrañas, haciéndole sentir como si tuviera un gran vacío en su vida.
Rápidamente se deslizó dentro de sus pantalones holgados y su franela y salió corriendo del dormitorio, dando un rápido 'gracias' a su enamorado y precipitándose escaleras abajo y dentro de la sala de estar.
-¡Harry!- la cabeza en las llamas lo llamó mientras se acercaba.
El adolescente se arrodilló frente al hogar.
-Sirius- exclamó con voz ronca, su boca repentinamente seca. Había tanto que quería decir. Que *necesitaba* decir. Y aún así, sentía como si no pudiera hablar
El rostro de su padrino se retorció con una miriada de emociones.
-Harry, yo......- vaciló y suspiró-. Probablemente sería más apropiado decir esto en persona......
-Entonces entra por la red floo.
Con una pequeña sonrisa y un asentimiento, la cabeza en las llamas se retiró. Harry se puso de pie y dio un paso hacia atrás, preparándose para la entrada de Sirius. Al momento, las llamas cambiaron de color y el Merodeador salió del fuego, sacudiéndose las cenizas lo mejor que podía. Pronto dirigió su atención al joven que estaba parado frente a él y, sin una palabra, envolvió a su ahijado en un cálido abrazo.
Harry se envaró ante el contacto inicial, pero pronto se relajo en su abrazo.
-Oh, Siri, lo lamento- murmuró, todavía sin dejar ir al hombre mayor.
Sirius frunció el ceño.
-¿Sentirlo?- repitió con incredulidad, apartándolo-. Si alguien debería disculparse, ese soy yo.....
-No- lo interrumpió el adolescente-. *Ambos* deberíamos. *Ambos* somos unos imbéciles obstinados. *Ambos* dijimos cosas horribles. *Ambos*.......
Con una risita, Sirius lo interrumpió.
-Veo el punto- aceptó, con una sonrisa avergonzada. Sin embargo, la sonrisa pronto se apagó, el Gryffindor mayor se puso serio una vez más-. De todos modos, vine a disculparme....y a felicitarte por tu graduación. Me sentí tan orgulloso al verte en ese estrado.....y cuando Dumbledore habló sobre tu contribución a la guerra.....no pude evitar pensar en lo orgulloso que habría estado James, demasiado.......
-¿Qué?- inquirió Harry, alejándose un paso-. ¿Que estás tratando de decir aquí? No estabas allí. Te busqué. Como puedes venir aquí y........
-Yo *estaba* allí- insistió su Padrino-. Sé que no estábamos en buenos términos, ¡pero Harry!, no hubiera faltado a tu iniciación en el mundo mágico por nada- su expresión se tornó en una de profunda tristeza y dolor- . No puedo creer que pensaras que te ignoraría.
La mirada de Harry se estrechó peligrosamente.
-¿Qué se supone que debía pensar, Sirius?- siseó-. Me dijiste que no aceptabas a Sev. Declaraste que no aceptabas a mi......no.....a nuestra hija. Que rehusabas reconocerme hasta que me arrepintiera. ¿Y esperabas que yo lanzara todo eso a un lado? Y, pensándolo bien, ¿si estabas allí por que no delataste tu presencia? ¿Por qué no dejaste que te viera?
Decidiendo que su ahijado tenía razón de estar enojado con él, Sirius agachó la cabeza.
-Una vez que la presentación terminó, no deseaba otra cosa que caminar derecho hacia ti y decirte cuan orgulloso estaba.... no.... *estoy* de ti.....pero Albus me dijo que todavía no estabas listo. Me dijo que tú y Sniv....- se detuvo y enmendó su desliz-....*Severus* necesitaban tiempo juntos antes de que yo pudiera hablar contigo......y luego Molly me jaló a un lado, sin parar de hablar sobre ti, y Ron y Hermione, lo siguiente que supe fue que tú y Snape estaban escapando por las puertas......
El rostro del joven se hundió.
-Pero.......yo no te vi.
-Harry, el comedor estaba lleno......una mata de pelo lucía exactamente igual a otra entre la gran multitud.....- notando la resignación en el rostro del joven Gryffindor, suspiró y lo jalo hacia un familiar abrazo-. Te amo, Harry. Eres como un hijo para mí. Lo sabes- el chico se limitó a asentir contra él, así que continuó-. Supongo que esa el la razón por la cual reaccioné como lo hizo ante tus noticias.
Harry se apartó y miró a Sirius a los ojos.
-¿Pero?
-*Pero* - contestó el animago con una tenue sonrisa-, tuve mucho tiempo para pensar en todo esto de una manera lógica......y eso que sin Remus es difícil para mí hacerlo- Ante esto, Harry miró a lo lejos, un escalofrío recorriendo su espina ante la mención de su perdido mentor. Sirius, sin embargo, siguió hablando-. Pero, me di cuenta que si todavía estuviera vivo, señalaría que me he comportado como un cretino egoísta.....y que no podría vivir sin saber de ti y de mi nueva y grandiosa ahijada......-sonrió cálidamente-. Pero *podría* vivir perfectamente sin el cretino grasiento, por si estás tenié|ndo segundas idea......
Ante la broma de su Padrino, Harry sonrió y sacudió la cabeza.
-Él es una figura permanente, Siri. Y nadie va a cambiar eso.
-Ah- el Merodeador fingió fruncir el entrecejo-. Mierda.
El recién graduado puso los ojos en blanco con una sonrisa.
-Vive con eso.
-Bien- fue la respuesta, complementada por un largo suspiro de sufrimiento- . Correcto- exclamó luego de otro momento, puntualizando la exclamación con una palmada-. Entonces, ¿cuándo voy a conocer a mi ahijada?
~*~
Severus paseaba a lo largo del cuarto de niños, meciendo a su llorosa hija en sus brazos. Cualquier otro día, la hubiera llevado escaleras abajo, dando un lindo paseo alrededor de la Mansión para calmarla. Sin embargo, esta noche en particular rehusaba intentar eso, ya que no deseaba entrometerse en la largamente retrasada reunión de su pareja con su *Perrino*...er.....*Padrino**.
-Desearía que dejaras este sin sentido, Callisto- declaró, en un vano último intento por tranquilizar a la bebé. Estaba frustrado, y sus gritos no ayudaban con su stress y le provocaban dolor de cabeza-. Gritando a todo pulmón no vas a conseguir nada más que unos padres extremadamente irritables.
Ella continuó gimiendo. Aparentemente, la lógica no funcionaba con los bebés. Snape suspiró con resignación y la cambió de posición, de modo que estaba derecha y contra su hombro. La balanceó un par de veces y trazó círculos tranquilizadores en su espalda. Todo en vano.
El Maestro de Pociones la miró con impotencia.
-Estoy consciente que lo que quieres es a tu otro padre- declaró, como si ella pudiese entenderlo- sin embargo, mientras el maldito chucho permanezca allá abajo, *Yo* me quedaré aquí.
Más gritos dieron la bienvenida a su anunció y él luchó contra la urgencia de gruñir con irritación. Sin embargo, el sonido de pasos y voces provenientes del vestíbulo, lo hicieron gemir.
-¡Maldición!- murmuró para si mismo, ¿no hay nada sagrado en mi propio hogar?
Por supuesto, sabía que una vez que Harry y Black se reconciliaran, este último definitivamente querría conocer a la hija de su ahijado. Y también sabía que su pequeña tendría al chucho alrrederor de su dedo pequeño al instante, lo que significaba que él en su vida podría volver a librarse del animago.
De repente pensó en los futuros cumpleaños y Navidades pasados como 'una familia unida', lo cual sabía era el deseo de Harry. Y él complacería los deseos de su amado, simplemente porque adoraba al joven Gryffindor y a su hija........aunque daría una buena pelea antes de resignarse al hecho por el resto de su vida. Después de todo, todavía era Severus Snape.
La puerta se abrió sacándolo de sus pensamientos, y giró en redondo para enfrentarse con Harry y su Padrino, mostrando en sus facciones su impasible resolución. Momentos después, se dirigió a grandes pasos hasta donde los otros estaban parados para saludarlos, y movió a su todavía llorosa hija a una posición más cómoda contra su pecho.
Su expresión se suavizó cuando la miró.
-Tu padre ya está aquí- murmuró en un tono tranquilizador-. Ya puedes dejar el drama- con un último beso sobre su frente, se la pasó a su pareja, y se dirigió hacia la salida. Una mano evito que partiera.
-Oh, no- habló Harry con un tono que declaraba que no iba a aceptar una negativa-, no vas a ir a ninguna parte hasta que Sirius y tú arreglen sus asuntos.
Con un suspiro mental, Severus se giró para enfrentar a la pareja de Gryffindors. Se encontró con los ojos de su amor.
-Creo que difícilmente.....
-Sev- los verdes ojos relampaguearon peligrosamente-, va en serio. Tienen que aprender a seguir adelante. Si no por mi causa, por Callie- tendiéndole a su hija, como para puntualizar su declaración.
El Maestro de Pociones estrechó la mirada, pero aceptó a la bebe, que aún se retorcía molesta, de regreso a sus brazos
-El chantaje emocional es muy bajo para ti, Potter- declaró con ironía.
Harry se encogió de hombros, era claro que no le preocupaba en absoluto.
Sirius tosió, repentinamente incómodo. Los ojos de Snape inmediatamente perforaron los suyos.
-Black- el Slytherin asintió en reconocimiento, para encontrarse con un codazo de su joven amante. Puso los ojos en blanco-. Lo siento- agregó concisamente-. Sirius.
Decidiendo que sería injusto para Harry si usaba esta oportunidad para burlarse de Snape, Sirius asintió a su vez.
-Severus- contestó sin inflexión, sus ojos perdiéndose en la bebé que se apoyaba contra el pecho del alto hombre. La pequeña finalmente se había calmado, aparentemente contenta de que ambos padres estuvieran nuevamente en la habitación-. ¿Puedo?
Harry observó como su amor luchaba contra el instinto de hablar con desdén y decirle a Sirius que se maldeciría a si mismo antes de dejar que le pusiera una mano encima a su hija. Finalmente, el Slytherin dejo escapar el aire y asintió.
-Suavemente, Black- le advirtió mientras colocaba a Callisto cuidadosamente en los brazos del Padrino de su padre, que la estaban aguardando.
Sirius sonrió mientras observaba a su ahijada de cerca. Tenía la nariz y el cabello de Harry, pero los ojos y los pómulos de Malfoy. El pequeño cuerpecito cálido de la bebé era rechoncho como el de la mayoría de los niños de su edad, ¡y, querido Merlín, tenía un fuerte agarre! Intentando en silencio retirar un mechón de su cabello de su pequeña mano, sonrió.
-Es grandiosa- declaró, levantando la mirada una vez más hasta los ojos de onice-. Apuesto que ambos están realmente orgullosos.
Harry sonrió satisfecho a sus espaldas e incluso Snape manejó una genuina sonrisa.
-Sí- admitió el último quedamente, su tono carente de la mordacidad habitual-. Lo estamos.
-¿Ya habla?- preguntó el animago, su atención una vez más en la firmeza de la bebé.
Escuchó a su ahijado suspirar, ligeramente frustrado.
-No todavía. Cualquier día, calculamos. No es completamente raro a esta edad....¡los padres de Hermione dicen que ella dijo su primera palabra cuando tenía cinco meses y medio!
Snape no pudo contenerse. Bufó.
-Y no supieron cómo callarla desde ese día.
Sirius no se molestó en ocultar su risa mientras Harry lanzaba una mirada furiosa a su amante.
-Eso no fue gracioso, Sev- comentó, plegando los brazos sobre su pecho.
-No intentaba que lo encontraras gracioso- replicó el aludido, con tono burlón-. Simplemente estaba estableciendo un hecho.
Antes que Harry pudiera encontrar una respuesta apropiada, Callisto dejó escapar un chillido de alegría, y los dos hombres se voltearon para encontrar a su hija con ambos puños llenos del cabello de Sirius, mientras el animago la sostenía en la misma posición, una expresión de dolor en su rostro, ignorando cómo desenredarla.
-Una pequeña ayuda me vendría bien- informó Sirius a su ahijado y su pareja, cuando fue aparente que no pensaban moverse para ayudarlo.
Severus puso los ojos en blanco, aunque brillaban con diversión, y dio un paso hacia su compañero de graduación de Hogwarts, con los brazos extendidos hacia su hija.
-Okey, amor- comenzó, colocando sus manos por debajo de las axilas de la criatura-. Sé que es divertido torturarlo, pero deja ir a tu Padrino.....
-Oh, gracias, Snape- dijo Sirius alargando las palabras, su tono repleto de sarcasmo-. Me siento emocionado al saber que te preocupas.
Harry puso los ojos en blanco ante el retroceso hacia los apellidos, y se inclinó contra la pared, los brazos cruzados sobre su pecho. Estaba disfrutando del despliegue de cortesía entre su pareja y su Padrino, y temía que si los interrumpía, arruinaría el momento. Severus, mientras tanto, seguía engatusando a su hija para que liberara el cabello del animago.
-Bien, Black....- estaba diciendo el Maestro de Pociones-. Vas a tener que asegurarte que la estás sosteniendo apropiadamente, porque me temo que voy tener que regresar a las tácticas Slythering.
Sirius sonrió, y miró a su ahijado.
-¿Lo estás escuchando? Le está lavando el cerebro con la trampa de las serpientes.
-Sí, sí- Harry movió la mano desestimando el asunto.
Rodando los ojos con diversión, el animago se volvió a Snape.
-¿Tácticas Slytherin, dijiste?
-Sí- replicó Severus simplemente, antes de sonreír a su hija-. Verás, ella es muy cosquillosa.
Sirius rió entre dientes y lo lamento de inmediato, ya que Callisto chilló con regocijo ante el agradable sonido y jaló con excitación los mechones de pelo en sus manos.
-Bien- su Padrino hizo una mueca de dolor-. Vengan las cosquillas.
Snape atacó con entusiasmo, riendo pícaramente mientras su hija respondía instantáneamente a sus largos, hábiles dedos contra su pequeño cuerpecito rechoncho. Sirius reía mientras ella se retorcía en su agarre, tirando de su cabello cada vez con menos frecuencia. Luego de otro minuto, su apretón se fue debilitando, y Severus deslizó sus dedos entre los de ella, retirando al mismo tiempo el cabello de Sirius. La bebé gorjeaba con deleite, e inclinaba su cuerpecito hacia su padre adoptivo, claramente esperando a que él la levantara. Severus la complació feliz, y pronto la balanceaba junto a si.
-Acabamos de comprobar que las tácticas Slytherin son definitivamente efectivas- bromeó ligeramente Severus y, sin pensar, lanzó una genuina sonrisa en dirección de Sirius, impactando a su viejo rival y a si mismo como reflejo.
Incluso Harry parecía asombrado del esfuerzo que, inconscientemente, estaba haciendo su pareja.
-Bien- comenzó, observando como Severus y Sirius se miraban inquietos, sin saber realmente como seguir actuando el uno con el otro-, estoy seguro que a Callie no la impresiona el haber estado encerrada todo el día, así que salgamos al jardín ¿si?- miró a su Padrino mientras se dirigía a la puerta- . ¿Vas a quedarte a cenar?
Sirius miró hacia Snape, preguntándose si debía probar los límites de la tregua. Pero el Gryffindor (y sólo por el hecho de que viejos hábitos se eliminan con dificultad) rápidamente se dijo que este no era asunto del viejo murciélago, y aceptó.
Después de todo, tenía un montón de cosas que hacer.
Bueno, magos y brujas, aquí tienen el nuevo capítulo. Esperamos que les haya gustado y ya saben, abajo a su izquierda está el botoncito de review. Cuéntennos qué le pareció el capítulo ¿si? A la escritora y a las traductoras nos haría muy felices. Y ustedes quieren vernos felices ¿verdad?
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Esta semana ha habido un cambio, las traducciones de and another year y born of hate born of love se publicaran mañana sábado. Tenemos una nueva traducción llamada unnecessary changes es muy divertida, por favor pasar a leerla. Besotes
Kmy: Sip, a nosotras también nos encanta este Sevie. Espero que empieces a disculpar a Sirius luego de este capítulo, es que es muy bestia el pobre. Maria Coincide contigo sobre Remus pero Ali definitivamente se queda con Sevie (le gustan los chicos malos y gruñones jeje). Besos linda y cuídate.
Azalea: Si, coincidimos contigo, un mes más y no te decimos en el comedor, ¡en medio del campo de Quidditch en pleno partido jeje) Eso sí, aguantaron unos meses pero en estos días como que se desquitaron ¡vaya actividad! Sirius no es cruel, es sólo que es muy bestia, pero como pudiste ver, ya comenzó a ceder. Besos y nos vemos pronto
Ana: Pues si que 'tomaron marcha' esos dos, no pararon desde el capítulo pasado hasta este, y luego del 'fiasco' inicial, al parecer el asunto funcionó la mar de bien. Si, esta vez Sirius se pasó de tarado, pero al menos reflexionó y se disculpó ¡Y había asistido a la graduación aunque Harry no lo vio! Y Lucius......espéralo porque viene en camino, junto con algunas sorpresas más. Besotes chiquilla
