Escapology

Autora: Cha-Cha-Chica

Traductoras: Alima21

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Capítulo 14

Canción de nana

Ya tarde esa misma noche, una vez que todos hubieran partido, Harry y Severus se encontraban en el baño, las mangas enrolladas hasta los codos, manipulando sobre la bañera de bebé, entreteniendo a su hija mientras ella chapoteaba feliz. Con su mano derecha, Harry sostenía la espalda de la pequeña mientras con la izquierda, ocasionalmente echaba agua sobre el cuerpecito de la bebé. Severus lo ayudaba lavando con cuidado su cabello, y salpicándola cuidadosamente en represalia por el agua que ahora empapaba sus camisa, consecuencia de su entusiasmado pataleo.

Hasta hora, el Slytherin no había escuchado hablar a su pequeña hija.

-Vamos...- Harry seguía intentando engatusarla-. Dilo de nuevo para papi, ¿por favor?- ella sólo se rió, pateando con sus regordetas piernas, enviando más agua sobre sus padres.

El Niño-Que-Vivió suspiró.

-Callie, bebé, ¿por favor? Convence a tu papi que no estoy loco.....hazlo por mí, ¿si?

De nuevo, la niña sólo rió, y gorjeó incoherencias.

-Bien- se enojó el Gryffindor-. Sea como quieras. Veré si me preocupo.

Ella le dio una sonrisa desdentada. Aparentemente, de verdad que no le importaba si su padre por nacimiento se preocupaba o no.

Severus sacudió la cabeza, y estiró los brazos para sacar a la bebé de la pequeña bañera, pues el agua comenzaba a enfriarse y era bastante tarde. Habían tenido un largo y extenuante día, y la siesta vespertina de la pequeña había sido corta. Era casi seguro que si no la acostaban ya, se enojaría y los tendría despiertos todo la noche con sus gritos.

-Dejemos esto por ahora, Amor- sugirió a su amante, mientras enrollaba a Callisto en una pequeña y suave toalla, haciendo que ella riera ante la sensación de cosquilleo que le ocasionó que él la secara-. Además, ella me desafiará cuando llegue a la edad, estoy seguro

Harry le lanzó una mirada.

-Pero, Sev........empezó, sólo para ser cortado.

-Sin peros- declaró el mago mayor con firmeza, colocando a su hija un trajecito de dormir color aguamarina-. Te aseguro que se rebelará contra mí cuando le convenga. Y verás, a medida que vaya creciendo, que lo hará cada vez con más frecuencia, y mirarás hacia atrás hasta el día de hoy, recordando el tiempo en que era una inocente pequeña.....

El joven estaba prácticamente doblado de la risa.

-Bien, bien, capto tu punto- logró decir, intentando recobrar el aliento-. No la elogiaré ni le pediré nuevamente que diga 'NO' para nosotros, ¿vale?- los ojos esmeralda brillaron con la risa.

Severus suspiró y decidió ignorar a su joven pareja, y en su lugar desvió su atención hacia el paquete en sus brazos.

-Callisto, tu padre es una vergüenza- le dijo en un susurro, tomando represalias ante la broma de su amante-. Harías bien en recordarlo.

Ella sonrió alegre y alcanzó un perdido mechón de pelo. Harry se echó a reír.

-¡Sí, así se hace!- la animo juguetonamente-. ¡Jálale el pelo! Enséñale una lección al cretino grasiento! ¡Nadie insulta a tu padre y se sale con la suya!

Severus puso los ojos en blanco y Callisto gorjeó feliz. Volviendo la vista hacia su pareja, el Slytherin sonrió maliciosamente

-Creo que ella está de acuerdo en que tengo inmunidad diplomática en esto, señor Potter. Soy, después de todo, su *otro* padre, y tu enamorado, lo que quiere decir que puedo *insultarte* con el corazón tranquilo.

-Oh, ¿así es la cosa, Profesor Snape?- replicó el Gryffindor, cruzando los brazos sobre el pecho y frunciendo el ceño ligeramente-. Entonces, usando la misma lógica, *Yo* también puedo *insultarte* con el corazón tranquilo.......o...- aquí sonrió malvadamente-, sencillamente puedo negarme al sexo que adormece la mente, hasta que te rindas y te disculpes.....

Los ojos de Severus se estrecharon al mirar a su amante.

-No te atreverías.....

-¿No?- el tono de Harry era de completa inocencia; incluso batió las pestañas juguetonamente para optimizar los efectos de su charada.

Severus rió entre dientes ligeramente.

-Muy bien, Potter. Me disculpo.

El joven mago sonrió, y se acerco a besar castamente la mejilla de su amante.

-Sabía que verías mi punto de vista.

-De hecho...- el Maestro de Pociones sonrió, antes de levantar un poco más la bebé en sus brazos, como recordándole a Harry su presencia-. Y ahora, creo que es hora de que la llevemos a la cama. Sólo Merlín sabe qué hará si la dejamos aquí por más tiempo.

Con un asentimiento, el Gryffindor dio la vuelta encaminándose hacia el cuarto de niños.

~*~

-¿Harry?- llamó Severus suavemente, apoyándose sobre el codo y mirándolo en la oscuridad

El joven mago rodó sobre si mismo para quedar frente a su amado.

-¿Hmmm?- inquirió, sintiéndose saciado luego de haber hecho el amor.

La luna brillaba a través de la ventana, destacando los ángulos del rostro de Harry, y el Slytherin sonrió a su joven pareja, que tenía los párpados cerrados y los labios completamente besados. Se inclinó hacia delante y colocó un suave beso en su frente.

-Todavía no te he dado tu obsequio......

Harry, quien estaba cansado y extremadamente saciado, retorció sus facciones con confusión.

-Pero yo creía que todo lo que organizaste hoy *era* mi obsequio- le sonrió- . Y amé cada segundo de......

El otro mago esbozó una pequeña sonrisa

-Sí, esa fue una parte de mi regalo- se sentó y tomó su varita que estaba a un lado de la cama. Luego de murmurar un encantamiento, la habitación se iluminó y Harry lo pudo ver apropiadamente. Otro hechizo hizo aparecer un pequeño objeto en la mano de Snape. Sin embargo, por mucho que lo intentó, Harry no pudo verlo lo suficiente como para distinguir de qué se trataba

-Esto- continuo Severus, sin abandonar los ojos de su joven pareja- es la parte más importante. Creí mejor entregártelo en privado, en lugar de esta tarde.

Harry encontró que una pequeña caja de madera era depositada en su mano, y la miró fijamente, detallando el intrincado diseño grabado en la tapa. Snape suspiró.

-Entonces- lo animó-. ¿Te vas a quedar ahí sentado mirando eso?

El joven mago sonrió.

-Paciencia, Sev......- giró la cajita entre sus manos, analizando cada línea del grabado.

-Es hermosa.....

Lentamente quitó el cierre y levantó la tapa. Una pequeña nota, garabateada en la perfecta caligrafía de su amante, cayó en su regazo, distrayéndolo momentáneamente del resto del contenido de la caja. Tomó el pergamino y leyó las palabras, mientras sus labios formaban una 'O' por la sorpresa. Los ojos de Harry se precipitaron del texto hacia las dos bandas de platino que permanecían en la caja, y luego al impasible rostro de su amado

-Merlín, Sev....- jadeó, escuchando su propia voz asombrada-. Sí- sonrió, recuperándose de la impresión inicial-. Sí, por supuesto. Te amo.

El mago mayor dejó escapar el aire que no se había dado cuenta que estaba reteniendo y alcanzó la cajita, cerrando la tapa y colocándola con cuidado en la mesita de noche, antes de prácticamente lanzarse sobre Harry.

-Yo también te amo, Potter- sonrió, clavando al joven en la cama mientras lo besaba.

La nota cayó al piso, olvidada por ambos. Después de todo, estaban demasiado ocupados con otros asuntos.

Harry

En éste, tu décimo octavo cumpleaños, te entrego mi corazón, mi
cuerpo y mi alma por el resto de mi vida mortal y más allá. A
cambio, deseo lo mismo de ti. Las bandas son anillos
tradicionales de enlace, los cuales llevaremos ambos si aceptas
mi ofrecimiento.

¿Me harías el honor de convertirte en mi enlace, mi alma gemela,
mi esposo?

Eternamente tuyo.

Severus Snape.

~*~

-¡No!- Callie gritó, luciendo extremadamente orgullosa de si misma. Severus suspiró, ocultando la sonrisa. La palabra había perdido su encanto días atrás, cuando la había estado gritando sus buenas dos horas. Una mirada de semi-orgullo acompañaba con frecuencia a la palabra, y le recordaba a sus padres, de tanto en tanto, que genéticamente seguía siendo una Malfoy.

-¡Noooooo!- gritó la niña una vez más, haciendo que su papi Slytherin le lanzara una mirada poco entusiasta.

-¿No se supone que ya deberías saber otras palabras?- preguntó.

-No- replicó ella, sonriendo, antes de meter su minúsculo puño en su boca, haciendo que la saliva goteara por sus mejillas.

Severus suspiró de nuevo, mientras se replanteaba que su primera palabra había perdido su encanto.

-No lo creo- con una sonrisa se sentó y observó a su hija mientras se entretenía con la manta, una vez más reflexionando sobre cuánto había crecido. Apenas unos meses atrás, era incapaz de sostener su propia cabeza y ahora podía levantarse sola y rodar en redondo sin ayuda. Pronto aprendería a gatear, luego a caminar......y antes de que se diera cuenta, habría crecido y se habría ido de casa, probablemente a vivir con algún arrogante pedazo de mierda que no le daría todo el respeto que merecía y.......

Detuvo su excursión interna y maldijo su excesivamente activa imaginación.

Por ahora, Callie había dejado de masticar su mano y había optado por babear sobre uno de los juguetes que Harry le había comprado recientemente. ¡Y el joven se quejaba, diciendo que temía que Severus la consintiera demasiado! ¡Ja! A este ritmo, ninguno de ellos podría culpar al otro de este crimen en particular.

Hablando de Harry, pensaba Severus lanzando un vistazo al reloj de pared, debería estar en casa en una hora, siempre y cuando su cita con Lucius no se retrasara.

El Maestro de Pociones no estaba seguro de que fuera buena idea permitir que Malfoy pasara tiempo con la pequeña. Él y Harry habían discutido sobre el tema hasta que ambos se pusieron azules, y él concedió que, de hecho, su joven pareja parecía saber lo que estaba haciendo. Además, sabía que su prometido Gryffindor, título que aún le daba un pequeño zumbido de placer cuando pensaba en ello, nunca haría nada que pensara que podría dañar a Callisto de alguna manera. Así, Harry había ganado y programó hablar con el rubio aristócrata, con la esperanza de que pudieran alcanzar una tregua, de alguna clase, con la intención de crear la mejor atmósfera para que Callie creciera.

El sonido de la puerta de entrada al abrirse y cerrarse sacó a Severus de sus pensamientos, y sonrió mientras Harry entraba en la habitación.

-Llegas temprano- declaró, antes de levantarse y precipitarse hacia su prometido, capturando sus labios en un tierno beso. Alejándolo, preguntó repentinamente serio- ¿Cómo te fue en la reunión?

-Mejor de lo que esperaba- Harry se encogió de hombros-. Malfoy es........diferente a como yo pensaba que era......quiero decir, fue un Mortífago.......pero cuando hablas con él, me refiero a *realmente* hablar con él.......no lo reconocerías. Parece tan......humano.

Snape asintió.

-Comprensible.

-.....Así que, estuvimos hablando y decidimos dejar a un lado 'los intentos de matarnos uno al otro' y tratar de empezar de nuevo....- contaba Harry-. Y, ya que las cosas parecen estar bien......lo invité a tomar el té, para que pudiera conocer a Callie apropiadamente.

-¿Tú qué?- preguntó Severus, positivamente desconcertado-. Sea lo que sea que te ha poseído......

El joven mago frunció el ceño.

-Sev, ya hemos pasado por esto- amonestó al Slytherin, interrumpiéndolo-. Callisto tiene derecho a conocer a su familia, y él realmente quiere conocerla. Es todo lo que le queda de Draco.....y creo que esto podría ser bueno para ambos- suspiró-. Sé que no te gusta la idea.....también es difícil para mí......pero es su abuelo. Creo que al menos deberíamos darle una oportunidad.

Sabiendo que no había nada que pudiera decir o hacer para cambiar la decisión de Harry, Severus asintió. Sólo tendría que acostumbrarse a tener tanto a Black como a Malfoy por allí rondando.

A regañadientes, esperaba que Harry estuviera agradecido por su consentimiento.

~*~

Esa tarde encontraron a Lucius Malfoy parado en el corazón de la chimenea de la salita de Harry y Severus. Renunciaron a los saludos formales antes de sentarse en los sofás, donde humeantes tazas de café esperaban por ellos. Al comienzo la conversación resultó incómoda, aunque después de un rato, Lucius y Severus parecieron relajarse; sin embargo, sospechaban que mientras no estaban viendo, Harry había deslizado algún tipo de tranquilizante en sus tazas.

-De cualquier manera, Harry me estaba contando que Callisto habó su primera palabra el otro día- comenzó Lucius, tomando una galleta. Miró a su compañero de Slytherin-. ¿Es cierto, Severus?

El aludido asintió con un brillo de orgullo en los ojos.

-Es, de hecho, correcto- replicó-. Aunque su elección de palabra dejó mucho que desear.

-¿Oh?- el rubio estaba verdaderamente intrigado-, ¿y cuál fue su primera palabra?

Snape frunció el ceño.

-No.

-¿No?

El maestro de pociones asintió.

-No. Su primera palabra fue un rechazo general a hacer o conocer algo. Parece tener tendencia al desafío.

El aristócrata rió disimuladamente.

-Definitivamente una Malfoy

Snape sonrió.

-Definitivamente una Slytherin.

Harry puso los ojos en blanco.

-Saben, merecerían que ella fuera una Gryffindor, o lo que es peor, una Hufflepuff.

Ambos hombres lo miraron, completamente horrorizados.

-Eso *NO* fue gracioso, Amor- declaró Snape, los brazos plegados sobre su pecho. Lucius asintió indicando que estaba de acuerdo.

-No ha habido un Hufflepuff en las dinastías Malfoy o Potter en siglos- comentó Malfoy y luego miró a su compañero de Slytherin-. Y *jamás* ha habido un Hufflepuff entre los Snape.

Los ojos de Harry brillaron con curiosidad.

-Es curioso como ustedes dos no han dicho nada sobre la falta de 'Gryfindors' en el linaje Malfoy o el linaje Snape- fue silenciado por dos furiosas miradas, casi idénticas. Con un pesado suspiro, alzó sus manos en señal de rendición-. Está bien, está bien, me callaré

0n estridente llanto, realzado por el encantamiento de monitor, sonó media hora más tarde, señal de que la siesta de la tarde de Callie había terminado. Harry se levantó de su asiento y después de disculparse, salió de la habitación y subió las escaleras. Regresó minutos más tarde, bastante aturdido, trasportando en sus brazos una bebé completamente despierta y relativamente contenta.

-Disculpen- musitó, colocando a la bebé en brazos de su otro papá-, pero estaba verdaderamente terrible. No me dejaba cambiarla- sonrió-. Pero yo todavía gano.

Severus sacudió la cabeza ligeramente divertido.

-Cuánto talento- masculló-. Pudiste engañar a una bebé.

La bebé en cuestión había guardado silencio, al notar que había otro hombre con sus padres en la habitación . Se le quedó mirando con intensidad, del mismo modo que él la estaba observando.

Lucius no pudo evitar que una pequeña sonrisa llegara a sus labios mientras la observaba. En el mes que había pasado desde que viera a su nieta por primera vez, ésta había crecido, aparentemente en la cantidad justa.

-Hola- comenzó el rubio, sintiéndose algo inquieto con la situación. No estaba muy seguro de cómo comportarse con la pequeña

Ojos iguales a nubes de tormenta se estrecharon en su dirección, claramente evaluándolo.

-¡Lo!- la niña intentó imitarlo, sonriendo por los elogios que había recibido de sus padres. El rubio le sonrió, pero evito hacer cualquier sonido de felicitación ante la nueva palabra descubierta. Ella extendió los brazos hacia él, intentando inspeccionar al intruso.

Severus le lanzó una mirada a Lucius, antes de permitir que tomara a Callisto en sus manos. El aristócrata ignoró la mirada, desestimando con un movimiento de su mano una vez la bebé estuvo seguramente sentada en su regazo.

Callisto alcanzó el rostro del otro y plantó una mano regordeta en su mejilla. Lucius permaneció en silencio, sus ojos estudiándola todo el tiempo, secretamente atemorizado por su curiosidad. Ella gorjeó feliz, balbuceando en su lenguaje de bebé mientras examinaba a la nueva persona.

Lucius ayudó a que se parara sobre su regazo, complaciendo su inspección sobre su persona. Instantáneamente se arrepintió cuando ella encontró su coleta. Siseó con dolor mientras la pequeña jalaba feliz sus largos mechones rubios.

-Oh, sí- musitó Severus desde el asiento opuesto al de Lucius-. Callisto tiene una fuerte obsesión por jugar con el pelo, especialmente si es largo y fácilmente accesible- se encogió de hombros-. Había olvidado mencionarlo.......lo siento.

Algo en el tono del hombre sugirió al Slytherin que su anfitrión estaba haciendo cualquier cosa menos disculparse. Lucius suspiró, y regresó su atención a la sonriente bebé. Su sonrisa se amplió, sorprendiendo a los otros ocupantes de la habitación, aunque se perdió de la mirada que los otros intercambiaron mientras su atención estaba enfocada exclusivamente en su nieta. Ahora que la guerra había finalizado, y todas las razones para apoyar al Señor Oscuro habían desaparecido, podría ser capaz de empezar a construir una relación con la chiquilla; la clase de relación que nunca tuvo oportunidad de construir con su hijo.

Claro, si es que no la estrangulaba primero, medito sin mucho entusiasmo mientras ella continuaba jalando su cabello entusiasmada.

~*~

Pocas semanas después se encontraba Harry listo para asistir a sus primeras clases en la universidad mágica de la zona y Severus preparándose para asumir un nuevo año de enseñanza. La pareja se había pasado muchas horas discutiendo sobre los planes para el cuidado de su hija durante las horas que a ambos les fuera imposible, y eventualmente habían decidido permitir a Lucius vigilarla durante ese tiempo y, los días en que éste no pudiera, la tarea le competería a Sirius.

-Por Merlín, ¿qué estás haciendo?- preguntó Severus a su pareja, mientras 'literalmente' echaba chispas desde la puerta del cuarto de niños.

Harry se detuvo y volvió sobre sus pasos; el Gryffindor llevaba un zapato en la boca, mientras saltaba a la pata coja sobre el pie que calzaba el otro zapato medio torcido, con los cordones sueltos. Intento contestar a su prometido, olvidando finalmente el zapato que sostenía entre los dientes.

-Mmmwunwingate- masculló, ganándose una ceja arqueada como respuesta.

Con un suspiro, se quitó el calzado de la boca y aclaró su anterior declaración.

-Dije- comenzó, en un tono que insinuaba a Severus que era un tondo por no entenderlo la primera vez-, que voy retrasado.

El maestro de pociones puso los ojos en blanco y colocó a su hija en una posición más cómoda sobre su otra cadera.

-Quizás si colocaras *ambos* zapatos en tus pies- comenzó, en tono seco, pero Harry lo interrumpió.

-Oh, muy gracioso, Amor-. Declaró, mientras se acercaba a besar a su hija en la frente, amorosamente-. Pero en este momento no tengo tiempo para tonterías. Se supone que debo estar en clase en cinco minutos y ni siquiera he salido de las barreras anti-apariciones- suspiró nuevamente y pasó la mano por su cabello-. Así que, debo irme....- le dio a Severus un casto beso en la mejilla-. ¿Estás seguro que no tendrás problemas por llevarla a la reunión de profesores?- hizo un gesto hacia la pequeña mientras se alejaba-. Quiero decir, cuatro horas es demasiado tiempo para que permanezca quieta.....incluso con un descanso para tomar aire y comer.

Snape rodó los ojos y asintió.

-Soy completamente capaz de cuidar a nuestra hija, Potter- bufó-. Además, los otros profesores la adoran, Merlín sabrá *por qué*- bromeó-, y no me perdonarían si me apareciera sin ella.

-Okey. Bien. Como sea. De verdad tengo que irme- dijo Harry a modo de réplica, besando una vez más a cada miembro de su familia, y deslizando su pie en el zapato casi sin fijarse-. Los veré esta tarde. Debo regresar a eso de las cuatro, pues todavía tengo que ir al Callejón Diagon a comprar unos libros de texto....

Con una pequeña sonrisa, Severus asintió, deseándole a su prometido suerte en su primer día de clases, y luego observó como Harry salía corriendo, camino del vestíbulo.

-Merlín ayude a sus profesores- murmuró en voz baja, su mente corriendo por los recuerdos de los siete años de Harry en Hogwarts.

Callisto se limitó a reír en brazos de su papi, pateando sus pequeñas piernas a los lados, demandando ser nuevamente receptora de su atención.

~*~

-¡Lo!- gritó Callie, riendo traviesamente mientras todos se volteaban a mirarla-. ¡Lo! ¡Lo! ¡LO!

Severus presionó el puente de su nariz. La reunión apenas llevaba veintitrés minutos cuando su hija había comenzado a impacientarse, y ahora estaba gritando con cierta periodicidad, evitando que el personal de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería pudiera hacer muchos progresos.

-Callisto- comenzó, su tono severo y frustrado-. Deja de comportarte así.

-Con honestidad, Severus- la voz de Minerva lo interrumpió desde el otro lado-. Apenas tiene ocho meses, no puedes esperar que te entienda.

El Maestro de Pociones bufó en respuesta a la Jefa de Gryffindor.

-Ella es más inteligente que el crédito que le das, Minerva- le dijo, como declarando un hecho-. Y no tengo ninguna duda de que comprende una reprimenda básica.

-¡No!-la bebé hizo eco, al escuchar a su papi usar su otra palabra para obtener atención-. ¡No! ¡No! ¡NO!

Su padre le frunció el ceño.

-¡Callisto!- gruñó, habiendo perdido la poca paciencia que le quedaba-. Detente.

Un instante después de levantarle la voz a su hija, Severus se arrepintió. Los ojos de la pequeña comenzaron a llenarse de lágrimas mientras lo miraba temerosa. Segundos más tarde, irrumpió en sonoros lamentos.

-Maldición- masculló en voz baja, antes de alzarla tiernamente hacia su hombro.

-¡Severus!- le recriminó la Profesora de Transformaciones-. ¡El lenguaje!

Debido a su preocupación por calmar el disgusto de la pequeña, el Jefe de Slytherin se limitó a poner los ojos en blanco ante su compañera, y continuar trazando tranquilizadores círculos sobre la espalda de su hija. Minutos después, la bebé ya se había calmado y estaba colocada en un corral mágico en una esquina de la habitación. A partir de ahí, la reunión progresó sin mayores problemas, con excepción de los intentos de Severus de cambiar a Callisto durante el descanso.

~*~

Los días pasaron y pronto llegó la hora de que Severus reasumiera sus clases, por lo que él y Harry se encontraban en la Mansión Malfoy, diciéndole adiós a su hija por ese día. Aunque ya antes habían pasado algún tiempo alejados de ella, se sentía definitivamente diferente a la época en que Harry cursaba su séptimo año, cuando la bebé todavía permanecía cerca de ellos, geográficamente hablando.

-.....y si tiene hambre- le decía el más joven de los dos al aristócrata-, le gusta comer crema de banana a media mañana, pero no demasiada porque estamos tratando que se acostumbre a los vegetales y.....

-Por última vez, Potter, soy perfectamente capaz de cuidar a mi nieta- lo interrumpió Lucius-. Y, cuando me falte experiencia, puedo consultar a los elfos domésticos.

-Oh- Harry sorbió por la nariz-. Bien, sí, eso está bien, pero.....

-Harry- esta vez fue Severus quien lo interrumpió-. El tiempo es esencial. Si Lucius tiene algún problema, siempre puede enviar por mí a Hogwarts.

Con un suspiro de derrota, Harry asintió.

-Vale, bien....- miro una vez más a su hija, quien al parecer estaba muy contenta, masticando la solapa de la capa de su abuelo, y se inclinó para darle un beso de despedida-. Se buena con tu abuelo- la instruyó, medio descorazonado, ganándose un apretón en el hombro por parte de su prometido.

Enderezándose, el Gryffindor miró al aristócrata.

-Gracias de nuevo, Lucius- dijo, ligeramente rígido.

Malfoy lo desestimó con un movimiento de su mano

-Es mi sangre, Harry. No es un peso cuidar de ella, de ninguna manera.

El joven asintió, una pequeña sonrisa honrando sus labios. Había leído entre líneas y se dio cuenta que Severus y él estaban haciendo lo correcto al permitir que Callie y Lucius se relacionaran. Después de todo, aparte del aristócrata, Severus y él mismo, la pequeña no tenía ningún otro familiar. Había mucho adultos que la adoraban, pero siempre sería algo extraño, en opinión de Harry

A veces, al Gryffindor le deprimía el hecho de que la pequeña no tuviera una abuela, u otra fuerza maternal, en su vida. El hecho de pensar que sus padres podrían estar cuidando de ellos desde algún lugar del Universo elevaba un poco su espíritu, no importando cuan dramático pudiera ser el sueño. Sin embargo, el pasado no podía ser cambiado, y se condenaría si la privaba de los pocos parientes que le quedaban.

Una tos a la derecha de Harry le indicó que era tiempo de partir, y se despidió de su hija y el abuelo de ella, apenas notando que Severus estaba haciendo lo mismo. Una mano cálida y ligeramente callosa tomo la suya y juntos salieron de la propiedad, hacia la línea donde terminaban las defensas anti-aparición.

A regañadientes, el Gryffindor retiró su mano de su amado.

-Entonces, te veré en la tarde- le sonrió y beso a su antiguo Profesor de Pociones en la mejilla-. Y al menos *trata* de ser justo con los Gryffs este año. Nunca se sabe, Callie podría llegar a ser uno de ellos.

Con un guiño final, y sin permitir a Severus contestar, Harry desapareció del sitio y apareció en los terrenos de la universidad.

Continuará.......

Bueno, brujitas y magos, ya sólo nos resta el epílogo de esta historia. Esperamos que les haya gustado este capítulo. Las invitamos a leer las nuevas traducciones, Atracción Magnética y Una Graduación Para Recordar. Besos

Gala Snape: ¿Cansarnos? Jamás. Pero si eres muy buena y una fiel lectora. Sí, la pequeña parece que tiene un carácter que se las trae. Pobrecitos papis, les va a sacar canas verdes. Besitos y te esperamos en el final.

Luzy Snape: Pues aquí tienes el catorce, esperamos que te haya gustado. Besos.

Ana Rickman: Holis. Sip, las verdad es que en esta historia hasta Lucius es un encanto, ya está de niñera y todo, y la madurez de Harry es increíble. Si, da tristeza que la historia se acabe, pero como puedes ver estamos empezando nuevas traducciones y dentro de poco comenzaremos una NC 17 que publicaremos en el grupo, ya que ffnet nos puede complicar la vida. Besos y cuídate mucho.

Marla: Pues como que la mamá de Aidan no es muy importante en la historia, lo importante era que Charlie asumiera a su hijo con alegría y amor. Esperamos te haya gustado este capítulo. Bye

Azalea: Pues si te sorprendiste antes con Lucius, ¿te lo imaginas ahora de niñero? ¡Quien lo pudiera ver! Si, tampoco queremos que acabe, pero no te preocupes, final feliz garantizado, no nos gusta traducir historias con finales tristes. Besitos.