CAPÍTULO 7: NUEVO RENACER

-¿Una pregunta que solo Hades puede contestar?- preguntó Radamanthys sin entender. Pandora, a pesar de que no entendía nada tampoco, asintió.

-Está bien- dijo, señalando el hueco en el muro de los Lamentos, que los caballeros dorados habían hecho.

-Gracias- dijo Saori- solo una cosa más: esperen con Perséfone...-

-De acuerdo- dijo Pandora. Los jueces asintieron y entraron a la habitación de Perséfone en silencio.

-¿Y qué haremos nosotros, Saori?- preguntó Seiya.

-Lo verás en un momento- contestó ella- para ello, necesito a Shun...-

Saori y los cinco caballeros pasaron por el hueco hacia Elíseo. Ahí, en el suelo, justo donde Saori lo había dejado vencido, yacía el cuerpo sin vida de Hades. Un delicioso perfume surgía de él, y una rosa yacía sobre el pecho del dios.

-Esto fue obra de Perséfone- observó Saori- ella tiene el poder de hacer crecer las plantas, igual que su madre...-

-Pero ella no tiene el alma tan horrible como Deméter...-

Todos guardaron silencio un momento.

-¿Qué has venido a hacer aquí, Atena?- dijo Shun de pronto, cambiando su tono- ¿acaso has venido a asegurarte de que siga muerto?-

-Hades- dijo Saori- tengo algo que preguntarte...-

Shun se encogió de hombros, dando a entender que escuchara.

-Zeus ha ordenado a Deméter que no obligue a Perséfone a volver con ella otra vez- dijo Saori. Shun sonrió tristemente.

-Por lo menos ahora ella es libre- dijo Hades a través de la voz de Shun- pero aún no has hecho la pregunta-

-Esta es- dijo Saori- ¿prometes dejar la tierra en paz si te devuelvo la vida?-

-Atena- dijo Hades- nunca fue mi intención destruir a la tierra. Sí- continuó el dios- si me devuelves la vida, le juro solemnemente que no volveré a hacer nada parecido, con tal de que me permitas volver con Perséfone para siempre... viviremos en paz con ustedes-

-Entonces, Hades- dijo Saori- deja el cuerpo de Shun y vuelve al tuyo-

-Gracias, Atena- dijo Hades, arrodillándose. Después, una sombra blanca salió del cuerpo de Shun y entró al de Hades. Saori tocó el cuerpo de Hades con la mano derecha y encendió su cosmo. La herida que ella misma había hecho desapareció. Hades movió los párpados con debilidad.

-Vámonos, caballeros- dijo Saori- tenemos que ir con Perséfone-

-Pero Saori, ¿qué pasará con Hades?- preguntó Seiya.

-Él volverá a la vida, aunque lentamente. Antes, tengo que llevarle esto a Perséfone- dijo mostrando la cajita negra que Perséfone había dejado en el Santuario. Saori y los caballeros de bronce fueron a la habitación donde dormía la joven diosa.

Radamanthys, Aikos y Minos estaban ahí, mirándose nerviosamente. Pandora estaban junto a su cuñada, acomodando los cabellos negros de la joven diosa con melancolía. Como la última vez que la habían visto, Perséfone seguía profundamente dormida.

Saori entró en silencio y colocó la cajita negra junto a la cama, y salió igual que como había entrado. Los jueces y Pandora suspiraron con tristeza... ellos creían que Hades aparecería junto con Saori en ese momento. Al salir, Saori encontró a alguien en la puerta. Un joven un poco mayor que ella, de cabellos y ojos negros, con una mirada llena de alegría a pesar de su seriedad.

-Atena- dijo él- no sabes cuanto te lo agradezco...-

-No pierdas más el tiempo- dijo Saori, interrumpiéndolo- ella está esperándote-

Con una sonrisa, Hades entró a la habitación. Al verlo, los tres jueces se inclinaron ante él, sin poder reprimir una sonrisa, y Pandora abrazó llorando a su hermano. Una vez libre de ella, Hades les pidió que salieran con una mirada. Una vez solo, Hades se sentó junto a Perséfone y le acarició el rostro con cariño.

-Sí, me eres muy querido, porque le arrancaste el dolor a mi reina... pero ahora déjala, porque es hora de que despierte...- dijo Hades, y una sombra negra salió del cuerpo de la diosa y volvió a la cajita negra. Después de unos minutos, Perséfone abrió sus hermosos ojos azules y vio a su amado Hades frente a ella, acariciando su rostro.

-Es un sueño...- murmuró ella sin levantarse- o Atena se apiadó de mí y ahora estoy muerta...-

-Ninguna de las dos- dijo Hades- gracias a que tú se lo pediste, Atena me regresó a la vida...-

Al escuchar esto, Perséfone se incorporó y se refugió entre los brazos de Hades. Éste la abrazó con delicadeza... había esperado tanto tiempo... y había estado tan cerca de perderla para siempre.

-Pero- dijo Perséfone, con un toque de de amargura en su voz- ¿tendré que volver al Olimpo? Porque aún es verano...-

-No, mi cielo- dijo Hades- Zeus ordenó que tú puedes decidir donde quedarte...-

Después de escuchar estas palabras, Perséfone se llenó de alegría y unió sus labios a los de su esposo. Ambos se besaron con la misma ternura que la primera vez.

-No vuelvas a dejarme, Hades- dijo ella al separar sus labios- no vuelvas a dejarme sola, por favor...-

-No te preocupes- contestó Hades, acariciando los cabellos de su esposa- no lo haré. Te lo prometo-

***************

Esa noche...

-¡Saori!- gritó Seiya.

-¡Atena!-gritaron los caballeros dorados, entrando al Templo donde se hallaba Saori.

-¿Qué sucede?- dijo ella, sorprendida.

-¡Es Hades! ¡Y los espectros!- gritó Shura- ¡vienen hacia acá!-

Confundida y sorprendida a la vez, Saori salió del templo. ¿Acaso Hades iba a romper su promesa? Al salir, vio a Hades frente a ella. Junto a él, de su mano, estaba Perséfone. Detrás de ellos, los tres jueces: Radamanthys, Minos y Aikos, y algunos otros espectros.

-¿Qué...?- comenzó Saori.

-Atena- dijo Hades- yo te agradecí ya lo que hiciste por mí. Pero mi esposa insistió en venir a agradecértelo...-

-No era necesario- dijo Saori algo apenada.

-Claro que sí lo era- dijo Perséfone, inclinándose ligeramente- te lo agradezco mucho, Atena...-

Entre los espectros que los acompañaban estaban Myu de Papillon, Niobe de Deep, Raimy de Gusano y Giganto de Cíclope... todos ellos mirando de mal humor a los caballeros dorados: no habían olvidado lo sucedido en las últimas batallas, pero parecía que Hades les había prohibido pelear con ellos.

Milo miraba algo embobado a la diosa Perséfone, cuando vio delante de él a un espectro que ya conocía: una chica de cabellos plateados y ojos rojos.

-Hola, caballero- dijo Silver, haciendo que Milo palideciera al reconocerla.

-Tú...-

-¿Yo qué?-

-Nada-

-Eres raro, ¿lo sabes?- dijo Silver levantando una ceja.

-¿Cómo pudiste vencerme la otra vez?-preguntó Milo.

-Fácil- dijo Silver-no solo soy aprendiz del señor Radamanthys, sino que los demás espectros también me enseñan sus técnicas-

-Sin embargo, fue pura suerte- dijo Milo- no creo que lo logres de nuevo...-

-¿Ah, sí?- dijo ella- estoy lista para patearte el trasero de nuevo cuando quieras...- pero una mirada de Radamanthys evitó que la joven hiciera lo que acababa de decir y que regresara con su maestro.

Al ver eso, Camus y Shaka rieron discretamente, pero no lo suficiente para que Milo no lo escuchara.

-¿Qué les parece tan gracioso?- preguntó Milo.

-La cara de miedo que pusiste- dijo Camus.

-¿Yo? ¿Miedo?- dijo Milo- Ja! Ya quisieran...-

Este último comentario solo provocó más risas de los dos caballeros dorados.

***************

Más tarde, al volver a su reino, Hades agradeció a todos sus espectros el haberse quedado a proteger a Perséfone, a pesar de que no sabían la precaución que había tomado.

-No es necesario que nos agradezca, mi señor- dijo Radamanthys- ese era nuestro deber...-

-Gracias, Radamanthys- dijo Hades y, tomando a Perséfone por la mano, la condujo a su habitación.

Una vez a solas, los dos dioses se abrazaron con ternura. Estaban felices de haberse recuperado, esta vez para siempre. Hades, sobre todo, estaba encantado con la fidelidad de su esposa y su insistencia para ayudarlo. La miró con ternura. Sí, claro que había valido la pena esperar y sufrir por ella.

-Hades- dijo ella de pronto- ¿qué se sentía estar como estabas? Quiero decir, antes de que Atena te volviera a la vida...-

-Estaba en un lugar muy extraño- dijo Hades- muy pacífico, donde no había dolor ni preocupaciones... ni tiempo, ni vida ni muerte...-

-¿Entonces... hice mal trayéndote de vuelta?- preguntó Perséfone, algo preocupada.

-En absoluto- dijo Hades- aunque ese lugar era el mismísimo paraíso, yo solo tenía en mente dos cosas: un lugar y una mujer. El lugar era este mundo, y esa mujer, Perséfone, eras tú-

Perséfone abrazó sonriente a Hades, quien la recibió entre sus brazos y la besó.

FIN

Listo!!! Terminado... (al fin jeje, ya me puedo ir a dormir) Espero que les haya gustado... Muchas gracias a Silver por dejarme incluirla en mi fic, (te cumplí el deseo de golpear a Milo) y muchas gracias a todos los que me mandaron review...

Abby L.