¡Hola! ^_^

Acá estoy ¡Con el último capítulo!

Este también se me alargo.

Les pido un "pequeño" favor: No me maten por el final, soy demasiado joven.

Aclaraciones: [] Comentarios fuera del fiction; () Comentarios dentro del fiction: notas o llamadas telefónicas.

Aclaraciones II: NO soy periodista; NUNCA estuve en Japón; los personajes JAMÁS serán míos.

¡Los dejo con el capítulo!

La columna

Tercera Parte: Destinos

Al llegar a este punto, Inuyasha esbozo una sonrisa melancolía y se quedo ensimismado.

Para ese entones Miroku ya se había recuperado de su bajón repentino y le reclamaba a Ken el licor que le había pedido.

El bar estaba bastante bullicioso. Se había llenado de gente que reía, charlaba y fumaba. El humo del cigarrillo empezaba a marearme y me pregunte cuanto más duraría aquello.

Estaba pensando en pedirles que me dieran una entrevista al otro día, cuando Miroku me miro.

Bueno.- me dijo.- Finalmente ellos se reencontraron.- se bajo de un trago la copa de licor.- Eran tan felices. Yo salí un par de veces con Sango.- agrego pensativo, como si estuviera recordando cosas muy viejas.

Aquí fue.- dijo de pronto Inuyasha.- Este fue el escenario del momento más feliz de mi vida, cuando se lo pedí.-

Cuanto ha pasado en tres años... - observo melancólicamente el de ojos azules.- En una noche nuestras vidas se derrumbaron, Inuyasha.-

¿Qué quiere decir eso?- pregunte intrigada.

Un escritor dijo una vez.- susurró el rubio.- Que en cada ser humano hay una máquina de felicidad, y otra de sufrimiento. La mayoría de las veces funcionan igual, parejo, el mismo tiempo y cantidad. Pero hay otros casos, me atrevería a decir que el mío, la máquina de sufrimiento trabaja más que la de felicidad, jamás al revés. Por una hora de gloriosa felicidad se pagan años de dolor.-

Miroku decidió dejar de maltratar a su hígado y se la tomo con los pulmones, encendió un cigarrillo. Debo admitir que lo mire mal, así que lo aplasto en el cenicero y lo apago.

*****************************************************************************

Y entonces yo le dije: Sango me gustaría hablar contigo. ¿Qué dices hoy luego del trabajo? Y te juro que estaba temblando, con un miedo atroz que me dijera que no podía. Pero me dijo que sí ¿Y ahora que le digo? ¿Qué le digo? ¡Inuyasha! ¿Me oyes?-

¿Qué? Sí, sí claro. Deja de hablar así de Sango que estoy comiendo y me estas revolviendo el estómago.-

Miroku miro preocupado a su amigo. Ostentaba una expresión de intensa melancolía que no veía en meses.

¿Pasa algo?- pregunto el morocho.

No. Es solo que empalagas como hablas de las mujeres.- opino el otro.

Miroku evito, por poco, reírse.

Pero Inuyasha.- refuto.- Las mujeres son lo más maravilloso que Kami pudo haber creado. Deberías aprender a tratar con el debido cuidado a seres tan maravillosos.- Miro de reojo al chico de ojos miel.- Además no me digas que no me hablas así de Kagóme, porque no te creo.-

Oh, sí. Claro que de Kagóme te hablo tan empalagoso.- admitió con algo de recelo Inuyasha.- Pero solo de Kagóme, no de cualquiera que se me cruza.-

¡Ay, Inuyasha! Tienes que aprender que todas las mujeres merecen la misma atención.-

El otro gruño y mastico la ensalada con desgano.

¿Y bien? ¿Qué pasa ahora?- pregunto Miroku.

Nada, es solo que... -

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

Kagóme giro en la cama. La mente se le aclaro poco a poco.

Se enderezo, cubriendosé con las sábanas y entorno los ojos para ver bien el despertador.

¡Kyaa!- grito, al tiempo que saltaba de la cama y se cubría con una mullida bata blanca. Rodeo la cama y sacudió a quién dormía a su lado.

¡Inuyasha! ¡Se hizo tarde! ¡Ya son las 7:30! ¡Despierta!-

El hombre murmuro algo, se giro en la cama y siguió durmiendo.

¡Oh, Inuyasha!- Dijo al tiempo que se comenzaba a vestirse.- ¡Despierta!-

Ya, ya.- contestó finalmente él, abriendo los ojos y sentandosé.- Vete a cambiar que haré el desayuno... -

Media hora después Kagóme salió del baño, vestida con el uniforme de la empresa. Beso suavemente en los labios a Inuyasha y se sentó a la mesa.

La vida de Inuyasha era de esas que podrías decir "perfectas" tenía un buen pasar económico. (Ambos tenían buen sueldo.) Kagóme tenía un título de relaciones públicas y comunicación. Inuyasha se acababa de recibir de contador. (Y lo más importante.)Se amaban muchisimo y vivían juntos desde hacia tres meses.

Ese era un viaje más de lo que llevaba haciendo Kagóme en dos años de trabajar para el Sr. Yukishiro, su jefe.

Si ustedes se están imaginando un viejo baboso, desde ya los saco del error.

Era un hombre ya entrado en años, aunque no muy viejo. Todos lo querían mucho en la compañía. Era amable y paternal con todas las empleadas en general, y especialmente compresivo con las que estaban directamente a su cargo, entre ellas la joven Higurasyi.

Con los empleados hombre no tenía mayores problemas, a menos que los descubriera propasándose con las mujeres. Por ese motivo traía entre ceja y ceja a Miroku. Y también por ese motivo todas las empleadas soñaban con trabajar bajo su dirección.

Pero ahora el puesto de secretaria lo ocupaba Kagóme. Y lo hacía a las mil maravillas.

Todo hacia suponer que nada podía salir mal en ese viaje.

Sin embargo Inuyasha la miro preocupado todo el desayuno, el camino al aeropuerto y cuando ya estaban allí finalmente gano el impulso y le pidió que no viajará.

Kagóme rió despreocupadamente, con ganas, y lo beso.

No te preocupes. Estaré bien y es un viaje muy corto, solo tres, cuatro días, es una reunión muy importante y no podría dejar al Sr. Yukishiro solo.-

Inuyasha no volvió a pedírselo. Asintió, diciendosé que su miedo era tonto, y la dejo irse.

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

Es solo que... - continuo con dificultad Inuyasha.- Kagóme llega mañana. En cinco días recibí solo una llamada. Y ella acostumbra a llamarme más.- La voz evidenciaba un tono de preocupación inusitada.- Su vuelo llega mañana a las siete de la tarde. La primer escala fue a la doce del mediodía y son las dos de la tarde y no he tenido noticias de ella.-

No te preocupes.- dijo comprensivamente su amigo.- Ya sabes como son los viajes: tuvo un retraso en la aduana, tiene que llenar papeles, perdieron sus valijas, el avión tuvo un desperfecto.-

Al mencionar lo último, Inuyasha lo miro rápidamente.

Pero es poco probable.- se apresuro a agregar el morocho, lamentando haberlo dicho algo así.

El otro afirmo, no muy convencido, y se bebió el jugo de naranja.

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

Todo el resto del día, Miroku se la paso acosando a Inuyasha a preguntas. Le consultaba si decirle tan o cual cosa a Sango; si ser directo o tener más tacto. (- En el buen sentido.- se apresuro a aclarar.) Si darle un regalo o no: ect, ect...

¡Ya callaté!- termino por gritarle el rubio.- Es solo una mujer, por Kami. Miroku, haz salido con miles de mujeres. En tu vida me haz consultado nada.-

Pensé que lo habías entendido.- balbuceo sorprendido Miroku.

Inuyasha detuvo su perorata para sorprenderse a gusto.

¿Entender qué?- dijo abruptamente.

Que Sango... No es como las demás mujeres... Sango me gusta... - Observo el gesto escéptico de su amigo.- Yo... creo que... la amo.-

Aquella revelación fue más de lo que el contador esperaba. El libro de marketing que tenía en las manos se le resbalo y cayo sobre su pie. Se agacho a recogerlo y cuando se levanto miro muy serio a su compañero.

Me parece bien.- dijo finalmente.- Sango es una chica excelente, la conozco desde los cuatro años. Y por eso mismo te aclaro algo. Le tengo mucho aprecio, además de que es la mejor amiga, y prima, de MI novia, de MI Kagóme. Así que yo no me entere de que jugaste con ella, porque te arrepentirás.-

Lo último lo dijo sonriente, casi de forma macabra. Así que su amigo trago saliva y se esforzó por contestar.

Puedes estar seguro de que no.- artículo.

Así esta mejor.- aprobó, aún sonriente, su amigo.- Mira, sabes que a cualquier mujer le gustan los regalos. Olvídalo con Sango. Su padre siempre tuvo dinero para regalar. Ella detesta el lujo en que vive su madrastra y su padre. [Acá vuelvo a hacer uso de la historia familiar que propongo en "En tiempo pasa..." Si quieren enterarse pueden leer el capítulo ocho, con algunas obvias adaptaciones. O pedírmela en un Rewiens.] Además tiene un medio hermano, lo adora. Él fue el que la salvo de tener todos los lujos para ella sola.-

O sea, su familia es de la "alta" [Clase alta, rica.] Pero sin embargo esta trabajando de recepcionista.-

Acertaste.-

Es complicada.-

Sin duda. Pero no sabes como detestaba pedirle dinero para nada a su padre. Recuerdo que una vez dejo de ir al Parque de Diversiones con nosotros porque no encontró ninguna changa. [Trabajo pequeño.] para ganar dinero.-

Entonces olvido llevarla un bonito restaurante y regarle una joya preciosa.-

¿Pensabas hacer eso?- se sorprendió Inuyasha.

¿Bromeas? No tengo ni la mitad del dinero necesario.-

U_Uu.-

(^_^u)

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

Aquella fue una noche interminable para ambos.

Miroku estaba por demás nervioso. Llamaba por teléfono a Inuyasha una vez cada hora, como mínimo. Finalmente su amigo desconecto el teléfono y se tendió en la cama.

Su miedo era irracional, se dijo. Después de todo era un simple viaje, Kagóme había hecho cientos antes de reencontrarse con él; ¿Qué? ¿Ahora qué al fin eran felices tenía que pasar algo malo? No, absurdo. No podía, no debía pasar nada. La amaba mucho, de eso no tenía duda. Al principio habían sido amigos, los mejores. Pero luego, sin saber como se enamoraron.

Quizás siempre habían estado enamorados. Después de todo ¿Quién no conoce, no es testigo (Cuando no lo vive el mismo) de esos pequeños, tiernos, amores entre niños? Esos pequeños universos incompresibles para los mayores, y muchas veces para los mismos niños.

Quizás siempre habían estado enamorados, quizás no. Quizás el protegerse mutuamente, el conocerse con tanta profundidad, los había llevado a enamorarse.

Y esa era la raíz de su miedo.

Se conocían tanto, habían crecido juntos; Inuyasha había estado allí siempre en los momentos más tristes y más felices de Kagóme. En los momentos de gloriosa felicidad compartida. Y sabía que frágiles eran, con que facilidad el encanto se rompía.

Para resumir, todo era demasiado maravilloso, algo debía ocurrir que lo hiciera bajar a la Tierra.

Rogó con todas sus fuerzas que nada malo le pasara a Kagóme y se quedo dormido.

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

¿Lista, Sango?- le sonrió Miroku.

Solo un minuto más.- la chica le sonrió y termino de guardar las cosas en su cartera.- Vamos.-

Salieron del enorme e imponente edificio y caminaron calle abajo, mirando distraídamente a la gente y el tráfico. El cielo se cernía con un gris plomizo sobre ellos.

¿Y adónde quieres ir?- se sorprendió diciendo Miroku.

Era la pregunta más estúpida que había hecho desde los 17 años.

Sango lo miro, pensó un momento y propuso.

Caminemos.-

¿Caminar?- se sorprendió el hombre.

Sí.- ella ahogó una carcajada, divertida, y explico.- Es que hace tres meses que estoy aquí y he trabajado casi todo ese tiempo. Y ni siquiera he tenido un guía como Kami manda.- señalo la chica.

Esta bien.- Miroku le devolvió la sonrisa y continuaron caminando.

Cerca de las siete de la tarde entraron a un bar. Se sentaron en una mesa contra la ventana.

Todas las luces estaban encendidas, el ambiente era cálido. Afuera el viento helaba hasta los huesos y gruesos, oscuros nubarrones cubrían la panorámica.

Entre sorbo y sorbo de café, Sango le fue contando a Miroku de su infancia de pequeña salvaje en casa demasiado civilizada; de su hermano Kohaku. (- Comprobé que efectivamente le tenía adoración.- observo Miroku.) De la muerte de su madrastra y de su padre.

Al llegar a ese punto de la conversación, Miroku se volvió repentinamente serio.

¿Qué sucede?- pregunto preocupada la chica, que alcanzo a distinguir el cambio en su acompañante.

Nada. Solo que recordé a mi padre.-

Lo siento. ¿Murió?- murmuro Sango.

Sí. De una extraña enfermedad.- contestó Miroku.- La heredo de mi abuelo. Y en esa época no había tratamiento.-

¿Ahora tú si tienes? Por que me imagino que la heredaste también... -

No, en realidad. La genética es complicada, Sango.-

Finalmente salieron del bar una hora después. La lluvia ya se había desatado y tuvieron que guarnecerse bajo un toldo, mientras Miroku abría un paraguas empecinado en permanecer inactivo.

Afortunadamente el edificio de Sango estaba a pocas cuadras, salvaron la distancia en silencio.

Bueno, aquí es.- susurró la chica. - Muchas gracias por acompañarme.- Revolvió en la cartera y extrajo un llavero.

Espera.- la detuvo Miroku, tomando su mano.

Sango se dio vuelta lentamente.

¿Sí?- dijo.

Yo quería decirte... Yo te amo, Sango.-

Eso la tomo totalmente por sorpresa, se quedo boquiabierta. La cerró rápidamente y se quedo mirándolo a los ojos. ¡Cómo la hechizaban esos ojos azules!

Miroku la miro, haciendo un esfuerzo enorme por no perderse en el marrón brillante de los ojos de la mujer. Finalmente perdió el autocontrol y se acerco lentamente a ella, abrazándola por la cintura y besándola.

[¡Esta es la primera escena Mir/San que hago!]

De la sorpresa Sango paso a corresponderle, su cuerpo se aflojo levemente y las llaves cayeron al suelo.

El tintineo los sobresalto. Sango se agacho a recoger las llaves, al mismo tiempo que Miroku.

No te molestes, puedo hacerlo.- señalo.

De... acuerdo.-

Te veo mañana, adiós.- Sango le sonrío, con las mejillas levemente sonrojadas, y entro en el edificio.

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

Sango abrió la puerta de su apartamento y tiro el bolso en un sillón cercano. Se paso un dedo por labios, aún sonrojada.

No.- exclamo de pronto, en voz alta.- Tienes que quitártelo de la cabeza. No debes... -

Pero se detuvo, la lucecita roja del contestador titilaba.

Se acerco, temblando levemente, sin saber porque, y apretó el botón de "oír".

Sango querida... - dijo una voz de hombre.- Ya se cumplió más del plazo que te dimos... Recuerda que será dentro de una semana... Hay que ultimar detalles... Sería mejor que... En fin, ya lo sabes.-

Se oyó el sonido del fin del mensaje y Sango se desplomo sobre un sillón desocupado.

Takeda... - susurró, al tiempo que se cubría la cara con las manos.

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

Se había quedado dormido ¿Cómo pudo ocurrir eso? Le había costado horas dormirse. En su llamado a las ocho y media de la noche, Kagóme le dijo que había tenido unos retrasos y que debía cambiar el vuelo. Es decir, llegaría a las once del día siguiente. Recién eran las ocho.

Decidió darse un baño y desayunar algo antes de ir por ella al aeropuerto.

Tardo bastante en la ducha. Finalmente salió, ya completamente vestido y mientras preparaba algo de comer el teléfono sonó.

Diga... - palabras en la línea.- Si, soy yo.- más palabras.- Si, ella es... mi novia.-

La última explicación de la mujer al otro lado de la línea se perdió en aire.

El plato que sostenía cayo, haciéndose añicos.

- Señor, señor ¡Señor!- gritó la voz de la mujer desde el otro teléfono.

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

Miroku entro a la recepción. Se sentía tan feliz que podría haber besado a todo el que se le cruzara. Esbozo una sonrisa aún más enorme y se dirigió a Sango.

Aquel día Sango tenía un pantalón negro, botas de mismo color y una polera verde grisáceo. Tenía una mochila rosa y fucsia junto a ella y estaba completando unas planillas.

Absorbida por la tarea, no se percato de la presencia de Miroku.

Hola preciosa.- saludo él, sentandosé a su lado.

Hola.- contestó distraídamente la chica, levantando la hoja y empezando a llenar la de debajo.

Se quedaron en silencio, Sango acabo de llenar los papeles y se los dio a otra empleada, luego retrocedió a las sillas y se sentó.

Yo... es decir... nosotros... ayer... - balbuceó Miroku.

Discúlpame.- dijo de forma entrecortada Sango.

Miroku levanto la vista y la miro. Sango estaba concentrada en su falda, apretando con fuerza un abrigo que tenía sobre las rodillas.

¿Qué?- dijo de forma atontada él.

Disculpamé por lo de ayer.- explico Sango.

Pero... Yo te amo.- señalo el hombre, sorprendido.

Sango reprimió un sollozo, como si lo que estaba a punto de hacer fuera lo que más le dolía.

Exactamente. Yo... también te amo... Pero... No puede ser. Porque... Tengo prometido, Miroku.- sollozo.- Yo... yo los convencí de que me dejaran recorrer Japón y trabajar seis meses antes de la boda. Y luego de tres meses de vagar, llegue a Tokio y conseguí trabajo aquí. Y me hubiera ido a los 15 días de no ser... por ti.-

Por un momento Miroku pensó que el mundo acababa de derrumbarse.

Pero... No puedes... No puedes casarte... No lo amas.-

¿No lo entiendes? Te amo más que a Takeda.- Sango continuaba llorando copiosamente.- Pero... Hace cuatro años que estoy comprometida con él. Ya esta todo decidido, no quiero revolucionarlo todo ahora. Además no puedes llegar a entender como es mi padre.-

Miroku se quedo estático. No podía, no acertaba, no lograba entender todo aquello.

Te amo más que a Takeda.- repitió.- Pero... quizás sea solo pasajero. Me voy a casar.-

En ese momento la empleada llego con unas carpetas y un sobre para Sango.

Ella los tomo, se puso de pie y se colgó la mochila al hombro.

Adiós, Miroku.- dijo antes de salir al ruido de una céntrica calle en Tokio.

Recién entonces el cerebro de Miroku comenzó a trabajar.

La única mujer que había realmente amado; la única con la que había pensado vivir toda su vida, formar una familia.

Lo había dejado.

Lentamente salió del edificio ¿Qué más daba si lo despedían?

Se detuvo en la esquina a pensar.

Inuyasha.

Miro la hora. 10:30. Seguramente estaría camino al aeropuerto.

Decidió ir a la casa de su amigo de todas maneras y detuvo un taxi.

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

El timbre sonó.

Volvió a sonar.

Y una vez más.

Inuyasha no intento pararse. Se quedo allí, inmóvil.

Finalmente Miroku tentó el pomo de la puerta y entro.

¿Qué haces aquí, Inuyasha? ¿No irás por Kagóme- dono? En fin, menos mal, porque necesitaba hablar contigo. Ayer salí con Sango ¿Recuerdas?- No espero respuesta.- Después... la bese y le dije que la amaba y ella entro a su casa. Y hoy la veo ¿Y qué me dice?- se baja una copa de whisky, que Inuyasha tenía sobre la mesa.- ¡Se va a casar con otro! ¡Me engaño!-

Recién entonces detuvo su discurso y miro alrededor.

El departamento estaba oscuro, las cortinas corridas. Los platos sucios, incluso estaban los restos de un plato roto junto al teléfono. El teléfono en el suelo. Y por la puerta de la habitación se veía la cama revuelta.

¿Qué paso, Inuyasha?- dijo asustado Miroku. Luego reparo en lo que había tomado.- ¡Whisky, Inuyasha! ¡Son las once de la mañana! ¿¿Qué demonios haces bebiendo??-

El rubio levanto la cabeza y lo miro perdidamente. Tenía los ojos enrojecidos e hinchados.

Es Kagóme.- susurró.

¿Qué paso?- insistió Miroku, al tiempo que vaciaba la botella en el fregadero.

El avión en que venía con el Sr. Yukishiro... Cayó. Esta desaparecida, Miroku. Yukishiro murió, se ahogo.-

Su amigo no dijo nada más, saco varias latas de cerveza de la heladera y las dividió.

Salud, amigo.-

*****************************************************************************

Cuando Miroku e Inuyasha se acabaron el café y le pagaron a Ken, caí en la cuenta que todo había terminado.

Lo siento.- alcance a murmurar.

No tanto como nosotros.- contestó Inuyasha.

Cruzaron el bar y salieron a la calle.

Luego yo también pague y salí, para tomar aire frío de la calle. Los vi subir a un taxi y alejarse calle abajo.

Camine un par de calles más, iba ensimismada y me choque con alguien.

Lo siento.- murmure.

No hay problema.- me contestó la mujer.

Debía tener 28, 27 años. Tenía el cabello negro, con mechas rojizas y los ojos castaños. Sus facciones seguían siendo hermosas, pero parecían endurecidas por la pena y el dolor.

¿Kagóme?- balbuce.

¿Cómo?- pregunto amablemente.- Creo que me confundes con alguien. Aunque quizás... - un asomo de sonrisa afloro, y ella detuvo un colectivo. [Bus, autobús.] Y se subió.

Como no me había curado de ese encuentro, me choque con un hombre que cargaba varias bolsas.

Lo siento.- repetí.

No te preocupes.- La mujer, de cabello castaño corto le señalo el bar de donde había salido.- ¿Qué te parece si vamos a tomar algo allá, Takeda?-

Vamos.- asintió el hombre.

Vamos, Miroku.- apremio la mujer.

Un niño de unos dos años, de cabello castaño y ojos verdes le tomo la mano a su madre y, obediente, la siguió.

Camine una cuadra más y me detuve.

El alma se me retorció al pensar en los miles de encuentros, entre personas que se aprecian de verdad, que se pierden por día.

Pensé que renunciara a aquel trabajo y dejaría de escribir historias de vida.

Pare un taxi y me subí.

La crítica de cine me gusta más.

FIN

Recuerden el favor, recuerden el favor.

De todos modos espero que les haya gustado.

Ya saben como hacer para lapidarme.

Y como hacer para dejarme buenos comentarios.

[¡De la misma manera en ambos casos!]

RESPONDIENDO REVIEWS.

Miles: Bueno, este capítulo es más largo que el anterior. Y no sé si te aclare algo. ¡Muchas gracias por el comentario!

Yashi: La verdad, no tengo tu Rewiens para verlo ahora. Pero me acuerdo de algo de los recuerdos. Ya sé que no fueron muy agradables. [En realidad no sé si era la idea o no.] Pero esto lo supera ampliamente. Que bien que te hayan ayudado a entender la amistad esta. Y como ves, esta historia no supero a la tuya. La tuya es más optimista. ¡Muchas gracias por el comentario!

Kei_ Kudodgi: Lo continúe. Y lo termine.

¡Hasta el próximo fiction!