Light of the Darkness: La Vida del Indeseable

Mis queridas almas curiosas:

Muchas gracias a todas las que han decidido introducirse en mi mundo, en mi vida de secreta oscuridad... Gracias a todos esos comentarios que animan a que esta historia, siga adelante. Que animan a que no caiga en el olvido de esta gente que solo ve, lo que quiere ver. Vosotras, mis queridas almas curiosas, descubriréis el amor a la muerte y al amor mismo... Sólo comunicarme vuestro sentir, y las palabras fluirán por este gran río de papel...

Jenny/Jade: Muchas gracias por tus comentarios. Así cualquiera se anima a escribir... Aunque no todo el mérito es mío. Yo solo cuento, esta historia, vivida por estos, nuestros personajes en este, nuestro mundo. Las palabras bullen cuando se ve algo tan bonito, como las ganas de romper con lo establecido... Mí querida Draco Girl... Yo me quito el sombrero ante esta alma curiosa que creyó en mí, y que espero que lo siga haciendo...

Luna Jess: Muchas gracias de nuevo. La trama por supuesto que es interesante (perdona mi prepotencia, pero recuerda que soy un Slytherin), es una historia que trata sobre la vida de alguien rechazado... Trata sobre la vida del amor que se procesan las cosas imposibles... Alma curiosa, confía en mis palabras de aliento y ten presente la verdad, de que todo lo que ves, puede ser bueno dependiendo de cómo lo digas... Espero verte por aquí.

CoNnY-B: Me halaga que alguien hable sobre mi forma de escribir... Quizás suene a relato antiguo, porque aquí, sino ya lo irás viendo, el pasado con el futuro se entremezclan formando un todo... Muchas gracias por ese tiempo tan preciado que me has dedicado al escribir esas palabras para mí, y espero que me sigas animando de esa forma.

Kore: Vaya... Me encanta verte por aquí Kore... Quiero que sepas, si no lo sabías ya, que admiro ese reto de contar, cosas tan personales como las relaciones entre dos personas, de esa forma tan original y artística. Me encantaría poder ver tu interior para descubrir como trasmites esa pasión, ese amor, entre un mundo de caos absoluto... Espero no decepcionarte con esta historia... Porque, aunque tu ya lo sepas, es bueno que alguien con tu inventiva descubra el mundo que presento aquí.... Este mundo que creo que ya tienes muy familiarizado... Alma curiosa e inquieta, espero que encuentres en esta historia el alma de mi oscuridad... Yo, Bad Blood Moon, te doy las gracias por esta gran visita en esta humilde historia.

La Experiencia Desconocida: Es interesante que valores este aspecto de la historia... ¿Quién mejor que yo sabe como somos? Es todo un reto para quienes no son Slytherins intenten describirnos... Pero yo le doy otro punto de vista... Quizás sea porque las cosas me afecten más... Espero que esto sea para ti una experiencia desconocida... Gracias.

Krlota Riddle: Nunca me habían dedicado unas palabras tan encantadoras y sublimes como las tuyas. Espero no decepcionarte con esta historia porque no me perdonaría traicionar la confianza de alguien tan halagador e increíble como tú. Es la primera vez que me digno a tal empresa, y no creo que pudiera soportarlo sin tener unos ánimos como los tuyos. Por mi alma de Slytherin, te doy las gracias desde mi más sincera razón (te diría desde mi corazón, pero dudo mucho que lo tenga... Lo perdí cuando esbocé mi primera sonrisa cínica...)

Nenuf@r: Pienso lo mismo... ¿Quién mejor que yo, para contar esta historia? Es la forma más personal que hay para contar esta historia... Que haríais si alguien como yo dejara pasar la crueldad de la que os hablo...No hay nadie mejor que un Slytherin para transmitir el horror de nuestra condena... Gracias por haber confiado en esta historia...

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Capítulo 1

Sweet Honey Eyes

Snape estaba sentado en uno de los sillones aterciopeladamente suaves de la sala común. Qué ironía, alguien tan despectivamente sucio, sentado con toda la dignidad de cualquier aristócrata. No entiendo como aún tienen tratos con él. Y pensar que nos traicionó.

Está bien, dejaré el papel de repelente-chico-patriótico...

Es normal que haya gente que no quiera pertenecer a la Entente, pero siempre tiene que haber algo de compañerismo. ¡Ah! Se me olvidaba, es una asquerosa rata como todas las que salimos de estas cloacas de mala muerte... A veces me olvido de donde pertenezco.

En sus ojos negros se manifestaba toda la duda y la preocupación que hasta cierto punto puede transmitir un Slytherin: Es decir, más bien poca pero patente para alguien observador. En esa noche, habían pasado como en un patético desfile los dieciséis chicos que a veces se reunían, sin concierto alguno, en las noches de ese año escolar recién comenzado. Había hablado con ellos de su situación, pero parecía que ninguno se planteaba lo que hacía. Todos sabían que esto es lo mejor que les puede pasar. Parecían como si estuvieran dominados por una mente más ambiciosa, y por supuesto mucho más inteligente que las suyas...

Como por ejemplo la mía.

Poco después de que todos se hubieran ido a sus respectivas habitaciones, rápidamente, sin mirar los ojos llenos de reproche de su profesor, llegó Malfoy. Para variar, no se parecía a ninguno de los otros. Iba con ese paso parsimonioso de los caballos de exhibición. Mientras que los demás rehuían su mirada, él la enfrentaba con todo el descaro que sólo un Malfoy tiene derecho a ejercer. A pesar de la situación, el Jefe de nuestra Casa no dejaba de sorprenderse ante lo Slytherin, y no hay otra palabra para describirlo, que era.

- Deja de pasearte como si fueras una estrella de rock y siéntate – Arrastrando las palabras casi susurrando, como si tuviera miedo que las paredes de su querido Hogwarts, le traicionaran y le llevaran al sitio que verdaderamente se merece...

- No es mala idea eso de ser una estrella de rock... Con el gancho que tengo y mi gran atractivo, triunfaría seguro... – Con una mueca, se sentó acomodándose tanto él como sus ojos, ante los reproches incesantes de los ojos negros que tenía enfrente.

- No creo que te conformaras con eso... Últimamente tiendes a volar demasiado alto.

- Mientras me interese, puedo volar todo lo alto que me de la gana. Para eso soy joven, sweet sixteen y todo eso...

- A veces eres tan idiota que pareces un Hufflepuff. Has vendido tu alma.

- Deje de sonar tan caótico y escúcheme – Atención chicas, vuestro sex-symbol se afila la lengua – Me importa una mierda lo que usted piense o crea – Atención, primer acto, Malfoy ataca – Si he elegido esta vida, mi problema es, porque aunque no lo crea, soy lo suficientemente maduro e inteligente como para tomar mis propias decisiones y no necesito que un renegado como usted me diga lo que tengo que hacer. Pero ¿De que va? Pretende, o mejor dicho... ¿Intenta dedicarle un poquito de cordura a esta pobre oveja descarriada? Usted a mi edad, había hecho las mayores perrerías que se recuerdan de los viejos tiempos del Poder... – Una pausa interpretativa para seguir el hilo de sus pensamientos. Los Slytherins tenemos el problema de que pensamos a una velocidad desconcertante. Observando disposiciones. Controlando emociones. Genial, seguimos – Ahora, tengo la oportunidad de hacer lo que usted ni por asomo imaginó. Soy un Malfoy. Puedo llegar a donde quiera... Y lo haré. Porque no me conformo con servir. Me conformo con instituir y llegar a ser el mejor. Porque soy el mejor – Le miró con esa forma tan sarcástica nuestra y se levantó como si fuera movido por el viento. Miró atrás con esa mirada de suficiencia que tanto odian los mortales – Como usted dice, he vendido mi alma, por lo tanto no puede ser recuperada. Así que le doy un consejo: No intente salvarme porque si no, puede salir perjudicado. Ahora trata con alguien peligroso, téngalo en cuenta – le miró con un brillo negro en la mirada, y se encaminó a su habitación.

Snape se quedó demasiado impresionado como para poder refutarle algo. No se esperaba un Malfoy tan replicante, sino más bien algo orgulloso, pero en general, moderado. Lo que había presenciado era un discurso de intenciones. Tranquilo, pausado, lo suficientemente pensado a pesar de sus impulsos... Tiene tablas, eso se nota, y no lo discuto.

Se levantó lentamente, como si hubiera envejecido veinte años, en dirección a su despacho. Abrió la puerta desganado y se encaminó hacia el cajón izquierdo de su mesa, el cual, abrió. Allí estaba. En un pañuelo rojo, envuelto, se encontraba un colgante con una rosa grabada en plata. Dentro parecía que tenía un líquido rojo, lo que le daba su color por excelencia. Lo cogió y se lo guardó en el bolsillo. Demasiado valioso para dejarlo ahí tal como se presentaban las circunstancias...

~*~*~

La noche se perdió como otra cualquiera para la crueldad de la Naturaleza, que no entiende ni de acontecimientos ni de planes. Todo el castillo, y con él yo mismo, envuelto en el manto de soledad que me acompañaba en este desierto balcón, despertaba suavemente, ante la cruel y gris alba. Había pensado mucho esa noche, porque, no todos los días se veía a un Malfoy aguantando el dolor de cuando te arrancan el alma. Yo tengo una ventaja respecto a él. Nací sin ella. Aunque supongo que fue, porque la he encontrado en vida.

Me levanté con el cuerpo entumecido por el tremendo frío de Noviembre y como pude, salí de allí torpemente. Es extraño. Soy un Slytherin que no soporta el frío.

Borracho de estrellas y de la miel que aún saboreaban mis ojos, me fui sin rumbo hacía ninguna parte. Andaba perdido, pensando en esa alma perdida del pobre amo del mundo. Draco Malfoy, señor de todo lo que se conoce, por ser quien es, sin razón de ser...

Resulta extravagante. Podrás decirme "Tiene la causa de servir a Voldemort" o esto otro "Tiene la causa de servirse a si mismo" Muy buenas observaciones ambas. Pero hay algo que no encaja. ¿Acaso esta ansioso por haber conseguido ese poder? ¿Acaso ama la expectativa de servir a Potter en bandeja a nuestro Señor...?

Si te digo la verdad, creo que no. Tiene una concepción del mundo demasiado extrema como para sentir placer por alguna de esas cosas. No ha conocido ninguna emoción verdadera. Se sabe, que ellas son las que te abren las puertas de la vida... Pero la cuestión es que no ha tenido vida...

Un Slytherin no tiene la capacidad de tener emoción.

Con estos extraños pensamientos filosóficos extrañamente sin estar impulsados por el alcohol, mis pasos se dirigieron a uno de mis santuarios más consagrados: La biblioteca.

Entré. Es de los sitios más mágicos de Hogwarts, sobre todo, cuando no esta la esperpéntica Madame Pince con su seriedad acicalada. Me adentré por los oscuros pasillos bajó la luz gris. Los libros ordenados me daban la bienvenida con su típico susurro silencioso. La imponente Sección Prohibida, con sus ojos rojos de pantera, me miraba desalentándome la entrada. Allá, a lo lejos una ventana y una mesa. Justo aquí, enfrente de la estantería dedicada a las maldiciones, estaba yo tomando asiento, contemplando con suma delicia este espectáculo.

¿Iré al infierno? Estoy en él. Y no me molesta, estoy acostumbrado. El fuego ya no me quema. Mi vida es cómoda, tranquila, sin ninguna complicación ni ahora ni en un futuro próximo. Cuando la batalla termine, seré poderoso, pero básicamente será lo mismo. Ya no busco la felicidad. Solo quiero el conocimiento de la vida eterna. ¿Por qué? Para recrearme en el dolor de vivir sin un puto estímulo...

Aunque a veces...

"El brillo de tus ojos es mi única esperanza frente al fuego del infierno"

Sentado como estaba la contemplaba como una mala pasada de mi imaginación. Allí estaba, tal como me la imaginaba cuando soñaba despierto. Dormida, recostada en la mesa, dormía Hermione Granger, ajena a los tumultuosos pensamientos de mi complicada mentalidad. Su respiración era suave, vagamente apreciable, por el movimiento de su pecho.

"En momentos como este, todo lo que crees se convierte en polvo"

Llevaba una capa atada con un broche que simulaba un fénix. Muy típico de un patriótico Gryffindor. Su cabello ondulado, fluía como las sendas del río más caudaloso por la maltrecha mesa de madera. Sus ojos cerrados escondían uno de los secretos más bonitos que he descubierto en mis siete años de Hogwarts.

Me acerqué para comprobar que no era una mala pasada de mi loca cabeza de adolescente. Y cuando lo hice, la chica se arrebujó en su capa para abrir los párpados lentamente.

Nunca se me olvidara ese movimiento, tan tranquilo como impactante. Esos dulces ojos se abrían para mí.

Hermione pegó un salto en su silla, y me miró sobresaltada. Para tranquilizarla, me alejé un poco y ahora descubría las curvas, grabadas en mi memoria de su cuerpo lleno de vida. Al reconocerme, relajó sus músculos tensados por la alarma y me sonrío como si ya estuviera segura.

¿Por qué es tan delicioso?

- Me has asustado – Se recostó en la silla para mirarme bien. El sol empezaba a despertar e inundaba la sala. A contraluz, parecía más irreal de lo que era... – No tengo por costumbre encontrarme a un Slytherin cuando me despierto... – Me dedicó una tímida sonrisa. Sólo la intuí, el sol y su cara, me cegaban.

- ¿Y te molesta encontrarte a un Slytherin cuando te despiertas? – La miré intensamente. Quizás el tono hubiera sonado poco serio, pero yo siempre digo las cosas por algo. Una estúpida sonrisa casi se me implanta en la cara, pero me di cuenta y la escondí en un gesto de prepotencia, que hizo que arrugara los ojos de una forma graciosa.

- Si no fueras tan listillo, no me importaría – Parecía que iba a regañarme, pero sin venir a qué, empezó a reírse. ¿Soy yo o su risa es muy reconfortante?

- Seré todo lo que estás paredes me dejen ser... – Le lancé una mueca, mitad sonrisa, mitad ironía y se acercó a mí.

- ¿Das por hecho que te dejaría hacer lo que quisieras?

- Por supuesto – Me hizo demasiada gracia su expresión de enfado. ¿Cómo puedo seguirle el juego teniendo algo tan apacible delante de mí?

Miró a la ventana como buscando algo en el sol de esa mañana tan llena de fuerza. De pronto, pareció que se percató de algo y me miró con sus expresivos ojos muy abiertos.

- Será mejor que te vayas. Pronto vendrá gente. Además ¿Qué haces aquí? Deberías estar durmiendo...

- No quería que pensaras que no te echo de menos.

- Vale muy bien, ya lo sé. Ahora vete, estás enfermo.

- No me quiero ir.

- ¿Cómo que no quieres? ¿Te parece bonito estar levantado teniendo fiebre?

- Estar contigo me parece bonito este como esté.

- No me salgas con la vena sentimental y vete ya... – Me encanta como se exaspera conmigo. Sobretodo cuando se contradice. Como ahora.

- Es que cuando se me calienta la sangre...

- Será la fiebre. No deberías siquiera levantarte...

- O será que hablar contigo me altera.

- ¿Y por qué debería de alterarte? – Me miró muy profundamente. Sus pupilas se clavaron en las mías, como si intentara averiguar la interpretación de mis palabras. Creo que se llevó un chasco. Estaba pasándome de sincero.

- Porque tienes el don de alegrarme la vida.

Me miró con sorpresa y enfado en los ojos. Me estoy extrañando. Yo he dicho cosas como "se me calienta la sangre" o "tienes el don de alegrarme la vida" Hermione tiene razón. Aún sigo enfermo...

Había algo en toda esta situación que no encajaba...

Estaba más guapa que nunca. Sus ojos brillaban como el mismísimo sol que entraba por la ventana, sus pestañas se curvaban como las ramas de los árboles jóvenes, su cuerpo se estremecía con cada palabra...

- Tenías razón en una cosa, Moon, - Me sacó de mi ensimismamiento. Estaba demasiado cerca. Su corazón latía acompasando una respiración inevitablemente alterada. A la mierda mi orgullo de Slytherin...

- ¿En qué? – Un hilo de voz casi imperceptible salió de mis labios. Estaba muy atenta, sino no se hubiera dado cuenta de que había hablado.

- Que te dejaría hacer lo que quisieras... – No me dio tiempo a pensar en nada. No me dio tiempo a decir nada. Cuando supe que pasaba, Hermione se estaba acercando cada vez a mí. Sus labios estaban entreabiertos, mostrándome la exquisitez más suprema... Cerré los ojos esperando el suave y placentero choque...

- Mierda...

...

Abrí los ojos violentamente. Lo único que encontré frente a mí, fue el sol de la mañana dándome de lleno en la cara. Ni rastro de biblioteca, ni por supuesto de chica. Me levanté con el dolor incrustado en mis músculos postergados en el frío suelo del balcón.

Odio que me pasen estas cosas. No me gusta soñar con lo que quiero, sino obtener lo que quiero.

Son las 8. Ya se escucha el jaleo de las plantas inferiores, llenas de alumnos que se dirigían probablemente a Defensa Contra las Artes Oscuras. Bajé rápidamente las escaleras. Alumnos de quinto por lo que me pareció ver. Me llamó especialmente la atención una chica de un pelo tan rubio como el de Malfoy. Me miró como si hubiera visto al diablo. Le dediqué una mueca y seguí mi camino.

No pude ver, como esa chica caía al suelo, con la mirada vacía de razón mirando al cielo implorante...

~*~*~

Sus ojos se clavaban en el techo blanco e impoluto de la habitación. Sus sábanas verdes de seda, le acariciaban el cuerpo como el mar acaricia a la playa. El dolor incendiaba toda porción de su brazo izquierdo...

Y no solo era dolor físico.

Había recorrido mil veces con sus ojos grises la delineada línea que dibujaba una calavera con una serpiente saliéndole de la boca, que parecía que se burlaba de él. Hacía mucho que había dejado de sangrar. Hacía mucho que esa línea de desolación se había vuelto tan negra como su razón.

Se incorporó. Había algo en la tranquilidad de ese día que le inquietaba. El sol entraba a raudales por la gran ventana de su habitación, mientras que sus compañeros dormidos no sospechaban nada de su turbación. ¿Ellos sintieron lo mismo...? Ahora que lo pensaba, no lo sabía...

Él estaría durmiendo con esa pasiva tranquilidad con la cual ellos, descansaban.

Se levantó y se sentó en el alfeizar de la ventana.

Por fin era un mortífago. Y además, su misión de confirmación, sería entregar la cabeza de Potter a su Señor... No recordaba que ningún mortífago joven hubiera tenido el honor de servir de esta manera a la Entente... Entonces ¿Por qué se sentía tan vacío? No podía explicárselo.

Mirando por la ventana vio algunos alumnos saliendo al verde espesor de la tierra recién mojada. Miles de minúsculas gotas de rocío se entrelazaban con la hierba que olía a lluvia. El sol brillaba como si fuera una vespertina primavera, mientras que las plantas aletargadas demostraban el orgullo de la naturaleza muerta.

¿No es para lo que ha nacido? ¿Para ser Grande? Sin embargo, sentía un nudo en la garganta con solo imaginarse lo que iba a hacer. Sería dueño de miles de vidas, y su poder arrasaría al mundo... ¿Por qué se sentía tan impotente ante la llegada de la cruel noche? Esta noche, se reuniría con todas las Verdades, y pondrían en común el futuro amenazante de "El trío Fantástico"

Sabía perfectamente, que aunque solo hablaran de Weasley, esto afectaría a los tres. Potter es el objetivo principal de todo, Weasley es la llave y Granger...

Aún no sabía el papel que ella desempeñaba. Pero sabía que no se quedaría de brazos cruzados mientras que nosotros extorsionamos a su alrededor. No se dejaría matar como la perra sangresucia que es... Es demasiado inteligente como para eso.

Aunque por su actitud austera y arrogante, parezca que es tan egoísta que no ve más de lo que es el mismo, conoce perfectamente a sus enemigos, o al menos, eso cree. Pone atención a sus reacciones ante las situaciones de tensión que el mismo expone. Y sabe que la más difícil de herir es la sangresucia.

Últimamente le había dedicado cierta atención. Se había dado cuenta de que yo me ausentaba demasiado en las horas de las comidas, coincidiendo extrañamente con las desapariciones de Hermione. Y así, con esa excusa barata, se fue fijando en lo que había cambiado. Siempre creyó saber que era una réplica exacta de McGonagall, pero se sorprendió al descubrir una actitud descarada y orgullosa que no conocía.

Por eso, y aunque nunca lo reconozca, empezó a tener una moderada curiosidad por esa chica de ojos miel que paseaba por los pasillos, como si tuviera todo decidido, tan segura de sí misma que imponía cierta admiración.

¿No estaba asustada? Sabía que era uno de los blancos preferidos por los mortífagos y sin embargo, andaba por los pasillos como si no tuviera nada que esconder. No era como los otros sangresucia. Y eso le exasperaba hasta tal punto que a veces, discutía consigo mismo por los estúpidos pensamientos que se le pasaban por la mente.

Siempre le había enseñado como eran los sangresucia: Rastreros, impuros, sucios, pequeñas ratas insignificantes que tenían miedo al mundo, mentirosos, infieles, inferiores...

Pero sin embargo cuando veía a Granger disimuladamente a la hora de comer, rebatiendo a Potter o a Weasley, con esa naturalidad tan devastadora, notaba la incongruencia de lo que le habían enseñado. ¿Acaso Granger era tan diferente de...él mismo? Cuando descubría esta pregunta en un súbito arranque de sinceridad de su inconsciente dormido, se enfurecía al encontrar unas respuestas, que no correspondían con lo que le habían enseñado.

Se siente perdido cuando lo sacan de su mundo de fiestas, bailes y poder.

Se levantó del alfeizar con un movimiento de cabeza que despedía a sus pensamientos contradictorios sobre Hermione Granger, y se vistió para bajar directamente a su clase de Pociones. No se sentía con fuerzas para ir al Gran Comedor y ver a sus compañeros de Círculo que le mirarían como toda una institución... Más o menos como siempre, pero hoy no estaba de humor para tonterías. Aun le dolía intensamente el brazo...

O quizás no querría ver a esa intransigente Gryffindor que desafiaba la realidad de su condición...

Espero que pronto se de cuenta de que no puede luchar contra el destino...

~*~*~

Una chica de impresionante cabello rubio, y ojos azul noche, miraba al vacío como un ciego miraba al mundo. Tumbada en una camilla de la enfermería, pronunciaba cosas inconexas. A su lado, Pomfrey trabaja como una hormiga para tranquilizar los ánimos de la joven Ravenclaw.

Cuando la enfermera se dirigió a ella para darle una poción para dormir, la chica se curvó formando un arco con su espalda y gritó el nombre de Hermione como una histérica. Sus ojos estaban desorbitados, sus músculos tensos, mientras que sus labios solo pronunciaban el nombre de Hermione. Las lágrimas de sudor le recorrían la frente...

Dublendore la miraba preocupado. Sus ojos azul cielo la miraban con la extraña preocupación de algo que se sabe de antemano. Lupin que estaba a su lado miraba alternativamente a la chica, casi una niña y a su querido director. Este le devolvió la mirada, y supo que debía buscar a la amiga de Harry.

Como si hubiera sido llamada por encantamiento apareció totalmente sola, frente a la puerta. Sus ojos observaban todo, con la rapidez analítica de alguien racional.

Tiene una gran intuición esta belleza hecha de miel.

Se acercó sin decir nada, sin mirar a nadie, solo a su querida amiga Luna que de repente, recobró cierto brillo en la mirada, al notar la fina presión de la mano de Hermione. Relajó los músculos, cerró los ojos incluso se permitió una tímida sonrisa.

Cuando Dublendore estaba en pleno movimiento para acercarse a la cama, la chica se contrajo y pronunció con una voz de ultratumba, retumbante, vibrante y reluctante una letanía.

- Aquellos que creen que los ojos de los impuros deberían ser cerrados, conocerán la oscuridad del sueño de la flor de loto... Pero no se rendirán. Llamarán desde el amparo de lo Oscuro, a la Bestia de Las Dieciocho Verdades. Senkrad, repartirá la desolación y la amargura a todo ser vivo, a no ser que su complementario le salve de lo que sería su propia destrucción. A ti domadora proveniente de la Luz, encomiendo mi corazón y el de todos, por tu difícil causa. Naimad, llévale la Luz que necesita, para que juntos despertéis a la Nueva Era de Vida y Esperanza...

"Tu Amor, su Lucha, y una Rosa de Sangre nos descubrirán la paz"

Después de esto, la frágil Luna cayó en un soporoso sueño. Hermione no paró de sujetarle la mano durante todo el tiempo que duró la profecía, y ahora que lo había hecho, notó cierto dolor en su muñeca.

Miró a los ojos azules del director y encontró la determinación y la preocupación de lo que él ya sabía...

Draco lo había escuchado todo desde que Hermione entró dejándose la puerta abierta. Y una punzada dentro de su ser, estalló como si fuera un volcán. Esas palabras habían despertado algo dentro de él, que ahora reclamaba lo que era suyo...

Era hora de llamar a Eón...

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Las dieciocho Verdades del Hombres capitaneadas por el monstruoso ser que es el Poder... Una verdad universal de nuestro Señor Oscuro. Si no las aceptas como tu dogma, mantente fuera de nuestro alcance, porque te comeremos en cuanto tengamos oportunidad. Algún día me detendré y te explicaré en que consisten, pero hoy no... Pronto, pero hoy no...

Espero que la Vida del Indeseable, la Vida del Poder, sea de su agrado. Estás accediendo a una información, cruel, cínica y malicienta. No pretendo que esto sea un bonito relato de amor, de aventuras, de suspense... Pretendo que veáis la verdad que un Indeseable tiene que soportar...

Que veáis y os horroricéis con nuestra propia vida de marionetas.

Antes de que lo pienses volveremos a vernos... Será en menos de lo que pienses... Y espero que seas asiduo a mi terror y a mi crueldad, espero que succiones la sangre de las últimas letras de estas páginas, para que descubráis como la muerte vive en cada uno de nosotros.

Para que descubráis que hay vidas peor que cualquier muerte...

Espero verte mi querida alma curiosa...

Bad Blood Moon