Vista al Futuro III –Pasado y Futuro-

-Psyduck054-

            Lentamente sus ojos pudieron focalizar la imagen frente a él. Sacudió la cabeza lentamente tratando de sacar de su mente el molesto estado aturdido que el cambio de realidad le había provocado. Se miró sus manos asustado por la primera impresión de ver su cuerpo transparente que dejaba notar a través de su mano grisácea la alfombra celeste de donde sea que se encontraba. Tocó su pecho viendo como sus manos lo atravesaban como materia gaseosa, pero todo el descubrimiento de su forma  fue interrumpido por un golpe seco y un angustiado grito…

-MALDICI"N! –

            Ash levantó la mirada sobresaltado reconociendo al fin el lugar al cual había llegado. Una oficina. Era amplia de enormes ventanas que tenían vista a la alborotada ciudad. Frente al ventanal se encontraba un desordenado escritorio lleno de papeles y en confortable asiento de cuero un hombre que debía rondar la edad de 25, el cual arrojaba bollitos de papel a un cesto de alambre en la esquina opuesta de la oficina teniendo varios aciertos y algunas fallas…

-Mucho trabajo… - Pensó Ash rascándose la mejilla mientras el hombre preparaba otra "Pelota" para arrojar.

            De entre los papeles del mueble el Joven Ketchum reconoció una placa dorada que identificaba al ocupado trabajador "A. KETCHUM – MAESTRO" El entrenador tragó saliva impresionado por su forma adulta. El largo cabello negro del Maestro estaba peinado prolijamente hacia atrás dejando caer sobre su frente algunos mechones de pelo que algunas veces apartaba de su vista. Sus oscuros ojos mostraban una profunda tristeza incompresible para el entrenador que solo veía frente a él su sueño hecho realidad. Llevaba puesta una remera negra que se ajustaba a su ancha espalda y fuertes brazos.

            Ash sonrió orgulloso de su "Crecimiento" y comenzó a caminar alrededor del hombre analizando cada cambio, pero toda la observación finalizó cuando el molesto sonido del teléfono resonó en la oficina. El Maestro miró al aparato enfadado, pues había interrumpido su inminente acierto al cesto de basura…

-Ketchum. – Anunció tomando el tubo del aparato.

-Ash, ¿Qué haces aún ahí? – El Joven Ketchum se asombró de poder escuchar claramente a la persona del otro lado, de igual manera que si hubiera sido él quien atendió.

-Brock, estoy….. Trabajando. – Afirmó Ash mientras buscaba otro papel que triturar.

-Ya deberías haber salido. Se hará tarde. –

-Claro que no. Llegaré a tiempo. –

-Es importante para ella… - La afirmación de Broca hizo que una dolorosa opresión se profundizara aún más en el pecho del maestro, sentimiento que se reprodujo en la forma pasada de Ash. –No lo arruines. –

-No lo arruinaré. – El tono deprimido del Ash adulto volvió a llamar la atención del entrenador quien cada vez con mayor intensidad, podía sentir lo mismo que su parte futura.

-Tienes que salir de inmediato o no llegarás. –

-Llegaré, Brock. Lo Prometo. – Sonrió fingidamente esperando que su voz reproduzca la simulación. No lo hizo, pero Brock se ahorró cualquier comentario.

-Veo que no planeas ayudar con los preparativos. –

-No. – La conversación comenzaba a molestarlo cada vez más –No tenía planeado pensar en todo esto hasta que llegara la hora… ¿Porqué estoy obligado a soportarlo? – Pensó durante el silencio que le siguió a su simple respuesta.

-Le diré entonces que no quieres cooperar. – Los ojos del Maestro se ensancharon en sorpresa y miedo. El Joven Ash subió su mano izquierda a su pecho asombrado por el repentino cambio en los latidos.

-No, Brock. – Suplicó en un susurro ahogado –Estaré allí. – Hubo un incómodo silencio mientras, suponen ambos Ash, el criador piensa su respuesta.

-Sé lo difícil que es para ti, pero… - Ash se dejó caer contra el respaldo del asiento y se masajeó la parte izquierda de su frente en donde empezaba a expandirse un fuerte dolor de cabeza. -… ¿Porqué aceptaste? – Dejó caer su brazo sobre el escritorio y respondió sin pensar.

-Porque ella me lo pidió. –

-Oh… - El entrenador se sorprendió de su respuesta pensando qué podría ser aquello que le causa tanto dolor a su futuro y quien es la persona por la que es capaz de soportarlo solo con pedirlo.

-En cuanto termine con el trabajo estaré ahí, Brock. Sabes que no puedo fallarle. –

-Lo sé, Amigo….. Pero date prisa. –

-Haré lo que pueda. -

-Hasta Luego. –

-Hasta Luego. –

            Colgó el teléfono y se levantó de su asiento. El pequeño Ash volvió a subir su mano al pecho. Un hueco enorme se había formado allí extendiendo la sensación hasta la garganta. Miró a su forma futura, quien se encontraba contra el vidrio de la ventana intentando detener la amargura distrayéndose con la imagen de la ciudad, pero no había distracción que le ayudara. Apretó sus puños con furiosa tristeza mientras algunas lágrimas, rebeldes a su voluntad, recorrieron el contorno de su rostro. Del Ash pasado cayeron las mismas, solo que la joven forma del maestro no era tan fuerte para mantenerse en pie con el dolor, se encontraba arrodillado en el suelo, asustado por las sensaciones y por las lágrimas que brotaban de sus ojos. Todo era incomprensible ¿Cómo puede ser que el Maestro se sintiera tan miserable después de ser lo que él había soñado ser?

-Algo muy malo debe haber pasado… - Pensó mirando la espalda del hombre - …. Si no, no se explica que sea infeliz en medio de todo lo que he deseado… -

            Sintió un golpe en la ventana, lo cual le obligó a prestar mayor atención a sus futuras acciones. El adulto tomó el saco azul que colgaba del respaldo del asiento y furiosamente lo dobló en su brazo para después salir de la oficina dando un fuerte golpe a la puerta. El joven Ash lo siguió rápidamente encontrándose directamente con la puerta a la que atravesó sin problemas. Se detuvo unos instantes mareado por el acontecimiento y después siguió a su forma adulta fuera del edificio.

            Llegaron hasta el estacionamiento, donde el adulto sacó de su bolsillo un pequeño control remoto con el que desconectó la alarma de uno de los autos. Ash corrió hacia el automóvil asombrado por 'Su' adquisición. El Maestro abrió la puerta y la cerró con un violento golpe, mientras el entrenador examinaba su enorme automóvil negro descapotable de dos puertas, al cual saltó al oírlo encenderse, suponiendo que no esperaría que se subiera. Miró con enfado a su futuro por la violencia que utilizaba con "su" auto…

-Oye! Mi automóvil no tiene la culpa. – Obviamente no lo escuchó y sacando el freno de mano aceleró el vehículo conduciéndolo a gran velocidad hasta salir del estacionamiento. –A donde sea que vayamos espero llegar vivo… - Pensaba el Ash joven aferrándose al asiento viendo pasar los automóviles demasiado cerca y rápido.

            Una vez que estuvieron fuera de la ciudad el viento y aire puro del campo calmó la furia del conductor, quien bajando la velocidad a una normal condujo por la ruta con mayor precaución…

-No era aquí donde había que ser cuidadoso. Espero recordar esto dentro de 10 años… -

-Todo indica que este día será peor de lo que yo esperaba… - Se escuchó decir con tristeza -… ¿Porqué tiene que pasar esto? – Golpeó el volante con la palma de su mano sin quitar la mirada del camino –Será mejor que practique mi sonrisa, ella no puede verme así… - Una pequeña mueca se formó en su rostro, en un vano intento de sonrisa. –No le costará anda descubrir mi falta de entusiasmo, tendré que recurrir al cansancio. –

-Sé que estás deprimido… - Comenzó Ash esperando que de alguna forma el adulto lo escuchara –Pero, ¿Dónde está mi Pikachu? –

            Pasando Ciudad Plateada, el Maestro había conseguido practicar su falsa expresión hasta lograr una sonrisa aceptable que cubriera su excusa de cansancio. Ciudad Celeste apareció en la distancia y el conductor aceleró una vez más…

-Espero que no me hagas el día más difícil, Misty… -

-¿MISTY? –

ESTA HISTORIA CONTINUARÁ…

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