-¿Qué pasa, Son? -llegaron a una especie de terreno.

-Tengo que ser franco contigo -lo vio a los ojos -Vegeta me confeso que me ama y yo lo amo a él -Gokú se esperaba un golpe de Píkoro, pero para su sorpresa este sonríe.

-Se le veía leguas. Tú eres el único que lo puede hacer feliz -lo abrazó.

-Gracias por comprender -le dedico uno de sus sonrisas más dulces -, pero creo que debo darte algo a cambio por esto, y será lo que tu quieras -puso sus manos detrás de él.

-¿Lo qué sea? -Píkoro preguntó y Gokú asintió. Acto seguido, el namek lo rodeó con sus brazos fuertes, abrazando su pequeña cintura y después lo besa apasionadamente.

Después lo atrajo hacia sí, para poder sentirlo más cerca. Píkoro volvió a sentir ese calor tan maravilloso, que el más joven de los saiyas puros le transmitía. Lentamente bajó las manos y tomó la playera de Gokú y se la retiró (de nuevo estoy calentando mentes, caray, jejeje). Comenzó a acariciarle y besarle los pectorales. Cuidadosamente lo acostó en el suelo lleno de tierra y continuó besándolo.

Gokú se sentía un poco mal. Al no poder sentir nada por Píkoro, y reconocía que le gustaba la forma en que el namek lo tocaba y lo besaba. pero el amor hace que te enamores de otra persona y para Gokú ese alguien era Vegeta, y Vegeta también sentía amor por él. El saiya decidió no pensar en eso y dejarse llevar por el momento.

El namek ahora le besaba y succionaba los pezones. Gokú gemía de placer y abrazó al namek. Él cual le besaba el pecho y le introducía la lengua al ombligo.

Le desabrocho el pantalón y le bajo la cremallera, lentamente le bajó los pantalones y después lo despojó de su ropa interior.

El namek al tenerlo desnudo de nuevo y bajo él. Supo que Vegeta se quedaría con un gran tesoro y rogó a los dioses que el dichoso príncipe lo amará y lo cuidará como es debido.

Una lluvia comenzó a caer, mojando y llenando de lodo ambos cuerpos, especialmente el del saiyan, que gritaba de dolor y placer al mismo tiempo, mientras dejaba que el namek. Besara, acariciara y recorriera su cuerpo a su antojo.

El momento final llegó y Gokú gritó con fuerza cuando fue penetrado, ya que esta vez fue de un tirón y las lágrimas le comenzaron a recorrer el rostro.

-¡Píkoro! -gritó con fuerza y se mordió el labio inferior logrando abrírselo. El namek lo subía y bajaba rítmicamente. Hasta que unos minutos después finalizó todo y dejo que su miembro flácido descansara dentro del cuerpo del saiyan, mientras abrazaba su cuerpo y dejaba que Gokú llorara en su hombro (digo, le dolió) y con cariño curó la herida que tenía en el labio.

-Siento mucho si te lastimé -le acaricia el cabello.

-No importa -ambos se ven a los ojos -Creo que nos tenemos que dar un baño -Gokú era el que más sucio había quedado.

-Creo que tienes razón -con cuidado salió de él y después lo tomó en brazos, para llevarlo al lago más cercano -Dentro de unas horas podremos revivir a los saiyas -dijo mirando el cielo.

-Sí -Gokú le dedicó una sonrisa y se metió más en el lago.

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