De nuevo con Gokú y Vegeta. Estos se encontraban cenando en al terraza (Ya habían pasado varias horas).

-¿Sabes Kakarotto? -le preguntó mientras servía la cena.

-¿Qué cosa? -Gokú luchaba como de costumbre con la carne para poder arrancarla con los dientes.

-Es cierto que tengo que mantenerte, así que abriré un restaurante -Gokú deja la carne a un lado.

-¿Nani? "¿Qué dices?" -lo vio asombrado.

-Así, yo sé cocinar -se pone detrás de él, lo abrazó y el cuello y suspira en su cabeza -Quiero que seas feliz -Gokú toma las manos de Vegeta entre las suyas.

-Bueno, entonces te ayudaré - ahora el sorprendido era Vegeta -, no soy bueno con las cosas saladas, pero con el azúcar sí, me gusta la repostería -Vegeta sonrió y asintió.

-Entonces así quedamos -se separa de él.

-Claro -ahora Gokú le sonríe.

-Tenemos que poner de nuestra parte para que sea un éxito -Vegeta vuelve a su lugar.

-Y que lo digas -ahora es Gokú quien se pone de pie y recoge todo el titipuchal de platos.

-¿Qué crees que haces? -Vegeta le detuvo el brazo, cuando Gokú iba a tomar su plato.

-Pues levantando la mesa -le contestó muy inocentemente.

-Te dije que yo haría todo -Vegeta se puso de pie y llevó absolutamente todos los platos a la cocina.

-Pero. yo sólo. -Gokú intentó hablar y se sentó en una silla con el respaldo hacia delante.

-Nada -vegeta regresa hacia donde está él ya acariciándole ligeramente una mejilla lo besa.

-Yo sólo quiero ayudar -Vegeta le sonríe y le toma el rostro.

-Me has salvado al vida muchas veces y con eso has hecho suficiente -otro beso.

-¿No te cansas? -le dijo Gokú entre beso y beso.

-¿De besarte? Nunca -lo seguía besando.

-De lavar trastes. De lo otro sé que no te cansas y yo tampoco de recibirlos -ahora él que sonrió fue Gokú.

-En unos minutos nos iremos a dormir -de repente, el príncipe se queda estático.

-¿Te ocurre algo? -preguntó Gokú.

-No, nada -dijo Vegeta, y después se quedo pensando en que sería la primera noche que compartiría con él -Bueno, he terminado, vamos al cuarto -pero en cambio a Gokú parecía no importarle nada.

-¿Ya vamos a dormir? -le preguntó a Vegeta quien se enjuagaba las manos.

-Sí, ya -subieron juntos los escalones.

En la recámara Gokú se quito la ropa que tenía puesta, quedando sólo con la interior. Vegeta tragó saliva, mientras se ponía su pijama.

-Kakarotto -dijo para sí mismo -Es cierto. En que demonios pensaban tus padres al procrearte? -Gokú de repente se acercó a él con su pijama ya puesta.

-¿En qué piensas? -Vegeta se giró a verlo.

-Nada, bueno si quieres dormir, adelante -Vegeta le acarició una mejilla -Yo leeré un poco -se sentó en el sillón que había ahí y vio a Gokú asentirle y acercarse a él y darle un beso en la mejilla, Vegeta sorprendido dejó caer el libro.

-Buenas noches, Veg -susurró Gokú en su oído, de manera dulce.

-Buenas noches -le contestó d e la misma manera, y ve a Gokú ponerse de pie, dirigirse a la cana, destenderla, meterse en ella, taparse y quedarse dormido en el acto, con la mejilla sobre el brazo y de lado -Mi Kakarotto -dijo Vegeta en un susurró y volvió a su lectura.

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20 minutos después Vegeta dejó su libro, en una mesita que tenía a lado.

-Creo que me bañaré -consultó el reloj que se hallaba encima de uno de los burós. -las 11:30 -se metió a bañar.

Cuando el agua caliente recorría su cuerpo (doy permiso a sus admiradoras de que se lo imaginen), Vegeta, el antes orgulloso príncipe se preguntaba así mismo, de cómo era posible que se haya enamorado de un soldado de clase baja, y no lo pensaba de mala forma. Tal vez su orgullo estaba muriendo, pero él se equivocaba. Sabía que ahora Kakarotto era su más grande orgullo y se siguió preguntando porque lo amaba.

Al salir del baño obtuvo su respuesta. Gokú dormía en la misma postura de hace un rato y con una sonrisa en os labios, la luz que emanaba de una luna en cuarto creciente, lo iluminaba tenuamente. Vegeta se quedo embelesado al contemplarlo (por unos minutos que parecieron horas), al salir de su trance le acarició una mejilla -Kakarotto, mi pequeño ángel -Se retiró y se subió a la cama por el otro lado y de nuevo acariciándole ahora el cabello le susurró al oído -Buenas noches -ya al final se durmió abrazándolo.

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Continuará...