UNA DIOSA ENTRE MORTALES
Esta es una de esas mujeres que se ven rara vez en la vida. No muy alta, no tan baja. Con un hermoso cuerpo, que capta mil miradas, irradiando siempre la ternura de un ser delicado, cual porcelana, intocable, que al menor soplo de brisa, fuera a resquebrajar toda esa perfección. Ojos como luceros inagotables de inocencia, era belleza pura. Es entonces que dejas que te domine la incoherencia, simplemente dejarse llevar por las emociones del momento. Ella aun inadvertida de mi mirada indecente, gira de lado a lado su cabeza, ondeando es cabello de diosa; mientras yo buscaba entre cabezas acaloradas, la dulce mirada que bañaba toda esa pulcritud. Hipnotizado aun por esa dama mística e imperturbable, la contemplo mientras se aleja, contoneando ese trasero lleno de gloria y pureza. Es entonces que el microbús acelera, y ella es ocultada por los hierros y las personas que más he odiado, cuando caigo en la cuenta de no haberla seguido y permitir que la vida arrebate de nuevo lo hermoso de la vida, deje que me quitaran el amor a primera vista. Entonces vuelvo mi cabeza y simplemente grito, "habrán tiempos mejores". Ahora es la música, quien me seduce a un fin menos encantador que el cosechado por la diosa de la perfección.
Esta es una de esas mujeres que se ven rara vez en la vida. No muy alta, no tan baja. Con un hermoso cuerpo, que capta mil miradas, irradiando siempre la ternura de un ser delicado, cual porcelana, intocable, que al menor soplo de brisa, fuera a resquebrajar toda esa perfección. Ojos como luceros inagotables de inocencia, era belleza pura. Es entonces que dejas que te domine la incoherencia, simplemente dejarse llevar por las emociones del momento. Ella aun inadvertida de mi mirada indecente, gira de lado a lado su cabeza, ondeando es cabello de diosa; mientras yo buscaba entre cabezas acaloradas, la dulce mirada que bañaba toda esa pulcritud. Hipnotizado aun por esa dama mística e imperturbable, la contemplo mientras se aleja, contoneando ese trasero lleno de gloria y pureza. Es entonces que el microbús acelera, y ella es ocultada por los hierros y las personas que más he odiado, cuando caigo en la cuenta de no haberla seguido y permitir que la vida arrebate de nuevo lo hermoso de la vida, deje que me quitaran el amor a primera vista. Entonces vuelvo mi cabeza y simplemente grito, "habrán tiempos mejores". Ahora es la música, quien me seduce a un fin menos encantador que el cosechado por la diosa de la perfección.
